Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
CONTENIDO
Título Página
Prefacio 5
1 El hombre es el envase 7
2 El Espíritu vivificante es el contenido 13
3 Los que aman locamente a Jesús 23
4 Invocar Su nombre 29
5 La transformación para la edificación 37
6 Comer y digerir 45
7 Babilonia 53
8 Jerusalén 59
CAPITULO UNO
EL HOMBRE ES EL ENVASE
Lectura bíblica: Ro. 9:21, 23; Zac. 12:1; Gn. 2:7; Pr. 20:27
El misterio de Dios
Sin duda, Dios también es un gran misterio. Dios está aquí. El está en el universo, sin
embargo, nadie lo ha visto jamás y nadie puede explicarlo. Nadie puede darnos una
definición plena, completa, absoluta y definitiva de Dios.
Usted es muy misterioso. Tiene una mente, pero, ¿puede decirme dónde está? Quizá
usted me diga que está en su alma, pero, ¿qué es el alma y-dónde se encuentra? ¿Cuál
es la diferencia entre la mente y el alma? Esto es un misterio, ¿Qué es la parte emotiva y
dónde está? Usted tiene una voluntad, pero ¿dónde está? El corazón, la mente, la
emoción, la voluntad, más el alma y espíritu del hombre son todo misteriosos. Esto
muestra que usted es muy misterioso. Y, no lo conozco bien a usted, ni usted me conoce
bien a mí. Ni siquiera usted mismo se conoce. No solamente Dios es un misterio, sino
usted también.
La era actual es la era del recobro. Hoy en día, el recobro del Señor consiste en hacer
volver a la generación joven a Su propósito. Los seres humanos, la raza humana, se han
estado alejando continuamente del propósito de Dios. Ahora, en los últimos tiempos, el
Señor va a hacer volver a los seres humanos a Su propósito. El propósito de Dios para
con el hombre es tener al hombre como Su envase para contenerle.
En los Estados Unidos los jóvenes disfrutan y prueban todas las cosas materiales.
Después de disfrutar todas esas cosas, después de experimentar todas las cosas
inventadas en la cultura humana, no reciben nada. Existe un vacío, un hueco, dentro de
ellos. Esto se debe a que ellos fueron hechos para ser vasos de Dios. Lo único que puede
llenarlo a usted es Dios. La educación, la religión, la ciencia, la física, el matrimonio y
todas las cosas de la cultura humana no pueden satisfacer al hombre. Nada puede llenar
al hombre y satisfacerlo, sino solamente Dios mismo. Ahora es el fin de los tiempos, el
fin de todas las edades. Dios va a hacer algo de una manera muy rápida, para hacer
volver a esta generación a Su propósito.
Romanos 9:21 indica que cuando Dios creó al hombre, El lo formó como un vaso. El
hombre es un vaso de barro, pero fue destinado para honra y para gloria. Así que, Pablo
dice que somos vasos para honra y vasos para gloria. Por supuesto, somos vasos de
misericordia (v. 23). Dios tuvo misericordia de nosotros porque El nos destinó para ser
los que le contienen.
Una botella de Coca-cola es un vaso hecho para contener dicha bebida. El hombre no es
una botella de Coca-cola. El hombre es una "botella de Dios. El hombre es una botella
hecha de barro. Pero esta botella es diferente de la botella de Coca-cola. Esta botella
tiene algo maravilloso dentro de ella. Génesis 2:7 dice que cuando Dios creó al hombre,
El formó el cuerpo del hombre del polvo de la tierra y sopló en su nariz el aliento de vida.
La palabra hebrea que se traduce aliento en Génesis 2:7 es la misma palabra que se
traduce espíritu en Proverbios 20:27, lo cual se refiere al "espíritu del hombre". Esto
prueba que el aliento de vida soplado en la nariz del hombre es el espíritu dentro del
hombre. Dios sopló en el hombre el aliento de vida debido a que el hombre necesita un
espíritu a fin de contener a Dios.
Un radio tiene un receptor dentro de él para que pueda recibir, contener y expresar las
ondas del aire. La caja externa del radio no es suficiente. Este necesita un receptor
interno, un recipiente interno. Dentro de nosotros también existe un receptor, y este
receptor es nuestro espíritu. El hombre tiene un espíritu humano (Job 32:8).
Darwin nos dice que el hombre es descendiente de los monos. Por supuesto, esto carece
de sentido. Al final, cuando Darwin agonizaba se arrepintió de su enseñanza diabólica
acerca de la evolución. El hombre no es un descendiente del mono. Los monos no tienen
espíritu, pero todo hombre tiene espíritu.
Casi todos los cristianos han descuidado Zacarías 12:1. Este versículo de la Biblia coloca
al espíritu del hombre con los cielos y la tierra. Dice que el Señor es Aquel que extendió
les cielos, fundó la tierra y formó el espíritu del hombre dentro de él. Los cielos, la tierra
y el espíritu del hombre son tres cosas muy grandes. ¿Se da cuenta usted de que tiene
algo dentro que es igual de importante que los cielos y la tierra? ¡Oh, los cielos! ¡Oh, la
tierra! ¡Oh, mi espíritu! ¡Tengo un espíritu que es tan importante como los cielos y la
tierra!
Según Zacarías 12:1 parece que Dios solamente creó tres cosas importantes: los cielos,
la tierra y el espíritu del hombre. Este muestra que solamente estas tres cosas son
importantes y vitales en este universo. Los cielos están destinados a la tierra está
destinada al hombre, y el hombre tiene un espíritu para Dios. Este es el propósito del
universo, el significado del universo. Los cielos junto con todas las estrellas y los
planetas están destinados a la tierra. La tierra no está destinada a los cielos sino al
hombre. Sin la tierra, el hombre no podría existir. La tierra es apropiada para que
vivamos y llevemos a cabo nuestro propósito. El hombre no está destinado a la
educación, ni al vestido, a la comida, a la casa ni al entretenimiento. El hombre solo es
bueno para Dios. El hombre es una botella de Dios, un vaso para contener a Dios.
No debemos pensar en hacer algo para Dios. Hemos recibido muchas falsas impresiones
de parte del cristianismo degradado. Creemos que tenemos que adorar a Dios, servir a
Dios, hacer algo bueno para Dios, glorificar a Dios, ser agradables, amorosos y humildes.
Yo les pediría que se olvidaran de todo esto. Dios no tiene la intención de que usted sea
tan humilde o tan agradable. La intención de Dios es que sea lleno de El.
Nadie le enseñaría a una botella cíe Coca-cola a adorar la Coca-cola, servirla, y hacer
bien para complacer a la Coca-cola. Si la botella de Coca-cola pudiera hablar, diría que
esto no tiene sentido. Ella diría: "No fui hecha para esto. Sólo fui hecha para ser llena de
Coca-cola. No sé de otra cosa más. Sólo sé una cosa: ¡Ser llena de Coca-cola! Mientras
esté vacía, ¡no soy nada! Cuando estoy llena de Coca-cola, entonces es maravilloso". D^
la misma manera, cuando somos llenos de Dios eso es maravilloso. Nosotros somos
botellas de Dios que fuimos hechas para ser llenas de Dios. No me importa ser humilde u
orgulloso. Solo me importa una cosa: ¡Tengo que ser lleno de Dios! ¡Soy un envase que
contiene a Dios! ¡Contener a Dios es mi destino!
Algunos pueden argumentar conmigo diciendo que existen versículos en la Biblia que
nos indican que tenemos que servir al Señor. Estoy de acuerdo con esto, pero ¿qué
dirían de Romanos 9:21 y 23, los cuales dicen que somos vasos para honra y vasos de
misericordia para gloria? ¿Y qué dirían de 2 Corintios 1:7, que dice que tenemos este
tesoro en vasos de barro? En este capítulo no estoy poniendo énfasis al hecho de que
somos siervos de Dios o hijos de Dios. Quiero oírlos declarar: "¡Aleluya!, ¡soy un vaso del
Señor!, ¡soy un vaso de Dios!" Como vaso, ¿necesita usted postrarse y adorar?
Necesitamos ser llenos de Cristo porque somos Sus vasos.
Como botellas de Dios, necesitamos un receptor de Dios. Dios es Espíritu (Jn. 4:24).
Puesto que Dios es Espíritu, necesitamos un espíritu para recibirlo. Solamente nuestro
espíritu puede recibir al Espíritu. Sólo nuestro espíritu puede tocar el Espíritu. Sólo
nuestro espíritu puede contener al Espíritu. Así que, Dios creó los cielos y la tierra y
luego al hombre con un espíritu.
Proverbios 20:27 dice que el espíritu del hombre es la lámpara de Jehová. Una lámpara
es un contenedor. Contiene el combustible que da la luz. Tenemos un espíritu humano, y
nuestro espíritu Humano es un vaso. Es lo que contiene a Dios como el combustible que
da la luz. La vida cristiana no es un asunto de obras externas,-sino un asunto de
contener algo en el interior. No es un asunto de cuánto hacemos, obramos y actuamos
externamente. Es un asunto de cuánto combustible contenemos hoy. Tenemos un
recipiente en nuestro interior. Ese recipiente es nuestro espíritu humano. El espíritu
humano es la lámpara de Jehová.
Luego Ezequiel nos dice que en la salvación de Dios, lo primero que Dios hace es renovar
nuestro espíritu amortecido, hacer que nuestro espíritu sea nuevo. El pone un espíritu
nuevo dentro de nosotros y después de esto, El pone Su propio Espíritu, es decir, a El
mismo, dentro de nuestro espíritu (36:26-27a). Luego, la Biblia dice claramente: "El
Señor esté con tu espíritu" (2 Ti. 4:22). ¿Quién es el Señor Jesús? El es Dios. El es el
tesoro. En 2 Corintios 4:7 dice que tenemos este tesoro en vasos de barro. Ahora todos
podemos declarar: "Tenemos este tesoro en nuestros vasos de barro". Soy terrenal, sin
embargo, tengo el tesoro porque el espíritu dentro de mí es como un recipiente para
recibir al Señor .Jesús. Ahora El está aquí dentro de mí, y El es mi tesoro.
Usted tiene que ejercitar su espíritu para liberar su tesoro, para compartir con otros el
tesoro que tiene en su espíritu.
CAPITULO DOS
EL ESPIRITU VIVIFICANTE ES EL CONTENIDO
Lectura bíblica: Jn. 1:1-2; 14:16-20; 1 Co. 15:45
En el capítulo anterior vimos que somos los vasos de Dios, los recipientes que pueden
contener a Dios. Ahora, tenemos que saber lo que Dios es. Como el contenido para
nosotros los que le contenemos El es el Espíritu. Solamente como el Espíritu existe la
posibilidad de que El entre en nosotros.
