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Neil Peart2
desapercibido tanto para la crítica fácil como para el análisis filosófico serio desde su
kantiano como siendo ese. Ensalzadas tanto como vilipendiadas, las ideas de Kant en lo
simplicidad como quien creyera que al criticar el color de una casa se tiraran sus cimientos,
“formalista”. Mas, ¿qué tan llenos de contenido se encuentran estos juicios que se dejan
1
Evangelio de Marcos, La Sagrada Biblia, traducción autorizada por la Conferencia Episcopal de Colombia,
2 de marzo de 1992.
2
Limelight, canción popular incluida en el álbum Moving Pictures, Rush, Polygram Records, Canada, 1981.
caer pesados como somnolientos párpados –con perdón del poeta- sobre la propuesta
Con su filosofía, Kant hace sistema3. Así, el prusiano cree firmemente y, conforme a
razón sin con ello provocar detrimento en la diferencia existente tanto de sus facultades
entre sí como en la manifestación de los efectos de éstas. Por lo tanto queda claro que en
Kant, si la razón especulativa opera única y llanamente de acuerdo a las formas que le dan
existencia4, la razón práctica hace lo propio5 por formar ambas parte de lo que en sí misma
3
Bajo tal concepto, en Kant, debe entenderse “la unidad de los diversos conocimientos bajo una idea” (die
Einheit der mannigfaltigen Erkenntnisse unter einer Idee), siendo ésta aquí entendida como “el concepto
racional de la forma de un todo” (der Vernunftbegriff von der Form eines Ganzen) y cuya finalidad es evitar
que aquellos “formen una rapsodia” (Eine Rhapsodie ausmachen). KANT, I., K.r.V., AA III, p. 538. La
presente nota aclaratoria se torna necesaria para evitar confusiones con el sentido político que generalmente
conlleva la palabra sistema.
4
Vid. Supra, consideraciones preliminares, p. 18, nota 22, y más específicamente KANT, I., K.r.V, AA III p.
90 y ss. donde Kant específica lo que entiende bajo el concepto forma, categoría o concepto puro del
entendimiento.
5
KANT, I.. K.p.V., AA V, p. 66. Tanto las del entendimiento como las de la libertad, las categorías son
siempre de cantidad, cualidad, relación y modalidad.
6
KANT, I., idem, p. 3 y K.r.V., AA III , p. 8.
7
Sobre la objetividad, Kant afirma que “El criterio para saber si el tener por verdadero es convicción o mera
persuasión es (...) externo, y consiste en la posibilidad de comunicarlo y en comprobar su validez para toda
razón humana. En este último caso parece al menos que la causa de concordancia de todos los juicios residirá,
a pesar de la diversidad de sujetos entre sí, en la comunidad de fundamento, es decir, en el objeto.” En el
original: “Der Probirstein des Fürwahrhaltens, ob es Überzeugung oder bloße Überredung sei, ist also
äußerlich die Möglichkeit, dasselbe mitzutheilen, und das Fürwahrhalten für jedes Menschen Vernunft gültig
zu befinden; denn alsdann ist wenigstens eine Vermuthung, der Grund der Einstimmung aller Urtheile
teorías8; la razón práctica, en consecuencia con el rigor sistemático kantiano, produce un
prescriben acciones como medios para la transformación del mundo en consecución a fines
determinados por el sujeto mismo, al tiempo que pueden determinarlo a llevarlas a cabo9.
En vez de leyes naturales, estos patrones serán nombrados principios prácticos, los cuales
que tiene bajo de sí diversas reglas prácticas”10. De la pretensión de validez de estas reglas
se desprende que éstas pueden ser tanto subjetivas, dado el caso de que su principio
condicionante sólo sea factible de ser aceptado como deseable por el sujeto cuya razón es el
agente formulante; tanto como objetivas, situación dada cuando aquella posibilidad es
factible de serlo por todo ser racional; ambas situaciones dadas, cabe resaltar, en el
condiciones que garantizaran infalibilidad, las máximas serían, pues, reconocidas por la
razón del sujeto que las formula como contingentes (zufällig), mientras que las leyes
prácticas lo serían como necesarias (notwendig). Las reglas prácticas –como se dijo arriba,
subordinadas a lo determinado por los principios– se relacionan con la intención o fin del
sujeto al indicarle a éste, a un nivel en mayor o menor grado abstracto, los medios para la
ungeachtet der Verschiedenheit der Subjecte unter einander werde auf dem gemeinschaftlichen Grunde,
nämlich dem Objecte, beruhen“. KANT, I., K.r.V. p. 532. Vid también KANT, I., K.p.V., AA V, p. 20. Un
ejemplo de estas leyes universales (o naturales) indiscutiblemente objetivas son las matemáticas y las leyes
newtonianas de la física operando en nuestro planeta.
