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Vallejo, Almas en pena chapolas negras
Amerika
Mémoires, identités, territoires
6 | 2012 :
Cultures populaires et cultures savantes dans les Amériques
Comptesrendus
Littérature
Fernando Vallejo, Almas en pena
chapolas negras
Bogotá, Alfaguara, 2008, 459 p.
DANIEL GARCÍA
Référence(s) :
Fernando Vallejo, Almas en pena chapolas negras, Bogotá, Alfaguara, 2008, 459 p.
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Géographique : Colombie
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12/6/2015 Fernando Vallejo, Almas en pena chapolas negras
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1 En uno de sus aforismos Ciorán se pregunta por qué no ha sido un motivo de suicidio para nadie el solo hecho
de pensar que otro escribiría su biografía. Fernando Vallejo, por su parte, reconoce la miseria de este género
espurio y no puede imaginarse un oficio peor que el de los biógrafos, « metidos en archivos y bibliotecas entre
papeles polvosos, viejos, viviendo las infamias del pasado », más muertos que los muertos. La anécdota que
abre Almas en pena chapolas negras, la biografía de José Asunción Silva, publicada casi un siglo después de su
muerte, sella este pacto infame entre el suicida y su biógrafo : « …nuestro poeta, el más grande, se quitó la vida
de un tiro en el corazón. Se lo pegó con un revolver Smith & Wesson, dicen que viejo. Dicen, dicen, ¡tantas cosas
dicen ! Y que los primeros amigos en llegar a la casa, enterados de la noticia, se encontraron a doña Vicenta, la
mamá, desayunando tranquilamente en el comedor, y que les dijo : « ¡Vean ustedes la situación en la que nos ha
dejado este zoquete ! »
2 El primer libro de poemas de José Asunción Silva fue publicado 12 años después de su muerte, en abril de
1908 en Barcelona, y contó con un prólogo de Miguel de Unamuno. Quizás fue ese el primer paso para la
inclusión del poeta colombiano entre los precursores del modernismo en las letras hispanoamericanas, lugar
que ocupa al lado de figuras como Rubén Darío y José Martí. A partir de la segunda década del siglo XX, los
estudios sobre la poesía y la figura de Silva comenzaron a aparecer en las letras colombianas de manera
constante. En los últimos años del siglo pasado, cercanos a la celebración del centenario de su muerte ocurrida
el 24 de mayo de 1896, Enrique Santos Molano y Ricardo Cano Gaviria publicaron dos biografías sobre el poeta.
A ellas responde el escritor Fernando Vallejo, con este libro en el que no solamente libera la figura de Silva de su
idealización, sino que también renueva el género de la biografía. Publicado en 1996 y reeditado en el 2008, luego
de la consagración de Vallejo como narrador, Almas en pena chapolas negras es prueba de un encuentro
decisivo entre la historiografía contemporánea y la literatura ; un encuentro afortunado que vale la pena
subrayar ahora que aparece una nueva biografía del escritor antioqueño, esta vez consagrada a Rufino José
Cuervo (Alfaguara, 2012), otro memorable personaje de las letras colombianas.
3 Empezar por el final de la vida de Silva no es solamente una estrategia narrativa de Vallejo para provocar al
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lector. También se debe al desafío que el azar le impuso al hacer que llegara a sus manos el diario de contabilidad
del almacén R. Silva e Hijo, en el que se consignan paso a paso las deudas que el padre le heredó al hijo y que él
no hizo sino aumentar y postergar. « Para Silva no existía Dios, existía el Crédito. Dios es el Crédito. Es que
detrás de la inveterada manía de los Silva de deber había algo más que un capricho, había toda una filosofía... »
(…) « Cuando a Silva le entraba un peso ya debía dos. El peso que le entraba (prestado) se lo gastaba, y así
quedaba debiendo tres. Cuatro con los intereses. Sacaba grandes anuncios de su almacén en primera plana, en
El Telegrama, todos pensaban que iba muy bien y le prestaban cuatro. Y cuatro y cuatro son ocho y ocho y ocho
dieciséis. Así vivió. Así murió. Fue un gran deudor ».
4 El azar de haber encontrado esta fuente para rastrear la vida cotidiana del poeta se convierte en destino para
el biógrafo, quien desespera al lector por tantas referencias a balances, aplazamientos y embargos que se
registran obsesivamente en su libro. « No hablemos de poesía que de eso no vive nadie ni trata esto, hablemos
contabilidad que es lo que me encanta a mí », escribe Vallejo. Su tarea es ir a contracorriente de casi un siglo de
homenajes que han intentado canonizar al poeta, especialmente « la hagiografía » de Enrique Santos Molano,
que Vallejo desmiente una y otra vez a lo largo de su libro. Por eso Almas en pena chapolas negras no es una
historia idílica ni trágica de un mártir o un santo, sino un ajuste de cuentas con el pasado turbulento que vio
nacer algunos de los versos más bellos de la poesía colombiana.
