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Consideramos que la reforma al sistema electoral constituye una aspiración central de la ciudadanía en
general y de los Pueblos Indígenas en particular, quienes aspiran a participar en un proceso democratizador y
en las decisiones fundamentales del país en un contexto autonómico, como lo establece el Derecho
Internacional basado en la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de Naciones Unidas,
adoptado por su Consejo de Derechos Humanos en 2006, la cual consagra en su artículo 3.- que ³Los
Pueblos Indígenas tienen el derecho a la libre determinación. En virtud de ese derecho determinan libremente
su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural´, y en el mismo artículo
3.-bis establece que ³Los Pueblos Indígenas, al ejercerse su derecho de libre determinación, tienen derecho a
la autonomía o el autogobierno en las cuestiones relacionadas con sus asuntos internos y locales, así como
los medios para financiar sus funciones autónomas´. Y asimismo, el articulo 4, referente a la participación
política indígena, el cual señala que ³Los pueblos indígenas tienen derecho a conservar y reforzar sus propias
instituciones políticas, jurídicas, económicas, sociales y culturales, manteniendo a la vez sus derechos a
participar plenamente, si lo desean, en la vida política, económica, social y cultural del Estado´.

Derecho Internacional a la Participación Indígena

A pesar de la exclusión y racismo que son objeto los Pueblos Indígenas en el país, el Derecho
Internacional ha avanzado progresivamente en cuanto a establecer y garantizar el Derecho a la Participación
Indígena. La citada Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas establece que ³los Pueblos
Indígenas tienen derecho a participar en la adopción de decisiones en las cuestiones que afecten a sus
derechos, vida y destino, por conducto de representantes elegidos por ellos de conformidad con sus propios
procedimientos, así como mantener y desarrollar sus propias instituciones de adopción de decisiones´.

Existen variadas experiencias internacionales de reconocimiento del derecho a la participación de los


Pueblos Indígenas. Países como Colombia y Venezuela nos reportan experiencias positivas sobre la inclusión
de los Pueblos Indígenas en el marco de un proceso creciente de democratización. La Constitución
Bolivariana, por ejemplo, establece el derecho a la participación de la siguiente manera: ³Los Pueblos
Indígenas tienen derecho a la participación política. El Estado garantizará la representación indígena en la
Asamblea Nacional y en los cuerpos deliberantes de las entidades federales y locales con población indígena,
conforme a la ley´.

   
 


 

Este derecho puede no ser tenido en cuenta de modos diversos, pudiendo llegar hasta el extremo de
ser negado mediante formas evidentes o indirectas de genocidio. El derecho a la vida, en cuanto tal, es un
derecho inalienable, y un Estado que persiga o tolere actos que ponen en peligro la vida de sus ciudadanos
pertenecientes a grupos minoritarios, viola la ley fundamental que regula el orden social.

1. El derecho a existir puede también sufrir menoscabo mediante formas más sutiles. Algunos pueblos,
particularmente los calificados como autónomos o aborígenes, han tenido siempre con su tierra una relación
especial, que está unida a su misma identidad, a sus tradiciones tribales, culturales y religiosas. Cuando las
poblaciones indígenas se ven privadas de su tierra pierden un elemento vital de su existencia y corren el
riesgo de desaparecer como pueblo.
2. Otro derecho que se debe salvaguardar es el derecho de las minorías a defender y desarrollar su propia
cultura. No es infrecuente el caso de grupos minoritarios en peligro de extinción cultural. De hecho, en algunos
lugares se ha adoptado una legislación que no les reconoce el derecho al uso de la propia lengua. A veces, se
han impuesto también cambios patronímicos y toponímicos. En algunas ocasiones, las minorías ven
ignoradas sus expresiones artísticas y literarias, y no encuentran espacio suficiente en la vida pública para sus
fiestas y otras celebraciones; todo esto puede llevar a la pérdida de una rica herencia cultural. En íntima
relación con este derecho está el de mantener relaciones con los grupos que tienen una herencia cultural e
histórica común y que viven en territorios de otros Estados.

3. Aquí haré solamente una breve mención del derecho a la libertad religiosa, ya que ha sido el tema del
Mensaje para la Jornada mundial de la Paz del año pasado. Este es un derecho que, además de a las
personas, compete a todas las comunidades religiosas, e incluye la libre manifestación tanto individual como
colectiva de la propia convicción religiosa. De todo ello se sigue que estas minorías han de poder celebrar
comunitariamente su culto según sus propios ritos. Estas mismas minorías deben contar con la posibilidad de
impartir la educación religiosa mediante una enseñanza adecuada, así como disponer de los medios
necesarios.

Es importante además que el Estado asegure y promueva eficazmente la tutela de la libertad religiosa,
particularmente cuando, junto a una gran mayoría de creyentes de una religión determinada, existen uno o
más grupos minoritarios pertenecientes a otra confesión.

Por último, se debe garantizar a las minorías religiosas una justa libertad de intercambios y de relaciones con
otras comunidades, tanto dentro como fuera del propio ámbito nacional.

4. Los derechos fundamentales de la persona han sido sancionados en la actualidad en diversos Documentos
internacionales y nacionales. Por esenciales que sean tales instrumentos jurídicos, no son suficientes sin
embargo para superar unos prejuicios y desconfianzas profundamente arraigados ni para eliminar aquellos
modos de pensar que inspiran acciones dirigidas contra miembros de grupos minoritarios. La asimilación de la
ley en el comportamiento humano constituye un proceso lento y profundo, sobre todo de cara a la eliminación
de semejantes actitudes, pero no por ello este proceso es una tarea menos urgente. No solamente el Estado,
sino también cada persona tiene la obligación de hacer lo posible por alcanzar esta meta: el Estado, sin
embargo, puede jugar un papel importante favoreciendo la promoción de iniciativas culturales y de
intercambios que faciliten la comprensión mutua, así como la promoción de programas educativos que ayuden
a formar a los jóvenes en el respeto a los demás y a rechazar todos los prejuicios, muchos de los cuales son
fruto de la ignorancia. Los padres tienen asimismo una gran responsabilidad, ya que los niños observando
aprenden mucho y están inclinados a adoptar las actitudes de sus padres respecto a otros pueblos y grupos.

No cabe duda de que el desarrollo de una cultura basada en el respeto a los demás es esencial en la
construcción de una sociedad pacífica; pero desgraciadamente es evidente que la práctica efectiva de este
respeto encuentra actualmente bastantes dificultades.

En concreto, el Estado debe vigilar para que no se den nuevas formas de discriminación, como, por ejemplo,
en la búsqueda de vivienda o de empleo. Las medidas de los poderes públicos en este terreno a menudo son
complementadas de modo encomiable por generosas iniciativas de asociaciones de voluntarios, de
organizaciones religiosas, de personas de buena voluntad, que tratan de reducir las tensiones y fomentar una
mayor justicia social, ayudando a tantos hermanos y hermanas a encontrar un empleo y una vivienda digna.

5. Surgen problemas delicados cuando un grupo minoritario presenta determinadas reivindicaciones que
tienen particulares implicaciones políticas. A veces ocurre que el grupo busca la independencia o, por lo
menos, una mayor autonomía política.
Deseo reiterar que en esas circunstancias delicadas el diálogo y la negociación son el camino obligado para
alcanzar la paz. La disponibilidad de las partes a aceptarse y a dialogar es un requisito indispensable para
llegar a una solución justa de los complejos problemas que pueden atentar seriamente la paz. Por el contrario,
el rechazo del diálogo puede abrir la puerta a la violencia.

En algunas situaciones de conflicto, grupos terroristas se arrogan de modo indebido el derecho exclusivo de
hablar en nombre de las comunidades minoritarias, privándoles así de la posibilidad de elegir libre y
abiertamente sus propios representantes y de buscar, sin intimidación alguna, las soluciones adecuadas.
Además, los miembros de esas comunidades sufren con demasiada frecuencia a causa de los actos de
violencia cometidos abusivamente en su nombre.

Presten atención cuantos han optado por la vía inhumana del terrorismo. Atacar indiscriminadamente, matar a
personas inocentes o llevar a cabo represalias sangrientas no favorece una justa valoración de las
reivindicaciones presentadas por las minorías en favor de las cuales pretenden actuar.

6. Todo derecho comporta unos deberes correlativos. Los miembros de los grupos minoritarios tienen también
sus propios deberes respecto a la sociedad y al Estado donde viven: en primer lugar, el deber de cooperar, al
igual que todos los demás ciudadanos, al bien común. En efecto, las minorías deben ofrecer su aportación
específica para la construcción de un mundo pacífico que refleje la rica diversidad de todos sus habitantes.

En segundo lugar, el grupo minoritario tiene el deber de promover la libertad y la dignidad de cada uno de sus
miembros y de respetar las decisiones de cada individuo, incluso cuando uno de ellos decidiera pasar a la
cultura mayoritaria.

