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Biblioteca del Libro ‘Historia de la Escritura ° Albertine\Gaur 1984 Traducido por Manuel Carri6n Gutiez FUNDAGN GERMAN SANCHEZ RUIPEREZ el 1. Esencia y razon de la escritura Toda escritura es almacenamiento de infor- macién, mas no es ja Ginica forma de almace- namiento de la informacién. Mucho antes —y, a veces, simulténeamente— la memoria humana ha cumplido el mismo objetivo. Casi siempre se trataba de la memoria de un gru- po especialmente preparado y escogido al que la sociedad encomendaba esta misién. Hay diferencias basicas entre estas dos for- mas de almacenamiento de la informacién, que tienen que ver principal, aunque no ex- clusivamente, con la transmisién y la difu- sién de la informacion. La transmisién oral necesita un contacto personal y muchas ve- ces (segin sea la clase y complejidad de la informacién) prolongado entre dos o mas in- dividuos que tienen que estar fisicamente presentes simulténeamente y en el mismo lu- gar. Hace falta mucho tiempo para que quien transmite la informacién se sienta seguro (aunque nunca del todo) de que el otro la ha almacenado de verdad en su memoria y de que sera capaz de retenerla y en su caso de transmitirla correctamente. En el caso de la escritura la informacién es almacenada me- cénicamente, sobre un soporte independien- te, y puede ser recuperada y utilizada en cualquier momento, en cualquier lugar (siem- pre que se trate de objetos muebles, como son los libros, etc.) y por todos los que sean capaces de consultarla y decodificarla. Aun aqui, la memoria juega un papel importante, pero sélo en forma de un esfuerze inicial y de una vez para siempre, al aprender ias reglas, sean elementales 0 complejas, de una forma concreta de escritura. Luego, toda la infor- macién almacenada por su medio se pone a disposicién de quien ha dominado las reglas. La escritura tiene ademas otras ventajas. La cantidad de datos que la memoria huma- na puede retener es limitada, mientras que, al menos en teoria, no hay limite para la canti- dad de informacion que puede ser almacena- da en forma escrita. Por otra parte, estando libre de la a menudo pesada carga de tener que asimilar por completo (y acaso perma- nentemente) una informacion determinada, tal informacién, consultada en forma escrita, puede ser utilizada como base para nuevas especulaciones. Y asi una generacién no se limita a adquirir el conocimiento de las gene- raciones anteriores, sino que puede utilizarlo pata hacer nuevos descubrimientos y para formular nuevas conclusiones que pueden ve- nir a afiadirse al cuerpo siempre en creci- miento de los datos disponibles. En otras palabras, la informacién escrita puede ser manipulada. Aprender de memoria tiene la desventaja de que no favorece el pensamien- to critico y por ello ha sido siempre el proce- 15 16 Historia de la Escritura dimiento preferido para la poesia (religiosa 0 laica), para la historia (legendaria, épica, lite- aria) 0 para conocimientos secretos destina- dos a no sobrepasar los limites de un grupo determinado. Si toda escritura es almacenamiento de in- formacion, se sigue que toda escritura tiene el mismo valor. Cada sociedad almacena la in- formacién necesaria para su supervivencia, la informacién que le permite funcionar con efi- cacia. Realmente no hay diferencias esencie- les entre las pinturas rupestres prehistoricas, os recursos nemotécnicos, los cémputos de inviernos, las tatjas, las cuerdas con nudos, las esctituras pictograficas, silabicas y conso- nanticas o el alfabeto. No hay escrituras pri- mitivas, precursores de la escritura ni escritu- as de transicién propiamente dichas (térmi- nos todos utilizados con frecuencia en los libros que se ocupan de historia de la escritu- ra), sino sociedades en un nivel determinado de desarrollo econémico y social que utilizan determinadas formas de almacenamiento de la informaci6n. Si una forma de almacena- miento de la informacién cumple con su ob- Jjetivo hasta donde una determinada sociedad le pide, resulta ser —para tal sociedad con- creta— wna escrituca «propiamente dichan. Basicamente todas las formas de escritura pertenecen a uno de estos dos grupos, escri- turas ideogréficas 0 escrituras alfabéticas. La escritura ideografica transmite directamente wna idea: le imagen de una pierna quiere decir «pierna» 0. «andar», la imagen de un Arbol quiere decir «arbol» (claro esté que también puede quérer decir «frescon, «ver- de», «vida, etc), la imagen de dos Arboles puede significar «bosquen, y asi sucesiva- mente en cada lenguaje. La escritura alfabéti ca (0 fonética) es bastante mas compleja. No és més natural, ni necesariamente siempre