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México, Distrito Federal I Enero-Febrero 2009 I Año 3 I Número 18

LOS DICCIONARIOS DE LENGUAS INDÍGENAS DE


MÉXICO

Lucía González Gallardo. Realizó estudios en Lingüística de Escuela


Nacional de Antropología e Historia. Asistente de investigador en el
Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social
(CIESAS). Por titularse con la tesis El Diccionario de Mejicanismos (1959)
de Francisco Javier Santamaría (1886-1963). Un estudio de historiografía
lexicográfica.

Durante las últimas cuatro décadas se han publicado una gran variedad
de diccionarios de lenguas indígenas en México con distinto propósito y
extensión. En su mayoría estos trabajos son bilingües, lengua indígena-
español/ inglés, o trilingües (lengua indígena-español-inglés) y son muy
pocos los monolingües. La construcción de unos y otros implica una serie
de decisiones que toman los autores antes de escribirlo o, incluso, en el
proceso mismo de elaboración. Por ejemplo, el propósito o la finalidad con
que se hace, la definición del usuario al que está destinado, el léxico que
incluye y el medio material en que va a reproducirse. La estructura de
estas obras, sean monolingües o plurilingües, es la misma que los
diccionarios de cualquier lengua hegemónica como el español, el inglés, o
el francés. Aun cuando la construcción de este tipo de obras implica
dificultades teóricas y metodológicas semejantes, tratándose de una
lengua indígena las decisiones sobre su diseño y contenido deben
ajustarse tanto a las características como a los usos que ha tenido cada
una de las lenguas en cuestión. En este escrito mencionaremos algunas de
estas particularidades a partir de la revisión de algunas obras
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lexicográficas de lenguas indígenas publicadas en años recientes.


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Debiera ser mejor conocido que México es un país con gran


diversidad lingüística. Con una población de más de 105 millones de
habitantes, 1 seis millones son hablantes de lenguas indígenas. 2 De esta
población, el 80% es bilingüe y el resto monolingüe. El número de lenguas
indígenas en nuestro país varía según la fuente que se consulte. La
Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), por
ejemplo, reporta 65 lenguas indígenas, el Instituto Nacional de Estadística
Geografía e Informática (INEGI) en su censo del 2000 reporta 85 y el
Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) considera la existencia de
hasta 364 variantes lingüísticas reunidas en 68 grupos. 3
Es un hecho que de estas lenguas, un buen número están en
peligro. Algunas de ellas, debido al reducido número de hablantes que
quedan, otras porque ya no se transmite la lengua a las nuevas
generaciones o por la creciente necesidad de trabajar fuera de sus lugares
de origen, obligándolos a emigrar a las ciudades provocando la pérdida
gradual no sólo de la lengua materna sino de sus usos y costumbres o
bien, por todos estos factores juntos. 4 También es un hecho que existen
lenguas como el náhuatl, el maya yucateco, el zapoteco y el mixteco con
una vitalidad, productividad y vigencia considerables, lo cual no implica
que no estén en peligro, ya que su coexistencia con el español no propicia
el bilingüismo, sino el creciente uso del castellano.
Estas situaciones han motivado a lingüistas, antropólogos y a otros
estudiosos a elaborar y publicar repertorios léxicos de lenguas indígenas
con distintos propósitos. Unos diccionarios se han elaborado con el fin de

1 Cifra estimada hoy día por el Banco Mundial (http://www.bancomundial.org/). El conteo del INEGI
2005 da poco más 103 millones de habitantes.
2 Conteo de Población y Vivienda del INEGI 2005 (http://www.inegi.gob.mx/inegi/default.aspx). Esta

última cifra considera sólo a la población de cinco años en adelante. De acuerdo con la estimación
de la CDI con base en la información del INEGI, la población indígena es de poco más de 10 millones
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de habitantes (http://www.cdi.gob.mx/).
3 Véase también el número de lenguas consideradas por Ethnologue que asciende a más de 250

variantes lingüísticas (http://www.ethnologue.com/show_country.asp?name=MX ).


