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Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

Luciano, Gabriela; Marín, Leticia; Yuli, María Elena


Violencia en la escuela: ¿un problema y un desafío para la educación?
Enseñanza e Investigación en Psicología, Vol. 13, Núm. 1, enero-junio, 2008, pp. 27-39
Universidad Veracruzana
Xalapa, México

Disponible en: http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=29213103

Enseñanza e Investigación en Psicología


ISSN (Versión impresa): 0185-1594
rbulle@uv.mx
Universidad Veracruzana
México

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www.redalyc.org
Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto.
ENSEÑANZA E INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA VOL. 13, NUM. 1: 27-39 ENERO-JUNIO, 2008

VIOLENCIA EN LA ESCUELA: ¿UN PROBLEMA


Y UN DESAFÍO PARA LA EDUCACIÓN?

Violence at school: A problem


and a challenge for education?

Gabriela Luciano, Leticia Marín y María Elena Yuli


Universidad Nacional de San Luis (Argentina)1

RESUMEN

El presente trabajo da cuenta de los resultados obtenidos en una investigación


sobre violencia escolar realizada en escuelas de la ciudad de San Luis (Argenti-
na) con niños de 10 a 15 años. Sobre la base del análisis de los datos, se re-
flexiona acerca de la intensidad que este fenómeno cobra en el ámbito educati-
vo, al mismo tiempo que se busca profundizar principalmente en procesos de
intimidación entre pares (bullying). El enfoque metodológico utilizado fue cuan-
titativo-exten-sivo en la etapa de descripción del fenómeno, y cualitativo-
intensivo en la etapa de indagación de los aspectos relacionales y significados
que construyen los niños que padecen este tipo de violencia y sus docentes.
Los resultados hallados servirán para el desarrollo de futuras acciones preven-
tivas y correctivas en las instituciones educativas, algunas de las cuales se
proponen en el trabajo.

Indicadores: Violencia escolar; Prevención de la violencia; Intervención.

ABSTRACT

This paper shows the results obtained from a research on school violence car-
ried out in schools of San Luis (Argentina) with children of 10 to 15 years old.
The analysis of data highlights the intensity of this phenomenon in school set-
tings and focuses on bullying process. The methodological approach was quanti-
tative-qualitative in the description stage, and qualitative-intensive in the
stage of analysis of relationships and meaning-construction aspects in those
children and their teachers who suffer from this type of violence. The results

1Facultad de Ciencias Humanas, Ejército de los Andes 990, 5700 San Luis, Argentina, tel.
(0054)26-52-43-55-12, fax (0054)29-52-43-02-24, correo electrónicos: olmarin@unsl.edu.ar,
meyuli@unsl.edu.ar y gabiluciano@hotmail.com. Artículo recibido el 10 de septiembre y acep-
tado el 23 de octubre de 2007.
VIOLENCIA EN LA ESCUELA: ¿UN PROBLEMA Y UN DESAFÍO PARA LA EDUCACIÓN

intend to contribute to the development of future preventive and corrective


actions in education institutions, some of which are proposed at the end of
this work.

Key words: Violence at school; Violence prevention; Intervention.


28

El presente trabajo es el resultado de la investigación que las autoras


llevaran a cabo sobre las manifestaciones de violencia en escuelas pú-
blicas de la ciudad de San Luis, Argentina. Se trata de un estudio des-
criptivo y comprensivo orientado a conocer cómo se manifiesta la vio-
lencia entre pares en general y el bullying en particular. Se abordaron
en él, de manera extensiva e intensiva, ciertos aspectos del problema,
centrándose el interés fundamentalmente en explorar episodios de mal-
trato entre compañeros y el bullying como una forma específica de mal-
trato entre pares, por ser este uno de los problemas que más preocu-
pan a docentes, directivos y padres y del que no se disponen datos que
den cuenta de su extensión e intensidad en el medio estudiado. Lejos
de disminuir, parece ser un fenómeno en expansión que afecta la vida
cotidiana a través de casos que por su gravedad tienen una gran tras-
cendencia pública2. En ese marco, el objetivo fue estudiar formas de
relación violentas entre compañeros y aproximarse así a la resonancia
subjetiva y las consecuencias personales e institucionales que produ-
cen en el ámbito escolar.
La violencia no es un concepto unívoco ni designa a un fenóme-
no singular; por el contrario, involucra la existencia de múltiples vio-
lencias e implica niveles individuales, familiares, institucionales y so-
ciales, los cuales se articulan potenciando o moderando sus manifes-
taciones (Bringuiotti, 2000), por lo que, si bien hay formas históricas
y culturales que caracterizan la violencia de nuestro tiempo, sus ma-
nifestaciones son producto de configuraciones particulares en distin-
tos escenarios.

