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Resúmen:
El presente trabajo busca demostrar la irracionalidad jurídica latente en el arte del
gobierno neoliberal a partir de las contradicciones que supone en el derecho, la ley y el
Estado. Esta gubernamentalidad, desarrollada por Foucault, va a fundar la legitimidad del
Estado en el espacio económico de la libertad de mercado, cuya esencia es la competencia,
que presupone la desigualdad. Esta desigualdad, produce la negación del concepto de derecho
al negar su universalidad, ya que la igualdad del derecho se anula en la desigualdad de
condiciones. Esto es lo que lleva a Foucault a revisar la respuesta de la Escuela de Friburgo a
la racionalidad irracional del capitalismo, que como demuestra el joven Marx, constituye un
pensamiento jurídico que prohíbe la existencia humana.
Palabras clave: Neoliberalismo, Derecho, Gubernamentalidad, Estado, Ley.
Abstract:
The following work seeks to demonstrate the latent legal irrationality in the art of
neoliberal government based on the contradictions supposed by it in the laws, the law persé
and the State. This governmentality, developed by Foucault, is going to found the legitimacy
of the State in the economic space of the free market, in which the essential is competition,
implying inequality. This inequality produces the denial of the concept of right by denying its
universality, since the equality of the right is waived in the inequality of conditions. This is
what makes Foucault inspect the Freiburg School response to the irrational rationality of
capitalism, which, as the young Marx shows, constitutes a legal thought that forbids human
existence.
Keywords: Neoliberalism, Laws, Governmentality, State, Law.
Introducción:
“procedimientos, análisis y reflexiones, los cálculos y las tácticas que permiten ejercer (...)
esta forma específica de poder que tiene como meta principal la población, como forma primordial de
saber la economía política, y como instrumento técnico esencial, los dispositivos de seguridad.
Segundo, por “gubernamentalidad” entiendo la tendencia (...) hacia la preeminencia del tipo de poder
que podemos llamar “gobierno” sobre todos los demás: soberanía, disciplinas, y que condujo, por un
lado, el desarrollo de una serie de aparatos específicos de gobierno, [y por otro] el desarrollo de toda
una serie de saberes” (2006, p.136)
Por último, si bien Foucault y Marx son autores que divergen en muchos puntos y, en
primera instancia, tampoco convergen sobre el estudio que se ha propuesto, por mera
cronología, el sentido de este trabajo que presenta a dos autores tan diferentes para pensar el
sistema jurídico del neoliberalismo reside precisamente en esa heterogeneidad y en las
consideraciones que cada uno aporta frente a la constitución del problema jurídico del
neoliberalismo y el desarrollo de un problema jurídico en general, como es el caso de Marx.
El Estado privado:
Es necesario hacer claridad que para Foucault no existe una esencialidad del Estado,
puesto que este no es un universal ni una fuente autónoma de poder en sí mismo, sino más
bien el resultado de la integración de distintos poderes. Esta aclaración es precisa hacerla
porque el problema va a girar alrededor del Estado. Este problema tiene su origen en la
Alemania de la posguerra y se va a distinguir del liberalismo como arte de gobierno porque
invierte completamente el problema. Ya la cuestión no pasa por la imposición de unos límites
al Estado, sino que se trata más bien de fundar un Estado. Después de la segunda guerra
mundial, Alemania debía erigir un Estado, fundar la legitimidad de un Estado. El problema
en 1948 para los alemanes, según Foucault consistía en encontrar la fuente de legitimidad de
este nuevo Estado, pero este no podía estar fundado sobre el derecho constitucional ni por el
derecho internacional, dadas las condiciones históricas de la posguerra. Entonces, este nuevo
Estado va a fundar su legitimidad en la economía porque esta produce soberanía. El
desarrollo y el crecimiento económico se convirtió entonces en el fundamento de la
legitimidad del nuevo Estado.
