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Es una unidad de género muy particular: contiene la casi totalidad de una de las
tradiciones bíblicas del Pentateuco (D); las otras tres aparecen al final del libro ( 31ss).
No muestra progresión histórica en los acontecimientos: desde el comienzo la situación
es la del pueblo, todavía más allá del Jordán, en el país de Moab ( 1,5) donde Moisés
morirá ( 34,5).
El contenido es mucho más coherente que el de los otros libros: 1-30 reproduce
un discurso de Moisés al pueblo, especie de testamento espiritual pronunciado frente a
su muerte, a las puertas de la tierra prometida.
La enseñanza se dirige a todo Israel (1,1; 34,12). Hay una oscilación entre el “tú
y el “vosotros” en la interpelación, en un mismo desarrollo o aun en una misma frase,
sin razón aparente.
No se ocupan en repetir una ley siempre válida sino que hacen comprender el
fundamento de ella y su exigencia central.Se utilizan los recursos de la enseñanza
sapiencial:
- Dt. 4, 5-8// Prv 2,6
- Dt. 4, 40// Prv. 3, 2
- Dt. 8, 5// PR. 3, 11-12
- Dt. 16-19// PR. 17, 23, etc.
Un documento reformador
¿Cuáles son entonces las principales etapas de esta larga Elaboración literaria?
Un importante descubrimiento, ya entrevisto por los Padres, permite fijar la época de su
primera fijación: Reyes (2R 22) cuenta que el 18º año del reinado de Josías, es decir el
622, se descubre en el Templo de Jerusalén, el ¨libro de la ley¨ (2R 22,8 11) o de la
Alianza ( 2R 23, 2. 21).
Impactado por las amenazas contenidas en este libro el rey reúne a todo el
pueblo, renueva solemnemente la alianza y promete una reforma del culto. El progreso
de esta reforma responde a las exigencias de base del Dt. La destrucción de todos los
santuarios de provincia y la centralización del culto en Jerusalén (Dt. 12). El documento
publicado por Josías. Sería entonces el Dt. en una forma antigua muy corta.
Esta colección primitiva puede haber sido compuesta después del fracaso de esta
primera reforma, bajo el reinado del Impío Manasés que vio florecer nuevos cultos
idolátricos (2R 21) durante la primera mitad del siglo VII. Expresa las tendencias
reformadoras de los medios levíticos que luchan contra el sincretismo religioso y la
relajación social, apoyándose en las tradiciones más autenticas del antiguo Israel.
Estos levitas serán, en su mayoría refugiados que venían del Reino del N durante
las invasiones asiria, antes de la caída de Samaría en el 722. Traían a Jerusalén una
tradición que había sido descuidada y que tomaría más de un siglo para ser oficialmente
reconocida. Haciendo del culto centralizado en J. una continuación de las antiguas
ceremonias de Siquén, Dt. Restaura en el pleno período de la monarquía, una ética de la
alianza salida de la revelación dada a Moisés.
- El misterio de Dios
- La elección de un pueblo en la continuidasd de su historia.
- Exigencia de acción, englobando todos los niveles de la vida.
A) El Dios de Israel:
“Escucha Israel, el Señor nuestro Dios es el Señor uno” (no solamente el “único
Dios” como se traducirá después y también en el N.T). Esta referencia fundamental,
punto de partida y convergencia de todo pensamiento y toda acción. Israel puede decir
“nuestro Dios”. En efecto, si el Señor se presenta una vez como creador de la
humanidad (4,32) es reconocido sobre todo como Aquel que se ha manifestado a lo
largo de la historia de su pueblo. De esta historia el Dt no narra más que unos pocos
episodios; pero su predicación está sostenida permanentemente por una reflexión en
referencias a sus etapas fundamentales:
Para el autor esta última etapa, presedentada como futura en el marco del
discurso de Moisés, forma parte de la acciones de Dios que hay que recordar sin cesar
(4,9). A través de estos eventos, Israel ha visto con sus ojos el poder de su Dios; o más
bién, el Señor le ha dado una mirada capaz de reconocerlo en sus actos (29,3).
Si bien el Credo de Israel, que desde los tiempos más antiguos consiste en relatar
las acciones del Señor en la vida de su pueblo, esta en el corazón del Dt.: a veces
explícitamente formulado (6,21-23; 11,2-3; 26,5-9) esta subyacente en la totalidad.
Los eventos del pasado son los grandes signos de la fidelidad de Dios a su
pueblo. Otro signo es la presencia de los portadores de la Palabra que llevan ese título :
Moisés que ha juzgado antaño un rol único (34,10-11) y que se prolonga por siempre
por la ley que ha promulgado; y a lo largo de la vida de Israel, los profetas (18,15) y de
laguna manera los levitas (33,8) son testigos e intérpretes del Seño, mediadores entre El
y los hombres.
Gracias a tantos signos Israel puede reconocer que su Dios es un Dios cercano
(4,7) que esta comprometido con él en una alianza (26,17) por que lo ama (6,5). Para
Israel el Señor es único: los otros pretendidos dioses no son más que madera y piedra
( 4,28) y su carácter único debe ser manifestado de un modo estrepitoso; en estas
perspectivas Dt introduce:
Se elimina así todo lo que podía dividir el culto al Señor: 6, 4. Yla misma Ley
aparece como signo de unidad: es admirable constatar que, presentando las largas serie
de leyes y costumbres, gusta hablar de “la” Ley, “del” mandamiento ( 1, 5; 5, 31; 6, 1).
La Ley fija el único camino en el que debe coprometerse el pueblo entero.