5 El destino que se teje en esta biografía va tramando « las vidas, medio absurdamente, y el tapete que le resulta
no tiene ni pies, ni cabeza, ni centro, ni corazón ». La primera parte está dedicada a reconstruir las
circunstancias del entierro de Silva en el pabellón de los suicidas y el traslado de sus restos, treinta y cuatro años
después, al cementerio católico. Mientras se desenvuelve este relato sobre las peripecias del cadáver, Vallejo
revela lo que sabe de algunas de las vidas y muertes que rodearon la del poeta del Nocturno : falsificadores de
moneda, presidentes haraganes, curas pederastas, intelectuales rezanderos y abogados corruptos desfilan en la
procesión mortuoria que recorre estas páginas. Luego la narración se convierte en un río revuelto de deudas, por
el que pasan nombres, cifras y listas de mercancías que entretejen insólitas relaciones. Esto hace que la lectura
resulte cada vez más agobiante pero que al mismo tiempo sea imposible detenerla.
6 El cauce de esta historia es la Bogotá mefítica y pueblerina que le sobrevivió a Silva, y que Vallejo reconstruye
descarnadamente y con un rigor histórico implacable : « La peste por todas partes, el sarampión, la viruela, el
liberalismo, el conservatismo, el catolicismo, la fiebre tifoidea. Y ese pobre río San Francisco vuelto una
reverenda cloaca. A él todo iba a dar : basura, fetos, colchones viejos. Pobre Silva que le tocó vivir en esa Bogotá
del siglo pasado sin agua potable en las casas, sin alcantarillas, sin nada de lo que se llama <<civilización>> o
sea : de lo que nos ha permitido el lento ascenso del hombre desde el simio hasta el inodoro ». Utilizando
diversas fuentes entre las que se pueden mencionar directorios, mapas, relatos de viajeros y periódicos de toda
índole, Vallejo le sigue los pasos al empobrecimiento de la familia Silva que traslada su almacén de un lugar a
otro en la estrecha zona comercial de Florián y que pasa de habitar una amplia casa en la plaza de San Francisco
a terminar sus días en otra « como quien dice, en las goteras de la ciudad, por donde se metían las guerrillas
conservadoras a hacer estragos y por donde se filtraba el agua ».
7 El resto del material que conforma el libro son unos pocos acontecimientos de la vida del poeta sobre los que el
biógrafo vuelve una y otra vez como si fuesen remolinos de tiempo : unos cuantos bailes suntuosos ofrecidos por
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la elite bogotana y extranjera ; los entierros de su padre y de su hermana Elvira ; dos o tres viajes por el
Magdalena que lo llevaron a Europa y a Venezuela y lo trajeron de vuelta, un naufragio y algunos escándalos
sexuales de la infancia y la madurez. A eso se reduce toda la información con que cuenta Vallejo sobre Silva. Por
lo demás, en muchos casos se trata de testimonios inciertos ; cartas engañosas, procesos judiciales viciados,
recuerdos ajenos y relatos románticos entre los que se debe escoger con cuidado para no caer de nuevo en la
leyenda. ¿ Qué queda de todo ello ? Para saber qué vendía y qué debía, Vallejo cierra su delirante libro con una
visita al almacén de Silva que nos sirve como indicio : Pianos Apollo, zapatos para mujer, sobrecorsés elásticos,
baterías de cocina, columnas de madera, licoreras, jardineras, esquineras, tarjeteras…. Más que la biografía de
un poeta, Almas en pena chapolas negras es una pequeña y tragicómica historia del consumo que narra la
inserción tortuosa de una ciudad rezandera y pobre en el nuevo orden dominante del capitalismo. Su
protagonista, un loco, un suicida que nos dejó « unos cuantos versos, al costo de su desastre ».
Pour citer cet article
Référence électronique
Daniel García, « Fernando Vallejo, Almas en pena chapolas negras », Amerika [En ligne], 6 | 2012, mis en ligne le 17 mai
2012, consulté le 12 juin 2015. URL : http://amerika.revues.org/3015
Auteur
Daniel García
Universidad Jorge Tadeo Lozano, Bogotá
Articles du même auteur
Germán Mejía, La ciudad de los conquistadores 15361604 [Texte intégral]
Bogotá, Ediciones Pontificia Universidad Javeriana, 2012
Paru dans Amerika, 10 | 2014
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