El Hijo es el Padre
Algunos heréticamente dicen que Cristo es solamente un hombre y no Dios. Existe un
grupo de personas en una llamada iglesia en las Filipinas que no creen que Jesús es Dios.
incluso algunos dicen que Jesús es simplemente el Hijo de Dios, que El no es ni el Padre
ni el Espíritu. Ellos enseñan de esta manera debido a que ellos quieren sistematizar la
Biblia. Pero no podemos sistematizar la Biblia. Isaías 9:6 dice que un niño nos es nacido
cuyo nombre es el Dios fuerte y que un hijo nos es dado cuyo nombre es el Padre eterno.
Esto muestra que Jesús es tanto el Hijo como el Padre. Si pudiéramos entender esto
cabalmente y lo pudiéramos explicar al máximo El dejaría de ser admirable. Isaías 9:6
dice que Su nombre será llamado "Admirable". Debido a que El es Admirable, no
podemos explicarlo cabalmente. Si usted me pregunta "Hermano Lee, ¿es Jesús el Hijo
de Dios o el Padre?" Yo le contestaría El es Admirable; su primer título es Admirable. ¿Es
El, el hijo o el Dios fuerte? Yo diría "Admirable".
Un niño pequeño es el Dios fuerte. ¿No es esto maravilloso? Los del judaísmo no creen
que el niño pequeño nacido en el pesebre en Belén es el Dios fuerte. Sin embargo, Isaías
9:6 nos dice esto. No podemos explicar esto debido a que El es Admirable. Si usted me
puede explicar esto, entonces El deja de ser maravilloso. ¡Aleluya, El es Admirable!
En Juan 14 Jesús habló con Sus discípulos de una manera maravillosa. El dijo: "Si me
conocieseis, también a Mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis
visto". Felipe le dijo: "Señor, muéstranos el Padre, y nos basta". El Señor le dijo: "¿Tanto
tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a
Mí, ha visto al Padre" (vs. 7-9). ¡El Señor Jesús es maravilloso! El no solamente es el Hijo
sino también el Padre; El no es solamente el Hijo y el Padre, sino también el Espíritu (1
Co. 15:45; 2 Co. 3:17). Cristo lo es todo. El es el niño; El es el Dios fuerte. El es un ser
humano; El también es el Ser Divino. Las personas tratan de sistematizar la Trinidad
Divina, sin embargo es imposible hacer esto. ¡Nuestro Señor Jesús es el todo en todo! ¡El
es maravilloso! El es Dios, hombre, el Hijo, el Padre y el Espíritu.
El Señor Jesús les dijo a los discípulos que ya habían visto al Padre porque El había
estado con ellos y lo habían visto por tres años y medio. Esto quería decir que ellos
habían visto al Padre. El Señor continuó y dijo: "¿No crees que Yo estoy en el Padre, y el
Padre está en Mí? Las palabras que Yo os hablo, no las hablo de Mí mismo, sino que el
Padre que permanece en Mí, El hace Sus obras" (v. 10). Mientras el Señor hablaba, el
Padre estaba obrando.
La pregunta que Felipe le hizo al Señor para que le mostrara al Padre era como si alguien
me-preguntara a mí: "Hermano Lee, por favor, muéstrenos a Witness Lee". Yo le diría:
"¿No cree usted que el hermano Lee está en Witness Lee y que Witness Lee está en el-
hermano Lee? Si usted ha visto al hermano Lee, sin duda ha visto a Witness Lee. Ahora
habla el hermano Lee, pero Witness Lee hace el trabajo". Realmente Jesús es Admirable.
El es tanto el Hijo como el Padre. No piense que fuera de El se encuentra el Padre. El
Padre está en El. Si usted lo ha visto a El, entonces ha visto al Padre.
El Señor es el Espíritu
Después de aclararles a Sus discípulos que El es el Hijo y el Padre, Él les dijo algo más. El
dijo: "Y Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para
siempre: el Espíritu de realidad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le
conoce; pero vosotros le conocéis, porque permanece con vosotros, y estar- en vosotros.
No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá
más; pero vosotros me veis; porque Yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día
vosotros conoceréis que Yo estoy en Mi Padre, y vosotros en Mí, y Yo en vosotros" (Jn.
14:16-20). Es como si El dijera: "Ahora estoy entre ustedes, pero Mi intención es entrar
en ustedes. Como el Hijo, puedo estar aquí entre ustedes, pero no puedo estar dentro de
ustedes. Así que, necesito convertirme en el Espíritu de realidad. Vendré como el
Espíritu, para permanecer con ustedes y estar en ustedes, porque ustedes son Mi envase
y Yo su contenido. La única manera en que puedo esta] en ustedes es siendo el Espíritu".
El mismo "El" quien es el Espíritu de realidad en el versículo 1'7 llega a ser el mismo "Yo"
quien es el Señor mismo mencionado en el versículo 18.
El Señor dijo: "El ... estará en vosotros ... y Yo en vosotros" (vs. 17, 20). Esto quiere decir
que el Señor dijo que El es Yo de Dios, que El no es ni el Padre ni el Espíritu. Ellos
enseñan de esta manera debido a que ellos quieren sistematizar la Biblia. Pero no
podemos sistematizar la Biblia. Isaías 9:6 dice que un niño nos es nacido cuyo nombre es
el Dios fuerte y que un hijo nos es dado cuyo nombre es el Padre eterno. Esto muestra
que Jesús es tanto el Hijo como el Padre. Si pudiéramos entender esto cabalmente y lo
pudiéramos explicar al máximo El dejaría de ser admirable. Isaías 9:6 dice que Su
nombre será llamado `Admirable". Debido a que El es Admirable, no podemos explicarlo
cabalmente. Si usted me pregunta "Hermano Lee, ¿es Jesús el Hijo de Dios o el Padre?"
Yo le contestaría El es Admirable; su primer título es Admirable. ¿Es El, el hijo o el Dios
fuerte? Yo diría "Admirable".
Un niño pequeño es el Dios fuerte. ¿No es esto maravilloso? Los dei judaísmo no creen
que el niño pequeño nacido en el pesebre en Belén es el Dins fuerte. Sin embargo, Isaías
9:6 r:. ;s dice esto. No podemos explicar esto debido a que El es Admirable. Si usted me
puede explicar esto, entonces El deja de ser maravilloso. ¡Aleluya, El es Admirable!
En Juan 14 Jesús habló con Sus discípulos de una manera maravillosa. El dijo: "Si me
conocieseis, también a Mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis
visto". Felipe le dijo: "Señor, muéstranos el Padre, y nos basta". El Señor le dijo: "¿Tanto
tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a
Mí, ha visto al Padre" (vs. 7-9). ¡El Señor Jesús es maravilloso! El no solamente es el Hijo
sino también el Padre; El no es solamente el Hijo y el Padre, sino también el Espíritu (1
Co. 15:45; 2 Co. 3:17). Cristo lo es todo. El es el niño; El es el Dios fuerte. El es un ser
humano; El también es el Ser Divino. Las personas tratan de sistematizar la Trinidad
Divina, sin embargo es imposible hacer esto. ¡Nuestro Señor Jesús es el todo en todo! ¡El
es maravilloso! El es Dios, hombre, el Hijo, ! Padre y el Espíritu.
El Señor Jesús les dijo a los discípulos que ya habían visto al Padre porque El había
estado con ellos y lo habían visto por tres años y medio. Esto quería decir que ellos
habían visto al Padre. El Señor continuó y dijo: "¿No crees que Yo estoy en el Padre, y el
Padre está en Mí? Las palabras Yo os hablo, no las hablo de Mí mismo, sino que el Padre
permanece en Mí, El hace Sus obras" (v. 10). Mientras el Señor hablaba, el Padre estaba
obrando.
La pregunta que Felipe le hizo al Señor para cae mostrara al Padre era como si alguien
me preguntare a "Hermano Lee, por favor, muéstrenos a Witness Lee". Y diría: "¿No cree
usted que el hermano Lee está en Lee y que Witness Lee está en el hermano Lee? Si
usted a visto al hermano Lee, sin duda ha visto a Witness Lee. Ahora habla el hermano
Lee, pero Witness Lee hace el trabajo”. Realmente Jesús es Admirable. El es tanto el Hijo
como Padre. No, piense que fuera de El se encuentra el Padre. El Padre está en El. Si
usted lo ha visto a El, entonces ha visto al Padre.
El Señor es el Espíritu
Después de aclararles a Sus discípulos que El es el y el Padre, El les dijo algo más. El
dijo: "Y Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con ustedes para
siempre: el Espíritu de realidad, al cual el mundo puede recibir, porque no le ve, ni le
conoce; pero vosotros conocéis, porque permanece con vosotros, y estará en vosotros.
No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco y el mundo no me verá más;
pero vosotros me veis; porque Yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros
conoceréis que Yo estoy en Mi Padre, y vosotros en mí, y Yo en vosotros" (Jn. 14:16-20).
Es como si El dijera: "Ahora estoy entre ustedes, pero Mi intención es entrar en ustedes.
Como el Hijo, puedo estar aquí entre ustedes, pero no puedo estar dentro de ustedes.
Así que, necesito convertirme en el Espíritu de realidad. Vendré como el Espíritu, para
permanecer con ustedes y estar en ustedes, porque ustedes son Mi envase Yo su
contenido. La única manera en que puedo estar t',' ustedes es siendo el Espíritu". El
mismo "El" quien es el Espíritu de realidad en el versículo 17 llega a ser el "Yo" quien es
el Señor mismo mencionado en el versículo 18. El Señor dijo: "El ... estará en vosotros ...
y Yo en vosotros° (vs. 17, 20)-. Esto quiere decir que el Señor dijo que El es Yo, y Yo soy
El: El es el Hijo, El es el Padre y El también es el Espíritu.
Así que, el postrer Adán incluye al Dios encarnado, la simiente de la mujer y el niño
engendrado por el Espíritu Santo y nacido de una virgen humana. El postrer Adán
también incluye la vida humana de Jesús en la tierra por treinta y tres años y medio, Su
sepultura y Su resurrección. El postrer Adán incluye la redención y la impartición de la
vida divina en los seres humanos. Este postrer Adán todo-inclusivo llegó a ser el Espíritu
vivificante.
Hoy en día, el mismo Jesús quien fue el postrer Adán es el Espíritu vivificante. ¿Por qué
es El el Espíritu? Porque El tiene que entrar a nuestro espíritu. Solamente el Espíritu
puede entrar en nuestro espíritu. Nada es capaz de entrar en nuestro espíritu excepto el
Espíritu vivificante. Hoy día, Jesús es tal Espíritu vivificante.
Quizás algunos de ustedes se pregunten por qué hablo de esto tan a menudo. Tal parece
que no puedo apartarme de 1 Corintios 15:45: "Fue hecho ... el postrer Adán, Espíritu
vivificante". Tenemos que darnos cuenta de que ni por la eternidad podemos apartarnos
de este versículo. En la Nueva Jerusalén hay un trono del cual procede un río viviente
(Ap. 22:1). Ese río es el Espíritu vivificante. El Espíritu vivificante será el río de vida
fluyendo por siempre. Este río es Jesús, nuestro Dios y nuestro Redentor. En la eternidad
usted verá al postrer Adán en forma de Espíritu vivificante.
