II Suplemento especial UNIVERSIDAD
La Autonomía Universitaria
D
entro del contexto histó-
rico en que se aprobó la
Autonomía Universitaria
no se referían simplemen-
te a dotar a nuestra universidad
de la posibilidad de decidir sobre
su propio destino, mediante un
sistema autónomo. Es mucho
más que eso, veamos un poco de
ese contexto referido.
Varios estudiantes, docen-
tes, administrativos y profesio-
nales de la USAC, unidos a mi-
litares progresistas, iniciaron
un movimiento revolucionario
en 1944 que culminaría con
el derrocamiento de un siste-
ma dictatorial. Este sistema
representado por el general
Jorge Ubico que fue elegido
presidente de la República en
1931 y posteriormente por el
general Ponce Vaidez que lo su-
cedió en el poder; nombraban a
las autoridades académicas de
la USAC entre sus allegados y
amistades, considerando que la
Universidad Pública debía ser
una fábrica de profesionales y
la investigación debería estar
controlada por los intereses
gubernamentales.
Esta autonomía está ligada
al despertar del movimiento
estudiantil universitario que
produjo la Reforma de Córdoba,
Argentina, en 1918, y que marcó
nuevos derroteros en la misión
universitaria, como la paridad
octubre/noviembre de 2007
Marco Antonio Sagastume Gemmell
estudiantil en la toma de deci-
siones y el involucramiento de la
universidad en la solución de los
problemas nacionales a través
de la investigación y extensión.
La vocación de servicio hacia
los sectores más desprotegidos
se marcó como una misión uni-
versitaria.
En el Decreto número 12
del 9 de noviembre de 1944 de
la Junta Revolucionaria de Go-
bierno, se determinó que: “uno
de los anhelos más legítimos de
los sectores del país ha sido la
organización de la Universidad
nacional, en forma que responda
a las realizaciones de auténtica
cultura que el pueblo espera de
ella”. Además, agregó:” “Que fue
fermento valioso de la revolución
trascendental que vivimos, la
decisión de estudiantes y pro-
fesionales dignos, de llegar a la
autonomía universitaria para
poner al Alma Mater a salvo de
las agresiones dictatoriales que
la habían convertido en mera
fabrica de profesionales, donde
la libre investigación era anula-
da, y el pensamiento perdía toda
eficacia, al quedar bajo control
hasta en sus mínimos detalles”.
Esta autonomía no sólo significa
un reconocimiento a la familia
sancarlista por su participación
en dicha revolución, sino deter-
mina y obliga a que no seamos
una mera fábrica de profesiona-
les y que la investigación debe
estar al servicio de todos los
sectores, especialmente de los
más desprotegidos. Desafortu-
nadamente, nos encontramos
nuevamente en que la vocación
de servicio se está perdiendo, en-
tonces nos convertiremos en una
mera fábrica de profesionales,
sin una investigación de calidad
que coadyuve a la solución de los
problemas nacionales.
La Asamblea Legislativa del
16 de diciembre de 1944, con-
firmó la autonomía universitaria
y determinó: “Se gobierna de
acuerdo con la ley respectiva y
sus estatutos..” El 31 de mar-
zo de 1945 el Congreso de la
República promulgó la primera
Ley Orgánica de la Universidad
de San Carlos de Guatemala en
su período autónomo, que fue
mejorada por el Decreto 325
del 17 de enero de 1947. Esto
implica que la USAC se gobier-
na con una Ley Orgánica que
data desde hace más de medio
siglo, la que —a mi criterio es
anacrónica— debido a que ya
no responde a las necesidades
actuales y conforma un Consejo
Superior Universitario que debe
ocuparse de situaciones que
deberían ser resueltas por Vice
Rectorías como en las demás
universidades públicas centro-
americanas. En ese sentido, la
familia sancarlista posee como
misión urgente, la revisión y
aprobación de un nuevo Estatu-
to, en donde todas las unidades
académicas también sean parte
de esa autonomía y no tengan
que depender de otras unidades
académicas, sin pretextos de
la repartición del presupuesto
asignado a la USAC.
Otro aspecto que se debe con-
siderar, es que se deben colocar
límites en esa nueva Ley Orgánica
para que nuestros propios dirigen-
tes no abusen de esa Autonomía.
Tenemos como ejemplo vergonzoso
el descalabro del Plan de Presta-
ciones de la USAC, nuestro único
patrimonio que nos garantiza en
la edad de oro una calidad de vida
digna, fue asaltado por un Rector
y un CSU que aprobaron dos suel-
dos más a los jubilados sin haber
aportado las cuotas indispensables
o el caso también muy triste de
que se contrató por 40 millones
a una compañía para dotarnos
de Internet sin ni siquiera haber
realizado por la Administración
anterior un estudio de factibilidad
y la nueva administración ha tenido
que desembolsar otros 8 millones
para dotar de la energía eléctrica
al proyecto de Internet, además
que varios señalan que el cableado
ya es obsoleto y que la Internet es
actualmente inalámbrica.
Otro aspecto a considerar es
el involucramiento de los par-
tidos políticos en la autonomía
universitaria. Esto debe tomarse
con especial cuidado debido a
que la elección de Cipriano Soto
como Magistrado de la Corte de
Constitucionalidad y su parti-
cipación en la violación de la
Constitución de la República al
permitir que un golpista fuera
candidato a la Presidencia ha
sido determinante en una pérdi-
da muy grande en la credibilidad
de la población sobre nuestro
actuar. Afortunadamente, en
reciente entrevista con el Rec-
tor Lic. Carlos Estuardo Gálvez
Barrios, en donde me invitaba
a que me incorporara como su
asesor en materia de Derechos
Humanos, me indicó que sola-
mente me pedía dos requisitos
necesarios: El primero, que no
se practicara política partidista
en la Rectoria y como segundo,
la lealtad.
Estas condiciones determi-
naron mi aceptación al cargo y
pude ver la sinceridad del actual
Rector de enderezar muchas
situaciones y entrarle con amor
a los cuatro pueblos que nos
integran como país.
Como buena noticia les
informo que la USAC retoma-
rá el camino de servicio a los
sectores más desprotegidos y la
investigación tendrá resultados
óptimos al haberse duplicado su
presupuesto. Esa fue la promesa
del Rector.
Para toda Guatemala la
autonomía universitaria es la
esperanza y debería de consti-
tuirse como un monumento a
la armonía y al desarrollo sus-
tentable de nuestros pueblos
mediante la vocación de servi-
cio, la que debe representar la
mejor cualidad de todos y todas
las sancarlistas.