En situaciones de manifiesta injusticia corresponde a los grupos de las minorías emigrados al extranjero
reclamar el respeto de los legítimos derechos para los miembros de su grupo, que han quedado oprimidos en
el lugar de origen e impedidos de hacer oír su voz. Sin embargo, en estos casos ha de usarse una gran
prudencia y un claro discernimiento, especialmente cuando no se poseen informaciones objetivas sobre las
condiciones de vida de las poblaciones afectadas.

Todos los miembros de grupos minoritarios, estén donde estén, han de saber valorar conscientemente el
fundamento de sus reivindicaciones a la luz de la evolución histórica y de la realidad actual. El no hacerlo
comportaría el riesgo de permanecer prisioneros del pasado y sin perspectivas para el futuro.

7. En las reflexiones precedentes se va delineando el perfil de una sociedad más justa y pacífica, en cuya
implantación todos tenemos la responsabilidad de contribuir con el mayor esfuerzo posible. Su realización
requiere un gran empeño por eliminar no sólo la discriminación manifiesta, sino también todas aquellas
barreras que dividen a los grupos. La reconciliación según la justicia, respetuosa de las legítimas aspiraciones
de todos los que forman la comunidad, debe ser la norma. En todo, y por encima de todo, la paciente tarea
para tejer una convivencia pacífica encuentra vigor y realización en un amor que abarca a todos los pueblos.
Este amor puede expresarse en innumerables modos concretos de servicio a la rica diversidad del género
humano, uno en su origen y destino.

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En la Venezuela contemporánea han transcurrido cuatro décadas y ocho elecciones nacionales desde
que en 1958, después del derrocamiento de la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez, se instauró un
régimen democrático. Desde 1989, se sucedió una serie de eventos que están en el origen del resultado de
las elecciones de 1998: la explosión social del 27 de febrero de 1989 (el ³caracazo´), los intentos de golpe
militar del 4 de febrero -liderado por el hoy presidente electo en el proceso del 98, ex-teniente Hugo Chávez
Šrías- y del 27 de noviembre de 1992, la destitución y enjuiciamiento del ex presidente Carlos Andrés Pérez,
una crisis financiera implacable y los síntomas de una posible explosión social.

Venezuela gozaba de una envidiable estabilidad política, hasta hace algunos años, tanto si se compara
con otros países latinoamericanos, como si se la compara con su propia historia republicana. Poseía un
conjunto de aspectos positivos y favorables.

³Cumplía bastante bien con importantes requisitos asignados por los académicos a los regímenes
democráticos: contaba con un sistema bi-partidista sólido, institucionalizado y arraigado en la población; el
país poseía abundantes recursos económicos con los cuales atender las diferentes demandas sociales; se
logró una exitosa sujeción del poder militar al civil y la aceptación, por parte del primero, de las reglas del
juego democrático; la población participaba regular y entusiastamente en los procesos electorales; existía una
vida organizacional floreciente con capacidad de representación y de canalización de los diversos intereses; la
clase media se expandió ampliando la base de sustentación del orden democrático, etc.´ (Kornblith, 1998:XV).

Sin embargo, a pesar de todos estos logros, en la historia contemporánea venezolana se han vivido
severas crisis históricas. Manuel Caballero (1998:VIII) al pasar revista sobre los momentos críticos del siglo
XX venezolano estudia siete momentos: 1903, 1928, 1936, 1945, 1958, 1983 y 1992. La crisis de 1903 no
señala solamente el fin de la Revolución Libertadora, sino sobre todo el fin de las guerras civiles, la entrada de
Venezuela en el siglo de la paz. 1928 será el momento en que se cuestione la ideología liberal del gomecismo
y del antigomecismo y se le comience a oponer su contrario, la ideología democrática. En 1936, a la muerte
de Juan Vicente Gómez, Venezuela se libera de sus dos miedos ancestrales: la tiranía y la guerra civil. 1945
señala el ingreso de dos nuevos actores: el ejército y el partido político. Durante 1958 se sucede la crisis natal
de la democracia y también una crisis cultural. En 1983 se tambalea el modelo económico con la devaluación
del bolívar que hasta entonces había sido una moneda ³dura´, por primera vez en treinta años, los
venezolanos se enfrentan a la devaluación de su moneda; y a partir de 1992, con el golpe del 4 de febrero
dirigido por el teniente Hugo Chávez, entran en crisis las instituciones cuarentonas.

Después de 1958, se consolidó un modelo democrático denominado por Rey ³sistema populista de
conciliación de elites´ basado en tres factores fundamentales: la abundancia relativa de recursos económicos
provenientes de la era petrolera, con los que el estado pudo satisfacer demandas de grupos y sectores
heterogéneos; un nivel relativamente bajo y relativa simplicidad de tales demandas, que permitió su
satisfacción con los recursos disponibles; y la capacidad de las organizaciones políticas (partidos AD y Copei
como los más representativos, además de los grupos de presión) y de su liderazgo para agregar, canalizar y
representar esas demandas, asegurando la confianza de los representados (Rey, 1991 en Kornblith,
1998:164). Los logros de este modelo fueron la estabilidad política, el consenso inter-elites y la confianza de la
población en los mecanismos de la democracia representativa. No obstante, este modelo arrojó también
deficiencias significativas que fueron utilizadas abundantemente en el discurso de algunos candidatos durante
el proceso de 1998. Entre esas deficiencias hay que anotar: el excesivo centralismo, la desigualdad socio-
económica, la corrupción administrativa, la partidización de instituciones y decisiones, el clientelismo, el
burocratismo, las camarillas de los partidos políticos (conocidas en Venezuela como los ³cogollos´ o la
³cogollocracia´), etc.

Teóricamente, el sistema populista de conciliación de elites, antes mencionado, puede sufrir una
modificación adversa en cualquiera de las variables básicas, lo cual produce amenaza a la estabilidad del
sistema que puede, sin embargo, ser compensada. Ahora bien, cuando surgen modificaciones negativas
simultáneas en los tres factores, el sistema socio-político se encuentra en una situación límite, en una crisis
(Rey, 1989b, 1991 en Kornblith, 1998:166). Las deficiencias señaladas condujeron a ³la quiebra del modelo
socio-económico´ y a la frustración de las expectativas de mejoramiento socio-económico individual y
colectivo. Esto erosionó la adhesión de la población al régimen democrático y a sus principales actores e
instituciones, revelando la vulnerabilidad del vínculo establecido entre las condiciones socio-económicas y la
integración socio-política. Justamente, aunado al deterioro de las condiciones de vida de la población, se
produjo un movimiento de desafección respecto de la democracia. Una señal del descontento de la población
fue el ³caracazo´, estallido del 27 de febrero de 1989; y la señal del deterioro de la estabilidad de la
democracia fue el golpe del 4 de febrero de 1992, cuyos jefes militares más visibles, Hugo Chávez y Šrancisco
Arias, despertaron grandes simpatías en las masas venezolanas.

De lo anterior se deduce que el declive de la democracia basada en la conciliación de elites se fue


acentuando, a medida que las bases de este sistema se iban debilitando. Así, la progresiva despartidización
de los ciudadanos (rechazo a los partidos y manifestación de sentimientos antipolíticos), la crisis económica
sostenida, las limitaciones de la economía rentista para poner en práctica una política distributiva, la
desalineación electoral, la personalización de la política y las contradicciones entre centralismo y
descentralización, fueron algunos de los aspectos que contribuyeron a debilitar el antiguo modelo de la
democracia venezolana.

Todo lo anterior ayuda a comprender como el contexto socio-político de los discursos de los diferentes
candidatos a la presidencia de la república en 1998, estaba signado por la situación límite, crítica del modelo
democrático iniciado en 1958.

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Los intentos iníciales de Bolívar por convertir a los indios en propietarios y ciudadanos individuales,
desvinculándolos de sus corporaciones étnicas y comunitarias, fueron utilizados en su favor por las élites
dominantes, que a lo largo del siglo XIX expandieron los territorios de sus haciendas a costa de las tierras
comunitarias indígenas. Por obra y gracia de las leyes liberales, los indios fueron convertidos en ciudadanos
de segunda categoría, sin derecho al voto pero con la obligación de seguir pagando el tributo colonial. El
estado republicano, como antes el estado colonial, resultó ineficaz en sus intentos de proteger a los indios
mediante leyes y decretos que siempre fueron letra muerta. Salvando las diferencias, esta historia ocurre con
asombrosa semejanza en Ecuador, Perú y Bolivia.

