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> Luciano G.

Egido

• Agonizar en Salamanca. • Poder terrenal. Religión y política • Historia de la vida cotidiana en México.
Unamuno, julio–diciembre de 1936 en Europa: de la Revolución Francesa Siglo XX
> LUCianO G. EGiDO a la Primera Guerra Mundial > vaRiOS aUTORES
• Causas sagradas. Religión y política
• La fiesta vigilada en Europa: de la Primera Guerra Mundial • Zimbabwe
> anTOniO JOSÉ POnTE al terrorismo islamista > EDUaRDO PaDiLLa
> MiChaEL BURLEiGh
• Itinerario del intruso
o para qué me sirvió el cáncer
> JULiO DERBEZ

BIOGRAFÍA lo colma de sentido.1 Egido cuenta, y


cuenta muy bien, ese último acto en la

Los últimos días vida de Unamuno, en el cual será des-


tituido dos veces como rector vitalicio
de la Universidad de Salamanca: el 22

de Unamuno de agosto por la República, mediante


decreto firmado por el presidente Ma-
nuel Azaña, y el 14 de octubre por el
régimen sedicioso, que además lo hizo
Luciano G. Egido
Agonizar su admonición central –“vencer no es expulsar de la Universidad misma, del
en Salamanca. convencer”– y más célebre aun por la Ayuntamiento y del casino, adonde el
Unamuno,
julio–diciembre respuesta luciferina del general Millán viejo –se diría que Unamuno es el viejo
de 1936 Astray, que golpeaba la mesa con su por antonomasia– se presentó la tarde
Barcelona,
Tusquets, 2006, única mano hasta que pudo interrumpir del 12 de octubre y de donde lo echaron
296 pp. al filósofo y gritar “¡Muera la inteligen- sus aterrados contertulios.
cia! ¡Viva la muerte!”, el discurso de Hasta la víspera, Unamuno había
Unamuno es una frontera en el tiem- colaborado de manera pública y en-
po, el momento en que los académi- tusiasta con la rebelión. El filósofo
cos decimonónicos, de alguna manera abandonó horrorizado la causa de la
inocentes en su adicción erudita por República cuando la vio desvirtuada
La escena ocurrida en el para- Marx o por Nietzsche, se descubren por el Frente Popular, cuyas tropelías
ninfo de la Universidad de Salamanca, culpables y empiezan a vivir agónica- anticlericales le causaron un horror
ese 12 de octubre de 1936, cuando don mente, como diría el propio Unamuno. pánico originado, también, en el
Miguel de Unamuno dio al traste con Del paraninfo salió el autor del brazo vehemente antimarxismo del viejo,
la Fiesta de la Raza a la que había sido de Carmen Polo de Franco para morir y en su execración personalísima de
invitado en representación del gene- apenas ochenta y tantos días después, el la persona de Azaña, a quien llegó a
ralísimo Francisco Franco, es uno de 31 de diciembre. 1936 no fue cualquier recomendar el suicidio como acto pa-
los momentos emblemáticos del siglo año: se iniciaban la guerra en España y triótico. La Segunda República repre-
xx. Garrapateada en el reverso de una las purgas en Moscú. sentaba para Unamuno la anarquía de
carta que llevaba consigo y que le había Agonizar en Salamanca, del novelista las masas, el dominio de Bakunin, la
escrito la suplicante mujer de un pastor salamantino Luciano G. Egido, es un consumación del nihilismo que ex-
protestante por cuya vida no pudo in- libro que va camino de convertirse en la 1 Una primera edición de este espléndido libro apareció
terceder, la intervención de Unamuno obra clásica sobre la sorprendente ago- en 1986. No sé porqué los editores, en todas partes del
contiene y conjuga el drama entero de nía de Unamuno, su lucha, victoriosa mundo, se empeñan crecientemente en engañar a los
lectores, vendiendo como primicias libros que no lo son.
los intelectuales fascinados y repelidos al fin, por justificar toda su paradójica Como si la reedición no fuera en sí misma una recomen-
por la tiranía moderna. Famoso por filosofía en un gesto imborrable que dación de la obra...

