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Mapa del area de operaciones

Por: Mariano Ospina Peña

La historia del Putumayo y la Amazonía colombiana es de descuidos, desidia, inoperancia y


carencia casi absoluta de Estado. Una falta clara de política de fronteras de Colombia, permitió que
la región selvática del sur, hasta el Caquetá, fuera considerada peruana a pesar de los títulos
jurídicos que poseía Colombia. El Perú colonizaba mientras Colombia se afirmaba en documentos
pero con escasa presencia. 

Antecedentes
La traición y explotación económica fueron el diario vivir. Desde las altas esferas del gobierno de
turno, estas vastas regiones fueron entregadas dolosamente para su explotación, sin que existiera
ninguna clase de presencia del estado. Existen toda suerte de testimonios documentales, hay
solicitudes para un comisario de policía que ayude a impedir los constantes abusos desde 1902. Hay
acusaciones de la "entrega" de estos territorios en concesiones cuyo fin era traspasar los derechos a
la Casa Arana del Perú, estas incluyen y prueban la participación directa de la familia del general
Rafael Reyes y al mismo Reyes se le abrió una investigación por "traición a la patria", en
consideración a esos mismos hechos, todos ocurridos durante su gobierno. Se demostró su
participación y de otra serie de colombianos quienes estaban dispuestos, a cambio de sumas de
dinero, entregar la soberanía a la nación vecina.
La decadencia de la quina impulsa a sus explotadores a continuar colonizando las zonas selváticas y
dedicarse al caucho. Hacia 1880 el peruano Julio César Arana del Águila llega a la ciudad de
Iquitos en el Departamento peruano de Loreto. En los años subsiguientes, Arana se convertirá en la
punta de lanza para el despojo de grandes extensiones del territorio colombiano con un soterrado
apoyo por el gobierno y las tropas del Perú. Ese despojo incluirá, el asesinato y destierro de cientos
de colonos e industriales y de la esclavitud y asesinato de cuarenta mil aborígenes, todos de
nacionalidad colombiana.

La falta de presencia institucional y demarcación precisa de límites permite la permanente violación


de nuestra soberanía sin que haya ninguna clase de control estatal. Además se presentan
permanentes violaciones contra los indígenas. Para 1900, Brasil viola nuestra soberanía y los
peruanos esclavizan y asesinaban indígenas en la zona de Loreto. 

El presidente Marco Fidel Suárez buscó eliminar los problemas fronterizos y Fabio Lozano
Torrijos, Ministro Plenipotenciario en Lima, negoció el tratado Salomón-Lozano en 1922 y logró
hacerlo ratificar por los dos países en 1928 por lo que en 1930 fueron entregadas las  tierras
correspondientes a cada nación.

El tratado Salomón-Lozano había costado mucho trabajo culminar. En el Perú se rumoraba que el
Presidente Leguía había recibido un soborno de siete millones de dólares de manos del negociador
colombiano, Fabio Lozano. Estas afirmaciones, sin asidero, habían sido iniciadas por Luis Miguel
Sánchez Cerro, militar que había derrocado el gobierno del Presidente Leguía, haciéndose al poder.
El fin era iniciar rumores que desprestigiarán a su antecesor y el mismo tratado. Realmente era muy
impopular en el Departamento de Loreto. Los loretanos acostumbrados a deambular, colonizar y
explotar durante décadas, las regiones colombianas, se consideraban con derechos sobre nuestros
territorios.

En el tratado Salomón-Lozano, a Colombia le correspondió el margen norte del río Putumayo y


ambas en el Trapecio Amazónico que conocemos en la geografía nacional de hoy. Aún así perdimos
enormes cantidades de territorio con los vecinos.

La Política del Perú

En contraste a la desidia colombiana sobre nuestras zonas selváticas, estaba la importancia que
daban los peruanos. La ciudad de Leticia debe su nombre a Manuel Charón, un ingeniero de la
Comisión Hidrográfica del Amazonas, entidad peruana fundada en 1867 para levantar modernas
cartas de navegación de los ríos de la región oriental al mando del comodoro estadounidense John
Randolph Tucker, veterano de la Guerra estadounidense de Secesión. Charón estaba enamorado de
una joven de familia anglo-peruana, Leticia Smith Buitrón, hermana del secretario de la Comisión
Hidrográfica. Leticia era la mujer más bella de Iquitos y Charón la trataba de enamorar con sus
permanentes galanteos. Para los colegas norteamericanos de la Comisión, el nombre Leticia tenía
un doble significado, además de ser la causa de los desvelos del ingeniero peruano, era también el
nombre de la sobrina de uno de los oficiales. Esta otra, nieta de John Tyler, ex presidente de los
Estados Unidos, llamada Leticia Tyler Shands, tan bella, que en 1861, fue quien izó la bandera de la
Confederación de Estados Americanos en Alabama, durante la guerra civil en esa nación del norte.
A pesar de que la localidad por decreto recibió el nombre de Ramón Castilla, se impuso el de
Leticia por la insistencia de los comisionados ya que  ellos la ayudaron a fundar con el propósito de
demarcar claramente al Brasil la frontera. Desafortunado Charón, perdió a un comerciante británico
de Iquitos, a la bella Leticia Smith Buitrón.

En 1930, la Quinta Región de Montaña, era una unidad militar que tenía jurisdicción sobre el Loreto
peruano. Estaba integrada por una división al mando del Coronel Oscar Ordóñez en el puerto
Amazónico de Iquitos. Esta guarnición, en Iquitos, tenía un batallón mixto, un grupo de artillería,
un batallón de ingenieros, un cuerpo de guardia civil compuesto por 400 hombres, una flotilla de
guerra con base en Itaya, compuesta por un comando y los cañoneros América, Napo, Cahuapana,
Iquitos y General Portillo. Además una flota aérea compuesta de comando, seis hidroaviones y
cuatro aviones. Entre Iquitos y Leticia existía el puerto de Chimbote con una guarnición de cuarenta
hombres. Además estaban otras guarniciones sobre el río Putumayo, limite entre ambas naciones. 