mis eficaz, como nos sentimos inclinados a pensar, baséndonos en nuestra propia expe- riencia y formacién, En algunos aspectos se trata de un proceso tortuoso y bastante inna- tural, Una idea tiene que ser traducida pr mero a los sonidos de una palabra u oracién deterrhinadas en un lenguaje concreto y lue- g0 hay que hacer visibles estos sonidos en forma de signos grabados, dibujados o inci- sos sobre la superficie de un objeto determi- nado; signos que’ ademas no guardan de or- dinario telacién con el contenido del pensa- miento original. Para consultar la informa- cidn (y no olvidemos que, en diltima instan- cia, todo lo que pretende el almacenamiento de la informacién ¢s la comunicacién), estos signos visuales tienen que ser traducidos a los sonidos de la misma lengua y de ellos se reconstruye la palabra, la sentencia y la idea original en la mente del que lee. Y de hecho asi es exactamente como los pueblos primi vos sin escritura ven espontineamente el proceso. Aunque la divisién en estos dos grupos es radical y basica, seria erroneo, pensar que es también tajante y que todas las formas de escritura pertenecen, pura y exclusivamente, a uno de los dos grupos. Como veremos mis tarde, se han desarrollado elementos fonéti- cos (de sonido) tempranamente y a menudo con mucha rapidez en casi todas las formas antiguas de eseritura. En la mayoria —si bien no en todas— de las escrituras quedan huellas de elementos ideograficos representa- ‘os de un concepto o de una palabra (como puede ser, ante todo, la escritura china, pero también signos como 2, &, £, 8, etc.) y los elementos fonéticos se convierten en domi- nantes y por fin en exclusivos en las escritu- ras silabicas, consonanticas y alfabéticas, Hemos utilizado intencionadamente la pa- labra «desarrollado». Y es que un buen ntt- mero de especialistas han opinado y opinan todavia que la escritura fonética en sentido estricto es el resultado de un invento concre- to y finico que tuvo lugar una vez por todas; otros, con un punto de vista bastante menos radical, ven en la escritura fonética el resul- tado de un conjunto de invenciones, de ordi- nario (semi-) historicamente documentadas realizadas por un ndmero de personas determi- nadas (véase Escrituras inventadas, pags. 151- 155). Esta ‘lima opinion ha renacido recien- temente a base de observaciones sobre cémo algunos grupos pertenecientes a ciertas co- munidades de Africa, Norteamérica y Alaska, todavia basicamente tribales (AS, pags. 15- 219) realizan a menudo intentos temporales acompafiados por el éxito para inventar for mas indigenas de escritura. En todos estos casos, sin embargo, puede verse, si se mira mas atentamente, que el invento es en reali- dad mas bien una modificacion estimulada por un contacto estrecho entre el inventor o inventores y un sistema establecido de escri- tura, de ordinario el alfabeto romano o la + escritura arabe. La historia de la escritura es un largo proceso de evolucién, aunque, como ocurre en todo proceso histérico y evolutivo, estimulado a lo largo del camino por la con- tribucién de individuos especialmente dota dos. El tipo de escritura que desarrolla o escoge una sociedad depende en gran medida, cuan- do no por completo, del tipo de sociedad que es, Por una vez la gallina es antes que el . huevo. El mero hecho de disponer de escritu- ra no transforma a una sociedad. Si la escri- tura es irrelevante para la existencia o la supervivencia de una sociedad, esta sociedad, al ponerse en contacto con Ia escritura o la rechazaré por completo o la aceptara sélo de forma limitada, acaso precisamente para ser utilizada por un sector pequeiio y a menudo, aunque no siempre, privilegiado. Cuando una sociedad ha Ilegado a un nivel de desa- rrollo en el que la escritura sistematica se convierte en algo importante para el comer- cio y la administracién (la literatura como tal _ cha sido siempre perfectamente capaz de fun- ‘cionarsin ella)— como ocurria en el Antiguo Esencia y razén de la esevitura Egipto, en Mesopotamia y en el Egeo—, o desarrollara una escritura basada en las formas no orales de almacenamiento de la informacién ya existentes (tales como los re- cursos mneménicos, las marcas de propiedad, las representaciones pictéricas, las tarjas) 0, en dependencia muchas veces de la situacién politica, aceptard, adaptara y modificard la escritura de otro grupo (no necesariamente dominador), aun cuando esta forma de escri- tura se muestre poco adecuada para las pe- culiaridades lingiiisticas del lenguaje propio * (de lo que tenemos dos ejemplos en Mesopo- tamia y en Jap6n). Pero en ninguna parte nos encontramos con el caso de una sociedad que primero haya desarrollado