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La revolución de 1952, la más importante ocurrida en América Latina después de la revolución


mexicana de 1910, significó la cancelación del Estado liberal en Bolivia. Disuelto el ejército, el resultado
inmediato fue la primacía de las milicias armadas del MNR en las ciudades, los campamentos mineros y en el
campo. En muchas zonas rurales con predominancia terrateniente, a lo largo del primer año y medio de la
revolución se produce una reforma agraria de hecho, impuesta por las milicias de campesinos armados que
se tomaron las tierras expulsando a los hacendados, situación que fue convalidada por la Ley de 1953. Ello
ocurrió sobre todo en el caso de Cochabamba, donde se había desarrollado un activo proceso de movilización
durante las décadas anteriores, alrededor de las demandas de tierra y educación. Por esa razón los valles
cochabambinos se convirtieron rápidamente en el escenario protagónico de la movilización rural, destacando
desde el principio el caso de Ucureña, ese pequeño poblado del valle alto en cual se había constituido el
primer sindicato rural del país en 1936. Desde el Ministerio de Asuntos Campesinos, el gobierno alentó la
creación de miles de sindicatos campesinos, constituyéndose en 1953 la Confederación Nacional de
Trabajadores Campesinos de Bolivia (CNTCB).

En el lapso transcurrido entre el estallido de la revolución y la firma de la reforma agraria, los sindicatos
campesinos se convirtieron en la fuerza hegemónica, al punto de lograr "hacerse dueños del conjunto del
mundo rural de este valle, incluidas las poblaciones" (Lavaud, 1998: 65). La hegemonía campesina,
sustentada en las milicias armadas, no solamente negoció el equilibrio de fuerza política y económica (es
decir la autoridad y la tierra), sino también la adscripción de identidad, el plano de las representaciones
interétnicas cotidianas, cuya transformación pasaba por el reemplazo de la identificación de "indio" -con que
los vecinos de los pueblos habían ejercido tradicionalmente su dominio y discriminación- por la de
"campesino". Esta revolución discursiva significaba el recoloca miento de las fronteras interétnicas en un
nuevo espacio simbólico, el cual amalgamaba la igualación social y ciudadana con las diferencias identitarias,
democratizando las relaciones sociales cotidianas:

"Antes los patrones nos trataban de indios. Pero ahora somos campesinos porque somos gente
consciente, ya no somos como antes..."Nosotros no somos indios; los indios son de la India" -dijimos.
"Nosotros estamos orgullosos de ser campesinos, entonces somos campesinos". Desde este momento poco a
poco se ha cambiado, ya no nos dicen indios" (cit. en Gordillo, 2000: 227).

Los campesinos qochalas disputaron y negociaron arduamente la creación de un espacio de poder y


reproducción de identidad, despojándolo de los profundos rezagos coloniales que hasta entonces habían
demarcado las fronteras interétnicas cotidianas con los patrones y vecinos de los pueblos. La plataforma
política de esa lucha fue el sindicato, mientras que la principal reivindicación simbólica fue la identidad de
"campesino", formulada como representación discursiva de la peculiaridad étnica qochalas en el marco de un
intenso y complejo proceso de transformación de los fundamentos, contenidos y alcances de las fronteras
interétnicas tradicionales:

"Clase y etnia se amalgamaron en la identidad de "campesino" de una manera tan compleja que es
muy difícil comprender sus componentes por separado. Y en una sociedad como la boliviana a mediados del
siglo XX (en la que los prejuicios étnicos constituían la base de la visión del mundo de los distintos grupos
sociales que la componían) el negociar desde una identidad que transitara entre las fronteras étnicas y de
clase tuvo sus ventajas. Ello porque permitió a los campesinos dialogar sin complejos con las vanguardias
intelectuales y obreras y porque les permitió también defenderse ante las élites locales" (Gordillo, 2000: 243).

La reforma agraria, exigida durante un año y medio por el movimiento campesino de Cochabamba, por
cuanto significaba la legalización de la repartición de las tierras y su profundización, finalmente fue decretada
el 2 de agosto de 1953 mediante una ceremonia realizada en Ucureña, que convirtió a este pequeño caserío
en el símbolo nacional de la transformación agraria. Pero dicho acto significó también la imposición del diseño
oficial de reforma agraria, cuya aplicación fue minando el espacio de autonomía conseguido por los sindicatos,
expresándose en la irradiación del faccionalismo estatal sobre las organizaciones de base y la declinación del
proyecto campesino, absorbido paulatinamente por el proyecto oficial. La reforma agraria fue acompañada
por la supresión de la palabra "indio" del lenguaje oficial y su reemplazo por el uso de la palabra "campesino",
pero no como aceptación de la demanda de identidad expresada en el proyecto campesino cochabambino,
sino como imposición retórica del afán modernizante y culturalmente homogeneizador del nacionalismo
revolucionario del MNR, que trató de convertir a Bolivia en un estado-nación modernizado, industrializado e
integrado, pero que terminó constituyendo un nuevo orden social articulado por un "Estado patrimonialista
corporativo" (Calderón y Laserna, 1995: 28).

 

Las profundas transformaciones sociales ocurridas en el Ecuador en relación con la promulgación de


las leyes de Reforma Agraria de 1964 y 1973, brindaron el marco para el surgimiento del actual movimiento
indígena. El proceso fundamental fue la emergencia de un proceso de construcción étnica ocurrido sobre todo
en la Sierra y en la Amazonía, cuya principal expresión fue la formación de una serie de organizaciones de
primer y segundo grado (correspondientes a los niveles comunal, cantonal y provincial) autodefinidas en
términos étnicos, que fueron desplazando a las organizaciones de corte campesinista promovidas por la
Šederación Ecuatoriana de Indios (ŠEI), conformada en 1944 como brazo campesino de la Confederación de
Trabajadores del Ecuador, de filiación comunista.

Aunque el nuevo proceso organizativo fue promovido por sectores ligados a la iglesia, la base real de
su desarrollo fue un impresionante fenómeno de comunalización, por el cual las redescubiertas comunidades
de indígenas se constituyeron en la base efectiva (social y simbólica) del proceso de organización étnica.
León Zamosc (1993) ha señalado, justamente, que las comunidades fueron la "base orgánica de la acción
colectiva" a lo largo de este período, hecho ocurrido debido a la "combinación de una serie de factores que
tuvieron sus raíces en los cambios socioeconómicos y políticos de los últimos treinta años", entre los cuales
pueden destacarse cuatro: a) la crisis del régimen hacendario, b) el papel de mediación cumplido por las
comunidades y cabildos indígenas, c) la presencia creciente de agentes externos en el campo, como iglesias
y organizaciones de promoción del desarrollo estatales y privadas, y d) la maduración de una nueva élite
intelectual y dirigencial indígena.

El desarrollo de este proceso de cambios brindó las condiciones para la primacía de la adscripción a
lealtades de tipo primordial redescubiertas o reinventadas; es decir, para el surgimiento de una renovada
identidad étnica expresada en un discurso propio y un proceso organizativo sin precedentes. Ello desembocó
en la formación de las dos organizaciones regionales que impulsarían posteriormente la formación de la
CONAIE: ECUARUNARI ("Despertar de los indígenas del Ecuador") constituida en 1972, y la CONŠENIAE
(Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana), constituida en 1980. Estas dos
organizaciones fueron las principales promotoras de la reinvención de identidades étnicas en la Costa, Sierra
y Amazonía, y de la unificación de las organizaciones en instancias de mayor nivel.

Todos estos sucesos ocurrieron sobre un trasfondo caracterizado por un intenso proceso de cambios
estructurales, como la desintegración del régimen agrario tradicional y la tendencia a la modernización de la
economía, la sociedad y el Estado impulsada por los sucesivos booms del banano y del petróleo, durante las
décadas del sesenta y setenta, respectivamente. En este marco se insertan las reformas agrarias,
especialmente la de los años setenta, que como parte del afán modernizador del Estado buscaba allanar el
camino de una doble transformación: "alentar a un buen sector de los terratenientes a modernizarse y,
paralelamente, establecer una base de pequeños productores que contribuyeran a la producción y a la
ampliación del mercado nacional" (Zamosc, 1993: 282).

 

En contraste con el Ecuador y Bolivia, no existe un movimiento étnico en la sierra peruana, a pesar de
tratarse de la región de los Andes que, cuantitativamente hablando, presenta la mayor población indígena de
habla quechua. Pero ello no quiere decir, como ha señalado Degregori (1993), que el factor étnico se
encuentre ausente de los procesos culturales y políticos del país. Lo que ocurre es que presenta contenidos
diferentes, que no necesariamente se expresan en términos de la reivindicación de la indianidad.

De acuerdo a algunos autores como Xavier Albo (2000), la inexistencia de un movimiento indígena en
la sierra peruana responde a la peculiaridad de algunos procesos estructurales ocurridos en el país. En primer
lugar, la magnitud de la migración indígena de la sierra a la costa, así como la existencia de un fenómeno que
podríamos denominar como "desindianización": la experiencia de la migración a Lima, que ha sido mucho más
intensa en términos demográficos que en los casos de Quito y La Paz, y que además implicó un mayor grado
de movilización geográfica, fue acompañada por la transformación de los indígenas migrantes en una "plebe
urbana" (Šranco, 1991) que construyó una identidad "chola" o ³mestiza´ abandonando sus rasgos indígenas.
Un segundo factor es la apropiación de los símbolos étnicos indígenas por parte de las élites criollas y
mestizas a lo largo del siglo XX, y cuyo resultado habría sido que las poblaciones indígenas peruanas se
quedaron ±a diferencia de sus similares del Ecuador y Bolivia- sin los mecanismos y referentes que les
habrían permitido imaginarse como comunidades étnicas. Un tercer factor sería la influencia de la violencia
política, que eclipsó el surgimiento de demandas étnicas a lo largo de la década del 80, proceso que fue
acentuado durante la década siguiente por el régimen autoritario de Alberto Šujimori, que ±a contracorriente
de la tendencia internacional- no alentó una democracia multiétnica ni tomó en cuenta la heterogeneidad
cultural del país, desalentando la formación de identidades étnicas y acentuando los procesos de
desindianización.

³La integración indígena a la sociedad nacional en el Ecuador se produce de tal manera que ésta no
desdibuja los rasgos situacionales ni los primordiales de los grupos étnicos. Al contrario, fortalece la identidad
y el protagonismo indígenas. En el Perú, en cambio, esta integración resulta devastadora en la medida en que
hace más difícil la distinción empírica y, aún, ideológica o instrumental de los sectores indígenas. Con ello
parecen anularse las posibilidades de desarrollo y expresión de la identidad étnica" (Sánchez, 1994: 361).

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 c+.- Clase de Estado y Šorma de Gobierno

I. Bolivia, libre, independiente, soberana, multiétnica y pluricultural, constituida en República Unitaria, adopta
para su gobierno la forma democrática representativa y participativa, fundada en la unión y la solidaridad de
todos los bolivianos.

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II. Es un Estado Social y Democrático de Derecho que sostiene como valores superiores de su ordenamiento
jurídico, la libertad, la igualdad y la Justicia.

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(
 c,c- Se reconocen, respetan y protegen en el marco de la ley, los derechos sociales, económicos y
culturales de los pueblos indígenas que habitan en el territorio nacional, especialmente los relativos a sus
tierras comunitarias de origen garantizando del u so y aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, a
su identidad, valores, lenguas y costumbres e instituciones.

El Estado reconoce la personalidad jurídica de las comunidades indígenas y campesinas y de las


asociaciones y sindicatos campesinos.

Las autoridades naturales de las comunidades indígenas y campesinas podrán ejercer funciones de
administración y aplicación de normas propias como solución alternativa de conflictos, en conformidad a sus
costumbres y procedimientos, siempre que no sea n contrarias a esta Constitución y las leyes.

La Ley compatibilizará estas funciones con las atribuciones de los poderes del Estado.


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(
 ,.- El Estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural de la Nación colombiana.

(
 c,c.- El de la República estará integrado por ochenta y tres (83) senadores, elegidos siguiente
manera: setenta ocho (78) elegidos, en circunscripción nacional, dos (2) nacional especial comunidades
indígenas, (3) minorías políticas. Para asignación curules sólo se tendrán cuenta las listas que obtengan al
menos ciento (2%) los votos emitidos válidamente. entre superen este umbral, aplicará sistema cifra
repartidora, definido artículo 263 Constitución Política, tomando como base cálculo solamente total válidos
obtenidos estas listas. ciudadanos colombianos encuentren o residan exterior podrán sufragar elecciones
República. elección senadores determinará Política. representantes aspiren a integrar República, deben haber
ejercido un cargo autoridad tradicional su respectiva comunidad, sido líderes una organización indígena,
calidad acreditará mediante certificado organización, refrendado Ministerio del Interior.

PARÁGRAŠO TRANSITORIO. Si transcurrido año vigencia presente reforma constitucional, Congreso no


hubiere aprobado ley políticas, Presidente expedirá decreto meses siguientes.

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(
 -- Las autoridades de los pueblos indígenas podrán ejercer funciones jurisdiccionales dentro de
su ámbito territorial, de conformidad con sus propias normas y procedimientos, siempre que no sean
contrarios a la Constitución y leyes de la República. La ley establecerá las formas de coordinación de esta
jurisdicción especial con el sistema judicial nacional.

(
 ð.- La conformación de las entidades territoriales indígena se hará con sujeción a lo dispuesto en
la Ley Orgánica de Ordenamiento Territoral, y su delimitación se hará por el Gobierno Nacional, con p
articipación de los representantes de las comunidades indígenas, previo concepto de la Comisión de
Ordenamiento Territorial.

Los resguardos son de propiedad colectiva y no enajenable.

La ley definirá las relaciones y la coordinación de estas entidades con aquellas de las cuales formen parte.

/0En el caso de un territorio indígena que comprenda el territorio de dos o más departamentos, su
administración se hará por los consejos indígenas en coordinación con los gobernadores de los respectivos
departamentos. En caso de que este territorio decida constituirse como entidad territoral, se hará con el
cumplimiento de los requisitos establecidos en el inciso primero de este artículo.

(
 ðð - De conformidad con la Constitución y las leyes, los territorios indígenas estarán gobernados
por concejos conformados y reglamentados según los usos y costumbres de sus comunidades y ejrcerán las
siguientes funciones:

1. Velar por la aplicación de las normas legales sobre usos del suelo y poblamiento de sus territorios.
2. Diseñar las políticas y los planes y programas de desarrollo económico y social dentro de su territorio,
en armonía con el Plan Nacional de Desarrollo.
3. Proveer las inversiones públicas en sus territorios y velar por su debida ejecución.
4. Percibir y distribuir sus recursos.
5. Velar por la preservación de los recursos natuales.
6. Coordinar los programas y proyectos promovidos por las diferentes comunidades en su territorio.
7. Colaborar con el mantenimiento del orden público dentro de su territorio de acuerdo con las
instrucciones y disposiciones del Gobierno Nacional.
8. Representar a los territorios ante el Gobierno Nacional y las demás entidades a las cuales se integren;
y
9. Las que les señales la Constitución y la ley.
/0 La explotación de los recursos natuales en los territorios indígenas se hará sin desmedro de la
integridad cultural, social y económica de las comunidades indígenas. En las decisiones que se adopten
respecto de dicha explot ación, el Gobierno propiciará la participación de los representantes de las respectivas
comunidades.

 
(
 c1El Ecuador es un estado social de derecho, soberano, unitario, independiente, democrático,
pluricultural y multiétnico. Su gobierno es republicano, presidencial, electivo, representativo, responsable,
alternativo, participativo y de administración descentralizada. La soberanía radica en el pueblo, cuya voluntad
es la base de la autoridad, que ejerce a través de los órganos del poder público y de los medios democráticos
previstos en esta Constitución. El Estado respeta y estimula el desarrollo de todas las lenguas de los
ecuatorianos. El castellano es el idioma oficial. El quichua, el shuar y los demás idiomas ancestrales son de
uso oficial para los pueblos indígenas, en los términos que fija la ley. La bandera, el escudo y el himno
establecidos por la ley, son los símbolos de la patria. 

(
 ð1Son deberes primordiales del Estado:

1. Šortalecer la unidad nacional en la diversidad.

2. Asegurar la vigencia de los derechos humanos, las libertades fundamentales de mujeres y hombres, y la
seguridad social.

3. Defender el patrimonio natural y cultural del país y proteger el medio ambiente.

4. Preservar el crecimiento sustentable de la economía, y el desarrollo equilibrado y equitativo en beneficio


colectivo.

5. Erradicar la pobreza y promover el progreso económico, social y cultural de sus habitantes.

6. Garantizar la vigencia del sistema democrático y la administración pública libre de corrupción.

(
  -- La cultura es patrimonio del pueblo y constituye elemento esencial de su identidad. El Estado
promoverá y estimulará la cultura, la creación, la formación artística y la investigación científica. Establecerá
políticas permanentes para la conservación, restauración, protección y respeto del patrimonio cultural tangible
e intangible, de la riqueza artística, histórica, lingüística y arqueológica de la nación, así como del conjunto de
valores y manifestaciones diversas que configuran la identidad nacional, pluricultural y multiétnica. El Estado
fomentará la interculturalidad, inspirará sus políticas e integrará sus instituciones según los principios de
equidad e igualdad de las culturas

(
 2ð- Los pueblos indígenas, que se autodefinen como nacionalidades de raíces ancestrales, y los
pueblos negros o afroecuatorianos, forman parte del Estado ecuatoriano, único e indivisible.

