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Título: La Prueba de la Fe a través de la Obediencia 3ª Parte.

Lugar: Iglesia Cristiana Nezahualcóyotl


Pasaje: Santiago 1:25 Fecha: 6 de Enero de 2008
Propósito: Edificar, Autoexaminar.
Idea Central: Una fe viva siempre tiene como respuesta obediencia a la Palabra de
Dios.

Lucas 6:46-49 dice de la siguiente manera:


46
¿Y por qué me llamáis: “Señor, Señor”, y no hacéis lo que yo digo? 47 Todo el
que viene a mí y oye mis palabras y las pone en práctica, os mostraré a quién
es semejante: 48 es semejante a un hombre que al edificar una casa, cavó
hondo y echó cimiento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el
torrente rompió contra aquella casa, pero no pudo moverla porque había sido
bien construida. 49 Pero el que ha oído y no ha hecho nada, es semejante a un
hombre que edificó una casa sobre tierra, sin echar cimiento; y el torrente
rompió contra ella y al instante se desplomó, y fue grande la ruina de aquella
casa.

El carácter de todo hombre se evidencia principalmente por su conducta.


Esto es una verdad especialmente en la vida del cristiano. Su verdadero carácter se
evidenciará por la respuesta que tenga hacia la Palabra de Dios.

El texto que acabamos de leer nos ilustra de manera gráfica esto. Es muy
común que en la calle la gente diga que cree en Dios. Ellos dicen “Dios siempre ha
estado conmigo”; “Yo siempre he tenido una buena relación con Dios”; aún más, hay
quien llega a decir “Dios es mi mejor amigo”. El problema con estas expresiones no
que el que se diga o se mencionen, sino que las personas que lo dicen no están
mostrando con su conducta todo lo que están diciendo.

Ese sería un buen lugar para que el Señor hiciera la pregunta con la que
comienza el texto de Lucas ¿Y porqué me llamas “Señor, Señor” y no hacéis lo que yo
digo? Cuando decimos que Dios está con nosotros es porque en realidad tenemos una
relación íntima con Dios.

Llamar a Dios “Señor” tiene muchas implicaciones, y es lo que explica Cristo


en el v.47-49. Solo existen dos tipos de personas en el mundo:
1. Los que han nacido de nuevo y viven la Palabra de Dios, esto es: los que
ponen su cimiento en la Roca (que es Cristo)
2. Los que no han nacido de nuevo y no escuchan la Palabra de Dios, los
que ponen su cimiento en la arena (en el mundo)

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Un creyente verdadero es aquella persona que ha entregado su vida a Dios,
tiene como cimiento a Cristo y busca la manera de vivir lo que ha aprendido de la
Palabra de Dios.

En otras palabras, como lo dice en texto, el hombre que escucha la Palabra


de Dios y la practica es un hombre sabio que construyo su casa sobre la Roca.

Por otro lado, el que escucha la Palabra y no la hace, es un necio, insensato


que edificó su casa sobre la arena.

En general, toda la carta de Santiago es un llamado a vivir la Palabra, es un


llamado a tener una fe viva que se demuestra a través de las pruebas y la obediencia.

Hemos estudiado 6 principios para obedecer a Dios:


1. Aprende a Escuchar
2. Aprende a Guardar silencio
3. Aprende a Conformarte
4. Aprende a Apartarte de la Maldad
5. Aprende a Recibir la Palabra
6. Aprende a practicar lo que has escuchado

El día de hoy estudiaremos un principio más: Aprende a Perseverar en la


Palabra.

Santiago 1:25 dice:


Pero el que mira atentamente a la ley perfecta, la ley de la libertad, y
permanece en ella, no habiéndose vuelto un oidor olvidadizo sino un
hacedor eficaz, éste será bienaventurado en lo que hace.

Anteriormente observamos que una persona que ha sido regenerada debe


practicar lo que ha aprendido. Recordemos que estudiamos a 2 tipos de personas
dentro de la iglesia:
a. Los que están porque anhelan conocer más del carácter de Dios y de esta
forma agradarle más a practicar Su Palabra, y
b. Los que únicamente vienen como oidores, es decir aquellas persona que solo
viene a entretenerse en la iglesia

Santiago hace un llamado a todo creyente verdadero que escucha el evangelio,


para que no solamente lo escuche, sino que también lo viva de manera permanente.
Es un mandamiento que incluye la totalidad de la persona, así como lo dice
Deuteronomio 6:5.

