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La manera viva y práctica de disfrutar a Cristo

CONTENIDO
Título Página
Prefacio 5
1 El hombre es el envase 7
2 El Espíritu vivificante es el contenido 13
3 Los que aman locamente a Jesús 23
4 Invocar Su nombre 29
5 La transformación para la edificación 37
6 Comer y digerir 45
7 Babilonia 53
8 Jerusalén 59

© 1994 Witness Lee


Primera edición: 2,500 ejemplares. Julio de 1994.
Traducido del inglés
Titulo original: The Living and Practical Way to Enjoy Christ
(Spanish Translation)
ISBN 0-87083-790-7
Publicado por Living Stream Ministry
1853 W. Ball Road, Anaheim, CA 92804 U.S.A.
P. C. Box 2121, Anaheim, CA 92814 U.S.A.
Impreso en los Estados Unidos de América

CAPITULO UNO
EL HOMBRE ES EL ENVASE
Lectura bíblica: Ro. 9:21, 23; Zac. 12:1; Gn. 2:7; Pr. 20:27

LOS MISTERIOS DE ESTE UNIVERSO


En este universo existen muchos misterios. Si ustedes no creen esto, me gustaría
hacerles unas cuantas preguntas que creo que ninguno de ustedes podrán contestar.
¿Con qué propósito existe el universo? ¿Qué es Dios? ¿Qué es el hombre? ¿Qué son
ustedes?

El misterio del universo


El universo es un misterio. Los científicos, los físicos y los grandes filósofos no pueden
decirnos cuál es el propósito del universo. Podemos ver muchas cosas en los cielos y en
la tierra, pero, ¿qué es el universo? Ha sido un misterio para todas las generaciones.

El misterio de Dios
Sin duda, Dios también es un gran misterio. Dios está aquí. El está en el universo, sin
embargo, nadie lo ha visto jamás y nadie puede explicarlo. Nadie puede darnos una
definición plena, completa, absoluta y definitiva de Dios.

El misterio del hombre


El hombre también es un misterio. Nadie puede definir al hombre a lo máximo. ¿Qué es
el hombre? ¿Por qué está aquí el hombre? Tienen que darse cuenta de que ustedes son
un misterio. Si no me creen me gustaría preguntarles cuántos corazones tienen. Si dicen
que tienen uno, están equivocados. Tienen más de un corazón. En realidad, tenemos dos
corazones.
La Biblia dice que el corazón del hombre es corrupto a tal grado que es incurable. El
corazón del hombre es corrupto más que todas las cosas (Jer. 17:9). Si un médico le
examina tal vez le diga que su corazón está sano. Pero la Biblia dice que su corazón es
corrupto debido a que la Biblia esta hablando de su corazón psicológico. ¿Ahora
entienden que tienen dos corazones? Uno es su corazón físico y el otro e-; su corazón
psicológico. Físicamente, quizás nuestro corazón; esté sano. Pero el corazón psicológico
es corrupto. Un corazón es visible, físico; el otro corazón es invisible, psicológico.

Usted es muy misterioso. Tiene una mente, pero, ¿puede decirme dónde está? Quizá
usted me diga que está en su alma, pero, ¿qué es el alma y-dónde se encuentra? ¿Cuál
es la diferencia entre la mente y el alma? Esto es un misterio, ¿Qué es la parte emotiva y
dónde está? Usted tiene una voluntad, pero ¿dónde está? El corazón, la mente, la
emoción, la voluntad, más el alma y espíritu del hombre son todo misteriosos. Esto
muestra que usted es muy misterioso. Y, no lo conozco bien a usted, ni usted me conoce
bien a mí. Ni siquiera usted mismo se conoce. No solamente Dios es un misterio, sino
usted también.

EL HOMBRE ES UN VASO DE DIOS


Ahora necesitamos ver lo que la Palabra dice que somos. La Palabra santa nos dice
claramente que somos vasos. E; hombre es un vaso (Ro. 9:21, 23). No muchos cristianos
han puesto adecuada atención al hecho de que somos vasos que contengan a Dios. Los
cristianos hablan acerca de que el hombre es criatura de Dios o que es el pueblo de
Dios. Algunos incluso llegan al punto máximo al decir que el hombre puede ser un hijo
de Dios. Pero en Romanos 9 se nos dice que e' hombre es un vaso de Dios. Un vaso es
un recipiente. Esto es diferente de un utensilio o un instrumento. Un vaso no se usa para
hacer algo, sino para contener algo.
Se supone que no tenemos que hacer nada por Dios. Olvídese de sus obras. Nuestro
destino consiste en contener a Dios. Fuimos hechos para ser los envases que contengan
Dios. El concepto humano es que tenemos que hacer algo paro Dios. Incluso en el
cristianismo muchos maestros les dicen a las personas una y otra vez que necesitan
hacer algo para Dios, obrar para Dios. No digo que esto sea incorrecto, no obstante, esto
no toca el pensamiento central de Dios. Tenemos que darnos cuenta de que somos
vasos parar Dios. Hablando con propiedad, Dios no necesita que nosotros hagamos algo
por El. El necesita unos vasos. Según Romanos 9, Dios desea que seamos vasos para
honra, vasos para gloria y vasos de misericordia que le obtengan. Hermanos y
hermanas, ¡tienen que darse cuenta de que son vasos para Dios!

La era actual es la era del recobro. Hoy en día, el recobro del Señor consiste en hacer
volver a la generación joven a Su propósito. Los seres humanos, la raza humana, se han
estado alejando continuamente del propósito de Dios. Ahora, en los últimos tiempos, el
Señor va a hacer volver a los seres humanos a Su propósito. El propósito de Dios para
con el hombre es tener al hombre como Su envase para contenerle.

En los Estados Unidos los jóvenes disfrutan y prueban todas las cosas materiales.
Después de disfrutar todas esas cosas, después de experimentar todas las cosas
inventadas en la cultura humana, no reciben nada. Existe un vacío, un hueco, dentro de
ellos. Esto se debe a que ellos fueron hechos para ser vasos de Dios. Lo único que puede
llenarlo a usted es Dios. La educación, la religión, la ciencia, la física, el matrimonio y
todas las cosas de la cultura humana no pueden satisfacer al hombre. Nada puede llenar
al hombre y satisfacerlo, sino solamente Dios mismo. Ahora es el fin de los tiempos, el
fin de todas las edades. Dios va a hacer algo de una manera muy rápida, para hacer
volver a esta generación a Su propósito.

Romanos 9:21 indica que cuando Dios creó al hombre, El lo formó como un vaso. El
hombre es un vaso de barro, pero fue destinado para honra y para gloria. Así que, Pablo
dice que somos vasos para honra y vasos para gloria. Por supuesto, somos vasos de
misericordia (v. 23). Dios tuvo misericordia de nosotros porque El nos destinó para ser
los que le contienen.

Una botella de Coca-cola es un vaso hecho para contener dicha bebida. El hombre no es
una botella de Coca-cola. El hombre es una "botella de Dios. El hombre es una botella
hecha de barro. Pero esta botella es diferente de la botella de Coca-cola. Esta botella
tiene algo maravilloso dentro de ella. Génesis 2:7 dice que cuando Dios creó al hombre,
El formó el cuerpo del hombre del polvo de la tierra y sopló en su nariz el aliento de vida.
La palabra hebrea que se traduce aliento en Génesis 2:7 es la misma palabra que se
traduce espíritu en Proverbios 20:27, lo cual se refiere al "espíritu del hombre". Esto
prueba que el aliento de vida soplado en la nariz del hombre es el espíritu dentro del
hombre. Dios sopló en el hombre el aliento de vida debido a que el hombre necesita un
espíritu a fin de contener a Dios.

Un radio tiene un receptor dentro de él para que pueda recibir, contener y expresar las
ondas del aire. La caja externa del radio no es suficiente. Este necesita un receptor
interno, un recipiente interno. Dentro de nosotros también existe un receptor, y este
receptor es nuestro espíritu. El hombre tiene un espíritu humano (Job 32:8).

Darwin nos dice que el hombre es descendiente de los monos. Por supuesto, esto carece
de sentido. Al final, cuando Darwin agonizaba se arrepintió de su enseñanza diabólica
acerca de la evolución. El hombre no es un descendiente del mono. Los monos no tienen
espíritu, pero todo hombre tiene espíritu.

Casi todos los cristianos han descuidado Zacarías 12:1. Este versículo de la Biblia coloca
al espíritu del hombre con los cielos y la tierra. Dice que el Señor es Aquel que extendió
les cielos, fundó la tierra y formó el espíritu del hombre dentro de él. Los cielos, la tierra
y el espíritu del hombre son tres cosas muy grandes. ¿Se da cuenta usted de que tiene
algo dentro que es igual de importante que los cielos y la tierra? ¡Oh, los cielos! ¡Oh, la
tierra! ¡Oh, mi espíritu! ¡Tengo un espíritu que es tan importante como los cielos y la
tierra!

Según Zacarías 12:1 parece que Dios solamente creó tres cosas importantes: los cielos,
la tierra y el espíritu del hombre. Este muestra que solamente estas tres cosas son
importantes y vitales en este universo. Los cielos están destinados a la tierra está
destinada al hombre, y el hombre tiene un espíritu para Dios. Este es el propósito del
universo, el significado del universo. Los cielos junto con todas las estrellas y los
planetas están destinados a la tierra. La tierra no está destinada a los cielos sino al
hombre. Sin la tierra, el hombre no podría existir. La tierra es apropiada para que
vivamos y llevemos a cabo nuestro propósito. El hombre no está destinado a la
educación, ni al vestido, a la comida, a la casa ni al entretenimiento. El hombre solo es
bueno para Dios. El hombre es una botella de Dios, un vaso para contener a Dios.

No debemos pensar en hacer algo para Dios. Hemos recibido muchas falsas impresiones
de parte del cristianismo degradado. Creemos que tenemos que adorar a Dios, servir a
Dios, hacer algo bueno para Dios, glorificar a Dios, ser agradables, amorosos y humildes.
Yo les pediría que se olvidaran de todo esto. Dios no tiene la intención de que usted sea
tan humilde o tan agradable. La intención de Dios es que sea lleno de El.
Nadie le enseñaría a una botella cíe Coca-cola a adorar la Coca-cola, servirla, y hacer
bien para complacer a la Coca-cola. Si la botella de Coca-cola pudiera hablar, diría que
esto no tiene sentido. Ella diría: "No fui hecha para esto. Sólo fui hecha para ser llena de
Coca-cola. No sé de otra cosa más. Sólo sé una cosa: ¡Ser llena de Coca-cola! Mientras
esté vacía, ¡no soy nada! Cuando estoy llena de Coca-cola, entonces es maravilloso". D^
la misma manera, cuando somos llenos de Dios eso es maravilloso. Nosotros somos
botellas de Dios que fuimos hechas para ser llenas de Dios. No me importa ser humilde u
orgulloso. Solo me importa una cosa: ¡Tengo que ser lleno de Dios! ¡Soy un envase que
contiene a Dios! ¡Contener a Dios es mi destino!

Algunos pueden argumentar conmigo diciendo que existen versículos en la Biblia que
nos indican que tenemos que servir al Señor. Estoy de acuerdo con esto, pero ¿qué
dirían de Romanos 9:21 y 23, los cuales dicen que somos vasos para honra y vasos de
misericordia para gloria? ¿Y qué dirían de 2 Corintios 1:7, que dice que tenemos este
tesoro en vasos de barro? En este capítulo no estoy poniendo énfasis al hecho de que
somos siervos de Dios o hijos de Dios. Quiero oírlos declarar: "¡Aleluya!, ¡soy un vaso del
Señor!, ¡soy un vaso de Dios!" Como vaso, ¿necesita usted postrarse y adorar?
Necesitamos ser llenos de Cristo porque somos Sus vasos.

Como botellas de Dios, necesitamos un receptor de Dios. Dios es Espíritu (Jn. 4:24).
Puesto que Dios es Espíritu, necesitamos un espíritu para recibirlo. Solamente nuestro
espíritu puede recibir al Espíritu. Sólo nuestro espíritu puede tocar el Espíritu. Sólo
nuestro espíritu puede contener al Espíritu. Así que, Dios creó los cielos y la tierra y
luego al hombre con un espíritu.

Proverbios 20:27 dice que el espíritu del hombre es la lámpara de Jehová. Una lámpara
es un contenedor. Contiene el combustible que da la luz. Tenemos un espíritu humano, y
nuestro espíritu Humano es un vaso. Es lo que contiene a Dios como el combustible que
da la luz. La vida cristiana no es un asunto de obras externas,-sino un asunto de
contener algo en el interior. No es un asunto de cuánto hacemos, obramos y actuamos
externamente. Es un asunto de cuánto combustible contenemos hoy. Tenemos un
recipiente en nuestro interior. Ese recipiente es nuestro espíritu humano. El espíritu
humano es la lámpara de Jehová.
Luego Ezequiel nos dice que en la salvación de Dios, lo primero que Dios hace es renovar
nuestro espíritu amortecido, hacer que nuestro espíritu sea nuevo. El pone un espíritu
nuevo dentro de nosotros y después de esto, El pone Su propio Espíritu, es decir, a El
mismo, dentro de nuestro espíritu (36:26-27a). Luego, la Biblia dice claramente: "El
Señor esté con tu espíritu" (2 Ti. 4:22). ¿Quién es el Señor Jesús? El es Dios. El es el
tesoro. En 2 Corintios 4:7 dice que tenemos este tesoro en vasos de barro. Ahora todos
podemos declarar: "Tenemos este tesoro en nuestros vasos de barro". Soy terrenal, sin
embargo, tengo el tesoro porque el espíritu dentro de mí es como un recipiente para
recibir al Señor .Jesús. Ahora El está aquí dentro de mí, y El es mi tesoro.
Usted tiene que ejercitar su espíritu para liberar su tesoro, para compartir con otros el
tesoro que tiene en su espíritu.

CAPITULO DOS
EL ESPIRITU VIVIFICANTE ES EL CONTENIDO
Lectura bíblica: Jn. 1:1-2; 14:16-20; 1 Co. 15:45
En el capítulo anterior vimos que somos los vasos de Dios, los recipientes que pueden
contener a Dios. Ahora, tenemos que saber lo que Dios es. Como el contenido para
nosotros los que le contenemos El es el Espíritu. Solamente como el Espíritu existe la
posibilidad de que El entre en nosotros.

CRISTO REVELADO EN EL EVANGELIO DE JUAN


El Evangelio de Juan muestra que el Señor Jesús es el mismo Dios quien es el Espíritu.
Comienza de esta manera: "En el principio era el Verbo y el Verbo estaba con Dios y el
Verbo era Dios" (1:1). Luego, Juan 4:24 dice: "Dios es Espíritu". En el principio era el
Verbo, el Verbo era Dios y Dios es Espíritu. ¿Quién es Dios? Tenemos que decir que Jesús
es Dios. Juan 4:24 es una continuación del versículo 14 del mismo capítulo. En el
versículo 14 Jesús le dijo a la mujer samaritana que El es el agua viva. El agua viva es
Jesús, quien es Dios mismo como el Espíritu. Jesús, el agua viva, Dios y el Espíritu son
cuatro títulos que se refieren a una misma entidad. Jesús es el agua viva, el agua viva es
el Espíritu de Dios, el Espíritu de Dios es Dios mismo, y Dios llega a ser Jesús en la carne.

