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Beowulf, la epopeya germánica

Se conoce como literatura medieval germánica al conjunto de obras literarias que se produjeron en
el área de influencia germánica durante la Eda Media. Los pueblos germanos eran los que habitaban
el norte de Europa y no habían sido sometidos por el Imperio romano, razón por la cual estos
últimos los denominaban bárbaros.
Las tribus germánicas eran numerosas y diversas, y también lo eran sus lenguas. En este sentido,
puede decirse que las lenguas germánicas occidentales dieron origen al anglosajón o antiguo inglés,
lengua en la que está escrito Beowulf.
Inglaterra era una provincia romana, por lo que la crisis del Imperio favoreció que, desde las
fronteras septentrionales, los bárbaros germánicos penetrasen poco a poco en este territorio. Por este
motivo, si bien el poema está escrito en Inglaterra, debe entenderse como una epopeya de la antigua
nación germánica en su conjunto, como queda evidenciado en el hecho de que el héroe es gauta (o
geat), es decir, habitante del sur de Suecia, y la acción se desarrolla en Dinamarca.
Contrariamente a lo que sucedía con la épica española, os elementos maravillosos y fantásticos y las
fuerzas sobrehumanas eran habituales en la épica francesa o germana.
En relación con los aspectos culturales y sociales que pone de manifiesto el poema, estos son
también germánicos: la cultura germana se fundamentaba en los principios de la monarquía
electiva, según los cuales un consejo superior de guerreros elegía a su dirigente, que ejercía de
gobernante de la tribu y que contaba con el apoyo de un Consejo de sabios, tal como aparece en esta
obra. A lo largo del poema pueden apreciarse también ciertos cultos paganos de los antiguos
germanos en convivencia con diversas referencias al cristianismo: es muy probable que, siendo
originalmente oral, como toda la literatura épica de la Alta Edad Media, fuese transcripto por un
clérigo inglés en el año 1000 aproximadamente, y que corresponde a la fusión de dos antiguas
composiciones independientes con un protagonista común. La fecha de origen del poema puede
situarse alrededor del siglo VIII de la era cristiana y está dividido en dos partes: la primera parte
correspondiente en su integridad al primero de aquellos dos antiguos poemas, ocupa
aproximadamente mil novecientos versos y narra la gesta del héroe frente a Grendl y su madre, dos
seres demoníacos de quienes se dice en el poema que eran descendientes de Caín; la segunda parte
corresponde a un relato oral independiente del anterior, que transcurre en el sur de la actual Suecia,
años después de la aventura en el Heorot, siendo ya Beowulf el rey del pueblo Gauta, y narra cómo
el héroe enfrenta a un dragón que amenaza el reino. Como consecuencia de esta pelea, Beowulf
muere. La muerte de Beowulf tiene dos consecuencias: el final de su linaje real y la conquista por
parte de una nación extranjera que los absorberá como pueblo.
Beowulf, el héroe fabuloso
La literatura épica se caracteriza por la presencia de un héroe con rasgos muy definidos, que debe
enfrentar a sus adversarios, siempre múltiples, para superar sus pruebas y seguir su camino hasta el
final.
En el caso de la literatura épica fabulosa, los adversarios son siempre seres intensamente malvados
y dañinos, con fuerza sobrehumana y dotes sobrenaturales. Para combatir con ellos, el héroe debe
poseer también características de que diferencien de los hombres comunes. Por lo tanto, cuanto más
monstruoso y fabulosos sea el enemigo, más méritos tendrá el héroe y más memorables será sus
hazañas.
El héroe debe cumplir con sus pruebas para realizar para realizar el aprendizaje que lo habilitará
para conducir algún día a su pueblo como rey, por ese motivo acude a ayudar a Hródgar de
Dinamarca, para librarlo de los ataques del monstruo y ganar gloria y fama. El combate que
enfrenta a los protagonistas de esta primera parte del poema describe una pugna de dimensiones
épicas: la fuerza de Beowulf y de Grendl no se pueden comparar con la de ningún otro ser vivo y la
lucha solo puede finalizar con la muerte de uno de los contrincantes. El segundo gran combate es
aún más difícil: debe vencer a un monstruo aún más feroz en su propio hábitat, que es ni más ni
menos que las profundidades de una caverna subacuática, y eso es lo que reafirma su condición de
héroe.
En cantares similares al que nos ocupa, como el Cantar del Mío Cid, de España, los enemigos son
personajes realistas, con características humanas, y que representan una amenaza del tipo político.
Sin embargo, en todas ellas puede reconocerse una finalidad nacionalista o religiosa al servicio del
poder: la Chanson de Roland (Francia, siglo XI) y el Cantar del Mío Cid (España, siglo XII)
imponían el cristianismo al Islam y lo hacían mediante la figura de los héroes de gran estima entre
los pueblos que resistían a la expansión del Imperio musulmán; La muerte de Arturo (Inglaterra,
siglo XV) tras la parábola “rey que fue y que será”, proclamaba la independencia y la unidad de
Inglaterra como algo necesario para perdurar en el tiempo como nación fuerte y poderosa. Beowulf
pasiblemente haya ayudado a forjar el sentimiento de unidad del pueblo germano.

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