Somos vasos, recipientes, que deben desear ser llenos de Jesús. Y ¿qué es Jesús? Jesús
es el Espíritu vivificante. Se nos ha enseñado que Jesús es el Salvador, el Redentor y el
Señor. Esto es absolutamente correcto, pero, todos tenemos que darnos cuenta que este
mismo Jesús, quien es nuestro Redentor, Salvador y Señor es el Espíritu vivificante.
Algunos quizás digan que necesitamos ser humildes y amables. La mejor manera de ser
humildes y amables es contener a Cristo. Contener a Cristo es la manera todo-inclusiva.
Las esposas no deben tratar de amar a sus esposos. Más bien, ellas deben hacer todo lo
posible para ser llenas de Cristo. Cuando usted venga a las reuniones, no trate de
obtener más ayuda de los mensajes. Más bien, abra su ser para una vez más ser lleno de
Jesús. Cuando venimos a las reuniones venimos a la estación celestial de gasolina para
ser llenos de Jesús. Espero que cuando nos reunamos, tengamos la sensación de que
vamos para ser llenos de nuevo. Somos los envases que contienen a Jesús. Necesitamos
ser llenos de una manera fresca y nueva todo el tiempo.
Hoy en día los hijos del Señor tienen el concepto de que necesitan más enseñanzas.
Somos como Nicodemo, que en Juan 3 le dijo al Señor: "Has venido de Dios como
maestro" (v. 2). Esto indica que él pudo haber pensado que necesitaba mejores
enseñanzas para mejorarse. Pero el Señor le dijo que el necesitaba ser regenerado, lo
cual significa que él necesitaba recibir al Señor como el Espíritu vivificante. Espero que
tengamos un cambio de nuestro concepto. No necesitamos enseñanzas para
mejoramiento propio. Necesitamos ser llenos de Cristo. Somos vasos, recipientes. Como
tales, no nos preocupamos por tener conocimiento o enseñanzas doctrinales.
Simplemente nos preocupamos por ser llenos de Jesús. Para llenarnos, Jesús necesita ser
el Espíritu vivificante.
En un sentido, les animo a que confiesen todas sus fallas. Pero en otra sentido, no trate
de resolver sus malas acciones errores. Debe usted olvidarse de todo y venir a Jesús y
ser lleno. En algunas ocasiones las iglesias han hecho una hoguera a fin de dar a los
santos la oportunidad de deshacerse de cosas pecaminosas y mundanas (Hch. 19:18-
19). Pero si usted simplemente quema algo, eso no significa nada: Usted quema cosas
para quitar todas las cosas equivocadas que a usted lo llenan, pero si usted quita todas
estas casas y no llena de Jesús, esto no significa nada. La vida cristiana es una vida de
ser lleno de Jesús.
Necesitamos vaciar nuestro ser interior para dar más espacio, más lugar, a Jesús. ¿Por
qué tiene usted (que arrepentirse y confesar? Porque usted tiene que vaciarse. Usted
tiene que sacar todas las cosas equivocadas que hay en usted. El propósito principal de
arrepentirse, confesar y deshacerse de todas las cosas malignas es vaciarse de orto
mismo para ser llenos vez tras vez, todo el tiempo, del Espíritu viviente, quien es Jesús
mismo.
Dios es el Padre, el Padre es el Hijo y el Hijo es el Espíritu. A fin de que Dios sea el
Espíritu y lo recibamos dentro ele nosotros, El tuvo que pasar por un proceso. El tuvo
que pasar por la encarnación, el vivir humano, la muerte en la cruz, la sepultura en la
tumba y la resurrección. En la resurrección El llegó a ser el Espíritu todo-inclusivo. La
vida cristiana, hablando de manera todo-inclusiva, es un asunto de ser llenos de El. Si
usted es lleno de El, es salvo, redimido, regenerado y vuelto de nuevo a Dios mismo.
Debemos olvidarnos de todo lo demás y decir: "Oh Señor, soy el envase que te contiene.
Necesito ser lleno de Ti".
Cristo es el tesoro, y El es la esperanza de gloria (2 ('4:7; Col. 1:27). Todo el tiempo tiene
que atesorarlo. Cada vez que usted piensa en El, lo menciona o le invoca, tiene una
dulce sensación en su interior. Esta dulzura interna, nos hace "locos" con El. No importa
si usted es joven o viejo, si usted nunca ha estado loco con Jesús, usted no está
calificado para ser un buen cristiano. La mejor calificación para que usted sea un
cristiano es estar loco con Jesús. Quizás algunos de las generaciones viejas digan que
esto solamente es bueno para los jóvenes. Sin embargo, nosotros los viejos también
necesitamos estar locos. Espero que las reuniones de la iglesia sean llevadas por los
gritos y alabanzas de la generación vieja. Todos debemos declarar: "¡Aleluya! ¡Amén!
¡Jesús es el Señor! ¡Alabado sea el Señor! ¡Cristo es victorioso!" Esta clase de alabanza
debe ser parte de nuestro vivir. No somos actores ni actrices. Debemos vivir de esta
manera. Tenemos que estar locos con Jesús en nuestro diario vivir. Si usted no tiene a un
ser humano para hablarle de Jesús, puede hablarle a su perro. Usted puede decir:
"Perrito, soy mucho mejor que tú. Tengo un espíritu que tú no tienes. Soy el envase que
contiene a Jesús, y Jesús está dentro de mí". No estoy bromeando. Somos muy religiosos.
Si los cristianos fuéramos muy locos con Jesús, mucha gente sería traída al Señor.
Cuando estamos locos con Jesús, somos llenos de Jesús.
Cuando era joven, se me enseñó cómo ser santo. Después de leer algunos libros acerca
de cómo ser santo, traté de ser santo. Se me dijo que para que fuera santo, tenía que
hacer las cosas lentamente. Hice todo lo posible tratando de ser lento, pero fallé. Más
tarde, leí algunos libros más espirituales, que me decían que hace dos mil años fui
crucificado con Cristo en la cruz, resucitado, y sentado en el tercer cielo con El. Luego,
se me dijo que tenía que creer lo que decía la santa Palabra. Dice que he sido
crucificado, así que tenía que creer que había sido crucificado. Dice que he resucitado y
que he sido sentado en el tercer cielo con Cristo, así que, tenía que creer esto. Pero, esto
no funcionó conmigo. Traté toda clase de prácticas enseñadas por el cristianismo.
Finalmente, me di cuenta de que la vida cristiana no es un asunto de aprender algo, o
tener ciertas prácticas. Es un asunto de ser lleno del Señor Jesús.
Si usted está loco por Jesús en su vida diaria, usted realmente estará en el tercer cielo.
Si en su hogar usted está loco por Jesús, usted se dará cuenta de que verdaderamente
ha resucitado. Estar loco significa ser lleno de Jesús. La última vez que el Señor Jesús
entré en Jerusalén mientras estuvo en la tierra, las personas alrededor de El estaban
locos. Ellos esparcieron sus ropas en las calles. Lucas 19:37 dice: “Todas las multitudes
de los discípulos comenzaron a regocijarse y adorar a Dios con grande clamor". Algunos
de los fariseos, los "razonables", los "lógicos", los "sobrios", vinieron a Jesús y le dijeron
que reprendiera a Sus discípulos (v. 39). Jesús dijo: "Si estos callaran, las piedras
gritarían" (v. 40).
Mateo 21 nos dice que cuando los niños gritaban y alababan al Señor, los principales
sacerdotes y escribas se indignaron. Luego, Jesús les dijo: "¿Nunca han leído `de la boca
de los niños y de los que maman Tú has perfeccionado la alabanza'?" (vs. 15-16). Somos
los envases que contienen a Cristo. Tenemos que estar locos para alabarle porque El es
la esperanza de gloria y el tesoro celestial como nuestro contenido. El es digno de ser
alabado.
CAPITULO TRES
LOS QUE AMAN LOCAMENTE A JESUS
Lectura bíblica: Jn. 3:6b; Gá. 1:16a; 2:20; 4:19; Ef. 3:16-17a, 19b; 5:18; 2 Ti. 1:7
Las enseñanzas del cristianismo de hoy hacen que las personas pongan atención a las
actividades externas. Sin embargo, hoy en día en el recobro del Señor El nos ha vuelto al
aspecto interior. El aspecto interior es la vida en nuestro espíritu. Necesitamos
olvidarnos de las actividades externas, del mejoramiento externo, de la corrección
externa, del comportamiento externo, etc. Todo el tiempo tenemos que volvernos al
espíritu. La vida cristiana y la vida de la iglesia son un asunto de estar en nuestro
espíritu. No trate de hacer algo externamente. Más bien, siempre vuélvase a su espíritu,
donde está el Señor Jesús.
El Señor Jesús comienza en nosotros desde nuestro espíritu corno el centro. El espíritu
humano es el mismo centro de nuestro ser humano. Tenemos nuestro cuerpo físico, y
dentro de nuestro cuerpo está nuestra alma. Nuestro corazón está compuesto de todas
las partes de nuestra alma (la mente, la parte emotiva y la voluntad) más nuestra
conciencia. En 1 Pedro 3 nuestro espíritu humano se revela como el hombre interior
escondido en nuestro corazón (v. 4). Esto significa que nuestro espíritu está rodeado por
el corazón. Cuando el Señor entra en nosotros, El comienza Su vida en el centro de
nuestro ser, es decir, en nuestro espíritu. Al leer todos los versículos de la lectura bíblica
al comienzo de este capítulo, usted puede darse cuenta de que Cristo siempre está
buscando e incluso cazando cada oportunidad para extenderse desde su espíritu hacia
su mente, parte emotiva y voluntad, es decir, en cada parte de su ser interior.
Muchos queridos cristianos han sido distraídos al tratar de hacer algo para el Señor. Esto
se debe a que Satanás en su sutileza quiere que quitemos nuestra atención del mismo
centro de nuestro ser. No ponga atención a las actividades externas, sino que siempre
regrese al espíritu. Desde el interior de su espíritu debe decirle al Señor mil veces al día:
"Señor Jesús, te amo". El nombre de Jesús es el nombre más dulce de la tierra. Al decirle
al Señor que usted lo ama, espontáneamente le dará a Jesús más espacio, más lugar
dentro de usted.
Debe usted olvidarse de todo lo demás. Si usted se enoja fácilmente, olvídese de eso. Si
no puede amar a otros, olvídese de eso. Si usted no puede servir o funcionar, olvídese de
eso. Cuando yo era joven, frecuentemente le pedía al Señor que me capacitara en mi
ministerio y en mi servicio y obra para El. No diría que esas oraciones no fueron buenas,
sin embargo, hoy en día, tengo una manera simple de orar. Cuanto más crezco en el
Señor, más sencilla llega a ser la manera en que tengo contacto con el Señor.
Simplemente digo: "Oh Señor Jesús, te amo. Simplemente te amo; eres tan dulce para
mí".
Mañana, trate de decir esto cien veces, luego vaya a la reunión y vea lo que sucede.