Para que el lector puede hacer una comparación, la guarnición militar de Iquitos en la selva
Amazónica del Perú, estando en tiempo de paz y desde donde se haría la guerra contra Colombia,
triplicaba en elementos a la guarnición de Bogotá y la doblaba en hombres. La superioridad militar
del Perú era manifiesta. Nuestro vecino tenía un historial y trayectoria militar que incluía conflictos
con varios de sus vecinos. Sus fuerzas armadas para la época, alcanzaban más de diez y siete mil
hombres. Tenía bien conformada una fuerza aérea y una marina de guerra con cruceros y
destructores y modernos submarinos, recientemente adquiridos en los Estados Unidos.

En Leticia existían autoridades civiles peruanas y un capitán al mando de una compañía de tropas,
todo bajo la bandera de Perú. Al ratificarse el tratado Salomón-Lozano en 1928, se acordó hacer la
respectiva entrega de tierras y demarcaciones internacionales en 1930. Así el 17 de agosto de 1930,
a las nueve de la mañana, la delegación del Perú, en cabeza del Coronel Temístocles Molina,
Prefecto de Loreto y el Coronel Ordóñez y la delegación colombiana encabezada por el Coronel
Luis Acevedo y el Subteniente Alfonso Pinzón Forero hacen entrega de los territorios
correspondientes a cada nación. Ese día en solemne ceremonia, Leticia arrió la bandera peruana e
izó la colombiana. Las tropas peruanas y autoridades civiles abandonaron el puerto y se trasladaron
al otro lado del río, al punto denominado "Ramón Castillo".

Pero la inconformidad en el departamento peruano de Loreto fue enorme ya que sus pobladores
durante décadas habían explotado y colonizado el territorio colombiano, sin objeción de las
autoridades. Este traspaso generó mucho malestar en la vecina nación y en particular estaba el
médico Enrique Vigil, dueño de la hacienda más grande y productiva de la zona, un ingenio
azucarero llamado "La Victoria" que quedaba a veinte kilómetros de Leticia. Allí se producía
además de azúcar, alcohol para abastecer el Departamento peruano de Loreto, además de explotar
las maderas. Tenía unas ochocientas hectáreas de desmonte cultivadas en caña de azúcar cubana de
primera calidad, una magnífica fábrica de alcohol y disponía de un gran aserradero. Tenía unos
ochenta trabajadores, reservistas del ejército peruano que vivían en cómodos alojamientos. El
administrador de la hacienda era el peruano Jorge Giles, gran conocedor de la selva y enemigo
acérrimo del tratado de limites con Colombia. Este numeroso núcleo peruano constituía un
permanente peligro para Leticia. Sin embargo los colombianos lograron, por un tiempo, mantener
buenas relaciones con ellos.

Obviamente Enrique Vigil fue un gran perjudicado pues hasta 1930, La Victoria había estado
localizada en territorio que ellos aducían peruano. A raíz de los tratados resultó ser colombiano. La
producción de La Victoria se despachaba hacia Iquitos, puerto peruano sobre el Río Amazonas. Una
vez colombiano el trapecio, los productos eran imposibles de comerciar en Colombia por las
distancias desde Leticia y tampoco en Iquitos por los gravámenes de importación. De allí que a
principios de 1932, Vigil ofreció la hacienda al gobierno colombiano en absurda cifra de ochenta
mil pesos (la moneda colombiana estaba a la par con el dólar). El gobierno no aceptó la oferta y
Vigil comenzó a tramar con algunos otros loretanos la retoma de Leticia, pero esto no fue un
secreto, todos sabían que los loretanos urdían contra la soberanía colombiana. Abundantes
informaciones diplomáticas, militares y administrativas le advirtieron al gobierno del peligro desde
el 19 de enero de 1931.

La Presencia Colombiana

Para estas épocas, Leticia era un triste caserío (unas veinte chozas) de la cual la inmensa mayoría de
colombianos jamás habían oído mencionar, ni siquiera sabían donde quedaba. Así a partir de 1930
ingresó en un programa nacional de colonización. Las Fuerzas Armadas fueron encargadas de estos
programas y se despacharon unas pocas tropas. Ahora bajo la bandera tricolor, Abdón Villareal
quedó como Comisario del Amazonas, Arístides Fernández como el primer Alcalde colombiano, 10
policías bajo ordenes del Comisario, un médico, el Dr. Talero Morales, la maestra Gabriela Marín,
el Padre Bartolomé de Igualada, dos oficiales del Ejército, Coronel Luis Acevedo y Subteniente
Alfonso Pinzón, sin tropas y varias familias de colonos que habían sido recogidos en las riberas de
Amazonas por la comisión de colonización militar.

El Ejército, dentro de este programa de colonización militar, desde 1930 había creado tres pequeñas
guarniciones en los puertos sobre el Río Putumayo, Puerto Ospina, La Tagua y Caucayá.

Puerto Ospina, es el segundo puerto sobre el Putumayo después de Puerto Asís, situado frente a la
confluencia con el río San Miguel, frontera con el Ecuador y Perú. Allí quedó el subteniente Téllez
con doce hombres e investido como autoridad civil. El segundo puesto de fronteras fue Caucayá y
el cual se convirtió en la guarnición principal bajo el mando del Capitán Carlos Bejarano Muñoz
con veinte hombres. En La Tagua, a un día de difícil camino a pie por entre la selva desde Caucayá
se montó la tercera guarnición al mando del Teniente Diego Muñoz con doce soldados, en un
caserío donde solo habían tres casas de yaripa y palma sin ningún servicio. Estas guarniciones
debían desmontar el monte, crear cultivos, "colombianizar" a los nativos, mantener comunicaciones
(fluviales con Florencia y Puerto Asís), formar reservas y la construcción de viviendas, barracas y
oficinas.

