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Desde el día de pentecostés hasta hoy, y más aún, desde los días posteriores a
la creación, el hombre ha tenido la oportunidad de ver de cerca uno de los atributos
de Dios que son reconocidos con menos frecuencia. Me estoy refiriendo a su
Inmutabilidad.
Sin embargo, a pesar de la claridad con que se percibe este atributos de Dios,
mucha gente se ha dado a la tarea de difamar la absoluta confianza en Él. En la
actualidad hay personas que niegan la fidelidad de Dios, niegan que Dios pueda
cumplir sus palabras. Esto sucede así debido a que la gente mira a Dios desde una
perspectiva humana.
Por lo tanto, a partir de esto podemos entender que lo que Dios habla es
verdad, y es por eso que cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de creer lo que
la Biblia dice, ya que ella es la Palabra de Dios.
Lo que hacen estos hombres es promover la idea de que, debido a que Dios
no es perfecto, tiene la tendencia al mal, y parte de esa tendencia al mal la transmite
al hombre en forma de tentaciones. Esta afirmación puede sonar lógica, pero la Biblia
nos enseña que Dios no puede ser tocado por el mal, no puede ser tentado, y por lo
tanto, Él tampoco tienta a nadie. Dios no promueve el mal ni el pecado.
Observen como les hace un llamado a través de una orden: “no erréis”. El
significado de esta palabra es: “extraviarse o descarriarse”. Generalmente se refiere a
andar errante o divagar. En otras palabras, está haciendo referencia a una persona que
no tiene una meta fija o un punto de llegada.
Por lo tanto una persona que está errando, es una persona que está
extraviada, está perdida, y por lo tanto no sabe a donde ir. Santiago explica que
cuando una persona se extravía, pierde su meta, entonces comienza a considerar
como verdadero la afirmación de que Dios es el autor del mal.
Esto sucede con toda persona que cree que Dios es voluble, que Dios no dice
por completo la verdad, está extraviado, está perdido. Cuando una persona se pierde
o se extravía no cree lo que Dios dice, comienza a justificar sus acciones alegando que,
si Dios no dice toda la verdad, entonces él tampoco debe decir toda la verdad o actuar
con verdad.
Observen como cada parte de este versículo nos muestra como es la persona
de Dios.
Este texto nos muestra que Dios no solamente da cosas que provienen de Él,
sino que da de Él.
En segundo lugar, la segunda frase del versículo 17, hace eco de lo que
acabamos de ver. Ambas frases están en paralelo, solo existe una pequeña diferencia.
Esto significa que los regalos de Dios no son graduales, como algunos
proponen, sino que cuando Dios da, lo da todo, lo da completamente. Dios nunca
hizo un ofrecimiento a medias, en ninguna parte de la Biblia se habla de que Dios
haya regalado algo, primero en una parte y después en otra.
Si Dios actuara así, nuestra salvación sería a medias, ya que el sacrificio del
Señor Jesucristo nos hubiera pagado solo la mitad de nuestro rescate. Pero, debido a
que Dios da todo en perfección, a plenitud, completo, es que podemos gozar de la
salvación de Cristo.
Y otra vez Santiago utiliza la palabra “todo”. Esto quiere decir que toda la
actividad que Dios hace, tanto el acto de dar, como el objeto dado es, en primer lugar
algo excelente, y en segundo lugar es completo, íntegro.
La frase “Padre de las luces” es un antiguo título judío para Dios, aludiendo
a Él como creador, como el gran Dador de la luz, en la forma del sol, de la luna y de
las estrellas (Gen 1:14-19).
Todos los días podemos observar esa variación que existe entre la luz y la
obscuridad. De día hay luz, de noche hay obscuridad, podemos ver como cambia el
ciclo de la luna, las estaciones del año provocan cambios en la duración del día y la
noche. A veces podemos ver eclipses, etc.
Finalmente, nos detalla un poco más este atributo hermoso de Dios. Debido
a que Dios es luz, el texto nos dice que no hay mudanza, no hay cambios en Él. Y
debido a que es luz, tampoco hay sombras que estén cerca de Él.
7:
¿Aún tenemos dudas sobre la inmutabilidad de Dios? Dios nunca va
cambiar. Él ha sido así desde antes de la fundación del mundo, y seguirá siendo así
hasta el estado eterno en que estemos con él adorándolo.
¿Saben con que otra palabra se le puede llamar? Fidelidad. Cada uno de
nosotros pecamos, desobedecemos voluntariamente a Dios y nos avergonzamos de
Cristo, y a pesar de ello, cuando pedimos que Dios nos perdone nuestro pecado, Él lo
hace. Dios no reprocha a quien se arrepiente.
Para finalizar, quiero leer lo que dice John MacArthur en la introducción del
libro Fundamentos de la Gracia, escrito por Steven Lawson: