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Geraldina González de la Vega. México, 2000.

ECOS DE LA DEMOCRACIA EN MÉXICO

Por: Geraldina González de la Vega

1. Introducción

La intención de introducir en un trabajo de investigación sobre el derecho de


acceso a la información el análisis del momento político mexicano a partir de la
apertura del régimen, estriba en la necesidad de ubicar políticamente la reforma
constitucional que introduce en nuestra Carta Fundamental el derecho a la
información y cómo a partir de la alternancia finalmente se concretó este derecho
vía la nueva Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública
Gubernamental como parte fundamental del momento democrático que se vive en
México.

El análisis teórico sobre la transición y en específico, sobre la liberalización del


sistema político mexicano, se juzga necesario para poder introducirnos
posteriormente al tema sobre el Estado Constitucional y estar en condiciones de
arrojar mayores y mejores conclusiones sobre el momento político y constitucional
mexicano para comprender cómo el derecho de acceso a la información viene a
introducirse en nuestro país a modo de mecanismo democrático de control por
parte de los ciudadanos.

El análisis de los regímenes políticos en cuanto a su transformación o


permanencia puede ser realizado desde diversos puntos de vista, puede ser visto
desde los ámbitos económico, político y social, o desde los ámbitos de estructuras
políticas o desde el punto de vista de las acciones de los actores políticos . 1

En este capítulo se pretenden confrontar los distintos puntos de vista de diferentes


autores, con la finalidad de ir ubicando al régimen político mexicano, su cambio y
su posible consolidación democrática, a partir de diferentes factores que sin duda,

1
César Cansino; La Transición Mexicana 1977-2000; Centro de Estudios de Política Comparada, México,
2000. Página 24.

1
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todos en su conjunto, llevan a la continuación o a la transformación de un régimen


a otro.

Entenderemos por régimen político al conjunto de patrones, explícitos o no, que


determinan las formas y los canales de acceso a las principales posiciones
gubernamentales, las características de los actores que son admitidos y excluidos
de este acceso, y los recursos y las estrategias que pueden usarse para tener
acceso . 2

Existen dos tipos genéricos de regímenes, los democráticos y los autoritarios o no


democráticos, existen diversos puntos medios, que la doctrina ha clasificado bajo
diversas denominaciones, mismas que iremos analizando a lo largo del presente
trabajo.

La importancia radica en: qué es un régimen democrático, qué es la democracia y


porqué es considerado, si no el mejor modelo, el menos malo y porqué se dice
que México está viviendo una transición democrática.

2. Tipos de Regímenes

2.1 Democrático

De acuerdo con los autores Schmitter y Karl, hay varios tipos de democracias, las
formas específicas de democracia dependen tanto de las condiciones
socioeconómicas de un país como de sus estructuras estatales arraigadas y de
sus prácticas políticas.3

Para los autores “La democracia política moderna es un sistema de gobierno en el


que los gobernantes son responsables de sus acciones en el terreno público ante
los ciudadanos, actuando indirectamente a través de la competencia y la
cooperación de sus representantes electos.”4
2
Ibidem. Página 27.
3
Philippe C. Shmitter y Terry Lynn Karl; Qué es…. y qué no es la Democracia; Página 38; en El
Resurgimiento Global de la Democracia; Larry Diamond y Marc F. Plattner (Comps.); México, UNAM, 1996.
4
Idem, Los autores difieren de las clásicas definiciones de democracia al incorporar a ella la responsabilidad
de los gobernantes ante los ciudadanos, y la pertinencia de mecanismos de competencia que no sean

2
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De ésta definición se desprenden varios elementos5:

a) Un régimen o sistema de gobierno, éstas formas, características y normas


están etiquetadas genéricamente (democráticas, autocráticas, oligárquicas,
etc..);
b) Gobernantes, son distinguidos los democráticos de los no democráticos a
partir de las normas que condicionan cómo los primeros llegaron al poder y
las prácticas que los hacen responsables por sus acciones;
c) Terreno público, abarca la elaboración de normas y opciones que vinculan
a la sociedad y están respaldadas mediante coerción estatal, así mismo
vincula la publicidad del procedimiento y sus actores;
d) Ciudadanos, uno de los elementos más característicos de las democracias,
pues solo en la medida en que los regímenes toman en cuenta a los
ciudadanos son democráticos;

e) Competencia, la competitividad lleva a la eficacia electoral, en ella todos los


partidos políticos están en condiciones de ganar las elecciones, hay pues,
incertidumbre, además las elecciones deben ser intermitentes y posibilidad
de participación entre elección y elección6;

f) Cooperación, los actores deben tomar voluntariamente decisiones


colectivas que vinculen a la organización política en su conjunto, el
fenómeno de la cooperación y deliberación a través de la actividad de
grupos autónomos entra bajo la rubrica de sociedad civil; y
g) Representantes, quienes pueden ser directa o indirectamente elegidos y
son los que hacen la mayor parte del trabajo en las democracias modernas.

Para Bobbio, la democracia es un conjunto de reglas que establecen quién está


autorizado para tomar las decisiones colectivas y bajo qué procedimientos . 7

elecciones.
5
Ibidem, Páginas 38-41.
6
Precisamente en uno de los temas en que los autores difieren con la mayoría de los científicos sociales es
en el de la competitividad, pues Schmitter y Karl explican que la democracia moderna ofrece una variedad de
procesos competitivos y de canales para la expresión de los intereses y valores, tanto asociativos como
partidarios, funcionales y también territoriales, colectivos e individuales.
7
Norberto Bobbio; El Futuro de la Democracia; Fondo de Cultura Económica; México. Página 14.

3
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Siguiendo las ideas del mismo autor, el Estado liberal es tanto el supuesto
histórico, como el bien jurídico del Estado Democrático, en tanto que el liberalismo
lleva al Estado a reconocer ciertas libertades para el correcto ejercicio del poder
democrático y en sentido contrario, es decir, en tanto que el Estado lleva al
liberalismo, ya que el poder democrático es una condición indispensable para
garantizar la existencia y la persistencia de las libertades fundamentales.

Robert Dahl, ha definido a la democracia desde otro punto de vista, llamándola


poliarquía, la cual se caracteriza por:

a) Pluralismo o existencia de múltiples estratos socioeconómicos que tienden


a resolver conflictos de intereses y a favorecer su consulta;
b) Multipartidismo, que implica competencia y alternancia en el poder de
partidos políticos plurales más que basados en una determinada clase
social; y

c) Efectivas garantías de derechos y libertades individuales, tales como la


elección de líderes a través del sufragio universal, responsabilidad del
gobierno ante el parlamento, control jurídico de los gobernantes . 8

El autor, identifica tres tipos de oportunidades que deben darse a los ciudadanos
dentro de una poliarquía: 1) Formular sus preferencias; 2) Manifestar públicamente
dichas preferencias entre sus partidarios y ante el gobierno, individual y
colectivamente; y 3) Recibir por parte del gobierno igualdad de trato, es decir, éste
no debe hacer discriminación alguna por causa del contenido o del origen de tales
preferencias.

2.2 Autoritario

El autoritarismo es definido a partir de varios puntos de vista, ya que al igual que el


modelo democrático, tiene diferentes expresiones dependiendo de las diversas
8
Robert Dahl. La Poliarquía. Madrid. Tecnos, 1979.

4
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prácticas en cada régimen, pero siempre visto como un régimen en el que la


democracia está suprimida, relegada u oprimida. Siguiendo a Linz, entendemos
por un régimen no democrático o autoritario: sistemas políticos con un pluralismo
limitado, no responsable; sin una ideología elaborada y directora; carentes de una
movilización política intensa o extensa, y en los que un líder ejerce el poder dentro
de límites formalmente mal definidos, pero en realidad bastante predecibles . 9

A partir de esta definición de Linz, Morlino identifica cinco dimensiones o variables:

a) Pluralismo limitado, refiriéndose a la comunidad política y a los actores


determinantes para el régimen y sus políticas;
b) Mentalidades peculiares, se refiere a la modalidad de la justificación
ideológica del régimen;
c) Ausencia de movilización política, refiriéndose también a la comunidad
política; Líder o grupo reducido, identifica a las autoridades presentes en el
régimen; y

d) Límites formalmente mal definidos, señala un aspecto general de las


normas y procedimientos propios del régimen autoritario . 10

Linz, distingue entre varios tipos de autoritarismo: burocrático-militar, estatal-


orgánico o corporativo, autoritario de movilización postdemocrática, totalitario o
postotalitario . 11

Por su parte, Leonardo Morlino, distingue entre diversos tipos de regímenes no


democráticos, pues explica que es un término mucho más amplio, dado que los
regímenes que no han adoptado la democracia como sistema ideal, tienen
diversas características por lo que no pueden englobarse todos dentro del término
autoritarismo, aunque que la mayoría de los casos atienden a dichas
características.

9
Linz, J.J. Una Teoría del Régimen Autoritario, el caso de España, en Leonardo Morlino; los Autoritarismos,
Página 131.
10
Leonardo Morlino. Op. Cit. Página 131.
11
Op. Cit. En César Cansino, Página 28.

