Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Esto no es una campaña política electoral proselitista, tampoco un llamamiento a uniones pasionales
masivas de protestas y marchas, ni siquiera un solitario y falaz gesto de queja o de inconformismo;
mucho menos una propuesta reveladora de verdades digna de ser escuchada por su imperioso tono
profético; es más un razonamiento personal que toma día a día mas vigencia y más importancia para
mi propia forma de ser y de hacer, y que deseo profundamente compartir en función de poder
encontrar más razones y más personas que replanteen su estilo de vida, su individualidad y su
comportamiento social político, con el único fin de darle una carácter más autentico y creativo a
nuestras vidas que se acaban diariamente con la rutina, con la inconsciencia, con la mediocridad y
con la falta de autenticidad y de manifestación pública individual, lo que termina por acabar de paso
con la vida buena que deberíamos tener la sociedad Colombiana.
Creo que no es una insensatez atreverme a partir de suponer un claro estado de animalidad en el que
vivimos, ni tengo que exponer sucintamente las cifras del país y el mundo para lograr explicar el
paupérrimo estado humano y social que tenemos guiados por la ilustrada y racional visión del
mercado, y de los medios de comunicación, verdaderos dirigentes de este hermoso país y por lo
tanto de toda su comunidad. La opinión y los medios de comunicación, son la forma de expresión
mediante la cual se crea una fuerza masificada activa que participa y toma posición en las
decisiones de Colombia, tanto así que logra en ocasiones derrocar, fiscales, jueces, congresistas, y
hasta presidentes, o mantenerlos en el poder indeterminadamente. No obstante su gran poder, su
actuar no es exactamente siempre el más adecuado ni el más brillante, menos aún, el que expresa la
voluntad de la sociedad; más bien es la forma mediante la cual la sociedad es llevada a tomar una
decisión o una posición. A pesar de todo, la opinión pública se manifiesta y cada vez con más poder
de aceptación guiado decadentemente, por la imparcialidad de una visión “neutral y objetiva” de los
medios de comunicación, que busca el beneficio de los más competentes en una guerra utilitarista y
light.
El mercado y su competitividad crean al hombre como competencia del mismo hombre cual si
fuésemos lobos, lo que remplaza la “inservible” relación humana por una relación meramente
utilitaria. Esta concepción se junta entonces con los massmedias, para dar a luz el consumismo, es
decir, dar origen a la creación de necesidades estultas a mentes dóciles que son sabiamente guiadas
y rellenadas por telenovelas y productos estéticos para una vida placentera y más alejada de sí, que
no genere muchas dificultades o trabajos; lo que hace más fácil el manejo de el rebaño por parte del
pastor, es decir, una camino lleno de “pan y circo”
Ahora bien que se puede concretar de lo anterior?, solo quiero decir que vivimos tras una gran
mentira, y que si seguimos actuando igual y pensando igual, lograremos lo que siempre hemos
logrado en un país que tiene todas las posibilidades de ser un verdadero centro de bienestar y
desarrollo humano. Lo primero que hay que hacer por lo tanto es recuperar el tejido social y la
creatividad y autenticidad de la vida propia, como gesto de autogobierno y autodeterminación.
Debemos ser consientes de que los cambios no se dan por grandes pensadores, sino por la infinita
voluntad compartida de hacerlos. Además para una sociedad basta con lo bello y lo justo, el arte, y
la política para recuperar el sentido de la vida en sociedad.
Este tipo de actitud procura tejer relaciones sociales más fuertes y concertadas, de forma que,
conscientes de su poder de autogestión y auto-gobernabilidad, hagan emerger de sus propias
uniones humanas soluciones más acordes y sensatas a las problemáticas próximas de cada realidad,
lo que consecuentemente acarrearía al mejoramiento de el espacio social y público, de la dinámica
interpersonal; generaría más sinergia, y una comunidad solidaria que procura ciegamente el bien de
todos, sin excepción alguna. Esta autodeterminación encierra la decisión de hacer prevalecer las
verdaderas dificultades y problemáticas de cada grupo social para exigirle a la persona y al grupo en
su condición de ser social, el deber de generar soluciones endógenas y propias, que reemplacen las
soluciones generales y abstractas de las decisiones gubernamentales, tratando de realizar un cambio
efectivo y permanente en el comportamiento de nuestra comunidad.
Lo bello, a través del arte cotidiano y de la creatividad en la propia autenticidad; lo justo, a través de
comportamientos privados de carácter público, como la solidaridad, el respeto y la sinergia. Ambos
generan ambientes más sanos, más divertidos y humanos en los cuales se abren caminos diferentes
de realización y de bienestar para todos. Lo mejor aun es que este cambio no depende del presidente
de turno, ni de los funcionarios públicos, depende única y exclusivamente de la conciencia y
responsabilidad de cada uno de nosotros, de nuestra voluntad de cambiar y de juntarnos con los
otros para hacerlo; todos somos Colombianos, seres más que capaces, dejémonos de quejas y
hagámonos consientes de que el cambio parte de nosotros mismos en nuestro simple actuar en la
vida diaria, hagamos de la vida una obra de arte, bella y humana, somos verdaderos agentes sociales
de cambio.
“El bienestar que la sociedad entera debe promover no queda definido simplemente en términos de
prestaciones materiales, sino primordialmente como calidad de vida. Se trata de ESTAR BIEN que procede
de unas relaciones humanas vigorosamente dignas y justas. Dra. Liliana Irizar, Humanismo Cívico,2006
Feliz día.
Agustín Helenaro
samuelmeji@gmail.com