una forma sistematica de escritura y luego haya aumen- tado su nivel de eficacia social y econdmica. La escritura no crea civilizaciones o nuevas formas de sociedad, mientras que las socieda- des pueden crear nuevas formas de almace- namiento de la informacion. Hagamos un recuento brevemente: {Cua- les son exactamente las ventajas y desventa- jas de los dos grupos principales? Hemos ya discutido las ventajas del primer grupo, el pensamiento o forma ideografica de la escri- tura. Tiene la posibilidad, como hemos visto, de comunicar directamente ideas y pensa- mientos entre el que escribe y el lector sin la mediacion del lenguaje. En otras palabras, esta forma de escritura es independiente del lenguaje; puede ser entendida y leida en cual- quier idioma. Un ejemplo, muy conocido y usado con prodigalidad, es la escritura china, de la que volveremos a hablar mas tarde con detenimiento. Las desventajas estan en el gran némero de signos distintos que hay que utilizar (y recordar); en el caso del chino, tantos como 50,000 para un uso literario y de 2.000 a 4.000 para un wso elemental. Y eso que el chino esta especialmente bien adapta- do para esta forma de escritura. En el caso de idiomas con una gramatica completa y un 17 Historia de la Escritura gran nfimero de palabras puramente forma- les (el japonés, por ejemplo), hay que acudir a recursos adicionales para resolver todas las necesidades. Ya hemos tratado de las desventajas de las escrituras fonéticas, en concreto de su depen- dencia de una lengua determinada, por el hecho de que las ideas han de ser traducidas a sonidos y de que estos sonidos deben luego hacerse visibles en forma de signos conven- cionales (fundamentalmente abstractos) que, a su vez, han de ser detraducidos a sonidos de la (misma) lengua para llegar a la idea original. Por consiguiente, una vez que una lengua tiene una forma escrita establecida, cualquier cambio fonético subsiguiente tiene que ser resuelto por {a ortogtafia, con la con- secuencia de que puede hacerse muy grande Ja divergencia entre el lenguaje oral y escrito, como vemos perfectamente en el inglés. Lo mismo vale cuande una forma fonética de escritura determinada es utilizada para uno 0 varios idiomas con una estructura fonética distinta, como es él caso de las escrituras de origen indio de Asia sudoriental. Por otro lado, son considerables las ventajas de una escritura fonética (consonantica, silébica o alfabética). Frente a los 50,000 0, cuando me- nos, 2.000 caracteres del chino o los aproxi- madamente 700 de los jeroglificos egipcios, las escrituras silabicas, consonnticas y alfa- béticas funcionan con un conjunto de signos que van de veinte a sesenta. El, almacena- miento de [a informacién resulta asi mas eco- némico, menos laborioso en el tiempo nece- sario para aprender a leer y escribir Ja escri- tura, adernds de que la informacion puede ser almacenada en menos espacio. En resumen, las escrituras fonéticas resultan por lo gene- ral mas rentables. {Qué tipo de sociedad puede funcionar con una forma ideografica de escritura (que transmite la idea y el pensamiento), utilizan- 18 do simbolos y signos todavia no codificados © convencionalizados por completo, dejando un gran espacio al azac, a la imaginacion individual y a un fondo auxiliar de experien- cia comin compartida por el que escribe y el Jector?, y icudles son las sociedades que nece- sitan para su supervivencia y existencia siste- mas codificados y de facil uso. que avanzan hacia y a menudo alcanzan un estado pura- mente fonético? Las escrituras basadas en la transmisién del pensamiento de la idea son perfectamente adecuadas para sociedades con una estruct- ra econémica precapitalista. En ellas se fia mucho a} esfwerzo individual o a esfuerzos de grupos basados en relaciones debiles y a ve~ ces temporales, como sucede entre cazadores, pastores primitivos 0 sencillos agricultores que, por intetés mutuo, pueden formar gru- Pos (pero no estados), cuando 1a ocasion ast lo pide. Se trata de la etapa épica (alguno diria magica) en la que religion y sociedad, historia y leyenda se hallan estrechamen- te entrelazadas con fuertes tradiciones of: les ayudadas quiz por recursos mneméni- cos, llamadas de atencién o narraciones pic- toricas. Por otra parte, las sociedades que depen- den, por ejemplo, de la coordinacién de es- fuerzos laborales para el riego, que producen excedentes suficientes para soportar un nl- mero creciente de especialistas no producti- vos, que se va aglomerando permanente- mente en areas grandes y cada vez mas den- samente pobladas (ciudades), necesita, tarde © temprano, una forma centralizada de orga- nizacién, organizacién que, a su