El Hijo es el Padre
Algunos heréticamente dicen que Cristo es solamente un hombre y no Dios. Existe un
grupo de personas en una llamada iglesia en las Filipinas que no creen que Jesús es Dios.
incluso algunos dicen que Jesús es simplemente el Hijo de Dios, que El no es ni el Padre
ni el Espíritu. Ellos enseñan de esta manera debido a que ellos quieren sistematizar la
Biblia. Pero no podemos sistematizar la Biblia. Isaías 9:6 dice que un niño nos es nacido
cuyo nombre es el Dios fuerte y que un hijo nos es dado cuyo nombre es el Padre eterno.
Esto muestra que Jesús es tanto el Hijo como el Padre. Si pudiéramos entender esto
cabalmente y lo pudiéramos explicar al máximo El dejaría de ser admirable. Isaías 9:6
dice que Su nombre será llamado "Admirable". Debido a que El es Admirable, no
podemos explicarlo cabalmente. Si usted me pregunta "Hermano Lee, ¿es Jesús el Hijo
de Dios o el Padre?" Yo le contestaría El es Admirable; su primer título es Admirable. ¿Es
El, el hijo o el Dios fuerte? Yo diría "Admirable".

Un niño pequeño es el Dios fuerte. ¿No es esto maravilloso? Los del judaísmo no creen
que el niño pequeño nacido en el pesebre en Belén es el Dios fuerte. Sin embargo, Isaías
9:6 nos dice esto. No podemos explicar esto debido a que El es Admirable. Si usted me
puede explicar esto, entonces El deja de ser maravilloso. ¡Aleluya, El es Admirable!

En Juan 14 Jesús habló con Sus discípulos de una manera maravillosa. El dijo: "Si me
conocieseis, también a Mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis
visto". Felipe le dijo: "Señor, muéstranos el Padre, y nos basta". El Señor le dijo: "¿Tanto
tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a
Mí, ha visto al Padre" (vs. 7-9). ¡El Señor Jesús es maravilloso! El no solamente es el Hijo
sino también el Padre; El no es solamente el Hijo y el Padre, sino también el Espíritu (1
Co. 15:45; 2 Co. 3:17). Cristo lo es todo. El es el niño; El es el Dios fuerte. El es un ser
humano; El también es el Ser Divino. Las personas tratan de sistematizar la Trinidad
Divina, sin embargo es imposible hacer esto. ¡Nuestro Señor Jesús es el todo en todo! ¡El
es maravilloso! El es Dios, hombre, el Hijo, el Padre y el Espíritu.

El Señor Jesús les dijo a los discípulos que ya habían visto al Padre porque El había
estado con ellos y lo habían visto por tres años y medio. Esto quería decir que ellos
habían visto al Padre. El Señor continuó y dijo: "¿No crees que Yo estoy en el Padre, y el
Padre está en Mí? Las palabras que Yo os hablo, no las hablo de Mí mismo, sino que el
Padre que permanece en Mí, El hace Sus obras" (v. 10). Mientras el Señor hablaba, el
Padre estaba obrando.

La pregunta que Felipe le hizo al Señor para que le mostrara al Padre era como si alguien
me-preguntara a mí: "Hermano Lee, por favor, muéstrenos a Witness Lee". Yo le diría:
"¿No cree usted que el hermano Lee está en Witness Lee y que Witness Lee está en el-
hermano Lee? Si usted ha visto al hermano Lee, sin duda ha visto a Witness Lee. Ahora
habla el hermano Lee, pero Witness Lee hace el trabajo". Realmente Jesús es Admirable.
El es tanto el Hijo como el Padre. No piense que fuera de El se encuentra el Padre. El
Padre está en El. Si usted lo ha visto a El, entonces ha visto al Padre.

El Señor es el Espíritu
Después de aclararles a Sus discípulos que El es el Hijo y el Padre, Él les dijo algo más. El
dijo: "Y Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para
siempre: el Espíritu de realidad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le
conoce; pero vosotros le conocéis, porque permanece con vosotros, y estar- en vosotros.
No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá
más; pero vosotros me veis; porque Yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día
vosotros conoceréis que Yo estoy en Mi Padre, y vosotros en Mí, y Yo en vosotros" (Jn.
14:16-20). Es como si El dijera: "Ahora estoy entre ustedes, pero Mi intención es entrar
en ustedes. Como el Hijo, puedo estar aquí entre ustedes, pero no puedo estar dentro de
ustedes. Así que, necesito convertirme en el Espíritu de realidad. Vendré como el
Espíritu, para permanecer con ustedes y estar en ustedes, porque ustedes son Mi envase
y Yo su contenido. La única manera en que puedo esta] en ustedes es siendo el Espíritu".
El mismo "El" quien es el Espíritu de realidad en el versículo 1'7 llega a ser el mismo "Yo"
quien es el Señor mismo mencionado en el versículo 18.
El Señor dijo: "El ... estará en vosotros ... y Yo en vosotros" (vs. 17, 20). Esto quiere decir
que el Señor dijo que El es Yo de Dios, que El no es ni el Padre ni el Espíritu. Ellos
enseñan de esta manera debido a que ellos quieren sistematizar la Biblia. Pero no
podemos sistematizar la Biblia. Isaías 9:6 dice que un niño nos es nacido cuyo nombre es
el Dios fuerte y que un hijo nos es dado cuyo nombre es el Padre eterno. Esto muestra
que Jesús es tanto el Hijo como el Padre. Si pudiéramos entender esto cabalmente y lo
pudiéramos explicar al máximo El dejaría de ser admirable. Isaías 9:6 dice que Su
nombre será llamado `Admirable". Debido a que El es Admirable, no podemos explicarlo
cabalmente. Si usted me pregunta "Hermano Lee, ¿es Jesús el Hijo de Dios o el Padre?"
Yo le contestaría El es Admirable; su primer título es Admirable. ¿Es El, el hijo o el Dios
fuerte? Yo diría "Admirable".

Un niño pequeño es el Dios fuerte. ¿No es esto maravilloso? Los dei judaísmo no creen
que el niño pequeño nacido en el pesebre en Belén es el Dins fuerte. Sin embargo, Isaías
9:6 r:. ;s dice esto. No podemos explicar esto debido a que El es Admirable. Si usted me
puede explicar esto, entonces El deja de ser maravilloso. ¡Aleluya, El es Admirable!

En Juan 14 Jesús habló con Sus discípulos de una manera maravillosa. El dijo: "Si me
conocieseis, también a Mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis
visto". Felipe le dijo: "Señor, muéstranos el Padre, y nos basta". El Señor le dijo: "¿Tanto
tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a
Mí, ha visto al Padre" (vs. 7-9). ¡El Señor Jesús es maravilloso! El no solamente es el Hijo
sino también el Padre; El no es solamente el Hijo y el Padre, sino también el Espíritu (1
Co. 15:45; 2 Co. 3:17). Cristo lo es todo. El es el niño; El es el Dios fuerte. El es un ser
humano; El también es el Ser Divino. Las personas tratan de sistematizar la Trinidad
Divina, sin embargo es imposible hacer esto. ¡Nuestro Señor Jesús es el todo en todo! ¡El
es maravilloso! El es Dios, hombre, el Hijo, ! Padre y el Espíritu.

El Señor Jesús les dijo a los discípulos que ya habían visto al Padre porque El había
estado con ellos y lo habían visto por tres años y medio. Esto quería decir que ellos
habían visto al Padre. El Señor continuó y dijo: "¿No crees que Yo estoy en el Padre, y el
Padre está en Mí? Las palabras Yo os hablo, no las hablo de Mí mismo, sino que el Padre
permanece en Mí, El hace Sus obras" (v. 10). Mientras el Señor hablaba, el Padre estaba
obrando.

La pregunta que Felipe le hizo al Señor para cae mostrara al Padre era como si alguien
me preguntare a "Hermano Lee, por favor, muéstrenos a Witness Lee". Y diría: "¿No cree
usted que el hermano Lee está en Lee y que Witness Lee está en el hermano Lee? Si
usted a visto al hermano Lee, sin duda ha visto a Witness Lee. Ahora habla el hermano
Lee, pero Witness Lee hace el trabajo”. Realmente Jesús es Admirable. El es tanto el Hijo
como Padre. No, piense que fuera de El se encuentra el Padre. El Padre está en El. Si
usted lo ha visto a El, entonces ha visto al Padre.

El Señor es el Espíritu
Después de aclararles a Sus discípulos que El es el y el Padre, El les dijo algo más. El
dijo: "Y Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con ustedes para
siempre: el Espíritu de realidad, al cual el mundo puede recibir, porque no le ve, ni le
conoce; pero vosotros conocéis, porque permanece con vosotros, y estará en vosotros.
No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco y el mundo no me verá más;
pero vosotros me veis; porque Yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros
conoceréis que Yo estoy en Mi Padre, y vosotros en mí, y Yo en vosotros" (Jn. 14:16-20).
Es como si El dijera: "Ahora estoy entre ustedes, pero Mi intención es entrar en ustedes.
Como el Hijo, puedo estar aquí entre ustedes, pero no puedo estar dentro de ustedes.
Así que, necesito convertirme en el Espíritu de realidad. Vendré como el Espíritu, para
permanecer con ustedes y estar en ustedes, porque ustedes son Mi envase Yo su
contenido. La única manera en que puedo estar t',' ustedes es siendo el Espíritu". El
mismo "El" quien es el Espíritu de realidad en el versículo 17 llega a ser el "Yo" quien es
el Señor mismo mencionado en el versículo 18. El Señor dijo: "El ... estará en vosotros ...
y Yo en vosotros° (vs. 17, 20)-. Esto quiere decir que el Señor dijo que El es Yo, y Yo soy
El: El es el Hijo, El es el Padre y El también es el Espíritu.

¿Qué es su Jesús? ¿Es El solamente el Hijo? ¿Es El solamente el Salvador? ¿Es El


solamente el Redentor? ¿Es El solamente el Señor? Tiene usted que decir: "¡Aleluya! ¡El
lo es todo!". El es el todo en todo. El es el Padre, el Hijo, el Espíritu, el Redentor, el
Salvador, el Señor, Dios y hombre. El es Maravilloso. Nunca debemos tratar de
sistematizar la Biblia. Juan 1:1 nunca puede ser sistematizado. Este versículo dice que en
el principio era el Verbo y que el Verbo estaba con Dios. Parece que el Verbo y Dios son
dos entidades distintas porque uno está con la otra. Pero más adelante dice: "El Verbo
era Dios". ¿Son la Palabra y Dios uno o dos? Todo lo que podemos decir de una manera
"tonta" es "¡Maravilloso!" ¿Es Jesús el Hijo o el Padre? "¡Maravilloso!". ¿Es Jesús el Hijo o
el Espíritu? "¡Maravilloso!".

EL POSTRER ADAN LLEGA A SER EL ESPIRITU VIVIFICANTE


Primera Corintios 15:45 dice: "Fue hecho ... el postrer Adán, Espíritu vivificante". El
postrer Adán era Dios encarnado para ser un hombre. Cristo no solamente es el segundo
hombre (v. 47), sino también el postrer Adán. Después de este postrer Adán, no hay más
Adán. El postrer Adán está compuesto de la divinidad más la humanidad. El hombre fue
creado como el primer Adán y este primer Adán cayó. Luego, Dios prometió que la
simiente de la mujer aplastaría la cabeza de la serpiente (Gn. 3:15). La simiente de la
mujer es el postrer Adán y este postrer Adán era un niño, nacido de una virgen. Este
niño era la simiente de la mujer, sin embargo, El fue engendrado por el Espíritu divino
(Mt. 1:18, 20). En este niño hubo humanidad más divinidad. El postre-- Adán no era
simplemente un hombre, ni simplemente Dios mismo. El postrer Adán era Dios mezclado
con el hombre. El era algo divino mezclado con algo humano.

Este postrer Adán vivió en la tierra físicamente, espiritualmente y psicológicamente por


treinta y tres años y medio. El fue crucificado al ser clavado en la cruz. El murió allí por
nuestros pecados. Luego, El fue sepultado y fue levantado. El fue como un grano de trigo
sembrado en la tierra, que murió y resucitó (Jn. 12:24). En la resurrección de Cristo, El
fue transfigurado en Su forma para llegar a ser el Espíritu vivificante. Esto, en breve, es
la historia, la historia todo-inclusiva, del postrer Adán.

Así que, el postrer Adán incluye al Dios encarnado, la simiente de la mujer y el niño
engendrado por el Espíritu Santo y nacido de una virgen humana. El postrer Adán
también incluye la vida humana de Jesús en la tierra por treinta y tres años y medio, Su
sepultura y Su resurrección. El postrer Adán incluye la redención y la impartición de la
vida divina en los seres humanos. Este postrer Adán todo-inclusivo llegó a ser el Espíritu
vivificante.

Hoy en día, el mismo Jesús quien fue el postrer Adán es el Espíritu vivificante. ¿Por qué
es El el Espíritu? Porque El tiene que entrar a nuestro espíritu. Solamente el Espíritu
puede entrar en nuestro espíritu. Nada es capaz de entrar en nuestro espíritu excepto el
Espíritu vivificante. Hoy día, Jesús es tal Espíritu vivificante.

Quizás algunos de ustedes se pregunten por qué hablo de esto tan a menudo. Tal parece
que no puedo apartarme de 1 Corintios 15:45: "Fue hecho ... el postrer Adán, Espíritu
vivificante". Tenemos que darnos cuenta de que ni por la eternidad podemos apartarnos
de este versículo. En la Nueva Jerusalén hay un trono del cual procede un río viviente
(Ap. 22:1). Ese río es el Espíritu vivificante. El Espíritu vivificante será el río de vida
fluyendo por siempre. Este río es Jesús, nuestro Dios y nuestro Redentor. En la eternidad
usted verá al postrer Adán en forma de Espíritu vivificante.

Somos vasos, recipientes, que deben desear ser llenos de Jesús. Y ¿qué es Jesús? Jesús
es el Espíritu vivificante. Se nos ha enseñado que Jesús es el Salvador, el Redentor y el
Señor. Esto es absolutamente correcto, pero, todos tenemos que darnos cuenta que este
mismo Jesús, quien es nuestro Redentor, Salvador y Señor es el Espíritu vivificante.

LA NECESIDAD DE SER LLENOS DE CRISTO, QUIEN ES EL ESPIRITU VIVIFICANTE


La Biblia también dice: "Y el Señor es el Espíritu" (2 Co. 3:17). El es el Espíritu y tiene el
propósito de llenarnos consigo mismo. El es el Espíritu vivificante, y nosotros somos los
que le contienen. El es la "Coca-cola" y nosotros somos las botellas de Coca-cola. No
existe la necesidad de que nosotros hagamos algo excepto ser llenos de El. Quizás usted
quiera saber cómo predicar el evangelio. La mejor manera de predicar el evangelio es
contener a Cristo y trasmitirlo a otros. No trate de predicar mediante la doctrina. Usted
tiene que ser lleno de Cristo. Tiene que contener a Cristo y transmitirlo a otros.