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4 De acuerdo con LA CDI las lenguas en riesgo son: cachiquel, chichimeca jonaz, chocho, chuj,

cochimí, cucapá, guarijo, ixcateco, ixil, jacalteco, kekchi, kikapú, kiliwa, kumiai, lacandón,
matlatzinca, mochó, paipai, quiché, seri, tlahuica.

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conservar la lengua, otros, para reivindicarla y otros más con el propósito


de difundirla y de motivar tanto el estudio como la enseñanza-aprendizaje
de la lengua. Cualquiera de estos objetivos podría alcanzarse con otros
medios y no precisamente con un diccionario. Registrar el vocabulario de
una lengua no es la única forma de dejar testimonio de ella, pues la
tecnología actual permite documentar y archivar no sólo la lengua, sino
cualquier otra forma de expresión cultural en medios audiovisuales. El
valor que se le asigna a la letra impresa ha motivado la producción de
textos de distintos géneros para la difusión de expresiones culturales
indígenas, como obras literarias de poesía, cuento, recopilación de
leyendas, entre otras. Y por supuesto que ni un diccionario, ni dos, ni diez,
ni toda la literatura o cualquier otro tipo de escritos en lenguas indígenas
evitarían la pérdida de una lengua, mientras no sean los mismos
hablantes quienes la transmitan y enseñen a las siguientes generaciones.
El valor testimonial y documental de un diccionario es indudable, pero no
se le puede pedir que cubra funciones que no le son propias.
Veamos algunos ejemplos de los propósitos que se plantean los
autores de diccionarios bilingües lengua indígena-español. Mol cholobil
k’op ta sotz’leb. El gran diccionario tzotzil de San Lorenzo Zinacantán es la
versión en español, con adaptaciones en ortografía y en significados, de
The Great Tzotzil Dictionary of Tzinacantán publicado en 1975. 5 Su autor,
el antropólogo Robert M. Laughlin expresa por un lado, su interés en que
este diccionario sirva para que los zinacantecos y otros pueblos mayas
redescubran la riqueza de su cultura; por otro, que sea una “ventana para
ladinos y extranjeros que quieran aprender algo sobre esta cultura y
hablar con la gente verdadera”. Planteado desde la versión original en
inglés, se propuso demostrar, a norteamericanos y mexicanos, que el
tzotzil es una lengua y no un dialecto. Con las más de 30.000 palabras
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5 Robert M. Laughlin, Mol cholobil k’op ta sotz’leb. El gran diccionario tzotzil de San Lorenzo
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Zinacantán. México: CIESAS, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Dirección General de
Culturas Populares, 2007; Robert M. Laughlin, The Great Tzotzil Dictionary of Tzinacantán.
Washington, DC: Smithsonian Institution Press, 1975.

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reunidas, marcadas gramaticalmente, intentó dar muestra de uno de los


dialectos del tzotzil, el de Zinacantán, e incluso que éste tenía sus propios
dialectos. 6
Con intenciones reivindicadoras, como el caso anterior, aunque más
conservacionistas, Rebecca Long C., y su colaborador hablante de zapoteco
Sofronio Cruz M., 7 autores del Diccionario Zapoteco de San Bartolomé
Zoogocho Oaxaca exponen en el Prefacio a su trabajo haberlo preparado
para ofrecer una muestra de la rica herencia lingüística de los hablantes
del zapoteco de Zoogocho y contribuir en la preservación de esa herencia
para las generaciones futuras. Ambos propósitos pueden entenderse si
como explican los autores más adelante, la población total de estos
hablantes es mayoritariamente bilingüe (de 716 habitantes, 72 son
monolingües y 560 son bilingües, zapoteco-español) y la migración tanto a
la ciudad de México como a Los Ángeles, California va en aumento. 8
Junto con la definición del propósito del diccionario está la
definición de los usuarios. La lexicografía actual insiste en la importancia
de determinar a quién se dirige el diccionario o vocabulario, pues esto
influye directamente en el contenido, así como en la presentación y
extensión del mismo. 9 El número de voces registradas, el tipo de
definición, la inclusión de imágenes, el detalle de la información gramatical
no es igual si se dirige a un público escolar que al público en general. Un
diccionario que está pensado como herramienta en el aprendizaje de la
lengua, por ejemplo, tendrá que ser algo más que una lista del léxico con
sinónimos o equivalentes como definiciones. Pensar en quién se espera