vez, depeside de una administracion que funcione con eli- cacia. Una de las caracteristicas de este tipo de sociedades es la importancia que concede a la propiedad y el concepto de propiedad esta necesariamente relacionado con la idea de un estado. La propiedad puede pertenecer a un individuo, una familia o wn grupo, co- mo ocurria en las sociedades precapitalistas, pero en Ultima instancia toda propiedad (productor, propietario, familia o grupo) tie ne que perteneces de una forma o de otra al estado, al ser el estado la suma total de todos los bienes, tierras y personas. Puesto que la propiedad, -especialmente ese excedente de propiedad del que depende Ia nueva prospe- ridad, no puede conseguirse hoy mas que con el esfuerzo comin, un estado de este tipo necesita leyes para coordinar y controlar la propiedad y a quienes la producen y necesita estar protegido frente a las perturbaciones que puedan venir de dentro 0 de fuera de él mismo. Las inundaciones anuales del Nilo pudieron ser utilizadas solo a base de una administracién eficaz con una organizacion centralizada, Si la propiedad es importante, s¢ Sigue que Ia transferencia legalizada de la misma, es decir, el comercio, necesita asimis- mo salvaguardas. Comercio y administracion son negocios transitorios que deben Ilevarse cabo con razonable rapidez y con una can- tidad razonable de exactitud sin ambiaiie- dad. Para conseguir esto, un pequefio nime- ro de signos que pueden aprenderse con faci- lidad, que pueden ser escritos (acaso sobre material perecedero y de forma cursiva) y Ieidos de la misma manera, ofrece ventajas bien definidas sobre la ambigtiedad y/o com- plejidad de una escritura basada en la idea de transmisién. La mayoria de las formas codificadas de escritura, con una carga mayor o menor de elementos fonéticos, se han desarrollado en Esencia y razén de la escritura sociedades orientadas en forma capitalista y con una tecnologia incipiente: entre 4000- 3000 a.C. en el Creciente Fertil, hacia el 2000 a. C. en el Lejano Oriente, y acaso ha- cia ef 1000 a. C. en América Central. Asidua- mente, muchos de los documentos primitivos escritos en estas escrituras se relacionan con la propiedad. En Mesopotamia, Egipto y el antiguo Egeo nos encontramos con listas de bienes vendidos, transferidos o recibidos, car- tas, contratos, cuentas y registros administra- tivos. También hay (y de ordinario sobre ma- teriales mas permanentes y en estilo mas mo- numental) edictos de reyes y alusiones a las divinidades, que son concebidas de forma se- mejante —a menudo hasta idéntica— a la de los soberanos temporales de la tierra. Sélo paso @ paso y, en muchos casos, después de una larga controversia, ha conseguido la for- ma codificada de escritura sustituir a las tra- diciones orales en el campo de Ia literatura eligiosa y secular. Estudiaremos mas tarde cémo se han de- sarrollado los elementos fonéticos, camo han sido utilizados, manipulados, diferenciados y a veces reprimidos en su desarrollo. Pero en ninguna parte la evolucion de la escritura ha sido verdaderamente lineal; la transmisién de la idea no lleva automaticamente a la crea- cién de una escritura completamente fonéti- ca. Hay recodos y vestigios curiosos que a veces pueden parecer ilégicos, molestos y hasta innecesarios, pero que estan siempre al servicio de una necesidad social basica. 19 1 Escrituras americanas precolombinas Esta comdnmente aceptado que los indios americanos son los descendientes de inmi- grantes mongoloides que pasaron de Asia a través del estrecho de Bering, hace mas de veinte mil afios. Poco a poco este movimien- to se fue estabilizando y se extendid a los dos continentes americanos, creando comunida- des tribales cuya economia dependia casi siempre de la caza o de formas simples de agricultura. Algunas de estas comunidades ctearon formas eficaces y originales de alma- cenamiento de la informacidn, pero s6lo en tres 4reas brotaron civilizaciones urbanas y alfabetizadas semejantes a las de Egipto, Me- sopotamia y el Egeo: los mayas del Yucatan, los aztecas de México y los incas de Peri, En dichas areas, habia algunos elementos favo- tables al desarrollo de Ja escritura: una agri- cultura avanzada capaz de sostener a espe- cialistas no productivos, una arquitectura en modo alguno inferior a la del antiguo Egipto, que dependia obviamente de alguna forma de organizacion del trabajo, un sacerdocio bien formado estrechamente conectado con el soberano (elegido), lo que suponia una imeraecién entre palacio y templo, un co- mercio extenso y una forma de administra- cién centralizada y eficaz, Pero habia tam- bién extrafias diferencias. El nivel de las artes y oficios era