5
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Morlino identifica una gran cantidad de regímenes no democráticos entre los que
destacan, el corporativismo, el populismo, la oligarquía competitiva y el régimen de
transición.12

El autor coloca los regímenes de transición dentro de una clasificación que llama
Híbridos Institucionales, los que ya no son propiamente regímenes autoritarios y
aun no han entrado del todo en el genus democrático. Los regímenes de transición
se caracterizan por estar precedidos de una experiencia autoritaria, que emprende
un comienzo de apertura, liberalización y ruptura parcial de la limitación del
pluralismo. Junto a los autores pertenecientes a la coalición dominante que ha
perdido cohesión y dominio, aparecen oposiciones que son admitidas a participar
en el proceso político, pero que aun están sustancialmente excluidas de toda
posibilidad de acceder al gobierno.

En los regímenes de transición existe más de un partido, uno hegemónico y otros


que presentan ya elecciones semicompetitivas ante una clara competencia interna
en la coalición dominante para acceder a las candidaturas.

Está ausente cualquier justificación del régimen, incluso la basada en valores


omnicomprensivos y ambiguos, la ley electoral es distorsionante, la movilización
autoritaria es casi inexistente, las formas de represión policial están ausentes y
existe una escasa institucionalización y organización del Estado. Normalmente
existen actores gobernantes que intentan resistir las presiones internas y externas
a la coalición dominante para mantener el orden y los anteriores ordenamientos
distributivos y de satisfacer parcialmente la demanda de transformación en sentido
democrático.13

La concepción mundial a finales del Siglo XX, toma a la democracia como el


régimen aceptado internacionalmente, como el sistema que asegura las libertades
12
Las definiciones de los regímenes en adelante comentadas son tomadas de la obra de Leonardo Morlino;
Op. Cit.
13
Ibidem; Páginas 136 y 137.

6
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y los derechos cívicos, políticos y de igualdad y que ha demostrado ser la mejor


forma de organización que se ha encontrado. La influencia, persuasión y
convencimiento de países democráticos, los intercambios económicos y otras
muchas razones de carácter político, económico y social, así como de las
presiones por parte de organismos y organizaciones internacionales han llevado a
transiciones de regímenes autoritarios a democráticos, viendo el cambio como la
meta última de cualquier Estado que quiere preservar la confianza y la convivencia
internacional, así como la legitimidad y la convivencia en su interior.

3. Transición

3.1 Concepto y tipos de transición

El concepto de transición democrática surgió a partir de las décadas de los setenta


y ochenta cuando varios países del sur de Europa y de Latinoamérica fueron
escenarios del resurgimiento democrático, pasaron de regímenes autoritarios a
regímenes democráticos por medio de un conjunto de transformaciones que desde
el autoritarismo o totalitarismo hicieron posibles sus actuales regímenes.

Cada país ha tenido diferentes modelos de transición, por lo que no es posible


decir que exista un modelo único o ideal, sino que dependiendo de las
circunstancias, la transición se da como un periodo de transformación al cual se
llega a través de variados procedimientos.

La etapa de transición o régimen de transición es el intervalo entre un régimen


político autoritario o no democrático y uno democrático, durante este periodo hay
una ambigüedad política pues hay una interacción entre ambos elementos, tanto
autoritarios como democráticos, los actores y conductas de los actores respecto
de diversos elementos pueden ir en diferentes sentidos según la ideología, las
instituciones y los nuevos espacios de actuación conviven a la par.

El régimen autoritario en este periodo va perdiendo algunas de sus características,


pues adquiere algunos aspectos del régimen democrático que está por llegar.

7
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Repitiendo la idea de Morlino14 “el régimen de transición es precedido de una


experiencia autoritaria que ha iniciado una apertura, liberalización o parcial ruptura
de las limitaciones al pluralismo”. Podría decirse que la Transición puede ser vista
como un postautoritarismo o una predemocracia.

La transición democrática como el proceso mediante el cual se llega a un régimen


donde la democracia está asegurada y consolidada, puede tener dos orígenes: La
democratización o la liberalización.

La democratización, constituye un proceso de efectiva ampliación de derechos


políticos y civiles, producto de acuerdos y negociaciones entre prácticamente
todas las fuerzas políticas actuantes, y cuyo desenlace lógico lo constituye la
instauración de un arreglo institucional, normas y valores reconocidamente
democráticos . 15

La liberalización de un régimen autoritario es un proceso de apertura controlada a


través del cual se flexibilizan en dirección democrática los límites tradicionales
impuestos al pluralismo y la competencia políticos, pero sin extenderse ni
reconocerse plenamente sus prerrogativas . 16

3.2 Liberalización democrática

Consideramos que la liberalización ha sido el proceso mediante el cual, en


México, se logró una apertura democrática y posteriormente el desplazamiento del
régimen autoritario.

A través la liberalización, como un proceso de apertura gradual por parte del


régimen autoritario, principalmente para legitimar su estabilidad y continuidad, se
flexibilizan los límites tradicionales impuestos al pluralismo social y de partidos, y a

14
Leonardo Morlino; El Autoritarismo en G. Pasquino; Páginas 145-146.
15
Ibidem. Página 19-20.
16
Cesar Cansino; La Transición Mexicana 1977-2000; Centro de Estudios de Política Comparada; México,
2000. Página 19.

8
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la competencia política, pero sin extenderse ni reconocerse plenamente sus


prerrogativas.17

De acuerdo con Cansino, la lógica de competencia como resultado de una


liberalización política puede caracterizarse por dos hechos interrelacionados:

1. Los diversos actores presentes o influyentes en la coalición política dominante


polarizan sus posiciones, generando una creciente movilidad política;
2. La oposición radicaliza su discurso frente al régimen e incrementa sus recursos
electivos y/o de influencia, sobre todo en presencia de una activación social
que logra encabezar gracias a su gradual institucionalización y/o su afinidad
ideológica con las movilizaciones.

Bajo éstas condiciones el colapso y/o la transformación del régimen autoritario


sólo es cuestión de tiempo.18

“El hecho de que se explique la liberalización de un régimen a partir de su


hundimiento en términos de legitimidad resulta tautológico, pues la aparición de
organizaciones autónomas significa que el régimen se ha desintegrado y por lo
tanto ésta desintegración no está ligada a la legitimidad, pues el régimen
autoritario pudo haber sido ilegítimo desde sus inicios y aún así durado varios
años”19. Entonces, cuando sobreviene la fractura o desmoronamiento de un
régimen autoritario, no se debe precisamente a una falta de legitimidad del
régimen, sino más bien a la existencia de organizaciones opositoras al régimen
que presentan nuevas opciones y proyectos colectivos, que representan una
nueva alternativa para la sociedad, pues dentro de un régimen autoritario
únicamente se les presenta una opción.

La gestación de una liberalización tiene dos sucesos: la movilización de


organizaciones autónomas y la ruptura o desmoronamiento del régimen
autoritario, puede suceder una antes que la otra, el orden cronológico no es
17
Ibidem; Página 60.
18
C. Cansino. Op. Cit. Página 61.
19
Adam Przeworski. Democracia y Mercado; Gran Bretaña, Oxford University Press, 1995. Página 91.

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relevante pues al suceder una sucede la otra. La movilización social será el


elemento que marque el ritmo del proceso, ya que impone al régimen las
siguientes opciones: represión, integración o la transferencia del poder.

El hecho de que exista primero una movilización organizada y autónoma revela


que el régimen ha presentado una fractura pues de otra manera reprimiría esta
movilización opositora (desde abajo). Por otra parte, si el régimen presenta antes
de la movilización una fractura interna visible, es decir, la ruptura en el interior del
régimen presenta dos tipos de ideología interna, una liberalizadora y otra
conservadora a partir de ello la sociedad encuentra una puerta para abrirse paso
contra el régimen (desde arriba).20

Przeworski21 explica así que las decisiones de liberalizar un régimen combinan


elementos inspirados desde arriba y desde abajo, incluso en los casos en que las
divisiones en el seno del régimen autoritario se hacen visibles mucho antes de que
se produzca ninguna movilización popular. Los liberalizadores del régimen
percibieron la posibilidad de establecer una alianza con algunas fuerzas no
organizadas hasta entonces, lo cual implica la presencia en la sociedad civil de
alguna fuerza con la cual poder aliarse, en los casos en que la movilización de
masas ha sido previa a la fisura del régimen, subsiste la interrogante de porqué
aquél no optó por reprimirla por la fuerza, y parte de la respuesta está en que,
parte del régimen estaba dividido en liberalizadores e inmovilistas. La
liberalización es el resultado de una interacción entre la aparición de fisuras en el
régimen autoritario y la organización autónoma de la sociedad civil.

En efecto, los proyectos de liberalización del régimen autoritario tienen como


objeto la apertura controlada del espacio político y la legitimación, normalmente el
proceso de liberalización es precedido por fracturas de la coalición dominante que
anuncian algún tipo de crisis.

20
Ilya Ehrenburg designó en 1954 a la liberalización como el “deshielo": El iceberg de la sociedad civil se
funde y desborda las presas del régimen autoritario.
21
Ibidem; Página 96.