6 Robert M. Laughlin. op.cit., 2007: X, XVI. Actualmente se define dialecto “manera de hablar una
lengua un grupo de personas, una comunidad o los habitantes de una región. Así, por ejemplo, el
habla de la ciudad de México, el habla del Bajío y el habla de Castilla son dialectos del español” y
por lengua “sistema de signos fónicos o gráficos con el que se comunican los miembros de una
comunidad humana: lengua española, lengua náhuatl, lengua otomí” (Diccionario del Español Usual
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de México, 1996: 349, 549)


7 http://www.sil.org/mexico/bio/autores.htm.

8 Rebecca Long C. y Sofronio Cruz M., Diccionario Zapoteco de San Bartolomé Zoogocho Oaxaca,
Página

1999: vii.
9 Günther Haensch, L. Wolf, S. Ettinger y R. Werner (eds.). La lexicografía. De la lingüística teórica a

la lexicografía práctica: 1982: 397-400.

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que use el diccionario, qué características tienen esos usuarios y qué


esperan encontrar en él, parece sencillo y fácil. Cuando se lee en la
introducción a un diccionario que el autor expresa que la obra está
dirigida a “todos los interesados” o “al público en general” implica una
caracterización mínima del usuario. Supone, en primer término, que los
interesados saben leer y que tienen una escolaridad básica. Dirigir un
diccionario para “todos”, tiene el inconveniente de contener información
demasiado detallada y compleja para algunos o ser totalmente básica e
insuficiente para otros. Un diccionario especializado tendrá usuarios de
características definidas y logrará satisfacer mejor las necesidades de
información requeridas por ellos, aunque una desventaja es, que el
número de probables usuarios se reduzca.
En el caso de los diccionarios de lenguas indígenas, éstos han sido
escritos en su mayoría para un rango de usuarios que van desde los
hablantes de la lengua en cuestión hasta los especialistas. Este rango da
la posibilidad de incluir en el diccionario palabras de toda clase
(sustantivos, pronombres, verbos, adjetivos, nombres de personas y de
lugar), de todos los registros (familiar, técnico, científico), de cualquier
vigencia (usuales y en desuso) así como de información gramatical, entre
otros.
El Diccionario Seri-Español-Inglés compilado por los lingüistas Mary
Beck Moser y Stephen A. Marlett está pensado para un rango de usuarios
relativamente amplio: hablantes y no hablantes de la lengua seri,
especialistas antropólogos y lingüistas, y para quienes “deseen
aprenderla”. 10 Contiene un extenso apartado sobre la gramática de esta
lengua así como la explicación detallada del contenido de cada una de las
entradas del diccionario. Previo a la publicación del diccionario, se
publicaron en Work Papers of the Summer Institute of Linguistics, University
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10 Mary Beck Moser y Stephen A. Marlett (comp.). Comcáac quih yaza quih hant ihíip hac. Cmiique
iitom- cocsar iitom- maricáana iitom. Diccionario seri-español-inglés con índices español- seri, inglés –
seri y con gramática, 2005: 11.

