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L.A. Farfalli
En general, se consideran "fracturas de cadera" a las que afectan principalmente la zona cervical
y trocantérica del extremo proximal del fémur.
Las fracturas cefálicas son raras y se asocian habitualmente con luxaciones coxofemorales que,
junto a las fracturas del acetábulo, representan entidades traumáticas articulares diferentes. Las
fracturas subtrocantéricas del fémur tiene más bien, características diafisarias.
Prevalencia: las fracturas de la cadera del anciano representan una pandemia mundial, un
desafío terapéutico y un serio problema de rehabilitación. En Argentina se producen más de
24.000 fracturas de cadera por año (1 cada 22 minutos), con un promedio de internación de 10
días.
El índice prolongado de sobrevida actual y del futuro (longevidad) juega un papel importante
pues aumenta la incidencia de fracturas al incrementarse la edad. Después de los 50 años de
edad, se duplican los riesgos por cada década de vida que pasa. La incidencia en mujeres con
relación a los hombres es de 2.5 a 1.
Factores de riesgo: el riesgo de sufrir fracturas de cadera está incrementado en pacientes que
viven en grandes centros urbanos, físicamente inactivos, con antecedentes de fracturas previas,
sin ingesta de lácteos, medicados con psicotrópicos (sedantes) y con algún grado de demencia
senil. También en grandes consumidores de café, alcoholistas y fumadores.
En las mujeres delgadas de raza blanca y de ojos claros la incidencia es 2 a 3 veces mayor que
en las obesas de piel morena.
Causas: el 90% de las fracturas de cadera se producen por caídas simples. Los fémures de los
ancianos sólo absorben una tercera parte de la energía en relación a la de los jóvenes.
CUADRO CLINICO
Anamnesis y Examen físico: antecedentes. Caídas. Traumatismo. Dolor inguinal y trocantérico.
Impotencia funcional. Exacerbación del dolor con la movilización pasiva. Equimosis o hematomas
en región trocantérica extendiéndose a la cara posterolateral del muslo. Deformidad en rotación
externa con acortamiento del miembro especialmente en "fracturas inestables" desplazadas.
Imposibilidad para la deambulación.
ESTUDIOS A SOLICITAR
Obligatorios:
Rx panorámica de pelvis (comparativa de ambas caderas); Rx de cadera afectada de frente (en
rotación interna); Rx de cadera afectada de perfil (axial)
Facultativos:
Resonancia Nuclear Magnética: debe ser solicitada por el especialista para detectar fracturas sin
desplazamiento ante la sospecha clínica y un estsudio radiográfico negativo (fracturas
incompletas o de estrés), Tomografía Axial Computada (fracturas conminutas). De excepción.
CONDUCTA INICIAL
Los objetivos principales en las etapas iniciales consisten en lograr un certero diagnóstico para
poder realizar precozmente el adecuado tratamiento que permita optimizar los resultados,
descendiendo los índices de morbi-mortalidad y los costos institucionales.
Las estadísticas demuestran que una demora del tratamiento quirúrgico por más de 2 días
duplica el índice de mortalidad durante el primer año.
Entre las desventajas: el reemplazo protésico implica una cirugía de mayor envergadura que la
osteosíntesis con tornillos. Cuando se emplean tallos protésicos no cementados el índice de dolor
femoral es mayor (falta de osteointegración). Cuando se utilizan tallos cementados existe una
mayor incidencia de embolia grasa, complicación que puede ser fatal. (Figuras XII-11 A y B)
Figura XII-11A
Figura XII-11B
FRACTURAS TROCANTERICAS
Si bien estas fracturas (sobretodo las estables) pueden consolidar con tratamientos
conservadores, las complicaciones locales y generales asociadas son de alta incidencia en
ancianos de edad avanzada. Por tal motivo el tratamiento electivo actual es quirúrgico y los
principios del mismo son:
NIVELES DE ATENCION
Esta patología es de manejo del especialista. En el primer nivel, el generalista deberá atender los
cuidados pre y postoperatorios inmediatos y apoyar la rehabilitación.
Control y Seguimiento
El resultado exitoso del tratamiento implica la recuperación de la función a los niveles pre-
lesionales. Sólo entre el 40 a 60% de los pacientes vuelve a su hogar después del tratamiento.
