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Los niños tienen un deseo natural por el juego que ha sido limitado en el ámbito escolar.
Pedagogos y psicólogos están de acuerdo en que el juego infantil es una actividad física y
mental que favorece el desarrollo personal de forma integral.
Áreas en las que debe formarse la persona para llegar a ser un buen educador
infantil.
El futuro técnico debe realizar una serie de módulos para llegar a ser un buen educador
infantil:
Los procesos didácticos son de gran importancia, ya que nos sirven para darle a conocer al
niño/a las cosas de una manera más sencilla de comprender, mas agradable, y de la que él
mas disfruta, el juego, estos auxiliares varían de acuerdo a la edad, a las características del
niño y del grupo al que se van a dar.
2. Autonomía personal y salud
El propósito del juego infantil es que cumple la función didáctica de conectar al niño con la
sociedad, por medio de objetos y acciones que imitan los de la vida cotidiana de los adultos.
4. Expresión y comunicación
Es de gran importancia un buen aprendizaje del lenguaje estas edades son en las que el
niño/a empieza a utilizar oraciones de seis a ocho palabras. Puede definir palabras sencillas
y conoce algunos antónimos. En su conversación diaria, utiliza más conjunciones,
preposiciones y artículos. Su conversación es completamente gramatical, pero aún descuida
la excepción a las reglas como al escribir “poní” en vez de “puse”.
Entre los tres y seis años, los niños se encuentran en la segunda etapa importante del
desarrollo cognitivo: la etapa preoperacional; en ella, éstos pueden pensar en símbolos pero
no pueden emplear la lógica.
El desarrollo motor avanza con rapidez durante la primera infancia. Los niños progresan en
las destrezas de motricidad gruesa y motricidad fina, y en la coordinación ojo-mano.
Hacia la edad de los 6 años, los niños pueden atender muchas de sus necesidades
personales.
Este técnico será capaz de programar y valuar los procesos educativos y de atención a la
infancia; las actividades destinadas al desarrollo de hábitos de autonomía y a la atención de
las necesidades básicas; y preparar, desarrollar y evaluar proyectos educativos “formales”
y “no formales” y así acceder a puestos de trabajo como educador infantil; animador
infantil. Al insertarse laboralmente en pospuestos de trabajo, se podrán adquirir
especializaciones dependiendo del tipo de centro de trabajo (educativo, asistencial, de
menores, cárceles, hospitales, actividades lúdicas, centros de hostelería,…), o del tipo de
niños con que trabaje (discapacitados físicos, sensoriales o psíquicos, menores en situación
de riesgo social, menores con problemas de integración social,…), entre otros.
Las personas quieran llegar a ser educadores infantiles deben tener interés por la docencia;
capacidad para comprender a los niños, cualidades de paciencia, tolerancia y flexibilidad;
capacidades de: análisis, atención, percepción, expresión y persuasión; buena memoria,
creatividad y una mentalidad abierta dinamizadora.