Así Colombia inició la recuperación de los territorios selvaticos, con tres guarniciones, 44 soldados
y 4 oficiales para la vigilancia y control de 1500 kilómetros sobre el río Putumayo y ciento setenta
sobre el Amazonas.

El Rompimiento del Tratado

En agosto hubo una insurrección militar en la ciudad de Arequipa que fue secundada por las
Fuerzas Militares del Perú. El Presidente Augusto Leguía fue depuesto e instalado Luis Miguel
Sánchez Cerro. Leguía era quien había aceptado el tratado con Colombia y hasta el último momento
de su gobierno, éste había sido respetado a cabalidad.

Con el nuevo presidente, General Luis Miguel Sánchez Cerro, los colombianos en las zonas
selváticas, comenzaron a escuchar rumores insistentes de que las tropas peruanas desconocerían el
Tratado Salomón-Lozano y atacarían Leticia. El 28 de agosto en las horas de la tarde arribó a la
hacienda La Victoria, la cañonera peruana Iquitos al mando del Teniente Julio Elías. Fue recibida
por el subteniente Alfonso Pinzón Forero del Ejército colombiano y autorizada atracar y acodear al
buque "Nariño". El subteniente pasó al cañonero donde fue recibido cordialmente por el teniente
peruano pero para su sorpresa Elías le informó que abordo traía al Coronel Temístocles Molina,
quien venía desterrado del Perú a asilarse en Colombia, declarado como traidor por haber entregado
los territorios canjeados en el tratado. A partir de esa fecha, se fue enrareciendo el ambiente en toda
la frontera amazónica con el Perú.

El Ministro Plenipotenciario en Lima, Lozano Torrijos, escuchó de la gran inconformidad en Loreto


contra el tratado. Sin creer que este pudiera ser roto por los vecinos peruanos, sugirió al gobierno de
Bogotá, el envío de tropas y de cañoneros recién adquiridos en Inglaterra a Leticia. El gobierno del
Presidente Olaya hizo caso omiso, pero sí envió dos de los tres nuevos cañoneros al río Putumayo, a
cientos de kilómetros de distancia.

Los dos militares de Leticia, pidieron a Bogotá el envío de refuerzos con el fin de disuadir cualquier
acción contra la población. Tardaron un año en llegar 50 hombres al mando del Teniente Virgilio
Barco Céspedes y subteniente Carlos Ayerbe Arboleda. El subteniente Ayerbe fue nombrado para
abrir una nueva guarnición en el tristemente celebre puerto de "El Encanto", otrora cede de La Casa
Arana. Allí llegó con 15 hombres a su mando. El resto se fueron para Leticia donde la guarnición
pasó de dos oficiales, a tres, y treinta y cinco hombres.

A finales de 1931, El subteniente Alfonso Pinzón Forero llegó a Caucayá, procedente de Bogotá,
con un refuerzo de 27 hombres que se sumarían a los veinte que ya tenía el Capitán Bejarano.

Ese diciembre atracaron por primera vez los cañoneros fluviales, nuevos, rápidos, pequeños, bien
artillados con cañones Bofor de 75mm. y ametralladoras Oerlikon antiaéreas, el Santa Marta y el
Cartagena, fabricados en Inglaterra por la casa Yarrow. Para 1932, la colonización militar había
logrado algunos avances. Tenían las dos cañoneras, más varias lanchas con motor fuera de borda, 4
guarniciones 7 oficiales y 120 hombres. Sin embargo era demasiado extenso el territorio a controlar
y vigilar.

La Política del Gobierno Central en Bogotá

Ahora viene lo absurdo. El Ministro de Guerra Carlos Arango Vélez, ordenó el retiro del
contingente de Leticia pues tanto rumor sobre una posible invasión peruana hacía que un
contingente militar tan pequeño fuera posiblemente derrotado y con ello lograría el Perú un titulo en
virtud de la Debellatio o derecho de la victoria en firme alcanzado por un ejército regular sobre otro
(El Ministro estaba muy a la moda europea). Extraña actitud para un ministro de Guerra y
Presidente de la República cuyos cargos obligan a la defensa de la soberanía. En lugar de reforzar la
guarnición militar objeto de un posible ataque, la desguarnecen. De esta manera Leticia quedó
apenas con una pequeña fuerza de policía.

Así en febrero de 1932 el Teniente Virgilio Barco Céspedes, comandante de la guarnición de


Leticia, recibió la orden de replegar su unidad hasta "El Encanto", muy cerca de la guarnición
peruana de Puerto Arturo y a más de 800 Km. de distancia.

Para 1932, el presidente Enrique Olaya Herrera ya con el sol a las espaldas, y cuya popularidad
había decrecido ostensiblemente como consecuencia de los coletazos del "crash del 29" en la Bolsa
de Nueva York y una violencia partidista grande en virtud a la transferencia de poder entre partidos
políticos. Para Olaya los diferendos limítrofes con Perú no eran cosa nueva. En 1911 había tenido
que sortear las difíciles situaciones ocurridas en el Combate de la Pedrera cuya solución dejó mucho
que desear y le había costado el puesto de  Canciller.

En mayo, el Ministro de Guerra Arango Vélez fue reemplazado, sin previo aviso, en altas horas de
la noche, lo que era poco menos que una destitución y por la puerta de atrás. Asumió el Ministerio
Carlos Uribe Gaviria, el hijo de Rafael Uribe Uribe.
Según afirma Uribe Gaviria, recibió un Ejército en estado deplorable: el Estado Mayor General era
un depósito de oficiales inválidos en lo físico y en lo intelectual; la fábrica de municiones no las
producía; y el ejército ni siquiera servía para acompañar las procesiones religiosas porque los
soldados andaban desarrapados. La verdad es que era una fuerza paupérrima de 6200 hombres.