“De Saint-Simon al nazismo tenemos, por lo tanto, el ciclo de una racionalidad que entraña
intervenciones, intervenciones que entrañan un crecimiento del Estado, crecimiento del Estado que
entraña el establecimiento de una administración que funciona de acuerdo con tipos de racionalidad
técnica, que constituyen precisamente la génesis del nazismo a través de toda la historia del
capitalismo desde hace dos siglos (...)” (2007, p. 147-148)
Por otra parte, una vez definido por negación lo que debe ser el Estado, afirmando de
este modo al mercado como principio fundador, organizador y límite del Estado, Foucault
revisa los postulados de economistas como Eucker, Hayek o Von Misses, la Escuela de
Friburgo, en general, para ver el desplazamiento que se opera en el neoliberalismo respecto a
la concepción liberal de mercado. Los autores neoliberales, influenciados fuertemente por la
fenomenología de Husserl, van a considerar que lo que funda el mercado no es el
intercambio, concebido en el siglo XIX como una tendencia invariable del comportamiento
humano, sino la competencia, pues designan a esta posición como una ingenuidad naturalista,
que nada tiene que ver con la formación de los precios que solamente asegura la competencia,
por lo cual, el Laissez-faire ya no puede determinar la acción gubernamental. Entonces, el
procedimiento que garantiza la existencia del Estado es la economía, pero el Estado también
debe garantizar la libertad del mercado a condición de ser regulado por el mercado, de
adaptarse a la economía de libre cambio y tomar su forma, de modo que la competencia se
convierte en el ideal normativo de la racionalidad neoliberal de gobierno:
“Como está comprobado que de todas formas el Estado es portador de vicios intrínsecos y
nada prueba que la economía de mercado también los tenga, pidamosle a esta última que sea en sí
misma, no el principio de limitación del Estado, sino su principio de regulación interna de punta a
punta de su existencia y su acción. En otras, en lugar de aceptar una libertad de mercado definida por
el Estado y mantenida de algún modo bajo vigilancia estatal (...) es necesario intervenir por completo
la fórmula y proponerse la libertad de mercado como principio organizador y regulador del Estado,
desde el comienzo de su existencia y hasta la última de sus intervenciones (...) Un Estado bajo la
vigilancia del mercado más que un mercado bajo la vigilancia del Estado” (2007, p. 149)
Para llevar a cabo la nueva tarea impuesta por la racionalidad neoliberal en el arte de
gobierno, Foucault describe, a propósito de la Escuela de Friburgo, dos modos a través de los
cuales se configura el ejercicio global del poder político, ajustado desde luego,
axiomáticamente, por los principios de la economía de mercado. Estas son las acciones
reguladoras y las acciones ordenadoras, es decir, la práctica de gobierno concierne a estas
acciones reguladoras y ordenadoras. Las acciones reguladoras tienen la función de intervenir
en los procesos económicos:
“Con respecto a los objetivos, una acción reguladora tendrá forzosamente por finalidad
principal la estabilidad de los precios, no entendida como fijeza sino como el control de la inflación.
Y por consiguiente, todos los objetivos al margen de esa estabilidad de los precios, sólo pueden
aparecer en segundo lugar y, en cierto modo, a título adyacente (...) no deben ser objetivos
primordiales el mantenimiento del poder adquisitivo, el mantenimiento del pleno empleo y ni siquiera
el equilibrio en la balanza de pagos" (Foucault, 2007, p.170-171)
Por otra parte, las acciones ordenadoras, Foucault las define siguiendo a Eucken como
políticas de marco y describe su función como la intervención sobre las condiciones de
existencia de un mercado, a lo cual se dirige principalmente la acción gubernamental, puesto
que es lo que permite la creación de mercados en espacios no económicos, como la
población, la técnica, la educación o el régimen jurídico. Estas acciones que definen el modo
de ser de las prácticas de gobierno neoliberales no tiene otro objeto que el crecimiento
económico, que resulta siendo la política social del neoliberalismo, práctica que no es menos
activa y que es aplicada al conjunto de la sociedad:
“El neoliberalismo, el gobierno neoliberal, tampoco tiene que corregir los efectos destructivos
del mercado sobre la sociedad. No tiene que constituir, en cierto modo, un contrapunto o una pantalla
entre la sociedad y los procesos económicos. Debe intervenir sobre la sociedad misma en su trama y
espesor. En el fondo tiene que intervenir sobre esa sociedad para que los mecanismos competitivos, a
cada instante y en cada punto del espesor social, puedan cumplir el papel de reguladores" (Foucault,
2007, p. 179)
Que toda la sociedad adopte como principio normativo la regulación del mercado,
cuya esencia es la competencia, presupone la desigualdad como condición de posibilidad de
la libertad económica. Evidentemente, si el intercambio ya no es el principio organizador del
mercado, la equivalencia entonces es reemplazada por la desigualdad que hace posible la
competencia.