8
Ejemplo de éstas dos posibilidades de patrones, lo serían por un lado las especulaciones que no cuentan ya
sea con el consenso de la comunidad científica, como la fusión nuclear en frío (hipótesis, por otra parte y en
este caso demostrada como fallida), o con contraparte alguna que le de validez empírica, como los principios
cuánticos de la física (teorías, aun no demostradas como fallidas, pero tampoco comprobadas
indiscutiblemente como para alcanzar el status de leyes).
9
KANT, I., K.p.V., AA V, p. 15
10
En el original: “Praktische Grundsätze sind Sätze, welche eine allgemeine Bestimmung des Willens
enthalten, die mehrere praktische Regeln unter sich hat”. Idem, p. 19.
11
Idem.
realización de aquellos. Paralelamente, ya que el actuar del sujeto libre (absoluta o
relativamente) sólo está determinado por el arbitrio y sus deseos –sean estos resortes
las reglas prácticas son formuladas como casos imperativos, esto es, enunciados que
explícita o implícitamente prescriben un deber (ein Sollen) que –a no ser por la existencia
de causas ajenas en cualquiera de los dos sentidos antes mencionados12– conectan de forma
deseado por medio de la acción, pues la razón es falible en sus conclusiones13 y la voluntad
en ocasiones insuficiente14. Cabe mencionar que, además de las “causas ajenas”, un factor
más puede impedir el vínculo voluntad-acción, pues siendo lo ordenado un deber subjetivo
“El imperativo dice, así pues, qué acción posible por mí sería buena, y
representa la regla práctica en relación con una voluntad que no porque una
acción sea buena la hace en seguida, en parte por que el sujeto no siempre sabe
que es buena, en parte porque, aun cuando lo supiese, las máximas del mismo
podrían ser sin embargo contrarias a los principios objetivos de una razón
15
práctica” .
Así, todo imperativo representa una regla práctica buena, mas buena para algo,
necesaria. Cuando estos imperativos para ser enunciados toman en consideración sólo al
12
Idem.
13
KANT, I., K.r.V., AA III , p. 262 y ss.
14
Cfr. KANT, I., K.p.V., AA V, p. 20 y GMS, AA IV, p. 413.
15
En el original: “ Der Imperativ sagt also, welche durch mich mögliche Handlung gut wäre, und stellt die
praktische Regel in Verhältniß auf einen Willen vor, der darum nicht sofort eine Handlung thut, weil sie gut
ist, theils weil das Subject nicht immer weiß, daß sie gut sei, theils weil, wenn es dieses auch wüßte, die
Maximen desselben doch den objectiven Principien einer praktischen Vernunft zuwider sein könnten”.
KANT, I. GMS, AA IV, p. 415.
objeto externo del deseo se les denomina hipotéticos16, esto es, por ser indicadores de
condicional”: “si se desea X se debe Y”. Éstos son por su propia forma pragmáticos –
(Geschicklichkeit) –17. Los son, por su parte, categóricos cuando su objeto es la realización
de la acción misma por ser representada como necesaria en sí misma sin referencia a
ningún otro fin, eso es, como objetivamente necesaria18, buena en sí misma19. En este caso,
que –afirma Kant– el sujeto racional reconoce como Ley de la moralidad (Gesetze der
comparte el prusiano, reza el famoso enunciado: “obra sólo según la máxima a través de la
cual puedas querer al mismo tiempo que se convierta en una ley universal” o bien “obra
como si la máxima de tu acción fuese a convertirse por tu voluntad en una ley universal de
abstractísima de la razón práctica moral contenida de manera implícita en cada uno de los
juicios normativos prescriptivos. Dicho de otra forma, el imperativo categórico nada nos
dice de manera concreta e inmediata sobre qué acción encuentra la razón como objeto
general de su querer, sino que sólo establece una única condición que ha de cumplir el
16
KANT, I. K.p.V., AA V, p. 20.
17
KANT, I., MPC, AA XXVII.1, p. 245 cfr. 255.
18
KANT, I., GMS, AA IV, p.414.
19
KANT, I. K.p.V., AA V, p. 061.
20
KANT, I. GMS, AA IV, p. 420.
21
En el original: “handle nur nach derjenigen Maxime, durch die du zugleich wollen kannst, daß sie ein
allgemeines Gesetz werde” y “handle so, als ob die Maxime deiner Handlung durch deinen Willen zum
allgemeinen Naturgesetze werden sollte”. KANT, I. Idem. p. 421. Uso aquí la traducción clásica del
imperativo, aclarando que una traducción precisa del término allgemein no implicaría ‘universalidad’, sino
‘generalidad’. Esta confusión es una fuente frecuente de los abusos en la interpretación que se le da a la teoría
moral kantiana.
enunciado que un actuar prescriba si ha de ser considerado una ley moral. El imperativo
realidad, es la esencia de la moral expresada por Kant en términos lingüísticos. Mas ¿de
qué serviría un principio formal inaplicable? El imperativo categórico comienza, por así
formulación de enunciados con pretensión normativa más concreta, esto es, mediante las ya
mencionadas leyes morales. Ahora bien, ni las leyes morales, ni las reglas prácticas (para el
caso del imperativo hipotético) son en sí mismas concretas, aunque tampoco conllevan el
alto esta distinción trae como consecuencia las en ocasiones disparatadas interpretaciones y
práctica –adjudicándole un formalismo absoluto–. Pues, para el prusiano, resulta claro que
existen, diversos tipos de enunciados prescriptivos que se distinguen entre sí por su nivel de
Fig. 1). El nivel de aplicabilidad in concreto de la ley moral –y por tanto del imperativo
categórico– se alcanza con la emisión de una máxima por parte del sujeto actuante, pues
éstas son el principio del obrar23, siempre que éste pueda querer (wollen können) que se
22
En el sentido de provenir de la esencia del sujeto o de causas ajenas, tema ya frecuentemente aclarado en
este trabajo.
23
Es así que una máxima en sí misma puede reflejar neutralidad moral, mas nunca carecer de pretensión de
aplicabilidad y transformación del mundo.
24
KANT, I. GMS, AA IV, p. 424.
Abstracto
I. H. I.C.
Subjetivo Objetivo
Fig. 1.25
Este poder querer una máxima como ley universal implica entonces una condición
de universalibilidad a ser llenado por el principio del obrar tanto en el plano lógico como
en el plano fáctico. Esto es, para saber si una máxima es universalizable, ésta no puede 1)
evidencia Kant a lo largo de su obra, pues es sólo mediante su cumplimiento que se puede
25
Así pues, mientras que el imperativo categórico nos indica lo arriba citado, una ley moral, por usar un
clásico ejemplo kantiano, juzgaría: “debes decir la verdad”, y la máxima congruente a la moral para el caso
concreto en que seamos cuestionados sobre alguna situación (inclusive cuando la vida de alguien corre
peligro) sentenciaría: “¡Di la verdad!”. Lo que los imperativos hipotéticos, sean pragmáticos o problemáticos
nos sentenciarían, dependería del fin externo que deseáramos se realizara, ya sea salvar la integridad física del
alguien cuya vida corre peligro, la nuestra o quizá incluso obtener algún beneficio material por delatar al decir
la verdad, por poner un ejemplo. Como sea, se muestra que mientras que los imperativos hipotéticos son
contingentes, las leyes prácticas son autónomas y necesarias.
26
Si el lector exigiera en este momento ejemplos concretos de estas tres imposiblidades, se le otorgarían con
facilidad, aunque no por ello incontrovertibles, afirmando que, al primer caso, el suicidio –ejemplo dado por
el mismo Kant– le caracterizaría con justeza, pues como el filósofo de Königsberg afirma, una máxima dada
por un ser que encuentra su vida tan desagradable que quiere acabar con ella, implica un principio de gozo de
vida, lo que convierte la vida en necesaria aún para la máxima que dijera “suicídate”, al haber contradicción,
no podría ser ésta elevada a ley universal. Lo mismo para el caso de un gobierno que prohibiera a sus
ciudadanos el asociarse con fines políticos. Ejemplo del segundo sería cualquier máxima heterónomamente
dada, como cuando un padre desea privar a su hija de ejercer su derecho a la sexualidad, bajo un “tú no
puedes tener sexo” o cuando un sistema fomenta la explotación de naciones militar o económicamente débiles
“ustedes nos abren sus recursos” o “no les pagamos aranceles”. Ejemplo del tercer caso nos lo otorgaría
fácilmente cualquier máxima irrealizable como la abstención de alimento en el faquirismo: “no comas”, o un
Estado que teniendo a su pueblo en la miseria le aumentara los impuestos: “aporten los bienes de que
carecen”.
facultad de transformar el mundo en consecuencia27. En todo enunciado con pretensión de
“no necesitamos hacer investigación sobre los fundamentos de por qué algo
gusta o disgusta, sobre cómo el placer de la mera sensación se distingue del gusto
pertenece a una doctrina empírica (…) en la medida en que está fundada sobre
leyes empíricas”.28
Kant es siempre incluyente, pues no parte de una manera de expresar moralidad, sino de
normativo, sea ley o máxima congruente. De allí la necesidad de separar la filosofía moral
de la antropología moral –que, por cierto, sólo es despreciada por Kant en la ignorancia de
sus textos y no en su pensamiento, como se observará claramente un poco más abajo-. Por
egoístas, toda vez que sus principios provendrían, por ser empíricos, del sentimiento del
27
KANT, I. GMS, AA IV, p. 427.