Necesitamos decir: "Señor Jesús, te amo. Oh Señor Jesús, te amo. Simplemente te amo.
Eres tan dulce. Revélate a mí. Muéstrame Tu belleza. Cautívame, Señor, con Tu belleza.
Quiero estar loco al ser destrozado con Tu belleza".
Luego, usted verá lo que saldrá en la reunión. Usted será el primero, incluso el mejor,
para funcionar.
Gálatas 2:20 dice: "Ya no vivo yo, más vive Cristo en mi-. Sin embargo, simplemente
conocer esta doctrina no funciona. Usted tiene que tener contacto con El. Abra su ser a
El al apreciar Su belleza, Su hermosura y Su dulzura. Especialmente ustedes jóvenes
tienen que orar para que el Señor los atraiga, los destroce y los cautive. Hoy en día esta
generación no necesita muchos ministerios, sino muchos que amen a Jesús. No quiero
ser un ministro. Quiero ser uno que ame a Jesús. Ustedes jóvenes tienen que ser los que
amen a Jesús. Tienen que estar conscientes de que el enemigo, el sutil, lo seducirá al
tentarlo a servir al Señor. Quizás usted diga que está aprendiendo a servir al Señor, pero
el Señor no necesita que lo sirva. El Señor Jesús necesita que lo ame.
En la costa del mar de Tiberias, el Señor Jesús le preguntó a Pedro «Simón Pedro, ¿me
amas? ¿me amas más que todos éstos?" (Jn. 21:15). La vida cristiana no es un asunto de
obrar para El ni de servirle. Olvídese de todo eso. Satanás, el sutil, vendrá a seducirlo,
tentándolo para que sirva al Señor. Hoy en día, en esta generación el Señor Jesús no
necesita una gran cantidad de jóvenes que obren para El. El necesita muchos jóvenes
que lo amen desesperadamente. Si usted simplemente lo amara por medio día, estaría
loco. Hoy en día, el Señor Jesús necesita muchos que lo amen locamente.
Todos ustedes hermanos jóvenes tienen que orar por esto. Deben orar: "Señor Jesús, haz
que te ame; muéstrame Tu belleza. Muéstrame Tu hermosura. Muéstrame Tu dulzura".
El nombre de Jesús debe ser tan dulce para usted. Si todos los jóvenes fueran
destrozados por la belleza de Cristo, esto afectaría a toda la nación. No necesitamos
predicadores, ministros, o pastores. Necesitamos los que aman a Jesús.
La generación de hoy, es una generación de los que aman el placer. Hoy día, las
personas aman toda clase de entretenimiento, diversión y disfrute mundano. Nosotros
no somos como estos. Somos los que aman locamente a Jesús. No nos preocupa el
entretenimiento, la diversión o -el -disfrute mundano. No nos dedicamos a ninguna clase
de deporte. Nuestro deporte es Jesús. Jesús es todo nuestro entretenimiento. ¿Está usted
realmente loco a tal grado?
No piense que necesita usted más enseñanzas de la Biblia. No piense que necesita algún
adiestramiento para servir al Señor, cómo predicar el evangelio y cómo obrar para el
Señor. Estoy desesperado por hacer que todos ustedes sean los que amen locamente a
Jesús. No tengo carga de darles alguna doctrina nueva, algún mensaje nuevo. Tengo
carga de hacer que todos ustedes sean los que amen locamente a Jesús. Solamente me
preocupa una cosa, que ustedes amen a Jesús locamente.
Cada uno de los que le ama, es un loco. Si usted es sobrio para amar a alguien, su amor
debe ser falso. Tenemos un proverbio que dice: "El amor ciega". En un sentido, tengo la
carga de cegarlos, y no de hacerlos tan claros. Cuando Adán y Eva comieron el fruto del
árbol del conocimiento, sus ojos fueron abiertos y ellos llegaron a estar claros (Gn. 3:5-
7). Por el otro lado, cuando Jesús vino a Saulo de Tarso, sus ojos fueron cegados (Hch.
9:8). El amor ciega. No trate de estar claro. Usted tiene que perder su vista. Cuando
Jesús lo atrapa, usted llega a estar ciego a todo, excepto a El. Hoy día, esta generación
no necesita un grupo de jóvenes que estén claros. Necesita muchos jóvenes que amen
locamente a Jesús.
No hay otra manera de que el Señor Jesús tome posesión plena de usted. No puedo
enseñarles que sean así. Pero sí sé que si el Señor Jesús se le presenta a usted con Su
belleza, Su hermosura, usted será plenamente tomado por El. Luego, usted se olvidará
de todo. Usted será plenamente poseído por Cristo. Usted debe estar loco a tal grado
que no esté consciente de que está loco. Usted está loco sin sentir que está loco, sin
embargo, sí tiene la plena sensación de Cristo. Esta clase de persona es lo que esta
generación necesita para el recobro del Señor.
Cada continente necesita tales personas que amen. Por toda la tierra tenemos que estar
locos por Jesús. Cada lugar necesita algunos que amen a Jesús. No se preocupe por su
vivir, su destino o su futuro. Su destino es amar a Jesús, estar loco por Jesús. Cada
ciudad, cada estado y cada país necesita un montón de personas que aman locamente a
Jesús. Si todos ustedes lo aman locamente, el número de asistentes en sus reuniones
siempre estará aumentando. ¡Todos ustedes necesitan ser los que amen locamente a
Jesús! Esto es lo que le generación de hoy necesita.
CAPITULO CIJATRO
INVOCAR SU NOMBRE
Lectura bíblica: Ro. 8:9-10, 16; 10:4-13
El versículo 16 muestra que este Espíritu maravilloso está en nuestro espíritu. Este
versículo dice que el Espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu, no con nuestra
mente ni con nuestro corazón. Así que en este solo versículo hay dos espíritus. El Espíritu
maravilloso con E mayúscula da testimonio con nuestro espíritu, con e minúscula. El
Espíritu Divino da testimonio con nuestro espíritu humano, y estos dos espíritus se
mezclan juntos en un solo espíritu (1 Co. 6:17).
Ezequiel 36 revela que el Espíritu de Dios está en nuestro espíritu (vs. 26-27). Juan 3:6
nos dice que el Espíritu engendra el espíritu: "lo que es nacido del Espíritu, espíritu es".
Luego, Juan 4:24 nos dice que Dios es Espíritu y que lo adoramos en nuestro espíritu.
Nuestro espíritu adora a Dios el Espíritu. También, Romanos 8:16 nos dice que el Espíritu
Santo, el Espíritu Divino, está con nuestro espíritu. Hoy en día, el Espíritu maravilloso
está con nuestro espíritu. Eso significa que Cristo está en nuestro espíritu. Esta es la
revelación que se ve en Romanos 8.
Después de esto Romanos 9 nos dice que somos vasos que contienen a Cristo. Cristo es
el Espíritu maravilloso, y nosotros somos los vasos para contenerlo. Pero, ¿cómo
podemos recibir a Cristo en nosotros? La manera se encuentra en el capítulo diez. En el
capítulo ocho vemos a Cristo como el Espíritu maravilloso; en el capítulo nueve vemos
que somos los vasos para contener a Cristo; en el capítulo diez está la manera de recibir
a Cristo. En otras palabras, en el capítulo ocho está el contenido; en el capítulo nueve
están los vasos, los recipientes; en el capítulo diez está la manera en que los recipientes
reciben el contenido.
Usted quizás se pregunte qué quiero decir por una ley hecha por uno mismo. Pero yo le
preguntaría: "¿No tiene usted la intención de obrar más para el Señor?" Sin duda, esto es
muy bueno, pero esto es una ley hecha por uno mismo. Quizás un esposo ore: "Oh
Señor, ayúdame a amar a mi esposa". Una esposa tal vez ore: "Oh Señor, ayúdame a
someterme a mi esposo". Estas son leyes hechas por uno mismo. Hasta es posible que
usted haya decidido que de ahora en adelante usted invocará el nombre del Señor.
Incluso esto es una ley hecha por usted mismo. Entonces usted diría: "¿Qué debemos
hacer?" Aun este deseo de hacer algo es una ley hecha por uno mismo. Si usted decide
que de ahora en adelante usted orará-leerá la Biblia, esto es una ley. Le aseguro que
todos los que alguna vez han hecho tal ley han fallado. Tratar de hacer algo es una ley.
No trate de hacer nada. Sencillamente olvídese de hacer algo. Pero, ¿cómo puede usted
olvidarse de hacer algo? Incluso si usted trata de olvidarse de hacer algo, eso sigue
siendo una ley.
Necesitamos ver que cuando Cristo entra en nosotros, es el fin (le las leyes hechas por
nosotros mismos. No puedo ayudarles, pero si Cristo entra en usted, usted será
detenido. Cristo es el fin de la ley. Saulo de Tarso es un buen ejemplo para nosotros. El
era un hombre bajo la ley hecha por Moisés y por la religión judía. El también estaba
bajo la ley hecha por él mismo. El trataba de guardar todas las leyes hechas por Moisés,
todas las reglas hechas por el judaísmo y todos los deseos e intenciones establecidas por
él mismo. Mientras él trataba con todo su esfuerzo de guardar todas las leyes, la luz y la
voz vinieron de los cielos y él cayó al suelo (Hch. 9:3-4). Ese día en camino a Damasco
aquél que estaba tratando de guardar la ley y perseguía a Jesús cayó al suelo y clamó:
"¡Señor!" El dijo: "¿Quién eres Tú, Señor?" (v. 5). Incluso antes de que él conociera al
Señor, invocó al Señor (cfr. Ro. 10:13).
En ese momento, el Señor Jesús entró en Saulo. Sabemos esto porque todas sus
actividades se detuvieron. El fue detenido de la ley hecha por Moisés; fue detenido de la
ley hecha por el judaísmo; y fue detenido de la ley hecha por él mismo. Cristo es el fin de
la ley. Saulo era tan inteligente, claro y fuerte, sin embargo, fue detenido y llegó a estar
ciego. El perdió la vista. El no pudo hacer nada y no supo a dónde ir. Antes de eso, él era
un líder, uno a quien otros seguían. Sin embargo, después de que Jesús entró en el, su
vista se perdió. El no supo qué hacer ni a dónde ir. El necesitaba que alguien lo guiara
(v. 8). El fue completamente detenido. Esto es debido a que Cristo es el fin de la ley.
De la misma manera, si Jesús le concediera una visita llena de gracia a usted, todas sus
actividades se detendrían. Quizás oremos. "De ahora en adelante, Señor, ayúdame a
amar a mi esposa. De ahora en adelante, Señor, ayúdame a someterme a mi esposo. De
ahora en -delante, Señor, ayúdame a orar-leer. De ahora en adelante ayúdame a hacer
esto o aquello". Pero mientras tenga usted muchas cosas que hacer eso prueba que
usted está corto de la visita llena de gracia del Señor Jesús. Su visita detendrá todas sus
actividades porque El es el fin de la ley.