(
 2- El Estado reconocerá y garantizará a los pueblos indígenas, de conformidad con esta
Constitución y la ley, el respeto al orden público y a los derechos humanos, los siguientes derechos colectivos:

1. Mantener, desarrollar y fortalecer su identidad y tradiciones en lo espiritual, cultural, lingüístico, social,


político y económico.
2. Conservar la propiedad imprescriptible de las tierras comunitarias, que serán inalienables,
inembargables e indivisibles, salvo la facultad del Estado para declarar su utilidad pública. Estas tierras
estarán exentas del pago del impuesto predial.
3. Mantener la posesión ancestral de las tierras comunitarias y a obtener su adjudicación gratuita,
conforme a la ley.
4. Participar en el uso, usufructo, administración y conservación de los recursos naturales renovables que
se hallen en sus tierras.
5. Ser consultados sobre planes y programas de prospección y explotación de recursos no renovables
que se hallen en sus tierras y que puedan afectarlos ambiental o culturalmente; participar en los
beneficios que esos proyectos reporten, en cuanto sea posible y recibir indemnizaciones por los
perjuicios socio-ambientales que les causen.
6. Conservar y promover sus prácticas de manejo de la biodiversidad y de su entorno natural.
7. Conservar y desarrollar sus formas tradicionales de convivencia y organización social, de generación y
ejercicio de la autoridad.
8. A no ser desplazados, como pueblos, de sus tierras.
9. A la propiedad intelectual colectiva de sus conocimientos ancestrales; a su valoración, uso y desarrollo
conforme a la ley.
10. Mantener, desarrollar y administrar su patrimonio cultural e histórico.
11. Acceder a una educación de calidad. Contar con el sistema de educación intercultural bilingüe.
12. A sus sistemas, conocimientos y prácticas de medicina tradicional, incluido el derecho a la protección
de los lugares rituales y sagrados, plantas, animales, minerales y ecosistemas de interés vital desde el
punto de vista de aquella.
13. Šormular prioridades en planes y proyectos para el desarrollo y mejoramiento de sus condiciones
económicas y sociales; y a un adecuado financiamiento del Estado.
14. Participar, mediante representantes, en los organismos oficiales que determine la ley
15. Usar símbolos y emblemas que los identifiquen.

(
 2)- El Estado reconocerá y garantizará a los pueblos negros o afroecuatorianos, los derechos
determinados en el artículo anterior, en todo aquello que les sea aplicable.

(
 .,- Todos los ciudadanos tendrán los siguientes deberes y responsabilidades, sin perjuicio de otros
previstos en esta Constitución y la ley: 1. Acatar y cumplir la Constitución, la ley y las decisiones legítimas de
autoridad competente. 2. Defender la integridad territorial del Ecuador. 3. Respetar los derechos humanos y
luchar porque no se los conculque. 4. Promover el bien común y anteponer el interés general al interés
particular. 5. Respetar la honra ajena. 6. Trabajar con eficiencia. 7. Estudiar y capacitarse. 8. Decir la verdad,
cumplir los contratos y mantener la palabra empeñada. 9. Administrar honradamente el patrimonio público. 10.
Pagar los tributos establecidos por la ley. 11. Practicar la justicia y solidaridad en el ejercicio de sus derechos
y en el disfrute de bienes y servicios. 12. Propugnar la unidad en la diversidad, y la relación intercultural. 13.
Asumir las funciones públicas como un servicio a la colectividad, y rendir cuentas a la sociedad y a la
autoridad, conforme a la ley. 14. Denunciar y combatir los actos de corrupción. 15. Colaborar en el
mantenimiento de la paz y la seguridad. 16. Preservar el medio ambiente sano y utilizar los recursos naturales
de modo sustentable. 17. Participar en la vida política, cívica y comunitaria del país, de manera honesta y
transparente. 18. Ejercer la profesión u oficio con sujeción a la ética. 19. Conservar el patrimonio cultural y
natural del país, y cuidar y mantener los bienes públicos, tanto los de uso general, como aquellos que le
hayan sido expresamente confiados. 20. Ama quilla, ama llulla, ama shua. No ser ocioso, no mentir, no robar

(
 c- La organización, competencias y facultades de los órganos de administración de las
circunscripciones territoriales indígenas y afroecuatorianas, serán reguladas por la ley.



(
 - La Nación Mexicana es única e indivisible. La Nación tiene una composición pluricultural
sustentada originalmente en sus pueblos indígenas que son aquellos que descienden de poblaciones que
habitaban en el territorio actual del país al iniciarse la colonización y que conservan sus propias instituciones
sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas. La conciencia de su identidad indígena deberá
ser criterio fundamental para determinar a quiénes se aplican las disposiciones sobre pueblos indígenas. Son
comunidades integrantes de un pueblo indígena, aquellas que formen una unidad social, económica y cultural,
asentada en un territorio y que reconocen autoridades propias de acuerdo con sus usos y costumbres. El
derecho de los pueblos indígenas a la libre determinación se ejercerá en un marco constitucional de
autonomía que asegure la unidad nacional. El reconocimiento de los pueblos y comunidades indígenas se
hará en las constituciones y leyes de las entidades federativas, las que deberán tomar en cuenta, además de
los principios generales establecidos en los párrafos anteriores de este artículo, criterios etnolingüísticas y de
asentamiento físico.

A. Esta Constitución reconoce y garantiza el derecho de los pueblos y las comunidades indígenas a la libre
determinación y, en consecuencia, a la autonomía para:

I. Decidir sus formas internas de convivencia y organización social, económica, política y cultural.

II. Aplicar sus propios sistemas normativos en la regulación y solución de sus conflictos internos, sujetándose
a los principios generales de esta Constitución, respetando las garantías individuales, los derechos humanos
y, de manera relevante, la dignidad e integridad de las mujeres. La ley establecerá los casos y procedimientos
de validación por los jueces o tribunales correspondientes.

III. Elegir de acuerdo con sus normas, procedimientos y prácticas tradicionales, a las autoridades o
representantes para el ejercicio de sus formas propias de gobierno interno, garantizando la participación de
las mujeres en condiciones de equidad frente a los varones, en un marco que respete el pacto federal y la
soberanía de los estados.

IV. Preservar y enriquecer sus lenguas, conocimientos y todos los elementos que constituyan su cultura e
identidad.

V. Conservar y mejorar el hábitat y preservar la integridad de sus tierras en los términos establecidos en esta
Constitución.

VI. Acceder, con respeto a las formas y modalidades de propiedad y tenencia de la tierra establecidas en esta
Constitución y a las leyes de la materia, así como a los derechos adquiridos por terceros o por integrantes de
la comunidad, al uso y disfrute preferente de los recursos naturales de los lugares que habitan y ocupan las
comunidades, salvo aquellos que corresponden a las áreas estratégicas, en términos de esta Constitución.
Para estos efectos las comunidades podrán asociarse en términos de ley.

VII. Elegir, en los municipios con población indígena, representantes ante los ayuntamientos. Las
constituciones y leyes de las entidades federativas reconocerán y regularán estos derechos en los municipios,
con el propósito de fortalecer la participación y representación política de conformidad con sus tradiciones y
normas internas.

VIII. Acceder plenamente a la jurisdicción del Estado. Para garantizar ese derecho, en todos los juicios y
procedimientos en que sean parte, individual o colectivamente, se deberán tomar en cuenta sus costumbres y
especificidades culturales respetando los preceptos de esta Constitución. Los indígenas tienen en todo tiempo
el derecho a ser asistidos por intérpretes y defensores que tengan conocimiento de su lengua y cultura. Las
constituciones y leyes de las entidades federativas establecerán las características de libre determinación y
autonomía que mejor expresen las situaciones y aspiraciones de los pueblos indígenas en cada entidad, así
como las normas para el reconocimiento de las comunidades indígenas como entidades de interés público.

B. La Šederación, los Estados y los Municipios, para promover la igualdad de oportunidades de los indígenas
y eliminar cualquier práctica discriminatoria, establecerán las instituciones y determinarán las políticas
necesarias para garantizar la vigencia de los derechos de los indígenas y el desarrollo integral de sus pueblos
y comunidades, las cuales deberán ser diseñadas y operadas conjuntamente con ellos. Para abatir las
carencias y rezagos que afectan a los pueblos y comunidades indígenas, dichas autoridades, tienen la
obligación de:

I. Impulsar el desarrollo regional de las zonas indígenas con el propósito de fortalecer las economías locales y
mejorar las condiciones de vida de sus pueblos, mediante acciones coordinadas entre los tres órdenes de
gobierno, con la participación de las comunidades. Las autoridades municipales determinarán equitativamente
las asignaciones presupuestales que las comunidades administrarán directamente para fines específicos.

II. Garantizar e incrementar los niveles de escolaridad, favoreciendo la educación bilingüe e intercultural, la
alfabetización, la conclusión de la educación básica, la capacitación productiva y la educación media superior
y superior. Establecer un sistema de becas para los estudiantes indígenas en todos los niveles. Definir y
desarrollar programas educativos de contenido regional que reconozcan la herencia cultural de sus pueblos,
de acuerdo con las leyes de la materia y en consulta con las comunidades indígenas. Impulsar el respeto y
conocimiento de las diversas culturas existentes en la nación.

III. Asegurar el acceso efectivo a los servicios de salud mediante la ampliación de la cobertura del sistema
nacional, aprovechando debidamente la medicina tradicional, así como apoyar la nutrición de los indígenas
mediante programas de alimentación, en especial para la población infantil.

IV. Mejorar las condiciones de las comunidades indígenas y de sus espacios para la convivencia y recreación,
mediante acciones que faciliten el acceso al financiamiento público y privado para la construcción y
mejoramiento de vivienda, así como ampliar la cobertura de los servicios sociales básicos.