Algunos quizás digan que necesitamos ser humildes y amables. La mejor manera de ser
humildes y amables es contener a Cristo. Contener a Cristo es la manera todo-inclusiva.
Las esposas no deben tratar de amar a sus esposos. Más bien, ellas deben hacer todo lo
posible para ser llenas de Cristo. Cuando usted venga a las reuniones, no trate de
obtener más ayuda de los mensajes. Más bien, abra su ser para una vez más ser lleno de
Jesús. Cuando venimos a las reuniones venimos a la estación celestial de gasolina para
ser llenos de Jesús. Espero que cuando nos reunamos, tengamos la sensación de que
vamos para ser llenos de nuevo. Somos los envases que contienen a Jesús. Necesitamos
ser llenos de una manera fresca y nueva todo el tiempo.
Hoy en día los hijos del Señor tienen el concepto de que necesitan más enseñanzas.
Somos como Nicodemo, que en Juan 3 le dijo al Señor: "Has venido de Dios como
maestro" (v. 2). Esto indica que él pudo haber pensado que necesitaba mejores
enseñanzas para mejorarse. Pero el Señor le dijo que el necesitaba ser regenerado, lo
cual significa que él necesitaba recibir al Señor como el Espíritu vivificante. Espero que
tengamos un cambio de nuestro concepto. No necesitamos enseñanzas para
mejoramiento propio. Necesitamos ser llenos de Cristo. Somos vasos, recipientes. Como
tales, no nos preocupamos por tener conocimiento o enseñanzas doctrinales.
Simplemente nos preocupamos por ser llenos de Jesús. Para llenarnos, Jesús necesita ser
el Espíritu vivificante.

En un sentido, les animo a que confiesen todas sus fallas. Pero en otra sentido, no trate
de resolver sus malas acciones errores. Debe usted olvidarse de todo y venir a Jesús y
ser lleno. En algunas ocasiones las iglesias han hecho una hoguera a fin de dar a los
santos la oportunidad de deshacerse de cosas pecaminosas y mundanas (Hch. 19:18-
19). Pero si usted simplemente quema algo, eso no significa nada: Usted quema cosas
para quitar todas las cosas equivocadas que a usted lo llenan, pero si usted quita todas
estas casas y no llena de Jesús, esto no significa nada. La vida cristiana es una vida de
ser lleno de Jesús.

Necesitamos vaciar nuestro ser interior para dar más espacio, más lugar, a Jesús. ¿Por
qué tiene usted (que arrepentirse y confesar? Porque usted tiene que vaciarse. Usted
tiene que sacar todas las cosas equivocadas que hay en usted. El propósito principal de
arrepentirse, confesar y deshacerse de todas las cosas malignas es vaciarse de orto
mismo para ser llenos vez tras vez, todo el tiempo, del Espíritu viviente, quien es Jesús
mismo.
Dios es el Padre, el Padre es el Hijo y el Hijo es el Espíritu. A fin de que Dios sea el
Espíritu y lo recibamos dentro ele nosotros, El tuvo que pasar por un proceso. El tuvo
que pasar por la encarnación, el vivir humano, la muerte en la cruz, la sepultura en la
tumba y la resurrección. En la resurrección El llegó a ser el Espíritu todo-inclusivo. La
vida cristiana, hablando de manera todo-inclusiva, es un asunto de ser llenos de El. Si
usted es lleno de El, es salvo, redimido, regenerado y vuelto de nuevo a Dios mismo.
Debemos olvidarnos de todo lo demás y decir: "Oh Señor, soy el envase que te contiene.
Necesito ser lleno de Ti".

Cristo es el tesoro, y El es la esperanza de gloria (2 ('4:7; Col. 1:27). Todo el tiempo tiene
que atesorarlo. Cada vez que usted piensa en El, lo menciona o le invoca, tiene una
dulce sensación en su interior. Esta dulzura interna, nos hace "locos" con El. No importa
si usted es joven o viejo, si usted nunca ha estado loco con Jesús, usted no está
calificado para ser un buen cristiano. La mejor calificación para que usted sea un
cristiano es estar loco con Jesús. Quizás algunos de las generaciones viejas digan que
esto solamente es bueno para los jóvenes. Sin embargo, nosotros los viejos también
necesitamos estar locos. Espero que las reuniones de la iglesia sean llevadas por los
gritos y alabanzas de la generación vieja. Todos debemos declarar: "¡Aleluya! ¡Amén!
¡Jesús es el Señor! ¡Alabado sea el Señor! ¡Cristo es victorioso!" Esta clase de alabanza
debe ser parte de nuestro vivir. No somos actores ni actrices. Debemos vivir de esta
manera. Tenemos que estar locos con Jesús en nuestro diario vivir. Si usted no tiene a un
ser humano para hablarle de Jesús, puede hablarle a su perro. Usted puede decir:
"Perrito, soy mucho mejor que tú. Tengo un espíritu que tú no tienes. Soy el envase que
contiene a Jesús, y Jesús está dentro de mí". No estoy bromeando. Somos muy religiosos.
Si los cristianos fuéramos muy locos con Jesús, mucha gente sería traída al Señor.
Cuando estamos locos con Jesús, somos llenos de Jesús.

Cuando era joven, se me enseñó cómo ser santo. Después de leer algunos libros acerca
de cómo ser santo, traté de ser santo. Se me dijo que para que fuera santo, tenía que
hacer las cosas lentamente. Hice todo lo posible tratando de ser lento, pero fallé. Más
tarde, leí algunos libros más espirituales, que me decían que hace dos mil años fui
crucificado con Cristo en la cruz, resucitado, y sentado en el tercer cielo con El. Luego,
se me dijo que tenía que creer lo que decía la santa Palabra. Dice que he sido
crucificado, así que tenía que creer que había sido crucificado. Dice que he resucitado y
que he sido sentado en el tercer cielo con Cristo, así que, tenía que creer esto. Pero, esto
no funcionó conmigo. Traté toda clase de prácticas enseñadas por el cristianismo.
Finalmente, me di cuenta de que la vida cristiana no es un asunto de aprender algo, o
tener ciertas prácticas. Es un asunto de ser lleno del Señor Jesús.

Si usted está loco por Jesús en su vida diaria, usted realmente estará en el tercer cielo.
Si en su hogar usted está loco por Jesús, usted se dará cuenta de que verdaderamente
ha resucitado. Estar loco significa ser lleno de Jesús. La última vez que el Señor Jesús
entré en Jerusalén mientras estuvo en la tierra, las personas alrededor de El estaban
locos. Ellos esparcieron sus ropas en las calles. Lucas 19:37 dice: “Todas las multitudes
de los discípulos comenzaron a regocijarse y adorar a Dios con grande clamor". Algunos
de los fariseos, los "razonables", los "lógicos", los "sobrios", vinieron a Jesús y le dijeron
que reprendiera a Sus discípulos (v. 39). Jesús dijo: "Si estos callaran, las piedras
gritarían" (v. 40).

Mateo 21 nos dice que cuando los niños gritaban y alababan al Señor, los principales
sacerdotes y escribas se indignaron. Luego, Jesús les dijo: "¿Nunca han leído `de la boca
de los niños y de los que maman Tú has perfeccionado la alabanza'?" (vs. 15-16). Somos
los envases que contienen a Cristo. Tenemos que estar locos para alabarle porque El es
la esperanza de gloria y el tesoro celestial como nuestro contenido. El es digno de ser
alabado.

CAPITULO TRES
LOS QUE AMAN LOCAMENTE A JESUS
Lectura bíblica: Jn. 3:6b; Gá. 1:16a; 2:20; 4:19; Ef. 3:16-17a, 19b; 5:18; 2 Ti. 1:7

NUESTRA NECESIDAD DE VOLVER A CRISTO COMO VIDA EN NUESTRO ESPIRITU


Debemos ver claramente que incluso antes de que el hombre cayera, no había vida en el
espíritu del hombre. Cuando invocamos el nombre del Señor, El entró en nuestro espíritu
para ser nuestra vida. Cuando entró en nuestro espíritu, inmediatamente llegó a ser vida
a nuestro espíritu (Ro. 8:10). En la Biblia esto se llama regeneración, lo cual es un nuevo
nacimiento. En Juan 3:6 el Señor dijo: "Lo que es nacido del Espíritu, espíritu es". Nacer
del Espíritu significa nacer de Cristo como el Espíritu vivificante. Cuando le invocamos, El
entra como el Espíritu vivificante en nuestro ser. Entonces nuestro espíritu nace de El,
así que, tenemos un nuevo nacimiento en nuestro espíritu. Este nuevo nacimiento es un
nuevo conocimiento de nuestro ser, un nuevo comienzo de nuestra historia, un nuevo
comienzo en Cristo quien es el Espíritu vivificante. Este comienzo es algo que ocurre en
nuestro espíritu.

Las enseñanzas del cristianismo de hoy hacen que las personas pongan atención a las
actividades externas. Sin embargo, hoy en día en el recobro del Señor El nos ha vuelto al
aspecto interior. El aspecto interior es la vida en nuestro espíritu. Necesitamos
olvidarnos de las actividades externas, del mejoramiento externo, de la corrección
externa, del comportamiento externo, etc. Todo el tiempo tenemos que volvernos al
espíritu. La vida cristiana y la vida de la iglesia son un asunto de estar en nuestro
espíritu. No trate de hacer algo externamente. Más bien, siempre vuélvase a su espíritu,
donde está el Señor Jesús.

El Señor Jesús comienza en nosotros desde nuestro espíritu corno el centro. El espíritu
humano es el mismo centro de nuestro ser humano. Tenemos nuestro cuerpo físico, y
dentro de nuestro cuerpo está nuestra alma. Nuestro corazón está compuesto de todas
las partes de nuestra alma (la mente, la parte emotiva y la voluntad) más nuestra
conciencia. En 1 Pedro 3 nuestro espíritu humano se revela como el hombre interior
escondido en nuestro corazón (v. 4). Esto significa que nuestro espíritu está rodeado por
el corazón. Cuando el Señor entra en nosotros, El comienza Su vida en el centro de
nuestro ser, es decir, en nuestro espíritu. Al leer todos los versículos de la lectura bíblica
al comienzo de este capítulo, usted puede darse cuenta de que Cristo siempre está
buscando e incluso cazando cada oportunidad para extenderse desde su espíritu hacia
su mente, parte emotiva y voluntad, es decir, en cada parte de su ser interior.

LA NECESIDAD DE QUE SEAMOS LOS QUE AMEN LOCAMENTE A JESUS


Quiero decir de nuevo que usted necesita olvidarse de la corrección, el mejoramiento y
las actividades externas. Siempre ponga plena atención a la parte interior de su ser
donde está Jesús. No trate de servir al Señor, obrar para El o hacer algo para El. Tiene
que acudir a El a fin de que le muestre toda Su belleza y dulzura. Esto lo atraerá a usted
para que le ame. Debemos decir: "Señor Jesús, eres tan dulce para mí. Eres tan amoroso
y tan amable para mí. Cada vez que te invoco, tengo una dulce sensación en lo profundo
de mi ser". Debemos sentir un amor hacia Jesús que es dulce a nuestro sentir interior.
Debemos decirle al Señor todo el tiempo: "Oh Señor Jesús, te amo".

Muchos queridos cristianos han sido distraídos al tratar de hacer algo para el Señor. Esto
se debe a que Satanás en su sutileza quiere que quitemos nuestra atención del mismo
centro de nuestro ser. No ponga atención a las actividades externas, sino que siempre
regrese al espíritu. Desde el interior de su espíritu debe decirle al Señor mil veces al día:
"Señor Jesús, te amo". El nombre de Jesús es el nombre más dulce de la tierra. Al decirle
al Señor que usted lo ama, espontáneamente le dará a Jesús más espacio, más lugar
dentro de usted.

Decir: "Oh Señor Jesús, te amo", no es simplemente un dicho. Esto es la respiración


espiritual invocando Su nombre. Cuando usted dice: "Señor Jesús, te amo", tiene una
sensación dulce dentro de usted. Cuando dice esto, le proporciona más espacio dentro
de su ser. El se extenderá en su ser y lo saturará con todo lo que El es, con todas Sus
riquezas. Si usted hace esto día y noche, será completamente saturado con Jesús. Esto
es lo que significa tener a Jesús revelado en usted (Gá. 1:16a), viviendo en usted
(2:20a), formado en usted (4:19), y haciendo Su hogar en todo el ser de usted Ef. 3:17a).

Cuando El hace Su hogar en su corazón, no solamente es revelado en su espíritu, sino


que también toma posesión plena de su ser. No existe necesidad de que usted ore
diciendo: "Oh Señor, ven y tómame". Simplemente invóquele y dígale que lo ama. Dígale
que El es tan dulce para usted. Dígale que para usted El es tan amable. "Oh Señor Jesús,
simplemente te amo. Muéstrame Tu belleza. Muéstrame Tu hermosura.
Muéstrame Tu dulzura. Haz que tenga la plena sensación de Tu dulzura". Si va usted a
orar, ore de esta manera.

Debe usted olvidarse de todo lo demás. Si usted se enoja fácilmente, olvídese de eso. Si
no puede amar a otros, olvídese de eso. Si usted no puede servir o funcionar, olvídese de
eso. Cuando yo era joven, frecuentemente le pedía al Señor que me capacitara en mi
ministerio y en mi servicio y obra para El. No diría que esas oraciones no fueron buenas,
sin embargo, hoy en día, tengo una manera simple de orar. Cuanto más crezco en el
Señor, más sencilla llega a ser la manera en que tengo contacto con el Señor.
Simplemente digo: "Oh Señor Jesús, te amo. Simplemente te amo; eres tan dulce para
mí".
Mañana, trate de decir esto cien veces, luego vaya a la reunión y vea lo que sucede.
Necesitamos decir: "Señor Jesús, te amo. Oh Señor Jesús, te amo. Simplemente te amo.
Eres tan dulce. Revélate a mí. Muéstrame Tu belleza. Cautívame, Señor, con Tu belleza.
Quiero estar loco al ser destrozado con Tu belleza".

Luego, usted verá lo que saldrá en la reunión. Usted será el primero, incluso el mejor,
para funcionar.
Gálatas 2:20 dice: "Ya no vivo yo, más vive Cristo en mi-. Sin embargo, simplemente
conocer esta doctrina no funciona. Usted tiene que tener contacto con El. Abra su ser a
El al apreciar Su belleza, Su hermosura y Su dulzura. Especialmente ustedes jóvenes
tienen que orar para que el Señor los atraiga, los destroce y los cautive. Hoy en día esta
generación no necesita muchos ministerios, sino muchos que amen a Jesús. No quiero
ser un ministro. Quiero ser uno que ame a Jesús. Ustedes jóvenes tienen que ser los que
amen a Jesús. Tienen que estar conscientes de que el enemigo, el sutil, lo seducirá al
tentarlo a servir al Señor. Quizás usted diga que está aprendiendo a servir al Señor, pero
el Señor no necesita que lo sirva. El Señor Jesús necesita que lo ame.