28
En el original: “da haben wir nicht nöthig, über die Gründe Untersuchung anzustellen, warum etwas gefällt
oder mißfällt, wie das Vergnügen der bloßen Empfindung vom Geschmacke, und ob dieser von einem
allgemeinen Wohlgefallen der Vernunft unterschieden sei; worauf Gefühl der Lust und Unlust beruhe, und
wie hieraus Begierden und Neigungen, aus diesen aber durch Mitwirkung der Vernunft Maximen
entspringen; denn das gehört alles zu einer empirischen Seelenlehre(…) so fern sie auf empirischen Gesetzen
gegründet ist.” Idem.
gusto y por tanto de la subjetividad29. La moral sería hipotética y no categórica, un mero
deberes, lo cual, por la definición propia de cualquier sistema moral, kantiano o no, resulta
abstractos motivadores de las acciones humanas, se censuran los actos en si mismos, lo que
congruencia o contravención del pensamiento moral, sino por favorecer o perjudicar los
intereses subjetivos de quien hizo esa elección. No es pues un enunciado vacío el que
Ahora bien, suficientemente claro le queda a Kant que si cierto es que la forma del
imperativo categórico es abstractísima, una moral, junto con el sistema que la explica, que
se queda en el plano de lo etéreo, lo irrealizado, no pasaría de ser una fútil bagatela que
tendría que “ser contabilizada entre las ficciones”32 y las tautologías, esto es “aquellas
proposiciones que no proporcionan los medios en virtud de las cuales puedan ser llevadas
a cabo”33; esto precisamente por que la moral –explica Kant– goza de una conexión
necesaria con la voluntad libre34 y es por tanto práctica. La moral contiene, entonces, una
29
KANT, I., MPC, AA XXVII.1, p. 253-254, cfr. KANT, I. Kritik der Urtheilskraft (KU) AA V, p. 203 y
204.
30
Idem.
31
KANT, I. GMS, AA IV, p. 393.
32
KANT, I., MPC, AA XXVII.1, p. 332.
33
Idem, p. 363.
34
KANT, I. GMS, AA IV, p. 427
del sujeto35. Ahora bien, lo único que motiva36 la voluntad a operar es un fin, mismo que no
puede llegar a concretarse sino a través de un medio, esto es, “aquello que contiene
valor es, por consiguiente, sólo relativo. Los fines, por su parte y en estricta congruencia
con su sistema, tienen que ser objetivos si es que han de ser considerados morales. Por lo
en sí misma tenga un valor absoluto, factible de ser un fin en sí mismo, que le permita
impulsarse al plano práctico. Kant, siempre honesto, reconoce por primera vez la
“Ahora digo yo: el hombre y en general todo ser racional, existe como
aquella voluntad, sino que tiene que ser considerado en ésta y todas sus acciones,
tanto las dirigidas a sí mismo como también las dirigidas a otros seres
38
racionales, siempre a la vez como fin.”
35
Idem KANT, I., MPC, AA XXVII.1, p. 267 y 268. Aunque la invitación queda abierta para que el lector
acuda al texto mencionado, cabe resumirle. En él, Kant distingue obligación (Obligatio), siempre relacionada
a un tercero exigente, de la constricción –un sentimiento de acción representada como necesaria–, siempre
proveniente del sujeto que o se mueve patológicamente, o se determina por medio de la moral. Así, la
constricción moral libera, mientras que la constricción patológica (vid infra, nota siguiente) y la obligación
encadenan.
36
El uso de este verbo no es un accidente. Intencionalmente lo he elegido, pues Kant, en numerosas ocasiones
hace referencia a los motores de la voluntad libre (arbitrium liberum) con el término motiva moralia, mientras
que a los de una facultad de desear determinada por inclinaciones (arbitrium brutum) les llama resortes
(Triebfeder o Antriebe). Cada uno de estos conceptos es general y tiene, típico de Kant, especies distintas
entre sí. Mismas que, por cuestiones de espacio y por no ser esenciales para el buen desarrollo de esta
investigación no serán profundizadas. Sin embargo, vid. KANT, I., MPC, AA XXVII.1, caps. Coactia Moralis
y ss.
37
KANT, I. GMS, AA IV, p. 427.