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traviaba al español, el culmen de sus pudo ver, lo invadió la cólera. En la mismo yo sería liberal, cada vez más
dolores, una afrenta íntima. correspondencia cotidiana y a través liberal ¡Cómo iba yo a colaborar en la
En el motín africano del 17 de ju- de entrevistas personales, Unamuno doctrina fascista en España!” “Estoy
lio creyó ver Unamuno un pronuncia- expresa la repugnancia que le causa la solo como Croce en Italia”, le dice a
miento a la usanza de aquellos del siglo creciente represión en la retaguardia, otro. Pide al nuevo rector de Salaman-
xix que habían coloreado su infancia la furia antiintelectual de los falangis- ca que le mande un bedel en busca de
en el País Vasco. Pero se despertó bien tas y aquella sed de sangre que, en su los libros tomados en préstamo a la
rápido de su sueño don Miguel, tal cual testimonio, se mostraba con escánda- biblioteca universitaria. No los quiere
lo sugiere Egido, y se acicaló para reci- lo en las “vírgenes solteronas” que se devolver personalmente para no ex-
bir en la cara el golpe helado del nuevo presentaban, ganosas, a presenciar las ponerse al ridículo o ultraje de verse
siglo, de sus persecuciones y matanzas ejecuciones de republicanos, liberales, seguido en la calle por el policía que le
inverosímiles. Ya en abril de 1933, cier- masones, socialistas y comunistas. En han puesto en la puerta de su casa. A
tamente, Unamuno había predicho su esas fechas se entrevista el filósofo- un corresponsal le explica que “el gro-
propio destino con tanta clarividencia poeta con Franco, entonces pertrecha- sero catolicismo tradicionalista espa-
que no es dudoso suponer que le habría do en Salamanca, y le pide clemencia ñol apenas tiene nada de cristiano...”
echado una mano: “El que tenga fe en el para algunos inocentes. A tiempo se Se murió Unamuno mientras pla-
espíritu, es decir, en la libertad, aunque dio cuenta, él que había predicado la ticaba con un discípulo, y murió en
perezca también ahogándose en el tor- guerra civil de las conciencias y que por estado de perfección y por más que
bellino de la contrarrevolución, podrá ello se sentía mortalmente culpable, de su publicitada egolatría (o yoísmo)
sentir, en sus últimas boqueadas, que que la guerra de los nacionales no era hubiera soñado ese desenlace, nada,
salva en la historia su alma, que salva contra el bolchevismo, sino contra el sino esa intrahistoria a la que él se
su responsabilidad moral, que salva su liberalismo. confió, habría podido prefigurar un
conciencia. Su aparente derrota será Después del acto en el paraninfo, final tan noble.
su victoria.” los insultos contra Unamuno cambian Se pueden leer muchas cosas acerca
Con el nervio de las buenos libros de bando y son tantos y tan crueles de Unamuno, sobre el melodrama de la
breves, entre los que resalta Los últimos como los lanzados semanas atrás des- excepcionalidad ibérica, el trance del
días de Kant, de Thomas de Quincey, de el bando republicano. El fascista se católico que no se atrevió a ser protes-
como modelo de la biografía que se transforma en rojo y aquel que traía tante, sobre el desprecio contemplativo
ocupa de dilatar al máximo los meses, “la infección del medievo en su sangre de la ciencia y el quijotismo evangélico,
los días y las horas, Egido registra la mu- reaccionaria” se convierte, de un día la dudosa calidad liberal de su liberalis-
danza en el paisaje del alma de Unamu- para otro –y vaya día–, en la personifi- mo y sobre su equívoco lugar, primero
no. En agosto, en carta a un amigo belga, cación del encubierto y del encubridor, en la izquierda y luego en la derecha.
el escritor se acusa filosóficamente de del hipócrita y del falso amigo, “el pseu- Pero nadie, ninguno de los intelectua-
aquello que había criticado desde la pri- dointelectual liberal masónico”. Los fa- les que atravesaron los años treinta del
mera página de El sentimiento trágico de la langistas llamaron a despojar al ancia- siglo xx, llegó tan puntualmente a la
vida en los hombres y en los pueblos (1913), de no de su propia filosofía. José Antonio cita y ningún otro hizo tan bien lo que
haber deseado “salvar a la humanidad Primo de Rivera, el hijo del dictador tenía que hacer como Unamuno. Ya
sin conocer al hombre”. que Unamuno había combatido en los se escribirá su gran biografía, esa que
Mientras el autor bendecía pública- años veinte, consideraba como propio y siempre nos hace falta para poner a
mente a Franco –quien, a diferencia del nutricio el pensamiento de Unamuno. juicio el sentimentalismo y la retórica
general Emilio Mola, le fue simpático El mérito de Egido, en Agonizar en obsequiosa que su figura atrae y culti-
hasta el fin–, la prensa republicana fue Salamanca, no es tanto la reconstruc- va. Mientras llega ese libro, Agonizar
pasando del azoro a la indignación y ción de los hechos, sino la puesta en en Salamanca, de Luciano G. Egido, es
el 21 de agosto un antiguo amigo suyo, escena del drama que se desenvolvía una respetuosa estela en su memoria.
el escritor soviético Ilya Ehrenburg, en la mente del escritor vasco durante Muerto Unamuno, dijo José Ortega y
lo maldecía en un artículo que dio la los días posteriores al 12 de octubre. Gasset en su nota necrológica, se im-
vuelta al mundo. Pero junto a las abomi- “Yo soy liberal; yo no puedo combatir puso en España un silencio atroz. El
naciones públicas empezó a trabajar la al liberalismo; yo no puedo cambiar mi mismo silencio que cubriría Europa,
conciencia, la mala conciencia, de Una- liberalismo por ninguna de las zaran- de este a oeste, durante los años que
muno, que a diferencia de otros tantos dajas de ahora –le dice a un amigo fa- siguieron. Podría decirse que aquel
intelectuales comprometidos (los hunos langista–; me acongoja el porvenir de silencio comenzó tan pronto como ca-
y los hotros dirá él mismo, refiriéndose la inteligencia entre nosotros. Aunque llaron a Unamuno en Salamanca. ~
a los marxistas y a los fascistas) se fue el mundo entero se orientase a favor – Christopher
quitando la venda de los ojos y, cuando de los regímenes antiliberales, por eso INICIO Domínguez Michael

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Libros
quedan, las ruinas habaneras, la diaria querido ver en él, erráticamente, a un
LITERATURA desgracia de soportar al tirano. Aunque autor casi centroeuropeo (como si fuera
La fina resistencia ajena al emblemático barroquismo de
la tradición cubana, su obra sólo puede
imposible encontrar un temperamento
templado de este lado del océano). Lo
ser leída en relación con la isla: está en cierto es que Ponte, su prosa, no resiste
Antonio José Ponte
La fiesta vigilada tensión con toda ella. el abuso de sol y ruido y juerga. Ante el
Barcelona, La fina resistencia. Si un libro de escándalo tropical opta, regularmente,
Anagrama, 2007,
239 pp. Ponte ilustra impecablemente este oxí- por el encierro y la contemplación, casi
moron, ése es La fiesta vigilada. A caballo pasiva, de los espacios. Sus cuentos, que
entre la narrativa, el ensayo y la confe- reflexionan repetidamente sobre la ar-
sión, esta obra es, acaso, su temprana quitectura de La Habana, suelen ocurrir
summa. No supone un viraje sino una a la sombra, en una barbería, el vagón de
vuelta, refinada, a sus temas habituales. un tren o el baño de un aeropuerto.
Cuatro apartados y cuatro asuntos: la (La templanza de Ponte se ha apun-
incómoda existencia de los escritores en tado recientemente otro tanto. Mientras
Cuba, ya revisada en El libro perdido de los el mundo besa solícitamente el trasero
“En cuanto al ‘comandan- origenistas; la extinción de la fiesta en la de García Márquez, Ponte resiste con
te Fidel’, el señor don Castro, eléve- isla; las ruinas de La Habana, presentes tesón. Alguna vez, en una entrevista,
se simplemente a la décima potencia también en sus relatos de Cuentos de todas señaló lo obvio: basta leer en paralelo
a Machado, el ‘burro con garras’ que partes del imperio y Corazón de Skitalietz; y la Cien años de soledad y Pedro Páramo para
dijo Mella, y ahí lo tienen, ahí tienen al policía comunista. Todo, sobra decirlo, ver de qué lado descansa la literatura.
tirano de los tiranos en este continentu- referido grácilmente. No extraña: García Márquez ofende a
cho de tiranos, al máximo criminal, el Afirmaba Severo Sarduy que su aquellos que procuran la sombra.)
energúmeno, el granuja, el carcelero, el obra no era otra cosa que una “inscrip- Debemos al temperamento de Ponte
cancerbero”, escribió alguna vez Fer- ción de su paso por la Era Lezama”. Si un retrato impasible, casi mecánico, de
nando Vallejo. uno atiende la prosa de Ponte, esa era ha Cuba. Como no participa del carnaval,
De esta furia tiranicida está despro- expirado. Nada queda del delirio verbal tampoco registra aquellos gestos y ri-
vista la obra del cubano Antonio José de José Lezama Lima en su estilo ni, sas que otros utilizan para justificar la
Ponte. Aunque disidente, el hombre para ser estrictos, en el de otros autores dictadura. Imposible decir después de
no desespera ni compone rabiosos pan- cubanos contemporáneos (José Manuel leerlo: viven oprimidos, sí, pero cuánto
fletos contra el déspota. Pese a haber Prieto, Rolando Sánchez Mejías, Pedro se divierten. Demasiado lúcido como
vivido hasta hace apenas unos meses Juan Gutiérrez). La celebrada voluptuo- para distraerse con la falsa fiesta, Ponte
en La Habana, no delira ni asesta gol- sidad de la cultura cubana –que llenó retrata a la dictadura como lo que es: una
pes distraídamente. Por el contrario: de penes la obra de Arenas y de risas dictadura. Lo mismo en sus cuentos que
quienes lo han leído suelen destacar, la de Guillermo Cabrera Infante– ha en La fiesta vigilada, el régimen aparece re-
casi sin falta, su contención y elegancia. devenido, en Ponte, una desencantada ducido a su esencia tiránica, sin su rebaba
Lo mismo en la novela que el ensayo, lucidez. El hombre no canta ni, cosa tropical. Una dictadura –insinúa Ponte,
la poesía o el relato, Ponte (Matanzas, rara, despotrica. Antes que denunciar, también resistente a la metáfora– es una
1964) es un mesurado: escribe una prosa documenta la lenta, desesperante ero- dictadura es una dictadura. Al proceder
templadísima, como si su celda no fuera sión del régimen. Más que un sedicioso, de este modo se desmarca de aquella tra-
un infierno sin aire acondicionado. es un agonista. Por ello, para atisbar dición cubana que Rafael Rojas estudió
Lo contrario es mentira: aunque re- las ruinas, es tal vez que permaneció en Un banquete canónico, afanada en des-
servado, Ponte no claudica. Sin recurrir en la isla cuando sus colegas huían. cubrir lo específicamente cubano. Ponte
a la estridencia de un Reinaldo Arenas, También por ello es que ordena y con- marcha en sentido contrario: revela lo
se opone con firmeza al régimen. Es un serva celosamente, en El libro perdido de que hay de universalmente atroz en la
disidente atípico: sin escándalo y, hasta los origenistas, los despojos de la propia experiencia cubana.
hace unos meses, también sin visa. Den- Era Lezama. Construir tópicos, imágenes, eso su-
tro de la isla Ponte resistía: no a gritos ni Hablar de un estilo es hablar de un gería Baudelaire. Ponte parece obedecer
construyendo, con su obra, una realidad temperamento. El de Ponte sorpren- esta sentencia. Para criticar al régimen
otra. Escribiendo, sencillamente. Finos de porque, aun expuesto al candente no se vale de la jerga de las ciencias so-
poemas y relatos y ensayos. Todos ata- sol del malecón, no es típicamente ciales ni extrema, como los barrocos, el
dos a la desvencijada situación cubana. caribeño. Al menos mientras escribe, lenguaje con el fin de saturar y superar
Casi todos fijos en un puñado de temas: Ponte no baila sones ni factura páginas la lengua oficiosa. Persigue más bien
los cubanos que se exilian y los que se atestadas de luz. Algunos críticos han imágenes, construye alegorías capaces

