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ISBN: 9968-794-24-4
Introducción............................................................................................................................ 7
A. El tema de la inseguridad........................................................................................... 30
B. El consumo de drogas................................................................................................. 31
A. Prevención.................................................................................................................. 34
B. Tratamiento................................................................................................................. 35
X. A manera de conclusión.................................................................................................. 36
Bibliografía............................................................................................................................ 38
Inseguridad ciudadana y drogas.
Realidades y percepciones
Introducción
Este trabajo se desarrolló con la finalidad de efectuar un primer acerca-
miento a las relaciones entre dos fenómenos que constituyen ejes trans-
versales en la sociedad contemporánea. Se trata de problemas ciertamente
complejos, que impactan de manera directa, y muchas veces también de
manera indirecta, la calidad de vida de las personas.
Este trabajo surge por la necesidad de dilucidar, sexto describe las relaciones entre la violencia y
en una primera etapa exploratoria, la naturaleza el consumo de drogas, en tanto que en el sétimo
y algunas características de tales relaciones; para y el octavo se revisa el tema de la inseguridad
ello se ha procurado un abordaje desde la pers- ciudadana en función del papel de los medios
pectiva del desarrollo humano. de comunicación. En este último se comentan
El documento contiene diez apartados breves. algunos resultados de la encuesta sobre segu-
En el primero se definen algunos conceptos, ridad ciudadana realizada en el año 2004 por
en especial los de violencia y seguridad, y se encargo del PNUD. El noveno trata sobre los
comenta acerca de la definición del concepto mecanismos institucionales para la prevención
droga. El segundo y el tercero se dedican a la y el tratamiento de los problemas derivados del
inseguridad ciudadana y las drogas, mientras consumo de drogas y, finalmente, en el décimo
en el cuarto y quinto se abordan las tendencias se priorizan las posibles consecuencias de las
de la demanda de drogas a nivel mundial y, con distorsiones en las percepciones de los y las ciu-
mayor profundidad, en el ámbito nacional. El dadanas sobre el tema.
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o violentas en su modo de vida. La seguridad res de la agenda de seguridad, pero propugna
humana estaría compuesta por siete catego- por una definición más amplia de las mismas,
rías: seguridad económica, política, alimenta- para dar especial importancia a los retos de
ria, seguridad en salud, ambiental, personal y corte humanitario.
seguridad de la comunidad.
Otro término es el de seguridad democrática, el
Isacson (1997) ha dividido las amenazas en cual fue planteado en un nivel político supe-
dos grandes grupos. Por una parte están aque- rior por los presidentes de América Central
llas que requieren una respuesta militar, cuan- en diciembre de 1995, en el Tratado Marco de
do la soberanía de un Estado ha sido afectada Seguridad Democrática. Tiene sustento en el
o cuando ha habido un conflicto armado in- fortalecimiento del poder civil, el pluralismo
terno. Por otra, las que requieren una respues- político, la libertad económica, la superación
ta civil; tal es el caso del crimen organizado, la de la pobreza, la promoción del desarrollo
delincuencia, la pobreza, el narcotráfico1, pro- sostenible, la protección del consumidor, del
blemas de gobernabilidad y desigualdades. medio ambiente y del patrimonio cultural;
la supresión de la violencia, la corrupción, la
Se aprecia entonces una transformación del impunidad, el terrorismo, la narcoactividad y
concepto, desde el enfoque centrado en la se- el tráfico de armas; el establecimiento de un
guridad territorial, de manera exclusiva, hasta balance razonable de fuerzas que tome en
uno más amplio que abarca la seguridad de los cuenta la situación interna de cada Estado y
individuos. Asimismo, se promueve el cambio las necesidades de cooperación entre todos
en la perspectiva de una seguridad sustentada los países centroamericanos para garantizar
en el armamentismo hacia una basada en el su seguridad.
desarrollo humano. En este sentido se ins-
cribe la propuesta de Brenes (1998), quien Es evidente que la asociación del concepto
formula que las respuestas militares no se jus- seguridad con la integridad de la soberanía o
tifican frente a las amenazas a la seguridad. del territorio de un Estado está superada y,
Esta es la posición que respalda el PNUD, más que excluyentes, los diferentes términos
precisamente, al apoyar la idea de reducir los (seguridad humana, seguridad global y seguri-
gastos en defensa para financiar el desarrollo dad democrática) resultan complementarios.
humano.
Se establece, por lo tanto, la existencia de
El de seguridad global es otro concepto pro- amenazas tanto externas como internas. Las
puesto por la Comisión de Gobernabilidad primeras se relacionan con el riesgo de que un
Global (Brenes, 1998), un grupo indepen- Estado sufra una agresión que afecte su sobe-
diente de pensadores, el cual hace referencia a ranía o integridad territorial. Las amenazas a
la seguridad de las personas y del planeta, con la seguridad humana se podrían ubicar en la
particular énfasis en el tema ecológico. Esta categoría de amenazas internas, pues tendrían
comisión señaló que la seguridad de las per- origen en factores estructurales como la po-
sonas no sustituye la de los Estados, sino que breza, el deterioro del medio ambiente, la de-
deben estar en un nivel de prioridad seme- bilidad de las instituciones, la corrupción, etc.
jante. Tampoco elimina las amenazas milita- La inseguridad ciudadana cabe, desde luego,
1
El concepto narcotráfico se originó en la administración Reagan al declarar la guerra contra las drogas, en 1982. Sin embargo, ya había sido
utilizado por Richard Nixon, cuando lo planteó como un objetivo de seguridad nacional. El término tiene problemas como, por ejemplo,
que se refiere a sustancias narcóticas. La cocaína, que es la principal droga para la cual se utiliza el concepto, no es un narcótico. Su uso
indiscriminado sugiere que el problema de las drogas afecta por igual a todos los países, sean estos industrializados o en vías de desarrollo.
2
Restrepo, Luis Carlos (1994). La droga en el espejo de la cultura; Bogotá, Alcaldía Mayor de Santa Fe, p.16.
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implican una alteración violenta de su patrón ta a su propio barrio o comunidad, en tanto
de vida y suponen cierta pérdida de libertad. que un grupo ligeramente menor menciona
Al igual que otros muy diversos eventos que no evitar nunca, o rara vez, el tránsito por
enfrenta la ciudadanía, tienen un claro poten- zonas peligrosas. En comparación con países
cial transformador, por lo que no resulta fácil latinoamericanos más violentos (Colombia,
establecer un criterio para ordenar las amena- México, Guatemala), la percepción de la de-
zas a la seguridad. lincuencia en Costa Rica como una amena-
za nacional es más elevada. Esta percepción,
En Costa Rica, el análisis sobre la evolución cuya intensidad es casi unánime en la pobla-
social del país en el período 1980-1998, rea- ción, contrasta con la confianza que tiene, al
lizado por el Ministerio de Planificación y mismo tiempo, en las instituciones que prote-
Política Económica (MIDEPLAN, 1998), gen los derechos. En efecto, esta confianza en
incluyó el tema de la seguridad ciudadana jun- instituciones como los tribunales y el sistema
to a los de educación, salud, vivienda, cultura, de justicia en general, y las entidades policia-
empleo, pobreza, familia e infancia y grupos les, es mayor en el país. Pero se ve afectada,
especiales. Dicho análisis justifica las mani- obviamente, cuando la persona entrevistada
festaciones sobre la situación de inseguridad fue víctima de una acción delictiva, aunque
ciudadana en hechos como la delincuencia en general esta confianza hacia los entes de
y la criminalidad, aumento del narcotráfico, protección de los derechos fue mayor cuanto
incremento de la violencia, carencia de recur- mayor fue al apoyo a la democracia. De esta
sos y de capacitación, mal equipamiento en manera, aquellas personas con un bajo apoyo
los cuerpos de seguridad y vigilancia, limitado a la democracia también presentaron un bajo
control de armas, problemas en la adminis- apoyo a las instituciones que protegen los de-
tración de la justicia y exceso de población rechos.
