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Nota N° CAN-20-0215

Bogotá, D. C. 3 de diciembre de 2020

Honorable
Sr. Luis Almagro
Secretario General de la Organización de Estados Americanos
Su Despacho

Reciba un saludo afectuoso. En nombre del gobierno interino de Venezuela y en mi condición


de Comisionado Presidencial para Relaciones Exteriores me dirijo a usted para expresar
nuestra profunda preocupación por las recientes acciones que ha tomado el gobierno de
Trinidad y Tobago con los migrantes venezolanos que huyen de la dictadura de Nicolás
Maduro.

La expulsión de más de 170 venezolanos, entre ellos 16 niños, no sólo es una violación
flagrante de principios de Derecho Internacional universalmente reconocidos como es el
principio de no devolución, sino de acuerdos internacionales como la Convención sobre los
Derechos del Niño de 1989, la Convención Americana sobre Derechos Humanos de 1969 y
la Convención sobre el Estatuto de Refugiados de 1951 y su protocolo de 1967, instrumentos
que fueron ratificados por Trinidad y Tobago. No obstante, no solo es un acontecimiento que
trasgrede estos convenios internacionales, sino también un evento que no es cónsono con el
espíritu de hermandad que caracterizó a todo el pueblo venezolano durante todo el siglo XX
en el que muchos vieron nuestro país como un territorio para crecer y desarrollar sus sueños.

Como ha sido reconocido por diversas organizaciones internacionales, incluyendo la


Organización de Estados Americanos, Venezuela atraviesa una emergencia humanitaria
compleja, causada por la incompetencia y corrupción de un régimen dictatorial. La grave
crisis se expresa en que, de acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos, son más de 9
millones de venezolanos los que viven en inseguridad alimentaria en el país, una situación
que se ha agravado por los efectos de la actual pandemia que azota al mundo.

Este contexto de precariedad, aunado al clima de represión que impone el régimen, ha llevado
a más de 5 millones de venezolanos a buscar refugio en otras latitudes. Detrás de esta
alarmante cifra hay historias de dolor, separación y sufrimiento; se trata de un drama humano
que requiere el mayor espíritu de cooperación y hermandad, exigiendo a los Estados cumplir
con los parámetros mínimos de protección y resguardo de los más vulnerables y entendiendo
que la única solución factible para frenar el éxodo pasa por el retorno de la democracia en el
país.

En este sentido, hacemos votos para que desde la OEA se eleven todos los esfuerzos para que
los Estados actúen en consonancia con los valores y principios del derecho internacional
humanitario. Es menester avanzar en una agenda que ataque las causas de la crisis y no sus
consecuencias.

Sin más que acotar, agradecemos su compromiso con la lucha del pueblo venezolano.

Aprovecho la ocasión para transmitirle un respetuoso saludo,

Atentamente,

Julio Andrés Borges Junyent


Comisionado Presidencial para las Relaciones Exteriores de la República Bolivariana
de Venezuela
Decreto N° 13 del 28 de agosto de 2019

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