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de decir la realidad cubana. Una de bras de la propia Sontag, “la forma más de la difícil relación médico-paciente.
ellas es común a toda su generación: los sana de estar enfermo”. Su poder de persuasión permitió que
viajes estudiantiles a Rusia y demás paí- La salud debe dejar de verse como sus oncólogos se mostraran dispuestos
ses comunistas. Otra imagen es ya sólo un espacio ajeno a la cultura de una so- a incursionar en los poco conocidos
suya y es acaso el elemento distintivo de ciedad. De hecho, es un tema central de dominios de la medicina hiperbárica.
su obra: las ruinas. Los cascados restos esa cultura, en tanto que ofrece marcos Su serena compañía hizo posible que
de La Habana vieja. Los escombros de explicativos para entender la experien- muchas de las más trascendentes deci-
la utopía socialista. Los despojos, aún cia humana desde el nacimiento hasta siones relacionadas con su tratamiento
con vida, del exhausto tirano. Todo esto la muerte. Por ello, es tan sólo natural se tomaran disfrutando del entorno,
coincide en la obra de Antonio José el interés que ha tenido la Secretaría de más humano, de Tepoztlán. Sus agudos
Ponte. Todo advierte: este régimen, Salud en abrazar un proyecto como el comentarios vencieron la resistencia de
como las ruinas, fue ya vencido y sin de los “Cuadernos de Quirón”, una co- sus distintos médicos para consultar con
embargo persiste. Apenas. ~ lección de libros pensada como punto sus colegas en momentos de duda.
INICIO – raFael lemus de encuentro de voces tradicionalmen- Con su carisma, Derbez liberó a
te confinadas a su propio ámbito: la voz los médicos de sus almidonadas batas
del médico y la del enfermo. blancas y, casi en una reversión de pape-
SALUD El Itinerario del intruso de Derbez les, los movió a utilizar toda su calidad
Quirón en Chimalistac cuenta la historia del notable desarrollo
positivo de la enfermedad del autor. El
humana para ayudarlo en aquel difícil
trance. Y al hacerlo, quién iba a decirlo,
cáncer pulmonar de células no peque- los médicos ampliaron sorprendente-
Julio Derbez
Itinerario ñas tiene, en la mayoría de los casos, una mente las posibilidades de curación de
del intruso evolución muy agresiva. Y hoy, más de su paciente.
o para qué me
sirvió el cáncer un año después de que se le diagnosti- Así, gracias al Itinerario del intruso, ve-
México, Turner/ cara esa dolencia, el autor de este relato mos al director de una conocida clínica
Ortega y Ortiz,
col. Cuadernos no sólo está entre nosotros, sino que del sur de la ciudad de México cerran-
de Quirón, se ha reincorporado plenamente a sus do las cortinas del cuarto de Derbez
2006, 145 pp.
actividades como periodista, y vuelve para hacerle saber a las enfermeras que
a nadar con vigor y aspecto renovados lo atendían, con ese simple gesto, que
en las agitadas aguas de la vida política ese paciente merecía –como todos– el
y cultural mexicana. mejor de los cuidados. Somos testigos
Es posible adelantar una respuesta de cómo el cirujano, él mismo convale-
En La enfermedad como metá- parcial y arriesgada a la pregunta sobre ciente de una cirugía, atraviesa el peor
fora, Susan Sontag dice: las razones de una curación exitosa: de los tráficos para hacerle una consulta
buena parte de la diferencia radica en domiciliaria, un evento en extinción
Toda persona que nace tiene doble la personalidad del propio Derbez. en esta ciudad imposible. Escuchamos
ciudadanía, en el reino de los sa- No cabe duda de que el paciente a una conocida radioterapeuta –“dura
nos y en el reino de los enfermos. recibió una excelente atención médica y científica de suave corazón”– transmi-
Aunque todos preferimos usar so- que los avances recientes de la tecnolo- tirle a Derbez su tristeza porque a es-
lamente el pasaporte bueno, tarde o gía, en especial el gamma knife, obraron, tos especialistas, tan importantes en el
temprano cada uno de nosotros está literalmente, milagros. Pero hubo aquí proceso de atención, suelen olvidarlos
obligado, al menos por un episodio, otro ingrediente que le permitió a Der- sus pacientes. Y vemos a uno de los
a identificarse como ciudadano de bez dejar de ser un caso más, como tanto más afamados oncólogos de este país
ese otro lugar. le insistió su amigo Juan Pablo Méndez, prometerle a Derbez una visita en un
para convertirse en el personaje central hospital que no es el suyo, violando con
Itinerario del intruso o para qué me sirvió el de una historia de excepción. ello una de las reglas no escritas de la
cáncer de Julio Derbez es la crónica per- Ese ingrediente clave fue una mez- feroz competencia entre los médicos.
sonalísima de una naturalización forza- cla de rasgos de personalidad que hicie- ¿Quién puede presumir, a principios
da hacia la segunda ciudadanía; de la ron del autor de este libro conmovedor del siglo xxi, en la ciudad más transita-
forma valerosa en que el autor supo asu- un motivo de interés, preocupación y da del planeta, que tiene a sus médicos a
mir su nueva identidad como enfermo cariño por parte de todos los que lo su alcance, incluso al pie de su cama?
sin perder jamás su pertenencia vital al trataron, convirtiendo lo que prometía No se trata de restarle méritos a los
reino de los sanos. Es esa fortaleza –no ser una buena atención en una atención doctores que atendieron a Derbez. Por
sólo física sino ante todo emocional– la médica también excepcional. Su don de el contrario, hay que suponer que, des-
que permite a Derbez adoptar, en pala- gentes rompió, una y otra vez, el hielo de que los conoció, identificó en ellos

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Libros
las habilidades y el carácter necesarios sino más bien en la capacidad de repo- hoy bien conocido: la ambición política
para conjurar su terrible enfermedad. nerse a ellas buscando las lecciones que en sotana, y el coqueteo político de la
Sin embargo, después de leer este libro nos permitan salir adelante, enriqueci- religión.
no se puede sino concluir que todos dos. Éste es el significado profundo del Pasados los siglos y milenios, estos
sucumbieron al encanto de un enfermo subtítulo del libro: “Para qué me sirvió quebrantos desempeñan todavía un
que, después de librar la batalla más el cáncer.” En lo mucho que Julio Der- papel decisivo en la manera como en-
dura de su vida, se despierta cantando a bez ha aprendido nos ha enriquecido a tendemos la historia: tras el septiembre
José Alfredo, y caer en la cuenta de que todos: se ha levantado ocho veces. ~ neoyorquino siguen retumbando en la
fue ese espíritu inteligente y lúdico lo – Julio FrenK conciencia planetaria las aleyas del Co-
que potenció el proceso de curación. y oCtaVio gÓmez DantÉs rán, con todas sus repercusiones en los
El Itinerario del intruso no pudo ha- INICIO espectros político, social y académico.
berse escrito en mejor momento. La En esta coyuntura, el profesor Michael
necesidad de la calidez en la atención HISTORIA EUROPEA Burleigh ha estudiado los sucesivos
médica es un fantasma que recorre los
pasillos de todos nuestros centros de
Más es menos amasiatos y divorcios de la política y las
confesiones cristianas durante los últi-
salud. Este libro nos muestra, en una mos dos siglos. En Poder terrenal inquiere
situación particularmente dramática, lo Michael Burleigh la religiosidad civil decimonónica, que
importante de esta apuesta. Nosotros Poder terrenal. se espesa sobre todo en los mitos y mo-
Religión y polí-
nos quedamos, entre otras, con esta tica en Europa: numentos del Estado-nación.
lección: la calidez en la relación mé- de la Revolución Religión y política son vasos comu-
Francesa a la
dico-paciente fluye en una calle de dos Primera Guerra nicantes, qué duda cabe. Pero Burleigh
sentidos que puede llevarnos a destinos Mundial va más allá al destacar cómo las políticas
México, Taurus,
inimaginables. Las recompensas para 2006, 600 pp. europeas radicales se han transformado
los proveedores de servicios de salud en silabarios religiosos, y cómo diversas
pueden ser enormes, como bien lo se- formas religiosas del cristianismo se han
ñala Anatole Broyard en el ensayo “El escrito en alfabetos políticos. A caballo
paciente examina al doctor”: entre la historia de las ideologías euro-
Id peas más nefandas y las principales con-
Al aprender a hablar con sus pacien- Causas sagra- cepciones cristianas, Poder terrenal rastrea
das. Religión
tes, el médico puede recuperar el y política en el concepto comunidad sentimental: donde
amor por su trabajo. Tiene poco que Europa: de la haya “una comunidad sentimental en la
Primera Guerra
perder y todo por ganar al dejar entrar Mundial al terro- que la resonancia emotiva [sea] la nor-
a la persona enferma en su corazón. rismo islamista ma” (p.15), allí habrá un foco religioso, y
México, Taurus,
Si lo hace, puede llegar a compartir, 2007, 640 pp. por tanto, una pulsión política.
como pocos otros lo hacen, las ma- Según Burleigh, todo esfuerzo por
ravillas, los terrores y las emociones extirpar la religiosidad –sea un instin-
que se encuentran en los límites del to individual, sea la amalgama sen-
ser. (Intoxicated by my Illness.) timental de la sociedad– es un mero
ejercicio de sustitución. Los intentos
Julio Derbez cierra un triángulo de ri- PODER TERRENAL históricos por desterrar la religión
queza comunicativa integrando a los En el epicentro de una sociedad demo- de la vida pública desembocan en la
lectores en la conversación, lo que sin crática se acusó de impiedad religiosa paradoja de convertirse ellos mismos
duda es también un acto terapéutico. El a Anaxágoras, Sócrates y Aristóteles en dogma y observancia, incluso si su
agudo observador de la realidad mexi- porque sus doctrinas se oponían a las atmósfera natural fuera el ateísmo. Así,
cana se observa a sí mismo y enriquece creencias de la mitología oficial. Pericles los empeños por despojar a los pueblos
de esa manera su propia vida. salvó a Anaxágoras del cadalso, Sócra- europeos de sus creencias religiosas han
Mariana Frenk-Westheim –abuela tes apuró la mortífera cicuta, y Aristóte- hecho proliferar los sucedáneos civiles:
de uno de los que esto escriben– vivió les se exiló para impedir a los atenienses jacobinismos, fascismos.
hasta los ciento seis años. Cuando se le un nuevo crimen contra la filosofía. Por Burleigh muestra el desarrollo de
preguntaba sobre la razón de su longevi- una confusión entre política y religión, las “religiones políticas o seculares”,
dad, ella respondía con un dicho budista: los gobernantes desestimaron apologías cuyo arco se extiende desde Tomasso
“Si caigo siete veces, ocho veces me le- y argumentos. Y en carne propia, fue- Campanella –quien acuñara la expre-
vanto.” Para Mariana, la clave de la vida ron los filósofos quienes padecieron las sión– hasta Eric Voegelin –quien la
no radica en la ausencia de adversidades, primeras emboscadas de este galimatías popularizara.