alto, pero la técnica para traba- jar los metales se reducfa por lo comin a la joyeria trabajada en oro y cobre. En México, los utensilios usados para la guerra (y los del sacerdote que ejecutaba el rito de la cardio- tomia) eran por lo comin silex y obsidiana de la edad de piedra. Se conocia técnica- mente la rueda, pero sio era utilizada mas que para juguetes. La domesticacién de ani- males tenia poca importancia (la llama para el transporte en Peri, por ejemplo, y una reducida cria del perro para alimemacién en México). Los distintos sistemas de escritura que desarrollaron han sido etiquetados a ve- ces como primitivos y transitorios; en el caso de Perit, se sigue negando la existencia de una forma «propiamente dicha» de escritura. Con todo, tales sistemas servian para soste- ner con eficacia complejas organizaciones re- ligiosas, politicas y econdmicas y fueron teal- mente vitales para el bienestar y la super- vivencia de la comunidad. América Central La escritura estuvo intimamente ligada en América Central con la creacién y el desen- volvimiento de un sofisticado almanaque ba- sado en un notablemente alto nivel de cono- 85 Historia de la Escritura cimientos mateméticos y astronémicos. El al- manaque constaba de dos ciclos que funcio- naban en concurrencia, Un ciclo era el afio sagrado de 260 dias y mareaba la pauta para la vida ceremonial. Se formaba uniendo los veinte nombres de los dias a los wimeros 1 al 13. El otro ciclo de dieciocho meses de veinte dias, corria en coincidencia. Para designar un dia concreto, hay que indicar las posiciones en Jos dos ciclos. El sistema combinado (que no repetia ni una sola fecha) dividia el tiem- po en ciclos cerrados (de cincuenta y dos afios), con la nada cdmoda posibilidad de que el fin de cada ciclo pueda significar et final del mundo conocido, en caso de no ob- servar las adecuadas precauciones rituales. Para indicar plazos por encima del lapso de cincuenta y dos afios, se utilizaba otro ciclo mucho mas amplio. Las fechas de este ciclo, llamado la Cuenta Larga, estaban inscritas en los monumentos. Estas fechas recogian el niimero de dias transcurridos desde un dia del afio 3113 a. C. y, por ello, somos capaces de hallar la correspondencia de este ciclo con nuestro propio calendario. Durante mucho tiempo, la civilizacién ma- ya, que duré det $00 a.C. al 1200 d.C,, con un periodo clasico de unos seiscientos afios entre 300-900 d.C,, se prestigia con la intro duccién tanto del almanaque como de la es- critura. Pero hoy va siendo cada vez mas claro que buena parte ha sido herencia de los olmecas, a los que la tradicion nativa consi- dera los habitantes mas antiguos y que se suponia haber ventido a fos gigantes mitol6- gicos y fundado las primeras ciudades sagra- das. Es verdad que algunos disefios en la ropa de los olmecas, en sus adornos y en su cuerpo pueden representar signos de escritu- ra en embrién (JEST, pag. 20). No se sabe si los olmecas conocian ya los nombres y sig- nos de los veinte dias (véase Fig. 18), pero son ya claramente visibles en el } periodo de 86 . Monte Alban (hacia el 500 a.C). Si exceptuames lo que se refiere a los sig- nos del calendario y a los simbolos de la notacién numérica, la escritura maya todavia no ha sido descifrada por completo. Algo de esto es culpa del fervor religioso de los con- quistadores espafioles y de los religiosos! que los acompafiaban y que se dedicaron a destruir masivamente ias imagenes esculpi- das y los documentos escritos y que hicieron lo que pudieron para borrar viejas creencias de la memoria del pueblo (sus diccionarios omiten cuidadosamente los términos rituales y ceremoniales). Pero en la América preco- jombina, lo mismo que en otras partes del mundo antiguo, el conocimiento de la escr tura no fue algo democraticamente comparti- do por el pueblo; estaba predominantemente en manos de los sacerdotes y de intérpretes consagrados. Los mayas usaban dos estilos de escritura: una forma monumental y otra escrita, La escritura monumental (Fig, 44) era tallada en piedra o incisa en jade o moldeada en una especie de estuco. No guarda semejanza con ninguna otra forma de escritura y se caracte- riza por un aspecto de dinamismo interno, una combinacién de abstraccién contenida y de pura fantasia. Los primeros textos ma- yas que tenemos se remontan a los afios 200-100 . C. A fines del periodo clasico (900 d. C), cesé el registro de textos sobre monumentos arquitectonicos. Los signos in- dividuales de escritura parecen notablemente complicados, pero estudiados con deteni- miento se muestran como compuestos de sig- nos mas simples. Cada signo parece compti- mido dentro del mismo espacio rectangular, cuadrado u oval. En las estelas, los signos se ordenan de ordinario verticalmente y tienen que ser leidos por parejas (véase pig. 60); en las inscripciones horizontales la direccion va normalmente de izquierda a derecha. edesuit priests, segim el orignal. (V. del T:) Figuea 44.