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Narrar es una actividad que resulta familiar a los hablantes desde muy
temprana edad. Por eso parece adecuado iniciar la reflexión sobre la lengua con la
observación y producción de textos narrativos. De acuerdo con esto, proponemos
comenzar nuestro trabajo de producción oral con la realización de este tipo de textos.
La experiencia nos muestra que es oportuno contemplar actividades de
elaboración de textos narrativos que supongan grados diferentes de dificultad, y que
es necesario aclarar previamente qué tipo de texto narrativo estamos solicitando del
alumno.
Respecto a lo primero, la dificultad puede ir desde los escasos problemas que
debemos resolver para contar una historia ya elaborada por otros (un cuento
tradicional, por ejemplo), hasta la complejidad del proceso de creación personal de
un relato. La necesidad de recorrer o no todo el camino vendrá determinada por la
capacidad de los alumnos y el nivel escolar en que estemos trabajando.
En cuanto a la segunda cuestión, hemos observado que a menudo se instala
en las clases, cuando se habla de producir textos narrativos, una cierta ambigüedad
respecto a si entendemos por narración lo que en literatura se adscribiría al género
del relato (con sus situaciones iniciales y finales, conflictos, fuerzas temáticas, etc.), o
si con este término nos referimos también a la narración de una anécdota, un viaje, o
al texto que se produce cuando alguien cuenta lo que hizo el último fin de semana. 2
Parece que la producción de relatos literarios o pseudo literarios (orales o
escritos) es interesante en cuanto que lleva al alumno a comprender y disfrutar el
fenómeno de la literatura, y a hacer de él un lector (u oyente) más avezado; pero las
narraciones orales elaboradas que un hablante culto suele producir para cubrir sus
necesidades comunicativas tienen que ver más con los otros textos que
señalábamos. Por eso proponemos actividades que vayan encaminadas en las dos
direcciones: las relaciones con el relato como género literario conviene realizarlas
paralelamente al análisis de textos literarios y a las actividades de taller de escritura,
las otras pueden vincularse a cuestiones de reflexión lingüística, como la selección
de información, organización del texto, conectores temporales, etc., además de tener
validez en sí mismas para el desarrollo de la competencia oral.
1
En Abascal, M. D. Hablar y Escuchar, España, Octaedro.
2
Aunque no es éste el lugar de tratar cuestiones relativas a la tipología textual, no podemos dejar de
mostrar los problemas de clasificaciones, y, en estos casos, hay una cierta indefinición que suele
confundir a los alumnos.
Sugerencias para producir relatos orales
• Contar historias hechas, relatos que el emisor conozca muy bien y pueda
transmitir sin problemas (cuentos tradicionales, por ejemplo). Esta actividad
obliga a fijarse sobre todo en la realización fónica y la expresividad, sin
plantear todavía la construcción de textos, puesto que hay que realizar pocas
elecciones.
• Resumir oralmente el argumento de una película. Alumnos y profesor deben
conocer la fuente (por ejemplo, la programación televisiva). Preferimos una
película frente a una novela porque de esta forma se realiza todo el proceso
en el dominio oral (la comprensión y la expresión). Los alumnos se enfrentan
aquí a problemas de selección de información y a la organización del texto,
pero no tienen que inventar nada.
• Los alumnos que no hayan visto la película pueden realizar un ejercicio de
ampliación, también oral, a partir del resumen de sus compañeros. La
orientación que tome la ampliación puede dar cuenta de los puntos oscuros
del resumen.
• Construir relatos a partir de algún elemento dado: terna, conflicto y personajes,
estructura, un final y un principio, etc. La realización oral de estos ejercicios
puede servir también para reflexionar sobre las peculiaridades del género.
• Pasar de la realidad a la historia, partiendo de un acontecimiento conocido por
todos, esta actividad puede iniciarse con la revisión y comentario en clase de
acontecimientos o conflictos de actualidad que hayan tenido resonancia
pública, local o más amplia. Se puede encargar a tres o cuatro alumnos que
preparen un relato oral en el que se narren estos hechos. Al día siguiente,
interviene uno mientras los otros esperan fuera de la ciase. Luego entra otro y
así sucesivamente (se trata de que ninguna narración esté influida por las
precedentes). Después se observarán las diferencias entre los distintos relatos
(datos de la realidad que se han seleccionado, organización, narrador elegido,
etc.). Puede interesar para recopilar actividades parciales en torno al relato.