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Przeworski explica que el ritmo de movilización de la sociedad es variable según


los regímenes y depende de sí el equilibrio autoritario se apoya fundamentalmente
en el engaño, el miedo o la prosperidad económica, así cita dos ejemplos de
México: “En los regímenes donde el equilibrio es el miedo, las palabras nuevas
son subversivas, México después de 1982 es un buen ejemplo de un régimen
basado en el miedo donde las palabras están permitidas siempre que no accedan
al espacio público” y sobre los regímenes equilibrados por la prosperidad
económica el autor comenta: “Los regímenes basados en un intercambio tácito de
prosperidad material por aquiescencia pasiva –el régimen del PRI en México antes
de 1982- son vulnerables sobre todo a las crisis económicas”22. El autor explica
que cuando un régimen encuentra su equilibrio en estos factores y estos factores
se fracturan, es muy probable que el régimen se tienda a abrir, pues existirán
voces opositoras e inconformes con la “verdad” del régimen y existirá movilización
social inconforme con la crisis económica.

La existencia de apertura controlada por parte del régimen y la movilización social


debe ser interrelacionada, pues no puede existir una sin la otra. La movilización
será reprimida por parte de un régimen unificado y fuerte, y la apertura no podría
darse sin una oposición unificada y autónoma.

Siguiendo con las ideas de Przeworski, el proceso de liberalización para llegar a la


transición sigue un camino en el que primero, el régimen dominante iniciará una
apertura con la finalidad de mantener su posición en el bloque y tolerar algunas
formas de organización autónoma al margen del bloque en el poder, si las
organizaciones autónomas deciden participar en las nuevas formas organizativas
creadas por el régimen el resultado será una dictadura ampliada y la estrategia
liberalizadora habrá tenido éxito, pero si por el contrario, las organizaciones
autónomas deciden continuar siendo autónomas, entonces el bloque deberá optar
por la represión, lo cual llevaría a una insurrección; o por la transición a la
democracia y entonces la sociedad organizada se transforma en reformadora.23

22
Ibidem. Página 99 y 100.
23
Ibidem, Página 104.

11
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La liberalización, es decir, la ampliación de la base social del régimen sin modificar


su estructura, no siempre da paso a una transición o puede dar el paso a una
transición pero tardarse un largo periodo de tiempo.

Para Samuel P. Huntington24, hay diversos factores que contribuyen a que ocurran
y sean oportunas las transiciones a la democracia de lo que el autor denomina la
tercera ola:

1) Problemas de legitimidad de regímenes autoritarios debido al fracaso


económico y militar.
2) Crecimiento económico global.
3) Cambio doctrinario de la Iglesia católica a partir del Concilio de Vaticano II,
opuesta al autoritarismo.
4) Cambios políticos de actores externos, Comunidad Europea, Estados Unidos y
Unión Soviética.
5) Efecto de demostración de las transiciones iniciales de la tercera ola de
estimulación y la provisión de modelos para subsecuentes esfuerzos de
democratización.

Tenemos pues, que la llegada del Régimen de Transición es definido por


cualquiera de los procedimientos de liberalización o democratización, la transición
tiene varias características:

I. Su dinámica o causas, según Huntington25

a) Causas únicas, por ejemplo, la aparición de una nueva potencia en el


escenario internacional;
b) Desarrollo paralelo, que sugiere un nivel similar de desarrollo interno de un
grupo determinado de naciones;

24
Samuel P. Huntington; La Tercera Ola de la Democracia; en Larry Diamond y Marc F. Plattner (comps), El
resurgimiento global de la democracia; México, UNAM, 1996; Página 4.
25
Idem;

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c) Efecto de bola de nieve, efecto de demostración a partir de una causa única de


cambio interno, éste puede generalizarse dentro de una nación por imitación y
desencadenarse todo un proceso de cambio global con rasgos comunes;
d) La solución que prevalece, es decir, la existencia de una respuesta común a
diferentes desafíos o problemas dentro de distintas naciones.

II. Sus modalidades según Huntington26

a) Cíclica, en la que los propios regímenes se han ido alternando en lugar de los
partidos políticos;
b) Segundo intento, en la que hubo una experiencia democrática previa que
supone su fracaso;
c) Democracia interrumpida, en donde la democracia existe de manera
consolidada y se ve interrumpida por el surgimiento de condiciones que le
ponen fin;
d) Transición directa, en donde el cambio va de un sistema autoritario estable a
uno democrático estable;
e) Descolonización, en donde tras e retiro de las autoridades coloniales se da un
régimen autoritario, para dar paso, posteriormente, a uno democrático.

III. Sus tipos según Dahl27

a) Fuerzas externas, donde tienen lugar intervenciones extranjeras, conquistas,


guerras, etcétera.
b) Fuerzas internas, las transiciones tienen como resultado de intervenciones
violentas por parte de ciertas fuerzas sociopolíticas internas (revoluciones,
Golpes de Estado, guerras civiles, etcétera).
c) Crisis del régimen político, este tipo de transiciones se dan de manera
evolutiva o continua dada la crisis del régimen.

IV. Sus características según Cansino28


26
En César Cansino; Op. Cit. Página 31.
27
Robert Dahl; La Poliarquía; Madrid, Tecnos, 1991.
28
Op. Cit. Página 33 y 34.

13
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Las transiciones democráticas pueden ir acompañadas de un mayor o menor


grado de tensión o conflictividad y pueden ser rápidas o lentas. Dependiendo de
estos factores, pueden ser continuas o discontinuas. Las continuas son aquellas
en las que se pasa por diversas formas de organización institucional en tiempos
concentrados y normalmente de manera pacífica, al contrario de las discontinuas,
en las que los procesos de cambio son más bien profundos y se concretan en el
largo plazo y presentan un mayor grado de tensión o conflictividad.

V. Su dinámica o temporalidad (elección de tiempos) según Linz29

a) Prematura, cuando las condiciones para su éxito no están dadas.


b) Tempestiva, se aprovechan las condiciones favorables presentes.
c) Diferida, se hubiese podido realizar en un momento determinado anterior.
d) Acto de última hora, la acción se adopta de manera súbita.
e) Decisiones superadas por los acontecimientos, se toma la decisión de último
momento, justo antes de la fase que marca la caída del régimen.
f) Intentos de ganar tiempo, es la falta de acción basada en la consideración de
que hacer tiempo facilitará, en un momento posterior, la solución de una crisis
inminente.
g) Cadencia o ritmo, aquí se encuentra la “velocidad” apropiada para un proceso
de cambio político.

VI. Su conclusión o el paso a una democracia autosostenida según


Przeworski30

a) Alternancia partidista
b) Cambios en políticas como resultado de la alternancia
c) Control civil sobre militares

29
Juan Linz; en C. Cansino; Op. Cit. Página 35.
30
Adam Przeworski; en C. Cansino; Op. Cit. Página 38.

14
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La experiencia internacional ha mostrado distintos tipos de transiciones a la


democracia, tantos regímenes políticos hay, tantas transiciones políticas existen,
pero pueden agruparse en dos modelos, de acuerdo con Cansino31:

a) Las transiciones consensuadas, que son para tomar un ejemplo, las que
ocurrieron en la Europa mediterránea y que tuvieron un carácter continuo,
lento, pacífico e interno. En este tipo de transiciones el papel de las fuerzas
armadas es modesto, con responsabilidad mediana en la violencia oficial, la
participación de la sociedad civil y de los partidos es fuerte con movilizaciones
y hay un predominio de partidos moderados, el contexto internacional es
favorable y la naturaleza del régimen de partida es con un grado bajo de
militarización (autoritarismo y fascismo).
b) Las transiciones conflictivas, que son por ejemplo, las transiciones a la
democracia en países sudamericanos y se caracterizaron por ser
fundamentalmente discontinuas, aceleradas, violentas y externas. En este tipo
de transiciones hay una ausencia de pactos políticos explícitos, las fuerzas
armadas juegan un papel protagónico y existe una gran responsabilidad en la
violencia oficial, la participación de la sociedad civil es débil y hay una
polarización partidaria, el contexto internacional es desfavorable y el régimen
de partida goza de un alto grado de militarización (burocrático-autoritario).

Una de las principales diferencias entre ambas es que en la primera existe la


formulación de un pacto político explícito y normativo, producto de la participación
de los principales actores políticos involucrados.

La posibilidad de una transición democrática aparece cuando el régimen presenta


una crisis autoritaria, normalmente debida a una fractura interna o de las
coaliciones que apoyan o mantienen al régimen, la crisis se traduce en
inestabilidad y movilidad de recursos políticos hacia actores emergentes. Debido a
la crisis autoritaria, el régimen cae en una crisis de legitimidad y por tanto en una
ineficacia administrativa lo que lleva a un aumento de movilización social.

31
César Cansino, Op. Cit. Página 40.

15
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La crisis autoritaria no siempre conduce a la caída del régimen o a su


democratización, como se ha explicado, puede traducirse en una apertura
controlada de liberalización, la cual pretende apuntalar el desequilibrio del régimen
con el objeto de recomponer la coalición dominante. El proceso de liberalización
aunque no necesariamente debe terminar en un régimen democrático, si logra
estimular el colapso del régimen autoritario o su transformación.