—Dintel 24 de la casa G fen el antiguo centro. ceremonial ‘maya en Menche (Yaxchilin), Gua- temala. La inseripcion muestra la fecha del calendario $ Imix 4 Mac (ca. 681 dC). (British Museum, ‘Museum of Mankind) Los mayas conocieron el significado del cero y su complicado sistema matematico de- pendia del uso de tres tnicos simbolos: una concha estitizada para nada o cero, un punto para el uno y una raya para el cinco. La posicién de uz simbolo numérico determina- ba su valor que aumentaba por un factor de veinte de abajo actiba en columnas vertica- les. El lugar primero y més bajo valia uno; el Escrituras americanas precolombinas siguiente, veinte; el siguiente cuatrocientos; el siguiente, ocho mil y asi sucesivamente. Por ejemplo: - & _ & + & 2028000 87 Historia de la Escritura De hecho, utilizaban un sistema binario de asombrosa eficacia que les permitia manejar periodos por encima de los cinco millones de afios. La forma escrita de los glifos mayas difiere notablemente de los signos grabados del periodo clisico, pero es dificil saber en qué medida esto es el resultado de la diferencia de material escriptorio (largas tiras de papel de corteza o gamuza plegados en acordeén en oposicién a la piedra) y hasta dénde se trata de una verdadera evolucién, Los tres tinicos manuscritos que conservamos, el co- dex Dresden, el codex Madrid (Fig. 45) y el codex Paris (asi llamados por el nombre de Ja ciudad en que se conservan) se tienen por compuestos entre 1300-1500 d. C., aunque algunos especialistas sugieren fechas ligera- mente anteriores. Como las ilustraciones se allan bajo los pasajes a los que se refieren, ayudan a interpretar el asunto. Seguin las fuentes mas antiguas, los manuscritos mayas abarcaban materias tan diversas como histo- ria, profecias, canciones, ciencia tradicional y genealogia, pero los tres manuscritos que nos quedan se limitan principalmente a la adivi- nacién relacionada con acontecimientos as- tronémicos, a los ritos y a las ceremonias. En el afio 1320 d. C., los aztecas que, se- gin su propia tradicién, vinieron del noroes- te, un pais llamado Aztlan (de aztatl+-tlan, sufijo para los nombres de lugar, es decir, «pais de garzas»), se consolidason al norte de México. Su avanzada civilizacin, que dos siglos mas tarde asombraria a los conquista- dotes espafioles, era en buena medida la mo- Figura 45—Cédice Troyano 0 Tro- cortesiano. (Por cortesia del Museo ‘Arqueoligico Nacional. Madrid.) dificacién de una berencia dejada por civili- zaciones anteriores. Su logro mas espectacu- lar fueron quizé la ciudad lacustre de Te- nochtitlan (hoy la ciudad de México) y una administracién muy eficaz, sostenida por un sistema legal muy evolucionado y excelentes medios de comunicacién (corredores bien en- trenados y casas de posta cada cinco o seis millas) que consideraban el palacio real co- mo centro del mundo azteca. El ejército, en cuanto a organizacién, debia ser un calco del de la antigua Roma, pero tenia una grieta fatal que en Ultima instancia contribuy6 mu- cho a la destruccién de la civilizacién azteca: aunque bien organizado, la guerra era més un rito religioso que un ejercicio destinado a ganar poder civil, con el resultado de que los éxitos militares casi munca se consolidaban suficientemente con Ja incorporacién de nue- vos territorios y de nuevos pueblos a un im- perio tinico. Es muy probable que los aztecas recibie- ran Ja idea de la escritura de los mayas, mas, por cuanto se refiere a la apariencia, no hay semejanza reconocible entre las dos escritu- ras. En conjunto han sobrevivido veinte ma~ nuscritos mejicanos, ta mayoria de contenido histérico-mitologico y cronolégico. Como los manuscritos mayas, son largas hojas de papel de corteza o de gamuza cubiertas con una fina y blanca cubierta de masa de cal y escritas por ambas caras. Los distintos sig- nos son ejecutados en una amplia gama de colores: blanco, negro, rojo, amarillo, azul, verde,.piirpura, marron, naranja y se hallan P fi pami-th (bandera) te-tl (piedra) Escrituras americanas precolombinas encajados dentro de una silueta negra. El término codex utilizado generalmente para Jos manuscritos mayas y aztecas no es acer- tado; las hojas extendidas pueden servir co- mo graficos murales, pero plegados en forma de acordeén formaban un monton compacto de paginas donde el comienzo estaba cerca del fin. El texto ha de ser leido al modo de meandros, de