Me temo que muchos de ustedes todavía tienen ciertos deseos, ciertas intenciones e
incluso ciertos programas. Todo esto son leyes hechas por usted mismo. No puedo
decirle que se detenga. Si lo hiciera esto también sería una ley. No me prometa que
desde esta noche usted detendrá sus actividades. Esto es otra ley. Cuando Jesús vino a
Saulo de Tarso, él fue completamente confundido. 1;1 dijo: "¿Quién eres Tú, Señor?" El
perdió su dirección. Antes de eso él fue tan claro y tan atrevido en tomar la iniciativa. Sin
embargo, después de conocer a Cristo, el no supo a dónde ir ni qué hacer. No quiero que
la comunión de este capítulo abra sus ojos. Mas bien, espero que esto lo ciegue a usted.
¿Ha perdido usted la vista? o ¿todavía ve claramente? ¿todavía sabe qué hacer? Es una
verdadera bendición perder su vista. Saulo de Tarso perdió su vista y su dirección
porque Cristo como el fin de la ley entró en él.
Muchos de ustedes no han usado su boca. Quizás diga ha orado mucho, pero, ¿nunca ha
gritado invocando a Jesús con su boca? Use su boca, no simplemente para orar al Señor
Jesús, sino para confesar al Señor Jesús, para invocar Su nombre. Espero que todos
ustedes subrayen la palabra bo mencionada en Romanos 10. Usted tiene que usar su
boca para invocar el nombre del Señor Jesús. Romanos 10 no dice que el Señor es rico
para con todos los que creen en El, lo adoran, meditan en El o le oran. Dice que el Señor
es rico para con todos los que le invocan (v. 12). ¿Ha invocado alguna vez al Señor? Les
estoy compartiendo algo que el cristianismo ha perdido. Muchos le dirán que tiene que
creer en el Señor Jesús. Luego, tiene que confesar sus fallas y pecados al Señor y orar
mucho. Sin embargo, en el cristianismo de hoy, el asunto de invocar el nombre del Señor
ha sido y todavía esta perdido.
Cuando Saulo de Tarso cayó al suelo, en camino a Damasco, él gritó: "¡Quién eres Tú,
Señor!" Más tarde el Señor fue a Ananías y le dijo que visitara a Saulo. Ananías estaba
preocupado y le dijo al Señor: "El tiene autoridad de los principales sacerdotes para
apresar a todos los que invocan Tu nombre" (Hch. 9:14). Mientras Saulo iba en camino a
Damasco, él quería apresar a aquellos que invocaban el nombre del Señor día tras día.
De repente él cayó al suelo y dijo: "¿Quién eres Tú, Señor?" Luego, el Señor dijo: "Soy
Jesús, a quien tú persigues" (v. 5). Sin que él estuviese consciente de algo, Jesús entró
en él.
Si llamamos a una persona que es real, verdadera v viviente, ella vendrá a nosotros. Hoy
en día ¿es Jesús real? ¿Es Jesús viviente? Sin duda sí lo es. Cuando invocamos: "Oh Señor
Jesús", El viene a nosotros con todas Sus riquezas. El Señor es rico para con todos los
que le invocan. Todo aquél que invoca Su nombre será salvo (Ro. 10:12-13). No piense
que ser salvo es una cosa sencilla. Cuando creímos en el Señor Jesús, fuimos salvos, no
obstante, también necesitamos ser salvos durante toda nuestra vida cristiana. Ser salvos
no es meramente ser liberados del infierno, ser rescatados del juicio eterno de Dios. Eso
es demasiado negativo. Ser salvos es entrar en el disfrute pleno de todas las riquezas de
Cristo. Cristo es tan rico. El lo es todo para nosotros. Podemos entrar en el disfrute de
todas las riquezas de Cristo al invocar Su nombre, "Oh Señor Jesús".
En camino a Damasco, Saulo de Tarso no supo que cuando invocó: "Señor", Jesús entró
en él. Más tarde, en Gálatas 1, él nos dijo que le agradó a Dios revelar a Cristo en él (vs.
15-16). Dios reveló a Cristo en Saulo, cuando él cayó al suelo e invocó "¿Quién eres Tú,
Señor?" En un sentido, él fue detenido de guardar todas las leyes. En otro sentido, desde
ese momento, Pablo fue introducido en las riquezas de Cristo. El comenzó a ser salvo de
muchas cosas dentro de las riquezas de Cristo.
Romanos 8 nos dice que Cristo es el Espíritu que da vida quien es el contenido para
nosotros. El capítulo nueve nos dice que somos los vasos para contenerlo. Luego, el
capítulo diez nos explica cómo nosotros los vasos podemos recibir a Cristo el contenido.
Lo recibimos invocándole. Hoy en día, El es el Espíritu vivificante. El era el postrer Adán.
Descendió de los cielos y subió del abismo. Completó Su encarnación, crucifixión y
resurrección. Ahora, El no es solamente el postrer Adán. El es el Espíritu vivificante. El es
la Palabra viviente, el Logos viviente, y El está en su boca. La única cosa que puede
estar en su boca todo el tiempo es el aire.
Hoy en día, Cristo es el aire vivificante. Lo que usted necesita hacer no es ejercitar su
mente para entender, sino ejercitar su boca. Si abre su boca e invoca: "Señor Jesús", El
entrará en usted.
Cuando usted predica el evangelio, quizás hable mucho y trata de convencer a las
personas y cambiar su concepto. Pero cuanto más trata de convencerlos, más tendrán
ellos sobre qué razonar. Esa es la manera equivocada. Lo que usted necesita es hacer
que ellos abran sus bocas e invoquen: "¡Señor Jesús!" La manera de recibir al Señor es
invocar Su nombre. No piense que esto es un asunto sencillo o que es alo nuevo
inventado por nosotros. Esto es un asunto antiguo' que ha sido perdido y descuidado por
el cristianismo de hoy. Por la misericordia del Señor, El ha recobrado esto con nosotros.
¿Cómo ton-amos las aguas de la salvación? Algunos dicen que debemos meditar
silenciosamente la Palabra o estudiarla. Pero Isaías 12 nos dice claramente que Dios es
nuestra salvación y nuestro canto. El es los pozos de la salvación. Tenemos que sacar
agua de estos pozos no al meditar, ni al estar silencioso, sino al alabar al Señor,
invocando Su nombre, aun clamando y gritando. Según Romanos 10, si queremos
disfrutar de todas las riquezas de Cristo, tenemos que ejercitar nuestra boca e invocar
Su nombre_ Y según Isaías 12, la manera de sacar el agua viva de los pozos de la
salvación es alabar al Señor, invocar Su nombre, y clamar y gritar.
El Señor es el Espíritu, viviente y todo-inclusivo. El descendió de los cielos para llegar a
ser un hombre como el postrer Adán, y subió del abismo para ser el Espíritu vivificante
en resurrección (1 Co. 15:45). Ahora El es el pnéuma, tal como el aire en su boca. Si
abriéramos nuestra boca, desde lo profundo de nuestro corazón y con nuestro espíritu,
para invocar: "Señor Jesús", El entraría en nosotros. Esta es la manera de recibir a Cristo
en nosotros, los vasos. El es el contenido, y nosotros somos los que le contienen. La
manera en que nosotros, los que le contienen, lo recibimos como el contenido es
ejercitando nuestra boca para invocar Su nombre: "¡Oh Señor Jesús! ¡Oh Señor Jesús!"
De esta manera, todas las botellas, los vasos, serán llenos de Cristo, no solamente como
su salvación, sino también como todo lo que El es en Sus inescrutables riquezas. Aquí,
Romanos 10:12 dice que e! Señor es "rico para con todos los que le invocan". ¡La
manera de disfrutar a Cristo en todas Sus inescrutables riquezas es invocándolo!
CAPITULO CINCO
LA TRANSFORMACION PARA LA EDIFICACION
Lectura bíblica: 1 P. 2:2, 5; 1 Co. 3:2a, 6, 9b, 10, 12a; Col. 2:19; 2 Co. 3:18; Ro. 12:2a, 4-
5; Ef. 2:21-22
Una persona que pone maquillaje sobre su rostro obtiene un cambio externo, sin
embargo, esto no es transformación. Esto es cono el trabajo de la funeraria. El rostro de
un cuerpo muerto es muy pálido, pero su apariencia cambia cuando el embalsamador lo
cubre con maquillaje. Mucha de la obra en el cristianismo hoy en día, es como la obra de
un embalsamar. Los embalsamadores en una funeraria cambian la apariencia de los
cadáveres. Hay un cambio en los cadáveres, pero no un cambio orgánico.
Tenemos el concepto del cristianismo que cuando asistimos a los así llamados servicios
de la iglesia, tenemos que entrar de una manera piadosa, amable, atenta y religiosa.
Pero el resultado de esto es la vaciedad. En lugar de eso, supongamos que entro en una
reunión diciendo: "¡Aleluya!, Alabado sea el señor! ¡Amén! ¡Jesús': ¡Amo a Jesús:" Quizás
usted diga que estoy loco, pero ¿qué hay de malo en esto'? No, debemos preocuparnos
por ser piadosos sino por ser nutridos con Cristo. En el cristianismo se nos enseñó a
estar quietos, pero no obtuvimos nada. Con el tiempo, yo me di cuenta de que cuando
digo: "Señor Jesús", me nutro por dentro. Todos necesitamos preocuparnos por ser
nutridos con Cristo, y no por ninguna forma religiosa. Asistir a las reuniones de una
manera silenciosa es asistir vacíos del Espíritu.
Por Su misericordia estoy haciendo algo para ayudar a Su pueblo a ser rescatado de la
falsedad de la religión. Muchos todavía están bajo el velo de la religión antigua. Están
todavía bajo la cubierta de sus viejos conceptos religiosos. Pablo dijo en 2 Corintios 3:15
con respecto a los israelitas: "Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo
está puesto sobre el corazón de ellos". Cuando leían el Antiguo Testamento, todavía
estaban bajo la cubierta, el velo, de sus conceptos antiguos. Pero Pablo dijo en el
versículo 14 que veis es quitado con Cristo". En Cristo, el velo es removido. Mientras
estemos en Cristo, todo lo que hagamos está bien. Si grito en Cristo, está bien.
El pueblo judío cuidaba tanto el asunto de guardar el sábado que enviaban a algunos
policías del día sábado para arrestar a todos los que no lo guardaban. Mateo 12 nos dice
que en un día de sábado Jesús fue a los sembrados. Sus discípulos tuvieron hambre y
comenzaron a arrancar espigas y a comerlas (v. 1). Comieron en una "manera salvaje"
sin cocinar, sin mesa para comer sin utensilios. Sin embargo, se alimentaron plenamente
en los campos. Después, vigilantes del día de sábado, los fariseos, vinieron a decirle a
Jesús que Sus discípulos quebrantaban el sábado (v. 2)'. Aquellos vigilantes del sábado
pensaron que eran muy bíblicos. Pero el Señor Jesús dijo: "¿No habéis leído...?" (vs. 3-4).