2 En los últimos años, en diferentes puntos del país y también en San Luis se produjeron
hechos trágicos por parte de escolares, como en el caso ocurrido en la ciudad de Carmen de
Patagones, en la provincia de Buenos Aires. En ese lugar, en el año 2004 un jovencito atacó
repentinamente con un arma a sus compañeros, produciendo la muerte de cinco y varios
heridos. La misma situación, aunque sin tan graves consecuencias, se reprodujo en otras
escuelas del país.
ENSEÑANZA E INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA VOL. 13, NUM. 1: 27-39 ENERO-JUNIO, 2008

Alegre (2004) define a la violencia escolar como todas aquellas


situaciones de agresión física, verbal y emocional que parten de los
alumnos, docentes y la propia institución escolar, que a su vez está
inmersa en una sociedad que se expresa violentamente a través de
diferentes modalidades y canales según el nivel de relación (política, 29
institucional, comunicacional y personal).
Un modo de diferenciar comportamientos no deseados en el ámbi-
to escolar porque afectan el desarrollo del proceso enseñanza-aprendizaje,
es el que hace Moreno (1997), quien distingue seis tipos o categorías a
efecto de diferenciar las situaciones: disrupción en las aulas, problemas
de disciplina, vandalismo y daños materiales, violencia física, acoso
sexual y maltrato entre compañeros, a los que añade el bullying como
una forma particular de maltrato entre pares. Como forma de relación
entre los actores escolares, las modalidades violentas se han visto in-
crementadas en la actualidad hasta el punto de enrarecer el clima insti-
tucional, obstaculizar la tarea pedagógica y afectar la salud física y
psicológica de alumnos y docentes. Así que la complejidad de las rela-
ciones entre el adentro y el afuera de la escuela hace necesario que
cualquier práctica de intervención orientada a producir cambios se sus-
tente en un conocimiento directo de las relaciones particulares en la
institución escolar.
El bullying es un concepto que encuadra a todas aquellas situa-
ciones de violencia entre pares en las cuales existe rechazo social, inti-
midación psicológica y/o violencia física sobre uno o más niños (vícti-
mas) por parte de otro u otros niños (victimarios). Este fenómeno ha sido
definido en función de la intimidación, atropello, acoso, abuso o some-
timiento que produce sobre la víctima (Avilés, 2006; Ortega, 2003).
Según algunos estudios realizados en diferentes lugares, el fenó-
meno suele pasar inadvertido para los adultos, y es esta invisibilidad la
que alimenta sentimientos de inseguridad, debilidad y vergüenza en las
víctimas. También ha sido conceptuado en términos de un abuso de
poder que se expresa a través de una modalidad violenta, que tiene
efectos de victimización en quien lo sufre y que prospera en grupos
diversos, sin diferencias en cuanto al estrato social o la edad, aunque
algunas investigaciones señalan que es más frecuente entre los 10 y 15
años y que alrededor de los 16 años parece declinar (Bringiotti, 2000;
Castro, 2003).
VIOLENCIA EN LA ESCUELA: ¿UN PROBLEMA Y UN DESAFÍO PARA LA EDUCACIÓN

Para el estudio analítico de estas situaciones, resulta operativo


distinguir –al igual que en otras investigaciones acerca de la violencia
escolar– el maltrato físico directo (pegar, amenazar con armas) del in-
directo (esconder, robar, romper objetos o pertenencias); el maltrato
30 verbal directo (insultar, burlarse, poner apodos) del indirecto (hablar
mal de alguien, hacer correr falsos rumores), y la exclusión social direc-
ta (excluir, no dejar participar a alguien en una actividad) de la indirecta
(ignorar, menospreciar, tratar como un objeto) (Castro, 2003; Moreno,
1997; Rodríguez, 2005).