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of North Dakota, siete secciones sobre varios campos semánticos (Colores


1999, Gente y parentesco 1997, Mamíferos 1998, Partes del cuerpo,
procesos corporales, la enfermedad y la medicina 1998, Plantas 1999,
Sonidos y habla 2000, Tierra, mar, cielo y tiempo 1998). 11
Severo Hernández, autor de Totlajtolpialis. Diccionario nauatl-
castellano (variante de la Huasteca veracruzana) dirige su trabajo a
estudiantes y futuros estudiantes del “nauatl tal y como se expresa en la
actualidad por sus hablantes en la Huasteca veracruzana”, y aunque
advierte que no está orientado a otro grupo de usuarios como son los
“especialistas y teóricos del nauatl”, esto sugiere que son también lectores
esperados. En este diccionario, a diferencia del anterior, el autor explica de
forma breve algunas características del náhuatl (ser una lengua
aglutinante, fonética, metafórica y gramaticalmente grave), así como sus
criterios ortográficos y la organización de los artículos. 12
Un diccionario que propone como usuarios a los hablantes de la
lengua es el Diccionario chontal del lingüista Benjamin Pérez González y
Santiago de la Cruz. De acuerdo con el presentador, el profesor Leonardo
Manrique Castañeda (†), la obra podría “refinarse y aumentarse… de
manera que resultara más útil y de uso más cómodo para quienes no
hablamos chontal, pero tal como está es clara y comprensible para los
chontales que directa o indirectamente contribuyeron a hacerlo y quienes
son los únicos que de verdad usarán el Diccionario.” 13 En consonancia con
lo anterior, este diccionario contiene una sección gramatical básica, breve
y lo suficientemente clara para los usuarios que no están familiarizados
con los términos gramaticales.
De importancia primordial resulta también la ortografía empleada en
los diccionarios bilingües, dado que muchas lenguas están precisamente
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11 Estas secciones y el diccionario completo están disponibles en:


http://www.sil.org/Mexico/seri/G004-Diccionario-sei.htm
12 Severo Hernández Hernández. Totlajtolpialis. Diccionario nauatl-castellano (variante de la
Página

Huasteca veracruzana), 2007: 13-14 17-21.


13 Benjamin Pérez González y Santiago de la Cruz. Diccionario chontal. Chontal-español, español-

chontal, 1998: 17.

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en el proceso de generar una norma para su escritura. Tradicionalmente


se ha optado para las lenguas amerindias por el uso del alfabeto latino y la
escritura fonológica con el fin de representar los sonidos de la lengua con
mayor exactitud. Para indicar los tonos, acentos, duración, entre otros
rasgos fonológicos de las lenguas, se adoptan convenciones gráficas que
suponen la toma de decisiones no siempre fáciles, ni del agrado de todos
los potenciales usuarios. No es difícil encontrar diccionarios (incluso de
una misma lengua) en que para marcar, por ejemplo, la duración de una
vocal, se indique con dos puntos (a:) o con un guión (ā) o duplicando la
vocal (aa).
El lingüista Søren Whichmann, autor del Diccionario analítico del
popoluca de Texistepec presenta las letras que utilizó (a, b, ch, ch d dy, e, ê,
f, g, i , j, k, kk, l, m, n, ñ, n, o, p, r, s, sh, t, tz, u, w, y ä), explica el criterio
que siguió para representar, por ejemplo, la duración corta o larga de las
vocales (si es larga duplica la vocal y si no, entonces es corta) y procura
explicar la pronunciación de algunas de ellas, como el “saltillo” (‘) que “se
produce haciendo un cierre glotal” y de letras como dy que “suena como
una combinación de la “d” suave del español y una ‘y’”. En contraste, con
el detalle de esa información, no presenta apartado gramatical alguno y la
explicación de la estructura del contenido de cada artículo supone un
conocimiento gramatical y lingüístico más que básico. 14
Los autores del Diccionario Zapoteco de San Bartolomé Zoogocho
Oaxaca hacen referencia a las letras utilizadas y el orden (a, b, c, ch, d, e,
f, g, h, i , j, k, l, l, m, n, n, o, p, q, r, s, š, t, u, v, x, x, y, z, ž ‘), y explican
en la palabra que corresponda las variantes en la pronunciación con que
se puede encontrar, por ejemplo, bche’ye’e y su variante bche’ye’, hormiga
obrera.
También el autor del Diccionario del nauatl de la Huasteca
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veracruzana ofrece explicaciones sobre el alfabeto adoptado, el orden y la


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14 Søren Wichmann. Diccionario analítico del popoluca de Texistepec, 2002: 10-14.