38
En el original: “Nun sage ich: der Mensch und überhaupt jedes vernünftige Wesen existirt als Zweck an
sich selbst, nicht bloß als Mittel zum beliebigen Gebrauche für diesen oder jenen Willen, sondern muß in
allen seinen sowohl auf sich selbst, als auch auf andere vernünftige Wesen gerichteten Handlungen jederzeit
zugleich als Zweck betrachtet werden.” Idem, p. 428.
Axioma que va a dar como resultado una nueva condición abstracta de moral con la
que debe cumplir ya no una máxima, sino toda acción moral, esto es, el imperativo
práctico:
“Obra de tal modo que uses a la humanidad tanto en tu persona como en la persona de cualquier
39
otro siempre a la vez como fin, nunca meramente como medio”.
todo juicio normativo40, el imperativo práctico es prescripitivo para toda acción, pues,
al humano con la dignidad absoluta que permea su existencia en y por el conjunto al que
pertenece y nunca como una entidad aislada, situación, además, aunque concebible,
fundamento práctico como motivum moralis, garantizan que lo único que queda excluido de
un sistema congruentemente moral es aquel sujeto que se entienda, rija y actúe como una
individuo, sino del hombre racional, sociabilizado, con todas sus manifestaciones
39
En el original: “Handle so, daß du die Menschheit sowohl in deiner Person, als in der Person eines jeden
andern jederzeit zugleich als Zweck, niemals bloß als Mittel brauchst.”. Idem. p, 429.
40
Entiéndase por consiguiente que Kant no hace recomendaciones del cómo se debe formular un juicio con
pretensiones de normatividad, sino una explicación de cómo se formula. Esta distinción es crucial, pues de
haber sido prescriptivo, se coquetearía con el peligro de una particularidad que se pretende dictadora absoluta
de parámetros. Al ser descriptivo, quedan automáticamente aceptados cualesquiera principios morales, esto
es, universalizables –no confundir con máximas– en tanto que todo juicio normativo implica el imperativo
categórico.
41
Vid. DIAZ-POLANCO, H., op. Cit., p. 53 y 54.
culturales, viviendo en una comunidad cuyas máximas son tan válidas como las de
cualquier otra en tanto que cumplan con las condiciones de universalibilidad arriba
mencionadas. La comunidad directa –y, vis globalis, hasta el contacto entre diversas
cabezas [es la piedra de toque] (…) de otra manera no podría saber si me he equivocado o
oprobioso queda claro, pues “el hombre tiene una tendencia a socializarse (…) pero
también tiene una fuerte inclinación a individualizarse (aislarse), por que encuentra
Königsberg al identificar las culturas con el valor social del hombre, contraponiéndolo al
estado de barbarie, mismo que por su parte es retratado, ya se ve, como el individualismo45.
Viendo esto mismo en sentido positivo, donde se hace presente además el papel implícito
del aprendizaje moral: “Los hombres se mueven por dos tipos de estímulos. Uno está
tomado de ellos mismos y es el estímulo del egoísmo o del amor a uno mismo, el otro es el
móvil moral, que está tomado de los demás y supone el estímulo del amor universal a la
42
Idem, p. 410.
43
En el original: “Der Mensch hat eine Neigung sich zu vergesellschaften (…)Er hat aber auch einen großen
Hang sich zu vereinzelnen (isoliren): weil er in sich zugleich die ungesellige Eigenschaft antrifft, alles bloß
nach seinem Sinne richten zu wollen.” KANT, I. Idee zu einer allgemeinen Geschichte in weltbürgerlicher
Absicht (IGwA), AA VIII, p. 21.
44
En el original: “so verleitet ihn doch seine selbstsüchtige thierische Neigung, wo er darf, sich selbst
auszunehmen.” KANT, I., idem, p. 023.
45
Idem, p. 21
humanidad”46. Por consiguiente, la diversidad cultural, y la vida en comunidad, como parte
de las dignas expresiones del ser del hombre y sus facultades racionales47 caben todas en
Ahora bien, como se presentó arriba, si la moral con sus principios a priori,
innatas del humano, Kant no deja por ello inocentemente de lado el importante, aunque
46
KANT, I. MPC, AA XXVII.1, p. 422 (Subrayado y énfasis del autor de este ensayo).
47
¿O es acaso que alguien se atrevería a decir que la cultura y expresiones comunitarias provienen de los
instintos o sentimientos? Quien así lo hiciera daría fácil pauta para considerar la vida comunitaria cuasi-
animalesca. Que las facultades racionales subordinen a las sensibles tomándolas como medios, en la danza, la
pintura, la literatura, los rituales, etc. para intensificar la realización de las intenciones dadas por la razón no
quiere decir que estos sean sus principios constituyentes.