MÉTODO

Participantes
El enfoque metodológico utilizado fue cuantitativo-extensivo en una
primera etapa de descripción del fenómeno, y cualitativo-intensivo en
una segunda etapa de indagación de los aspectos relacionales y de los
significados que construyen los chicos que padecen la violencia de
sus pares. La selección de los sujetos fue diferente en las dos etapas
de la investigación. Para la etapa descriptiva-extensiva fue necesario
hacer un muestreo bietápico, primeramente de las escuelas públicas de
la zona centro de la ciudad de San Luis, mediante un muestreo alea-
torio simple, y en segundo lugar de los niños a través de una muestra
estratificada, teniendo en cuenta las divisiones a las que asistían los
de 10 a 15 años. El número de alumnos en las divisiones selecciona-
das fue de 335 (156 varones y 179 mujeres), lo que representa 43%
de la población total de niños de entre 10 y 15 años que asistían a
esas escuelas.
Para la segunda etapa de la investigación, que, como se señaló
antes, fue de carácter intensivo, la selección de los sujetos fue inten-
cional sobre la base de indicadores obtenidos en la etapa extensiva a
partir de un cuestionario colectivo que permitió construir el perfil de
niños con “probable bullying”.

Instrumento
A efecto de la indagación extensiva, se utilizó un cuestionario ad hoc
que respondió la totalidad de la muestra, con el que se realizó un diag-
nóstico de las formas de violencia en las escuelas exploradas. Dicho
cuestionario suministró información sobre las modalidades violentas
ENSEÑANZA E INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA VOL. 13, NUM. 1: 27-39 ENERO-JUNIO, 2008

empleadas en situaciones de violencia verbal, física y psicológica, dire-


cta e indirecta, por parte de uno o más niños, así como su frecuen-
cia en las interacciones en el ámbito escolar, lo que permitió detectar
la presencia de casos de bullying desde la perspectiva de la víctima (ni-
ños expuestos de forma reiterada a una o más situaciones percibidas 31
como humillantes).
El cuestionario incluyó cuatro ítems diseñados de tal modo que los
sujetos respondieran a categorías no excluyentes entre sí y emitieran li-
bremente sus respuestas, las que fueron categorizadas posteriormente.
Se indagaron además los principales sentimientos y emociones
que las situaciones descritas podrían provocar en los niños y las for-
mas de afrontamiento que desarrollaban ante esas situaciones.
Se enumeraron distintos lugares en donde dichas situaciones po-
dían ocurrir con el propósito de conocer la invisibilidad o no de las mis-
mas con relación a los adultos, tales como el patio a la hora del recreo,
el aula, los baños y la salida del colegio. Esto cobra relevancia si se
piensa que son características de este tipo de abuso las acciones repe-
tidas en lugar y tiempo, las cuales atemorizan y aíslan a la víctima, ge-
nerándole una angustia anticipada que le impide afrontar de forma
adecuada otras situaciones en el ámbito escolar propias de su edad.
Vinculado a la invisibilidad, se indagó además si los niños habían
hablado del tema y a quién o a quiénes se lo habían confiado. Se in-
cluyó una pregunta abierta con el fin de que los chicos contaran bre-
vemente alguna experiencia en la interacción con sus compañeros que
los hubiera hecho sentir mal durante el año.