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El dilatado siglo que se prolonga tral; al segundo, en cambio, le falta su sea nacionalista europeo (iRa, ETa), sea
entre la Revolución Francesa y la Pri- columna vertebral. Collage de anécdotas, del fanatismo islámico. El tono híbri-
mera Guerra Mundial hundió sus raíces rimero de opiniones blandas, poso de do entre un academicismo vago y un
en las aguas del protestantismo cultu- lugares comunes, la exuberante infor- periodismo de sensación se mantiene
ral y recibió las tormentas ácidas de la mación de Causas sagradas desafía más incólume, es decir, la lectura resulta
industrialización. Como los filósofos los archivos electrónicos de Wikipedia interesante, en el sentido más laxo de la
acusados en la antigua Grecia, también que una lectura inteligente o, al menos, palabra. Antes de concluir se plantea
la modernidad libró una batalla inte- exigente. Aunque ya al inicio prometa una serie de preguntas abiertas para el
lectual en el campo políticorreligioso. revisar “la politización de la religión” y futuro de Europa, el albergue de quince
Burleigh da cuenta tanto de la secula- “la sacralización de la política” (p.18), el millones de musulmanes (el tres por
rización europea posterior a la Revolu- autor sencillamente se ocupa de amasar ciento de la población), suficiente para
ción Francesa como de las mitologías todos los momentos en que religión y que reciba el mote de Eurabia.
civiles sustitutivas de los credos católico política se (des)encontraron los últimos Los filósofos griegos fueron los pri-
y ortodoxo: la parafernalia jacobina, los noventa años… cristeros incluidos. meros en sufrir los embates de la con-
mesianismos políticos, los altares pa- Después de varios cientos de pági- fusión politicorreligiosa, viva incluso
trios, el socialismo utópico, la anarquía nas, el estilo pauljohnsonesco se torna en nuestras épocas a pesar del extraña-
violenta, y otras expresiones que a lo lar- monocorde. Si bien esto conlleva una miento constitucional entre la Iglesia y el
go del xix forjaron o blindaron, según lectura veloz, el campechanismo del his- Estado en tantos países. Valdrá acaso la
el caso, “comunidades sentimentales”, toriador llega a irritar, como cuando con pena fijar de nuevo la atención en Fran-
salvo los breves respiros espirituales de rigor desajustadamente académico –eso cia, la nación primogénita de la Iglesia
la Restauración y el Romanticismo. pretenden las innumerables anotacio- y la primera en apostatar, ante todo en
Poder terrenal se antoja menos de plu- nes y referencias bibliográficas– califica el candidato presidencial que ha fanta-
ma anglosajona que de una continental. a Primo de Rivera de “dirigente playboy” seado un nuevo maridaje entre el trono
Si bien su arquitectura es sólida, molesta (p.177) o nos cuenta que a propósito de los y el altar, so presión de la media luna. Lo
al lector descubrir la infraestructura des- ataques al World Trade Center estuvo 36 ho- cierto es que en los días del preocupante
nuda de la investigación, mal disimula- ras continuas frente al televisor (p.529). terrorismo –esa confusión política, reli-
da. Por ello resultan innecesariamente Viene entonces al dedillo el oxímoron de giosa, mental… vital–, un ciudadano no
exuberantes muchas de sus páginas. La Mies “Menos es más”, en cuanto menos puede prever si su muerte será inocente
erudición de Burleigh reluce en el ma- desenfado y menos digresiones habrían y socrática, si logrará escapar oportuna,
nejo de los grandes temas e incluso en las pulimentado el trabajo. aristotélicamente, o si la períclea reac-
ilustraciones, ora cotidianas y actuales, Autor de varios libros sobre la Ale- ción policiaca le salvará el pellejo. ~
ora cultas y refinadas, pero es también mania nazi, no sorprende que Burleigh INICIO
– EnriQue G De la G
un caballo desbocado que lo deja a uno dedique la primera mitad de éste al mis-
molido. La inserción de biografías, la mo tema. Pero sí sorprende que otorgue
recensión de tratados o textos literarios pocas páginas al proyecto prometido de HISTORIA
y la multiplicación de pequeños rela-
tos ahogan aquí y allá los argumentos.
mostrar la deificación del Estado nacio-
nalsocialista (lo cual había ensayado ya
Bitácora del pasado
Donde uno querría encontrar motivos, el en The Third Reich: A New History, 2001),
Varios autores
autor acumula anécdotas –se sabe de an- y prefiera analizar por extenso las críticas Historia de la
temano que un libro de carácter general de las iglesias a la barbarie hitleriana y vida cotidiana
en México.
como éste es sólo un otero, pero aún así a los antisemitismos nazi, de Vichy y Siglo XX
fastidia atisbar una jungla de ejemplos en otros más al este. Entre las complicadas tomo V, II VV.,
coord. Aurelio
lugar de una llanura discursiva. marañas decimonónicas había hecho de los Reyes,
descollar ya la figura de León xiii, y ahora México, FCE/
El Colegio de
CAUSAS SAGRADAS se torna un cuasi apologeta de Pío xii y México, 2006.
Si Poder terrenal revela una malhadada de los bríos vaticanos contra el nazismo
cojera, Burleigh se desnorta en Causas sa- y el estalinismo. Esta aproximación al
gradas hasta romper el proyecto original: pontífice Pacelli y su tiempo resulta lla-
exhibe más su capacidad investigadora, mativa, pues el agnosticismo confeso del
compiladora y descriptiva, y menos la británico Burleigh no le impide ocultar Historia solía ser la de
agudeza de su ingenio o la fuerza de su sus simpatías por la Iglesia Católica. lo escaso; por ejemplo, un héroe.
imaginación. A pesar del desacierto de La otra mitad del texto versa sobre Hoy hay que narrar el pasado de lo
multiplicar ad infinitum las historietas, el la Guerra Fría y la caída del marxismo, cotidiano; por decir, un beso. La
primer volumen defiende una tesis cen- la época del 68 y sobre el terrorismo, colección Historia de la vida cotidiana en