48
En el original :” “Die natürliche Religion sollte billig in der Moral den Schluß machen, und das Siegel in
der Moralität sein, (…) ist die Moralität auf Gott angewandt. Welche Religion muß also in der natürlichen
Religion zum grunde gelegt werden? Die natürliche Religion ist praktisch (…) Moralität also un Theologie
verbunden, machen die Religion aus. (…) So machte sich ein egyptischer Priester ein feierlichen Bild von
Gott, und als man ihm diesem Begriff untersagte, so klagte es weinend, daß man ihm seinen Gott geraubt
hätte, denn vorher hätte e sich doch Gott einigermaßen vorstellen können, jetzt aber nicht”. KANT I., MPC,
AA XXVII. 1, p. 305 y 306.
cultural juegan en la generación de contenido a dicha fundamentación y en la formación del
sujeto:
convierte una buena acción en costumbre a base de repetirla una y otra vez, tanto
más imputable le será esa acción. Esto vale asimismo para las malas acciones.
Así pues, los afectos innatos no son tan imputables como los adquiridos, llevados
49
a la necesidad mediante la repetición de estímulos”.
papel que juega el derecho del ser humano a una existencia feliz en la moral. Pues si
bien queda claro que ésta no es una facultad humana de la felicidad, sino más bien de
un tipo tal de constricción que por tener en cuenta al humano en su relación para
consigo y los demás podría en muchas ocasiones evitarle una realización directa e
un deber50. ¿Son entonces estas dos ideas contradictorias en su sistema? Kant señala
que enseña cómo ser felices, sino cómo se ha de llegar a ser digno de ser feliz, sin que
esta búsqueda de dignidad implique por un solo momento la renuncia del hombre a su
ponerla como condición del cumplimiento de los mandatos morales. Así pues no se
debe nunca contemplar “la moralidad del hombre por sí misma, ni la felicidad por sí
49
KANT, I. Idem, p. 292.
50
Idem, p. 268 cfr. Grundlegung zur Metaphysik der Sitten, AA IV, p. 395 y 399.
ambas (situaciones)”51, escenario que, cuando se da en el mundo, sólo se puede
entender como la felicidad universal del mundo entero. Trabajar hacia la realización de
Ahora bien, existen algunos acertijos que se afirma Kant no ha podido resolver.
recordar que, en Kant, la libertad, la voluntad y la moral tienen una relación simbiótica. La
libertad es la condición de la ley moral (ratio essendi moralia), mientras que la moral es la
condición que nos permite adquirir conciencia de la libertad (ratio cognoscendi libertas)53.
Por su parte, la Voluntad es una forma de causalidad perteneciente a los seres vivos en
cuanto que racionales ya que puede ser operativa independientemente de causas ajenas
determinantes 54”: lo cual implica la “facultad de elegir sólo aquello que la razón reconoce
encontrar legítima cualquier pretensión de encontrar objetos de querer personal como objetos
y por tanto egocéntrica, no cabría sino aceptar una contradicción interna en su sistema, ya
51
En el original: “weder die Moralität des Menschen für sich, noch die Glückseligkeit für sich allein, sondern
das höchste in der Welt mögliche Gut, welches in der Vereinigung und Zusammenstimmung beider besteht”.
KANT , I. Über den Gemeinspruch: Das mag in der Theorie richtig sein, taugt aber nicht für die Praxis
(üGTP), AA VIII, p. 279.
52
Idem.
53
Más argumentos al respecto en KANT, I. K.p.V., AA V, p. 4.
54
En el original: “eine Art von Causalität lebender Wesen, so fern sie vernünftig sind da sie unabhängig von
fremden sie bestimmenden Ursachen wirkend sein kann“, KANT, I., GMS, AA IV, p. 446.
55
En el original: “ein Vermögen, nur dasjenige zu wählen, was die Vernunft unabhängig von der Neigung als
praktisch nothwendig (…) erkennt”. Idem, p. 412.
considerar una voluntad libre se abriría la posibilidad para justificar la imposición de ideas y
juicios tanto en el ámbito interno del sujeto56 como en el ámbito externo del sujeto57. En
otras palabras, Kant estaría o: 1) uniendo también el concepto de voluntad con la posibilidad
de la realización del poder impositivo58: “El formalismo se torna filosofía ideológica del
hegemónica, pero que oculta, como Kant, sus supuestos de ‘contenido’ (materiales)”59 o 2)
60
aceptando la posibilidad de determinación heterónoma del sujeto –lo cual Kant descarta
universalidad62 con que se pretende permear el decir del prusiano en referencia al imperativo
56
Esto se podría resumir en los enunciados a) “todos quieren o tendrían que querer lo mismo que yo” que va
de la particularidad a la pluralidad; y b) “yo quiero o tengo que querer lo mismo que todos” que, aunque es
menos autoritario es aún más contradictorio para el sistema kantiano que a) pues implica heteronomía. Este
último enunciado se dirige de la pluralidad a la particularidad.