V. Propiciar la incorporación de las mujeres indígenas al desarrollo, mediante el apoyo a los proyectos
productivos, la protección de su salud, el otorgamiento de estímulos para favorecer su educación y su
participación en la toma de decisiones relacionadas con la vida comunitaria.

VI. Extender la red de comunicaciones que permita la integración de las comunidades, mediante la
construcción y ampliación de vías de comunicación y telecomunicación. Establecer condiciones para que los
pueblos y las comunidades indígenas puedan adquirir, operar y administrar medios de comunicación, en los
términos que las leyes de la materia determinen.

VII. Apoyar las actividades productivas y el desarrollo sustentable de las comunidades indígenas mediante
acciones que permitan alcanzar la suficiencia de sus ingresos económicos, la aplicación de estímulos para las
inversiones públicas y privadas que propicien la creación de empleos, la incorporación de tecnologías para
incrementar su propia capacidad productiva, así como para asegurar el acceso equitativo a los sistemas de
abasto y comercialización.

VIII. Establecer políticas sociales para proteger a los migrantes de los pueblos indígenas, tanto en el territorio
nacional como en el extranjero, mediante acciones para garantizar los derechos laborales de los jornaleros
agrícolas; mejorar las condiciones de salud de las mujeres; apoyar con programas especiales de educación y
nutrición a niños y jóvenes de familias migrantes; velar por el respeto de sus derechos humanos y promover la
difusión de sus culturas.

IX. Consultar a los pueblos indígenas en la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo y de los estatales y
municipales y, en su caso, incorporar las recomendaciones y propuestas que realicen. Para garantizar el
cumplimiento de las obligaciones señaladas en este apartado, la Cámara de Diputados del Congreso de la
Unión, las legislaturas de las entidades federativas y los ayuntamientos, en el ámbito de sus respectivas
competencias, establecerán las partidas específicas destinadas al cumplimiento de estas obligaciones en los
presupuestos de egresos que aprueben, así como las formas y procedimientos para que las comunidades
participen en el ejercicio y vigilancia de las mismas. Sin perjuicio de los derechos aquí establecidos a favor de
los indígenas, sus comunidades y pueblos, toda comunidad equiparable a aquéllos tendrá en lo conducente
los mismos derechos tal y como lo establezca la ley.

ý 
    
 ( 
 )*+ ,!,!$


N 

(
 )- Son principios de la nación nicaragüense: la libertad; la justicia;elrespeto a la dignidad de la
persona humana; el pluralismo político, social y étnico; el reconocimiento a las distintas formas de propiedad;
la libre cooperación internacional; y el respeto a la libre autodeterminación de los pueblos. El pluralismo
político asegura la existencia y participación de todas las organizaciones políticas en los asuntos económicos,
políticos y sociales del país, sin restriccion ideológica, excepto aquellos que pretenden el restablecimiento de
todo tipo de dictadura o de cualquier sistema antidemocrático. El Estado reconoce la existencia de los pueblos
indígenas, que gozan de los derechos, deberes y garantías consignados en la Constitución, y en especial los
de mantener y desarrollar su identidad y cultura, tener sus propias formas de organización social y administrar
sus asuntos locales; así como mantener las formas comunales de propiedad de sus tierras y el goce, uso y
disfrute de las mismas, todo de conformidad con la ley. Para las comunidades de la Costa Atlántica se
establece el régimen de autonomiía en la presente Constitución. Las diferentes formas de propiedad: pública,
privada, asociativa, cooperativa y comunitaria deberán ser garantizadas y estimuladas sin discriminación para
producir riquezas, y todas ellas dentro de su libre funcionamiento deberán cumplir una función social.
Nicaragua fundamenta sus relaciones internacionales en la amistad y solidaridad entre los pueblos y la
reciprocidad entre los Estados. Por tanto, se inhibe y proscribe todo tipo de acción política, militar, económica,
cultural y religiosa, y la intervención en los asuntos internos de otros Estados. Reconoce el principio de
solución pacífica de las controversias internacionales por los medios que ofrece el derecho internacional, y
proscribe el uso de armas nucleares y otros medios de destrucción masiva en conflictos internos e
internacionales; aseguar el asilo para los perseguidos políticos y rechaza tdoa subordinación de un Estado
respecto a otro. Nicaragua se adhiere a los principios que conforman el Derecho Internacional Americano
reconocido y ratificado soberanamente. Nicaragua privilegia la integración regional y propugna por la
reconstrucción de la Gran Patira Centroamericana.

ý   
        $

(
 2- El pueblo de Nicaragua es de naturaleza multiétnica y parte integrante de la nación
centroamericana.

(
 2.1 Las Comunidades de la Costa Atlántica son parte indisoluble del pueblo nicaragüense y como tal
gozan de los mismos derechos y tienen las mismas obligaciones.

Las Comunidades de la Costa Atlántica tienen el derecho de preservar y desarrollar su identidad cultural en la
unidad nacional; dotarse de sus propias formas de organización social y administrar sus asuntos locales
conforme a sus tradiciones.

El Estado reconoce las formas comunales de propiedad de las tierras de las Comunidades de la Costa
Atlántica. Igualmente reconoce el goce, uso y disfrute de las aguas y bosques de sus tierras comunales.

(
 . 1 Las Comunidades de la Costa Atlántica tienen derecho a la libre expresión y preservación de
sus lenguas, arte y cultura. El desarrollo de su cultura y sus valores enriquece la cultura nacional. El Estado
creará programas especiales para el ejercicio de estos derechos.

(
 .c1 El Estado tiene la obligación de dictar leyes destinadas a promover acciones que aseguren que
ningún nicaragüense sea objeto de discriminación por razón de su lengua, cultura y origen.

  /
(
 2- Las lenguas aborígenes serán objeto de especial estudio, conservación y divulgación y el Estado
promoverá programas de alfabetización bilingüe en las comunidades indígenas.

(
 2-- El Estado reconoce y respeta la identidad étnica de las comunidades indígenas nacionales,
realizará programas tendientes a desarrollar los valores materiales, sociales y espirituales propios de cada
uno de sus culturas y creará una institución para el estudio, conservación, divulgación de las mismas y de sus
lenguas, así como la promoción del desarrollo integral de dichos grupos humanos.

(
 c -El Estado desarrollará programas de educación y promoción para grupos indígenas ya que
poseen patrones culturales propios, a fin de lograr su participación activa en la función ciudadana.

(
 cð- El Estado garantiza a las comunidades indígenas la reserva de las tierras necesarias y la
propiedad colectiva de las mismas para el logro de su bienestar económico y social. La Ley regulará los
procedimientos que deban seguirse para lograr esta finalidad y las delimitaciones correspondientes dentro de
las cuales se prohíbe la apropiación privada de las tierras.

 
(
 -1 *   

Esta Constitución reconoce la existencia de los pueblos indígenas, definidos como grupos de cultura
anteriores a la formación y organización del Estado paraguayo.

(
 -ð1&('NT'(3TN'`(
Queda reconocido y garantizado el derecho de los pueblos indígenas a preservar y a desarrollar su identidad
étnica en el respectivo hábitat. Tienen derecho, asimismo, a aplicar libremente sus sistemas de organización
política, social, económica, cultural y religiosa, al igual que la voluntaria sujeción a sus normas
consuetudinarias para la regulación de la convivencia interior siempre que ellas no atenten contra los
derechos fundamentales establecidos en esta Constitución. En los conflictos jurisdiccionales se tendrá en
cuenta el derecho consuetudinario indígena.

(
 -1&(4%'(`%5N'T(4'(
Los pueblos indígenas tienen derecho a la propiedad comunitaria de la tierra, en extensión y calidad
suficientes para la conservación y el desarrollo de sus formas peculiares de vida. El Estado les proveerá
gratuitamente de estas tierras, las cuales serán inembargables, indivisibles, intransferibles, imprescriptibles,
no susceptibles, no susceptibles de garantizar obligaciones contractuales ni de ser arrendadas; asimismo,
estarán exentas de tributo.

Se prohíbe la remoción o traslado de su hábitat sin el expreso consentimiento de los mismos.

(
 -)1&4`%(&((4T'`'(`'6N
Se garantiza a los pueblos indígenas el derecho a participar en la vida económica, social, política y cultural del
país, de acuerdo con sus usos consuetudinarios, ésta Constitución y las leyes nacionales.

(
 --1&(5`(`'6N7&((8'8TN`'(
El Estado respetará las peculiaridades culturales de los pueblos indígenas especialmente en lo relativo a la
educación formal. Se atenderá, además, a su defensa contra la regresión demográfica, la depredación de su
hábitat, la contaminación ambiental, la explotación económica y la alienación cultural.

(
 -,1&(9%N4(`'6N
Los miembros de los pueblos indígenas están exonerados de prestar servicios sociales, civiles o militares, así
como de las cargas públicas que establezca la ley.