En junio el nuevo Ministro de Guerra había querido volver a enviar las guarniciones militares al
Amazonía y Putumayo con el fin de tener un pie de fuerza que defendiera la soberanía en la frontera
sur. Así ordenó el desplazamiento de 50 hombres, al mando del Teniente Virgilio Barco Céspedes a
Leticia, pero en forma sospechosa, nuevamente, ésta vez el Canciller Roberto Urdaneta Arbeláez se
opuso, pues consideraba que ello traería "mal entendidos y  resentimiento con Perú". Al canciller le
preocupaba el vecino con el cual las tropas colombianas ya se habían encontrado en dos
oportunidades anteriores, 1829 en Portete de Tarqui y mucho más reciente, en junio de 1911 en La
Pedrera, siempre por cuestiones limítrofes. De hecho, Urdaneta también propuso apostar policías,
declarando en forma ingenua, que un asalto peruano "se arreglaría con tres notas diplomáticas".

Para entonces, como ha sido muy usual durante toda la historia colombiana, el país estaba
totalmente desprotegido. El Ejército colombiano compuesto por 6000 hombres y 200 oficiales
distribuidos en cinco brigadas combinadas, que no lo eran, pues no todas tenían caballería, artillería
e ingenieros. Con este escaso pie de fuerza había necesidad de controlar el orden público alterado
en Santander, Norte de Santander, Boyacá, Cundinamarca y Valle donde los partidos políticos se
encontraba enfrentados. Por fortuna, unos años antes, el ejército a pesar de sus restricciones
económicas había logrado adquirir 5.000 fusiles Máuser, 10 ametralladoras pesadas cal. 7mm
Schwarzlose, 2 fusiles ametralladoras gemelos Madsen para la aviación, 2 fusiles ametralladores
Madsen para infantería, 1.000 granadas para los cañones Ehrhardt, 8 aviones de observación y
combate Wild, equipados con ametralladoras Darne, 4 aviones Curtiss, dos de ellos anfibios, 3
cañoneros, construidos por la Casa Yarrow y Co. Ltda de Inglaterra, equipados con cañones Bofor y
ametralladoras Schwarzlose, de último modelo, y repuestos y accesorios para los fusiles y carabinas
Máuser modelo 1912, de dotación del Ejército desde 1914.

A más de todo lo anterior, una purga que el gobierno consideró urgente pues era un ejército
conservador. En agosto de 1932, Uribe Gaviria había dado de baja a 2 generales de 8, 3 coroneles
de 18, 8 teniente coroneles de 34, 6 mayores de 45, 14 capitanes y 5 tenientes. 38 oficiales, ¡casi el
20% de la oficialidad!

En marzo de 1932, el General Amadeo Rodríguez es nombrado nuevo Jefe de Fronteras, cargo que
asume en Florencia, Caquetá. Investido de amplias facultades y más importante, recursos
suficientes, llegó para impulsar el desarrollo de la colonización, fomentar la navegación en los ríos
Caquetá, Putumayo y Amazonas para enlazar las diferentes guarniciones y colonias agrícolas,
establecer comercio entre ellas y abastecer las tropas que guarnecen las fronteras.

Disputas entre Perú y la Gran Colombia


La reclamación por parte de Ecuador de un acceso con soberanía a la cuenca del Amazonas se remonta
a 1827, cuando Simón Bolívar, gobernante de la Gran Colombia, de la que Ecuador formó parte hasta 1830,
reclamó como territorios que le correspondían a su país los de Tumbes, Jaén (Cajamarca)
y Maynas(entendiéndose por Maynas el territorio conformado por los actuales departamentos
peruanos de Loreto y Amazonas).

La Gran Colombia reclamaba esa comarca como compensación por las deudas de la campaña emancipadora y
por los "reemplazos" (el costo de reponer con nuevos efectivos las bajas sufridas en las tropas de apoyo a
la guerra independentista peruana). En respuesta, el 17 de mayo de 1828, el Congreso de la República del
Perú rechazó tales pretensiones por considerar que dejaban de lado el principio del Uti possidetis que
implicaba tomar como punto de partida el territorio tradicionalmente ocupado por cada país al año 1810. En
consecuencia, autorizó al presidente José de La Mar a tomar las medidas militares del caso. En virtud de ello,
tropas peruanas invadieron la ciudad de Guayaquil pero fueron rechazadas por las tropas al mando del
general Antonio José de Sucre.

Ese enfrentamiento concluyó en la batalla de Tarqui (o Portete de Tarqui) que motivó el armisticio del 10 de
julio de 1829 y el Tratado Larrea-Gual del 22 de septiembre del mismo año. Este tratado, también conocido
como Tratado de Guayaquil estableció que el límite entre la Gran Colombia y el Perú sería el mismo que
existió entre los virreynatos de Nueva Granada y el del Perú, descartando en forma meridiana cualquier
discusión sobre presuntos derechos al sur de la línea de frontera determinada por el río Zarumilla.

Disputas entre Perú y Ecuador
Cuando se constituye el Estado ecuatoriano, se suscribieron diversos acuerdos y tratados con la finalidad de
trazar la frontera entre ambos países, sobre todo en la parte amazónica. Ecuador señala la existencia
del Protocolo Pedemonte-Mosquera que, firmado en 1830 fue una continuación del Tratado Larrea-Gual.
Perú cuestiona la validez de ese tratado, llegando a afirmar que nunca se firmó, debido a que jamás se
encontró el documento original.