En la costa del mar de Tiberias, el Señor Jesús le preguntó a Pedro «Simón Pedro, ¿me
amas? ¿me amas más que todos éstos?" (Jn. 21:15). La vida cristiana no es un asunto de
obrar para El ni de servirle. Olvídese de todo eso. Satanás, el sutil, vendrá a seducirlo,
tentándolo para que sirva al Señor. Hoy en día, en esta generación el Señor Jesús no
necesita una gran cantidad de jóvenes que obren para El. El necesita muchos jóvenes
que lo amen desesperadamente. Si usted simplemente lo amara por medio día, estaría
loco. Hoy en día, el Señor Jesús necesita muchos que lo amen locamente.

En el cristianismo ha habido mucha obra, demasiado servicio humano. Incluso ellos


llaman servicio a su reunión. Pero, necesitamos darnos cuenta de que nuestras
reuniones son una fiesta. Necesitamos tener fiesta con Jesús al amarlo. Necesitamos ser
atraídos por El. Para todos nuestros sentidos nada debería ser tan dulce, tan precioso,
tan atractivo y tan asombroso como Jesús.

Todos ustedes hermanos jóvenes tienen que orar por esto. Deben orar: "Señor Jesús, haz
que te ame; muéstrame Tu belleza. Muéstrame Tu hermosura. Muéstrame Tu dulzura".
El nombre de Jesús debe ser tan dulce para usted. Si todos los jóvenes fueran
destrozados por la belleza de Cristo, esto afectaría a toda la nación. No necesitamos
predicadores, ministros, o pastores. Necesitamos los que aman a Jesús.

La generación de hoy, es una generación de los que aman el placer. Hoy día, las
personas aman toda clase de entretenimiento, diversión y disfrute mundano. Nosotros
no somos como estos. Somos los que aman locamente a Jesús. No nos preocupa el
entretenimiento, la diversión o -el -disfrute mundano. No nos dedicamos a ninguna clase
de deporte. Nuestro deporte es Jesús. Jesús es todo nuestro entretenimiento. ¿Está usted
realmente loco a tal grado?

No piense que necesita usted más enseñanzas de la Biblia. No piense que necesita algún
adiestramiento para servir al Señor, cómo predicar el evangelio y cómo obrar para el
Señor. Estoy desesperado por hacer que todos ustedes sean los que amen locamente a
Jesús. No tengo carga de darles alguna doctrina nueva, algún mensaje nuevo. Tengo
carga de hacer que todos ustedes sean los que amen locamente a Jesús. Solamente me
preocupa una cosa, que ustedes amen a Jesús locamente.

Cada uno de los que le ama, es un loco. Si usted es sobrio para amar a alguien, su amor
debe ser falso. Tenemos un proverbio que dice: "El amor ciega". En un sentido, tengo la
carga de cegarlos, y no de hacerlos tan claros. Cuando Adán y Eva comieron el fruto del
árbol del conocimiento, sus ojos fueron abiertos y ellos llegaron a estar claros (Gn. 3:5-
7). Por el otro lado, cuando Jesús vino a Saulo de Tarso, sus ojos fueron cegados (Hch.
9:8). El amor ciega. No trate de estar claro. Usted tiene que perder su vista. Cuando
Jesús lo atrapa, usted llega a estar ciego a todo, excepto a El. Hoy día, esta generación
no necesita un grupo de jóvenes que estén claros. Necesita muchos jóvenes que amen
locamente a Jesús.

No hay otra manera de que el Señor Jesús tome posesión plena de usted. No puedo
enseñarles que sean así. Pero sí sé que si el Señor Jesús se le presenta a usted con Su
belleza, Su hermosura, usted será plenamente tomado por El. Luego, usted se olvidará
de todo. Usted será plenamente poseído por Cristo. Usted debe estar loco a tal grado
que no esté consciente de que está loco. Usted está loco sin sentir que está loco, sin
embargo, sí tiene la plena sensación de Cristo. Esta clase de persona es lo que esta
generación necesita para el recobro del Señor.

Usted no debe tener el pensamiento de servir al Señor de una manera religiosa o de


comportarse de una manera ética. Usted sencillamente debe saber amar al Señor Jesús.
Si ustedes son los que aman locamente al Señor, todo su ser desde lo más profundo será
plenamente ocupado por Jesús. Su sentimiento, su voluntad, su decisión, su intención, su
motivo, su deseo y todo dentro de usted, será plenamente tomado por Jesús. No quiero
darles más y más enseñanzas y doctrinas. Quiero cegarlos, hacer que sean los que amen
locamente a Jesús.

Cada continente necesita tales personas que amen. Por toda la tierra tenemos que estar
locos por Jesús. Cada lugar necesita algunos que amen a Jesús. No se preocupe por su
vivir, su destino o su futuro. Su destino es amar a Jesús, estar loco por Jesús. Cada
ciudad, cada estado y cada país necesita un montón de personas que aman locamente a
Jesús. Si todos ustedes lo aman locamente, el número de asistentes en sus reuniones
siempre estará aumentando. ¡Todos ustedes necesitan ser los que amen locamente a
Jesús! Esto es lo que le generación de hoy necesita.
CAPITULO CIJATRO
INVOCAR SU NOMBRE
Lectura bíblica: Ro. 8:9-10, 16; 10:4-13

El libro de Romanos es una descripción de la vida cristiana y de la vida de la iglesia.


También, la plena salvación de Dios se hace muy clara en este libro. Sin embargo, en
este libro, algo que es extremadamente vital ha sido grandemente descuidado por el
cristianismo. En este capítulo queremos ver lo que es este asunto vital.

EL CONTENIDO, LOS VASOS Y LA MANERA PARA QUE LOS VASOS RECIBAN EL


CONTENIDO
Hemos visto que Romanos 9 dice que somos vasos para contener a Dios. Ahora
necesitamos ver algo de los capítulos ocho y diez de Romanos. Romanos 8 trata
principalmente del Espíritu. El versículo 9 dice que tenemos el Espíritu de Dios morando
en nosotros y que este Espíritu de Dios es el Espíritu de Cristo. Luego el versículo 10 dice
que Cristo está en nosotros. Esto muestra que el Espíritu de Dios, el Espíritu de Cristo, y
Cristo son sinónimos. El Espíritu de Dios es el Espíritu de Cristo y el Espíritu de Cristo es
Cristo mismo. Hoy en día, este Espíritu está en nosotros.

El versículo 16 muestra que este Espíritu maravilloso está en nuestro espíritu. Este
versículo dice que el Espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu, no con nuestra
mente ni con nuestro corazón. Así que en este solo versículo hay dos espíritus. El Espíritu
maravilloso con E mayúscula da testimonio con nuestro espíritu, con e minúscula. El
Espíritu Divino da testimonio con nuestro espíritu humano, y estos dos espíritus se
mezclan juntos en un solo espíritu (1 Co. 6:17).

Ezequiel 36 revela que el Espíritu de Dios está en nuestro espíritu (vs. 26-27). Juan 3:6
nos dice que el Espíritu engendra el espíritu: "lo que es nacido del Espíritu, espíritu es".
Luego, Juan 4:24 nos dice que Dios es Espíritu y que lo adoramos en nuestro espíritu.
Nuestro espíritu adora a Dios el Espíritu. También, Romanos 8:16 nos dice que el Espíritu
Santo, el Espíritu Divino, está con nuestro espíritu. Hoy en día, el Espíritu maravilloso
está con nuestro espíritu. Eso significa que Cristo está en nuestro espíritu. Esta es la
revelación que se ve en Romanos 8.

Después de esto Romanos 9 nos dice que somos vasos que contienen a Cristo. Cristo es
el Espíritu maravilloso, y nosotros somos los vasos para contenerlo. Pero, ¿cómo
podemos recibir a Cristo en nosotros? La manera se encuentra en el capítulo diez. En el
capítulo ocho vemos a Cristo como el Espíritu maravilloso; en el capítulo nueve vemos
que somos los vasos para contener a Cristo; en el capítulo diez está la manera de recibir
a Cristo. En otras palabras, en el capítulo ocho está el contenido; en el capítulo nueve
están los vasos, los recipientes; en el capítulo diez está la manera en que los recipientes
reciben el contenido.

CRISTO ES EL FIN DE LA LEY


Los versículos de Romanos 10 de la lectura bíblica al comienzo de este capítulo nos
muestran la macera de tomar a Cristo. El versículo 4 dice que Cristo es el fin de la ley. Si
usted desea tomar a Cristo, sin duda tiene que darse cuenta de esto. Casi todos nosotros
estamos bajo cierta ley. El pueblo judío está bajo la ley dada por Moisés, pero, me temo
que usted todavía esté bajo cierta ley hecha por el cristianismo o hecha por usted
mismo. Existen la ley hecha por Moisés, la ley hecha por el cristianismo y la ley hecha
por uno mismo. Creo que todos tenemos alguna ley hecha por nosotros.

Usted quizás se pregunte qué quiero decir por una ley hecha por uno mismo. Pero yo le
preguntaría: "¿No tiene usted la intención de obrar más para el Señor?" Sin duda, esto es
muy bueno, pero esto es una ley hecha por uno mismo. Quizás un esposo ore: "Oh
Señor, ayúdame a amar a mi esposa". Una esposa tal vez ore: "Oh Señor, ayúdame a
someterme a mi esposo". Estas son leyes hechas por uno mismo. Hasta es posible que
usted haya decidido que de ahora en adelante usted invocará el nombre del Señor.
Incluso esto es una ley hecha por usted mismo. Entonces usted diría: "¿Qué debemos
hacer?" Aun este deseo de hacer algo es una ley hecha por uno mismo. Si usted decide
que de ahora en adelante usted orará-leerá la Biblia, esto es una ley. Le aseguro que
todos los que alguna vez han hecho tal ley han fallado. Tratar de hacer algo es una ley.
No trate de hacer nada. Sencillamente olvídese de hacer algo. Pero, ¿cómo puede usted
olvidarse de hacer algo? Incluso si usted trata de olvidarse de hacer algo, eso sigue
siendo una ley.

Necesitamos ver que cuando Cristo entra en nosotros, es el fin (le las leyes hechas por
nosotros mismos. No puedo ayudarles, pero si Cristo entra en usted, usted será
detenido. Cristo es el fin de la ley. Saulo de Tarso es un buen ejemplo para nosotros. El
era un hombre bajo la ley hecha por Moisés y por la religión judía. El también estaba
bajo la ley hecha por él mismo. El trataba de guardar todas las leyes hechas por Moisés,
todas las reglas hechas por el judaísmo y todos los deseos e intenciones establecidas por
él mismo. Mientras él trataba con todo su esfuerzo de guardar todas las leyes, la luz y la
voz vinieron de los cielos y él cayó al suelo (Hch. 9:3-4). Ese día en camino a Damasco
aquél que estaba tratando de guardar la ley y perseguía a Jesús cayó al suelo y clamó:
"¡Señor!" El dijo: "¿Quién eres Tú, Señor?" (v. 5). Incluso antes de que él conociera al
Señor, invocó al Señor (cfr. Ro. 10:13).

En ese momento, el Señor Jesús entró en Saulo. Sabemos esto porque todas sus
actividades se detuvieron. El fue detenido de la ley hecha por Moisés; fue detenido de la
ley hecha por el judaísmo; y fue detenido de la ley hecha por él mismo. Cristo es el fin de
la ley. Saulo era tan inteligente, claro y fuerte, sin embargo, fue detenido y llegó a estar
ciego. El perdió la vista. El no pudo hacer nada y no supo a dónde ir. Antes de eso, él era
un líder, uno a quien otros seguían. Sin embargo, después de que Jesús entró en el, su
vista se perdió. El no supo qué hacer ni a dónde ir. El necesitaba que alguien lo guiara
(v. 8). El fue completamente detenido. Esto es debido a que Cristo es el fin de la ley.

De la misma manera, si Jesús le concediera una visita llena de gracia a usted, todas sus
actividades se detendrían. Quizás oremos. "De ahora en adelante, Señor, ayúdame a
amar a mi esposa. De ahora en adelante, Señor, ayúdame a someterme a mi esposo. De
ahora en -delante, Señor, ayúdame a orar-leer. De ahora en adelante ayúdame a hacer
esto o aquello". Pero mientras tenga usted muchas cosas que hacer eso prueba que
usted está corto de la visita llena de gracia del Señor Jesús. Su visita detendrá todas sus
actividades porque El es el fin de la ley.

Me temo que muchos de ustedes todavía tienen ciertos deseos, ciertas intenciones e
incluso ciertos programas. Todo esto son leyes hechas por usted mismo. No puedo
decirle que se detenga. Si lo hiciera esto también sería una ley. No me prometa que
desde esta noche usted detendrá sus actividades. Esto es otra ley. Cuando Jesús vino a
Saulo de Tarso, él fue completamente confundido. 1;1 dijo: "¿Quién eres Tú, Señor?" El
perdió su dirección. Antes de eso él fue tan claro y tan atrevido en tomar la iniciativa. Sin
embargo, después de conocer a Cristo, el no supo a dónde ir ni qué hacer. No quiero que
la comunión de este capítulo abra sus ojos. Mas bien, espero que esto lo ciegue a usted.
¿Ha perdido usted la vista? o ¿todavía ve claramente? ¿todavía sabe qué hacer? Es una
verdadera bendición perder su vista. Saulo de Tarso perdió su vista y su dirección
porque Cristo como el fin de la ley entró en él.

INVOCAR AL SEÑOR PARA DISFRUTAR SUS RIQUEZAS


En Romanos 10 Pablo dijo: "No digas en tú corazón: `¿Quién subirá al cielo?' (esto es,
para traer abajo a Cristo); o, `¿quién descenderá al abismo?' (esto es, para hacer subir a
Cristo de entre los muertos)" (vs. 6-7). Usted no necesita que alguien traiga abajo a
Cristo de los cielos ni que alguien 'raiga a Cristo del abismo. Como el postrer Adán, El
descendió de los cielos se levantó del abismo. Se encarnó, descendiendo de los cielos.
Resucitó, subiendo del abismo. Completó todo Su tráfico. Ahora, ¿dónde está El? Cristo,
quien es el fin de la ley, no está lejos de usted. Pablo dijo que El está en su boca (v. 8).
Muchos dicen que tenemos que creer en el Señor Jesús en nuestro corazón. Esto es
cierto, pero también necesitamos ejercitar nuestra boca. Romanos 10 dice que usted
tiene que confesar: "Señor Jesús", con su boca (v. 9 Usted no solamente debe ejercitar
su corazón; también que usar su boca.

Muchos de ustedes no han usado su boca. Quizás diga ha orado mucho, pero, ¿nunca ha
gritado invocando a Jesús con su boca? Use su boca, no simplemente para orar al Señor
Jesús, sino para confesar al Señor Jesús, para invocar Su nombre. Espero que todos
ustedes subrayen la palabra bo mencionada en Romanos 10. Usted tiene que usar su
boca para invocar el nombre del Señor Jesús. Romanos 10 no dice que el Señor es rico
para con todos los que creen en El, lo adoran, meditan en El o le oran. Dice que el Señor
es rico para con todos los que le invocan (v. 12). ¿Ha invocado alguna vez al Señor? Les
estoy compartiendo algo que el cristianismo ha perdido. Muchos le dirán que tiene que
creer en el Señor Jesús. Luego, tiene que confesar sus fallas y pecados al Señor y orar
mucho. Sin embargo, en el cristianismo de hoy, el asunto de invocar el nombre del Señor
ha sido y todavía esta perdido.