Al año postoperatorio solamente el 40 a 60% recuperan la marcha.
Los problemas principales que plantean las fracturas de la cadera en los ancianos no son
esencialmente quirúrgicos sino de rehabilitación, puesto que el 50% de estos pacientes no
pueden deambular independientemente y el 75% requiere de asistencia social.
CUIDADOS POSTOPERATORIOS
son fundamentales y están basados en:
Son aquellas que ocurren entre la epífisis proximal del fémur y un plano
ubicado por debajo del trocánter menor. De acuerdo con el nivel de la
fractura, se clasifican en:
1. Fracturas de la cabeza o epífisis superior del fémur: son aquéllas ubicadas entre la
superficie articular y el plano coincidente con el reborde del cartílago de
crecimiento. Son de ocurrencia excepcional.
2. Fracturas del cuello del fémur: aquéllas ubicadas entre un plano inmediatamente por
debajo del límite del cartílago de crecimiento y el plano en que el cuello se
confunde con la cara interna del macizo trocantereano.
3. Fracturas pertrocantereanas: son aquéllas que cruzan oblícuamente el macizo
troncantereano, desde el trocánter mayor al menor.
4. Fracturas subtrocantéreas: ubicadas en un plano inmediatamente inferior al trocánter
menor.
FRACTURAS DEL CUELLO DEL FEMUR
Clasificación
Fractura
subcapital de
cuello del
fémur. El
fragmento
distal se
encuentra
ascendido y
fuertemente
rotado al
exterior (Tipo
IV de Garden).
Con frecuencia
en este tipo de
fractura, la
epífisis femoral
evoluciona
hacia una
necrosis
aséptica.
5. Clasificación de Garden
En resumen, todas las clasificaciones se basan en tres
hechos verdaderamente importantes:
a. Nivel del rasgo de fractura.
b. Oblicuidad del rasgo.
c. Mayor o menor grado de impactación de los fragmentos.
El primer aspecto tiene importancia en cuanto al
compromiso vascular del cuello y cabeza femoral.
El segundo aspecto, lo tiene en cuanto al grado mayor o
menor de estabilidad de un segmento sobre el otro.
El tercer aspecto dice relación con la mayor o menor
posibilidad de reducción estable y correcta de los
fragmentos de fractura.
De la combinación de estos hechos se deduce el criterio
terapéutico, sea ortopédico o quirúrgico: enclavijamiento del
cuello o sustitución protésica.
Sintomatología
Los hechos clínicos que rodean a esta lesión son muy característicos, casi
patognomónicos.
Los hechos que configuran el cuadro clínico son siempre los
mismos:
Diagnóstico
Estudio radiográfico
Pronóstico
La fractura del cuello del fémur debe ser considerada como de extrema
gravedad, cualquiera sean sus características anatomopatológicas, condición
del paciente, etc. Las razones son obvias:
Tratamiento
1. Quirúrgico.
2. Ortopédico.
Procedimientos quirúrgicos
Indicaciones
Contraindicaciones de la osteosíntesis
Prótesis de sustitución
Indicaciones:
Indicaciones:
Indicaciones
Prevenir escaras.
Abundantes líquidos.
Introducción.
Se entiende por fracturas de fémur periprotésicas aquellas que se producen alrededor del
vástago protésico o distalmente a la punta de la prótesis. Se refiere a fracturas cuyo
mecanismo de producción y el tratamiento está condicionado por la presencia de la prótesis.
Fig. 1 Principales publicaciones.
La prevalencia varía desde el 0,5 en las prótesis primarias de cadera hasta el 5 % en las
revisiones. De los factores predisponen tes hay que resaltar los defectos de la cortical: el
adelgazamiento y las perforaciones (falsas vías)
Clasificación.
Hay casi tantas clasificaciones como autores han escrito sobre el tema. (Whittaker, Bethea,
Johansson, Duncan and Marsi...
Fig. 3 Los 4 criterios para la clasificación.
Tratamiento.
Es posible un tratamiento no quirúrgico, conservador. Si se opta por la intervención quirúrgica
el tratamiento puede ser:
Tratamiento conservador.