Podríamos parafrasear lo que el Señor Jesús les dijo a los fariseos de esta manera: "Se
supone que ustedes conocen la Biblia y que hacen todo de acuerdo a la Biblia. ¿No han
leído en las Escrituras que David y sus seguidores entraron a la casa de Dios y comieron
algo ilegalmente? ¿Qué dirían de eso?" A Dios no le interesa guardar ciertas reglas. Dios
quiere que el pueblo sea satisfecho.
Usted quizás asista a los así llamados servicios de la iglesia de una manera muy piadosa,
quieta y agradable, pero, ¿cómo se siente por dentro? ¿Está usted satisfecho y lleno, o
está vacío? Cuando asistimos a las reuniones de una manera silenciosa y muerta,
tenemos que admitir que estamos vacíos. Debemos olvidarnos de las regulaciones
religiosas. Olvídese del "sábado". Tiene que cuidar de satisfacer su hambre. Sea
satisfecho. Es mejor comer algo crudo en tina manera salvaje que quedar hambriento.
Solamente nos debe importar la satisfacción del pueblo de Dios, y no las formas y
regulaciones religiosas.
Es fácil que los jóvenes digan que odian la religión, porque la religión es una clase de
esclavitud. Espero que todos los viejos entre nosotros nos olvidemos de ser religiosos. La
persona más religiosa fue Saulo de Tarso. Pero en el camino Damasco, una luz de los
cielos brilló sobre él y él cayó de rodillas. Dijo: "¿Quién eres, Señor?" En ese momento el
Señor entró en él, v va no hubo más religión en el. El velo fue quitado en Cristo. Espero
que todos nosotros tengamos las caras descubiertas.
Algunos de los santos tienen muchas preguntas con respecto a ciertas cosas doctrinales.
Pero si usted fuera invitado a cenar y le sirvieran pollo, ¿preguntaría acerca de los
huesos o la cola del pollo? A nosotros no nos interesan los huesos ni la cola, Nos interesa
que la carne del pollo entre en nosotros. Necesita ser simple. Existen muchas cosas que
no podemos entender. Yo no entiendo lo que es el aire, sin embargo he estado
respirándolo por muchos años. Nunca me he graduado de respirar. Graduarse de respirar
es morir. Aunque no entiendo al aire, lo disfruto todos los días cuando lo respiro. El aire
es bueno para respirarse. Sé esto y sé que puedo respirar. Dios me hizo de esta manera.
De la misma manera, necesitamos respirar a Cristo momento a momento al invocar Su
nombre.
Esto concuerda con el pensamiento de Pedro en su primera epístola. El dijo que como
niños recién nacidos, debemos desear la leche pura de la palabra para que crezcamos Y
lleguemos a ser piedras vivientes (2:2-5). Todos somos pedazos de barro, pero al beber
a Jesús, al comer a Jesús, al recibir a Jesús, tendremos un cambio orgánico metabólico. El
barro será cambiado a piedra y llegaremos a ser piedras blancas aceptables y
justificados a los ojos de Dios.
Llegamos a ser piedras no por regulación externa, sino par medio de la transformación
interna con Jesús. Jesús no solamente es el Transformador sino también el elemento
transformador. Cuando El entra en nosotros, Sus riquezas hacen una obra
transformadora. Algo se forja en nuestros tejidos y llegamos a ser parte de El. Llegamos
a ser las piedras vivas para el edificio de Dios.
La casa de Dios, la iglesia, no puede ser edificada con piezas de barro. Una casa
edificada con barro no permanece mucho tiempo. Cuanto viene la tormenta, se hace
lodo y se cae. La iglesia solamente puede ser edificada con nosotros como las piedras
vivas mediante la transformación. La transformación viene solamente por el crecimiento
en vida al alimentarnos de Cristo. Por esta razón todos tenemos que comer a Jesús. De
esta manera creceremos y tendremos algo de transformación para llegar a ser piedras
vivas. Cuando considero a algunos santos entre nosotros, alabo al Señor por Su obra de
gracia. Puedo ver una transformación verdadera en ellos.
Esta transformación nos mantiene en la unidad divina. ¿Usted piensa que podemos ser
uno por nosotros mismos? Si somos uno de manera lodosa, habrá una separación entre
nosotros cuando venga la tormenta. Pero le doy gracias al Señor y lo alabo por la
transformación que he visto en muchos santos. Por medio de la transformación muchas
iglesias locales han sido levantadas y edificadas. Es difícil que haya una separación entre
nosotros cuando diariamente experimentamos la transformación del Señor. La unidad
entre nosotros no es algo formado por ciertas enseñanzas y doctrinas o por cierta
organización. La unidad entre nosotros es el resultado de una transformación interior.
Crecemos al comer, beber y digerir a Jesús. Mientras le demos a Jesús la libertad en todo
nuestro ser, tenemos el crecimiento, y mediante el crecimiento, tenemos la
transformación. La transformación no es un asuntp de corrección exterior. El principio
principal en cuanto a la transformación es que usted le tiene que dar a Jesús el camino
libre dentro de usted. Tiene que orar: "Señor, ten el camino libre en mí para que pueda
tener la mejor digestión". Mientras comemos y digerimos a Jesús, tenemos el
crecimiento en vida, y mediante este crecimiento tenemos la transformación.
Tenemos que creer que la venida del Señor está cerca. El viene, y tenemos que estar
preparados. Queremos ser la novia preparada para Su venida. Esto solamente puede
suceder si nuestro ser es nutrido y alimentado con Cristo. Tenemos que tomarlo
invocando Su nombre. He visto la bendición que trae el invocar el nombre del Señor
Jesús. Olvídese de ser religioso. El Señor se está moviendo en una manera nueva. Sin
embargo, la intención del Señor no es solamente tener un grupo de gente "loca" por
Cristo. La intención del Señor es transformar a los locos.' Estar locos por Cristo le da al
Señor una oportunidad para transformarnos. El Señor va a transformarlo a usted, y esta
transformación es destinada a la edificación.
Estamos locos por Cristo con un propósito. Este propósito es ser transformados para la
edificación. Todas las personas piadosas y religiosas están terminadas en cuanto a la
transformación del Señor. Cuando estamos locos en nuestro espíritu, esto le da a Jesús la
oportunidad de transformarnos. Al ser transformados, estaremos unidos, coordinados y
edificados. El Señor desea un vaso corporativo para que contengamos a
Jesús. La consumación máxima de este vaso será la Nueva Jerusalén.
CAPITULO SEIS
COMER Y DIGERIR
Lectura bíblica: Jn. 6:57b, 63; 7:37-39a; Is. 55:1, 6; 1 Co. 12:13b; Ap. 2:7, 17b; 3:20;
22:1-2a, 14a, 17
Isaías 55:1 dice: "A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero,
venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche". Este
versículo es algo complicado por decir que venimos a las aguas y que comemos. ¿Viene
usted a las aguas a comer o a beber? Las madres alimentan a sus niños recién nacidos
con leche. Cuando los pequeños están bebiendo leche, también están comiendo. Comer
está incluido en beber. Venimos a las aguas y compramos y comemos. Después este
versículo dice que compramos vino y leche. Tanto el vino como la leche son líquidos,
pero el nutrimento de la comida está incluido en ellos. Por lo tanto, beber vino y leche
realmente significa comer algo para nutrimento.
El versículo 6 dice: "Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que
está cercano". Este versículo nos aconseja a buscar al Señor. Buscar al Señor significa
venir a las aguas. El Señor es las aguas, y buscarle es venir.
Beber y comer significa invocar Su nombre mientras, -El está cercano. Por lo tanto,
buscar al Señor equivale a venir, a las aguas. Invocar Su nombre equivale a beber y
comer. Esta es la manera en que recibimos al Señor. Las cosas espirituales a menudo
son difíciles de definir. Pero existen las sombras dadas por el Señor por medio de las
cosas materiales, las cosas físicas, para ilustrar las cosas espirituales.
COMER A JESUS
Hemos señalado que somos vasos para contener al Señor, y que el Señor es el
contenido. Los vasos necesitan ser llenados de este contenido. Somos llenos del Señor
como nuestro contenido, mientras comemos y bebemos de El. Esto es un llenar
orgánico, que causa el crecimiento en vida y la transformación en vida. Cuando
recibimos la bebida y la comida apropiadas, algo orgánico entra en nosotros que hace
que crezcamos y seamos transformados.
Poner agua dentro de una taza es simplemente llenarla. No es algo orgánico. Pero
cuando tomamos algo dentro de nuestro estómago comiendo y bebiendo, no estamos
meramente llenándonos. Mediante la digestión todo lo que comernos es asimilado
dentro de nuestro ser. Así que, después de comer necesitamos la digestión y la
asimilación. Mediante la digestión y la asimilación de lo que comemos y bebemos,
absorbemos en nuestra sangre todo el nutrimento. Este nutrimento, después de entrar
en nuestra sangre, llega a ser nuestras células. Después de cierto tiempo, todas las
células llegan a ser nuestros tejidos orgánicos, nuestro mismo ser.
Lo que comemos obviamente entra en nosotros y llega a ser nuestro contenido. Después
es digerido por nosotros. Al ser digerido, el nutrimento y las riquezas de lo que comemos
es asimilado dentro de nuestro sistema- para llegar a ser nuestras células. Después, las
células crecen dentro de nuestros tejidos orgánicos para llegar a ser nosotros. Así que.
somos lo que comemos. Un hombre vive por lo que come con el tiempo él es lo que él
come. Si comemos a Jesús, cío el tiempo somos Jesús. Por eso Pablo dijo: "Ya no vivo yo,
mas vive Cristo en mí" (Gá. 2:20a); "Porque para mí el vivir es Cristo" (Fil. 1:21a). Si
usted come pavo todo el tiempo, podría decir: "Para mí, el vivir es el pavo". Usted cope
pavo, así que usted vive por el pavo y para usted el vivir es el pavo. Cuando comemos a
Jesús, vivimos por Jesús y somos Jesús. ¡Para nosotros el vivir es Jesús!
No estoy hablando de algo doctrinal, sino de algo que es muy práctico para nosotros en
nuestra vida cristiana. Después de que invoca el nombre del Señor, tengo la seguridad
plena de que El entra en usted. Pero el problema de esto es que después de invocar Su
nombre, después de que el Señor entra en usted, probablemente usted no esté tan
abierto a El. Quizá usted se abra a El en una pequeña parte de su ser, pero la mayor
parte de su ser está cerrado para El.
El Señor Jesús es real, viviente y práctico. Cuando usted dice: "Señor Jesús El entra en
usted y lo llena. Mientras usted está diciendo: "Señor Jesús", este Jesús práctico y
viviente tocará su ser natural. Pero muchos de ustedes quizás digan: "No, Señor, no me
toques aquí. Permanece donde estás. Eres mi invitado y debes permanecer en la sala.
No entres en mi recámara privada. Esto es para mí no para Ti. Esto significa indigestión.