penitenciaria. Informa que, desde el Estado,
algunas acciones para enfrentar la situación Asimismo, se establece un marcado contraste
han sido la aprobación de la Ley General de entre este nivel de confianza y la percepción
la Policía, la creación de la carrera policial, la de inseguridad ciudadana en los habitantes de
ejecución de Programas de Seguridad Comu- un país en el cual las tasas de criminalidad
nitaria, la reestructuración del Ministerio de resultan menores que en otros, según se in-
Justicia y Gracia y la modernización del Sis- dicó previamente, lo que a juicio de Rosero y
tema de Justicia. Vargas (2004) estaría sugiriendo cierta pérdi-
da de la libertad personal, en virtud de que los
También en el ámbito nacional, los resulta- individuos dejarían de realizar determinadas
dos de la encuesta de Rosero y Vargas (2004) actividades por el miedo a verse afectados por
aportan una serie de elementos significativos actos que violenten su integridad.
sobre la manera en que los individuos perci-
ben la seguridad-inseguridad, tanto con res- Una encuesta del Observatorio Metropolita-
pecto al medio nacional como a su entorno no de Seguridad Ciudadana de Quito (2003)
inmediato. La percepción de la delincuencia reveló que el nivel de victimización para al-
como amenaza para el país es mencionada gún delito oscilaba alrededor del 17%. Pese a
por un 95% de las personas, en tanto que la esta proporción de victimización, y a la exis-
percepción de seguridad de sus propias loca- tencia de la no denuncia, la percepción de las
lidades es destacada por más de un 60% de personas que afirman sentirse inseguras es
los entrevistados. Siete de cada diez personas ligeramente superior al 70%, y entre un 32%
indican que la existencia de pandillas no afec- y un 40% de la población mayor de 15 años
3
La pregunta formulada a los y las entrevistadas fue: “Durante los últimos 12 meses, ¿qué tan a menudo estuvo usted en contacto
personal con problemas relacionados de alguna manera con las drogas en el área donde reside? (por ejemplo, ver gente comerciando
con drogas, individuos consumiéndolas en lugares públicos o haber visto jeringuillas dejadas por los adictos)”.
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existen desde los puntos de vista catastrofistas y, ocasionalmente, terrorismo. Un aspecto de
(las drogas consideradas como epidemias o suma importancia es que este ligamen tiene
como pandemias), hasta las lecturas que re- una larga y compleja historia que se inicia
lativizan el daño de ciertas sustancias, lícitas en los primeros años del siglo anterior, con
o ilícitas. En el terreno sanitario se coloca en el surgimiento de las leyes contra las drogas.
perspectiva el tema de drogas como el alcohol Estos intentos por establecer nexos entre
y el tabaco, cuyo potencial de generar altera- delincuencia y consumo de drogas están in-
ciones físicas y psicosociales es muy impor- mersos en los instrumentos legales y conven-
tante, y en torno a las cuales las acciones de ciones internacionales destinados a enfrentar
los Estados van desde estilos represivos, como el consumo y el tráfico de drogas y han corri-
en los Estados Unidos de Norteamérica, has- do de manera paralela con la instauración de
ta las estrategias de reducción del daño, como modelos y enfoques particulares orientados a
en Holanda. concebir y a entender el problema.
Las visiones de orientación más formal tam- Históricamente, la instauración del modelo
bién suelen ser contradictorias. Las académi- ético-jurídico, anterior a la primera conven-
cas se inclinan por objetar las posiciones de ción de Naciones Unidas, concebía la droga
control. Las políticas tienden a privilegiar lo como sinónimo de peligrosidad y al toxicó-
represivo y son objeto de crítica por parte de mano como delincuente; de ese modo el nexo
las académicas. droga-delincuencia se estableció de mane-
ra sólida y perdurable. El modelo médico-
En la actualidad se propone, por ejemplo, ins- sanitario, de amplia presencia en el continente
cribir el problema dentro del contexto del de- americano, se originó con las primeras procla-
sarrollo y la seguridad humanas, tal como se mas internacionales durante los años iniciales
plantea en el último informe de la ONUDD del decenio de los sesenta. El discurso sufrió
sobre consumo drogas en el nivel mundial una variación: el consumidor de drogas dejó
(ONUDD, 2004). Este enfoque establece de ser concebido como delincuente para ser
que los requerimientos en materia de drogas asumido como un enfermo. Desde esa épo-
van más allá de las operaciones de lucha con- ca, otros modelos han surgido; sin embargo
tra ellas, y que debe promoverse el involucra- la influencia de los enfoques ético-jurídico
miento de toda la sociedad y la búsqueda de y médico-sanitario, que históricamente fue-
respuestas integradas. A partir de la Cumbre ron complementarios, dio lugar al discurso
del Milenio de las Naciones Unidas, celebra- medico-jurídico cuya influencia en el desarro-
da en el año 2000, la Comisión de Seguridad llo conceptual y en la definición de las estrate-
Humana propuso un nuevo paradigma de se- gias y actividades de prevención, tratamiento
guridad que busca complementar los concep- y represión fue significativa (Bejarano, 2000;
tos básicos de desarrollo humano y derechos del Olmo, 1988).
humanos. La noción de seguridad humana
tiene así la fuerza suficiente para brindar un La consolidación de una transnacionalización
vínculo conceptual entre la fiscalización de las del discurso y la legislación contra las drogas,
drogas y el delito, por una parte, y las políticas en la década de los ochenta, provocó que la
de desarrollo sostenible por otra. atención sobre los problemas que producen
las drogas legales como el alcohol, el tabaco
El problema de las drogas suele estar rela- y los psicofármacos se haya desviado para
cionado con otros, tales como el uso ilegal de asignar un énfasis inédito a las ilegales, espe-
armas, multiplicidad de formas de violencia cialmente la cocaína.
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en el consumo indebido de drogas y una ter- V. Tendencias del consumo
cera parte reportó cierto aumento, en tanto que
un 54% mencionó estabilidad en la situación, de drogas en Costa Rica.
cierta disminución o gran disminución. Perspectiva de tres décadas
En el nivel mundial la cifra total de consumi-
Desde 1970, el Instituto sobre Alcoholismo y
dores de drogas4 asciende a 185 millones de Fármacodependencia (IAFA) realiza diferen-
personas, lo que equivale a un 3% de la pobla- tes tipos de investigación en conglomerados
ción mundial, o a un 4,7% de la población de humanos para determinar la magnitud y las
15 a 64 años. Las estimaciones más recientes características de la demanda de sustancias
apuntan a que el cannabis es la sustancia de psicoactivas, como de los problemas deriva-
mayor consumo, ya que le corresponde un dos. Las exploraciones mediante encuestas de
81% de consumidores. La cocaína es consu- hogares han constituido una actividad relati-
mida por unos 13 millones de personas (7%), vamente dominante en este cometido.
en tanto que los opiáceos lo son por 15 mi-
llones (8%). Aunque con metodologías diferentes, las en-
cuestas llevadas a cabo por Chassoul (1970), a
Al ubicar esta información dentro de una principios del decenio de 1970, y por Míguez
perspectiva más amplia, se puede apreciar la (1983), pusieron de relieve las características
dimensión del consumo de drogas ilegales al de la ingestión de alcohol en el país y la na-
compararla con la del tabaco. El Cuadro 1 da turaleza de los problemas que surgen como
cuenta de estos hechos. consecuencia del abuso.
Cuadro 1
Consumo mundial de tabaco y drogas ilícitas (1) 2001-2003, en población de 15 años y más
Cifras
Absoluto
(millones de personas) Porcentaje
4
Se refiere a personas que manifestaron haber consumido en el último año.
5
Cada litro de alcohol absoluto representa, en términos de bebidas alcohólicas, 3,3 litros de destilados corrientes (con 30% de alcohol,
como el guaro) o 25 litros de cerveza o 2,5 litros de destilados finos (con 40% de alcohol como el whisky).
6
La producción de alcoholes ilegales se da en todos los países latinoamericanos, pero se fabrican mayormente en Brasil y Ecuador y
una producción relativamente baja a cargo de los pueblos indígenas, quienes producen sus propias bebidas tradicionales. Aunque no
existe una forma confiable de conocer el consumo total no registrado, se estima que corresponde a un 50% de la producción legal.
A inicios de los años ochenta, el IAFA había establecido que en Costa Rica la producción ilegal era similar al volumen de la Fábrica
Nacional de Licores (Míguez, 1980).
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Gráfico 1
Consumo per cápita de alcohol en la población de 15 años y más en países desarrollados,
países en desarrollo y Costa Rica. 1960 - 2000
6
5,14 5,1
5
4,15
4
3 2,76
2 1,65
0,8
1
0
1960 1970 1980 1990 2000
Fuente: OMS (2004). Neurociencia del consumo y dependencia de sustancias psicoactivas. Ginebra. OMS (p. 9). Los datos de Costa Rica
provienen de diversas fuentes documentales del IAFA.
Cuadro 2
Distribución porcentual de la población de 12 a 70 años según consumo de alcohol
alguna vez en la vida y consumo activo (en el último mes), Costa Rica. 1990, 1995, 2000
Fuente: Bejarano, Julio, Ugalde, Federico (2003). Consumo de drogas en Costa Rica. Resultados de la encuesta nacional del 2000/2001. San
José, Instituto sobre Alcoholismo y Fármacodependencia.
Nota: (1) El bebedor excesivo consume más de 100 ml del alcohol absoluto si es varón (más de 60 ml si es mujer), dos o más veces al mes.
El alcohólico presenta incapacidad de abstenerse o de detenerse una vez iniciada la ingesta, así como el síndrome de privación mayor
(tremor, alucinosis, convulsiones tipo gran mal, psicosis alcohólica o delirium tremens).
Fuente: Bejarano, Julio y Ugalde, Federico (2003). Consumo de drogas en Costa Rica. Resultados de la encuesta nacional del 2000/2001. San
José, Instituto sobre Alcoholismo y Fármacodependencia.
Entre los bebedores del último año (cerca de alcohol, antes de los 13 años de edad. Tiende
un 40% de la muestra), el instrumento de ta- a registrarse más en las zonas rurales del país
mizaje AUDIT7 permitió determinar que el y entre los fumadores activos.
24,4% presentaba una condición de riesgo
por su ingestión de bebidas alcohólicas. Al El Cuadro 3 presenta la distribución de la
considerar a las personas que refirieron haber muestra según tipo de bebedor por provincia
de residencia.
consumido alcohol en el último mes, casi una
tercera parte indicó una ingestión excesiva La ingestión problemática de alcohol, que re-
de alcohol (cinco o más tragos por sentada) sulta de integrar a los individuos que beben
durante dos o más días seguidos, proporción en exceso y a los alcohólicos, domina en las
semejante a la hallada en el estudio de 1995, provincias de San José, Guanacaste, Limón y
pero diez puntos porcentuales superior a la Puntarenas. En general, los puertos son sitios
encontrada en el de 1990. Esta experiencia en los cuales la dependencia etílica es muy
prevalece en hombres más que en mujeres y se relevante. Estudios previos también lo han
asocia con el inicio temprano del consumo de indicado.
7
Instrumento para tamizaje de problemas por el consumo de alcohol, creado por la OMS para utilización internacional. Sus siglas
significan Test para la Identificación de Problemas por el Consumo de Alcohol.
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En la búsqueda de un mayor nivel de desagre- dores problema presentan índices que oscilan
gación, es posible encontrar porcentajes más entre 8,9 (Los Chiles) y 62,8 (Esparza).8
elevados de bebedores problema, tal como se
observa en el Cuadro 4. Llama la atención que, Pese a contar con un nivel de consumo per
con excepción de los cantones de San Pedro cápita bajo, como se indicó previamente, los
de Montes de Oca y Moravia, cuyos índices de datos del Cuadro 4 y el hecho de que exista
desarrollo social son superiores a 70, los can- una ingestión problemática de alcohol en un
tones con las mayores proporciones de bebe- 17% de la población, colocan al país en una si-
tuación de riesgo de alcances impredecibles.
8
Un análisis posterior podría centrarse en explorar en profundidad este tipo de relaciones. Por ejemplo, de los dieciséis cantones citados
en el Cuadro 4, diez se ubican en los denominados grupos 4 y 5, los de menor desarrollo social, según Bortman, M. (2002), en los cuales
los AVPP (años de vida potencialmente perdidos) son mayores que en los grupos 1 y 2.
9
Es la persona que ha consumido alguna droga ilícita de una a tres veces, pero ninguna en el último año.
10
El consumidor habitual consume alguna droga ilegal de una a tres veces por semana; el intensivo lo hace quince o más veces al mes.
11
Esta tasa general incluye todas las drogas ilícitas.
Los datos provenientes de diferentes encues- esto, el IAFA y otras instituciones han reali-
tas realizadas a lo largo de los últimos vein- zado exploraciones conjuntas, en las cuales se
te años en Costa Rica permiten establecer la ha logrado información relevante que com-
existencia de un nivel de consumo de drogas plementa los hallazgos antes mencionados.
ilegales relativamente bajo, el cual experi- Así, el sistema de vigilancia epidemiológica
mentó un ligero crecimiento en el decenio mediante el cual se recolectó información en
anterior y una tendencia a la estabilidad, que la sala de urgencias del Hospital San Juan de
ha sido documentada también para el orden Dios, durante cinco años del decenio anterior,
internacional (ONUDD, 2004; de Remen- mostró niveles de prevalencia de consumo ac-
tería, 1997). La marihuana persiste como la tivo de marihuana que oscilaron entre 1,3% y
droga de más alto consumo y, junto a la cocaí- 4,0%. Los de cocaína entre 0,6% y 2,4% y los
na, es la que ha mostrado mayor incremento de crack entre 1,1% y 2,7%. Los de consumo
a lo largo de los años. Esto, no obstante, pone de bebidas alcohólicas se situaron entre 27%
de manifiesto un aumento en el número de y 43% (Bejarano y Sáenz, 1999), cifras que,
personas que experimentan con la droga pero junto con las de sustancias ilícitas, plantean
que no necesariamente persistieron como el interrogante de los posibles nexos entre el
consumidores a través del tiempo. Los datos consumo y el motivo de ingreso al hospital.
de consumo reciente (último año) y consu- En otra parte de este trabajo se comenta esta
mo activo (último mes) así lo comprueban. El relación.
patrón característico en Costa Rica es que de
cada cinco individuos que experimentan con Otros estudios realizados en Costa Rica
marihuana, dos permanecen en contacto con (Sáenz, 1995; Sáenz, Molina y Abarca, 1993)
ella por lo menos durante doce meses. han explorado el fuerte involucramiento de
las personas privadas de libertad en el con-
Las encuestas de hogares presentan algunas sumo de sustancias ilícitas, tanto antes de ser
limitaciones, especialmente en relación con sentenciadas como durante el cumplimiento
grupos poblacionales que no son cubiertos de la pena. También la investigación foránea
por ellas (personas deambulantes, personas ha dado cuenta de una condición de mayor
hospitalizadas, privados de libertad, etc.). Por severidad por el consumo de sustancias en la
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población privada de libertad (CICAD/OEA consumía alcohol activamente y casi uno de
1998; De La Rosa, Lambert, Gropper, 1990). cada diez se había embriagado al menos una
Una experiencia desarrollada con personas en vez cada dos meses en el último año. El con-
un centro de régimen de confianza, en la pro- sumo de marihuana alguna vez lo había reali-
vincia de San José (Sáenz, y Bejarano, 1998), zado un 3,3% de los jóvenes.
mostró niveles elevados de consumo alguna
vez en la vida: marihuana 48,3%, cocaína 31% Aunque estudios previos lo habían estableci-
y crack 29,3%. El del último año fue elevado do, este vino a confirmar la ausencia de di-
en el caso de la marihuana (19%). En este es- ferencias según el sexo; contrario a épocas
tudio, el 44% de los sujetos mencionó haber anteriores, el consumo femenino se asemeja-
cometido el delito bajo los efectos del alco- ba al de los hombres en todas las drogas y era
hol o de alguna otra droga, en tanto que una similar al que se había encontrado seis años
cuarta parte mencionó haberlo hecho para antes en un estudio nacional, pero con jóve-
proveérsela. Sin duda este grupo requiere de nes de décimo y undécimo años (Bejarano,
mayor investigación, tanto sobre factores de Amador y Vargas, 1994). Esta situación es-
taría revelando una iniciación más temprana
riesgo como de protección por su doble con-
y también la presencia más temprana de con-
dición de marginación (delincuente-droga-
ductas de riesgo.
dicto). También si se consideran los hallazgos
con pruebas específicas (APGAR familiar e Un estudio aún inédito realizado por el IAFA
ISCD: Inventario de Trastornos de Conduc- en el año 2003 en 600 niños de cuarto grado
ta durante la Infancia) las cuales aportan ele- de educación primaria en todo el país, indicó
mentos novedosos y cuestionamientos sobre una prevalencia de consumo activo de tabaco
la determinación de riesgos para la conducta en un 7%, mientras un 23,3% había tomado
delictiva o el consumo de drogas, en su rela- alcohol alguna vez y 14% lo había hecho en el
ción con el grado de satisfacción intrafamiliar. último mes. El 2% de los y las niñas mencio-
Advierten sobre el peligro de presentar deter- nó haber consumido una droga diferente del
minadas conductas desviadas como atributos alcohol y el tabaco al menos alguna vez.
del funcionamiento infantil.
Esta información adquiere importancia ya
Asimismo, un informe de la Junta de Esta- que pone de relieve el tema del inicio tempra-
dísticas sobre Justicia de los Estados Unidos no en el consumo, que se viene observando
destacó que en 1996, los privados de libertad desde hace algunos años en el y la joven de
por tráfico (60%), posesión de drogas (57%), educación secundaria, con una edad promedio
fraude (45%), o robo (44%) tenían una mayor de inicio de consumo de alcohol de 11,3 años.
probabilidad de haber consumido drogas en Si además se conoce que cerca de una cuarta
el momento de la ofensa (U.S. Department of parte de los niños y las niñas de cuarto grado
Justice, 1998). de enseñanza primaria han consumido bebi-
das alcohólicas alguna vez, es posible esperar
En el sector de la juventud escolarizada, los que en el corto o mediano plazo opere una
datos muestran una condición más preocu- reducción aún mayor en la edad promedio.
pante que en la población general. El análisis
de muestras nacionales de estudiantes de séti- Esto tiene implicaciones sobre el consumo de
mo año, es decir jóvenes con una edad prome- otras drogas, ya que están ampliamente de-
dio de 13 años, revelan que más de una cuarta mostradas las relaciones entre el consumo de
parte había fumado alguna vez, en tanto que alcohol y el de tabaco y, a la vez, entre esto y
un 10,5% lo hacía de manera activa. Un 20% el consumo de sustancias ilícitas. Al tiempo,
12
Cabe decir que hacia finales del decenio anterior, el crack fue la droga de mayor impacto para cerca de la mitad de los sujetos
internados en centros nacionales de tratamiento.
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En el proceso histórico, la instauración del de orden metodológico y, especialmente, en
modelo ético-jurídico, anterior a la primera las disímiles definiciones operativas con las
convención de Naciones Unidas, concebía cuales han trabajado. Lo que sí es posible co-
las drogas como sinónimo de peligrosidad y legir es que la relación existe, pero la natura-
el usuario era equivalente al delincuente. El leza de la relación se torna inespecífica y es
modelo médico sanitario, de amplia presen- controversial.
cia en los países de América, se originó con
las primeras proclamas internacionales, a De manera paralela, el surgimiento de una
comienzos de la década de los sesenta. De transnacionalización del discurso y la legisla-
esta manera, el discurso sufrió una variación ción, que en Latinoamérica se manifestó en
al dejar de concebirse al usuario de drogas la creación de leyes antidrogas muy semejan-
como un delincuente para ser asumido como tes y Comisiones Nacionales de Drogas con
un enfermo. fuerte acento represivo, desde inicios de los
ochenta, causó un énfasis en los problemas
Desde esa época otros modelos han surgido; que producen las drogas ilegales (especial-
sin embargo, la influencia de los anteriores, mente la cocaína), en desmedro de las gra-
que se habían complementado para dar lugar ves consecuencias de la ingesta del alcohol,
al discurso médico-jurídico, ha sido tal que de el tabaquismo y el consumo de psicofárma-
un modo u otro han definido las caracterís- cos. Otros investigadores señalaron la nece-
ticas de las actividades de prevención, trata- sidad de evitar hacer generalizaciones y ver
miento y represión. las drogas en sus exactas características y
dimensiones. En esta línea, Ramírez (1982)
Desde principios del siglo anterior hasta en- estableció que la marihuana no promueve el
trada la década de los años setenta, se desarro- comportamiento delictivo, sino que más bien
lló una apreciable cantidad de estudios para lo suprime. Desde un punto de vista físico, el
demostrar la relación entre delincuencia y sujeto intoxicado estaría imposibilitado para
consumo de drogas. Había un discurso cientí- actuar.13 También habría evidencia de que, en
fico que consideraba que el consumo producía ausencia de comorbilidad o diagnóstico dual,
conductas delictivas; esto sirvió para justificar no estimularía el apetito sexual, por lo que
las políticas públicas y el uso el de fuerza con- tampoco podría relacionarse con agresiones
tra las minorías (consumidoras) que resulta- de tipo sexual.
ban, de alguna manera, amenazantes.
Cabe señalar que la presencia de alcohol en
La creación en el año 1974 del NIDA (Natio- la comisión de delitos es mayor que la de la
nal Institute on Drug Abuse), como entidad marihuana, la cocaína o cualquiera otra dro-
dependiente de los NIH (Nacional Institutes ga. La combinación del alcohol con otras sus-
on Health), con el encargo de que estudiara tancias también ha revelado ser significativa.
los problemas asociados con el uso indebido La encuesta nacional sobre victimización del
de drogas, permitió una mejor comprensión U.S. Departament of Justice (2002), así lo es-
de la relación entre criminalidad violenta tableció al dar a conocer los hallazgos en 5,3
y drogas. No obstante, la gran cantidad de millones de victimizaciones violentas en per-
investigaciones sobre el tema son poco co- sonas de 12 y más años. Al preguntar a las
herentes y difícilmente generalizables, lo víctimas si su ofensor había estado bebien-
cual encuentra explicación en las diferencias do o usando drogas, un 29% informó que el
13
El síndrome amotivacional, el cual se asocia con el consumo de marihuana, jugaría un papel determinante en esta situación.
No sabe 43,3
0 10 20 30 40 50
Porcentaje
Fuente: Tomado de U.S. Department of Justice (2002). Drug use and crime. Obtenido de Internet: http://www.ojp.usdoj.gov/bjs/dcf/duc.
htm. 13-01-05.
agresor había usado drogas, solas o en com- En este estudio, cerca de un 20% de los casos
binación con alcohol (Gráfico 2). Basadas en informó haber robado objetos o dinero para
sus percepciones, las víctimas en cerca de un poder conseguir la droga. Un 15% manifestó
millón de crímenes violentos ocurridos cada hacer arreglos con traficantes con ese mismo
año, tienen certeza de que su ofensor había fin, y una tercera parte de la muestra com-
estado tomando alcohol. En uno de cada cin- praba la droga con el producto de su trabajo,
co de estos hechos en que el agresor consumió mientras que otro sector vendía sus pertenen-
cias, se endeudaba o empleaba otros recursos
alcohol, también habría utilizado otra droga
lícitos. Un 51% refirió haber cometido algún
en el momento del ataque, según lo refirieron
delito bajo los efectos de las drogas y entre
los agredidos. ellos los más graves, presentes en la mayoría
de los actos, eran delitos contra la propiedad.
En Costa Rica se realizó un estudio para
Pese a que no se registraron homicidios aso-
explorar la relación entre comportamien-
ciados a la tenencia o al consumo de drogas,
to delictivo y consumo de drogas, entre 151
cerca de un 10% cometió delitos contra la vida
individuos distribuidos en cinco centros de (agresiones con arma e intento de suicido). La
atención para alcohólicos y fármacodepen- probabilidad de que una persona venda obje-
dientes. Casi en su totalidad, hombres, con tos, robe o se endeude para obtener la droga
una edad promedio de 33 años y, al momen- es mayor en los hombres que en las mujeres.
to de la entrevista, solo una tercera parte de De hecho, existe una mayor propensión en
ellos tenía trabajo. el hombre a verse involucrado en hurtos,
24 | PROGR AMA D E L A S N AC I O N E S U N I DA S PA R A E L D E S A R RO L LO
agresiones, intentos de suicidio y otras con- que las drogas por sí, por sus propios efectos
ductas. En cuanto a las motivaciones para químicos en el cerebro o en el psiquismo hu-
cometer el delito, solo uno de cada diez men- mano, generen delitos o hagan del hombre un
cionó la ausencia de un motivo específico. En delincuente” (Neuman, 1984:99).
relación con la comisión de actos delictivos
bajo los efectos de las drogas, incluido el alco- Un segundo modelo se denomina económico-
hol, un 47% mencionó haberlo hecho cuatro compulsivo, y se refiere a aquellos que partici-
veces o más, en tanto que casi una tercera par- pan en actos criminales violentos para poder
te lo había realizado en una única ocasión. El seguir consumiendo. Su principal motivación
robo para proveerse de droga fue el delito más es, entonces, conseguir dinero y las drogas
común (Bejarano y Carvajal, 1993). de consumo más frecuente son la heroína y
la cocaína, debido a su alto costo y a su ca-
Un resultado relevante de este estudio es que racterística de generar compulsividad en el
la comisión del delito tiende a ocurrir cuando uso. En este caso se estaría hablando de una
se abusa de la droga, no cuando se utiliza de criminalidad funcional puesto que los hechos
manera experimental ni cuando la ingesta es criminales se tornan violentos en virtud del
habitual, es decir cuando el contacto con la
contexto en que se producen, y las víctimas,
sustancia ocurre con una frecuencia semanal
tanto en este como en el primer modelo, pue-
o menor.
den ser cualquier individuo.
Durante los últimos dos decenios se han de-
El tercer modelo es el modelo sistémico, que
sarrollado intentos rigurosos por acercarse a
explica la violencia intrínseca que surge del
una mejor comprensión del tema. Así, el tra-
involucramiento con cualquier droga ilícita.
bajo de Goldstein (1995) ha servido de refe-
rencia para estudios posteriores. Su enfoque Da cuenta de los patrones tradicionales de
establece la existencia de tres modelos expli- interacción que operan dentro de las redes del
cativos. En primer lugar, un modelo psico- tráfico y distribución de drogas ilegales, por
farmacológico que establece la relación entre lo que caben en él las disputas por territorios
el consumo de drogas y la conducta delictiva entre distribuidores de sustancias, asaltos, ho-
en aquellas personas que suelen verse afecta- micidios, asesinato de informantes, robos a
das por la ingestión de determinadas canti- distribuidores, castigos por no pago de deu-
dades de una sustancia y, consecuentemente, das, etc. Este es un tipo de criminalidad con-
muestran una conducta violenta. Esto aplica flictiva, la cual es la forma de expresión más
fundamentalmente en el caso del alcohol, los violenta de las tres comentadas. La genera la
estimulantes y algunos otros psicofármacos. ilegalidad del negocio y el modelo ha sido de
El autor incorpora hechos delictivos como la utilidad puesto que abre nuevas líneas de re-
violación, los maltratos familiares, el homi- flexión sobre los vínculos entre criminalidad
cidio y caracteriza estas acciones como una violenta y drogas.
criminalidad inducida (Goldstein, 1995). La
frecuencia en la aparición de estos trastornos Este último modelo se concentra en los actores
no es de la magnitud que muestran los medios y no en los procesos, para ampliar el análisis
y tampoco se puede hablar de causalidad, sino con miras hacia la determinación estructural.
más bien de una correlación, en virtud de que Anteriormente casi todos los estudios se li-
ninguna droga posee propiedades criminóge- mitaban a examinar el fenómeno en cuanto
nas por sí misma. De hecho, tiempo atrás se a una determinación individual y en el marco
había establecido que: “...de ahí, no se sigue de la relación drogas - conducta delictiva.
Según del Olmo (1997), a nivel del Estado, Por otra parte, el modelo comunitario, surgi-
el control y la incriminación se observan me- do en los años ochenta y dirigido a delincuen-
diante acciones en tres vías donde, por una tes considerados no violentos, tiene como
parte, tiene presencia el modelo de justicia acción correccional las medidas alternativas
de los años setenta, con el enfoque de brin- o intermedias (tratamiento y rehabilitación
dar más poder a la policía, leyes más estrictas obligatorios), y pone el énfasis en los aspec-
y sentencias más largas para los delincuentes tos preventivos, porque dirige sus esfuerzos a
considerados peligrosos y violentos que re-
la criminalidad inducida. Un tercer enfoque
quieren medidas de máxima seguridad. Bajo
de control e incriminación es el de la justicia
la perspectiva de Goldstein, este plantea-
miento desde lo jurídico apuntaría hacia la privada, surgido en los setenta y concebido
criminalidad sistémica y los sujetos serían los como actividades fraccionadas cuya caracte-
grandes traficantes de drogas. Sin embargo, si rística es un control preventivo privado, fuera
se tienen en consideración las características del Estado. En los últimos años ha adquirido
de las poblaciones penales en Latinoamérica dimensiones transnacionales orientadas a la
y en los Estados Unidos, en la práctica este seguridad privada para la protección de bie-
modelo se aplica a la criminalidad funcional. nes y personas.
26 | PROGR AMA D E L A S N AC I O N E S U N I DA S PA R A E L D E S A R RO L LO
Dentro de un enfoque más específico, Gue- nera de muerte (Bejarano y Sáenz, 2000). Las
rrero (2000) indica que el alcohol debe ser muertes violentas suceden fundamentalmen-
considerado como un factor de riesgo, ya que te durante los fines de semana, lo cual guarda
afecta el metabolismo y altera algunos de los relación con el hecho de que es cuando más se
neurotransmisores que pueden intervenir en toma, según el patrón cultural de ingestión de
el desarrollo de la violencia. alcohol de los y las costarricenses.
Parker (1993) estableció que el abuso de alco- Al comparar los homicidios y los suicidios
hol se puede asociar con casi todas las formas acaecidos en los trienios 1983-1985 y 1995-
de violencia, en especial cuando la ingesta es 1997, Miranda y Del Valle (1998) hallaron
episódica y ocurre dentro de ciertos contextos alcoholemia positiva en 23% y 36% de los
culturales. Coleman y Strauss (1983) hallaron casos, respectivamente, y una cantidad de
que la violencia contra la mujer era quince alcohol total tres veces mayor en el segundo
veces mayor cuando había dependencia alco- trienio. La presencia de alcoholemia positiva
hólica por parte de la pareja. En el caso de se encontró también en el 24% de las muer-
homicidios, cerca de la mitad de las víctimas tes por accidentes de tránsito ocurridas en el
presentaba dependencia alcohólica, mientras primer trienio, en tanto que en el segundo la
que entre los agresores o victimarios la inci- proporción se elevó a 31%. La cantidad total
dencia de problemas con la bebida era muy de alcohol en el segundo resultó casi cuatro
elevada (García y Vélez, 1992). veces mayor que en el primero. En las muer-
tes por atropello resultó positivo por alcohol
En el nivel nacional, Del Valle (1992) encon- en sangre un 19% de los fallecidos en el pri-
tró que del total de autopsias realizadas en la mer trienio, mientras que en el segundo el
Morgue Judicial durante 1989, se hallaron porcentaje fue igual a 31%, con una cantidad
niveles de alcohol en sangre en un 46% de de alcohol en sangre dos veces superior a la
los conductores de vehículos, fallecidos en el del primero.
lugar del accidente; en 52% de los conduc-
tores de motocicleta; en 25% de los ciclistas; Este trabajo no solo demuestra el incremento
en 42% de las víctimas de atropello (20% de en la muerte violenta en Costa Rica, al com-
ellas presentaba niveles de intoxicación seve- parar la situación en dos momentos, sino su
ra); en 27% de las víctimas de accidentes por alta prevalencia en personas con edades in-
otras circunstancias que no fueran de tránsito; feriores a los 40 años, lo cual se traduce en
en 31% de las víctimas de asfixia por inmer- costos sociales, económicos y emocionales de
sión; en 41% de las víctimas de homicidio y proporciones excesivas.
en 41,5% de las víctimas de suicidio. A la vez,
determinó que un 40% de todas las muertes Otros estudios (Rivara, et al, 1997) han con-
sujetas a autopsia estuvo vinculado con el al- firmado que el consumo de alcohol se encuen-
cohol; o sea, el 3,5% del total de fallecidos en tra asociado con un elevado riesgo de cometer
el año en mención. suicidio en el hogar. La gente que bebe tiene
el doble de probabilidades y aquellos cuya be-
Un estudio más reciente efectuado en Orga- bida afecta el área laboral poseen seis veces
nismo Médico Forense de Costa Rica deter- más probabilidades de cometer suicidio en su
minó que un 34,4% de los sujetos presentaba propia casa.
alcoholemia positiva al momento del deceso y,
para una mayoría, estos niveles de embriaguez La relación entre trauma y consumo de alco-
o intoxicación estaban vinculados con la ma- hol ha sido destacada por Cherpitel (1993),
14
La conexión trauma-drogas ilícitas fue informada por el médico en un 3,7% de los casos.
28 | PROGR AMA D E L A S N AC I O N E S U N I DA S PA R A E L D E S A R RO L LO
(Guerrero, 2000). El miedo a la violencia Al referirse a la dedicación de los medios al
potencia la inseguridad aunque, paradójica- tratamiento del tema de la violencia indivi-
mente, el sujeto puede experimentar una sen- dual e interna, Sáenz (en prensa) concuerda
sación de bienestar y la percepción de estar en que eligen una acción criminal para con-
en control. La violencia, en cualquiera de sus vertirla en un caso especial, con la finalidad
manifestaciones (familiar, delictiva, de géne- de transformar en excepcional la violencia
ro, policial, la exclusión social), constituye un cotidiana, al crear estereotipos y al encubrir
lado de la moneda; el otro es el miedo y el la violencia estructural. La consecuencia es
desamparo que las violencias producen. Am- mejorar los mecanismos de control social,
bos lados son primordiales para entender la reafirmando a la vez el modelo de relaciones
relación entre la violencia y la salud pública. sociales que produce la violencia; consolidar
la funcionalidad del delito dentro del sistema
El miedo al delito es una construcción social social y coadyuvar en la generación de nuevos
que se vincula con el problema tal cual es, pero hechos violentos, lo que conduce a fomentar
que se construye alrededor de determinados la situación que se pretendía combatir.
delitos, hacia determinados delincuentes y
hacia determinados costos y consecuencias “Costa Rica. Inseguridad en el ambiente”
de la acción delictiva. Esta percepción estaría (Sánchez, 2004) fue el titular de una nota re-
configurada por una ideología del delito que lacionada con rumores sobre el paso de ex-
orienta hacia una visión errada, que impide tranjeros y nacionales por la costa de Puerto
ver otras inseguridades igualmente aciagas y Soley, presuntamente dedicados al “trasiego
mediante la cual se establece a priori cuáles de personas y al tráfico de pequeñas canti-
personas se convertirán en víctimas y cuáles dades de droga”. La noticia se basó en tres
en posibles victimarios. Así concebida, lleva a opiniones de ciudadanos de la zona, ningu-
generalizar y a transformar las concepciones no de los cuales llegó a establecer, de modo
en estereotipos, de manera tal que es proba- fehaciente, la existencia de los hechos a que
ble que la persona llegue a sentir miedo ante hacían referencia.
cualquier individuo que reúna ciertas con-
diciones; quizás frente a un sujeto diferente Desde los años ochenta, Kornblit establecía
al común de los jóvenes, de escasos recursos una sentencia que aún está vigente. Las socie-
y ataviado de determinada manera. Es aquí dades asisten a “... un proceso de mediatiza-
donde cabe establecer un nexo con los medios ción por parte de los medios de comunicación
de comunicación de masas. a través de los cuales ellos construyen la rea-
lidad social” (1988:6). Casi sin excepción, la
El papel de estos ha sido destacado profusa- noticia acerca de las drogas ilícitas, sobre los
mente, tanto en relación con el tema de la in- consumidores, el narcotráfico y temas afines,
seguridad como con respecto a la producción adquirió un carácter sensacionalista desde el
y consumo de drogas. Por ejemplo, Ramos et inicio de la guerra contra las drogas, con un
al. (1995) determinaron, en un estudio rea- estilo claramente acientífico, con el cual más
lizado en México, que la sección de sucesos que informar se buscaba crear miedo. Así, la
en la prensa escrita se relacionaba significa- imagen del drogadicto se ha construido sobre
tivamente con la producción de sentimientos la base de un estereotipo: el del delincuente,
de inseguridad y miedo ante la posibilidad de con capacidad de transmitir su mal. En Cos-
convertirse en víctima de un hecho violento. ta Rica, los hechos delictivos de los últimos
30 | PROGR AMA D E L A S N AC I O N E S U N I DA S PA R A E L D E S A R RO L LO
posibilidad de que el problema de la inseguri- Ante la pregunta sobre la nacionalidad de las
dad ciudadana pueda desaparecer. personas que comenten más actos violentos
o delictivos, un 64,4% de la muestra señaló
La importancia relativa del tema de las dro- a los nicaragüenses y, nuevamente, la proba-
gas puede apreciarse en la medida en que un bilidad de contar con tal opinión fue menor
14% de los hombres y las mujeres mencio- si el o la entrevistada contaban con estudios
nó la drogadicción y el narcotráfico como el universitarios.15
problema más grave, solo superado por el alto
costo de la vida y el desempleo. Para la mayor parte de las personas entrevista-
das, la pérdida de valores constituye una cau-
Más relevantes aún parecieran ser las causas sa del problema de inseguridad. Esta relación
que atribuyeron a la inseguridad ciudadana, fue muy fuerte para un 48,4% en tanto lo fue
dado que dos de cada diez mencionaron la relativamente para un 34,2%. Valores como
drogadicción, en tanto que el alcoholismo, el respeto a las personas, la honradez, el temor
una condición que objetivamente produce a Dios y la moralidad se estarían perdiendo
más violencia e inseguridad según se estable- para dar lugar a otros, como el materialismo
ció con anterioridad, solo fue mencionado por y el consumismo, los cuales fueron mencio-
dos personas. En general, el tema de la dro- nados por un 25% y un 11% de los sujetos
gadicción se mencionó más en zona rural que entrevistados.
en zona urbana, pero menos si el o la entrevis-
tada tenían una escolaridad universitaria En
B. El consumo de drogas
concordancia con esto, la figura del drogadic-
to como la persona que más actos violentos o El cuestionario de la ENSCR-04 contaba con
delictivos comete fue mencionada por cuatro una sección de doce preguntas sobre consumo
de cada diez entrevistados. La probabilidad de drogas, tanto lícitas como ilícitas. Entre
de coincidir con esta idea, no obstante, fue los principales aspectos destaca la presencia
menor también si el entrevistado contaba con de diferencias significativas en el consumo
estudios universitarios. activo de alcohol16 en hombres y en mujeres,
tal como otros estudios locales han mostrado.
Así como la inseguridad ciudadana se ubicó Así, tal categoría de ingestión se halló en un
como principal problema, el ser víctima de 33% de los primeros y en un 11,3% de las se-
un robo constituyó para un 24% de los y las gundas.
ciudadanas la principal manifestación de in-
seguridad, seguido por el tráfico de drogas, el Las mayores frecuencias de bebedoras y
cual fue mencionado por un 21%. Sin embar- bebedores activos se encuentran en el rango
go, se hallaron diferencias significativas según entre 18 a 28 años, y más entre universita-
la zona para el caso del robo, el cual fue más rios que entre sujetos de menor escolaridad.
mencionado en zona urbana, mientras que el Un patrón de consumo excesivo (más de
tráfico de drogas lo fue en zona rural. cinco tragos de alcohol por ocasión) es más
15
El estudio de Rosero y Vargas (2004) ha dado cuenta de esta situación: “Muchos de los acontecimientos importantes en el país, espe-
cialmente aquellos negativos, tienden de modo casi reflejo a vincularse o atribuirse a la migración nicaragüense. Si la pobreza o la tasa
de mortalidad infantil no disminuyen, la culpa, creen muchos, es de los inmigrantes. Lo mismo si el crimen, la violencia doméstica o el
desempleo aumentan” (p.149).
16
Se entiende por consumo activo el consumo en los treinta días anteriores a la realización de la encuesta.
En esta encuesta, el consumo alguna vez de Como era de esperar, en la ENSCR-04 las
una droga ilícita (7%) es semejante a lo en- personas entrevistadas refirieron enterarse de
contrado en otras investigaciones locales en los problemas de violencia, o sobre la inse-
la población general. Cabe destacar la presen- guridad, por la televisión, los periódicos y la
radio.
cia de un alto nivel de exconsumo; es decir, la
proporción de personas que tienen más de un El consumo televisivo es elevado: siete de
año de no consumir (58,3%), lo que unido a la cada diez hombres y mujeres vieron televisión
condición de no haber consumido hace más cinco o más días a la semana. Una proporción
de un mes, pero menos de un año, suma un menor (32,3%) leyó noticias en los periódi-
73% de los que alguna vez lo hicieron. Esto cos la misma cantidad de días. A diferencia
pone de manifiesto el carácter experimental de quienes ven televisión, la frecuencia de la
que tiene en Costa Rica el consumo de dro- lectura asciende conforme el nivel de esco-
gas ilícitas. laridad del entrevistado es mayor. Escuchar
noticias por la radio es una actividad que
La evidencia apunta a que la mayor parte de realizan, comparativamente, menos personas.
quienes prueban una droga ilícita lo hacen De hecho, un 69% de los y las entrevistadas
unas cuantas veces y luego dejan de hacerlo. manifestó no escuchar noticias por este me-
Especialmente en los hombres, la condición dio ningún día de la semana. La utilización de
de ser un tomador de cinco o más tragos por Internet con este propósito es aún más baja:
ocasión se asocia con haber experimentado casi 9 de cada 10 no la utilizan.
con alguna droga ilegal. El consumo alguna
El grado de credibilidad asignado a la tele-
vez es cuatro veces mayor en los hombres que
visión por hombres y mujeres es elevado, si
en las mujeres y mayor en la zona urbana que se agrupa a quienes indicaron que era muy
en la zona rural. El consumo activo, por el creíble y algo creíble. Ocho de cada diez así
contrario, es bastante menor y está presente lo señalaron. En el caso de los periódicos y la
en un 1,8% de los sujetos entrevistados. Es radio, los niveles de credibilidad no son tan
3,75 veces mayor en los hombres que en las elevados, aunque en ningún caso son despre-
mujeres.18 ciables (54,6% y 47%, respectivamente).
17
Una cantidad igual o superior a cinco tragos por sentada supone el riesgo de una ingesta asociada a embriaguez o a intoxicación
(cinco tragos o cervezas equivalen a 120 miligramos de alcohol en sangre y producen embriaguez aguda; siete tragos o cervezas, o
150 miligramos de alcohol en sangre, provocan intoxicación grado 1).
18
El nivel de prevalencia de consumo activo fue de 3% en hombres y 0,8% en mujeres.
32 | PROGR AMA D E L A S N AC I O N E S U N I DA S PA R A E L D E S A R RO L LO
La sección de sucesos en los periódicos es leí- a través de otras encuestas que han explorado,
da siempre o casi siempre por cinco de cada específicamente, la temática de las drogas. De
diez hombres o mujeres. Esta inclinación es esta manera, la peligrosidad de las sustancias
más evidente si el nivel educativo del entre- suele establecerse con base en criterios subje-
vistado o la entrevistada es mayor. tivos, de suerte que las personas adjudican el
mayor grado de peligrosidad a las drogas ilíci-
Cuando los noticieros presentan delitos, prác- tas y, entre estas, al crack; muy por encima de
ticamente todos los y las entrevistadas indi- drogas cuya letalidad y potencial de provocar
caron estar dispuestos a ver la información. enfermedad y minusvalía se ha establecido de
En relación con los medios en general, más manera fehaciente. Tal es el caso del tabaco,
de dos terceras partes concordaron en que de- que únicamente fue mencionado como más
bían dar los detalles de cada delito (imágenes peligrosa por un 2% de la población, en tanto
y nombre de las víctimas, por ejemplo). Pese a que el crack, la cocaína y la marihuana lo fue-
esto, un sector considerable (73%) manifiesta ron por un 71% (Bejarano y Ugalde, 2003).