Durante 1859 y 1860, ambos países libraron una guerra sobre un territorio cercano al río
Amazonas. Ecuador ingresó a una guerra civil que impidió las relaciones diplomáticas con el resto
de Latinoamérica, incluyendo al Presidente del Perú Ramón Castilla, ya que no existía un gobierno
reconocido en Ecuador con el cual tratar. Igualmente, entre 1879 y 1883 el Perú participó en la Guerra del
Pacífico contra Chile y no pudo atender otros asuntos diplomáticos.

En 1887, un tratado suscrito por ambas naciones estableció que el Rey de España actuaría como árbitro. Se
pensó que ese Tratado, denominado Herrera-García, resolvería permanentemente el conflicto. El Congreso de
la República del Perú señaló que ratificaría el tratado sólo luego de que se introdujeran algunas
modificaciones por cuanto lo consideraba poco favorable para su país. Ante ello, Ecuador se retiró del
proceso en protesta de las modificaciones peruanas y el Rey se abstuvo de proponer una decisión.

En el siglo XX Ecuador se enfrentó nuevamente a Perú. Se dieron nuevos incidentes limítrofes. El más
importante de esos conflictos fue el que se dio en el año de 1911. En 1922 hubo otra disputa referida a la
firma del Tratado Salomón Lozano entre Perú y Colombia, que resultó favorable a esta última nación. Este
tratado causó malestar tanto en Perú (donde se señala que el presidente Augusto B. Leguía lo suscribió bajo
presión de los Estados Unidos) como en Ecuador que se veía, de esa forma, limitando con Perú por el este.

En 1936, tras largos años de incidentes y negociaciones, se fijó una "línea de Status Quo", en calidad de
frontera provisional mutuamente reconocida, tomando como base los territorios que de facto poseía cada país.
Dentro de dicha línea provisional, en la zona correspondiente al actual departamento peruano de Amazonas,
se fijaba, como frontera natural, la Cordillera del Cóndor.

Status-Quo fronterizo en 1936, previo a la guerra de 1941

El 11 de enero de 1941, alegando que los ecuatorianos habían realizado incursiones e incluso ocuparon
territorio peruano en laprovincia de Zarumilla, el presidente del Perú, Manuel Prado Ugarteche, ordenó la
formación del Agrupamiento Norte, una unidad militar en cargo del Teatro de operaciones del Norte.

La posición peruana alegó en 1941 que Ecuador desconoció esa línea provisional por lo que movilizó
su ejército, ingresando a territorio ecuatoriano por Tumbes (localidad de Aguas Verdes limítrofe
con Huaquillas). El Perú empleó sus recursos militareshaciéndose del control del espacio previamente
ocupado por Ecuador los días 5, 23 y 24 de julio. y que constituía el 50% del territorio que dicho país
consideraba suyo.

La Fuerza Aérea del Perú bombardeó la población ecuatoriana de Santa Rosa, en la provincia fronteriza
ecuatoriana de El Oro, y amenazó con hacer lo mismo con la ciudad de Guayaquil. Tropas peruanas
invadieron regiones del sur del Ecuador, y presionaron hasta la firma del protocolo de Río de Janeiro el 29 de
enero de 1942, cuya legitimidad fue garantizada porArgentina, Brasil, Chile y Estados Unidos de América. La
firma del protocolo de Río de Janeiro confirma la línea del “Status Quo” de 1936 firmada en Washington por
Perú y Ecuador, menos la pérdida por parte de Ecuador de tan solo 5,392 millas cuadradas

Problema demarcatorio en la Cordillera del Cóndor


La demarcación de la línea fronteriza establecida en el protocolo mediante el levantamiento de
hitos se inició en 1947. Sin embargo, ésta no fue culminada en la zona de la Cordillera del Cóndor,
debido a que mediante un levantamiento aerofotogramétrico se "descubrió" la presencia del río
Cenepa entre el Zamora y el Santiago. Eso implicaba que lo consignado en el protocolo no
correspondía con la geografía real de la zona. El río Cenepa era un accidente geográfico conocido
desde muchos años antes, tal como lo reconoce en un ensayo el ex presidente peruano Fernando
Belaúnde Terry. La suspensión se basó en la posición ecuatoriana, que señalaba la inexistencia de
un "Divortium Aquarum" (divisoria de aguas) entre el río Zamora y el río Santiago, como contempla
el Protocolo de Río de Janeiro. En efecto, el árbitro brasileño Braz Dias de Aguiar solamente
menciona que los ríos necesarios para efectos de demarcación son el Zamora y el Santiago.
Según el punto de vista ecuatoriano, este tema añadido a otras "inconsistencias" en el texto del
protocolo, fueron causales de que la demarcación se suspendiera unilateralmente. Como
conclusión, Ecuador mantuvo durante años la tesis de que el protocolo era inejecutable.

En el plano diplomático los representantes peruanos y ecuatorianos no pudieron ponerse de


acuerdo. La colocación de hitos fronterizos, convenida en el protocolo de 1942, imprescindible en
una zona tan agreste, no pudo ser concluida pues se detuvo en 1950, quedando sin demarcar un
espacio de 78 kilómetros lineales.

El presidente ecuatoriano José María Velasco Ibarra, en 1960, pretendió declarar la nulidad del
Protocolo de Río de Janeiro, arguyendo que "fue firmado bajo la fuerza y con amenazas", cuando
las Fuerzas Peruanas "ocupaban" territorio ecuatoriano. Estas declaraciones del mandatario
ecuatoriano mostraron las intenciones de Ecuador de buscar una salida a la cuenca del río
Amazonas prescindiendo de lo señalado por el Protocolo de Río de Janeiro.