Procedimiento
El perfil de los sujetos de la muestra fue construido a partir del análi-
sis de toda la información obtenida mediante el cuestionario, teniendo
en cuenta para ello los siguientes indicadores como un sistema rela-
cional: a) Exposición reiterada a situaciones de violencia, vinculada a
procesos intimidatorios; b) Malestar emocional intenso provocado por
estas situaciones, traducido en sufrimiento para el niño; c) Imposibi-
lidad de reaccionar de forma adecuada ante dichas manifestaciones, y
d) Dificultad para pedir o aceptar ayuda de otros como forma de afron-
tar la situación de victimización.
VIOLENCIA EN LA ESCUELA: ¿UN PROBLEMA Y UN DESAFÍO PARA LA EDUCACIÓN

A partir de la presencia o ausencia de estos indicadores se ubicó


–sin que la categorización fuera concluyente– a los distintos sujetos de
la muestra dentro de uno de dos perfiles bien diferenciados:
“Probable bullying” (PB). Niños a los cuales la exposición reiterada
32 a la violencia física, verbal o emocional por parte de sus compañeros
les provoca un malestar significativo y de intensidad considerable, que,
si permanece inalterable durante un tiempo prolongado, es probable
que aquel se convierta en una víctima del hostigamiento ejercido por
alguno de sus compañeros.
“No sufre bullying” (NSB). Niños que no son objeto de violencia por
parte de sus compañeros o que, pese a ser víctimas de esta en ciertas
ocasiones por diversos motivos, no implica para ellos tensión, angus-
tia o sufrimiento.
La construcción del perfil de niños con probable bullying consti-
tuyó una preselección de los sujetos para la constitución de la mues-
tra de la segunda etapa (intensiva) de la investigación, la que quedó
conformada por cinco niños (tres varones y dos mujeres), a quienes se
les hicieron entrevistas semiestructuradas. Los ejes de dichas entre-
vistas se orientaron a la profundización de los indicadores detectados
en el cuestionario y a los aspectos subjetivos y relacionales de cada
chico en particular.
Asimismo, se realizó una entrevista focalizada a los docentes que,
por interactuar diariamente en el ámbito escolar con los chicos selec-
cionados, podían brindar información relevante acerca de su situa-
ción en la escuela.
La entrevista con los padres no pudo realizarse debido a que no
concurrieron a las citas acordadas con esa finalidad.

RESULTADOS

La integración realizada de las diferentes informaciones obtenidas en


el desarrollo de las dos etapas de la investigación orientó la reflexión en
dos direcciones. En primer lugar, las principales formas de comporta-
mientos violentos característicos del bullying, más o menos sutiles, son
las modalidades que los niños han naturalizado para relacionarse en-
tre sí; con frecuencia utilizaban esos modos agresivos con los adultos
como un estilo de comunicación que no era ajeno al contexto más am-
plio que contiene a la escuela y la familia. En segundo lugar, la presen-
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cia del bullying como fenómeno específico de violencia genera relacio-


nes cuyo punto de conexión es el abuso de poder y la intimidación que
se ejerce desde esa posición; en los casos indagados, siempre involu-
cró a un niño vulnerable en algún aspecto y a otro que se reafirmaba
al lograr someterlo. 33
Entre las principales conductas violentas a la que los chicos se
veían expuestos, se observó –según los datos obtenidos en el cuestio-
nario– que la agresión verbal en todas sus formas era la más frecuente.
De igual modo, los niños víctimas de probable bullying entrevistados
refirieron situaciones en las que predominaban formas de intimidación
verbal que tendían a exaltar y rotular negativamente, lo que socialmente
se percibe como un defecto o una debilidad física y psicológica. Se halló,
con gran frecuencia, la utilización de apodos o motes ofensivos sobre la
apariencia física, insultos o ridiculización. Estas intimidaciones halla-
ban un terreno fértil en los niños emocionalmente vulnerables.
Al mismo tiempo, los niños entrevistados narraron situaciones
que, aunque menos frecuentes, contenían formas de violencia física,
golpes, empujones, robos y destrucción de objetos, así como de violen-
cia psicológica, como el rechazo o la indiferencia del grupo, lo que pro-
vocaba que estos niños se sintieran ignorados o aislados por sus com-
pañeros.
Dichas manifestaciones generaban emociones compatibles con
una violencia equivalente a la que recibían (deseos de golpear al agre-
sor), y en menor medida con sentimientos que inducían al niño al retrai-
miento y el silencio (angustia, tristeza). Sin embargo, las principales
formas de reacción ante las conductas violentas de sus compañeros
eran las de procurar ignorar la agresión y someterse.
Los niños aludieron a la imposibilidad de reaccionar ante la agre-
sión de los demás, por lo que mostraban, de manera mucho más mar-
cada que los niños categorizados como NSB, una aguda incapacidad
de respuesta, una importante tendencia al aislamiento y un sentido de
resignación muy intenso, lo que contribuía al mantenimiento de la posi-
ción asimétrica entre víctima y victimario.
Asimismo, las respuestas de los niños en ambas etapas de la
investigación hicieron posible visualizar la dificultad que tenían para
desarrollar formas asertivas de comunicación, orientadas a la expre-
sión adecuada de los sentimientos, así como también aquellas desti-
nadas a la búsqueda de ayuda o contención.
VIOLENCIA EN LA ESCUELA: ¿UN PROBLEMA Y UN DESAFÍO PARA LA EDUCACIÓN