57
Esto hace referencia al momento de la transformación de la realidad y se ejemplifica con el siguiente
enunciado: c) “ya que soy libre y racional, transformo el mundo legítimamente conforme a mi querer”.
58
En los enunciados a) y c).
59
DUSSEL, E., op. cit., p. 179.
60
En el enunciado b).
61
Vid. DIAZ-POLANCO, H., op. cit., p. 49.
62
Entiendo por atributo, aquella característica contingente que tiene una cosa en tanto que encontrada por el
sujeto cognoscente como acompañándole. Cualquier adjetivo es, por lo tanto un atributo. La carga de la
relación atributo-cosa se encuentra, así, en el sujeto cognoscente y no en la cosa existente. V. g. el enunciado:
“La taza es grande” atribuye. Paralelamente, entiendo por propiedad aquella característica que, sin ser la
esencia de la cosa, sí es esencial, por formar parte inherente de su definición, concepto o idea. Por lo tanto, las
propiedades son características necesarias e inherentes al objeto cognoscido cuando éste comprende un
sistema cerrado y suficiente en si mismo. V. g. A) El enunciado “La taza grande”, señalando una entre varias,
expresa propiedad (pues es un concepto en si mismo que en este caso simplemente sirve para diferenciar un
objeto sensible de otros), al igual que, B) cuando se entiende que todo “gigante” (ser de gran tamaño) es
grande, pues es una característica que forma parte de la definición.
Así, ningún atributo puede ser necesario y las propiedades sólo pueden existir en tanto que se refieran a
una definición o concepto cerrado. Debido a esto último, se puede considerar que la carga de la relación
propiedad-cosa se encuentra en el objeto cognoscido, sea éste una cosa existente (como la taza grande, que es
a su vez un concepto en sí mismo) o como idea (en el caso del gigante). Confundir en el pensamiento el
categórico. Atributo falaz que, claro, de ser cierto, implicaría el pretendido imperialismo
principio del nemo auditur propriam torpitudinem allegans, nada más hay que decir al
respecto. El segundo acertijo, un poco más difícil, pero no imposible de contestar, radica en
la tensión existente entre la determinación heterónoma del sujeto, misma que se puede
ella representa. Para resolverlo debe tenerse presente que la voz alemana fremd –usada por
Kant al referirse a las causas que pueden afectar una voluntad (libre)– tiene dos sentidos:
ajeno y extraño. Kant usa este vocablo en el sentido de ajeno, esto es aquello que no es
esencial al sujeto, pero que, como las inclinaciones, pertenece a él. La solución al acertijo se
extrae de leer la parte doctrinal de la moral kantiana63, la cual permite entender que las
normativos por parte del sujeto, no están fuera de su espectro, ni implican un detrimento
él, esto es, las entidades existentes en su entorno, quienes junto con él conforman y
transmiten los usos y costumbres, forman parte importante del sistema moral de Kant, pues
que para él el contacto con el exterior es el primer paso de todo conocimiento debe quedar
agente sobre el que cae la carga de la relación es una terrible falacia que lleva a afirmaciones como “Kant es
adversario de la diversidad”. Es, pues, falaz un atributo cuando se presenta formulado con pretensiones de
propiedad.
Cabe destacar, para que no se tome por no pensado, que una propiedad se puede entender también como
una característica que le pertenece al objeto en cuanto cosa en sí, pero, desde este punto de vista, por no poder
acceder el sujeto al conocimiento de la cosa en sí, al momento mismo de la enunciación de propiedades no se
pueden entender sino como atributos.
63
Vid. MS, AA VI y MPC, AA XXVII.1.
64
“No hay duda alguna de que todo nuestro conocimiento comienza con la experiencia”. En el original: “Daß
alle unsere Erkenntniß mit der Erfahrung anfange, daran ist gar kein Zweifel”. KANT, I, K.r.V., AA III, p. 27.