[editar]Incidente de 1981, "Paquisha"/ "Falso Paquisha"


El 22 de enero de 1981, el gobierno peruano denunciaba el ataque a una de sus aeronaves cuando
realizaba una misión de abastecimiento a puestos de vigilancia en el río Comaina (territorio
peruano). El entonces Presidente del Perú, Arquitecto Fernando Belaúnde Terry, ordenó la
inspección del río Comaina hasta sus nacientes en el lado oriental de la Cordillera del Cóndor,
comprobándose la existencia dentro del territorio peruano de tres destacamentos militares
ecuatorianos con sus respectivas instalaciones. Este hallazgo causó acciones de fuerza, logrando
las fuerzas peruanas desalojar los destacamentos ecuatorianos.

La posición ecuatoriana señalaba que esos destacamentos correspondían a la base de "Paquisha"


establecida en territorio ecuatoriano. Pero, tras la medición de las coordenadas, se comprobó que
no correspondían a la mencionada Paquisha sino, como lo calificó el presidente Belaúnde, a un
"falso Paquisha". Tras las escaramuzas, que motivaron la intervención de la Organización de
Estados Americanos (OEA), el acta Sorrosa-Du Bois fijó las coordenadas de ubicación permitidas
para las tropas fronterizas, ratificando la condición de la mencionada cordillera como límite natural
entre ambos países.

En 1992, los presidentes del Perú y Ecuador, Alberto Fujimori Fujimori y Rodrigo Borja Cevallos,
suscriben el llamado Pacto de Caballeros en el que se comprometen a buscar soluciones pacíficas
a las diferencias. Sin embargo, en el mes de diciembre de 1994 se empiezan a notar
movilizaciones del ejército del Ecuador, que desde 1981 había estado preparándose para enfrentar
un conflicto generalizado, desplegando sus sistemas de defensa en el área de la Cordillera del
Cóndor.6

Desarrollo del conflicto


[editar]Nueva crisis
En vista de incidentes fronterizos acaecidos entre Agosto y finales de 1991, se produjo a
comienzos de 1992 en Quito, un encuentro entre los presidentes de los dos países. La visita del
presidente peruano, Alberto Fujimori, se proponía allanar las dificultades que impedían una
solución diplomática al problema fronterizo, firmándose el llamado "pacto de Caballeros". En la
tarde del 9 de enero de 1995, cerca de las 17:30 en la zona del Cenepa, una patrulla de cuatro
soldados peruanos del Batallón de Infantería de Selva "Callao" Nº 25 tuvo un encuentro con una
patrulla ecuatoriana del Batallón Nº 63 "Gualaquiza". Al día siguiente las tropas peruanas son
acompañadas por las ecuatorianas hasta el PV-1. El 11 de enero se produce un nuevo encuentro,
de nuevo en la zona peruana del Cenepa, cerca de las 13:00, la patrulla peruana -de
aproximadamente 10 soldados- es conminada por los ecuatorianos y se inicia un breve intercambio
de disparos.

Sin embargo, estos incidentes fueron solucionados por la vía diplomática, llegando incluso a
emitirse el 14 de Enero de 1995, una declaración conjunta que enfatizaba: "en la zona de frontera,
hay un clima de paz y tranquilidad".
En los días 19 y 22 de ese mismo mes, se volvieron a registrar escaramuzas entre patrullas
militares de los dos países.

Las versiones políticas atribuyeron el crecimiento del enfrentamiento a la situación política que
reinaba en ambos países, así mientras el presidente ecuatoriano Sixto Durán Ballén se encontraba
con bajísimos niveles de aceptación popular, su homólogo peruano Alberto Fujimori preparaba el
camino para su reelección. En ambos casos, la popularidad de los mandatarios se incrementó.

Argentina, siendo parte del Protocolo de Rio de Janeiro, y por lo tanto, obligadamente neutral en el
conflicto, proporcionó armas a Ecuador para ser usadas en contra del Perú, hecho que se tornó en
todo un escándalo internacional que incluso salpicó al gobierno venezolano de aquel entonces,
llegándo la Presidenta argentina Cristina Kirchner, en ocasión de una visita oficial al Perú el 22 y 23
de marzo de 2010, a ofrecer disculpas formales a nombre de su país. 8

En total se despacharon 75 toneladas de armamento por un valor de 33 millones de dólares que


comprendían 8 mil fusiles FAL, 36 cañones de 105 y 155 mm., diez mil pistolas de 9 mm., 350
morteros, 50 ametralladoras pesadas, 58 millones de municiones, 45 mil proyectiles de cañones, 9
mil granadas, y explosivos. Estas armas partieron del aeropuerto bonaerense de Ezeiza el 17, 18 y
22 de febrero con destino a Venezuela que después fueron transferidas a Ecuador. 9

Chile, por su lado, también había realizado entregas de armas y pertrechos militares al Ecuador, en
plena guerra del Cenepa. Parlamentarios opositores al régimen de Alberto Fujimori en el Perú,
denunciaron que este había negado el permiso para que aviones de la FAP interceptaran a dos
aviones cargueros de la FAE, que después de realizar una escala en Brasil, se dirigieron a Iquique
en Chile, con el fin de cargar pertrechos y armas. Chile se defendió, aduciendo que se cumplió la
entrega de un contrato de venta de armas, firmado antes del inicio del conflicto. 10 11 La venta de
armas de Chile a Ecuador, se realizo el 31 de Enero de 1995.El monto de la venta fue de 1millon
900mil dólares y consistió en 3,000 fusiles, 7,829 cargadores y 300 cohetes Low. 12

[editar]Situación Militar de Perú y Ecuador, al inicio del conflicto


La situación militar de ambos países al inicio del conflicto, venía a ser muy dispareja a diferencia de
la imagen que representaban, las ventajas estaban del lado ecuatoriano.