El principal escenario de ocurrencia de la violencia a la que los


niños hicieron referencia fue la clase y, en porcentajes menores, el
recreo y el patio. Esta información pudo ser corroborada en las entre-
vistas con los docentes, quienes expresaron que las conductas intimi-
34 datorias a las que los chicos víctimas están expuestos ocurren princi-
palmente en el aula y durante las horas de clase.
Al indagar acerca del conocimiento que los docentes tenían res-
pecto de lo que ocurría con los niños víctimas de bullying, en ningún
caso la situación era ignorada por ellos. Mostraron conocer algunas de
las particularidades de la interacción que se establece entre el niño inti-
midado y el resto de la clase. Pudieron identificar los apodos ofensivos
con que habitualmente estos niños eran etiquetados y relatar situacio-
nes en las que eran discriminados o ignorados por el resto de los com-
pañeros de clase. Se refirieron a estos niños mencionando sus dificul-
tades emocionales e identificando claramente al agresor o agresores.
En cuanto a la invisibilidad de este tipo de violencia –la que re-
fiere una gran parte de los estudiosos del tema, por lo que la denomi-
nan “violencia silenciosa”–, en este estudio, por el contrario, era muy
visible para todos los actores. En efecto, la reiterada ocurrencia de las
conductas violentas en la clase o en el recreo respecto de otros ámbitos
escolares menos visibles a un observador externo, como los baños o la
salida de la escuela, así como el conocimiento que los docentes dijeron
tener del problema, no lo hacían precisamente un fenómeno invisible,
sino más bien natural. El dato anterior resulta relevante cuando se ana-
liza el lugar que ocupan los adultos –en particular los docentes– en la
resolución de dicho problema, cuando lo que se busca es aliviar el su-
frimiento de los niños involucrados.
De igual modo, se apreció que un gran porcentaje de los niños
que resolvían no contar a sus padres ni a sus maestros que estaban
siendo violentados de alguna manera, partían de la idea que los adul-
tos sabían lo que ocurría, por lo que se agruparon en dos categorías las
razones que los chicos afirmaban acerca de su silencio ante las situa-
ciones de acoso o intimidación: los que no padecían bullying restaban
importancia a la agresión del compañero, no los afectaba de manera
significativa y naturalizaban la relación violenta; los que sufrían bull-
ying silenciaban sus emociones al no encontrar en quienes los rodeaban
una fuente de alivio o contención; dijeron sentirse solos, incompren-
didos, despreciados, sin la confianza suficiente para hablarlo con su
familia o no preocupar a sus padres.
ENSEÑANZA E INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA VOL. 13, NUM. 1: 27-39 ENERO-JUNIO, 2008