Santiago explica cómo es una persona que solamente escucha la predicación de la


Palabra, pero no la practica. Recordemos, es una persona que se observa

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cuidadosamente en el espejo, pero tan pronto se aparte del espejo, olvida como era en
realidad.

En el texto que estudiaremos hoy, Santiago nos muestra como debe responder el
creyente a la enseñanza que recibe.

El texto comienza con un “PERO o MAS”. Esto es, Santiago está haciendo una
transición de lo que estaba explicando anteriormente con lo que a continuación va a
explicar. Es una palabra que se utiliza como oposición, para explicar algo que es
contrario a lo que se acaba de decir.

En otras palabras, Santiago primero explica la actitud incorrecta de escuchar la


Predicación, pero ahora aborda la manera correcta en la que debe ser escuchada la
Palabra de Dios.

Continúa explicando Santiago “Mira Atentamente”. Hay dos palabras clave en


este texto que nos explican el verdadero comportamiento ante la predicación de las
Escrituras. La primera palabra es esta: mirar atentamente.

Esta expresión conlleva la idea de observar con profundidad, de manera


meditada. Se trata de realizar una observación cuidadosa de cada aspecto del objeto
que se está examinando. Por ejemplo, cuando el Señor resucitó en Lucas 24:12
describe de manera exacta el significado de esta palabra:
"Pero Pedro se levantó y corrió al sepulcro; e inclinándose para mirar
adentro, vio* sólo las envolturas de lino; y se fue a su casa, maravillado de
lo que había acontecido."

Una traducción literal de esta palabra es “agacharse para observar”. Pedro


tuvo que entrar a la cueva para observar cada rincón de ella y corroborar que el Señor
había resucitado. Por lo tanto, mirar atentamente la Palabra de Dios es agacharse y
observar con detenimiento cada detalle de las escrituras, cada aspecto práctico que
podemos aplicar a nuestra vida.

Esta palabra tiene también la idea de aprovecharse de la mejor posición para


observar. Piense por un momento que se encuentra en una Sala de Orquesta. Ustedes
saben que en una sala de este tipo hay varios tipos de asientos. Existen los palcos, las
lunetas, preferentes, etc. Generalmente los asientos que son más baratos son aquellos
que están más retirados del escenario, y los más caros son los que están frente al
escenario.

Bueno, la idea que Santiago tiene en mente es que una persona que mira
atentamente la Palabra es aquella persona que está en primera fila: tiene el mejor
lugar, los mejores asientos, la mejor calidad. Tiene el mejor ángulo para observar la
obra que se está desarrollando en el escenario.

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Eso es lo que significa mirar atentamente: prestar atención con todos los
sentidos bien agudos, examinar con cuidado para descubrir el significado más
profundo y completo de las Escrituras.

Esta es una idea opuesta a la del versículo 24, donde el hombre dio un
vistazo a su rostro y después olvido como era.

Observemos ahora que es lo que todo creyente debe mirar atentamente: la


perfecta ley.

Santiago utiliza dos calificativos diferentes para la Palabra de Dios:


1. La Perfecta Ley
2. La Ley de la Libertad

En primer lugar la llama “perfecta” porque está haciendo eco del Salmo 19:7-
9, donde dice:
"La ley del Señor es perfecta, que restaura el alma; el testimonio del
Señor es seguro, que hace sabio al sencillo. Los preceptos del Señor son
rectos, que alegran el corazón; el mandamiento del Señor es puro, que
alumbra los ojos. El temor del Señor es limpio, que permanece para
siempre; los juicios del Señor son verdaderos, todos ellos justos;”

El salmista utiliza 6 calificativos para describir la Palabra de Dios, y 6 efectos


que produce la misma Palabra de Dios.

William Barclay dice lo siguiente:


“Hay tres razones por la que la ley es perfecta:
a. Porque es la Ley de Dios, promulgada y revelada por Él.
b. Es perfecta porque no se puede mejorar.
c. Es perfecta porque cumple el propósito por el que Dios la puso
en el mundo.” Fin de la cita.

Además, Santiago la llama la Ley de la Libertad. Es interesante este término,


ya que conlleva un significado triple.
1. En primer lugar nos libra de la esclavitud del Pecado. Romanos 6:15-18
nos explica esto:
"¿Entonces qué? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia?
¡De ningún modo! ¿No sabéis que cuando os presentáis a alguno como esclavos
para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, ya sea del pecado para
muerte, o de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais
esclavos del pecado, os hicisteis obedientes de corazón a aquella forma de
doctrina a la que fuisteis entregados; y habiendo sido libertados del pecado,
os habéis hecho siervos de la justicia."