primeramente debe todo lector de Kant entender que ésta puede llegar a ser parte inherente al
sujeto, ya que la costumbre –cuya relación con la educación es plausible y está dada
valoración interna e independiente del juicio externo con pretensión de validez normativa
que le ha sido introyectado y la congruencia que el acto prescrito tiene con el principio
moral, gracias a lo cual puede generar sus propios juicios y enunciados normativos siempre
referidos, claro, a su relación con el entorno o con él mismo como fenómeno67. Es así que la
acción que lleva a cabo –misma que puede ser resultado de formación social– le pertenece,
sin embargo, siempre a él –por sus propias formas o capacidades cognitivas innatas, que
en caso contrario aceptarla tal cual es–. Ahora bien, se podría argumentar que el sujeto
carece de dichas formas, y que éstas son también resultado de las determinaciones del
entorno antropológico, como gustan de hacerlo en la llamada posmodernidad, pero eso nos
llevaría a una contradicción de términos lógicos digna de paralelo con la primera antinomia
descrita por Kant en su Crítica de la razón pura68. Para comprobarlo, baste el siguiente
cerebral del humano, no habría abstracción, relación causa-efecto (en caso de que se deseara,
65
Vid subcapítulo Sobre los deberes en relación con las distintas edades en KANT, I., MPC, AA XXVII.1, p.
466-470.
66
Vid. KANT, I., idem, AA XXVII.1, p. 292 y ss.
67
Quien piense lo contrario, deberá renunciar a toda posibilidad de un mundo distinto, con mejores
condiciones de supervivencia y convivencia inter-subjetiva, comunitaria, nacional e internacional, pues, por
simple consecuencia lógica, no seríamos capaces de revalorar nuestras formas de coexistencia ni con respecto
a otros humanos distintos a nosotros –sea el sujeto entendido como una persona o como comunidad– ni con la
naturaleza.
68
Con respecto al principio del mundo. Vid. KANT, I., K.r.V., AA III , p. 294.
como lo hace Schopenhauer, argumentar el origen de la Moral en la asociación acto-
supervivencia), ni lenguaje –por mencionar sólo algunas–, requisitos sine cua non para la
ceremonias, conductas prescritas– que sean asociados con valoraciones no inherentes a ellos
– y por lo tanto abstracciones en sí mismas–, con lo que los usos y costumbres ni siquiera
hubieran llegado a ver la luz del día. Cualquier acto que sea valorado más allá de sí mismo
(el tabú, las danzas sacras, etc.) requieren de una abstracción, pues es esta misma la
duda y menos Kant, dependiendo del entorno socio-económico-cultural por el que el sujeto
formación cerebral genética del mismo69. Si bien es cierto que el padre de Mozart era
músico, también lo es que tuvo hermanos y mascotas. Quede así respondido el segundo
problema.
El tercer problema al que se enfrenta Kant, es aquel que, aceptando ahora su solidez
lógica, la cual hace coherente su argumento pudiendo combatir así al escéptico70, le revela
una incapacidad argumentativa frente al cínico ser que, admitiendo la existencia y necesidad
de la moral se reafirma rebelándose ante ella y rompe con sus prescripciones. Pues, que el
sujeto formule imperativos en lo general, nada nos dice sobre el cumplimiento de los
invariablemente. Pues, claro, podrá el cínico no ser libre al no cumplir principios normativos,
69
Con lo cual Dussel fácilmente acordaría, por considerar el kantismo una beta de aprendizaje para la Ética de
la liberación en tanto que desarrolla como nadie el campo de la validez universal formal. Vid DUSSEL, E.,
Ética de la Liberación (…), p. 172.
70
Dussel mismo concuerda con esto. Vid. DUSSEL, E. Ética de la liberación…, pp. 464 y 465.
pero eso no parece amedrentarle en su omisión o desprecio de conductas que se adjudican ser
reflejo de la normatividad moral. Kant acepta que la razón en sí misma es insuficiente para
poner en marcha las acciones del sujeto, por lo que requiere de un factor ajeno a la razón que
sirva de motor. Ese motor, por lo tanto, lo acepta Kant, sólo puede provenir de un
sentimiento (Gefühl), en si mismo bueno, lo suficientemente fuerte como para neutralizar los
racional se es, más fuerte es este sentimiento y más congruentes serán las acciones del sujeto
con sus determinaciones morales. Pero eso, claro, no le permite a Kant escapar de la
circularidad en que su afán por defender a ultranza la inmaculada dirección moral de la razón
le sitia. Finalmente, la cotidianidad, sin importar la esfera de realización de los actos, nos
tornarse en ser moralmente íntegro. Schopenhauer plantea el problema de una manera clara
cuando afirma que “una moral sin fundamentación, es decir, un mero moralizar, no puede
surtir efecto, por que no motiva”72 ¿Hay solución a este dilema? ¿Cómo argumentar entonces
frente al cínico? Este sigue siendo el problema al que los eticistas seguimos enfrentándonos
71
Vid. KANT, I., K.r.V. AA III , p. 74.
72
En el original: “Eine Moral ohne Begründung, also bloßes Moralisiren, kann nicht wirken; weil sie nicht
motivirt” SCHOPENHAUER, A. WWV I, SW II, § 54, p. 434