Me gustaría mostrarle la diferencia entre invocar y orar, Si mi casa se estuviese


quemando y yo fuera a alguien diciéndole: "Señor, mi casa se está quemando, y casi no
tenemos agua. Por favor, ayúdenos". Esta es una ilustración de lo que es orar al decir:
"Señor Jesús, soy pecador. Tú eres mi Redentor. Te necesito". Sin embargo, una persona
cuya casa se está quemando puede gritar: "¡Fuego! ¡Fuego!" Esto es invocar el nombre
del Señor, "¡Oh Señor Jesús! ¡Señor Jesús!"

Cuando Saulo de Tarso cayó al suelo, en camino a Damasco, él gritó: "¡Quién eres Tú,
Señor!" Más tarde el Señor fue a Ananías y le dijo que visitara a Saulo. Ananías estaba
preocupado y le dijo al Señor: "El tiene autoridad de los principales sacerdotes para
apresar a todos los que invocan Tu nombre" (Hch. 9:14). Mientras Saulo iba en camino a
Damasco, él quería apresar a aquellos que invocaban el nombre del Señor día tras día.
De repente él cayó al suelo y dijo: "¿Quién eres Tú, Señor?" Luego, el Señor dijo: "Soy
Jesús, a quien tú persigues" (v. 5). Sin que él estuviese consciente de algo, Jesús entró
en él.

Si llamamos a una persona que es real, verdadera v viviente, ella vendrá a nosotros. Hoy
en día ¿es Jesús real? ¿Es Jesús viviente? Sin duda sí lo es. Cuando invocamos: "Oh Señor
Jesús", El viene a nosotros con todas Sus riquezas. El Señor es rico para con todos los
que le invocan. Todo aquél que invoca Su nombre será salvo (Ro. 10:12-13). No piense
que ser salvo es una cosa sencilla. Cuando creímos en el Señor Jesús, fuimos salvos, no
obstante, también necesitamos ser salvos durante toda nuestra vida cristiana. Ser salvos
no es meramente ser liberados del infierno, ser rescatados del juicio eterno de Dios. Eso
es demasiado negativo. Ser salvos es entrar en el disfrute pleno de todas las riquezas de
Cristo. Cristo es tan rico. El lo es todo para nosotros. Podemos entrar en el disfrute de
todas las riquezas de Cristo al invocar Su nombre, "Oh Señor Jesús".

En camino a Damasco, Saulo de Tarso no supo que cuando invocó: "Señor", Jesús entró
en él. Más tarde, en Gálatas 1, él nos dijo que le agradó a Dios revelar a Cristo en él (vs.
15-16). Dios reveló a Cristo en Saulo, cuando él cayó al suelo e invocó "¿Quién eres Tú,
Señor?" En un sentido, él fue detenido de guardar todas las leyes. En otro sentido, desde
ese momento, Pablo fue introducido en las riquezas de Cristo. El comenzó a ser salvo de
muchas cosas dentro de las riquezas de Cristo.

Romanos 8 nos dice que Cristo es el Espíritu que da vida quien es el contenido para
nosotros. El capítulo nueve nos dice que somos los vasos para contenerlo. Luego, el
capítulo diez nos explica cómo nosotros los vasos podemos recibir a Cristo el contenido.
Lo recibimos invocándole. Hoy en día, El es el Espíritu vivificante. El era el postrer Adán.
Descendió de los cielos y subió del abismo. Completó Su encarnación, crucifixión y
resurrección. Ahora, El no es solamente el postrer Adán. El es el Espíritu vivificante. El es
la Palabra viviente, el Logos viviente, y El está en su boca. La única cosa que puede
estar en su boca todo el tiempo es el aire.
Hoy en día, Cristo es el aire vivificante. Lo que usted necesita hacer no es ejercitar su
mente para entender, sino ejercitar su boca. Si abre su boca e invoca: "Señor Jesús", El
entrará en usted.

Cuando usted predica el evangelio, quizás hable mucho y trata de convencer a las
personas y cambiar su concepto. Pero cuanto más trata de convencerlos, más tendrán
ellos sobre qué razonar. Esa es la manera equivocada. Lo que usted necesita es hacer
que ellos abran sus bocas e invoquen: "¡Señor Jesús!" La manera de recibir al Señor es
invocar Su nombre. No piense que esto es un asunto sencillo o que es alo nuevo
inventado por nosotros. Esto es un asunto antiguo' que ha sido perdido y descuidado por
el cristianismo de hoy. Por la misericordia del Señor, El ha recobrado esto con nosotros.

INVOCAR AL SEÑOR PARA SACAR AGUA DE LOS POZOS DE LA SALVACION


La práctica de invocar al Señor no solamente se encuentra en el Nuevo Testamento, sino
también en el Antiguo. Isaías 12:2 nos dice que Dios mismo es nuestra salvación y
nuestro canto. El versículo 3 dice que El es la fuente de la salvación y que tenemos que
sacar agua de estas fuentes con gozo. Luego, los siguientes versículos nos dicen cómo
sacar esta agua. El versículo 4 dice que tenemos que alabar al Señor y luego invocar Su
nombre. El versículo 6 dice que debemos clamar y gritar.

¿Cómo ton-amos las aguas de la salvación? Algunos dicen que debemos meditar
silenciosamente la Palabra o estudiarla. Pero Isaías 12 nos dice claramente que Dios es
nuestra salvación y nuestro canto. El es los pozos de la salvación. Tenemos que sacar
agua de estos pozos no al meditar, ni al estar silencioso, sino al alabar al Señor,
invocando Su nombre, aun clamando y gritando. Según Romanos 10, si queremos
disfrutar de todas las riquezas de Cristo, tenemos que ejercitar nuestra boca e invocar
Su nombre_ Y según Isaías 12, la manera de sacar el agua viva de los pozos de la
salvación es alabar al Señor, invocar Su nombre, y clamar y gritar.
El Señor es el Espíritu, viviente y todo-inclusivo. El descendió de los cielos para llegar a
ser un hombre como el postrer Adán, y subió del abismo para ser el Espíritu vivificante
en resurrección (1 Co. 15:45). Ahora El es el pnéuma, tal como el aire en su boca. Si
abriéramos nuestra boca, desde lo profundo de nuestro corazón y con nuestro espíritu,
para invocar: "Señor Jesús", El entraría en nosotros. Esta es la manera de recibir a Cristo
en nosotros, los vasos. El es el contenido, y nosotros somos los que le contienen. La
manera en que nosotros, los que le contienen, lo recibimos como el contenido es
ejercitando nuestra boca para invocar Su nombre: "¡Oh Señor Jesús! ¡Oh Señor Jesús!"
De esta manera, todas las botellas, los vasos, serán llenos de Cristo, no solamente como
su salvación, sino también como todo lo que El es en Sus inescrutables riquezas. Aquí,
Romanos 10:12 dice que e! Señor es "rico para con todos los que le invocan". ¡La
manera de disfrutar a Cristo en todas Sus inescrutables riquezas es invocándolo!

CAPITULO CINCO
LA TRANSFORMACION PARA LA EDIFICACION
Lectura bíblica: 1 P. 2:2, 5; 1 Co. 3:2a, 6, 9b, 10, 12a; Col. 2:19; 2 Co. 3:18; Ro. 12:2a, 4-
5; Ef. 2:21-22

LA TRANSFORMACION ES EL RESULTADO DE NUESTRO CRECIMIENTO EN VIDA


La mejor manera de recibir al Señor es comiéndole (Jn. 6:57). El comer produce el
crecimiento. Todos los niños crecen al comer. Cuanto más comen, más crecen. Por eso,
nosotros ponemos énfasis una y otra vez en el asunto de que la iglesia necesita comer.
Las enseñanzas nunca pueden producir e' crecimiento en las personas. Usted no puede
hacer que sus niños crezcan al enseñarlos. La manera más simple, sencilla y mejor de
ayudar a sus niños a crecer es alimentándolos. Sin embargo, en este capítulo, el punto
básico no es el crecimiento, sino la transformación. Si usted tiene el crecimiento,
indudablemente tiene el resultado de éste, que es lo transformación.

LA TRANSFORMACION ES UN CAMBIO METABOLICO


La transformación no es una clase de cambio exterior o de corrección externa. En el
sentido del Nuevo Testamento, la transformación es un cambio metabólico. El
metabolismo produce un cambio en vida desde el interior del hombre. Algo nuevo que se
agrega a su ser elimina el elemento viejo y lo reemplaza. De esta manera usted tiene la
transformación. No es un cambio exterior, sino un cambio orgánico, un cambio en vida,
un cambio metabólico, por medio del suministro de un elemento nuevo que reemplaza al
elemento viejo.

Una persona que pone maquillaje sobre su rostro obtiene un cambio externo, sin
embargo, esto no es transformación. Esto es cono el trabajo de la funeraria. El rostro de
un cuerpo muerto es muy pálido, pero su apariencia cambia cuando el embalsamador lo
cubre con maquillaje. Mucha de la obra en el cristianismo hoy en día, es como la obra de
un embalsamar. Los embalsamadores en una funeraria cambian la apariencia de los
cadáveres. Hay un cambio en los cadáveres, pero no un cambio orgánico.

No debemos preocuparnos si un hermano joven tiene el caballo largo o corto. Debemos


preocuparnos por su transformación interior. Si deseamos que alguien sea transformado,
tenemos que alimentarlo ricamente día tras día. Después de un tiempo, estará brillante
y viviente debido a la transformación interior. Esta es una clase de cambio metabólico
con algo orgánico, con algo que crece, con un elemento nuevo que reemplaza y anula el
elemento. viejo. La transformación es un cambio metabólico interior.

Jesús no corrige. El no es un embalsamador, y nosotros no somos cadáveres. No


estarnos en una funeraria sino en un hogar viviente. Somos personas vivientes en la
iglesia, la casa de;;. Dios viviente (1 Ti. 3:15). Jesús no es solamente un buen
AIimentador, sino también es el alimento rico. Cuando invocamos Su nombre, El entra en
nosotros. Es viviente, nutritivo y transformador. Nos suple y reemplaza el elemento viejo
consigo mismo como el elemento nuevo. Luego tenemos un cambio orgánico desde
nuestro interior.

NUESTRA NECESIDAD DE ESTAR DESCUBIERTOS


EIn 2 Corintios 3:18 dice: "Mas nosotros todos, a cara descubierta mirando y reflejando
como un espejo la gloria del Señor somos transformados de gloria en gloria en la misma
imagen como por el Señor Espíritu". Me gusta la palabra descubierta, Me preocupa que
quizás todavía estemos cubiertos. En 2 Corintios 3 estar cubiertos significa estar
cubiertos por los conceptos religiosos, los pensamientos y las enseñanzas y el
conocimiento viejos. En otras palabras, estar cubierto es estar cubierto por su propia
religión.

Tenemos el concepto del cristianismo que cuando asistimos a los así llamados servicios
de la iglesia, tenemos que entrar de una manera piadosa, amable, atenta y religiosa.
Pero el resultado de esto es la vaciedad. En lugar de eso, supongamos que entro en una
reunión diciendo: "¡Aleluya!, Alabado sea el señor! ¡Amén! ¡Jesús': ¡Amo a Jesús:" Quizás
usted diga que estoy loco, pero ¿qué hay de malo en esto'? No, debemos preocuparnos
por ser piadosos sino por ser nutridos con Cristo. En el cristianismo se nos enseñó a
estar quietos, pero no obtuvimos nada. Con el tiempo, yo me di cuenta de que cuando
digo: "Señor Jesús", me nutro por dentro. Todos necesitamos preocuparnos por ser
nutridos con Cristo, y no por ninguna forma religiosa. Asistir a las reuniones de una
manera silenciosa es asistir vacíos del Espíritu.

Por Su misericordia estoy haciendo algo para ayudar a Su pueblo a ser rescatado de la
falsedad de la religión. Muchos todavía están bajo el velo de la religión antigua. Están
todavía bajo la cubierta de sus viejos conceptos religiosos. Pablo dijo en 2 Corintios 3:15
con respecto a los israelitas: "Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo
está puesto sobre el corazón de ellos". Cuando leían el Antiguo Testamento, todavía
estaban bajo la cubierta, el velo, de sus conceptos antiguos. Pero Pablo dijo en el
versículo 14 que veis es quitado con Cristo". En Cristo, el velo es removido. Mientras
estemos en Cristo, todo lo que hagamos está bien. Si grito en Cristo, está bien.

El pueblo judío cuidaba tanto el asunto de guardar el sábado que enviaban a algunos
policías del día sábado para arrestar a todos los que no lo guardaban. Mateo 12 nos dice
que en un día de sábado Jesús fue a los sembrados. Sus discípulos tuvieron hambre y
comenzaron a arrancar espigas y a comerlas (v. 1). Comieron en una "manera salvaje"
sin cocinar, sin mesa para comer sin utensilios. Sin embargo, se alimentaron plenamente
en los campos. Después, vigilantes del día de sábado, los fariseos, vinieron a decirle a
Jesús que Sus discípulos quebrantaban el sábado (v. 2)'. Aquellos vigilantes del sábado
pensaron que eran muy bíblicos. Pero el Señor Jesús dijo: "¿No habéis leído...?" (vs. 3-4).
Podríamos parafrasear lo que el Señor Jesús les dijo a los fariseos de esta manera: "Se
supone que ustedes conocen la Biblia y que hacen todo de acuerdo a la Biblia. ¿No han
leído en las Escrituras que David y sus seguidores entraron a la casa de Dios y comieron
algo ilegalmente? ¿Qué dirían de eso?" A Dios no le interesa guardar ciertas reglas. Dios
quiere que el pueblo sea satisfecho.

Usted quizás asista a los así llamados servicios de la iglesia de una manera muy piadosa,
quieta y agradable, pero, ¿cómo se siente por dentro? ¿Está usted satisfecho y lleno, o
está vacío? Cuando asistimos a las reuniones de una manera silenciosa y muerta,
tenemos que admitir que estamos vacíos. Debemos olvidarnos de las regulaciones
religiosas. Olvídese del "sábado". Tiene que cuidar de satisfacer su hambre. Sea
satisfecho. Es mejor comer algo crudo en tina manera salvaje que quedar hambriento.
Solamente nos debe importar la satisfacción del pueblo de Dios, y no las formas y
regulaciones religiosas.

Es fácil que los jóvenes digan que odian la religión, porque la religión es una clase de
esclavitud. Espero que todos los viejos entre nosotros nos olvidemos de ser religiosos. La
persona más religiosa fue Saulo de Tarso. Pero en el camino Damasco, una luz de los
cielos brilló sobre él y él cayó de rodillas. Dijo: "¿Quién eres, Señor?" En ese momento el
Señor entró en él, v va no hubo más religión en el. El velo fue quitado en Cristo. Espero
que todos nosotros tengamos las caras descubiertas.