De igual manera, las personas entrevistadas
que las noticias influyen mucho o bastante so-
citaron las drogas como el principal problema
bre el sentimiento de inseguridad que experi-
nacional, luego de mencionar el costo de la
mentan los ciudadanos, aspecto que atribuyen vida, en tanto que el alcoholismo quedó en un
a la presentación de violencia y al grado de lugar inferior.
sensacionalismo y exageración que confieren
a los delitos. En efecto, un 56,2% estima que El Gráfico 3 muestra la importancia relativa
la televisión presenta más violencia de la que conferida a ambos fenómenos. La morbilidad
realmente existe. y la mortalidad provocada por el alcoholismo
en el país, así como los costos sociales asocia-
Es posible establecer el impacto de los medios dos, son de proporciones muy superiores a los
sobre las percepciones de los y las ciudadanas que generan las drogas ilegales.
Gráfico 3
Distribución porcentual de las personas que mencionaron las drogas y el alcoholismo como
principales problemas nacionales, Costa Rica. 1990, 1995, 2000.
20
15
10 7,4 6,6
5,4
5
0
1990 1995 2000
19
Hasta el año 2004 se había beneficiado un total 66 mil niños de cuarto y quinto grados de enseñaza primaria.
34 | PROGR AMA D E L A S N AC I O N E S U N I DA S PA R A E L D E S A R RO L LO
tipo de estrategia ha sido probada en diferen- con la ley, así como de alternativas que con-
tes países y parte de lineamientos emanados templen la perspectiva de género.
de la OEA, la OMS y UNICEF. Las habili-
dades que busca potenciar son: Los estándares internacionales enunciados
por la Comisión Interamericana para el Con-
• La capacidad para tomar decisiones. trol del Abuso de Drogas (CICAD/OEA,
2004) hacen referencia a las condiciones mí-
• La habilidad para resolver problemas.
nimas con las cuales dichos centros deberían
• La habilidad para comunicarse afectiva y operar; sin embargo, no todos, quizás sola-
efectivamente. mente una minoría, lo hacen. Tales condicio-
nes se enuncian en seguida:
• La capacidad para pensar en forma crítica y
creativa. • Accesibilidad y disponibilidad (para que de
manera oportuna y en el debido momento
• La habilidad para establecer y mantener re- los pacientes puedan alcanzar la recupera-
laciones interpersonales. ción).
• La capacidad para manejar emociones. • Amplitud del alcance (para que la atención
no se concentre de manera exclusiva en la
• La habilidad para manejar la ansiedad, la
problemática del abuso o la dependencia de
tensión o el estrés.
drogas, sino que se atiendan otros proble-
• La capacidad para establecer empatía. mas, asociados o no: comorbilidad, altera-
ciones psicosociales o biomédicas).
• El conocimiento de sí mismo y la autoesti-
ma. • Articulación con otros servicios y organi-
zaciones comunitarias (con el fin de lograr
En el nivel comunitario se efectúan, además, el establecimiento o el fortalecimiento de
diferentes acciones de promoción en coordi- redes de atención).
nación con las Municipalidades, bajo el lema
de Municipios Saludables. • Motivación a tratamiento (orientado a fa-
vorecer el ingreso de las personas a los pro-
gramas de tratamiento y a que se asegure la
B. Tratamiento
debida permanencia en el mismo).
En la actualidad existen unos sesenta centros
para la atención de personas afectadas por el • Respeto de la condición humana mediante
abuso de drogas. Si bien están distribuidos en el resguardo de los derechos fundamentales
todo el país, la mayor parte (40%) se ubica del paciente (para que los sujetos tengan in-
en la provincia de San José, en tanto que en formación suficiente acerca del tratamiento
Guanacaste solo funcionan dos. Los proble- que les será brindado, con explicitación de
mas por el abuso de alcohol predominan en- sus riesgos y beneficios).
tre los motivos de ingreso a los centros.
• Flexibilidad (con el objetivo de que las ne-
En general, se puede establecer que existe un cesidades individuales de los pacientes sean
número muy limitado de centros para la aten- atendidas y puedan hacerse los ajustes ne-
ción de menores de edad con o sin conflictos cesarios en los programas de tratamiento).
20
Cabe mencionar la importancia de que el país cuente con políticas sobre alcohol, tema acerca del cual la OMS ha publicado docu-
mentos, con diversidad de estrategias, en los últimos años. En lo que a tabaco respecta, la aprobación del Convenio Marco para el
Control del Tabaco, actualmente en la agenda de la Asamblea Legislativa, vendrá a afectar de manera sensible su comercialización y
consumo.
21
Tiene prioridad, dentro del ámbito del tratamiento, el fortalecimiento de las ONG para lograr su profesionalización y la adopción de la
normativa existente.
36 | PROGR AMA D E L A S N AC I O N E S U N I DA S PA R A E L D E S A R RO L LO
De este trabajo es posible colegir también la realidad, pueden desembocar en acciones
que las relaciones entre uno y otro fenóme- violentas al fortalecer las tendencias cultura-
no son estrechas, pero ante todo complejas. les proclives a la violencia, como bien expone
La percepción social sobre cada uno de ellos, Cruz (2000).
asumidos individualmente, o la que da cuenta
de sus nexos, se encuentra magnificada y, cier- Una visión distorsionada sobre fenómenos
tamente, distorsionada en virtud de intereses cercanos a la cotidianeidad de cada indivi-
y factores de orden político y económico en duo puede acarrear consecuencias indeseables
los que los medios de comunicación juegan para el desarrollo. Esto por cuanto afecta el
un papel central, pues parecieran ser el agente ejercicio de una vida apegada a las liberta-
a través del cual se interiorizan dichas con- des básicas y puede implicar también costos
cepciones. sociales y económicos de gran envergadura,
con recursos que deberían utilizarse de mejor
En efecto, los medios definen las caracterís- manera, con perspectiva de beneficio social de
ticas, las condiciones, las vinculaciones y los amplia cobertura.
efectos que los hechos socialmente relevantes
tienen sobre el conglomerado social como to- Si los y las ciudadanas tienen una alta per-
talidad. cepción de inseguridad, y a esto agregamos el
papel que se adjudica a las drogas en la co-
La evidencia muestra que la exposición de misión de actos delictivos, el resultado será la
la ciudadanía a las informaciones que brin- adopción de conductas violentas, cuyas ma-
dan los medios es muy alta y que el grado de nifestaciones tienen que ver con necesidades
credibilidad que estos ostentan es igualmente extremas de autoprotección, como la de ad-
elevado. Es así como se explica el grado de quirir armas o de enjuiciar a los infractores
alarma social, de proporciones crecientes, que fuera del sistema de justicia.
se exhibe ante estos fenómenos. Si bien tie-
nen una gran importancia y sus manifestacio- Esto guarda una relación muy estrecha con
nes ameritan una visión crítica y objetiva, es el desarrollo humano, pues todas las personas
escaso el avance en su enfrentamiento y reso- deberían tener la posibilidad de acceder a una
lución cuando la manera en que son asumidos calidad de vida superior y a la oportunidad de
se encuentra distorsionada. Los sentimientos una existencia saludable, con absoluto respeto
de inseguridad, aunque no tengan asidero en de sus derechos humanos.
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