Przeworski explica que el problema de la transición estriba en conseguir la


democracia a como de lugar. El problema central es si desembocará en una
democracia consolidada, esto es, un sistema donde las fuerzas políticas
significativas sometan sus valores e intereses a la interacción incierta de las
instituciones democráticas y acaten los resultados del proceso democrático.32

El mismo autor explica que dados los objetivos y recursos de las fuerzas políticas
concretas y la estructura de los conflictos con que se enfrentan, pueden
distinguirse cinco resultados concebibles:

1. La estructura de los conflictos es tal que ningún tipo de instituciones


democráticas puede perdurar y las fuerzas políticas acaban luchando por una
nueva dictadura.
2. La estructura de los conflictos es tal que ningún tipo de instituciones
democráticas puede perdurar, pero las fuerzas políticas acuerdan adoptar la
democracia como solución transitoria.
3. La estructura de los conflictos es tal que algunas instituciones democráticas
podrían ser duraderas en caso de adoptarse, pero las fuerzas políticas en
conflicto luchan para establecer una dictadura.
4. La estructura de los conflictos es tal que algunas instituciones democráticas
podrían ser duraderas en caso de adoptarse, pero las fuerzas políticas en
conflicto acuerdan establecer un marco institucional que no puede durar.
5. La estructura de los conflictos es tal que algunas instituciones democráticas
pueden ser duraderas si se adoptan y así se hace.

32
Adam Przeworski; Democracia y Mercado; Gran Bretaña, Oxford University Press, 1995, Páginas 86-90.

16
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Huntington33 enumera 7 causas para que una transición a la democracia acabe


alejándose de ella:

1) La debilidad de valores democráticos.


2) Reveses económicos que llevaron a remedios que solamente podían ser
impuestos por gobiernos autoritarios.
3) Polarización social y política producida por gobiernos de izquierda.
4) La exclusión de movimientos de izquierda y grupos de clase baja del poder
político por grupos conservadores de clase media y alta.
5) Ruptura de la ley y el orden como resultado de la insurgencia y el terrorismo.
6) Intervención o conquista de una potencia exterior no democrática.
7) Efecto de bola de nieve contrario desencadenado por el derrumbe o
derrocamiento de sistemas democráticos en otros países.

La democracia es un régimen que ha sido visto como el sistema político ideal,


pero no basta con la buena voluntad de los actores políticos ni de la sociedad, la
democracia requiere de diversos factores sociales, económicos, culturales,
internacionales y nacionales para que pueda consolidarse, pues como se ha visto
a lo largo del siglo XX, las democracias han sido sustituidas por regímenes
autoritarios o totalitarios, donde alguna o algunas de las circunstancias
enumeradas arriba fueron factores determinantes.

Finalmente, puede decirse que la transición democrática se construye por medio


de métodos democráticos. Es decir, la base del cambio político se encuentra en
las negociaciones, los compromisos y los acuerdos gestados por las elites
políticas, más que en otros posibles mecanismos.

4. Análisis del caso mexicano34

33
S. P. Huntington; Op. Cit. Página 6.
34
Todo lo referente a la historia socioeconómica y política de México, fue consultado principalmente en las
obras de J.F. Escobedo; Op. Cit. Y César Cansino; Op. Cit.

17
Geraldina González de la Vega. México, 2000.

México a partir de la expedición de la Constitución del 17, ha vivido diversos


cambios en materia democrática. El principio democrático35 se encuentra
dispuesto en nuestra Carta Fundamental en el artículo 40 que el Estado Mexicano
es una república representativa democrática federal, garantizando los derechos
fundamentales a través de los primeros artículos constitucionales, una división de
poderes dispuesta en el artículo 49 y reconociendo la soberanía en el pueblo en
los artículos 39 y 41.

Desde el año en que se promulgó la Constitución, fueron creándose partidos


políticos y mediante la expedición de diversas leyes electorales se reguló su
participación en el proceso político.

Durante el régimen cardenista, el sistema político mexicano adquirió fuerza y


consolidó un régimen autoritario basado fundamentalmente en el corporativismo.
El PRI, creado en 1929, adquirió durante el gobierno del General Cárdenas, en
1938, una nueva estructura, incorporando a sus bases organizaciones sociales
como la CTM, CNC, CNOP, entre otras, con la finalidad de conciliar las diversas
facciones políticas posrevolucionarias. Durante este periodo el partido cambió de
Partido Nacional Revolucionario a Partido de la Revolución Mexicana. Mediante la
incorporación de grupos el partido adquirió una estructura corporativista y por
tanto el régimen fue consolidándose hasta cambiar su denominación a Partido
Revolucionario Institucional (PRI) en 1946.

El régimen priísta entre 1940 y 1970, articuló un sistema corporativista inclusivo-


subordinado con una política económica intervencionista. El proyecto institucional
estaba basado en un proyecto nacional-popular, sobre una base corporativa y una
activa participación del Estado. Este proyecto favoreció el crecimiento económico
y gozó de una amplia legitimidad gracias a la herencia política de la Revolución. El
presidencialismo, vinculado con las características del Estado mexicano otorgaron
cohesión administrativa y legitimidad al titular del Ejecutivo.

35
El análisis sobre el Estado mexicano será tema del siguiente capítulo, por lo pronto nos limitamos
a mencionar algunos de los principios contenidos en nuestra Ley Fundamental.

18
Geraldina González de la Vega. México, 2000.

Durante estos años hubo una despolitización so pretexto del crecimiento


económico y sobre todo del riesgo de desestabilización del régimen. El sistema de
partidos en México era realmente raquítico, pero en realidad su existencia estaba
ligada a la existencia de una oposición legal al régimen, pues existió una enorme
contradicción entre las reglas y la realidad.

Esta época marcó lo que J.F. Escobedo ha denominado la “Fundación y


Consolidación del Régimen” pues el partido hegemónico conservó una cohesión
interna a pesar de la heterogeneidad de sus miembros y la diversidad de intereses
que presentaron, aunado al impresionante crecimiento económico sostenido,
logrado con la participación conciliada del sector empresarial, gracias al
intervencionismo estatal. Esta época marcó las estrechas relaciones entre la
burocracia sindical y el régimen, debido a los procesos de inclusión política de
trabajadores al partido.

Hasta antes de 1968 las tensiones en el orden político se producían


principalmente debido a desacuerdos de la elite, sin que esto resultara en una
crisis interna.

El movimiento estudiantil de 1968 marcó lo que se denomina la inestabilidad del


régimen, pues se presenta como un movimiento social que cuestiona fuertemente
la capacidad del gobierno, la débil oposición existente acentúa la hegemonía del
partido y provoca la movilización social opositora al gobierno.

El régimen opta por la represión desmesurada, una reacción desproporcionada


llevó a subrayar la incapacidad del sistema para recibir las demandas sociales y a
exhibir la coercitividad como método para asegurar su permanencia y reprimir las
voces opositoras.

El agotamiento del modelo económico (Desarrollo Estabilizador) auguraba una


crisis, lo que afectó al sistema para regular los desacuerdos de la sociedad y
enfrentar los cuestionamientos. La sociedad se comenzó a exacerbar hasta que
encontró una salida mediante el movimiento de ´68, mismo que vino a confirmar la

19
Geraldina González de la Vega. México, 2000.

incapacidad del régimen para atender y procesar las demandas y exigencias de


una sociedad descontenta. El movimiento vino a cuestionar la ausencia de
espacios de expresión y participación y generó una importante desestabilización
del régimen.

A mediados de los sesenta tuvo lugar la primera desavenencia dentro del partido,
iniciada por Carlos Madrazo, quien no estaba de acuerdo con los procesos
impositivos de elección de candidatos.

La primera ruptura interna de la coalición y el primer movimiento social vienen a


marcar el primer momento de desestabilización del régimen priísta.

El periodo de 1968 a 1977 fue un periodo caracterizado por diversos movimientos


sociales e indígenas, guerrillas, luchas de colonos y tomas de presidencias
municipales y de palacios de gobierno. Junto con los movimientos sociales se
desató una crisis económica en 1971 que avivó los movimientos y el descontento
social.

Con todo ello, el régimen logró conservarse e inhibir cualquier expresión crítica. El
movimiento y los subsecuentes enfrentamientos sociales impulsaron el fin de la
etapa de consolidación y estabilidad del régimen, pero no a su fin.

La represión al movimiento de ´68 costó muy cara para el régimen, pues vino a
confirmar su hegemonía y coercitividad, ya que la pérdida de autonomía del
gobierno presentaría un costo muy alto. La puerta que dejó abierta el movimiento
de ´68 fue aprovechada por diversos actores sociales para oponerse al régimen
hasta que durante el gobierno de Echeverría se logró un proceso de apertura
controlada y el cambio a un modelo populista de gobierno.

Las elecciones de 1970 dieron de nuevo legitimidad al régimen, pues aun cuando
los movimientos opositores despertaron a la ciudadanía, no la alentaron del todo a
contender en la arena política.

20
Geraldina González de la Vega. México, 2000.

Durante el gobierno de Echeverría se paso de un modelo económico de desarrollo


estabilizador a un desarrollo compartido, los rasgos populistas y sociales no se
hicieron esperar, pues la estrategia era dar respuesta a las demandas y
exigencias populares. Durante este gobierno, dadas las políticas mencionadas, la
crisis entre el sector empresario, la elite política y la burocracia sindical fueron
tornándose más severas. El gobierno diseñó una estrategia para darle legitimidad
al régimen mediante una retórica populista, basada en las ideas de la Revolución y
la justicia social.