En general, la relación de los niños entrevistados con sus fami-


lias no se caracterizaba por contactos afectivos de contención y apoyo.
Así, la falta de vínculos confiables y gratificantes con personas signifi-
cativas de su entorno fue otro elemento que contribuyó a que estos ni-
ños se autodefinieran con poca autoestima. Tales niños exhibían dificul- 35
tades en el aprendizaje y falta de recursos adecuados para generar
relaciones satisfactorias con sus pares.
Lo anteriormente descrito, que coincide con las descripciones da-
das por otros autores, como Boulton y Underwood (1992) y Boggino
(2006), genera un círculo vicioso donde la conducta del niño se vuelve
rígida, limitando por consiguiente sus posibilidades de promover vías
alternas de comportamiento ante la violencia de que es objeto y para
la resolución de sus conflictos. En este sentido, tal como señala Voors
(2006), los procesos de intimidación en todas sus variantes constitu-
yen una modalidad de violencia que, al procurar generar miedo en el
otro, puede vivenciarse como una amenaza o acoso que reduce las ca-
pacidades y potencialidades en el desarrollo de la víctima. La inhibi-
ción resultante también es consecuencia de la actitud que adoptan los
niños “espectadores”, los adultos más cercanos y la institución en gene-
ral ante el sufrimiento de quien queda anulado por el miedo ante a la
agresión de que es objeto.
Las dificultades en el aprendizaje, la falta de espontaneidad y de
recursos adecuados para generar vínculos satisfactorios con personas
de su edad, los problemas de personalidad y un sentimiento de estima
personal severamente dañado producto de las actitudes, palabras o mi-
radas de los demás, son algunas de las principales consecuencias
de ese tipo de violencia muchas veces vuelta natural en las institucio-
nes educativas.

DISCUSIÓN

En la vida escolar se encuentra una compleja trama de relaciones en-


tre docentes y alumnos y padres que suelen automarginarse, atravesa-
da por diferentes dimensiones vinculadas con la relación saber-poder.
Y también la vida cotidiana del “afuera” que se instala en las aulas,
los problemas sociales de variada especie y las dimensiones personales
de aquellos sujetos que encarnan el sentido de la institución. Cuando en
VIOLENCIA EN LA ESCUELA: ¿UN PROBLEMA Y UN DESAFÍO PARA LA EDUCACIÓN

los espacios escolares hay escenarios de conflictos y malestar, se vio-


lentan los vínculos sociales y pedagógicos y se dañan los procesos bá-
sicos del enseñar, el convivir y el aprender en la escuela.
En tal sentido, un espacio ausente en el ámbito pedagógico es el
36 referido a la expresión de emociones y sentimientos que señala Cohen
(1999), ya que en las escuelas las actividades están centradas en el de-
sarrollo de procesos cognitivos y la adquisición de conocimientos en di-
versas áreas. El desarrollo emocional y la adquisición de habilidades
sociales y recursos asertivos para la resolución de conflictos no figu-
ran en la agenda escolar de las escuelas exploradas.
La investigación realizada en escuelas de la ciudad de San Luis
es un aporte inicial a la comprensión de lo que ocurre en el interior de
las escuelas con respecto a las relaciones humanas y sociales. Las ob-
servaciones hechas son una contribución al desarrollo de posibles ac-
ciones preventivas y correctivas en instituciones educativas.
A continuación se presenta una propuesta de trabajo institucional
de carácter preventivo para abordar, desde una perspectiva integral, al-
gunas formas de comportamientos violentos entre pares en las escuelas.
En términos generales, podría decirse que dicha propuesta impli-
ca tres grandes objetivos: 1) difundir información a toda la comunidad
educativa (autoridades, personal docente y no docente, padres y alum-
nos) acerca de la violencia en general y del bullying en particular, co-
mo un intento de desnaturalizar las formas de comportamientos violen-
tos en la institución; 2) brindar herramientas para la construcción de
vías alternativas de comportamiento en los niños sobre la base de un
reconocimiento y respeto a las diferencias, y 3) favorecer la participa-
ción de los niños en la resolución de conflictos, así como también crear
espacios de expansión, expresión y crecimiento relacional sobre la ba-
se de valores que enriquezcan la convivencia.
A partir del análisis de la realidad educativa propia de cada insti-
tución, de sus objetivos, normas y actividades, interesa promover la
reflexión acerca de las relaciones interpersonales entre los distintos
actores y de los temas de convivencia en general.
Para llevar a cabo cada uno de los objetivos propuestos, es po-
sible desarrollar diferentes actividades, las cuales responden al mismo
tiempo a tres etapas diferentes de trabajo.
a) Talleres informativos destinados a sensibilizar y crear concien-
cia en la comunidad educativa acerca del problema de la violencia y sus
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consecuencias en la convivencia institucional. Para ello, las principa-