Algunos de los santos tienen muchas preguntas con respecto a ciertas cosas doctrinales.
Pero si usted fuera invitado a cenar y le sirvieran pollo, ¿preguntaría acerca de los
huesos o la cola del pollo? A nosotros no nos interesan los huesos ni la cola, Nos interesa
que la carne del pollo entre en nosotros. Necesita ser simple. Existen muchas cosas que
no podemos entender. Yo no entiendo lo que es el aire, sin embargo he estado
respirándolo por muchos años. Nunca me he graduado de respirar. Graduarse de respirar
es morir. Aunque no entiendo al aire, lo disfruto todos los días cuando lo respiro. El aire
es bueno para respirarse. Sé esto y sé que puedo respirar. Dios me hizo de esta manera.
De la misma manera, necesitamos respirar a Cristo momento a momento al invocar Su
nombre.

Necesitamos regresar a la simplicidad de Cristo (2 Co. 11:3). Necesitamos orar: "Oh


Señor, ten misericordia de nosotros. Quita todos los velos. Quita todas las coberturas.
Señor; danos un cielo claro". No nos damos cuenta de que tanto hemos sido velados por
la así llamada religión cristiana , por los conceptos religiosos que recibimos--del
cristianismo - Tropezamos debido a que estamos bajo la cubierta de la religión, el velo
de nuestro concepto religioso. No debe interesarnos nada religioso. ¡¡¡¡¡¡¡¿:Debemos
interesarnos solamente por Jesús! Necesitamos que todos los velos sean quitados de
nosotros para que podamos reflejar a Jesús (2 Co. 3:18). Mientras estemos mirando y
reflejando a Jesús, la imagen de Jesús será impresa sobre nosotros. De esta manera no
seremos regulados, corregidos ni mejorados, sino transformados interiormente con el
elemento de Jesús. El Jesús viviente, quien está' lleno de energía orgánica, nos
transformará.

TRANSFORMADOS PARA LLEGAR A SER PIEDRAS VIVAS PARA EL EDIFICIO DE DIOS


Éramos piezas de barro, pero después de ser transformados por Jesús, llegamos a ser
piedras. En Apocalipsis 2:17 el Señor Jesús prometió a los que vencieran que El les daría
a comer del maná escondido y que les daría una piedra blanca. Esto significa que al
comer a Jesús, llegaremos a ser piedras transformadas para el edificio de Dios.

Esto concuerda con el pensamiento de Pedro en su primera epístola. El dijo que como
niños recién nacidos, debemos desear la leche pura de la palabra para que crezcamos Y
lleguemos a ser piedras vivientes (2:2-5). Todos somos pedazos de barro, pero al beber
a Jesús, al comer a Jesús, al recibir a Jesús, tendremos un cambio orgánico metabólico. El
barro será cambiado a piedra y llegaremos a ser piedras blancas aceptables y
justificados a los ojos de Dios.
Llegamos a ser piedras no por regulación externa, sino par medio de la transformación
interna con Jesús. Jesús no solamente es el Transformador sino también el elemento
transformador. Cuando El entra en nosotros, Sus riquezas hacen una obra
transformadora. Algo se forja en nuestros tejidos y llegamos a ser parte de El. Llegamos
a ser las piedras vivas para el edificio de Dios.

La casa de Dios, la iglesia, no puede ser edificada con piezas de barro. Una casa
edificada con barro no permanece mucho tiempo. Cuanto viene la tormenta, se hace
lodo y se cae. La iglesia solamente puede ser edificada con nosotros como las piedras
vivas mediante la transformación. La transformación viene solamente por el crecimiento
en vida al alimentarnos de Cristo. Por esta razón todos tenemos que comer a Jesús. De
esta manera creceremos y tendremos algo de transformación para llegar a ser piedras
vivas. Cuando considero a algunos santos entre nosotros, alabo al Señor por Su obra de
gracia. Puedo ver una transformación verdadera en ellos.

Esta transformación nos mantiene en la unidad divina. ¿Usted piensa que podemos ser
uno por nosotros mismos? Si somos uno de manera lodosa, habrá una separación entre
nosotros cuando venga la tormenta. Pero le doy gracias al Señor y lo alabo por la
transformación que he visto en muchos santos. Por medio de la transformación muchas
iglesias locales han sido levantadas y edificadas. Es difícil que haya una separación entre
nosotros cuando diariamente experimentamos la transformación del Señor. La unidad
entre nosotros no es algo formado por ciertas enseñanzas y doctrinas o por cierta
organización. La unidad entre nosotros es el resultado de una transformación interior.

Crecemos al comer, beber y digerir a Jesús. Mientras le demos a Jesús la libertad en todo
nuestro ser, tenemos el crecimiento, y mediante el crecimiento, tenemos la
transformación. La transformación no es un asuntp de corrección exterior. El principio
principal en cuanto a la transformación es que usted le tiene que dar a Jesús el camino
libre dentro de usted. Tiene que orar: "Señor, ten el camino libre en mí para que pueda
tener la mejor digestión". Mientras comemos y digerimos a Jesús, tenemos el
crecimiento en vida, y mediante este crecimiento tenemos la transformación.

Por medio de la transformación somos entretejidos juntos, y este entretejimiento


equivale a la edificación. Con el tiempo, todos ¡legamos a ser un solo edificio. No
solamente somos una sola iglesia en una sola ciudad, sino también en todas las
ciudades, somos un solo Cuerpo. Muchos lugares de reunión en una ciudad son de todas
maneras una sola iglesia. Muchas iglesias en muchas ciudades son de todas maneras
un solo Cuerpo. Somos uno, no al ser organizados, sino al ser transformados. Las
enseñanzas doctrinales no nos unen. Mientras más enseñanzas obtengamos, más
divisiones surgirán. Sin embargo, mientras más comemos a Jesús, lo digerimos y lo
asimilamos, más transformación tenernos, y el resultado es una unidad espontánea.
Cualquier cosa sin Jesús está mal. Cualquier cosa con Jesús está correcta.

Tenemos que creer que la venida del Señor está cerca. El viene, y tenemos que estar
preparados. Queremos ser la novia preparada para Su venida. Esto solamente puede
suceder si nuestro ser es nutrido y alimentado con Cristo. Tenemos que tomarlo
invocando Su nombre. He visto la bendición que trae el invocar el nombre del Señor
Jesús. Olvídese de ser religioso. El Señor se está moviendo en una manera nueva. Sin
embargo, la intención del Señor no es solamente tener un grupo de gente "loca" por
Cristo. La intención del Señor es transformar a los locos.' Estar locos por Cristo le da al
Señor una oportunidad para transformarnos. El Señor va a transformarlo a usted, y esta
transformación es destinada a la edificación.

Finalmente, el Señor tendrá un vaso corporativo, no muchos vasos separados e


individuales. Todos los vasos individuales coordinarán, serán entretejidos y edificados
para llegar a ser la Nueva Jerusalén. La Nueva Jerusalén será el único vaso corporativo,
universal y eterno en todo el universo para contener a nuestro Dios. Hoy día, cada iglesia
local es una miniatura, un modelo pequeño de la Nueva Jerusalén. El Señor no tiene la
intención de tenerlo a usted como un vaso independiente. El quiere edificarnos juntos
para que lleguemos a ser universalmente el gran vaso corporativo. La transformación es
la única manera en que esto puede suceder.

Estamos locos por Cristo con un propósito. Este propósito es ser transformados para la
edificación. Todas las personas piadosas y religiosas están terminadas en cuanto a la
transformación del Señor. Cuando estamos locos en nuestro espíritu, esto le da a Jesús la
oportunidad de transformarnos. Al ser transformados, estaremos unidos, coordinados y
edificados. El Señor desea un vaso corporativo para que contengamos a
Jesús. La consumación máxima de este vaso será la Nueva Jerusalén.

CAPITULO SEIS
COMER Y DIGERIR
Lectura bíblica: Jn. 6:57b, 63; 7:37-39a; Is. 55:1, 6; 1 Co. 12:13b; Ap. 2:7, 17b; 3:20;
22:1-2a, 14a, 17

BEBER Y COMER AL INVOCAR EL NOMBRE DEL SEÑOR


Hasta ahora, hemos visto que somos vasos de Dios y que Dios como el Espíritu todo-
inclusivo es nuestro contenido. La manera en que nosotros lo tomamos es invocando Su
nombre. Ahora queremos ver que invocar Su nombre, en la Biblia, es comparado a
comer y beber. Isaías 53:1 y 6 nos muestran que la manera de beber y de comer es
invocando Su nombre.

Isaías 55:1 dice: "A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero,
venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche". Este
versículo es algo complicado por decir que venimos a las aguas y que comemos. ¿Viene
usted a las aguas a comer o a beber? Las madres alimentan a sus niños recién nacidos
con leche. Cuando los pequeños están bebiendo leche, también están comiendo. Comer
está incluido en beber. Venimos a las aguas y compramos y comemos. Después este
versículo dice que compramos vino y leche. Tanto el vino como la leche son líquidos,
pero el nutrimento de la comida está incluido en ellos. Por lo tanto, beber vino y leche
realmente significa comer algo para nutrimento.
El versículo 6 dice: "Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que
está cercano". Este versículo nos aconseja a buscar al Señor. Buscar al Señor significa
venir a las aguas. El Señor es las aguas, y buscarle es venir.

Beber y comer significa invocar Su nombre mientras, -El está cercano. Por lo tanto,
buscar al Señor equivale a venir, a las aguas. Invocar Su nombre equivale a beber y
comer. Esta es la manera en que recibimos al Señor. Las cosas espirituales a menudo
son difíciles de definir. Pero existen las sombras dadas por el Señor por medio de las
cosas materiales, las cosas físicas, para ilustrar las cosas espirituales.
COMER A JESUS
Hemos señalado que somos vasos para contener al Señor, y que el Señor es el
contenido. Los vasos necesitan ser llenados de este contenido. Somos llenos del Señor
como nuestro contenido, mientras comemos y bebemos de El. Esto es un llenar
orgánico, que causa el crecimiento en vida y la transformación en vida. Cuando
recibimos la bebida y la comida apropiadas, algo orgánico entra en nosotros que hace
que crezcamos y seamos transformados.

Poner agua dentro de una taza es simplemente llenarla. No es algo orgánico. Pero
cuando tomamos algo dentro de nuestro estómago comiendo y bebiendo, no estamos
meramente llenándonos. Mediante la digestión todo lo que comernos es asimilado
dentro de nuestro ser. Así que, después de comer necesitamos la digestión y la
asimilación. Mediante la digestión y la asimilación de lo que comemos y bebemos,
absorbemos en nuestra sangre todo el nutrimento. Este nutrimento, después de entrar
en nuestra sangre, llega a ser nuestras células. Después de cierto tiempo, todas las
células llegan a ser nuestros tejidos orgánicos, nuestro mismo ser.

Si pongo agua en una taza, simplemente Se llena. No hay digestión, asimilación,


crecimiento ni transformación. El agua nunca puede llegar a ser el elemento y la esencia
de la taza. Es diferente con los seres humanos. ¿Cómo puede un pavo ser puesto dentro
de un vaso humano? La única manera es que esta persona coma el pavo. Entonces el
pavo llega a ser la esencia el elemento de la persona. Jesús dijo: "El que me come, él
también vivirá por Mí" (Jn. 6:57b). Una persona llena de energía por lo que ha comido.
Vivirnos por lo que comemos. Comemos a Jesús, y así vivimos por Jesús.

Lo que comemos obviamente entra en nosotros y llega a ser nuestro contenido. Después
es digerido por nosotros. Al ser digerido, el nutrimento y las riquezas de lo que comemos
es asimilado dentro de nuestro sistema- para llegar a ser nuestras células. Después, las
células crecen dentro de nuestros tejidos orgánicos para llegar a ser nosotros. Así que.
somos lo que comemos. Un hombre vive por lo que come con el tiempo él es lo que él
come. Si comemos a Jesús, cío el tiempo somos Jesús. Por eso Pablo dijo: "Ya no vivo yo,
mas vive Cristo en mí" (Gá. 2:20a); "Porque para mí el vivir es Cristo" (Fil. 1:21a). Si
usted come pavo todo el tiempo, podría decir: "Para mí, el vivir es el pavo". Usted cope
pavo, así que usted vive por el pavo y para usted el vivir es el pavo. Cuando comemos a
Jesús, vivimos por Jesús y somos Jesús. ¡Para nosotros el vivir es Jesús!

LA NECESIDAD DE UNA DIGESTION ESPIRITUAL APROPIADA


Necesitamos comer a Jesús invocando Su nombre. Pero después de que comemos,
también necesitamos una buena digestión. No queremos tener una indigestión. La
indigestión primeramente causa un problema gástrico y después puede causar una
úlcera gástrica. Esto podría incluso producir un: cáncer gástrico, resultando en la
muerte. Comer sin tener una buena digestión causará problemas. Cuando comemos
Cristo, también necesitamos digerirlo espiritualmente de una manera apropiada. Si usted
tiene una digestión apropiada, la comida que come puede entrar en todas las partes de
su ser físico. Existe una vía libre para que la comida pase. La indigestión significa que no
hay vía libre para la comida. La comida no puede pasar, por lo tanto usted tendrá
problema.

Ahora necesitamos considerar cómo se aplica esto a nosotros en el sentido espiritual.


Algunos santos queridos quizás disfruten invocar el nombre del Señor y orar-leer la
Palabra al principio. Pero, después de cierto tiempo pierden el gusto y el apetito por
esto. Esto se debe a que después de ingerir al Señor Jesús, algo sucedió dentro de ellos.
Eso fue una indigestión. No hubo vía libre para que el Señor Jesús pasara. Después de
invocar el nombre del Señor Jesús y de orar-leer Su Palabra, tenemos que decir: "Señor,
ten misericordia de mí. Mantén todo mi ser con todas mis partes abiertas hacia Ti".

No estoy hablando de algo doctrinal, sino de algo que es muy práctico para nosotros en
nuestra vida cristiana. Después de que invoca el nombre del Señor, tengo la seguridad
plena de que El entra en usted. Pero el problema de esto es que después de invocar Su
nombre, después de que el Señor entra en usted, probablemente usted no esté tan
abierto a El. Quizá usted se abra a El en una pequeña parte de su ser, pero la mayor
parte de su ser está cerrado para El.

El Señor Jesús es real, viviente y práctico. Cuando usted dice: "Señor Jesús El entra en
usted y lo llena. Mientras usted está diciendo: "Señor Jesús", este Jesús práctico y
viviente tocará su ser natural. Pero muchos de ustedes quizás digan: "No, Señor, no me
toques aquí. Permanece donde estás. Eres mi invitado y debes permanecer en la sala.
No entres en mi recámara privada. Esto es para mí no para Ti. Esto significa indigestión.
No hay manera de que el Señor como la comida espiritual entre completamente en
usted. No hay camino libre para que la comida entre en sus parles internas y por lo tanto
usted tiene indigestión.

