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WIKILEAKS-PERÚ.

CANDIDATOS BAJO LA LUPA


Humala: ambivalente frente a los radicales
El líder nacionalista visitó en cuatro oportunidades al embajador de
EE.UU. Pese a su proyección de moderado dejó la impresión de ser
ambiguo y dual

Por: Juan Aurelio Arévalo


Domingo 20 de Febrero del 2011
En un principio la Embajada de Estados Unidos lo fichó como “el
candidato ultranacionalista antisistema”, pero con el tiempo lo
empezaron a identificar simplemente como “el líder del Partido
Nacionalista”. Los cables diplomáticos revisados hasta el momento
por El Comercio dan cuenta de que Ollanta Humala visitó al menos
una vez al año al embajador de EE.UU. en Lima entre el 2006 y el
2009. De las cuatro reuniones registradas, tres fueron a pedido de
la embajada y una a solicitud del propio Humala.
El ahora candidato presidencial de Gana Perú expresó su deseo de
desarrollar buenas relaciones con EE.UU. desde la primera reunión.
En reiteradas oportunidades confesó su anhelo de viajar a ese país
e incluso pidió ayuda para contactarse con el Partido Demócrata.
Según los documentos, a los embajadores James Curtis Struble y
Michael McKinley les dejó la misma impresión: la de una persona
con una ambigua y dual posición política, que buscaba proyectar
una imagen moderada, pero al mismo tiempo abría las puertas a
grupos radicales. Esta apreciación consignada en el cable N°
230714 se complementa con las palabras de Nadine Heredia,
esposa de Humala, quien según refiere la misma nota del 21 de
octubre del 2009, aseguró que el Partido Nacionalista seguía
teniendo “un pie dentro y otro afuera” del sistema político formal.
CORDIAL Y RADICAL
El primer encuentro se dio 18 días antes de la segunda vuelta del
2006. Aquel 17 de mayo el entonces candidato presidencial
por UPP llegó a la cita con Struble y el subsecretario adjunto para
Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado,
Charles Shapiro (de visita en Lima), acompañado por Gonzalo
García, el candidato a la primera vicepresidencia, quien según el
cable solo intervino una vez durante la conversación, que duró una
hora.
El documento N° 65100 registra a un Humala que dice no creer en
un eje de izquierda o derecha y que niega ser antichileno o
antinorteamericano. Pero fue su postura sobre el narcotráfico lo que
llamó la atención de los diplomáticos.Consideró que los productos
alternativos debían ofrecerles a los campesinos un nivel de ingreso
similar al de la coca. “Cero cocaína, pero no cero coca” fue el
eslogan que repitió, emulando a Evo Morales. “El entendimiento de
Humala sobre el tráfico de narcóticos en el Perú es muy poco
profundo. Ciertamente no sabía que solo una pequeña parte de la
cocaína ahora se mueve fuera del Perú por aire y que ningún
producto lícito en estas zonas puede llegar a tener precios tan altos
como lo que los narcotraficantes pagan por la coca”, se comenta en
el documento.
Humala también increpó a EE.UU. por intervenir en el proceso
electoral y como prueba citó unos encuentros en abril entre el
embajador y Lourdes Flores con su equipo de campaña. Struble le
recordó que a él también lo habían invitado pero se negó, y
minimizó el hecho aclarando que se trataba de una práctica
diplomática habitual. Al término del encuentro Humala dijo que su
discurso podía caer como “radical”, pero eso era solo porque
revelaba la situación de muchos peruanos. Struble calificó de
positiva la reunión, pero concluyó el informe asegurando que su
invitado los miraba “con un lente muy paranoico”.
Un año después, cuando Struble estaba a punto de dejar el Perú,
Humala lo visitó nuevamente, pero esta vez acompañado por
Nadine. Sin perder tiempo criticó al presidente Alan García por su
indiferencia ante los conflictos sociales y, aunque aseguró que no
sería bueno que el mandatario dejara el poder antes de tiempo,
vaticinó que esto sucedería de no cumplir sus promesas electorales.
Humala adelantó que los nacionalistas se encontraban trabajando