bustréfedon, comenzando por Ya parte superior de la mano derecha y si- guiendo las lineas de guia verticales en rojo (véase Lamina 1), La escritura azteca es muy pictografica y servia, hasta cierto punto, co- mo medio de ayuda de la memoria para los sacerdotes que sabian leer y escribir los ma- nuscritos. Estructuralmente la escritura con- sistia en una mezela de logografia (mezclada algunas veces con elementos iconograficos), ideografia y escritura en jeroglifico. La escri- tura en jeroglifico —sus elementos fonéti- cos— se utilizaba sobre todo para reproducir nombres de lugares y de personas. Durante la mayoria del siglo xvi, los funcionarios es- pafioles usaron este elemento fonético con fines administrativos, lo mismo que los mi- sioneros trataron de traducir el Credo y el Padre Nuestro en palabras latinas para uso de la escritura nativa. No siempre resultaba una tarea facil, ya que hay poca correspon- dencia entre el latin y los sonidos de la len- gua azteca. En la mayoria de los casos tuvie- ron que contentarse con aproximaciones mas que dudosas. Asi Pater noster se representa- ba con pa-te noc-te, ¥ todo ello por una via bastante tortuosa: 9 rc noc-tli {higo chumbo) teh (piedra) 89 Historia de fa Escritura Es dificil decir si, caso de no legar la con- quista espafiola que puso siibitamente fin a la civilizacién azteca, su escritura hubiera lle- gado a ser una escritura silabica, Como he- mos visto, se trata de un paso que no se dio en Mesopotamia, lo mismo que los egipcios nunca avanzaron hacia una escritura pura mente consonantica. Por lo que se refiere al almacenamiento de la informacién y a la ca- pacidad para comunicarla, la escritura azteca era muy eficaz: dos dias despues de que Cor- tés tomara tierra en Veracruz, Moctezuma recibid un relato escrito de la llegada de los espafioles, describjendo sus barcos, sus caba- llos (desconocidos en México) y sus armas (GB, pag. 409). Pert E1 imperio inca, que se extendia hasta Ecua- dor por el norte y hasta Chile por el sur, habia aleanzado su cumbre apenas cien aiios antes de que Pizarro to encontrara en 1531 d. C. Algunos de sus elementos caracte- risticos como la técnica de la construccién con piedras ensambladas, el alto nivel de los riegos, el trabajo textil y del metal o la admi- nistracién meticulosamente controlada eran realmente un legado de los chimies y de otras civilizaciones anteriores. La verdadera contribucién de los incas fue un fuerte impul- 80 expansionista, un instinto natural de la organizacién y la capacidad para imponer y someter a la mas-estricta disciplina. Tenian un gran ejército de reclutas (con oficiales per- tenecientes a la misma corte del Inca), un modo eficaz de imponer su modelo de socie- dad a cada provincia recién conquistada (si era preciso, echando mano de reasentamien- tos a gran escala) y un sistema fiscal casi infalible que requeria una ttemenda burocra- cia (unos 1.331 funcionarios por cada 10.000 90. cabezas de poblacién). EI sistema fiscal no se basaba, sin embargo, en una estapida explo- tacién (siempre contraproducente, a la larga) sino en un crecimiento de Ja productividad general planificado centralmente. Se tenia mucho cuidado en que cada quien trabajase hasta donde era capaz, pero no se dejaba a nadie abandonado en tiempos de emergen- cia, En su conjunto, el imperio inca puede ser descrito como un estado totalitario de bie- nestar. “Una sociedad de este tipo depende estre- chamente de la comunicacién y los incas la han Ilevado a {a perfeccién. Tenian 3.250 mi- las de carretera, tendidas de norte a sur y que sobrepasaban los 35° de altitud, casas de posta cada cinco millas (algunas de ellas al- macenes de armas fortificados) y corredores que podian llevar despachos a una media de 150 millas por dia. Sobre todo, tos incas tu- vieron el verdadero medio de almacenar y teansportar Ja informacién, el guipu (véase Fig. 6). Los quipus eran cordeles con nudos, algu- nos de ellos de cuatro kilos de peso. Los distintos procedimientos para conservar los datos inclujan el tipo y el namero de los nudos (de uno a nueve), la posicién de cada nudo (posiciones con valor decimal), et color y capas de cada cordel y la posicién de un cordel en la cuerda principal. Generalmente se cree que habia una clase especial de intér- pretes, lamados maestros-quipu (quipu-cama- poe) para leer ¢ interpretar los cordeles, a menudo echando mano de tablas parecidas a Abacos. Los mismos corredores que llevaban los quipus podian evar también mensajes verbales. Pedro Cieza de Leon, escribiendo inmediatamente después de la conquista es- pafiola, nos relata con viveza de testigo pre- sencial el modo en que se usaban los quipus: En cada