El monoteísmo del Dt llega así a una concepción unitaria de toda la vida. Un
solo Dios, un solo Santuario, una sola Ley , un solo pueblo.
B) El pueblo de Dios
Israel sabe que el único Señor ha hecho de él, su “ porción personal”, ( 7, 6; 28,
10), su pueblo Santo ( 7, 6), sustentando gratuitamente ( 9 ,5 ) a pesar de su pequeñez
( 7, 8 ), tratando como hijo ( 1, 31).
Esta elección de Dios que tiene su fuente en los hechos del pasado, se renueva
para cada generación ( 11, 2; 29, 11); si bien, de siglo en siglo, el pueblo debe reconocer
que su Dios lo interpela hoy ( 1, 10).
Esto supone una respuesta activa que compromete a todo el pueblo. Se trata de
“circuncidar el corazón” (10, 16), entrar desde lo más profundo del ser en la Alianza.
Por tanto se hace necesario rechazar todo compromiso con los pueblos paganos y con
sus dioses (4, 19; 17, 23) para vivir de la Palabra (6, 8) escucharla guardarla y ser fiel a
la Ley en todos sus detalles: amar “al Señor tu Dios con todo tu Corazón, y con todo tu
ser, con todas tus fuerzas” (6, 5), así uno pude ser “justo” (6, 25) y hacer de toda su vida
un testimonio de fe; la misma guerra no escapa de esto (20, 1-4).
Por esta fidelidad a la Ley, Israel reúne los eventos salvíficos, pues su
obediencia consiste en sacar las consecuencias de sus encuentros con Dios (5, 15 ):
- Porque el Señor ha conducido a su pueblo hasta el país de Canaan, es
necesario ofrecer las primicias de ese lugar (26, 5)
- En recuerdo del tiempo del Exodo, hay que celebrar las fiestas (16, 1. 3.
12) y el Sábado (5, 15): porque Israel ha sido oprimido en Egipto y Dios lo
ha liberado, él también tiene que liberarse (significar, manifestar su
liberación) y liberar también a los demás: respetar a los pobres (10, 18) y
evitar oprimir a nadie ( 24, 18-22) ni siquiera al egipcio ( 23, 8).
Toda la vida del pueblo en todos sus detalles, se convierte en un memorial de los
acontecimiento salvíficos. La Ley respecto a los pobres ocupa un lugar capital:
- Prescripciones relativas al diezmo trienal ( 14, 28).
- Redención de la deudas (15, 1).
- Liberación de los esclavos ( 15, 12-18).
- Siega y vendimia ( 23, 25-26).
- El mismo rey debe, en lo posible, vivir como un pobre ( 17, 5).
¿Qué será en las otras épocas de la historia de la salvación, en este hoy donde
cada uno es llamado a decidir?.
Pero el pensamiento del Dt. no llega a desesperar; el pecado del hombre no será
la última palabra: llegara un día en que Dios “hará” que el pueblo se convierta y obtenga
el perdón ( 30, 3). Entretanto será necesario aceptar la prueba y el sufrimiento, y
aprender la lección, decidiéndose por fin a cambiar el corazón.
El Deuteronomio en la Biblia
Hay también una gran convergencia de estilo entre el Dt. Y los discursos y
reflexiones que marcan las grandes etapas de la historia del pueblo; a través de Jos. 1 y
23; Jos. 2, 6- 3,6; 1 Sm. 12; 1R. 8; 2R. 17. Esto evidencia una gran influencia del Dt.
En este vasto mosaico historiográfico: se interesa sobre todo pr el templo de J. , y por la
obediencia en todo tiempo y lugar de los mandamientos de la Ley; considera a la Ley
del Dt. Como la clave para comprender la historia. El tema de la elección entre los dos
caminos (Dt. 30) se continúa largamente en la enseñanza ética del Judaísmo tardío y así
en el Evangelio (Mt. 7, 13- 14). También el tema de la solidaridad activa respecto de
los pobres, constituirá el fundamento de la vida comunitaria Judía y aparecera en el
corazón del Evangelio.
El Deuteronomio hoy
¿ Puede aportar algo a un cristiano del Siglo XX?. La mayor parte de sus
precptos se refieren a una edad o situación social y cultural bien distinta a la nuestra;
Además la ley no se ha convertido en algo caduco después de que Cristo instaura el
régimen de la fe y de la gracia y del Espíritu Santo ( Rom. 3,28; 6, 14; Gal. 3,23; 5,18)
Además los preceptos mismos, si bien no requieren como tales nuestra adhesión,
son formulados de manera tal que deben poder iluminarnos: toda esta enseñanza está
dominada por la voluntad de encontrar una fidelidad auténtica en el corazón de un
mundo que se transforma. ( 15, 1s).
Dt. Enseña una moral del amor en actos: el amor del Señor compromete a todos
los sectores de la existencia humana, desde la política hasta la higiene, desde la vida
social hasta la familiar, desde el reencuentro con el hermano hasta el velar por el árbol
(20, 19) o por el animal ( 22, 7). Cada situación nos coloca frente a una elección en pro
o en contra del Señor sobre todo jugándose nuestro porvenir; pues seremos juzgados
según nuestros actos y muy particularmente, según nuestras actitudes frente a los más
pobres.
Dt. Nos hace además otro aporte en la misma insistencia que pone en subrayar el
carácter gratuito y serio de la obediencia exigida al pueblo de Dios: La ley no indica
condiciones a cumplir parta entrar en la Tierra Prometida; sino la consecuencia que se
derivan de la elección y de la herencia recibida en Canaán (gratuitamente).
Entre todos los testimonios bíblicos, Dt representa una de las bases más fecundas
para redescubrir una moral adulta, equilibrada y viva.-