No hay manera de que el Señor como la comida espiritual entre completamente en
usted. No hay camino libre para que la comida entre en sus parles internas y por lo tanto
usted tiene indigestión.
Después de invocar al Señor, un hermano joven con el tiempo tendrá el sentir dentro de
éi de que necesita tratar con la manera en que corta su cabello. Si es lento para
responder a este sentir, esto significa que no está permitiendo que el Señor Jesús entre
completamente. Así que, usted tiene que estar alerta. Después de invocar su nombre, si
tiene algún sentir dentro de usted, cualquier sentimiento, eso significa que el Señor
Jesús se esta moviendo, y significa que al digerir tenemos la re asimilación; y por esto
obtenemos el nutrimento práctico de las riquezas de Jesús dentro cíe nuestro ser. Todas
las riquezas de Cristo finalmente crecerán en nuestros tejidos orgánicos. Después
llegamos a ser Cristo. Ya no Vivo yo, mas Cristo vive en mí. Para mi el vivir es Cristo. La
vida cristiana no es un asunto de : _ .. No debemos tratar de aprender a ser humildes =
lo fue Jesús. Esto es como tratar de enseñar a un mono a imitar al hombre. El mono
puede ser capaz de hacerlo por un momento, pero finalmente regresará a ser lo que es.
El Señor no toma la manera de enseñarnos a imitarlo- La manera del Señor es la manera
de la vida, y la manera de la vida es comer.
Algunos hermanos estadounidenses llegan a ser grandes no por las enseñanzas, sino ser
la alimentación. Debido a que comieron ellos crecieron hasta ser nombres grandes. Sin
duda, en otro sentido, necesitamos alguna educación, pero lo básico es el crecimiento, y
este crecimiento depende absolutamente de la comida. Comer es recibir dentro de usted
el nutrimento para la digestión y la asimilación. Con, esto usted obtendrá el nutrimento
dentro de sus células, v este nutrimento incluso llegará a ser sus tejidos orgánicos, su
mismo ser.
El cristianismo le ha dado a usted la impresión equivocada de que necesita enseñanzas
doctrinales. Todos tenemos que decir: "No necesitamos enseñanzas doctrinales.
Necesitamos nutrimento". Necesitamos a Jesús, no de una manera objetiva, sino de una
manera muy subjetiva. Necesitamos que Jesús entre en nosotros. Necesitamos asimilar a
Jesús para que El pueda ser nuestras células y nuestros tejidos orgánicos, para que
llegue a ser nuestra misma esencia y elemento. Entonces podemos decir: "Para mí el
vivir es Cristo". De esta manera el contenido y el contenedor llegan a ser uno. Jesús,
después de entrar en nosotros, llega a ser nosotros. Cuando usted diga: "Para mí el vivir
es Cristo", el Señor Jesús dirá: "Para Mí el vivir eres tú". Usted quizás diga que es Jesús,
pero El dirá que El es usted. Entonces, ¿quién es quién? Finalmente, el contenido llega a
ser el contenedor. Todos tenemos que ver esto. Todos los velos religiosos tienen que ser
removidos. Necesitamos un cielo claro.
Desde Génesis 2 hasta Apocalipsis 22, a través de toda la Biblia, se encuentra el hilo de
comer y beber. El árbol de la vida y el río de agua se ven en Génesis 2 (vs. 9-10).
Después, Jesús vino y dijo que El es el pan de vida que debemos comer (Jn. 6:35, 57).
También dijo que El es el agua viva que debemos beber (Jn. 4:14; 7:37-39). Incluso en
las epístolas, Pablo dijo: "Os di a beber..." (1 Co. 3:2). También dijo que todos fuimos
hechos para beber de un mismo Espíritu (1 Co. 12:13). Fuimos hechos para beber, no
para pensar. Todos fuimos hechos, no para pensar en una teología sino para beber de un
solo Espíritu. Luego, al final de la Biblia, vemos el río de agua de vida y el árbol de la
vida (Ap. 22:1-2). La última promesa dada por el Señor es: "Bienaventurados los que
lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida" (v. 14a). El último llamado dado
por el Señor es el de venir y tomar del_ agua de vida gratuitamente (v. 17). Nuestro
destino por la eternidad será comer y beber a Jesús. Hoy día, debemos dedicarnos a
comerle y a beberle.
Pero también necesita estar alerta. Después de invocar el nombre del Señor, después de
comerle y beberle, tiene que decir: "Señor, ten misericordia de mí. Haz que cada parte
de mi ser se abra a Ti. Que tengas un vía libre en todo mi ser". Entonces, usted tendrá
una buena digestión para una buena asimilación, y disfrutará y absorberá todo el
nutrimento de las riquezas de Cristo. Luego, Cristo llegará a ser el mismo ser de usted.
Somos los contenedores vivientes, y El es el Espíritu vivificante. Finalmente, el Espíritu-
vivificante que es el contenedor será su elemento y su esencia. Seremos uno con El, y El
será uno con nosotros de una manera orgánica.
CAPITULO SIETE
BABILONIA
Lectura bíblica: Gn. 11:4, 7, 9; 2 Cr. 36:6-7: Esd. 1:11; Ap. 17:3-5; 18:2a, 4
EL PRINCIPIO DE BABILONIA
En este capítulo y en el siguiente, queremos ver dos ciudades en la Biblia: Babilonia y
Jerusalén. Hemos visto que la intención de Dios es tener un vaso universal y corporativo
que lo contenga, y este vaso será la Nueva Jerusalén. Así que, la última ciudad
mencionada en la Biblia es Jerusalén. Jerusalén es la consumación máxima de la
operación de Dios a través de todas las generaciones.
Pero antes de Jerusalén, hay una falsificación llamada Babilonia. En la Biblia, Babel, o
Babilonia, se menciona primero en Génesis 11, pero el nombre de Jerusalén no se
menciona hasta mucho después. Babel es la palabra hebrea para Babilonia. Babel es
Babilonia. Babilonia aparece primero porque el enemigo de Dios, Satanás, sabe que el
propósito de Dios es tener una ciudad viviente compuesta de personas vivientes que
sean un vaso corporativo para contenerle a El. Así que, el enemigo de Dios hizo todo lo
posible para hacer una falsificación, y esta falsificación fue la ciudad de Babel.
Confusión
Segundo, Babilonia significa confusión. Por supuesto, usted puede decir que Dios vino a
confundir a la gente que estaba ahí. Pero tiene que comprender que esta confusión de
parte de Dios era un castigo para el hombre debido a que éste había tratado (le hacer un
nombre para sí mismo. El los confundió haciendo que tuvieran diferentes idiomas. Yo
hablo mi idioma y usted habla el suyo. Yo tengo mi opinión, usted tiene su idea, y todos
somos diferentes; yo no le entiendo a usted, ni usted me entiende a mí. Esto es un
castigo de Dios.
El cristianismo está bajo tal castigo. Las denominaciones no hablan la misma cosa, ni se
entienden la una a la otra. Los presbiterianos no entienden a los bautistas, ni los
bautistas entienden a los presbiterianos. Los metodistas entienden a los metodistas,
pero no entienden a los episcopales, etc. Cada denominación es diferente la una de la
otra. Esta situación de división y confusión es un castigo de parte de Dios. Las Escrituras
revelan que las iglesias locales no están confundidas como Babel, sino que están unidas
como un solo Cuerpo. Con Babel el segundo punto es la confusión. Los de Babel no se
entendieron entre sí. Esto fue hecho por Dios. El ejerció Su juicio sobre los seres
humanos rebeldes.
Esparcidos
El tercer punto con los de Babel es que todos ellos fueron esparcidos. En lugar de ser
reunidos, fueron esparcidos. En las iglesias locales tenemos una reunión, no un
esparcimiento. La Biblia revela que el pueblo de Dios siempre se reunía en Jerusalén. En
los tiempos antiguos tonos los israelitas reunían tres veces al año (Dt. 16:16). Tuvieron
la "solidaridad", la congregación. Se juntaban en Jerusalén, sin embargo, en Babel
estaban esparcidos.
Una mezcla
La Biblia nos dice que Dios escogió a Jerusalén como el lugar para poner Su nombre y
edificar Su habitación. Dios le dijo a Su pueblo que, cuando entraran a la buena tierra, no
tendrían el derecho de escoger el lugar donde lo adorarían a El. Tenían que ir al lugar
escogido por El. El escogería un lugar de entre todas sus tribus para poner allí Su
nombre y edificar Su habitación (Dt. 12:5). Todos ellos tenían que venir a ese lugar
específico para adorar al Señor. Esto guardaba la unidad. Fue por este lugar único de
adoración a Dios, que la unidad de su pueblo se mantuvo por generaciones. Este lugar
único fue Jerusalén. En Jerusalén la casa de Dios fue edificada y la gloria de Dios llenó
esa casa (1 R. 8:10-11). - Esa fue la era de oro de la historia del pueblo de Israel.
En el Nuevo Testamento esta mezcla se agranda. Juan, estando en el espíritu vio una
visión de la gran Babilonia (Ap. 17:3-5). Babilonia está decorada, con un brillo falso de
oro, con todas las cosas de la Nueva Jerusalén. La Nueva Jerusalén está edificada con
tres materiales preciosos: oro, piedras preciosas y perlas (Ap. 21:18-21). La gran
Babilonia tiene un brillo falso de oro, piedras preciosas y perlas. Le da al pueblo la
apariencia de que es lo mismo que la Nueva Jerusalén, pero no está edificada de una
manera sólida con estas cosas preciosas; solamente está cubierta con esos tesoros corro
ornamentos para una apariencia externa. Esto es un engaño para seducir a las personas.
Es la apariencia falsa de la ramera.
La diferencia entre la cristiandad apóstata y la iglesia genuina es que una es una mezcla,
pero la otra es pura. En la Nueva Jerusalén no hay mezclas. Todo es puro Apocalipis
21:15 dice que la ciudad es de oro puro. También, el río Je agua de vida es brillante
como el cristal (Ap. 22:1). Es absolutamente pura, sin mezcla.
La descripción de Apocalipsis 17 dice que esta mujer malvada, la Babilonia maligna,
tiene en su mano una copa de oro. Pero esta copa de oro está "llena de abominaciones y
de la inmundicia de su fornicación" (v. 4). Externamente es dorada, pero en su interior
hay cosas malvadas. Es una mezcla. Tiene personas espirituales, algunas piedras
preciosas, como Madame Guyon, el Padre Fenelon y el hermano Lawrence , quienes
demuestran algo de la apariencia exterior. Pero interiormente está llena de toda clase de
maldades.
Las iglesias locales tienen que ser transparentes como el cristal, sin mezcla. Los que
estuvimos en el cristianismo podernos testificar con respecto a su hipocresía y falsedad.
Allí hay muchas cosas buenas que dan una apariencia buena. Pero cuando uno entra en
ella, ve la mezcla malvada. No debemos ser engañados por la apariencia externa de
Babilonia. Lo que tiene es un brillo exterior, una decoración externa, pero interiormente
la situación es diferente.