El movimiento de 1968 estimuló a la sociedad en la participación política mediante


los movimientos sociales, inclusive mediante su ingreso a la arena política, lo que
en cierta forma incrementó la existencia de partidos políticos. Fundamentalmente
los nuevos partidos se inclinaron a la ideología de izquierda, mientras que el PAN
persistió en una oposición restringida. La creciente participación de la oposición
generó la creación de la figura de diputados de partido, mediante una ley expedida
en 1963 que permitió a las minorías encontrarse representadas en el Congreso.

El gobierno de 1976 a 1982 de José López Portillo abandonó las políticas de


Echeverría pero no superó las crisis y se generó una honda ruptura entre la elite
política y el sector empresarial. Durante esos años se alcanzó una severa crisis
económica debido a la baja en los precios del petróleo lo que vino a acrecentar la
inflación, desestabilizar el tipo de cambio, agregado al agotamiento de plazos para
el pago de intereses de la deuda.

La crisis estimuló la protesta y la movilización social lo que sacudió a las elites y


provocó una apertura controlada y gradual del pluralismo en México.

En México el proceso de liberalización se inició hace veinticinco años, a partir de


las reformas de 197736, el proceso de apertura controlada inició, apoyado por el
gobierno mediante la expedición de una Ley Electoral promovida por Reyes

36
Fue en la llamada reforma política de 1977 donde se introdujo en el artículo 6 constitucional, el
derecho a la información y que por haber formado parte de importantes reformas electorales pasó
casi inadvertido. El análisis de ello se hará más adelante.

21
Geraldina González de la Vega. México, 2000.

Heroles en la que se sustituye la figura de diputados de partido, por la


representación proporcional.

En 1986 se expide una nueva legislación electoral que la oposición tacha de


“contrarreformista” de la apertura comenzada en 1977, en esta Ley Federal
Electoral se amplía la representación proporcional y por primera vez se introduce
un recurso de impugnación ante la Suprema Corte de Justicia.

Para las elecciones parlamentarias de 1991, se expide el Código Federal de


Instituciones y Procedimientos Electorales el cual surge a través del consenso
entre facciones parlamentarias, y en especial de la inédita relación entre el Partido
Acción Nacional y el Gobierno a través de un documento que el mismo partido
suscribe llamado “Compromiso Nacional por la Legitimidad y la Democracia”37 en
el cual se reconoce la legitimidad del triunfo de Salinas en 1988 y se pacta una
nueva relación con el régimen. La nueva legislación establece reglas para el
financiamiento de partidos políticos, tiempos en medios de comunicación, la
ciudadanización de las autoridades electorales y la reforma a delitos electorales,
entre otras.

La primera Ley Electoral de la etapa constitucionalista del 17, se expidió en 1918,


misma que fue sustituida por una en 46; modificaciones para una representación
de minorías con los diputados de partido en 64; una nueva en 73; otra en 77, que
junto con las reformas constitucionales avanza en la representación proporcional
en la Cámara de Diputados y amplía los derechos y prerrogativas de los partidos
políticos, con la cual empieza la reforma política; en 87 se reforma la Constitución
y se expide un Código con un sistema electoral que estimula el pluralismo y
amplía la representación proporcional; en 89 se reforma de nuevo la Constitución
y se expide un Código para ampliar la imparcialidad y confiabilidad de los
comicios38; y nuevas reformas en 91, 93 y 96, siendo éste código el actualmente
vigente39.
37
Juan Fco. Escobedo; Resonancias del México Autoritario; México, 2000. Página 189.
38
J.F. Ruíz Massieu; Cuestiones de Derecho Político (México-España); UNAM, México, 1994. Páginas 208-
213.
39
Cesar Cansino, Op. Cit. Página 297.

22
Geraldina González de la Vega. México, 2000.

Pero no fue hasta las elecciones de 2000, cuando unas de las metas de la
democracia fue alcanzada y la añorada alternancia fue conseguida por la
oposición.

La transición democrática mexicana puede ser vista desde distintos ángulos, una
forma de considerar el avance del pluralismo, la competencia abierta y la
alternancia, puede ser desde los niveles de gobierno, es decir, creemos que el
liberalismo mexicano inició a partir de la apertura liberal –si bien, controlada- del
gobierno priísta desde 1977 y que comienza a apreciarse a partir de las derrotas al
partido oficial en los municipios a partir de 1983. La liberalización en México se dio
de una manera centrípeta, yendo desde el ámbito municipal, subiendo al ámbito
local o estatal, al Congreso, al Distrito Federal y culminando con el Gobierno
Federal.

Este proceso de apertura puede ser visto desde diversos puntos de vista, existe
una gran cantidad de factores que llevaron a la fortaleza de la oposición, a la
alternancia y a la fractura de la coalición dominante.

Un factor decisivo fue la falta de cohesión en el partido dominante, varios motivos


llevaron a su desarticulación, pero sin duda uno de los principales fue la
recalcitrante actitud de los grupos tradicionales a modificar sus estatutos y a
permitir la apertura liberal. Un cambio en el partido en un sentido democratizador
lo habría llevado por otro camino, quizá no a asegurar seis años más, pero tal vez
a asegurar su permanencia en la arena política. La desavenencia interna llevó a la
fractura del partido lo que ahora parece llevarlo a su propia destrucción.

Las crisis económica, controlada durante el sexenio salinista, así como la crisis
política y social llevaron al país a inconformarse cada día más con el régimen. Los
movimientos sociales como el levantamiento del EZLN, los reclamos de la
oposición, el disgusto popular con el sexenio de Salinas y la reanudada crisis
económica fueron factores que demolieron la legitimidad del régimen conseguida
en los años anteriores.

23
Geraldina González de la Vega. México, 2000.

Otro factor importante fue el reconocimiento de la capacidad de otros partidos para


gobernar por parte de los ciudadanos, "probando" desde sus ámbitos
comunitarios, hasta sus gobiernos estatales y legislativos, así como el Legislativo
Federal, de la competencia de la oposición para satisfacer sus necesidades y
gobernar, otorgando posteriormente, el voto a la oposición el Gobierno Federal,
pues se conjugó una liberalización que fue desplazando al PRI desde "abajo hacia
arriba".

Los factores económicos, políticos y sociales fueron encausando hacia un


pluralismo cada día más creciente y un partido hegemónico cada día más
anquilosado y fracturado, que junto con el cansancio popular llevaron a su fracaso
electoral.

A partir de la crisis económica de principios de los ochenta, el régimen priísta


sufrió una gran inestabilidad, los problemas económicos, políticos y sociales
parecían incontrolables y con un presidente poco carismático parecía que el
régimen autoritario mexicano sufría un proceso de debilitamiento que terminaría
por llevarlo a la fractura, las disputas de la elite y de los dirigentes eran cada día
mayores, inclusive un grupo importante se desplazó hacia la oposición inconforme
con los métodos de designación de los sucesores y la persistencia en las viejas
ideas de la Revolución, lo que formó una oposición bien articulada, conformada
por varios pequeños partidos, y con dirigentes que si bien habían pertenecido al
partido en el poder, ahora formaban una de las oposiciones más importantes del
régimen.

El Frente Democrático Nacional obtuvo una enorme cantidad de votos en las


elecciones del ´88 –cerca del 30%-, pero aún con ello, el PRI obtuvo la mayoría –
cerca del 50%-, difícilmente se impuso por sobre el PAN y el FDN siendo una de
las elecciones más competidas de la época posrevolucionaria y el menor
porcentaje de votos obtenidos por el PRI desde su integración. Mucho se discutió
sobre la legitimidad de las elecciones, pero lo cierto fue que el gobierno de Salinas

24
Geraldina González de la Vega. México, 2000.

de Gortari logró legitimarse a través de los siguientes cinco años, donde por cierto,
el autoritarismo del régimen se acentuó y cobró nuevos bríos.

El gobierno tuvo una estrategia de restauración legitimista y de control del poder


político. Todas las acciones políticas estuvieron subordinadas a los objetivos de la
política económica. La eficacia económica generó complacencia y aceptación,
para mantenerla hubo que sobreutilizar los tradicionales y autoritarios mecanismos
de negociación entre actores económicos, sociales y de gobierno y de control de
la demanda social por la trama corporativa.40

Hasta 1993 con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, la
crisis de legitimidad y los problemas de gestión económica aparentemente se
superan: la economía crece, la inflación cede, es posible la contención social, el
déficit público está controlado, hay fondos públicos, hay resultados alentadores en
la estrategia para atenuar los problemas de la pobreza y en 1994 México es
aceptado en la OCDE . 41

El gobierno de Salinas respondió a los problemas políticos, económicos y sociales


heredados y que se cargaban desde los primeros años de los ochenta, mismos
que a través de programas de modernización administrativa y económica fueron
solamente contenidos por el régimen anterior, pero que finalmente, y gracias a la
maniobra salinista abrieron el horizonte y permitieron desplegar el régimen
autoritario y prorrogar su existencia durante un sexenio más, esquivando algunos
cruentos sucesos en 1994, el PRI obtiene una holgada victoria con su candidato
Ernesto Zedillo, quien llega al poder debido al homicidio de Luis Donaldo Colosio.
El 50% por sobre un 26% obtenido por el PAN, con el candidato Diego Fernández
de Cevallos, y un 17% obtenido por el candidato Cuauhtémoc Cárdenas del PRD
(antes FDN).