les estrategias a utilizar son, en primera instancia, videofórum, char-
la-debate y talleres de información. Las modalidades son diferentes
para los distintos niveles de la escuela, así como también para los do-
centes y el resto del personal de la institución. Asimismo, incluye una 37
puesta en común de lo trabajado como instancia de integración en for-
ma de plenario.
b) Conformación de equipos de trabajo (integrado por diferentes
representantes de la escuela) para la realización de actividades desti-
nadas a profundizar la reflexión sobre la incidencia de la violencia en
el ámbito de la escuela y a generar vías de acción preventivas que
propicien comportamientos alternativos a la agresión. Esta fase de la
intervención pretende inculcar el trabajo en equipo para la resolución
de problemas sobre la base de la negociación como principal herra-
mienta de interacción. Se propone que cada grupo lleve adelante una
campaña anti-bullying, utilizando para ello distintos recursos, como pue-
den ser el teatro y otras formas de expresión artística, el trabajo con
afiches o las actividades lúdicas y deportivas, entre otras. Al mismo
tiempo, se puede elaborar un código de convivencia escolar que sea
conocido y consensuado por todos.
c) En una tercera etapa, se propone orientar y capacitar a los
docentes de la institución en la aplicación del método Pikas. Se busca
con ello que los alumnos que se hallan en situación de victimización
puedan comunicarlo a través de canales que le garanticen discreción,
seguridad y privacidad. Dicho método, desarrollado en Suecia por Ana-
tol Pikas en 1989, implica una intervención para casos de bullying
establecidos, en los que se hace, en primer lugar, un trabajo individual
con quienes se hallan implicados en la situación de intimidación, y se
procede luego a una reunión conjunta en las que agresores y víctimas
se comprometen al cese de las actitudes hostiles. Su implementación
consta de tres etapas: Etapa 1: Entrevistas individuales con cada uno de
los sujetos implicados en la situación de acoso. Se comienza con el líder
o agresor, luego con los espectadores y/o cómplices y se finaliza con
la víctima. El diálogo debe servir para llegar a posibles soluciones, uti-
lizando lo que de ellos surja para cambiar su conducta. Etapa 2: En-
trevistas de seguimiento con cada alumno, las que se realizan cuando
VIOLENCIA EN LA ESCUELA: ¿UN PROBLEMA Y UN DESAFÍO PARA LA EDUCACIÓN

cada chico ha conseguido aceptar y cumplir los acuerdos del primer


encuentro. Etapa 3: Trabajo con el grupo total a través de talleres, en don-
de se busca la consolidación en el tiempo de los cambios de conducta.
Esta propuesta de intervención sobre el problema de la violen-
38 cia en la escuela requiere una nueva mirada acerca de la relación de
los adultos con los niños y adolescentes, y de estos entre sí, sobre la
base del reconocimiento y respeto a las diferencias. Se requiere hacer
visibles las modalidades intolerantes y hasta violentas con que nos
relacionamos en la vida cotidiana mediante la reflexión acerca de
nuestros modos naturalizados de comunicarnos y la revisión crítica
de los modelos culturales.
Así, profundizar las líneas de investigación en contextos concre-
tos –tal como se hiciera en el presente trabajo– puede aportar elemen-
tos para la construcción de esa nueva mirada que se requiere para
formar en la escuela sujetos capaces de accionar para transformar
aquello que atenta contra la calidad de vida en la institución escolar.

REFERENCIAS

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Buenafuente.
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