El Perú, afrontaba desde 1980 una guerra interna desatada por el grupo terrorista Sendero
Luminoso, que conoció su más cruenta etapa entre 1982 y 1991. Las Fuerzas armadas del Perú se
hicieron cargo de la lucha antisubversiva desde Diciembre de 1982, con el consiguiente desgaste
que ello conlleva tanto económico como social.

La Fuerza Aérea peruana, que desde la década de los años 60 y parte de los 80, había llegado a
ser considerada como una de las más poderosas de Latino-América, se hallaba en 1995 en una
deplorable situación. Así en el momento de estallar el conflicto, de más de 100 aparatos de
combate que tenía en inventario, solo se hallaban operativos: tres Mirage 2000, siete Su-22,
cuatro Camberras, ocho A-37B y cinco helicópteros artillados Mi-25; los Mirage2000 que venían a
ser los aviones más modernos de la FAP, no contaban con misiles aire-aire de medio alcance. Los
sistemas de radares solo tenían una operatividad del orden de menos del 45%, y los sistemas
antiaéreos del 20%.13

Por el lado ecuatoriano, después del Incidente de 1981 "Paquisha", se inicia una serie de compras
y modernizaciones de sus sistemas aéreos y terrestres, entre los más importantes esta la compra
de aviones Kfir C2, y las modernizaciones de sus Mirage F1. Se puede afirmar que para inicios de
1995, la Fuerza Aérea del Ecuador era una de las más competentes de la región contando con un
arsenal de 12 Mirage F.1JAs, 10 Kfir C.2s, 10 Jaguars MK.1 y 10 A-37B. Sus fuerzas terrestres
habían sido preparadas por largo tiempo para el combate en la selva, a lo largo de la guerra del
Cenepa se desplegaron preferentemente soldados profesionales de brigadas de fuerzas
especiales. En contraparte de esto, el ejército peruano estaba conformado al principio del conflicto
en su grueso por conscriptos de servicio militar. 13

Otro aspecto de gran importancia, es la diferencia en los gastos militares de ambos países. En el
periodo 1985 a 1994, los gastos de Defensa en el Perú disminuyeron en un 13%, mientras en el
Ecuador se incrementaron en un 58%.14 , además, debe considerarse que un funcionario
diplomático estadounidense facilitó al gobierno de Ecuador información secreta sobre la capacidad
de acción de las fuerzas armadas de Perú. Según el funcionario, quien se declararía culpable en
1993, pretendía convencer a los ecuatorianos que el Perú no tenía ni la intención ni la preparación
para llevar a cabo un ataque supuestamente temido por Ecuador. 15
 
 

De la antigua historia del pueblo Amazónico, que se remonta a la


prehistoria americana, los primeros vestigios de la presencia del hombre
primitivo la vislumbramos a través de las meteorizadas rocas de granito
grabadas con símbolos y signos hechos miles de años atrás y, en hachas,
puntas de flechas talladas y pulidas y amoladores líticos diseminados por  
todo el estado. Más recientes son las muestras de alfarería, muy antigua,
que señalan que muchísimos lugares que hoy consideramos vírgenes ya
conocieron la presencia del hombre primitivo.
  Petroglifo  
 
La historia escrita sólo la encontraremos después de la llegada de los españoles que también fue mucho
más tardía que en el resto del país, pues el acceso a esta zona fue muy difícil. Primero la única vía de
penetración fue el río Orinoco, a través de él había que doblegar la brava resistencia de algunas tribus que
se encontraban asentadas en la ribera del río y luego, trasponer los insalvables raudales de Atures y
Maipures.
    

Algunas crónicas nos hablan de matanzas de indios en 1606 en Airico; el


gran acontecimiento para aquellos tiempos debió ser la expedición del
Padre Acuña, quien remontando el río Negro desde su desembocadura en
  el Amazonas descubrió la existencia del Caciquiare en 1639. En 1682 el
Fraile Ignacio Fiol funda el poblado de Atures, en la desembocadura del río
Cataniapo, cabecera de los raudales del mismo nombre.

  Río Negro  
En el Amazonas se rompieron todos los esquemas de conquista y colonización, aquí no se crearon las
condiciones para implantar los cabildos, ni corregimientos, ni hubo reparto de encomiendas. Se realizaron
varias expediciones, siempre con dolorosos resultados para nuestros antepasados aborígenes.

El 13 de enero de 1750 es firmado por España y Portugal un tratado sobre navegación llamado Ildefonso,
acordando también fijar los límites entre la provincia de Guayana en ese entonces y el Brasil; importante
para España porque podía así frenar las invasiones de los portugueses por el Sur. Es así como se crea por
Cédula Real el 24-10-1753, del Rey Fernando VI de las Casas Reales de España y Portugal, la famosa
Comisión de Límites formada por José de Iturriaga, Eugenio de Alvarado, Antonio de Urrutia y don José
Solano, además de ingenieros, un naturista, cosmógrafos, oficiales y soldados.

El Oficial Iturriaga fundó una población llamada ciudad real (quizás la actual Moitaco) muy cerca del actual
pueblo Las Bonitas. Alvarado y Solano llegan hasta la doble desembocadura del Atabapo y Guaviare; pero
antes en la remontada del río Solano funda a Maipures arriba de los raudales de igual nombre. Más tarde
en 1768 Solano llega hasta los raudales de Santa Bárbara y da este nombre al pueblo que funda en ese
lugar, donde el Ventuari desemboca al Orinoco, deja una buena parte de su gente trabajando en la recién
fundada población de San Fernando de Atabapo, aquí encontró la muerte una buena parte de estos
expedicionarios, según parece, víctimas de fiebre amarilla selvática, hubo de lamentarse, entre otras la del
naturalista y botánico Pedro Loeffling.

Solano logra vencer obstáculos y así puede organizar desde lo que fue su cuartel general en la nueva villa
de San Fernando, varias importantes expediciones, las más notables fueron:

En 1758 el para entonces sargento Francisco Fernández de Bobadilla es enviado a los ríos Cunucunuma,
Padamo y Ocamo y funda por primera vez la Esmeralda.