Los resultados electorales de 1994 tuvieron muchos resortes, la estabilización


económica lograda en el régimen salinista, el martirio colosista, el dogmatismo de

40
Juan Francisco Escobedo.; Resonancias del México Autoritario; México, 2000; página 187
41
Cfr. Página 189.

25
Geraldina González de la Vega. México, 2000.

izquierda cardenista y la desaparición de la escena política del candidato


Fernández de Cevallos, a quien, por cierto, la opinión pública lo prefiguraba como
triunfador después del debate televisivo que sostuvieron los tres principales
candidatos, y finalmente mucho se habló también del “voto del miedo”.

México no tuvo influencia del exterior en cuanto a su liberalización o tránsito


democrático hasta las elecciones celebradas en 1997, en las de 1988 el candidato
del FDN tenía posibilidades de triunfar, pero la ideología izquierdista del partido y
del candidato C. Cárdenas llevaron a justificar el apoyo al PRI por parte del vecino
del norte, pues era la única forma de continuar con la liberalización económica.

Lo cierto es que durante el régimen salinsta el PRI se fortaleció, en las elecciones


parlamentarias de 1991, obtuvo la mayoría de curules y lo mismo en las de 1994;
una vez asegurada la presidencia y la mayoría legislativa, Zedillo propuso una
modernización del PRI que fijó a través de una ruta en la que se reformaría al
partido mediante el consenso de los militantes, la reforma consistiría en una
revisión total a los estatutos con la finalidad de modificar las reglas internas y
externas para actuar en una democracia competitiva y transparente, reforma que
quedaría truncada por el homicidio del Secretario General del partido e impulsor
de esta transformación y democratización interna, José Francisco Ruíz Massieu.

Las elecciones de 1994 legitimaron de nuevo al régimen priísta, la transición


quedó aplazada pues se reanudó el régimen y cobró de nuevo una estabilidad que
venía lastimada por los sucesos de 1994, una votación holgada y legitimada llevó
a reafirmar la ambigüedad del proceso de liberalización logrado durante los
últimos años, por lo que la oposición se quedó a la mitad del camino. Si bien la
apertura democrática, sobre todo en materia electoral durante los últimos años de
los ochenta y los primeros de los noventa, llevó a un pluralismo activo y algo
controlado, el camino recorrido por la oposición se vio interrumpido gracias al
despliegue del aparato priísta.

El presidente Zedillo no se caracterizó por ser un líder carismático, tampoco por


lograr una celeridad y un dinamismo político, económicamente heredó una crisis

26
Geraldina González de la Vega. México, 2000.

sin precedentes, que vino a devolver a México a la realidad social y económica, el


“error de diciembre” achacado a Salinas fue una de las causas de rompimiento y
descrédito para el partido, aunado al desprestigio difundido a la familia Salinas y a
otros priístas, el partido comenzó su descenso político.

Aún con el fallido Pacto de Los Pinos celebrado en 1996, se llevó a cabo una
reforma política que no fue del todo bienvenida por la oposición pero que guió a
las primeras elecciones transparentes y confiables en 1997.

En 1997 se celebraron elecciones parlamentarias y locales para la Jefatura de


Gobierno del Distrito Federal –las últimas, realizadas por primera vez a partir de
las reformas constitucionales de 1994- en ellas, el PRI perdió la mayoría en la
Cámara de Diputados, pero la conservó en la de Senadores y perdió con una
arrasadora mayoría la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal frente al PRD
(47.11% sobre 25.08% del PRI), los comicios mostraron una sociedad descontenta
con el régimen y una oposición fortalecida. El PRI fue siendo desplazado en varios
municipios y estados y poco a poco la oposición fue demostrando su capacidad y
su eficacia. La fortaleza lograda por los partidos de oposición, su capacidad de
negociación y su victoria en elecciones locales y municipales, lo llevaron a cobrar
un importante lugar en la arena política.

Las reformas electorales, la necesidad de legitimación del régimen por medio de


avances democráticos y las nuevas oportunidades en la arena política llevaron a
partidos como el PAN y el PRD a tomar importantes posiciones gubernamentales
alrededor de la República, y finalmente hasta la presidencia y la mayoría
legislativa federal.

La alternancia, vista como un elemento democrático indispensable, es la cúspide


alcanzada por la democracia mexicana, el problema reside en: si México puede
decirse ya un país democrático, pues requiere una urgente revisión constitucional,
así como de procesos de consenso entre los grupos políticos para llegar a un
acuerdo institucional y una consolidación de la democracia.

27
Geraldina González de la Vega. México, 2000.

La derrota de la coalición dominante fue la victoria de la oposición, la conquista de


muchos que desde afuera de las elites políticas, añoraban un nuevo gobierno, una
alternancia en el poder como una de las condiciones para que México viviera en
democracia y se asegurara ésta.

Lo cierto es, que gracias a la participación de diversos grupos políticos, este


momento llegó y que no puede dejarse de lado, la colaboración de ellos llevó a la
liberalización del Estado Mexicano y a la apertura hacia la democracia. Los
resultados de las elecciones de 2000 cargaban un bagaje de varios años de lucha
y de cooperación que culminaron en lo que muchos soñaban era la aspiración
máxima a alcanzar.

5. Elecciones de julio de 2000

¿Gracias a la alternancia, ha culminado el proceso de liberalización?, Se ha


llegado a la alternancia en el poder, se ha conseguido un Congreso plural, existe
un multipartidismo competitivo, las elecciones han sido confiables y transparentes,
y ahora la coalición dominante es la oposición, partido que nació para estar en el
poder, y que sufre actualmente de una desorganización inédita.

Bastante se ha hablado de que estamos en un proceso de transición democrática,


que actualmente México vive esta transformación a la democracia, pero
¿realmente es así? ¿No fue el cambio democrático producto de estos largos años
de proceso liberal hacia el pluralismo democrático?

Estar en democracia significa cumplir, al menos, los mínimos requisitos que se


pretende debe tener un régimen que se dice democrático, siguiendo a Robert
Dahl, quien establece ocho cláusulas, que considera necesarias para que se dé la
democracia o la poliarquía, como el la denomina, entre un gran número de
habitantes:

1) El control de las decisiones del gobierno sobre política está


constitucionalmente investido en los funcionarios electos.

28
Geraldina González de la Vega. México, 2000.

2) Los funcionarios electos son elegidos en elecciones frecuentes y conducidas


con limpieza en las que la coerción es relativamente poco común.
3) Prácticamente todos los adultos tienen derecho a votar en la elección de los
funcionarios.
4) Prácticamente todos los adultos tienen derecho a presentarse como candidatos
para cargos electivos en el gobierno.
5) Los ciudadanos tienen derecho a expresarse, sin el peligro de un castigo
severo, sobre asuntos políticos ampliamente definidos.
6) Los ciudadanos tienen derecho a buscar fuentes alternativas de información.
Además las fuentes alternativas de información existen y están protegidas por
la ley –sobre esta cláusula volveremos más adelante-
7) Los ciudadanos también tienen derecho a formar asociaciones u
organizaciones relativamente independientes, incluidos los partidos políticos y
grupos de interés que sean independientes.
8) Los funcionarios de elección popular deben ser capaces de ejercer sus
poderes constitucionales sin estar sometidos a una oposición avasalladora de
funcionarios no electos.
9) La organización política debe ser autogobernada: debe ser capaz de actuar
independientemente de constreñimientos impuestos por algún otro sistema
político que abarque demasiado.

De acuerdo con las nueve cláusulas de Dahl, México está en vías de convertirse
en una poliarquía pues cumple con algunas de ellas, el debate público y la
participación de la ciudadanía se encuentra asegurado, los derechos civiles y
políticos son respetados y actualmente el gobierno ofrece igualdad de trato sin
importar las preferencias. La coercitividad en la expresión de oposición ha
quedado suprimida y existen varias opciones para los ciudadanos.

Lo cierto es que las expectativas que se desataron con la elección de 2000 no han
sido del todo cumplidas y se ha relegado la reforma del Estado, agenda pendiente
del “gobierno del cambio” que no se trata de retórica de campaña, sino que es un
punto urgente para actualizar la estructura y funcionamiento constitucional del

29
Geraldina González de la Vega. México, 2000.

Estado mexicano, la introducción de mecanismos democráticos, así como la


revisión de las normas de organización y sobre derechos fundamentales requieren
del trabajo conjunto de las fuerzas políticas mexicanas que actualmente se
encuentran estancadas en temas como la reforma fiscal o la reforma energética.

Si se pretende consolidar la democracia en México, es indispensable crear los


mecanismos constitucionales que actualicen la legitimidad de las acciones
políticas, así como los mecanismos de participación ciudadana en la toma de
decisiones y de control hacia los poderes públicos.