cabeza de provincia habia contadores @ quienes flamaban quipos-camayos, y por estos nudos Tenfan Is cuenta y raz6n de lo que habjan de tributar Jos que estaban on aquel distrito, desde Ia plata, oro, ropa y ganado, hasta la lefia y las otras cosas mis menudas, y por los mismos quipos sc daba a cabo de ua ao, 0 de diez, o de veinte, razén a quien tenia comisién de tomar la cuenta: (22.8) am Bien, que un par de alpargatas no se podian esconder... Y es de Saber otra cosa, que tengo para mi por muy cierto, segin han sido las guerras fargas, y fas ¢rueldades (23.1), robos y tiranias que los espafioles han hecho en estos indios, gue si ellos no estuvieran hecho a tan grande orden 1146.v/ y concierto, totalmente se hubieran todos con- sumido y acabado; pero ellos, como entendidos y cuer~ dos y que estaban impuestos por principes tan sabios, ‘entre todos determinaron que si un ejército de espaiio- les pasase por cualquiera de las provincias, gue si no fuere el dafio que por ninguna via se puede excusar, como 5 destruir las sementeras y robar las casas y hacer otros dafios mayores que éstos, que en lo demas, todas las comarcas tuviesen el camino seal, por donde pasaban los nuestros, sus contadores, y éstos tuviesen proveimiento lo més amplio que ellos pudiesen, porque con achaques no los destruyesen del todo; y asi eran 05; y despuis de salidos, juntas los sefiores, ’ban Escrituras americanas precolombinas los quipos de las cuentas, y por ellos, si uno habia gastado mas que otro, los que menos habian proveido Jo pagaban, de tal suerte, que iguales quedasen todos.? Ademas de ser registros numéricos, los qui- pus se utilizaban también como recursos mneménicos en la recitacién de versos narra- tivos y en asuntos genealdgicos y litargicos. ‘Ademis, la ordenacién de los nudos y de los cordeles pueden haber sido adaptados a la fonética de la lengua inca, Hoy en dia, toda~ via se usan los quipus en ciertas partes del Pera, pero sélo para registro de datos numé- rivos. E] envio de corredores para llevar mensa- Madi CSi.C. Insitute” «Gonzalo Fesadndce ds Oviedo, 1984 (Monurente Hispano Tndana, 'V Centenario del Descubrimiento de América, {I}, pags. 159- to Fignca 46.—Keros, cops de madera de Per. La copa del centro presenta uaa banda de dibyjos geométrcos (oeapy). (Bit . iat ‘Museum, Department of Mankind, 1950 AM, 22-2) o1 ut, (Betish Museum, Museum jes escritos fue ya una practica entse el pue- blo moche (200 a. C.-900 d. C.), cuya vida y costumbres pueden ser reconstruidos en pat tea base escenas pintadas (0 modeladas) en objetos de alfareria. Una parte importante de la decoracién alfatera de los moches nos muestra a corredores, muchas veces con ca- bezas de animales, pajarés o insectos (0 4 veces con cabezas en forma de habichuela), con traje militar y levando pequefias bolsas que contienen habichuelas pintadas o marca- das (véase Fig. 2), concebidas obviamente para transmitir mensajes. Tales habichuelas decoradas (véase pig. 20) se han hallado también en excavaciones arqueolégicas y se ha sugerido (aunque no probado) que las li neas paralelas, los puntos y la combinacion de puntos y lineas pueden constituir un siste- ma de escritura comparable al de los mayas de América Central (GB/1, pag. 83). Las ha- bichuelas pueden haber sido utilizadas tam- bién con fines de calculo (las crénicas espa- fiolas aluden a montones de guijarros o de grano} 0 junto con tablas de cuentas como las usadas en épocas posteriores pot tos qui- pu-camayocs. Escrituras americanas precolombinas Se ha dicho que, ademas de los guipus, los incas han desartollade ya otros medios de almacenamiento de la informacion. Hay co- pas de madera o keros (Fig, 46) y ciertos teji- dos (Fig. 47) cubiertos de dibujos geométri- cos © tocapus, que pueden haber tenido un significado determinado, En 1970, en el Con- greso Internacional de Americanistas en Li- ma, el especialista aleman Thomas Barthel sostuvo haber identificado cuatrocientos sig- nos de escritura y descifrado cincuenta de ellos (GB, pag. 412) con la ayuda de notas tomadas por los misioneros espafioles. Desde entonces no se ha vuelto a oir nada sobre este descubrimiento. Y efectivamente es un tanto improbable que los tocapus cons- tituyeran una escritura especifica en la que cada dibujo individual fuera equivalente a un caracter. Sin embargo, los tocapus pueden haber contenido elementos fonéticos seme- jantes a los encontrados en-ciertas formas de signos mneménicos: los proverbios ashanti, las tablas musicales mide, las cartas de amor yoruba , finalmente, los signos de escritura embrionaria hallados en algunos tejidos ol- mecas. 93

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