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Ahora el pecado ya no tiene el control de nuestra vida. Antes
pecábamos porque era la única manera en la que podíamos vivir, pero
ahora, cuando algún creyente peca, es porque se ha dejado arrastrar y
seducir por la concupiscencia de su corazón (Stg. 1:13-15).

2. En segundo lugar es la Ley (que en realidad es el Evangelio), que nos


libra de la esclavitud de la Ley. Gálatas 4:1-5 dice:
"Digo, pues: Mientras el heredero es menor de edad en nada es diferente del
siervo, aunque sea el dueño de todo, sino que está bajo guardianes y tutores
hasta la edad señalada por el padre. Así también nosotros, mientras éramos
niños, estábamos sujetos a servidumbre bajo las cosas elementales del mundo.
Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer,
nacido bajo la ley, a fin de que redimiera a los que estaban bajo la ley,
para que recibiéramos la adopción de hijos."
Recordemos cono era la vida del pueblo de Israel antes de la llegada del
Mesías: ritual tras ritual, sacrificio tras sacrificio, llevando a cabo la Ley
Ceremonial que Dios les había dado en el Antiguo Testamento para que
pudieran ser limpiados de sus pecados.

Pero cuando viene Cristo, nos libra de la esclavitud de la Ley, ya que Él


cumplió todas las demandas de la Ley.

3. Finalmente, es la Ley que nos libra de la Muerte. Romanos 6:20-13 dice:


"Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres en cuanto a la justicia.
¿Qué fruto teníais entonces en aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis?
Porque el fin de esas cosas es muerte. Pero ahora, habiendo sido libertados
del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y
como resultado la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte,
pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro."

Esta es la Ley de la Libertad, que en otras palabras son las Buenas Nuevas de
Salvación: ha través de someternos al Señorío de Cristo, quedamos libres del pecado,
la ley y la muerte, y ahora somos siervos de Dios, y como tales nuestra tarea es
obedecer la voluntad de Dios revelada en las Escrituras.

Obedecer no significa contemplar o apreciar, obedecer es vivir, actuar y


practicar las verdades de la Biblia.

La segunda palabra clave del texto es: perseverar. Esta palabra tiene la idea
de tener presteza para poner en práctica, en comparación con una simple mirada que
no desemboca en una transformación de la vida. Literalmente significa “Permanecer
en una ocupación”.

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Es decir, un creyente genuino que persevera en la ley de Cristo, permanece
de forma permanente aplicando la Palabra de Dios a su vida.

El texto continua diciendo: “no habiéndose vuelto un oidor olvidadizo…”.


Es importante señalar que la palabra que utiliza Santiago para traducir “olvidadizo”
también puede traducirse como “necio” o “negligente”. Aquí Santiago muestra
exactamente la misma imagen que el Señor Jesús en Lucas 6:49. Es una persona que
escucha, pero es necio y prefiere hacer lo que satisface sus deseos egoístas.

Además dice: “sino un hacedor eficaz”. Es decir, en oposición nuevamente a


la actitud de solamente oír. Este es el estándar de un creyente verdadero: ser un
hacedor eficaz de la obra. La obra a la que se refiere el texto, no es otra cosa más que
la misma Ley de la Libertad: el Evangelio.

Un hacedor eficaz de la obra, es hacedor de la obra que Cristo nos dejó que
hiciéramos. Hay solo una cosa que la iglesia hace el día de hoy y que no hará cuando
esté en la presencia de Dios: Predicar la Palabra a los perdidos: Evangelizar.

Ahora somos hijos de Dios, debemos tener el mismo deseo de Dios por los
perdidos. Debemos dolernos cuando ellos rechazan a Dios, cuando rechazan Su
Palabra.

Cuando somos hacedores eficaces de la obra, entonces, todo lo demás que


hagamos, dice Santiago, va a ser bendecido. Esto me recuerda Josué 1:8
"Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y
noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito; porque
entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito."

Solo cuando se depende de Dios y se hace lo que Él nos manda hacer, es


cuando nuestras acciones son bendecidas.

Para finalizar quiero que piense en lo siguiente:


El olvido es, con mucha frecuencia, de la falta de atención; y la falta
de atención es producto de la falta de interés.

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