"En una economía con cálculo de capital (…) en el que la rentabilidad depende de los precios
que los consumidores quieren y pueden pagar (según la utilidad marginal del dinero de acuerdo a sus
ingresos) significa esto: sólo puede producirse en forma rentable para aquellos consumidores que
según aquel principio disponen de un ingreso correspondiente y la satisfacción de las demás
necesidades queda frustrada no sólo cuando necesidades propias más urgente se anteponen, sino
cuando se antepone un poder de compra ajeno más fuerte a necesidades de toda clase.
El supuesto de la lucha de los hombres unos contra otros como condición de la existencia de
un cálculo racional en dinero presupone además la influencia decisiva que ejercen sobre el resultado
final por una parte, los consumidores más ricos mediante la capacidad de sobrepujar y, por otra parte,
los productores mejor equipados para la producción de bienes mediante la capacidad de rebajar (...)
La orientación por expectativas de precios y por la rentabilidad condiciona entonces: 1) que las
diferencias entre los actores del intercambio por razón del dinero y de las mercancías que poseen,
determinan la orientación de la producción (en la medida en que es producción de empresas
lucrativas): sólo será y puede ser satisfecha la demanda con mayor poder de compra; 2) que la
cuestión de cuáles serán las necesidades cubiertas por la producción depende por completo de la
rentabilidad del proceso productivo, rentabilidad que es una categoría racional formal que, por eso
mismo, se muestra indiferente frente a postulados materiales a menos que éstos aparezcan como poder
de compra suficiente" (como se cita en Buhler, 1977, p. 47-48)
El derecho y la desigualdad.
El joven Marx, como estudiante del Gymnasium y después de egresado como abogado
y periodista de la Gaceta Renana, ya advertía la irracionalidad jurídica que subyace al
capitalismo, proporcionando los elementos necesarios para afirmar la irracionalidad del
aparato jurídico de la gubernamental neoliberal. En apariencia, se podrá objetar: primero, que
Marx no conoció la forma del capitalismo que se desarrolla en el neoliberalismo y segundo,
que la crítica del derecho de Marx era frente a la racionalidad jurídica de la burguesía liberal.
Si bien es cierto que Marx no vivió la gubernamentalidad neoliberal, si vivió el periodo en el
cual la Confederación Alemana se integra al mundo capitalista, por lo cual, como periodista
evidencia las dinámicas de la irracionalidad del capitalismo que Weber describe; más cuando
el Estado Prusiano pone en marcha una revolución industrial sin modernizar su sistema
político, lo cual conduce al periodista en 1842 advertir ya la negación jurídica de la
universalidad del derecho.
Por otra parte, la crítica de Marx en el campo jurídico es dirigida al sistema hegeliano,
puesto que la burguesía renana conformaba una resistencia al poder monárquico. En este
sentido, si se quiere, el contexto pragmático de la obra más temprana de Marx está marcado
por la tensión de la transición de la razón de Estado al arte liberal de gobierno. Esto, sin
embargo, no le impidió al filósofo alemán establecer una crítica demoledora a la
irracionalidad del Estado prusiano, avizorando los elementos jurídicos que constituyen la
irracionalidad neoliberal.
Razones de un Joven para Elegir una Profesión (1835) 1 y los artículos en la Gaceta
sobre los debates del robo de leña en la Dieta Renana (1842), son las obras donde Marx
1 Betrachtung eines Jüngligs beir der Wahl eines Berufes fue el “Abiturienten Arbeit” de Marx, es decir, el
trabajo final de educación secundaria.
esboza sus primeros trazos críticos, respecto del corpus jurídico-político de su época. Estas
obras, ignoradas por la doctrina marxista por ser obras liberales e impregnadas de
hegelianismo, van a girar sobre el eje de la negación del concepto de derecho. En primer
lugar, para Marx la elección de una profesión es una abstracción que no toma en
consideración las condiciones de vida (Lebensverhältnisse) que están determinadas por las
relaciones sociales (Verhältnisse in der Gesellschaft): según Gonzalez Varela: “Ya Marx está
de alguna manera «reparando» con los materiales que encuentra a mano, la propia concepción
liberal de libertad negativa y formal” (2020, p. 22) y agrega: “El derecho igual (entre
individuos en condiciones desiguales) presupone la desigualdad real, incluso en un acto tan
terrenal como elegir una profesión” (2020, p.22) con lo cual, aporta una fórmula
perfectamente aplicable a la irracionalidad de la gubernamentalidad neoliberal, ya que afirma
en la desigualdad, que la competencia presupone, la negación de la universalidad del derecho.