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pronunciación. Siguiendo “la característica fonética” de la lengua, esto es,


que se escriba como se escucha; utiliza grafías que no permitan confusión
alguna con otra y emplea parte de las letras del alfabeto (a, ch, e, i, j, k, l,
m, n, o, p, s, t, u, x, y) más las grafías “tl” y “tsa”. Decide así, por ejemplo,
utilizar la “k” por ser combinable con las vocales (“kali” casa, “kenijkatsaj”
¿cómo?”, “kilitl” quelite, “kolotl” alacrán y “kuikuiltik” rayado) ya que esto
no sería posible, según el autor (y según las reglas ortográficas del
español) con las letras “c” y “d”. Como otros autores, también indica la
duración de las vocales (tanto en la pronunciación como en la escritura),
duplicando la vocal. 15
Los avances teóricos y metodológicos de la lexicografía y los
desarrollos tecnológicos actuales han permitido establecer procedimientos
para formar corpus de datos, hacer estudios cuantitativos del material
lingüístico recolectado, y determinar el léxico para un diccionario. En estos
términos, dichos procedimientos serían deseables para formar diccionarios
de lenguas indígenas. Sin embargo, son las peculiaridades de cada lengua
y la disposición de recursos económicos y de tiempo las que determinan la
aplicación y adecuación de estos procedimientos para la formación y
selección del corpus para los diccionarios. La mayoría de los diccionarios
actuales de lenguas indígenas han sido resultado de los procedimientos de
encuesta de la lingüística descriptiva. 16
El gran diccionario tzotzil de San Lorenzo Zinacantán es un volumen
de más de 400 páginas que recoge alrededor de 30 mil vocablos. Robert M.
Laughlin, interesado en la cultura de Zinacantán, aprendió la lengua. Para
ello, junto con Laura Colby, creó un alfabeto en el que se basó para
escribir listas de palabras que fue traduciendo al inglés. Fue acrecentando
sus inventarios con nuevas palabras, tomadas de grabaciones de cuentos,
leyendas y sueños. Una vez realizado el diccionario con estas listas de
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términos, trabajó con sus amigos zinacantecos, Domingo de la Torre y


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15 Severo Hernández Hernández. op. cit., 2007: 19.


16 Luis Fernando Lara. “Una experiencia de lexicografía monolingüe amerindia”, 2006: 723, 731.

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Anselmo Pérez, para completarlo. A partir de las raíces, pensaron en las


formas en que éstas podían utilizarse. Por ejemplo, a -pik gastar /el
dinero/, tocar, usar, sumaron: pik-uún controlar /la mula/, -pikch’ich’,
pulsar, -pik na forzar la casa en ausencia del propietario. 17
Søren Wichman autor del Diccionario de popoluca expresa haber
logrado su trabajo gracias a la participación de los hablantes (de popoluca)
a quienes entrevistó en Texistepec, Veracruz, y a partir de la recopilación
de cuentos tradicionales durante el trabajo de campo. 18 Una metodología
similar en cuanto a la recolección del material, aunque de extensión
mayor, parece ser la del Diccionario del chontal, pues ésta estuvo a cargo
de un equipo de trabajo entrenado para tal propósito. Para éste, expresan
los autores “la participación de los chontales fue indispensable y del más
alto valor”. Evangelina Arana y Benjamín Pérez González prepararon a un
grupo de jóvenes choles y chontales en las técnicas de recopilación de
materiales en su lengua y para el estudio de la misma, y fue este mismo
grupo el encargado de trabajar entre su gente. El número de voces
registradas en este diccionario es de poco más de 2 500. 19
En otros casos, el autor no indica o es difícil identificar la forma de
recolección del léxico. Por ejemplo, Severo Hernández (autor de
Totlajtolpialis) sólo expresa que “como depositario de la lengua nauatl he
querido recoger y consignar en este diccionario los términos tal como los
empleamos actualmente entre mis abuelos, mis padres, mis vecinos, mis
paisanos, etcétera.” 20 Con esto sólo reitera su propuesta en relación a los
propósitos y usuarios, esto es que registrará el náhuatl que se expresa en
la actualidad en la Huasteca Veracruzana, y no advierte cómo hizo acopio
de los datos en una región de más de treinta municipios, ni los criterios
adoptados para la inclusión o exclusión de voces.
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17 Robert M. Laughlin, op. cit., 2007: XII-XIII.