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libros
México, dirigida por Pilar Gonzalbo, manera de capturar la vida cotidiana (Valentina Torres-Septién). Unos temas
comenzó a la alta en el 2004 con un del México del siglo xx: una historia se repiten (moralidad, diversiones, fa-
excelente tomo, coordinado por Pablo que incluya lo visual (fotografía, cine, milia), y otros faltan: ¿México cotidiano
Escalante, sobre el período prehispá- historietas, grabados), lo textual (lite- en el siglo xx sin deporte, sin la tele, sin
nico. En el 2006 vio la luz el tomo v, ratura y toda clase de fuentes escritas), las palabrotas de la calle ni las palabritas
Siglo xx, publicado en dos volúmenes, el movimiento (el ir y venir, el hacer de un bolero?
ambos coordinados por Aurelio de y quehacer comunes) y, finalmente, el No obstante, en conjunto, es un
los Reyes. sonido, innato al xx, siglo de la radio, tomo sin duda valioso y de lectura
Es doble el reto de escribir la his- la televisión, los acetatos y el cine. necesaria. Debe ser arduo mantener
toria de la vida cotidiana: dar razón De un guión así, en el mejor de los la vara alta en estas multitudinarias
de lo que deja poca huella, y hacer casos, resultaría una historia en movi- empresas editoriales, y es mezquino
sentir la cotidianidad del pasado en el miento, plena de ecos y reminiscencias. que este lector afirme que el tomo v
presente. En lo que hace a la búsqueda Los novelistas, ya sabemos, lo logran. es más desigual que otros de la misma
de fuentes, el tomo v es afortunando: Los cineastas también. Inclusive los colección. Pero si ya lo dije, a cambio
periódicos y revistas constituyen su poetas: recuerdo el romance de Agustín de mi mezquindad dejo estas reco-
principal abrevadero, pero también de Foxá, franquista del segundo día, en mendaciones.
presenta imágenes, textos poco cono- el cual un hecho histórico importante El volumen uno, “Campo y Ciu-
cidos, sonidos difíciles de encontrar, –la ambigüedad popular ante la enfer- dad”, incluye varios ensayos sobre la
historias orales y publicaciones popu- medad de Alfonso xii– es contado en ciudad de México y algunas excursio-
lares poco estudiadas. Sin embargo, la su cotidianidad, con imágenes, sonido, nes interesantes a Veracruz y lugares
historia de lo cotidiano también tiene olores, guión y movimiento, así, como poco socorridos por el historiador: el
que lograr, literal, una puesta en esce- lo querría el historiador Aurelio de los valle de Toluca o regiones de Nuevo
na, así tal cual una toma cinematográ- Reyes: León. También se presentan temas
fica de época, en la cual un teléfono o innovadores: la niñez, la violencia
una solapa no delaten anacronismos. Con plebeyez de tortilla doméstica, la lucha por la tierra vista
Aurelio de los Reyes es un lúcido his- olor de pescado frito a través de la memoria local. Particu-
toriador del cine y con atino propone faroles de gas borrachos larmente interesante es el ensayo sobre
al lenguaje cinematográfico como la y el manzanares podrido, la vida campesina en las tropas zapa-
el rey venía tosiendo tistas; un trabajo que hace estupendo
tuberculoso, amarillo, uso del valioso archivo de la palabra
a muerto oliendo sus manos que hace décadas fue elaborado por el
y a naftalina el vestido. inah. El autor, Felipe Arturo Ávila,
“¿Dónde vas, Alfonso xii?” teje sus preocupaciones académicas a
cantan en rueda los niños la voz viva de los actores históricos y
“en un Escorial de rocas dibuja así la cotidianidad de la familia
tengo una alcoba de cirios” y la religión, la vida en los campamen-
(Romance de Alfonso xii, 1931). tos con el fantasma de la muerte a flor
de piel. A su vez, la vida cotidiana
Es a esta instantaneidad, a un tiempo obrera aparece analizada con lucidez
mundana y trascendente, a la que as- por María Aparecida de Souza Lopes
pira la historia de lo cotidiano. Nada en un ensayo sobre la ciudad de Chi-
fácil. huahua. Éste es uno de los trabajos
No debe, pues, sorprender el resul- mejor investigados del tomo v, el lec-
tado variopinto de los veinte ensayos tor aprende cuántos obreros y obre-
del tomo v. Algunos logran su objetivo, ras, en qué industria, los salarios, los
otros no. Algunos son buenos resúme- productos, la organización y disciplina
nes de la historiografía reciente. Otros industrial, así como el acceso al espacio
entregan nueva información, citas y privado de la creciente clase obrera de
datos muy reveladores o simplemente la ciudad. Por su parte, Roberto Hor-
lindos. Y otros realmente hacen sentir nelas entrega una necesaria incursión
en este lector la cotidianidad, por ejem- en los orígenes de la radio en México
plo, de una vida vista a través de fotos y (entre 1900 y 1930), la cual incluye la
publicaciones de las asociaciones cató- historia de la tecnología, el lenguaje, la
licas femeninas de la ciudad de México publicidad, la vida familiar alrededor