Rara vez se recurre al tratamiento conservador. Tan sólo contraindicaciones muy severas
obligarían a un tratamiento no quirúrgico. Las complicaciones y malos resultados del
tratamiento conservador no aconsejan esta elección. (Fig 5)
Tratamiento quirúrgico.
La osteosíntesis se realiza con placa que además de los tornillos correspondientes se asegura
con cerclajes, en la zona correspondiente al vástago femoral, donde la fijación con tornillos es
más débil. ( Fig. 6)
Fig. 6 Dos son las opciones quirúrgicas: la osteosíntesis con placa y cerclajes, y el recambio por
una prótesis de vástago más largo, que sobrepase el foco de fractura.
A la hora de considerara la elección del método quirúgico hay que considerar, en orden de
importancia, los factores que se señalan (Fig. 8). Sin dudad la estabilidad de la prótesis debe
ser el factor más importante a considerar. Si la prótesis está bien fija al fémur la fractura
debe solucionarse conservando el vástago.
Algunos ejemplos.
Caso 1
Fractura en una prótesis de Moore . La placa está bien fijada en el fémur distal a la prótesis.
Pero en la parte proximal de la placa los tornillos sólo atraviesan una cortical. Debería
reforzarse la osteosíntesis con un cerclajes entre el primer y segundo tornillos y otro por lo
menos entre el tercer y cuarto tornillo. Esto explicaría la curvatura de la placa que amenaza
con romperse sino no consolida la fractura antes.
Caso 2
Prótesis cementada. Fractura distal a la punta del vástago. Como en el caso anterior, la
incurvación de la placa podría evitarse con cerclajes reforzando la placa en su parte proximal,
donde la osteosíntesis es siempre más débil.
La Placa de Mennen
La placa de Mennen parecía una placa muy adecuada para el tratamiento de estas fracturas.
Hoy está prácticamente abandonada; no es suficientemente rígida ni consigue una
osteosíntesis sólida y estable.
Prótesis cementada. Fractura por la punta del vástago. La placa de Mennen se desprende del
fémur proximal.
En estos casos la placa no se desprende del fémur, pero por su poca resistencia mecánica se
dobla, y la fractura no consolida. La placa de Mennen es sustituida por una placa recta.
Fractura por debajo de la placa de Mennen. Se coloca un clavo endomedular desde la rodilla;
pero la placa no consigue controlar el desplazamiento en varo de la prótesis.
Otros ejemplos:
Conclusiones
El tratamiento de las fracturas del fémur con un vástago protésico es uno de los problemas
más difíciles de resolver al que se enfrentará cada vez con más frecuencia los cirujanos
ortopédicos.
El tratamiento conservador tiene tantos inconvenientes y sus resultados son tan pobres que no
puede considerarse como un tratamiento de primera línea- Sólo estará indicado en casos en
que no pueda realizarse un tratamiento quirúrgico. (Fig. 9)
Fig 9 Tratamiento conservador.
El tratamiento quirúrgico exige experiencia por parte del cirujano. Dos posibilidades se le
plantean: el vástago es estable o está aflojado.
Fractura de Cadera
Definición
La fractura de cadera es la fractura del hueso del muslo, justo debajo de
la articulación de la cadera. La articulación de la cadera consiste en una
esfera en la parte superior del fémur (hueso del muslo) y un soporte
redondeado en la pelvis. La mayoría de las fracturas de cadera ocurren
en el fémur, varias pulgadas debajo de la articulación de la cadera.
Causas
Los factores que pueden contribuir para la fractura de cadera incluyen:
Hereditariedad
Estatura alta
Nutrición
Hábitos personales
Fumar
Inactividad física
Deficiencias físicas
Artritis
Mal de Parkinson
Ataque cerebral
Deficiencias mentales
Problemas de memoria
Enfermedad de Alzheimer
Medicamentos
Cortisona
Síntomas
Los síntomas pueden incluir:
Diagnóstico
El médico le preguntará sobre sus síntomas y sobre cómo se produjo la
lesión, y le realizará un examen físico.