6. La Transición Democrática Mexicana: aplicación teórica al caso mexicano.

En este último apartado se pretende enlazar la teoría con la realidad mexicana,


¿Cómo denominar el régimen político mexicano? y ¿Cómo denominar su apertura
a la transición o liberalización democrática?

México vivió durante setenta años bajo un régimen autoritario -o cuasi autoritario-,
pero con ciertos matices diferentes, pues el autoritarismo del PRI era más
inclusivo que exclusivo, se basó más en el consenso y en la negociación que en la
represión abierta y permanente y ha contado con una Constitución ampliamente
aceptada y un arreglo institucional formalmente democrático.42

El modelo no democrático mexicano difiere del concepto clásico de autoritarismo


en diversos ámbitos, pues la represión política fue inferior a otros autoritarismos,
algunos grupos políticos alcanzaron cierta autonomía del Estado y el régimen
estaba apoyado más en el consenso que en la represión.

La realidad mexicana difiere de los autoritarismos que transitaron a democracias


en los setenta en Europa Occidental, de los de los ochenta en América Latina y
Europa del Este, transiciones de distintas modalidades dados los diferentes
regímenes a que todos ellos se encontraban sujetos.

42
César Cansino. Op. Cit. Página 82.

30
Geraldina González de la Vega. México, 2000.

El régimen mexicano ha sido difícil de definir pues cuenta con algunas


características de un régimen autoritario, pero también mostró algunas
características democráticas, por ello creemos que el régimen mexicano puede
describirse desde el punto de vista de las poliarquías que Dahl explica en su obra.
Creemos que el resultado del régimen mexicano fue un desplazamiento de una
hegemonía cerrada a una poliarquía.

Dahl43 explica los diversos regímenes a partir de dos dimensiones: el debate


público y el derecho a participar, y de ahí propone cuatro tipos de regímenes que
tienen mayor o menor grado de debate y participación, estos cuatro regímenes
son:

a) La hegemonía cerrada (podremos clasificar en ella el régimen mexicano de


finales de los treinta hasta el movimiento de 68, donde el debate público y el
derecho a participar estaban totalmente cerrados);
b) La hegemonía representativa (aquí podremos clasificar el régimen de finales
de los sesenta hasta finales de los setenta, donde la participación y el debate
público son más abiertos, pero tienden más a la popularización, es decir, el
régimen trata de ser más comprensivo, pero sin liberalizarse y aquí es donde
podemos incluir los regímenes de Echeverría y López Portillo);
c) Las oligarquías competitivas (esta clasificación podría equipararse a los
regímenes de finales de los setenta y los ochenta, pues si bien se dieron pasos
para la apertura al debate público y se comenzaron a otorgar derechos de
participación a la oposición en municipios, estados y el Congreso, el régimen
aun controlaba estas participaciones y el régimen de Salinas se caracterizó por
ser un régimen autoritario al estilo de Cárdenas o Díaz Ordáz, pero aún así el
debate público tenía mucho más presencia y la coercitividad no se hizo
presente); y
d) La Poliarquía (el régimen de Zedillo se caracterizó por la apertura a la
participación y al debate, teniendo como objetivo la democratización, misma
que fue conseguida en las elecciones presidenciales de 2000).

43
Robert Dahl; Op. Cit. Página 24.

31
Geraldina González de la Vega. México, 2000.

El modelo de Dahl sirve para describir la transición liberalizadora que sufrió el


régimen mexicano a partir de la formación del partido hegemónico, hasta su
desplazamiento del gobierno. Su apertura fue controlada, pero las rupturas
internas y la movilización social fueron llevando el cauce y aunque fue lento
culminó en la apertura y la alternancia.

El régimen mexicano no puede caracterizarse dentro de un solo tipo de régimen,


pues fue cambiando la estrategia desde el autoritarismo puro hasta una oligarquía
abierta controlada, que fue permitiendo dar mayores opciones a los ciudadanos,
quienes optaron por una nueva ideología y un nuevo régimen culminando en una
Poliarquía no consolidada.

La falta de una ideología atractiva del régimen, las recurrentes crisis económicas,
la movilización social por falta de participación y espacios públicos, las fracturas
internas por incompatibilidad de intereses y de ideología, llevaron a una apertura
democrática como una necesidad de legitimación, que funcionó durante varios
años, pero que acabó por desplazar al partido.

De acuerdo con la definición de Linz sobre los autoritarismos44, podemos concluir


lo siguiente:

1. El régimen mexicano contaba con un pluralismo si bien no limitado como lo


plantea el autor, si controlado, pues aun cuando existían partidos de oposición
y movimientos opositores, el régimen optaba por el consenso más que por la
apertura y su participación se limitaba a criticar lo criticable, lo permitido, sin
poder ir más allá y poco a poco fueron ganando terreno en posiciones políticas
como municipios, estados, legislaturas y el Congreso, hasta llegar a un
pluralismo liberal.
2. Sobre las mentalidades peculiares, cabe mencionar que la ideología que
respaldó al régimen durante setenta años fue la Revolución Mexicana, que si
bien durante las primeras décadas fue un sustento importante para justificar su
autoridad y sus prácticas autoritarias, acabó por ser caduca y deja de ser
44
Ver página 3.

32
Geraldina González de la Vega. México, 2000.

acicate para las generaciones posrevolucionarias y modernas, la Revolución


fue, en su momento, una cicatriz para generaciones de los veinte y los treinta,
pero pronto fue volviéndose parte de la historia y los ciudadanos dejaron de
encontrarle sentido para los años modernos. La falta de una innovación en la
ideología priísta provocó fracturas en su interior y sobre todo dejó de ser
creíble ante la población.
3. La ausencia de movilización política dejó de ser una característica del régimen
a partir del movimiento del 68, parteaguas de la historia del régimen mexicano,
pues a partir de ahí surgieron importantes movimientos populares, que sin
duda apuntaban a las debilidades del partido hegemónico y a las fallas del
gobierno. Gracias a estos movimientos sociales, la sociedad logró ser
escuchada y obtuvo importantes resultados en la arena política.
4. La dimensión que Linz, llama líder o grupo reducido, es la característica más
representativa del régimen mexicano, pues además de ser un partido
dominante con setenta años en el poder, el grupo de actores políticos que no
perteneciera a él, no tenía oportunidad alguna de acceder al gobierno, signo
característico de un autoritarismo. No se trató aquí pues de un líder carismático
quien a su caída o deceso, deja las puertas abiertas a la liberalización o
democratización –como lo fue en la España Franquista-. El PRI era un “club”
en el cual aquél que perteneciera a él podía acceder al gobierno y sobre todo,
una vez designado el candidato para el próximo sexenio, era un hecho que
sería él el presidente. El PRI fue un partido hegemónico, y no fue hasta la
iniciación de su ruptura interna y sobre todo hasta la movilización social y de
oposición que se logró su apertura legitimadora.
5. Y, por último, los límites formalmente mal definidos de los que Linz habla,
acerca de aspectos generales de normas y procedimientos propios, podría
decirse que, por un lado, los procedimientos propios se limitaban al interior del
partido, mientras que las normas y los procedimientos legales y electorales
estaban definidos, pero no eran del todo aceptados por la oposición, aunque
eran conocidos. Se lograron varios cambios a la legislación electoral mediante

33
Geraldina González de la Vega. México, 2000.

el consenso con la oposición y ellos llevaron a la apertura y liberalización del


régimen.

Ahora bien, de acuerdo a la definición de Schmitter y Karl sobre la democracia45,


podemos concluir lo siguiente:

1. El régimen mexicano contaba con la etiqueta, como la llaman los autores, de


régimen democrático, pues se sustentaba bajo la Constitución Mexicana de
1917, la que lo califica de esta manera.
2. Los gobernantes eran elegidos mediante elecciones y normas determinadas y
conocidas, si bien las elecciones han sido sumamente criticadas por su dudosa
limpieza y transparencia– ya que muchos hablaban de su falta de legitimidad-,
pero en realidad, los métodos eran legales y únicamente fueron debatidas
abiertamente en e 1988, por el FDN especialmente por Cuauhtémoc Cárdenas,
mientras que el PAN las aceptó totalmente.
3. La publicidad del procedimiento, existió pues las formas y los procedimientos
electorales eran legales, solo que la mayoría de los ciudadanos no conocían de
sus derechos, las normas y opciones que vinculan a la sociedad no se
encontraban bien definidas y se habló de fraude electoral, lo que demostraba
una gran desconfianza en el partido hegemónico por parte de la oposición.
4. Los ciudadanos fueron elemento importante, gracias a las movilizaciones
sociales se mostró su descontento y los gobiernos subsecuentes se dedicaron
a buscar la manera de resolver sus peticiones y demandas.
5. La competencia estuvo ausente durante todo el régimen priísta, si bien existió
una apertura a partir de 1977, la apertura fue controlada y la oposición tuvo
pocas oportunidades de competir, fue hasta mediados de los ochenta hasta
que el régimen comenzó a reconocer los triunfos de la oposición en los ámbitos
locales y municipales.
6. La cooperación fue uno de los elementos que se dio hasta mediados de los
ochenta, durante el periodo de Salinas encontramos acuerdos entre la

45
Ver la definición en la página 2.

34
Geraldina González de la Vega. México, 2000.

oposición y el régimen, y a partir de ahí, se comenzó a lograr consenso para la


expedición de nuevas normas y procesos electorales.
7. Los representantes en el Congreso fueron consiguiendo una apertura pluralista
desde la ley de 1963, donde se abre la participación a partidos de oposición en
el Congreso, pero en realidad no fue hasta 1988 donde el PRI perdió la
mayoría y la oposición comenzó a abrir camino.