• Elaborar un relato colectivo. El profesor inicia el texto con un párrafo
introductorio sugerente y abierto. Los alumnos hacen progresar la historia
incorporando nuevos párrafos. El profesor intervendrá cuando lo considere
necesario para salvar posibles bloqueos o el distanciamiento del género, Es
una actividad compleja que puede tener resultados muy desiguales; es
importante crear un ambiente adecuado e insistir, antes de iniciarla, en la
necesidad de estar atentos a la alternancia de secuencias narrativas y
descriptivas, desarrollo del conflicto, etc. La grabación de este proceso
permitirá al profesor retomar en cualquier momento la parte de la historia ya
confeccionada y, posteriormente, analizar el resultado final y tos problemas
que han ido surgiendo.
• Inventar y contar, individualmente, un relato oral que se ajuste a las
características del género.
Describir
Exponer
Algunas sugerencias
• Realizar una exposición oral a partir de un único texto escrito como fuente de
información.
El primer problema que habrá que resolver es la elección del tema. El profesor
dará la instrucción de que no se elija en función de los intereses del alumno
solamente, o de los que podemos suponerle al auditorio, sino considerando de una
manera especial la documentación de que se dispone. Interesa dejar claro desde el
primer momento que sólo se puede explicar algo a los demás si se tienen datos.
Si, tal como proponemos, se ha elegido el tema junto al documento del que
extraeremos la información (un artículo de revista especializada, un libro de
divulgación, etc.), la siguiente fase será la lectura comprensiva del texto y a partir de
ella la elaboración de un guión para la intervención.
En el periodo de tiempo en que los alumnos van haciendo este tipo de
exposiciones conviene trabajar con toda la clase la técnica del esquema.
Seguramente en las primeras intervenciones la servidumbre de los ponentes
al texto escrito permitirá comentar el grado de objetividad y la autoridad del autor del
documento que ha servido de base.
• Realizar una exposición oral a partir de varios textos como fuente de
información.
En este segundo paso ya se puede elegir el tema sin dar restricciones y
plantear la preparación de estos textos al tiempo que se aprende el funcionamiento
de una biblioteca (cómo usar los ficheros, procedimientos para elegir entre toda la
documentación posible la que es adecuada y suficiente para un trabajo concreto), y
las técnicas de manipulación y registro de la información (fichas, resúmenes,
esquemas...).
Un momento especialmente delicado en la preparación de estas exposiciones
se da cuando se tiene que redactar el guión, para lo cual el alumno tiene que
seleccionar y ordenar los datos que ha recogido. Para ello deberá aprender a
delimitar el tema con precisión y a rechazar lo que no se ajuste a éste (es frecuente
que por querer decir todo lo que uno tiene, no se diga nada bien).
En los comentarios posteriores a estas intervenciones se puede llamar la
atención sobre la estructura de la exposiciones (al tiempo que se hace la misma
observación en textos escritos) explicitando algunas peculiaridades frecuentes en
este tiempo de discurso (configuración de sistemas y procesos, funcionalidad de la
conclusión...).
• Una variante del ejercicio anterior consiste en preparar la exposición a partir de
informaciones no extraídas sólo de libros, sino directa o indirectamente de la
realidad.
Se puede proponer como tema el análisis de algún aspecto, más o menos
complejo, del medio en que se desenvuelven los alumnos (problemas de tráfico,
escasez de instalaciones hospitalarias...). Este tipo de cuestiones permite elaborar la
intervención utilizando tanto la información escrita (por ejemplo, folletos informativos
del Ayuntamiento o de una Consejería), como otras fuentes (entrevista con algún
especialista, pequeñas encuestas de opinión, etc.).
Habría que delimitar bien el tema de la exposición y los procedimientos de
aproximación a la realidad que se pretende estudiar para que las actividades
preparatorias no distraigan del propósito inicial. (Por ejemplo: si se pregunta a
alguien si las camas del Hospital Comarcal son insuficientes, no interesará el dato de
si la comida es buena o mala en ese centro, aunque nuestro informante lo exponga).
Naturalmente, si proponemos algo así, deberíamos brindar en nuestra clase,
al menos un asesoramiento elemental sobre algunas técnicas de trabajo.