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CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LAMBAYEQUE

PRIMERA SALA PENAL DE APELACIONES

EXPEDIENTE : 03936-2009-61-1706-JR-PE-03
SSENTENCIADO : JORGE ALBERTO AGUILAR SANTACRUZ
DELITO : OMISIÓN DE ASISTENCIA FAMILIAR
AGRAVIADO : VALERIA NICOLE AGUILAR SARMIENTO
GRECIA NICOLE AGUILAR SARMIENTO
ESP. DE SALA : SILVIA FERNÁNDEZ SÁNCHEZ
ESP. AUDIENCIAS : CLAUDIA AMARILIS ECHEVERRY CASTRO

SENTENCIA Nº 55 -2015

Resolución número: doce

Chiclayo, cinco de mayo de dos mil quince.

En mérito al recurso de apelación presentado por el sentenciado JORGE ALBERTO


AGUILAR SANTA CRUZ, es materia de revisión por esta sala, la sentencia número
ciento treinta y uno de dos mil catorce, contenida en la resolución número setenta y
ocho, del treinta de junio de dos mil catorce, emitida por el juez del Tercer Juzgado
Penal Unipersonal de Chiclayo, mediante la cual se condenó al apelante como autor
del delito contra la familia, en su modalidad de omisión de asistencia familiar,
tipificado por el primer párrafo del artículo 149 del código penal, en agravio de Valeria
Nicole y Grecia Nicole Aguilar Sarmiento; imponiéndosele tres años de pena privativa
de libertad efectiva y fijándose la reparación civil en la suma de ochenta y un mil
ochocientos cuarenta y siete y 18/100 nuevos soles que deberá pagar a las agraviadas
y CONSIDERANDO:

Primero: El abogado del sentenciado apelante alegó que su patrocinado actuó sin
dolo, simple y llanamente porque dos jueces penales, en los dos procesos penales que
originaron las dos primeras liquidaciones de pensiones alimenticias devengadas,
dijeron que él sólo estaba obligado al pago de tres pensiones alimenticias, por haber
ordenado el juez de familia que pague la pensión de dos mil nuevos soles mensuales,
disminuida por el juez revisor a mil seiscientos nuevos soles mensuales; pero que
serían descontadas de la masa hereditaria, a la cual los dos agraviados tenían derecho
como hijos del causante Edmundo Aguilar Aguinaga. Precisó que el primer juez penal
señaló que no sería exigible penalmente el pago de las otras pensiones alimenticias
devengadas y que el segundo juez penal declaró fundada una excepción de
improcedencia de acción, porque la falta de pago de la segunda liquidación de
alimentos no era constitutiva de delito. Argumentos por los que solicitó revocar la
sentencia apelada y, reformándola, absolver a su defendido.

Segundo: El representante del Ministerio Público adujo que las siete últimas
liquidaciones de pensiones alimenticias devengadas, que merecieron los siete últimos
procesos penales, que se acumularon, contra el apelante; son distintas a las dos
primeras, que merecieron el inicio contra él de los dos primeros procesos penales, en
los que los jueces penales consideraron que el apelante estaba obligado al pago de las
pensiones alimenticias, pero con cargo a la masa hereditaria del difunto padre del
apelante, a la que los dos alimentistas agraviados también tenían derecho en su
condición de hijos del causante. Precisó que los nuevos delitos de omisión a la
asistencia familiar son distintos a los dos primeros y que, por tanto, lo resuelto por los
jueces penales anteriores no obliga a los nuevos; máxime si la juez de paz, como la
revisora juez de familia, al fijar la pensión de alimentos, señalaron que lo hacían por la
condición de hermano mayor del apelante de los alimentistas agraviados. Argumentos
por los que pidió confirmar la apelada.

Tercero: Conforme la pretensión impugnativa, corresponde a esta sala verificar si la


prueba actuada fue suficiente para formar convicción sobre la responsabilidad penal
del sentenciado apelante como autor del delito contra la familia, en su modalidad de
omisión a la asistencia familiar, tipificado por el artículo 149, primer párrafo, del código
penal. Sobre el particular, la sala está convencida que la prueba actuada sí fue
suficiente para formar convicción sobre la responsabilidad penal del apelante. En
efecto, el argumento de defensa según el cual, el apelante actuó sin dolo, no es cierto,
simple y llanamente porque éste fue notificado con cada una de las siete liquidaciones
de pensiones alimenticias devengadas para que las cancele, bajo apercibimiento de ser
denunciado por el delito de omisión a la asistencia familiar y pese a ello no las canceló.