Bien, a partir de las definiciones del autoritarismo y de la democracia,


encontramos que el régimen mexicano tenía diversos matices de una y de otra,
son muchas las denominaciones que ha recibido el régimen mexicano:
semidemocrático, una combinación de procesos democráticos y roles autoritarios,
autoritarismo institucionalizado, cuasi-democrático, entre otros. Cansino lo clasifica
“como estable, con baja autonomía de los subsistemas, con un actor (en este caso
un partido) dominante o hegemónico, con estructuras poco diferenciadas y una
cultura política fragmentada (y básicamente sometida)”.46

México al poseer una denominación ambigua para su régimen, también ha pasado


por un proceso de transición democrática ambiguo, pues como Cansino lo
denomina, “Un régimen sui generis una transición sui generis”, la transición
democrática mexicana si bien ha tenido matices diversos, pues se trata del cambio
de un régimen semi democrático o semi autoritario, pasa por un proceso en el que
la apertura es controlada como en un régimen autoritario, pero nunca utiliza los
procedimientos autoritarios para hacerlo. El régimen mexicano se encontraba
fundamentado en un partido bien institucionalizado con estructuras definidas, que
fueron desequilibrándose y perdiendo legitimidad y cohesión interna.

Przeworski demuestra que más que los niveles de legitimidad de un determinado


régimen político, aquello que está en la base de un cambio político o de la
permanencia de un régimen es la presencia o la ausencia de opciones preferibles.
De ello, podemos concluir que el cambio político comienza a partir de que la
sociedad se da cuenta de que no tiene más opciones que el partido hegemónico,

46
Idem.

35
Geraldina González de la Vega. México, 2000.

con lo que comienza la movilización y con ello, surgen nuevas opciones, mientras
que, por otro lado, internamente en la coalición los intereses comienzan a ser
diversos y surgen rupturas, que al principio logran subsanarse, pero que
finalmente acaban por dividirlo.

Esta crisis está marcada por la ruptura del consenso entre los actores que
controlan o apoyan las decisiones políticas. La ruptura está ligada a la emergencia
de contradicciones entre los conservadores o “duros” y los reformistas o “blandos”.
La emergencia de estos conflictos resulta de una modificación en los cálculos y las
estrategias de un cierto número de actores, los cuales, en un momento
determinado deben juzgar si sus intereses pueden ser mejor conservados
manteniéndose el régimen autoritario o mediante una democratización.47

La crisis del régimen es un estado inestable, puesto en evidencia por la


inexistencia de equilibrio entre: demandas políticas, apoyos, procesos decisionales
y outputs o respuestas en el nivel de la relación estructuras de autoridad-
comunidad política. El equilibrio entre estos factores se rompe cuando las
múltiples fracturas existentes en la sociedad civil y que se transfieren a las
estructuras políticas a través de diversos actores, no logran ser conciliados en el
seno de las coaliciones dominantes y fundantes del régimen, propiciando su
fractura.48

Cuando hay una fractura de la coalición dominante que rompe el equilibrio relativo,
estamos frente a una crisis de régimen político, este hecho pone en peligro la
persistencia del régimen, ya que deja de ser estable. El desenlace de la crisis
puede retrasarse indefinidamente o incluso revertirse dependiendo del grado de
institucionalización del régimen.

A partir del movimiento del 68, comienza la movilización social y con ella, la
ruptura interna de la coalición, el partido requiere cohesión y legitimación, para ello
recurre a la apertura misma que comienza la liberalización política del régimen.

47
Cesar Cansino; Op. Cit. Página 34.
48
Leonardo Morlino; Op. Cit. Página 34.

36
Geraldina González de la Vega. México, 2000.

En los últimos 30 años, decisivos en la apertura pluralista de México, encontramos


que México vivió una transición democrática larga pero que camina hacia la
democracia, hecho que no necesariamente sucede en todos los casos.

La democracia mexicana comenzó con los resultados electorales primero de 1997


y después de 2000, pero aún no puede asegurarse una consolidación, pues al
régimen actual le hace falta todavía un consenso entre los actores políticos para
llegar a un acuerdo democrático, necesario para la consolidación. Por otra parte,
es necesaria la reestructuración o reforma del Estado, pues un régimen que
pretende deshacerse de los tintes autoritarios o semiautoritarios, requiere de una
modernización y modificación de las estructuras de gobierno.

La transición mexicana comenzada a partir de la apertura controlada de 1977, fue


un proceso largo gracias a la institucionalización de las estructuras políticas del
PRI, que aun desequilibradas se mantuvieron en el poder y permitieron una
transición lenta.

La transición mexicana debe ser vista desde los puntos de vista de desequilibrio y
adaptabilidad, así como de continuidad y cambio. El régimen mexicano sufrió
varios desequilibrios, pero logró adaptarse a las circunstancias y a consolidar el
régimen, los cambios sufridos fueron varios pero continuó su camino hasta que las
desavenencias internas y el cansancio popular llevaron a su fin.

De acuerdo con las modalidades de transición comentadas arriba49 podemos


concluir que la transición mexicana fue lograda mediante un proceso de
liberalización gradual y controlada, que tuvo las siguientes características:

1. De acuerdo a su dinámica o causas, la transición mexicana fue, como la llama


Huntington, la solución que prevalece, pues se percibió la respuesta común a
diferentes desafíos o problemas dentro del país (crisis económicas, sociales y
políticas).

49
Ver numeral 3.

37
Geraldina González de la Vega. México, 2000.

2. De acuerdo a sus modalidades, la transición mexicana fue directa, pues el


régimen autoritario fue estable y hasta que no logró satisfacer las necesidades
sociales, económicas y políticas, se optó un régimen democrático.
3. De acuerdo con su tipo, fue debido a la crisis del régimen político, dada la crisis
interna y externa que presentó el partido hegemónico.
4. Las características de la transición mexicana fueron con un mayor grado de
tensión o conflictividad política, principalmente durante los últimos años, donde
la oposición francamente adoptó un papel antisistema y se opuso ante la
mayoría de decisiones gubernamentales y optó por diversas formas de
movilización social, aunque no puede decirse que en su mayoría se registraron
movimientos violentos –a excepción del EZLN-, la movilización política y social
presionó de diversas formas. Fue una transición discontinua, debido a que el
régimen sufrió diversas “subidas y bajadas” siempre finalmente conseguía
legitimarse y continuar en el poder. La transición se concretó durante un largo
tiempo de lucha política.
5. De acuerdo con la dinámica o temporalidad, la transición mexicana puede ser
vista desde dos puntos de vista: por un lado que fue diferida, pues durante las
elecciones de 1988, la alternancia pudo haber sido conseguida y mediante
unas elecciones muy discutidas, el partido consiguió mantenerse en el poder y
legitimarse posteriormente; también, puede ser vista como una transición con
cadencia o ritmo, pues también puede pensarse que la velocidad fue apropiada
para conseguir por un lado una mayor inestabilidad del régimen y por otro, una
fuerza mayor en la oposición.
6. Su conclusión no puede ser aún comentada, pues si bien México consiguió una
alternancia partidista, el nuevo régimen aún no ha logrado el consenso con los
diversos actores políticos, como tampoco la indispensable reestructuración del
Estado mexicano, vía una revisión constitucional.

Los primeros comicios limpios y transparentes celebrados en México tuvieron


lugar en 1997, por lo que de acuerdo con la teoría puede decirse que México
comenzó a ser un país democrático. Mucho se ha discutido acerca de la crisis de
legitimidad del régimen durante el gobierno de Zedillo, y que por ello tuvo que

38
Geraldina González de la Vega. México, 2000.

respetar los resultados electorales de ese año, pero la realidad es que después de
la reforma electoral de 1996, que aún cuando no respetó la mayoría de los
acuerdos logrados con la oposición, dio lugar a instituciones confiables y a
elecciones limpias y transparentes que parecieron demostrar el respeto a la
voluntad popular y en un inminente desplazamiento de la coalición hegemónica.

El gobierno de Zedillo ya no logró ocultar el creciente multipartidismo, los reclamos


sociales, la deslegitimación del régimen y la ruptura que, junto con la presión
externa –Estados Unidos y la Comunidad Europea principalmente- llevaron a que
la democratización pasara de ser pura retórica a una apremiante realidad, que
México necesitaba y debía ser respetada.

La apertura al debate público y el derecho de participación fueron ampliamente


respetados, la participación de partidos opositores cada día fue mayor y culminó
con la alternancia en las elecciones de 2000, pero aún así con ello no puede
hablarse de una democracia consolidada pues en los últimos tres años de
gobierno no se han realizado las transformaciones que el Estado Mexicano
requiere para poderse llamar una verdadera democracia. Las calidades y
cualidades democráticas descritas a lo largo del

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