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de la radio y los negocios propios de producidas por la fábrica de cigarrillos valiosos estudios de John Mraz sobre
este artefacto: el actor primordial de la El Buen Tono y la historieta Mamerto Nacho López y los hermanos Mayo,
vida cotidiana en la primera mitad del y sus conocencias. Además de que estas sobre todo porque la autora tuvo ac-
siglo xx. Una investigación sólida y un fuentes merecían historia, la autora ceso a la obra de Juan Gómez (Hans
tema importante que hubiera mereci- (Thelma Camacho Morfín) examina las Gutman): un fotógrafo que logró
do, por ejemplo, otro ensayo dedicado ramificaciones en los papeles sexuales, imágenes invaluables de la ciudad
a la música popular. Pero ni Agustín en la moral familiar y en la formación de México, sólo comparables a las de
Lara alcanzó una mención en todo el de espacios privados. Desafortunada- López y a las de la estadounidense
tomo v, él que inició a generaciones en mente, éste es el único ensayo del tomo Helen Levitt –cuyo estudio y revalo-
la glosa para hablar de y desde la calle, v que roza el humor. La risa, estemos ración debemos a James Oles. Marce-
la alcoba y el burdel. seguro, fue tan cotidiana como la co- la González Cruz Manjarrez es adusta
También en el primer volumen, Ce- prolalia del campo y la ciudad. Pero es en el análisis, pero elocuente en la
cilia Greaves revisa los libros de texto en normal: no obstante Luis González y selección de imágenes; ellas hablan
lenguas indígenas. Un aproximación Edmundo O’Gorman, la solemnidad que da gusto.
más bien descriptiva, pero un tema que puede mucho en el mexicano oficio de El volumen dos remata con un
con el tiempo puede complementar la historiar. ensayo de Aurelio de los Reyes sobre
densa historia de la mestizofilia mexica- Alberto del Castillo revisa las imá- la disfunción social y la moral en el
na con la historia del multiculturalismo genes de la niñez en la ciudad de Méxi- México posrevolucionario a la luz de
post 1990. Asimismo, Soledad Gonzá- co a principios del siglo xx. A través algunos casos de mujeres asesinas y
lez Montes presenta un estudio históri- de la publicidad, el fotoperiodismo de la historia del cine. En los dimes y
co y etnográfico de la violencia domés- investigación –los Jacob Rïis mexica- diretes alrededor de esposas o amantes
tica en Xalatlaco, Estado de México. nos–, algunas fotos del conocido fotó- asesinas, los roles sociales femeninos
Encomiable: si de la vida cotidiana se grafo C.B. Waite y la nota roja, el autor y masculinos se revelan con claridad
trataba, y en México, el tema tenía que construye una ventana poco usual para inusitada, y de ahí el autor saca ruti-
ser incluido, la investigación de Gon- ver ese otro habitante por antonomasia nas sociales duraderas sobre el honor
zález Montes muestra cómo la trans- de la cotidianidad: el niño, la niña. masculino, la maternidad, la familia y
formación de las costumbres conlleva Otros ensayos analizan la cultura ma- la clasemediez; rutinas de la realidad
formas indeseadas de la traída y llevada terial en la publicidad del siglo xx y la que el autor luego pasa por el tamiz de
resistencia popular: nada de gemeinschaft introducción de los electrodomésticos la ficción de Santa (1932), Allá en el ran-
solidaria y unida contra el capitalismo, en el hogar mexicano. La aspiradora cho grande (1936), México de mis recuerdos
sino hombres desempleados y pobres Hoover y armatostes similares –han (1943), Distinto amanecer (1947) o Doña
que se aferran a sus privilegios mascu- propuesto estudios de la historia es- perfecta (1950), entre otras. Ser mujer
linos ante la lucha por la supervivencia tadounidense– liberaron a la mujer y u hombre en el México del siglo xx
de las mujeres. constituyen uno de los factores para aparece, así, como un guión ya escrito
Lástima que aunque el tomo de- entender la epidemia de problemas y en lenta transformación. El autor es
dique varios ensayos a la disección de cardiacos que, a partir de 1950, ataca parco en referencias a la historiografía
los roles femeninos y masculinos, se a las gringas. En su ensayo sobre el sobre los temas que trata, pero genero-
dejó fuera a las sexualidades subver- tema, Álvaro Matute Aguirre, a par- so en anécdotas y vivacidad. Y sí: las
sivas, cotidianas como una mirada y tir de unas reveladoras imágenes de rutinas que revela parecen duraderas,
un abrazo, y para cuyo análisis abun- la película Una familia de tantas (1948), e inclusive parecería que hoy, en un
dan fuentes historiográficas, literarias, muestra que en el caso mexicano no descuido de la pasión o la conciencia,
gráficas e inclusive sonoras. Tengo hubo tal liberación. Para la década de podríamos acabar en Sara García o
para mí que los mexicanos perdemos 1970, sabemos, la epidemia cardiaca, Fernando Soler. Un ensayo lleno de
cotidianidad sin los secretos a voces y la libertad, afectaba más a las mu- eso, de vida, de cotidianidad.
que van desde la prensa porfiriana so- jeres emigrantes, pero sólo en parte a Más allá de las ausencias, repeti-
bre los 41, o desde los desmelenes de la mujer trabajadora en México. Una ciones y desequilibrios, no son pocos
Salvador Novo, Porfirio Barba Jacob historia cotidiana que merece lectura los méritos del tomo v. Será de uso
y Elías Nandino, hasta la popularidad y seguimiento. frecuente para escribir y enseñar his-
de Juan Gabriel. El volumen dos incluye también toria. Más importante: tiene lo suyo
El volumen dos muestra un mundo un interesantísimo ensayo sobre las para habitar la cotidianidad del lector
de imágenes ricas en cotidianidad en imágenes del fotoperiodismo en la sin cuaderno de notas. ¿Mejor destino
las cuales coexisten lo mundano y lo ciudad de México entre 1940 y 1960 para una Historia de la vida cotidiana en
sublime. El volumen levanta con un (de Marcela González Cruz Man- México? ~