Cuarto: De otra parte, si bien es cierto que los jueces penales que conocieron los dos
primeros procesos penales iniciados contra el apelante como autor del mismo delito,
según expedientes novecientos cincuenta y uno de dos mil siete y dos mil trescientos
noventa y dos de dos mil siete, entendieron que el apelante sólo estaba obligado,
conforme lo dispuesto por el artículo 870 del código civil, a cancelar tres pensiones
alimenticias; también es cierto que dichas decisiones no vinculan en forma alguna a los
jueces que ahora conocen los últimos siete procesos penales acumulados por tal
delito; pues obviamente se trata de delitos diferentes, referidos al incumplimiento de
pago de pensiones alimenticias devengadas distintas; más aún si las sentencias
dictadas por las jueces de familia, en sus dos instancias, en el proceso signado con el
número nueve de dos mil cinco, fueron claras al establecer que la pensión alimenticia
señalada en favor de los agraviados, obligaba al apelante a su pago por su condición de
hermano mayor.
Quinto: Las aludidas sentencias de alimentos, si bien analizan, dentro de las
posibilidades económicas del apelante, su condición de administrador de los bienes de
la masa hereditaria del padre de éste y de los agraviados; son ilustrativas al señalar
que ello es sin perjuicio de la obligación que le corresponde como hermano mayor de
los agraviados, según lo dispuesto por el artículo 93, inciso 01, del código de los niños y
adolescentes; a alimentar a sus hermanos menores de edad, los agraviados. Por tanto,
cuando la juez de familia de primera instancia resolvió que las pensiones alimenticias:
“se descontarán posteriormente de la parte que les corresponde –entiéndase a los
agraviados- como herederos legales de don Edmundo Aguilar Aguinaga”; pese haber
sido confirmada por la juez superior en grado; en forma alguna exonera al apelante del
pago de las pensiones alimenticias devengadas.

Sexto: Ello es así, simple y llanamente porque la obligación alimentaria impuesta al


apelante no viene dada por su condición de heredero del padre de los agraviados, sino
por su condición de hermano mayor de éstos. Por tanto, con o sin herencia, el
apelante está obligado a responder por el pago de la pensión alimenticia fijada por las
jueces de familia; sin perjuicio, de ser cierto que existe una masa hereditaria, que lo
que pague por alimentos a los agraviados, se descuente de la parte de la herencia que
a éstos corresponde como hijos del causante. Esto es así, además, porque cualquier
cuestionamiento al contenido de lo decidido por las jueces de familia, no corresponde
ser resuelto por los jueces penales, sino por aquéllas; porque, admitir lo contrario,
supone avocarse al conocimiento de una materia que no compete a los jueces penales;
máxime si la juez de familia de primera instancia, confirmando la obligación del
apelante continuó notificándolo para que pague las nuevas pensiones alimenticias
devengadas.

Sétimo: Asimismo, esto es así, porque los jueces del Décimo Cuarto y del Octavo
Juzgado Penal de Chiclayo, se equivocaron de plano, cuando al resolver sus respectivos
procesos, consideraron que la obligación de pago del apelante se agotaba en cancelar
tres pensiones alimenticias devengadas, porque así lo establecía supuestamente el
artículo 870 del código civil, según el cual: “ las personas que hayan vivido en la casa
del causante o alimentado por cuenta de éste, pueden exigir al albacea o a los
herederos continúen la atención de estos beneficios con cargo a la masa hereditaria
durante tres meses”. En efecto, de una simple lectura de la norma jurídica aplicada se
infiere que el beneficio, no el derecho, adquirido a vivir y ser alimentado con cargo a la
masa hereditaria, durante tres meses, no está reservado para los herederos, sino,
como dijo el representante del Ministerio Público, por ejemplo, para la servidumbre;
correspondiendo más bien a los herederos, como los agraviados de este proceso,
cumplir dicha obligación o, mejor dicho, atender dicha carga de la herencia.
Octavo: Como se ve, no puede ser otro el corolario de la revisión efectuada que la
ratificación de la sentencia apelada, porque se probó más allá de toda duda razonable 1
la responsabilidad penal del sentenciado; quien, al no corresponder estimar su
pretensión impugnativa, está obligado, según el artículo 504, inciso 02, del código
procesal penal, al pago de las costas que el juicio de apelación hubiera ocasionado a
los agraviados; costas que, de ser el caso, serán liquidadas en ejecución de sentencia,
tal como lo dispone el artículo 506, inciso 01, del citado código penal adjetivo.

Argumentos por los que la Primera Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de
Justicia de Lambayeque RESUELVE: CONFIRMAR la sentencia emitida por el juez del
Tercer Juzgado Penal Unipersonal de Chiclayo, mediante la cual se condenó al apelante
JORGE ALBERTO AGUILAR SANTA CRUZ como autor del delito contra la familia, en su
modalidad de omisión de asistencia familiar, tipificado por el primer párrafo del
artículo 149 del código penal, en agravio de Valeria Nicole y Grecia Nicole Aguilar
Sarmiento; imponiéndosele tres años de pena privativa de libertad efectiva y fijándose
la reparación civil en la suma de ochenta y un mil ochocientos cuarenta y siete y
18/100 nuevos soles que deberá pagar a las agraviadas; con costas; devolver la
carpeta de apelación al juzgado de origen.

Señores:

Zapata López

Zapata Cruz

Quispe Diaz

1
TALAVERA ELGUERA, Pablo. “La Prueba en el Nuevo Proceso Penal”. Academia de la Magistratura.
Primera Edición. Lima. Año 2009, Pág. 34-35

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