(
 c  - DE LOS IDIOMAS El Paraguay es un país pluricultural y bilingüe. Son idiomas oficiales el
castellano y el guaraní. La ley establecerá las modalidades de utilización de uno y otro. Las lenguas
indígenas, así como las de otras minorías, forman parte del patrimonio cultural de la Nación.


4:

(
 +- Toda persona tiene derecho:

1. A la vida, a su identidad, a su integridad moral, psíquica y física y a su libre desarrollo y bienestar. El


concebido es sujeto de derecho en todo cuanto le favorece.

2. A la igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión,
opinión, condición económica o de cualquiera otra índole.

3. A la libertad de conciencia y de religión, en forma individual o asociada. No hay persecución por razón de
ideas o creencias. No hay delito de opinión. El ejercicio público de todas las confesiones es libre, siempre que
no ofenda la moral ni altere el orden público.

4. A las libertades de información, opinión, expresión y difusión del pensamiento mediante la palabra oral o
escrita o la imagen, por cualquier medio de comunicación social, sin previa autorización ni censura ni
impedimento algunos, bajo las responsabilidades de ley. Los delitos cometidos por medio del libro, la prensa y
demás medios de comunicación social se tipifican en el Código Penal y se juzgan en el fuero común. Es delito
toda acción que suspende o clausura algún órgano de expresión o le impide circular libremente. Los derechos
de informar y opinar comprenden los de fundar medios de comunicación

5. A solicitar sin expresión de causa la información que requiera y a recibirla de cualquier entidad pública, en
el plazo legal, con el costo que suponga el pedido. Se exceptúan las informaciones que afectan la intimidad
personal y las que expresamente se excluyan por ley o por razones de seguridad nacional. El secreto
bancario y la reserva tributaria pueden levantarse a pedido del Juez, del Šiscal de la Nación, o de una
comisión investigadora del Congreso con arreglo a ley y siempre que se refieran al caso investigado.

6. A que los servicios informáticos, computarizados o no, públicos o privados, no suministren informaciones
que afecten la intimidad personal y familiar.

7. Al honor y a la buena reputación, a la intimidad personal y familiar así como a la voz y a la imagen propias.
Toda persona afectada por afirmaciones inexactas o agraviada en cualquier medio de comunicación social
tiene derecho a que éste se rectifique en forma gratuita, inmediata y proporcional, sin perjuicio de las
responsabilidades de ley.

8. A la libertad de creación intelectual, artística, técnica y científica, así como a la propiedad sobre dichas
creaciones y a su producto. El Estado propicia el acceso a la cultura y fomenta su desarrollo y difusión.

9. A la inviolabilidad del domicilio. Nadie puede ingresar en él ni efectuar investigaciones o registros sin
autorización de la persona que lo habita o sin mandato judicial, salvo flagrante delito o muy grave peligro de
su perpetración. Las excepciones por motivos de sanidad o de grave riesgo son reguladas por la ley.

10. Al secreto y a la inviolabilidad de sus comunicaciones y documentos privados. Las comunicaciones,


telecomunicaciones o sus instrumentos sólo pueden ser abiertos, incautados, interceptados o intervenidos por
mandamiento motivado del Juez, con las garantías previstas en la ley. Se guarda secreto de los asuntos
ajenos al hecho que motiva su examen. Los documentos privados obtenidos con violación de este precepto no
tienen efecto legal. Los libros, comprobantes y documentos contables y administrativos están sujetos a
inspección o fiscalización de la autoridad competente, de conformidad con la ley. Las acciones que al respecto
se tomen no pueden incluir su sustracción o incautación, salvo por orden judicial.

11. A elegir su lugar de residencia, a transitar por el territorio nacional y a salir de él y entrar en él, salvo
limitaciones por razones de sanidad o por mandato judicial o por aplicación de la ley de extranjería.
12. A reunirse pacíficamente sin armas. Las reuniones en locales privados o abiertos al público no requieren
aviso previo. Las que se convocan en plazas y vías públicas exigen anuncio anticipado a la autoridad, la que
puede prohibirlas solamente por motivos probados de seguridad o de sanidad públicas.

13. A asociarse y a constituir fundaciones y diversas formas de organización jurídica sin fines de lucro, sin
autorización previa y con arreglo a ley. No pueden ser disueltas por resolución administrativa.

14. A contratar con fines lícitos, siempre que no se contravengan leyes de orden público.

15. A trabajar libremente, con sujeción a ley.

16. A la propiedad y a la herencia.

17. A participar, en forma individual o asociada, en la vida política, económica, social y cultural de la Nación.
Los ciudadanos tienen, conforme a ley, los derechos de elección, de remoción o revocación de autoridades,
de iniciativa legislativa y de referéndum.

18. A mantener reserva sobre sus convicciones políticas, filosóficas, religiosas o de cualquiera otra índole, así
como a guardar el secreto profesional.

19. A su identidad étnica y cultural. El Estado reconoce y protege la pluralidad étnica y cultural de la Nación.
Todo peruano tiene derecho a usar su propio idioma ante cualquier autoridad mediante un intérprete. Los
extranjeros tienen este mismo derecho cuando son citados por cualquier autoridad.

20. A formular peticiones, individual o colectivamente, por escrito ante la autoridad competente, la que está
obligada a dar al interesado una respuesta también por escrito dentro del plazo legal, bajo responsabilidad.
Los miembros de las Šuerzas Armadas y de la Policía Nacional sólo pueden ejercer individualmente el
derecho de petición.

21. A su nacionalidad. Nadie puede ser despojado de ella. Tampoco puede ser privado del derecho de
obtener o de renovar su pasaporte dentro o fuera del territorio de la República.

22. A la paz, a la tranquilidad, al disfrute del tiempo libre y al descanso, así como a gozar de un ambiente
equilibrado y adecuado al desarrollo de su vida.

23. A la legítima defensa.

24. A la libertad y a la seguridad personales.

En consecuencia:

a. Nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda, ni impedido de hacer lo que ella no prohíbe.

b. No se permite forma alguna de restricción de la libertad personal, salvo en los casos previstos por la ley.
Están prohibidas la esclavitud, la servidumbre y la trata de seres humanos en cualquiera de sus formas.

c. No hay prisión por deudas. Este principio no limita el mandato judicial por incumplimiento de deberes
alimentarios.

d. Nadie será procesado ni condenado por acto u omisión que al tiempo de cometerse no esté previamente
calificado en la ley, de manera expresa e inequívoca, como infracción punible; ni sancionado con pena no
prevista en la ley.

e. Toda persona es considerada inocente mientras no se haya declarado judicialmente su responsabilidad.


f. Nadie puede ser detenido sino por mandamiento escrito y motivado del Juez o por las autoridades policiales
en caso de flagrante delito. El detenido debe ser puesto a disposición del juzgado correspondiente, dentro de
las veinticuatro horas o en el término de la distancia. Estos plazos no se aplican a los casos de terrorismo,
espionaje y tráfico ilícito de drogas. En tales casos, las autoridades policiales pueden efectuar la detención
preventiva de los presuntos implicados por un término no mayor de quince días naturales. Deben dar cuenta
al Ministerio Público y al Juez, quien puede asumir jurisdicción antes de vencido dicho término.

g. Nadie puede ser incomunicado sino en caso indispensable para el esclarecimiento de un delito, y en la
forma y por el tiempo previstos por la ley. La autoridad está obligada bajo responsabilidad a señalar, sin
dilación y por escrito, el lugar donde se halla la persona detenida.

h. Nadie debe ser víctima de violencia moral, psíquica o física, ni sometido a tortura o a tratos inhumanos o
humillantes. Cualquiera puede pedir de inmediato el examen médico de la persona agraviada o de aquélla
imposibilitada de recurrir por sí misma a la autoridad. Carecen de valor las declaraciones obtenidas por la
violencia. Quien la emplea incurre en responsabilidad.

# $ 

(
 cc.- El Estado reconocerá la existencia de los pueblos y comunidades indígenas, su organización
social, política y económica, sus culturas, usos y costumbres, idiomas y religiones, así como su hábitat y
derechos originarios sobre las tierras que ancestral y tradicionalmente ocupan y que son necesarias para
desarrollar y garantizar sus formas de vida. Corresponderá al Ejecutivo Nacional, con la participación de los
pueblos indígenas, demarcar y garantizar el derecho a la propiedad colectiva de sus tierras, las cuales serán
inalienables, imprescriptibles, inembargables e intransferibles de acuerdo con lo establecido en esta
Constitución y la ley.

(
 c - El aprovechamiento de los recursos naturales en los hábitats indígenas por parte del Estado se
hará sin lesionar la integridad cultural, social y económica de los mismos e, igualmente, está sujeto a previa
información y consulta a las comunidades indígenas respectivas. Los beneficios de este aprovechamiento por
parte de los pueblos indígenas están sujetos a la Constitución y a la ley.

(
 cc- Los pueblos indígenas tienen derecho a mantener y desarrollar su identidad étnica y cultural,
cosmovisión, valores, espiritualidad y sus lugares sagrados y de culto. El Estado fomentará la valoración y
difusión de las manifestaciones culturales de los pueblos indígenas, los cuales tienen derecho a una
educación propia y a un régimen educativo de carácter intercultural y bilingüe, atendiendo a sus
particularidades socioculturales, valores y tradiciones.

