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Necesidad
Se estima que la prevalencia de trastornos mentales en la
consulta del médico de familia se encuentra en torno al 30%1. A este
porcentaje tenemos que añadir el de las personas que consultan por
problemas emocionales o circunstancias adversas pero que no llegan
a cumplir criterios de “trastorno mental”. Ciertamente podemos
considerar que estas personas deberían buscar solución en otros
ámbitos: familiares, amigos, directores espirituales, etc. Pero el hecho
es que con cierta frecuencia acuden a nuestras consultas, sea por la
carencia de otro tipo de apoyos, por una delicada intolerancia al
malestar que experimentan –posiblemente con raíces
socioculturales-, por la fácil accesibilidad de nuestros servicios... Sin
embargo, una actitud resolutiva por nuestra parte va a requerir, al
menos, un manejo adecuado de las habilidades de entrevista clínica.
Y también tenemos que sumar el de las “somatizaciones
funcionales”; esto es, el de las personas que cuando se encuentran
afectadas emocionalmente lo expresan mediante síntomas somáticos
y consultan por ellos, presentando cuadros poco definidos, que
muchas veces se modifican de manera caprichosa e impredecible, y a
menudo se nos hacen incomprensibles, resultan resistentes al
tratamiento sintomático y nos generan frustración. La prevalencia de
este tipo de problemas en la consulta del médico de familia se estima
en torno al 15%, aunque puede haber solapamiento con los
consultantes mencionados en los párrafos previos2, .
Además existen intervenciones preventivas que se han
mostrado eficaces en personas en riesgo que no acuden a consulta,
como los hijos de pacientes con depresiones graves1.
Será necesario, por tanto, que el médico de atención primaria
esté capacitado y disponga de suficientes recursos –incluido tiempo-
para responder a estas demandas y necesidades de salud de forma
adecuada.
Misterio
¿Qué es lo que se está haciendo en atención primaria para
resolver estas demandas de asistencia? No abundan los estudios. En
uno no muy reciente se encontró que se realizaba tratamiento
exclusivamente farmacológico al 45,8%, exclusivamente apoyo
psicológico al 25%, y combinado al 29,2% de los pacientes que no
eran derivados a atención especializada. Y se derivaba a menos del
10%3. Esto supone que se estaba realizando tratamiento psicológico
en poco menos de la mitad de los casos.
¿En qué consiste este “apoyo psicológico” que de hecho se está
realizando en nuestras consultas? No tenemos respuestas concretas,
solo suposiciones. Yo supongo que mayoritariamente se utilizarán
1
habilidades de entrevista clínica, aprendizajes a los que hemos
llegado a través de la experiencia profesional (y personal) y algunos
conocimientos que nos van quedando en los diversos cursos que
vamos recibiendo.
Proyecto
¿Cómo deberíamos hacerlo? ¿Qué técnicas deberíamos conocer
y emplear? Entre los procedimientos terapéuticos incluidos en la
“cartera de servicios comunes al Sistema Nacional de Salud” en
atención primaria, se hace referencia a “terapias de apoyo y
técnicas de consejo sanitario estructurado”4. Estos recursos se
orientarán al “tratamiento de los trastronos adaptativos, por ansiedad
y depresivos, con derivación a los servicios de salud mental en caso
de quedar superada la capacidad de resolución de atención
primaria”4. Vamos a empezar por profundizar en el significado de
estos términos.
2
autoconocimiento, la aceptacion… y el desarrollo óptimo de los
recursos personales”6. El “consejero terapeutico” actuaría: por un
lado como “facilitador” de la comprensión del problema y la
búsqueda de soluciones, aportando herramientas, técnicas,
alternativas, etc; y por otro como “conductor” del proceso que se
desencadena en el consultante, “cooperando con el paciente para
que se ayude a sí mismo”1.
Existen diversas modalidades de consejo terapéutico, que,
siguiendo a Vazquez Barquero1, agrupamos en tres. Una de ellas parte
de los planteamientos de Carl Rogers, y hace especial énfasis en
definir la actitud que debe adoptar el profesional ante el consultante
durante el tratamiento. Otra es la configurada por Gerald Egan, que
incorpora principios de la terapia cognitivo conductual, y se
estructura en tres fases (1-exploracion del problema; 2-comprensión
del problema y formulacion de objetivos; 3-consecusión de los
objetivos formulados). Un tercer grupo de “consejeros terapéuticos”
utiliza mayor variedad de técnicas cognitivo conductuales, realizando
intervenciones más directivas.
3
También hay estudios publicados utilizando el Consejo
Interpersonal, una adaptación de la Psicoterapia Interpresonal de
Klermann y Weismann para atención primaria9. Esta técnica parte de
considerar que la base de los problemas son las relaciones entre las
personas, y clasifica el problema del paciente en una de cuatro
categorías, según se trate de un conflicto con otra persona, un
cambio al que no logra adaptarse, un duelo, o una carencia personal
que lastra sus capacidades de relación. A partir de aquí se dispone de
una serie de pautas y técnicas para ayudar a los pacientes incluidos
en cada categoría.
4
han elaborado o han logrado adaptarse para poder ser utilizados en
atención primaria. En general no abundan los trabajos de
investigacion en este nivel asistencial, muchos de ellos carecen de
grupo control que permita cuantificar su eficacia, o presentan otras
deficiencias metodológicas, y no tenemos noticia de que haya
revisiones sistemáticas o metaanálisis publicados sobre el tema. Sin
embargo, la eficacia de los psicofármacos –la alternativa al abordaje
psicológico- en los trastornos adaptativos y otros trastornos leves y
moderados que cursan con síntomas ansioso-depresivos, tampoco
está bien establecida. En general se considera que el tratamiento de
elección es el psicológico.
5
experimentando de manera problemática la situación a la que se
enfrenta.
Utilizando este esquema conseguimos, por un lado comprender
los distintos factores que influyen en el problema del paciente de
forma ordenada; y por otro, valorar la manera en que pueden
beneficiarlo intervenciones realizadas por psicoterapeutas de
distintas escuelas. Se persiguen dos objetivos: a) enriquecer la
actuación del profesional sanitario de atención primaria, ayudándolo
a contemplar la complementeriedad de las distintas intervenciones
posibles; y b) facilitar su labor de coordinador del proceso asistencial,
capacitándolo para orientar al paciente, cuando sus recursos se vean
desbordados, hacia el tipo de psicoterapia que resulte más adecuada
para abordar el problema por el que consulta.
Con esto doy por terminado este breve resumen, no sin antes
pedir disculpas por todas aquellas propuestas e iniciativas que no he
mencionado por falta de espacio o conocimiento.
Utopía.
Para que todo esto sea algo más que un conjunto de proyectos
bienintencionados, hace falta que se generen las condiciones
necesarias que permitan a los médicos de familia llevar a la practica
estas técnicas y estrategias de manera efectiva y generalizada. Y, en
este sentido, habría que insidir al menos en tres aspectos esenciales:
6
equipo de atencion primaria hace falta que los profesionales se
sientan seguros de que van a recibir el asesoramiento y apoyo
necesarios cuando tengan dudas o se vean sobrepasados al poner en
practica estas técnicas.
Una iniciativa interesante puede ser la de promover la figura del
“consultor”, incorporando un psicólogo o un consejero terapeutico a
los equipos de atención primaria, que actúe en una doble vertiente:
asistencial y consultora de los profesionales sanitarios del equipo.
Este tipo de medidas ya se han tomado en algunos paises con
modelos sanitarios similares al nuestro, como Gran Bretaña1.
Bibliografía
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3
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4
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2009
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