Las pruebas podrán incluir:
Rayos X – para determinar exactamente dónde se fracturó el hueso y
cuánto se han dislocado los pedazos
Exploración del Hueso o IRM – se usa si la fractura no se ve en los
rayos X
Tratamiento
El objetivo del tratamiento es que logre pararse lo antes posibles
mientras sana su hueso fracturado.
El tratamiento incluye:
Cirugía
Asistencia Física
Ayuda con actividades de la vida diaria hasta que usted pueda regresar
a su actividad normal
Prevención
La acción correctiva temprana puede ayudar a aliviar muchos de los
factores que pueden llevar a la fractura de cadera. Esto es lo que puede
hacer:
Alimentarse con una dieta con sustancias nutritivas para tener huesos
fuertes:
Ejercicio físico:
Bifosfonatos
Calcitonina
Organizaciones
American Academy of Orthopaedic Surgeons (Academia Americana de
Cirujanos Ortopédicos)
http://www.aaos.org
FUENTES:
American Academy of Orthopaedic Surgeons (Academia Americana de
Cirujanos Ortopédicos)
National Center for Injury Prevention and Control (Centro Nacional para
la Prevención y el Control de Lesiones)
"Hip Fractures," e-medicine. Febrero de 2001.
Ver Imagen
De tal modo que mientras mayor sea la reserva, mas resistencia tendrá el hueso al momento
de recibir golpes. Lo anterior está vinculado de alguna forma con la osteoporosis, que es una
enfermedad propia de adultos mayores, en la que se pierde el calcio de los huesos,
haciéndolos más frágiles y más propensos a romperse.
Sin embargo, en las personas mayores, tan importante como la calidad del hueso son los
golpes que se le den a éste. Por eso las caídas, son un factor esencial en el riesgo de padecer
fracturas de cadera. Los ancianos se caen por muchas causas, desde las alteraciones para
caminar, la visión defectuosa, la falta de equilibrio, etc. hasta los accidentes producto de
barreras arquitectónicas como las escaleras sin pasamanos y sin antideslizantes, los
desniveles de la acera, la falta de iluminación nocturna para concurrir al servicio higiénico, etc.
Una de las principales diferencias de los ancianos respecto de los más jóvenes, es que basta
una pequeña cantidad de energía para que, en el contexto de un hueso poco resistente, se
produzca la fractura.
Según el tipo de fractura, su localización y por cierto, el estado del enfermo y su situación
funcional previa, se llevará a cabo un tipo determinado de intervención quirúrgica, a fin de dar
solidez y estabilidad a esa articulación y para lograr recuperar la marcha del paciente. De acuerdo
a las mencionadas características se utilizarán diferentes tipos de técnicas para obtener el mejor
rendimiento posible de esa articulación, ya sea con clavos, placas, prótesis parciales o totales de la
cadera.
Por eso es tan importante la situación previa a la fractura, pues permite decidir no sólo el tipo de
cirugía que se va a realizar, sino a veces, decidir si se va a operar o no.
Es preciso mencionar, que hay suficientes estudios que demuestran que mientras más precoz sea
la intervención, mejor es el pronóstico, y también lo inverso, es decir mientras más días pasen, los
pacientes tienden a ir peor tanto funcionalmente, como en la supervivencia.
Si ya se está en una edad avanzada, la osteoporosis puede ser diagnosticada a través de métodos
como la radiografía, densitometría ósea o ecotomografía ósea. Una vez diagnosticada, existen varias
alternativas terapéuticas que ayudan a detener la pérdida de calcio y en algunos casos, a restituir
parte de lo perdido. El calcio, la vitamina D, las hormonas femeninas, la calcitonina y los
difosfonatos, son algunos de los medicamentos que el médico tiene como alternativas para utilizar
en estos casos. Lo importante es no automedicarse, pues todos estos fármacos, si no se prescriben
con el conocimiento médico, pueden tener efectos no deseados importantes.
Indudablemente, como cualquier intervención, la cadera no esté exenta de
riesgos, pero la mayoría de las complicaciones, cuando ocurren, son
después del acto quirúrgico.