El cristianismo de hoy tiene muchas enseñanzas, pero no necesitamos esas enseñanzas


doctrinales. Necesitamos comer al Señor v disfrutarlo. Supongamos que yo lo invito a
usted a cenar, y en lugar de permitirle que coma y disfrute la comida, le enseño cosas
referentes a la comida. Esto sería terrible. No necesitamos las enseñanzas; necesitamos
el nutrimento verdadero. Necesitamos que las riquezas de Cristo entren en nuestro ser.
Podemos obtener estas riquezas de Cristo dentro de nuestro ser simplemente invocando
Su nombre, —Oh Señor Jesús". Pero después de invocarlo, el Señor obra y se mueve
dentro de nosotros para tocar nuestro ser interno.

Después de invocar al Señor, un hermano joven con el tiempo tendrá el sentir dentro de
éi de que necesita tratar con la manera en que corta su cabello. Si es lento para
responder a este sentir, esto significa que no está permitiendo que el Señor Jesús entre
completamente. Así que, usted tiene que estar alerta. Después de invocar su nombre, si
tiene algún sentir dentro de usted, cualquier sentimiento, eso significa que el Señor
Jesús se esta moviendo, y significa que al digerir tenemos la re asimilación; y por esto
obtenemos el nutrimento práctico de las riquezas de Jesús dentro cíe nuestro ser. Todas
las riquezas de Cristo finalmente crecerán en nuestros tejidos orgánicos. Después
llegamos a ser Cristo. Ya no Vivo yo, mas Cristo vive en mí. Para mi el vivir es Cristo. La
vida cristiana no es un asunto de : _ .. No debemos tratar de aprender a ser humildes =
lo fue Jesús. Esto es como tratar de enseñar a un mono a imitar al hombre. El mono
puede ser capaz de hacerlo por un momento, pero finalmente regresará a ser lo que es.
El Señor no toma la manera de enseñarnos a imitarlo- La manera del Señor es la manera
de la vida, y la manera de la vida es comer.

Algunos hermanos estadounidenses llegan a ser grandes no por las enseñanzas, sino ser
la alimentación. Debido a que comieron ellos crecieron hasta ser nombres grandes. Sin
duda, en otro sentido, necesitamos alguna educación, pero lo básico es el crecimiento, y
este crecimiento depende absolutamente de la comida. Comer es recibir dentro de usted
el nutrimento para la digestión y la asimilación. Con, esto usted obtendrá el nutrimento
dentro de sus células, v este nutrimento incluso llegará a ser sus tejidos orgánicos, su
mismo ser.
El cristianismo le ha dado a usted la impresión equivocada de que necesita enseñanzas
doctrinales. Todos tenemos que decir: "No necesitamos enseñanzas doctrinales.
Necesitamos nutrimento". Necesitamos a Jesús, no de una manera objetiva, sino de una
manera muy subjetiva. Necesitamos que Jesús entre en nosotros. Necesitamos asimilar a
Jesús para que El pueda ser nuestras células y nuestros tejidos orgánicos, para que
llegue a ser nuestra misma esencia y elemento. Entonces podemos decir: "Para mí el
vivir es Cristo". De esta manera el contenido y el contenedor llegan a ser uno. Jesús,
después de entrar en nosotros, llega a ser nosotros. Cuando usted diga: "Para mí el vivir
es Cristo", el Señor Jesús dirá: "Para Mí el vivir eres tú". Usted quizás diga que es Jesús,
pero El dirá que El es usted. Entonces, ¿quién es quién? Finalmente, el contenido llega a
ser el contenedor. Todos tenemos que ver esto. Todos los velos religiosos tienen que ser
removidos. Necesitamos un cielo claro.

Desde Génesis 2 hasta Apocalipsis 22, a través de toda la Biblia, se encuentra el hilo de
comer y beber. El árbol de la vida y el río de agua se ven en Génesis 2 (vs. 9-10).
Después, Jesús vino y dijo que El es el pan de vida que debemos comer (Jn. 6:35, 57).
También dijo que El es el agua viva que debemos beber (Jn. 4:14; 7:37-39). Incluso en
las epístolas, Pablo dijo: "Os di a beber..." (1 Co. 3:2). También dijo que todos fuimos
hechos para beber de un mismo Espíritu (1 Co. 12:13). Fuimos hechos para beber, no
para pensar. Todos fuimos hechos, no para pensar en una teología sino para beber de un
solo Espíritu. Luego, al final de la Biblia, vemos el río de agua de vida y el árbol de la
vida (Ap. 22:1-2). La última promesa dada por el Señor es: "Bienaventurados los que
lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida" (v. 14a). El último llamado dado
por el Señor es el de venir y tomar del_ agua de vida gratuitamente (v. 17). Nuestro
destino por la eternidad será comer y beber a Jesús. Hoy día, debemos dedicarnos a
comerle y a beberle.

Pero también necesita estar alerta. Después de invocar el nombre del Señor, después de
comerle y beberle, tiene que decir: "Señor, ten misericordia de mí. Haz que cada parte
de mi ser se abra a Ti. Que tengas un vía libre en todo mi ser". Entonces, usted tendrá
una buena digestión para una buena asimilación, y disfrutará y absorberá todo el
nutrimento de las riquezas de Cristo. Luego, Cristo llegará a ser el mismo ser de usted.
Somos los contenedores vivientes, y El es el Espíritu vivificante. Finalmente, el Espíritu-
vivificante que es el contenedor será su elemento y su esencia. Seremos uno con El, y El
será uno con nosotros de una manera orgánica.

CAPITULO SIETE
BABILONIA
Lectura bíblica: Gn. 11:4, 7, 9; 2 Cr. 36:6-7: Esd. 1:11; Ap. 17:3-5; 18:2a, 4

EL PRINCIPIO DE BABILONIA
En este capítulo y en el siguiente, queremos ver dos ciudades en la Biblia: Babilonia y
Jerusalén. Hemos visto que la intención de Dios es tener un vaso universal y corporativo
que lo contenga, y este vaso será la Nueva Jerusalén. Así que, la última ciudad
mencionada en la Biblia es Jerusalén. Jerusalén es la consumación máxima de la
operación de Dios a través de todas las generaciones.

Pero antes de Jerusalén, hay una falsificación llamada Babilonia. En la Biblia, Babel, o
Babilonia, se menciona primero en Génesis 11, pero el nombre de Jerusalén no se
menciona hasta mucho después. Babel es la palabra hebrea para Babilonia. Babel es
Babilonia. Babilonia aparece primero porque el enemigo de Dios, Satanás, sabe que el
propósito de Dios es tener una ciudad viviente compuesta de personas vivientes que
sean un vaso corporativo para contenerle a El. Así que, el enemigo de Dios hizo todo lo
posible para hacer una falsificación, y esta falsificación fue la ciudad de Babel.

El hombre quiere hacer un nombre para sí mismo


En Génesis 11 con Babel usted puede ver cuatro puntos principales. Primero, en ese
tiempo el hombre trataba de hacer algo en contra de Dios intentando hacer un nombre
para sí mismo (v. 4). Esa fue la razón por la cual el hombre trataba de edificar una
ciudad con una torre que alcanzará los cielos. Babilonia es buena para que el hombre se
haga un nombre, no para que el hombre invoque el nombre del Señor. El propósito de
Babilonia es hacer un nombre para el hombre.

Confusión
Segundo, Babilonia significa confusión. Por supuesto, usted puede decir que Dios vino a
confundir a la gente que estaba ahí. Pero tiene que comprender que esta confusión de
parte de Dios era un castigo para el hombre debido a que éste había tratado (le hacer un
nombre para sí mismo. El los confundió haciendo que tuvieran diferentes idiomas. Yo
hablo mi idioma y usted habla el suyo. Yo tengo mi opinión, usted tiene su idea, y todos
somos diferentes; yo no le entiendo a usted, ni usted me entiende a mí. Esto es un
castigo de Dios.
El cristianismo está bajo tal castigo. Las denominaciones no hablan la misma cosa, ni se
entienden la una a la otra. Los presbiterianos no entienden a los bautistas, ni los
bautistas entienden a los presbiterianos. Los metodistas entienden a los metodistas,
pero no entienden a los episcopales, etc. Cada denominación es diferente la una de la
otra. Esta situación de división y confusión es un castigo de parte de Dios. Las Escrituras
revelan que las iglesias locales no están confundidas como Babel, sino que están unidas
como un solo Cuerpo. Con Babel el segundo punto es la confusión. Los de Babel no se
entendieron entre sí. Esto fue hecho por Dios. El ejerció Su juicio sobre los seres
humanos rebeldes.

Esparcidos
El tercer punto con los de Babel es que todos ellos fueron esparcidos. En lugar de ser
reunidos, fueron esparcidos. En las iglesias locales tenemos una reunión, no un
esparcimiento. La Biblia revela que el pueblo de Dios siempre se reunía en Jerusalén. En
los tiempos antiguos tonos los israelitas reunían tres veces al año (Dt. 16:16). Tuvieron
la "solidaridad", la congregación. Se juntaban en Jerusalén, sin embargo, en Babel
estaban esparcidos.

En el cristianismo de hoy, el primer punto es que el hombre va a hacer un nombre. El


segundo punto es la falta de entendimiento entre todos los grupos y denominaciones
cristianas. El tercer punto es el esparcimiento. Cada uno va por su propio camino y
dirección. El intento del hombre de hacer un nombre para sí mismo. la confusión y la
dispersión son los puntos significativos con relación a Babel. Todos estos puntos aún
permanecen con el cristianismo porque éste ha llegado a ser la Babilonia de hoy.

Una mezcla
La Biblia nos dice que Dios escogió a Jerusalén como el lugar para poner Su nombre y
edificar Su habitación. Dios le dijo a Su pueblo que, cuando entraran a la buena tierra, no
tendrían el derecho de escoger el lugar donde lo adorarían a El. Tenían que ir al lugar
escogido por El. El escogería un lugar de entre todas sus tribus para poner allí Su
nombre y edificar Su habitación (Dt. 12:5). Todos ellos tenían que venir a ese lugar
específico para adorar al Señor. Esto guardaba la unidad. Fue por este lugar único de
adoración a Dios, que la unidad de su pueblo se mantuvo por generaciones. Este lugar
único fue Jerusalén. En Jerusalén la casa de Dios fue edificada y la gloria de Dios llenó
esa casa (1 R. 8:10-11). - Esa fue la era de oro de la historia del pueblo de Israel.

Después, el rey Nabucodonosor de Babilonia vino para destruir a Jerusalén. Quemó la


casa de Dios en Jerusalén, se llevó todos los vasos de la casa de Dios que se usaban en
la adoración de Dios, y los puso en el templo de sus ídolos en Babilonia (2 Cr. 36:6-7).
Qué contradicción fue ésta. Esto nos muestra que incluso en Babilonia hay algunas cosas
relacionadas con Dios. En el templo de los ídolos en Babilonia, hay algunos vasos que
pertenecen a la casa de Dios. Esto nos introduce en el cuarto punto en cuanto a
Babilonia: es una mezcla de las cosas de Dios con las cosas de los ídolos. Los vasos
usados en la casa de Dios estaban en el templo de los ídolos.

En el Nuevo Testamento esta mezcla se agranda. Juan, estando en el espíritu vio una
visión de la gran Babilonia (Ap. 17:3-5). Babilonia está decorada, con un brillo falso de
oro, con todas las cosas de la Nueva Jerusalén. La Nueva Jerusalén está edificada con
tres materiales preciosos: oro, piedras preciosas y perlas (Ap. 21:18-21). La gran
Babilonia tiene un brillo falso de oro, piedras preciosas y perlas. Le da al pueblo la
apariencia de que es lo mismo que la Nueva Jerusalén, pero no está edificada de una
manera sólida con estas cosas preciosas; solamente está cubierta con esos tesoros corro
ornamentos para una apariencia externa. Esto es un engaño para seducir a las personas.
Es la apariencia falsa de la ramera.

La diferencia entre la cristiandad apóstata y la iglesia genuina es que una es una mezcla,
pero la otra es pura. En la Nueva Jerusalén no hay mezclas. Todo es puro Apocalipis
21:15 dice que la ciudad es de oro puro. También, el río Je agua de vida es brillante
como el cristal (Ap. 22:1). Es absolutamente pura, sin mezcla.
La descripción de Apocalipsis 17 dice que esta mujer malvada, la Babilonia maligna,
tiene en su mano una copa de oro. Pero esta copa de oro está "llena de abominaciones y
de la inmundicia de su fornicación" (v. 4). Externamente es dorada, pero en su interior
hay cosas malvadas. Es una mezcla. Tiene personas espirituales, algunas piedras
preciosas, como Madame Guyon, el Padre Fenelon y el hermano Lawrence , quienes
demuestran algo de la apariencia exterior. Pero interiormente está llena de toda clase de
maldades.

Las iglesias locales tienen que ser transparentes como el cristal, sin mezcla. Los que
estuvimos en el cristianismo podernos testificar con respecto a su hipocresía y falsedad.
Allí hay muchas cosas buenas que dan una apariencia buena. Pero cuando uno entra en
ella, ve la mezcla malvada. No debemos ser engañados por la apariencia externa de
Babilonia. Lo que tiene es un brillo exterior, una decoración externa, pero interiormente
la situación es diferente.

LA GRAN RAMERA
Finalmente, Babilonia es llamada "la gran ramera' (17:1) y "LA MADRE DE LAS RAMERAS"
(v. 5). De ella se produjeron muchas rameras. Ella es la ramera-madre con sus hijas-
rameras. Una ramera es una mujer chic tiene contacto con los hombres sin un principio
gobernante. Una esposa apropiada es una mujer que mantiene el principio gobernante,
que es el principio de una esposa para un esposo.
Un día los fariseos vinieron al Señor Jesús y trataron de El en cuanto al asunto del
divorcio. Le dijeron al Señor Jesús que Moisés les dio permiso de divorciarse de sus
esposas. Mas el Señor Jesús les dijo que Moisés lo hizo por la dureza de su corazón, pero
que no fue así en e! principio (Mt. 19:3-9). ¿Qué es el recobro? El recobro significa
regresar al principio. Usted tiene que regresar a Génesis donde había solamente una
esposa para un esposo. Este es el principio gobernante sin ninguna confusión.

Una mujer con muchos hombres no tiene ningún principio gobernante. Hoy ella está con
este hombre, y al siguiente día está con otro. Esto es confusión. En cierto sentido,
muchos cristianos son así. Este mes están en cierta denominación. Dos meses más
tarde estarán en otra denominación. Viajan de denominación en denominación. Esto es
confusión. No hay principio gobernante. La confusión causa fisión, y la división produce
confusión. La división y la contusión son hermanas cercanas. Siempre van juntas. ¡Este
es el carácter de la ramera!

Tenemos que ver que hay solamente un Cristo Hay solamente una iglesia. Hay
solamente una Cabeza. ¡Hay solamente un Cuerpo! No importa de dónde seamos,
debemos estar en la única iglesia. La única iglesia puede compararse con la única luna
alrededor de la tierra. La luna que vemos en Chicago es la misma luna que vemos en Los
Angeles. Así como la única luna aparece en diferentes localidades, la única iglesia
aparece en diferentes localidades, tal como la iglesia en Chicago y la iglesia en Los
Angeles. La iglesia es una local y universalmente

Según el Nuevo Testamento, debe haber solamente una iglesia para una ciudad y una
ciudad con solamente una iglesia (Hch. 8:1; 13:1; Ap. 1:11). Este es el principio
gobernante de una esposa con un esposo. Pero la situación actual consiste en una mujer
con muchos hombres. Esta mujer es Babilonia, una ramera sin principio gobernante.
Algunas personas dicen que somos muy cerrados. Pero, ¿es cerrado que una esposa
tenga solamente un esposo? Tenemos que rechazar el principio de la ramera. Una
esposa apropiada siempre debe ser cerrada; debe tener solamente un esposo.