LA GRAN RAMERA
Finalmente, Babilonia es llamada "la gran ramera' (17:1) y "LA MADRE DE LAS RAMERAS"
(v. 5). De ella se produjeron muchas rameras. Ella es la ramera-madre con sus hijas-
rameras. Una ramera es una mujer chic tiene contacto con los hombres sin un principio
gobernante. Una esposa apropiada es una mujer que mantiene el principio gobernante,
que es el principio de una esposa para un esposo.
Un día los fariseos vinieron al Señor Jesús y trataron de El en cuanto al asunto del
divorcio. Le dijeron al Señor Jesús que Moisés les dio permiso de divorciarse de sus
esposas. Mas el Señor Jesús les dijo que Moisés lo hizo por la dureza de su corazón, pero
que no fue así en e! principio (Mt. 19:3-9). ¿Qué es el recobro? El recobro significa
regresar al principio. Usted tiene que regresar a Génesis donde había solamente una
esposa para un esposo. Este es el principio gobernante sin ninguna confusión.
Una mujer con muchos hombres no tiene ningún principio gobernante. Hoy ella está con
este hombre, y al siguiente día está con otro. Esto es confusión. En cierto sentido,
muchos cristianos son así. Este mes están en cierta denominación. Dos meses más
tarde estarán en otra denominación. Viajan de denominación en denominación. Esto es
confusión. No hay principio gobernante. La confusión causa fisión, y la división produce
confusión. La división y la contusión son hermanas cercanas. Siempre van juntas. ¡Este
es el carácter de la ramera!
Tenemos que ver que hay solamente un Cristo Hay solamente una iglesia. Hay
solamente una Cabeza. ¡Hay solamente un Cuerpo! No importa de dónde seamos,
debemos estar en la única iglesia. La única iglesia puede compararse con la única luna
alrededor de la tierra. La luna que vemos en Chicago es la misma luna que vemos en Los
Angeles. Así como la única luna aparece en diferentes localidades, la única iglesia
aparece en diferentes localidades, tal como la iglesia en Chicago y la iglesia en Los
Angeles. La iglesia es una local y universalmente
Según el Nuevo Testamento, debe haber solamente una iglesia para una ciudad y una
ciudad con solamente una iglesia (Hch. 8:1; 13:1; Ap. 1:11). Este es el principio
gobernante de una esposa con un esposo. Pero la situación actual consiste en una mujer
con muchos hombres. Esta mujer es Babilonia, una ramera sin principio gobernante.
Algunas personas dicen que somos muy cerrados. Pero, ¿es cerrado que una esposa
tenga solamente un esposo? Tenemos que rechazar el principio de la ramera. Una
esposa apropiada siempre debe ser cerrada; debe tener solamente un esposo.
Algunos de ustedes quizás digan que se reúnen con la iglesia la porque la iglesia está
llena de vida. Pero quizá después decida abandonarla debido a que no le caen bien
algunos de los hermanos. Este es el principio de una ramera. Ella está con un hombre
porque le gusta. Después, ve a alguien que le gusta más y va con él. Ya sea que a una
esposa le guste ano su marido, él de todas maneras es su marido. Su destino es siempre
estar con él. De la misma manera, ya sea que a usted le guste la iglesia local o no, no
tiene alternativa.
Tenemos que ver que Babilonia es una confusión que procede de la división. El principio
de Babilonia es el principio una ramera. A los ojos del Señor, el cristianismo de hoy es la
gran ramera. Esto no es lo que yo digo. Esta es la visión que nuestro hermano Juan vio
en el libro de Apocalipsis. Cuando el Señor Jesús le preguntó a la mujer samaritana que
le hablara a su marido, ella le dijo que no tenía marido. Entonces El le dijo que decía la
verdad, porque había tenido cinco maridos y el que ahora tenía no era su marido. Esto
describe a una mujer que es una ramera (Jn. 4:16-18).
El Señor abrió nuestros ojos, y vimos el principio de la unidad: una Cabeza, un Cuerpo;
un esposo, una esposa: un Cristo, una iglesia. Adondequiera que vayamos, dondequiera
que estemos, solamente hay una iglesia. En un pueblo pequeño, hay una iglesia; en la
ciudad más grande, también ?`ay una iglesia. Cuando entremos en la Nueva Jerusalén
en el cielo nuevo y la tierra nueva, ¡todavía habrá una sola iglesia! Ya no habrá
confusión, ni división.
Admitirnos que en el cristianismo hay oro, piedras preciosas y perlas. La copa es dorada,
y hay muchos vasos de la casa de Dios. Pero esas cosas son utilizadas por Babilonia para
hacer una exhibición a fin de atraer a los verdaderos cristianos. El cristianismo de hoy
trata de atraer a los verdaderos cristianos utilizando todo brillo externo. Pero nuestros
ojos tienen que abrirse para ver más allá de la apariencia externa de la verdadera
situación. Tenemos que ver que dentro de la copa dorada hay muchas abominaciones
con confusión, división e idolatría. Babilonia es una gran mezcla.
¿Qué haremos? ¡El llamado del Señor en el lie bro de Apocalipsis es para que Su pueblo
salga de ella (Ap. 18:4)! A los ojos de Dios, Babilonia ha caído (v. 2). Todo el cristianismo
de hoy es la gran Babilonia en el principio de una ramera. Debemos obedecer el llamado
del Señor y salir de ella.
CAPITULO OCHO
JERUSALEN
Lectura bíblica: Dt. 12:5, 8; Sal. 122:1-3, 6; 133:1-3; Ap. 21:2: 22:1-2a
Dios le dijo a Su pueblo que no tenía libertad d para escoger un lugar para la adoración
corporativa a Dios. El lugar que Dios escogió fue Jerusalén. Todos los israelitas tenían
que juntarse tres veces al año en Jerusalén para adorar a Dios (Dt. 16:16). Este era el
terreno de la unidad. En el cumplimiento de este tipo, todos tenemos que venir al
terreno de la unidad para la adoración pública y corporativa de Dios. No tenemos
alternativa. No tenemos la posición para hacer lo que preferimos. Tenemos que tomarla
elección de ¡)i- cano nuestro destine. Hemos sido destinados a tomar lo que El elija, y Su
elección es la unidad, el terreno de la unidad.
Sálgase de su mente. Cuando permanece en su mente, usted tiene todos los factores
disidentes. Tiene su concepto, y alguien más tiene el suyo. Cada uno tiene su gusto y su
preferencia. Todos los gustos y preferencias son diferentes. Los cristianos de hoy día
están divididos por varios asuntos doctrinales. Algunos insisten en el bautismo por
inmersión. A otros les gusta tener el rociamiento. Algunos insisten en la práctica del
lavamiento de los pies. No debemos enfocarnos en tales doctrinas divisivas- Más bien,
debemos volvernos a nuestro espíritu.
En los primeros años de mi vida cristiana, no estaba tan claro. Cuando la gente me
preguntaba acerca de la inmersión o el rociamiento, yo estaba listo para decirles lo que
sentía, y estaba listo para argumentar. Sin embargo, si hoy día usted viene a mí, le diré:
"Hermano, olvídese de su mente. Vuélvase a su espíritu. Vuélvase a su espíritu y diga:
"Oh Señor Jesús"'. Si permanecemos en la mente, eso significa que todavía
permanecemos en Babilonia. La mente humana ca ida es la esfera misma de Babilonia.
Nunca puede ver claramente con respecto a la iglesia ejercitando su mente. Mientras
más ejercita su mente para averiguar qué está equivocado y qué está correcto, menos
claro verá. Las preguntas en su mente son interminables. Si me hace tales preguntas,
simplemente diré que usted necesita volverse a su espíritu. Nunca podrá ver con
claridad en cuanto a la iglesia cuando aún está razonando en su mente. Cuando dice:
"Oh Señor Jesús", y se vuelve al espíritu, inmediatamente está tan claro como el cristal.
En el espíritu ve claramente con respecto a la iglesia.
Quizá pensemos que estamos correctos y que los otros están equivocados. Pero nuestros
sentimientos realmente no son confiables. Nuestro sentimiento no es tan preciso.
Nuestros sentimientos y sentidos fluctúan todo el tiempo. En la mañana quizá diga que
algo está mal, pero en la noche tal vez diga que la misma cosa es buena. No confíe en
sus sentimientos. No confíe en su entendimiento. Simplemente vuélvase al espíritu.
Quizás no sea muy feliz con ciertas cosas en la iglesia local, pero si ejercita su espíritu y
dice por quince minutos: "Oh Señor Jesús, Oh Señor, Amén, Aleluya", se sentirá contento
con todas las cosas en la iglesia local. Todo lo que la iglesia local haga será maravilloso
para usted ¿Qué es la Babilonia? La Babilonia consiste en disentir en su mente.
Tenemos que ver las tácticas sutiles del enemigo. No debemos analizar las cosas en
nuestra mente. Más bien debemos volvernos a nuestro espíritu e invocar el nombre del
Señor. Cuando estamos en nuestra mente, es tan fácil debatir acerca de cosas
doctrinales. Usted tiene su opinión e interpretación, y alguien más tiene la suya.
Debemos olvidarnos de esto y beber de un solo Espíritu (1 Co. 12:13). Podemos beber
del Espíritu al invocar: "Oh Señor Jesús". No debemos tener nada que ver con nuestra
mente disidente. Babilonia está en nuestra mente. Cuando usted ejercita su mente,
regresa a Babilonia. La Jerusalén de hoy está en nuestro espíritu. Cuando nos volvemos
al espíritu, tenemos la unidad. Jerusalén siempre ha sido el lugar de la unidad.
Usted tiene que ver claramente dónde está Babilonia y donde está Jerusalén. Siempre
que usted permanezca en su mente, permanece en Babilonia. Cuando se vuelve de su
mente a su espíritu, se vuelve a Jerusalén. Sea simple. Hoy día en la vida de la iglesia lo
que necesitamos no es el entendimiento de muchas cosas. Lo que necesitamos es la
unidad en el disfrute de todas las riquezas de Cristo. En la Nueva Jerusalén no hay nada
sino el fluir del agua viva con el árbol de la vida para que todos disfruten de las riquezas
de Cristo. El río es bueno para beber, y el árbol de vida es bueno para comer. Esto será
nuestro disfrute eterno.
Hoy día, en la vida de la iglesia no nos interesa nada más. No nos interesa el
entendimiento de las enseñanzas doctrinales. Sólo nos interesa el disfrute de Cristo.
Nuestro Cristo hoy día es el río de vida. Nuestro Cristo hoy día es el árbol de la vida. Hoy
día, El está fluyendo dentro de mí y dentro de usted. El está fluyendo en nuestro espíritu.
Siempre que nos volvemos a nuestro espíritu, no solamente somos claros como el cristal,
sino que también disfrutamos las riquezas de Cristo. Día tras día estamos bebiendo. Día
tras día estamos comiendo. Por medio de este disfrute de Cristo, tenemos la vida de la
iglesia apropiada.