También se pueden prevenir las caídas. De hecho, hay estudios que señalan que cerca de un
tercio de éstas puede ser evitadas, lo que representaría una significativa disminución en las
fracturas. Quizás la mejor forma de prevenir muchas cosas, incluidas las fracturas, es manteniendo
una adecuada actividad física, acorde con la edad y características de cada persona.
Se recomiendan en general paseos de 30 minutos al día como mínimo, ya que esto mantiene en
buen estado a los músculos y permite a las articulaciones no perder sus rangos de movilidad.
Si el paciente es propenso a las caídas, a pesar de haber intentado modificar todas sus posibles
causas, pueden emplearse protectores de cadera, que son aparatos especiales que se ajustan a
las bragas o a los calzones a la altura de las caderas, y que amortiguan el golpe, haciendo que el
impacto real al hueso sea menor y por lo tanto ayudan a disminuir la probabilidad de fracturarse.
A modo de resumen, podemos concluir que nos encontramos ante un proceso de enorme
trascendencia por su frecuencia, coste, gravedad y potencial incapacitante Por tanto es necesario
mantener y mejorar nuestros esfuerzos en su prevención, reparación y recuperación, para que
abordemos el problema en todos sus frentes.
FRACTURAS DE LA CADERA
EN EL ANCIANO
Las fracturas de la región de la cadera se corresponden con las que se producen
en el extremo superior del fémur, y, junto con las de la muñeca, son las más
frecuentes en los ancianos. Aunque clásicamente se las divide en dos grupos:
las de cuello del fémur y las de la región trocantárea (fig. 1), ambas van a
plantear en conjunto problemas muy similares, ya que se observan por lo
general en personas mayores. Suelen producirse por caídas banales, están en
gran medida condicionadas a la osteoporosis tan habitual a estas edades,
tienen lugar en una región que soporta cargas equivalentes a tres veces el peso
del cuerpo, y, además, salvo raras excepciones, todas ellas tienen que operarse
si se quieren lograr los resultados más efectivos. Es precisamente en esta
región (que en los jóvenes es muy resistente), en donde los efectos de la
osteoporosis se van a ver muy marcados en los ancianos, por la desaparición de
trabéculas óseas a veces en proporciones importantes en las zonas
correspondientes al cuello del fémur y a la región trocantárea (fig. 2).
Fig. 1. Zonas del extremo superior
del fémur.
Fig. 2.
Estas fracturas son más frecuentes en las mujeres (más del doble que en los hombres), y ello en gran
parte es debido a que la intensidad de la pérdida de cantidad de hueso (osteoporosis) es mayor en ellas
que en el varón. La frecuencia de las mismas cambia en relación con los distintos países y ambientes
geográficos, siendo su incidencia más alta en los países del norte de Europa y USA con relación a los del
"área mediterránea", lo que hace pensar que la mayor exposición al sol (radiaciones ultravioleta) de los
habitantes de éstos últimos podría ser un factor determinante de estas diferencias. También se ha podido
comprobar que la incidencia es menor en las zonas rurales, en donde las viviendas suelen ser más amplias
y los ancianos desarrollan más actividad física y están más tiempo expuestos a la luz solar.
Se podría establecer el "retrato robot" del sujeto con riesgo de fractura de cadera diciendo que se
corresponde con el de: "Mujer de raza blanca, mayor de 70 años, delgada, de vida sedentaria, con
tendencia a caídas repetitivas, que padece de enfermedad o enfermedades crónicas, sometida a
medicaciones del tipo de los sedantes, antidepresivos, hipotensores, etc., con antecedentes familiares de
osteoporosis y fracturas de esta región, que ha sido o es fumadora o bebedora y habituada a una
alimentación rica en proteínas".
En líneas generales, se puede decir que el número de fracturas de cadera se ha incrementado de manera
importante en los últimos años, coincidiendo con el envejecimiento de la población. En EEUU se produce
unos 220.000 casos al año, en el Reino Unido pasan de los 50.000, y en España estamos alrededor de los
30.000. Se calcula, además, que para principios del próximo siglo el número de casos será el doble de los
que había en 1980, lo que hace suponer que para entonces casi el 30% de las camas de los Servicios de
Traumatología de los hospitales llegará a estar ocupado por ancianos con esta patología.
Fig. 3. Endoprótesis.