Otra expedición bajo las órdenes de Nicolás Guerrero que explora los ríos Atabapo, Temi o Tuamini,
atraviesa las intrincadas montañas de Yavita, baja por el caño Pimichín hasta caer al Guainía. Aquí, cerca
del río Tomo traba amistad con el gran cacique Maruwa y lo induce a fundar con su ayuda el pueblo de
Maroa. Los años 1.759 y 1.760 no fueron igualados hasta ahora en Amazonas por actividades
exploratorias y fundación de pueblos.
Muy digna de mencionarse es la obra de exploración y colonización realizada por el oficial Antonio López
Santos de la Puente enviado por el gobernador Coronel Centurión Guerrero de Torresquien quizás fue el
mejor Gobernador Español que tuvo la provincia de Guayana, como una de sus meritorias acciones se cita
la de haber dado libertad a sus esclavos en 1776 con motivo de su regreso a España. Durante su mandato
ya había ordenado medidas de protección a los pueblos indígenas, además levantó el primer censo de
Guayana.

En estas grandes actividades expedicionarias se destacan algunas de ellas en forma positiva, pero en
otras los aborígenes tuvieron que sufrir los atropellos de los conquistadores, es así como el año de 1775
marca una sangrienta etapa muy recordada aún por el pueblo Makiritare. Estos, cansados de las traiciones
de los españoles se unen a los hermanos Caribes y tribus vecinas y organizan la resistencia, logrando una
heroica acción bien planificada, levantarse en rebelión simultánea, para atacar y vencer con sus débiles
armas materiales, a los bien armados invasores extranjeros.

    
Las crónicas y descripciones del estado Amazonas empezaron a ser más
científicas y exactas a partir del año 1800 con la expedición de los sabios
universales Alejandro Humboldt (alemán) y Aime Bompland (francés),
quienes remontando el Orinoco por los raudales Atures y Maipures, pasan la
montaña de Yavita, bajan el Guainía, remontan el canal del Caciquiare hasta
el caño Iguapo en el Orinoco y bajan por este río hasta Angostura -las
principales observaciones científicas de este viaje se encuentran contenidas
en el tomo IV de su libro “Viaje a las regiones Equinocciales del Nuevo
Continente” que sigue siendo guía de muchos investigadores y científicos-.  
Treinta y siete (37) años más tarde, el primer geógrafo de Venezuela el
ingeniero Agustín Codazzi, remonta el Orinoco posiblemente hasta la
desembocadura del Padamo, recorrió en ambos sentidos el Caciquiare y
regresó por el Orinoco. Sus estudios y observaciones científicas, con una
admirable visión de futuro, están anexas a su Gran Geografía de Venezuela Alejandro de
y su Atlas.   Humboltd  
    
Paralelo a estas expediciones se producían los movimientos
independentistas. En octubre de 1817 el Capitán Hipólito Cuebas, quien
fuera Oficial del Ejército Patriota del General José Antonio Páez, entró desde
Apure con un puñado de hombres y ocupó la región hasta el alto Orinoco y
el Río Negro, combatieron a los realistas José Benito López, Francisco
Orozco y José María Suárez, quienes sublevados, se mantenían
atrincherados en la población de Maroa y aldeas vecinas.
 
San Fernando de Atabapo pasó a ser primera capital del Cantón de Río
Negro ya independiente, pero perteneciente todavía a la provincia de
Guayana en lo político y administrativo. El 18 de julio de 1822 se proclamó
solemnemente en esta localidad la nueva Constitución de la República de
Venezuela y 10 días más tarde el 28 del mismo mes, se instaló la primera
Municipalidad del Cantón de Río Negro.
  Agustín Codazzi  
 
De aquí en adelante se suceden por unos cinco lustros una serie de Jefes Políticos Militares, hasta que
este Cantón fue convertido en Provincia. En el año 1856, a los 26 años de la creación del Cantón de Río
Negro (republicano), éste fue convertido en la Provincia de Amazonas. Para el año de 1864, bajo la
presidencia del jefe de la Revolución Federal, Mariscal Juan Crisóstomo Falcón, esta provincia es
transformada en Territorio Federal Amazonas.

En 1881, bajo la presidencia de General Guzmán Blanco dicho Territorio fue dividido en dos: Territorio Alto
Orinoco con capital en San Fernando de Atabapo y Territorio Amazonas con su capital Maroa. Nuevamente
fue centralizado en Territorio Federal Amazonas, capital San Fernando de Atabapo en 1893 bajo la
presidencia del General Joaquín Crespo, quedando así hasta 1992 cuando pasa a categoría de Estado.

En 1928 por decreto del Ejecutivo, la capital pasa ser Puerto Ayacucho en lugar de San Fernando de
Atabapo para que la capital esté más cerca y accesible y deciden construir una carretera que va desde el
pie de los raudales de Atures, hasta encima de los raudales de Maipures, en el lugar llamado Samariapo,
por la misma trocha que ya había marcado el explorador Melicio Pérez; así con esta vía de 64 km
quedaban a un lado los dos grandes grupos de saltos aligerando el paso de productos como caucho,
balatá, pieles, carne de chigüire, etc.

El 23 de julio de 1992 el congreso eleva a la categoría de estado al antiguo Territorio, que pasa a
denominarse Amazonas según la Gaceta Oficial 35.015, de 29- 07-1992, manteniendo la división por
departamentos hasta el 24 de septiembre de 1994, cuando la Asamblea Legislativa ya constituida decretó
su ley de División Político Territorial, quedando el estado conformado por 7 municipios y manteniendo
Puerto Ayacucho su jerarquía como capital de la entidad.

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