estupendo análisis de las caricaturas jarrez). El trabajo complementa los – Mauricio Tenorio Trillo
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Libros
nirvánico de la conciencia sin amarras. Todo es provisional, todo está a
POESÍA La percepción del poeta maximiza los punto de ser sustituido. En estos poe-
Contra los leones pormenores (“el diablo está en los de-
talles”) y minimiza las estructuras para
mas, sin embargo, la digresión encuen-
tra en la página una forma misteriosa de
desplazarse errático, anárquico, entre resolución, una forma de orden no tan
Eduardo Padilla
Zimbabwe la pedacería de su paisaje interior por común como la lógica, otra forma de
México, El billar métodos aleatorios, generadores de la comprensión menos corriente que una
de Lucrecia,
2007, 84 pp. entropía en que ciertas poéticas recien- relación causa-efecto.
tes parecen aposentarse: subordinación Después de tanto llevar y traer las
de frases, encadenamiento precario de vanguardias, esgrimirlas como arma de
imágenes, ideas y alucinaciones –el ataque y defensa, parece que sólo res-
pensamiento viajando sobre su propia ta una cosa: reconocer que no estamos
trayectoria irregular, irrecuperable, de seguros si las escrituras que continúan
escape– que terminan siendo ajenas a su línea o la driblan lo hacen por arrojo
la propia inteligencia que las enuncia, creativo o por pura y simple inconscien-
relatos de una versión intermitente, cia. El caso es que cada vez todo resul-
El billar de Lucrecia ha pues- metamórfica, digresiva de la realidad. ta más neblinoso, más crí(p)tico, cada
to en las mesas de novedades una serie “Supongo que eso explica, en parte, por nueva premisa se descubre falsa, cada
de poéticas raras, desacostumbradas en qué aquí nadie/ nunca/ se atreve a andar presupuesto resulta caduco al instante y
el panorama casero. Libros de poetas en línea recta.” se tambalea. La fragmentación da paso a
con bastante trayectoria, desde el ba- Padilla arma el plano de sus refe- la atomización. Luego aparece un poeta
rriobajero Washington Cucurto, hasta rencias sobre el estrato de la cultura que rearma todo según su instinto, sin
la tanaticoerótica Damaris Calderón, más popular, las frases hechas y el len- buscar un dibujo en el rompecabezas.
pasando por el culto y esquizofrénico guaje de las ciencias exactas. Algunos Mundo extravagante, esquizoide, co-
Germán Carrasco, esta aventura edito- ejemplos: A) el poema “Caribdis antes llage de sí mismo, palimpsesto errático,
rial ha recalado en su más reciente en- de la calvicie”: test donde el especta- quizá igual –no es descabellado pensar-
trega en un puerto que (confesémoslo) dor intenta descubrir al culpable de un lo– que era al principio.
muchos de nosotros ni siquiera tenía- acto completamente banal que se va Todo comienza en sus epígrafes
mos registrado en el radar: Eduardo tornando metafísico, mitológico, enra- elusivos, un poco fuera de lugar pero
Padilla, nacido canadiense y radicado recido, afín a la entropía de sus propias coherentes con el edificio al que sirven
en México, quien en este consistente reglas; ninguna interpretación sobre- de mascarón de proa, de pistas para
primer título presenta una poesía esqui- vive al poema, ni se sostiene más allá despistar: Gombrowicz (en lo general) y
va pero no imposible, aleatoria pero no de la lectura. B) “W.D. es filmado en Williams (en lo particular), queriendo
mecánica, arriesgada pero no vacía. Churubusco peleando hasta la muerte describir no un rastro, sino las excusas
Aunque lo primero es una impre- contra la Hidra de Hiroshima”: guión que el poeta encontró para justificar su
sión: el libro no suena a español, parece de ciencia ficción con tintes apocalíp- viaje a la descomposición, ese territorio
haber sido escrito en un inglés, diga- ticos y autobiográficos imposible de donde la poesía de Padilla retoza a sus
mos, apenas traducido (“Necesitamos filmar; texto impermeable a veces a su anchas. En el ensayo-poema que cierra
más gente como usted ¿sabe?”, podría- propio tema. C) “Ping pong para jugar so- el libro, Antonio Ortuño (otro empírico
mos imaginarlo en el guión de cual- litario”: ensayo de talante ajedrecístico del caos y lo raro, pariente cercano de
quier film policiaco serie b). La dicción que deviene reflexión metafísica sobre Padilla) menciona que los cartógrafos
del libro tiene una cualidad telegráfica, la distancia mínima e inconmensurable romanos, al referirse a territorios igno-
una ambigüedad gangsteril, una dure- que existe entre Rey y Reina y/o el sexo tos (África entre ellos), argumentaban
za que a altas temperaturas se vuelve de un piojo. “Ni el objeto ni la acción sus miedos en la siguiente precautoria:
inesperadamente maleable. O quizá el son aquí nada (algo) más allá de sí mis- “Aquí hay leones”, como una forma de
lector no debería esperar un uso literario mos”, dice el poeta, dudando siempre desalentar la exploración de lugares
del idioma en este libro. de su materia verbal, del prestigio auto- tabú: esa clase de territorios caníbales,
Constructo postnarrativo que acier- mático de lo pretendidamente poético, regiones del instinto y la aventura ver-
ta cada uno de sus tiros al aire, Zimbabwe dirigiéndose al respetable para expresar bal donde “Somos libres y disparamos
cuestiona una frágil realidad a la que sus reservas: “Ustedes desean amplifi- a discreción contra las letras” (es decir:
nunca hay que darle la espalda (“He cación y resonancia./ De acuerdo,/ se contra los leones) y donde actuar sólo
visto castillos de naipes/ estructural- entiende./ Pero dudo del potencial de conforme a certidumbres resulta, por lo
mente más sólidos”), levantando, a par- esta ave”. Del potencial de las palabras, menos, vulgar. ~
tir de un zapping involuntario, un trance o de la propia percepción. INICIO
– luis Jorge Boone

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