en el nivel distrital una agenda común que permitiera unir a los
manifestantes en un movimiento de ancha base. En este punto
intervino su esposa y aseguró que frentes de defensa, algunos
presidentes regionales, mineros en huelga de Casapalca y otros
grupos ya los estaban buscando. “Tanto Ollanta como Nadine
estaban visiblemente excitados por estas huelgas y protestas”, se
señala.
En su análisis, el embajador fue más allá y calificó de ingenuo a
Humala por no darse cuenta de las motivaciones de quienes lo
rodeaban. Indicó que si bien tenía una excitada creencia de que las
cosas se movían a su favor, muchos de los movimientos que
acuden a él son “oportunistas que buscan pescar un arreglo”.
Al final del encuentro registrado en el documento N° 114649,
Humala se califica a sí mismo como un radical, pero no un
extremista y suelta una definición de ambos: el radical cree que el
statu quo es injusto, pero ofrece propuestas concretas para
remediar la situación, mientras que el extremista cree lo mismo,
pero se viene abajo y no busca recomponerse.
El 18 de junio del año siguiente, la pareja llegó a la residencia del
nuevo embajador McKinley. Según cita el cable N°159839 del 26 de
junio del 2008, mientras Humala se sentó relajado y atento,
exponiendo sus puntos de vista en un tono no confrontacional,
Nadine se ubicó al borde de su asiento con rostro serio y cauteloso,
interviniendo de forma intermitente para aclarar los comentarios de
su esposo.
Quien un año antes buscaba sacar réditos de los conflictos sociales
calificándose a sí mismo como un radical esta vez se presentaba
como un “pragmático” que podía salvar al país de los “radicales
antisistema que podrían amenazar la estabilidad del Estado”.
En las dos horas que duró la cita, Humala se declaró en esta
oportunidad como “nacionalista y no izquierdista” poniendo como
primer tema de debate el conflicto entre Moquegua y Tacna por la
disputa del canon minero. Propuso como solución incrementar el
reparto obligatorio de utilidades de las empresas del sector. Ante
esto, McKinley enfatizó la importancia de tener seguridad jurídica
para atraer la inversión extranjera y Humala asintió. Sobre los
tratados de libre comercio, el líder nacionalista aceptó la
importancia del intercambio, pero dijo que era más importante que
sea “equitativo” antes que “libre”.
El último encuentro registrado fue el 16 de abril del 2009. Duró dos
horas y media y fue a pedido de Humala. Sin la presencia de
Nadine (su padre estaba agonizando), se lo notó “extremadamente
relajado”. Llegó en jeans y polo. Según el cable N° 205404, hizo
más revelaciones sobre su estrategia electoral para el 2010 y 2011
que las que podía prever.
McKinley preguntó sobre la relación del Partido Nacionalista con
grupos radicales y Humala respondió que trataba con ellos
directamente. Dos días atrás se había reunido con el líder de
la CGTP, Mario Huamán, de Patria Roja, Alberto Moreno y del MNI,
para discutir una estrategia con miras a los comicios municipales y
regionales. McKinley cuestionó si una alianza con radicales podía
dar un mensaje coherente al país y Humala aseguró que era mejor
tenerlos dentro que fuera.
“Ciertamente está trabajando de cerca con algunos de los grupos
más radicales del Perú, aun cuando continúa proyectando una
moderada línea nacionalista en lo económico, internacional y
político [...] Sigue ambivalente para abandonar totalmente
alternativas radicales”, concluyó McKinley.
REACCIONES
Ayer la enviada especial de El Comercio puso en conocimiento de
Ollanta Humala el contenido de estos cables durante su gira
proselitista por Piura. El candidato presidencial de Gana Perú se
abstuvo de dar declaraciones hasta leer la publicación.
SEPA MÁS
2008
NUEVOS HORIZONTES
McKinley asegura a Humala que los militares de EE.UU. en misión
humanitaria en Ayacucho no instalarán una base en dicha región.
2009
TEMOR A BASE EN PICHARI
Nuevamente, McKinley desmiente la sospecha de Humala y le
aclara que la asistencia de EE.UU. continuará.

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