Algunos de ustedes quizás digan que se reúnen con la iglesia la porque la iglesia está
llena de vida. Pero quizá después decida abandonarla debido a que no le caen bien
algunos de los hermanos. Este es el principio de una ramera. Ella está con un hombre
porque le gusta. Después, ve a alguien que le gusta más y va con él. Ya sea que a una
esposa le guste ano su marido, él de todas maneras es su marido. Su destino es siempre
estar con él. De la misma manera, ya sea que a usted le guste la iglesia local o no, no
tiene alternativa.

Tenemos que ver que Babilonia es una confusión que procede de la división. El principio
de Babilonia es el principio una ramera. A los ojos del Señor, el cristianismo de hoy es la
gran ramera. Esto no es lo que yo digo. Esta es la visión que nuestro hermano Juan vio
en el libro de Apocalipsis. Cuando el Señor Jesús le preguntó a la mujer samaritana que
le hablara a su marido, ella le dijo que no tenía marido. Entonces El le dijo que decía la
verdad, porque había tenido cinco maridos y el que ahora tenía no era su marido. Esto
describe a una mujer que es una ramera (Jn. 4:16-18).

El Señor abrió nuestros ojos, y vimos el principio de la unidad: una Cabeza, un Cuerpo;
un esposo, una esposa: un Cristo, una iglesia. Adondequiera que vayamos, dondequiera
que estemos, solamente hay una iglesia. En un pueblo pequeño, hay una iglesia; en la
ciudad más grande, también ?`ay una iglesia. Cuando entremos en la Nueva Jerusalén
en el cielo nuevo y la tierra nueva, ¡todavía habrá una sola iglesia! Ya no habrá
confusión, ni división.

Admitirnos que en el cristianismo hay oro, piedras preciosas y perlas. La copa es dorada,
y hay muchos vasos de la casa de Dios. Pero esas cosas son utilizadas por Babilonia para
hacer una exhibición a fin de atraer a los verdaderos cristianos. El cristianismo de hoy
trata de atraer a los verdaderos cristianos utilizando todo brillo externo. Pero nuestros
ojos tienen que abrirse para ver más allá de la apariencia externa de la verdadera
situación. Tenemos que ver que dentro de la copa dorada hay muchas abominaciones
con confusión, división e idolatría. Babilonia es una gran mezcla.

¿Qué haremos? ¡El llamado del Señor en el lie bro de Apocalipsis es para que Su pueblo
salga de ella (Ap. 18:4)! A los ojos de Dios, Babilonia ha caído (v. 2). Todo el cristianismo
de hoy es la gran Babilonia en el principio de una ramera. Debemos obedecer el llamado
del Señor y salir de ella.

CAPITULO OCHO
JERUSALEN
Lectura bíblica: Dt. 12:5, 8; Sal. 122:1-3, 6; 133:1-3; Ap. 21:2: 22:1-2a

LA UNIDAD EN LA JERUSALEN DE HOY DIA


El principio con Babilonia es la división y la confusión. El principio con Jerusalén es la
unidad. El Antiguo Testamento revela que la intención de Dios siempre consiste en reunir
a Su pueblo. Su pueblo consistía de doce tribus que vivían en diferentes lugares. Pero
siempre que tenían tiempo para adorar a Dios en una manera corporativa, todos se
reunían en el único lugar que Dios escogió (Dt. 12:5; Sal. 122:1-3. Ese lugar no fue
escogido de acuerdo a su gusto o preferencia o concepto. Fue escogido por Dios, y
reunirse allá para adorar a Dios era un asunto muy serio. Adorar a Dios en un lugar
escogido por ellos mismos fue condenado por Dios (Dt. 12:8)

Dios le dijo a Su pueblo que no tenía libertad d para escoger un lugar para la adoración
corporativa a Dios. El lugar que Dios escogió fue Jerusalén. Todos los israelitas tenían
que juntarse tres veces al año en Jerusalén para adorar a Dios (Dt. 16:16). Este era el
terreno de la unidad. En el cumplimiento de este tipo, todos tenemos que venir al
terreno de la unidad para la adoración pública y corporativa de Dios. No tenemos
alternativa. No tenemos la posición para hacer lo que preferimos. Tenemos que tomarla
elección de ¡)i- cano nuestro destine. Hemos sido destinados a tomar lo que El elija, y Su
elección es la unidad, el terreno de la unidad.

Quizás nos preguntemos cuál es el cumplimiento de Jerusalén hoy día. La respuesta se


encuentra en Juan 4. En
este capítulo la mujer samaritana habló con el Señor acerca del lugar de adoración.
Entonces el Señor Jesús le dijo que ahora el tiempo es diferente. En otras palabras, la
edad cambió. Anteriormente, era la edad de la antigua dispensación, y era la edad de los
tipos. En la edad de los tipos, el lugar apropiado para adorar era en Jerusalén, un lugar
geográfico específico. Pero en el cumplimiento de los tipos, era la nueva dispensación, la
Jerusalén de 11)y es nuestro espíritu. El Señor Jesús le dijo a la mujer samaritana que el
lugar apropiado para adorar no estaba en cierto monte ni en Jerusalén, sino que hoy, la
adoración a Dios debe estar en nuestro espíritu (vs. 21, 24).
Nuestro espíritu es la Jerusalén de hoy. Es posible tener muchas opiniones diferentes y
conceptos divisivos en nuestra muerte, pero cuando nos volvernos de la mente al
espíritu. inmediatamente somos uno. En la mente estamos esparcidos. En el espíritu
estamos reunirlos. En la mente tenemos el principio de Babilonia. Pero en el espíritu
tenemos el principio Jerusalén. Cuando ejercitamos nuestra mente, estamos
confundidos. El ejercicio de la mente conduce a las disputas debates y con el tiempo a la
división con confusión. Cuando usted está en !a mente, está en Babilonia. Debemos
volvernos de la mente al espíritu. Cuando estarnos en nuestro espíritu, somos uno.
Entonces no hay más división ni confusión. La Jerusalén de hoy es nuestro espíritu. Es
aquí donde tenemos la habitación de Dios. Es aquí donde invocamos Su precioso
nombre. El nombre del Señor y Su habitación están hoy en nuestro espíritu.

Sálgase de su mente. Cuando permanece en su mente, usted tiene todos los factores
disidentes. Tiene su concepto, y alguien más tiene el suyo. Cada uno tiene su gusto y su
preferencia. Todos los gustos y preferencias son diferentes. Los cristianos de hoy día
están divididos por varios asuntos doctrinales. Algunos insisten en el bautismo por
inmersión. A otros les gusta tener el rociamiento. Algunos insisten en la práctica del
lavamiento de los pies. No debemos enfocarnos en tales doctrinas divisivas- Más bien,
debemos volvernos a nuestro espíritu.

En los primeros años de mi vida cristiana, no estaba tan claro. Cuando la gente me
preguntaba acerca de la inmersión o el rociamiento, yo estaba listo para decirles lo que
sentía, y estaba listo para argumentar. Sin embargo, si hoy día usted viene a mí, le diré:
"Hermano, olvídese de su mente. Vuélvase a su espíritu. Vuélvase a su espíritu y diga:
"Oh Señor Jesús"'. Si permanecemos en la mente, eso significa que todavía
permanecemos en Babilonia. La mente humana ca ida es la esfera misma de Babilonia.

Nunca puede ver claramente con respecto a la iglesia ejercitando su mente. Mientras
más ejercita su mente para averiguar qué está equivocado y qué está correcto, menos
claro verá. Las preguntas en su mente son interminables. Si me hace tales preguntas,
simplemente diré que usted necesita volverse a su espíritu. Nunca podrá ver con
claridad en cuanto a la iglesia cuando aún está razonando en su mente. Cuando dice:
"Oh Señor Jesús", y se vuelve al espíritu, inmediatamente está tan claro como el cristal.
En el espíritu ve claramente con respecto a la iglesia.

Jerusalén, la unidad, y el terreno de la unidad, no está en su mente. Está en su espíritu.


Cuando usted tenga un problema, no trate de analizarlo. Simplemente sea simple y
vuélvase a su espíritu para invocar: "Oh Señor Jesús, Oh Señor Jesús". Los cristianos de
hoy día están demasiado en su mente, estudiando, investigando y discutiendo. Cuanto
más investigan y discuten, más divisiones y confusión habrá. Babilonia es división y
confusión.

Quizá pensemos que estamos correctos y que los otros están equivocados. Pero nuestros
sentimientos realmente no son confiables. Nuestro sentimiento no es tan preciso.
Nuestros sentimientos y sentidos fluctúan todo el tiempo. En la mañana quizá diga que
algo está mal, pero en la noche tal vez diga que la misma cosa es buena. No confíe en
sus sentimientos. No confíe en su entendimiento. Simplemente vuélvase al espíritu.

Quizás no sea muy feliz con ciertas cosas en la iglesia local, pero si ejercita su espíritu y
dice por quince minutos: "Oh Señor Jesús, Oh Señor, Amén, Aleluya", se sentirá contento
con todas las cosas en la iglesia local. Todo lo que la iglesia local haga será maravilloso
para usted ¿Qué es la Babilonia? La Babilonia consiste en disentir en su mente.

Cuanto usted disiente en su mente, está en Babilonia. ¿Qué es Jerusalén? Jerusalén es la


unidad en su espíritu. Cuanto usted entra en su espíritu, realmente es uno conmigo. Si
viene a argumentar conmigo, viene de Babilonia, y está haciendo todo lo posible para
hacerme volver allí.

Tenemos que ver las tácticas sutiles del enemigo. No debemos analizar las cosas en
nuestra mente. Más bien debemos volvernos a nuestro espíritu e invocar el nombre del
Señor. Cuando estamos en nuestra mente, es tan fácil debatir acerca de cosas
doctrinales. Usted tiene su opinión e interpretación, y alguien más tiene la suya.
Debemos olvidarnos de esto y beber de un solo Espíritu (1 Co. 12:13). Podemos beber
del Espíritu al invocar: "Oh Señor Jesús". No debemos tener nada que ver con nuestra
mente disidente. Babilonia está en nuestra mente. Cuando usted ejercita su mente,
regresa a Babilonia. La Jerusalén de hoy está en nuestro espíritu. Cuando nos volvemos
al espíritu, tenemos la unidad. Jerusalén siempre ha sido el lugar de la unidad.

DISFRUTANDO LA REALIDAD DE LA NUEVA JERUSALEN EN NUESTRO ESPIRITU


En la Nueva Jerusalén todo es uno. El trono es uno. El fluir es uno. El río es uno. La calle
es una. El árbol de la vida es uno (Ap. 22:1-2). En la Nueva Jerusalén solamente hay una
calle, por lo tanto nadie se puede perder. Hay doce puertas para la ciudad santa, con
tres puertas en cada dirección (21:12-13). No importa por cuál puerta entre usted, está
en la misma calle. Con la misma calle, está el fluir único con el único árbol de vida.
Todos estos "únicos" salen del único Dios que está sobre el único trono. En la Nueva
Jerusalén hay un solo Dios con un solo trono, del cual procede un solo fluir del río de
vida. En este único fluir del río de la vida, crece el único árbol de vida. También hay una
calle para que el pueblo camine. Esto es un cuadro de lo que hoy debe ser la vida de la
iglesia Debemos comer, beber y andar en unidad. Bebemos del mismo río, comemos del
mismo árbol de vida, y andamos sobre la misma calle. Todos estamos andando en una
dirección hacia Dios.

En la Nueva Jerusalén no habrá debates acerca de hablar en lenguas, del bautismo, de


los dones, de la seguridad eterna, de la gracia absoluta, de cubrirse la cabeza ni del
lavamiento de pies. Todas estas cosas ni siquiera pueden ser vistas en la Nueva
Jerusalén. El apóstol Juan no vio_ esas cosas. El vio el único río de agua de vida con el
único árbol -de vida que fluye desde el único trono del único Dios-Cordero.

Usted tiene que ver claramente dónde está Babilonia y donde está Jerusalén. Siempre
que usted permanezca en su mente, permanece en Babilonia. Cuando se vuelve de su
mente a su espíritu, se vuelve a Jerusalén. Sea simple. Hoy día en la vida de la iglesia lo
que necesitamos no es el entendimiento de muchas cosas. Lo que necesitamos es la
unidad en el disfrute de todas las riquezas de Cristo. En la Nueva Jerusalén no hay nada
sino el fluir del agua viva con el árbol de la vida para que todos disfruten de las riquezas
de Cristo. El río es bueno para beber, y el árbol de vida es bueno para comer. Esto será
nuestro disfrute eterno.

Hoy día, en la vida de la iglesia no nos interesa nada más. No nos interesa el
entendimiento de las enseñanzas doctrinales. Sólo nos interesa el disfrute de Cristo.
Nuestro Cristo hoy día es el río de vida. Nuestro Cristo hoy día es el árbol de la vida. Hoy
día, El está fluyendo dentro de mí y dentro de usted. El está fluyendo en nuestro espíritu.
Siempre que nos volvemos a nuestro espíritu, no solamente somos claros como el cristal,
sino que también disfrutamos las riquezas de Cristo. Día tras día estamos bebiendo. Día
tras día estamos comiendo. Por medio de este disfrute de Cristo, tenemos la vida de la
iglesia apropiada.

Debo advertirles que no permanezcan en su mente. Cuando ejercitan su mente,


regresan a Babilonia. No están en los capítulos veintiuno y veintidós de Apocalipsis. En
lugar de eso, están en los capítulos diecisiete y dieciocho; están en Babilonia. El llamado
del Señor en Apocalipsis 18:4 es para salir de Babilonia . "Salid de ella, pueblo Mío". Esto
significa salir de nuestra mente. Cuando usted sale de su mente, sale de Babilonia.
Cuando entra en su espíritu, está en la Nueva Jerusalén disfrutando las riquezas de
Cristo.

Después de la destrucción de Babilonia en Apocalipsis 18, hay alabanzas gozosas y


gritos de "Aleluyas" y "Amén" en Apocalipsis 19 (vs. 1-6). La alabanza gozosa y los gritos
¡in son en la mente sino en el espíritu. ¿Dónde está la Babilonia de hoy? En su mente.
¿Dónde está la Jerusalén de hoy? En su espíritu. ¿Dónde está la vida de la iglesia? En su
espíritu. ¿Donde está la habitación de Dios? En su espíritu. ¿Dónde está Su nombre? En
su espíritu. Hoy día estamos disfrutando a Cristo en nuestro espíritu. En nuestro espíritu
tenemos un sabor anticipado de la Nueva Jerusalén en los cielos nuevos y en la nueva
tierra. En nuestro espíritu no hay disensión, división, ni confusión. Lo que tenemos en
nuestro espíritu es unidad divina.

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