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18 Søren Wichman. op. cit., 2002: 7.


19 Benjamin Pérez González y Santiago de la Cruz. op.cit., 1998: 16.
20 Severo Hernández Hernández. op.cit., 2007: 14.

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Los propósitos encontrados en los diccionarios aquí mencionados


oscilan entre el resguardo y la conservación hasta la enseñanza de la
lengua, pasando por la reivindicación de las lenguas y culturas indígenas.
El rango de usuarios de estos diccionarios en general es tan amplio que lo
mismo intenta que sea consultado por los hablantes y los no hablantes de
la lengua así como los especialistas y los no especialistas. Lo ideal sería
mantener una coherencia entre propósitos-usuarios-contenido, aunque
ésta no siempre se logra del todo pues se omite alguno de estos factores o
simplemente no hay correspondencia entre ellos. Con relación a la
ortografía, algunos autores prefieren seguir la convención ortográfica del
español, otros prefieren adaptarla o seguir la tradición escrita de la lengua,
si acaso ésta tuviera alguna.
La elaboración de los diccionarios de las lenguas indígenas de
México supone una buena cantidad de criterios y decisiones teóricos y
prácticos por parte de los autores. Entre otros, se encuentran el propósito,
es decir, las intenciones o lo que desean conseguir con la construcción y
publicación del diccionario, los posibles usuarios, la ortografía que se va a
utilizar para registrar el léxico, así como la forma o los métodos para
obtener el léxico. En general, estas decisiones y criterios adoptados así
como la información que contiene (o no) el diccionario y las herramientas
necesarias para utilizarlo (o descifrarlo) se expresan en la introducción.
Sin embargo, no siempre son lo suficientemente explícitas o claras,
provocando confusiones y, en ocasiones, la desilusión de los usuarios.
El trabajo de lingüistas, antropólogos y otros estudiosos de las
lenguas indígenas para elaborar un diccionario (bilingüe, trilingüe o
monolingüe) conlleva grandes esfuerzos y retos, ya que no basta con
pertenecer o conocer la cultura indígena en cuestión, recopilar el léxico y
documentarlo, hacer análisis morfológicos y/o sintácticos de la lengua y
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aplicar las técnicas de los métodos lexicográficos. Como autores de estos


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diccionarios es esencial tener claro el por qué y para qué se hacen y sobre
todo para quién, pues no solo determina la organización y el diseño del
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trabajo mismo sino que pone a disposición un trabajo honesto que desde
luego como usuario siempre se agradece.

BIBLIOGRAFÍA

Diccionarios
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(variante de la Huasteca veracruzana). México: Universidad Autónoma de la
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LAUGHLIN, ROBERT M. (2007). Mol cholobil k’op ta sotz’leb. El gran diccionario tzotzil de
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Bartolomé Zoogocho Oaxaca. México: Instituto Lingüístico de Verano, A. C.
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Martina Schrader-Kniffki y Laura Morgenthaler García (eds.). La Romania en
interacción: entre historia, contacto y política. Ensayos en homenaje a Klaus
Zimmermann. Frankfurt, Madrid: Vervuert, Iberoamericana.
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