(
 c- Los pueblos indígenas tienen derecho a una salud integral que considere sus prácticas y
culturas. El Estado reconocerá su medicina tradicional y las terapias complementarias, con sujeción a
principios bioéticos.

(
 cð Los pueblos indígenas tienen derecho a mantener y promover sus propias prácticas económicas
basadas en la reciprocidad, la solidaridad y el intercambio; sus actividades productivas tradicionales, su
participación en la economía nacional y a definir sus prioridades. Los pueblos indígenas tienen derecho a
servicios de formación profesional y a participar en la elaboración, ejecución y gestión de programas
específicos de capacitación, servicios de asistencia técnica y financiera que fortalezcan sus actividades
económicas en el marco del desarrollo local sustentable. El Estado garantizará a los trabajadores y
trabajadoras pertenecientes a los pueblos indígenas el goce de los derechos que confiere la legislación
laboral.

(
 c- Se garantiza y protege la propiedad intelectual colectiva de los conocimientos, tecnologías e
innovaciones de los pueblos indígenas.
Toda actividad relacionada con los recursos genéticos y los conocimientos asociados a los mismos
perseguirán beneficios colectivos. Se prohíbe el registro de patentes sobre estos recursos y conocimientos
ancestrales.

(
 c)- Los pueblos indígenas tienen derecho a la participación política. El Estado garantizará la
representación indígena en la Asamblea Nacional y en los cuerpos deliberantes de las entidades federales y
locales con población indígena, conforme a la ley.

(
 c-- Los pueblos indígenas, como culturas deraíces ancestrales, forman parte de la Nación, del
Estado y del pueblo venezolano como único, soberano e indivisible. De conformidad con esta Constitución
tienen el deber de salvaguardar la integridad y la soberanía nacional.

El término pueblo no podrá interpretarse en esta Constitución en el sentido que se le da en el derecho


internacional.

(
 - - Las autoridades legítimas de los pueblos indígenas podrán aplicar en su hábitat instancias de
justicia con base en sus tradiciones ancestrales y que sólo afecten a sus integrantes, según sus propias
normas y procedimientos, siempre que no sean contrarios a esta Constitución, a la ley y al orden público. La
ley determinará la forma de coordinación de esta jurisdicción especial con el sistema judicial nacional.

-  N 5 * *  

4  *( *; cð


 * ,

 
# -%&
Guiada por los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y la buena fe en el cumplimiento de
las obligaciones contraídas por los Estados de conformidad con la Carta,

 
%  que los pueblos indígenas son iguales a todos los demás pueblos y reconociendo al mismo tiempo
el derecho de todos los pueblos a ser diferentes, a considerarse a sí mismos diferentes y a ser respetados
como tales,

 
%  
# .% que todos los pueblos contribuyen a la diversidad y riqueza de las civilizaciones y culturas,
que constituyen el patrimonio común de la humanidad,

 
%   
 que todas las doctrinas, políticas y prácticas basadas en la superioridad de determinados
pueblos o personas o que la propugnan aduciendo razones de origen nacional o diferencias raciales,
religiosas, étnicas o culturales son racistas, científicamente falsas, jurídicamente inválidas, moralmente
condenables y socialmente injustas,

( 
%  que, en el ejercicio de sus derechos, los pueblos indígenas deben estar libres de toda forma de
discriminación,

  por el hecho de que los pueblos indígenas hayan sufrido injusticias históricas como resultado,
entre otras cosas, de la colonización y enajenación de sus tierras, territorios y recursos, lo que les ha impedido
ejercer, en particular, su derecho al desarrollo de conformidad con sus propias necesidades e intereses,

/% % de la urgente necesidad de respetar y promover los derechos intrínsecos de los pueblos
indígenas, que derivan de sus estructuras políticas, económicas y sociales y de sus culturas, de sus
tradiciones espirituales, de su historia y de su filosofía, especialmente los derechos a sus tierras, territorios y
recursos,
/% % 
# .% de la urgente necesidad de respetar y promover los derechos de los pueblos indígenas
afirmados en tratados, acuerdos y otros arreglos constructivos con los Estados,

/#%  que los pueblos indígenas se estén organizando para promover su desarrollo político, económico,
social y cultural y para poner fin a todas las formas de discriminación y opresión dondequiera que ocurran,

/%0%  de que el control por los pueblos indígenas de los acontecimientos que los afecten a ellos y a sus
tierras, territorios y recursos les permitirá mantener y reforzar sus instituciones, culturas y tradiciones y
promover su desarrollo de acuerdo con sus aspiraciones y necesidades,

/% %  que el respeto de los conocimientos, las culturas y las prácticas tradicionales indígenas
contribuye al desarrollo sostenible y equitativo y a la ordenación adecuada del medio ambiente,

)%  la contribución de la desmilitarización de las tierras y territorios de los pueblos indígenas a la paz,
el progreso y el desarrollo económicos y sociales, la comprensión y las relaciones de amistad entre las
naciones y los pueblos del mundo,

(% %  %   el derecho de las familias y comunidades indígenas a seguir compartiendo la
responsabilidad por la crianza, la formación, la educación y el bienestar de sus hijos, en observancia de los
derechos del niño,

/% %  que los derechos afirmados en los tratados, acuerdos y otros arreglos constructivos entre los
Estados y los pueblos indígenas son, en algunas situaciones, asuntos de preocupación, interés y
responsabilidad internacional, y tienen carácter internacional,

/% %  
# .% que los tratados, acuerdos y demás arreglos constructivos, y las relaciones que éstos
representan, sirven de base para el fortalecimiento de la asociación entre los pueblos indígenas y los Estados,

(% %  que la Carta de las Naciones Unidas, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, así como la Declaración y el Programa de
Acción de Viena afirman la importancia fundamental del derecho de todos los pueblos a la libre determinación,
en virtud del cual éstos determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo
económico, social y cultural,

1% %  % que nada de lo contenido en la presente Declaración podrá utilizarse para negar a ningún
pueblo su derecho a la libre determinación, ejercido de conformidad con el derecho internacional,

/%0%  de que el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas en la presente Declaración
fomentará relaciones armoniosas y de cooperación entre los Estados y los pueblos indígenas, basadas en los
principios de la justicia, la democracia, el respeto de los derechos humanos, la no discriminación y la buena fe,

%%  a los Estados a que cumplan y apliquen eficazmente todas sus obligaciones para con los pueblos
indígenas dimanantes de los instrumentos internacionales, en particular las relativas a los derechos humanos,
en consulta y cooperación con los pueblos interesados,

2#%  que corresponde a las Naciones Unidas desempeñar un papel importante y continuo de
promoción y protección de los derechos de los pueblos indígenas,

/% %  que la presente Declaración constituye un nuevo paso importante hacia el reconocimiento, la
promoción y la protección de los derechos y las libertades de los pueblos indígenas y en el desarrollo de
actividades pertinentes del sistema de las Naciones Unidas en esta esfera,

(% %    
%  que las personas indígenas tienen derecho sin discriminación a todos los
derechos humanos reconocidos en el derecho internacional, y que los pueblos indígenas poseen derechos
colectivos que son indispensables para su existencia, bienestar y desarrollo integral como pueblos,
(% %  que la situación de los pueblos indígenas varía según las regiones y los países y que se debe
tener en cuenta la significación de las particularidades nacionales y regionales y de las diversas tradiciones
históricas y culturales,


 
%
% la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas,
cuyo texto figura a continuación, como ideal común que debe perseguirse en un espíritu de solidaridad y
respeto mutuo:

(
 c
Los indígenas tienen derecho, como pueblos o como personas, al disfrute pleno de todos los derechos
humanos y las libertades fundamentales reconocidos por la Carta de las Naciones Unidas, la Declaración
Universal de Derechos Humanos y la normativa internacional de los derechos humanos.

(
 
Los pueblos y las personas indígenas son libres e iguales a todos los demás pueblos y personas y tienen
derecho a no ser objeto de ningún tipo de discriminación en el ejercicio de sus derechos, en particular la
fundada en su origen o identidad indígenas.

(
 ð
Los pueblos indígenas tienen derecho a la libre determinación. En virtud de ese derecho determinan
libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural.

(
 
Los pueblos indígenas, en ejercicio de su derecho de libre determinación, tienen derecho a la autonomía o al
autogobierno en las cuestiones relacionadas con sus asuntos internos y locales, así como a disponer de los
medios para financiar sus funciones autónomas.

(
 )
Los pueblos indígenas tienen derecho a conservar y reforzar sus propias instituciones políticas, jurídicas,
económicas, sociales y culturales, manteniendo a la vez su derecho a participar plenamente, si lo desean, en
la vida política, económica, social y cultural del Estado.

(
 -
Toda persona indígena tiene derecho a una nacionalidad.

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