Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Jorge Tirenni1
1. Introducción
Si bien la situación social en la región y en particular en la Argentina no parece reflejar las
tendencias de reducción de la pobreza y de indigencia que venían desarrollándose, el
lanzamiento de la Asignación Universal por hijo para Protección Social (AUHPS), es una
iniciativa positiva ya que es una política pública de inversión social en tiempos de crisis,
poco visto en la historia contemporánea. Si bien existen programas de transferencia de
ingresos en otros países de la región, como es el caso de Chile, Brasil y Uruguay (Arroyo,
Tirenni y Morra, 2009) , lo relevante aquí es el fortalecimiento del Sistema de Protección
Social (SPS) que promueve la existencia de derechos para la población más vulnerable
del país.
1
Durante el periodo 2003-2008 se ha producido un incremento sostenido del Producto
Bruto Interno (PBI), como así también, un aumento del empleo formal e informal, que fue
acompañado con una capitalización de importantes sectores vulnerables a través del
incremento de inversión en el Sistemas de Protección Social (SPS) en la Argentina.
Otro aspecto a tener en cuenta que representa la situación social, es la evolución del
Salario Real, que se fue recomponiendo debido a los aumentos nominales impulsados por
el gobierno y las paritarias por sector. No obstante, se observa un brecha entre el salario
real de los diferentes sectores a partir de la recuperación económica. De esta manera, el
2
Se toma como informal a las personas que tienen descuentos previsionales.
2
salario real del sector privado registrado se recuperó más que su par no registrado y
también del sector público.
Este panorama, de mejora de la situación social del país en términos generales se debió
principalmente a tres ejes de políticas públicas muy concretas, entre las que se destacan:
el componente alimentario, en base principalmente al Plan Nacional de Seguridad
Alimentaria – “El Hambre más urgente” ($1.274 millones, según presupuesto 2009). El
Plan se implementa a través de las provincias y municipios, quienes a partir de
transferencias recibidas de la Nación brinda asistencia alimentaria directa a todas las
personas, bajo distintos mecanismos entrega de bolsones de comida, tickets, tarjeta
alimentaria, autoproducción, comedores, etc. (Arroyo, 2006).
3
millones, en el año 2002 fue el programa de ingresos de mayor envergadura en América
Latina.
Cabe destacar que dentro de esta política de ingresos se encuentran las pensiones no
contributivas, que representa una relevante inversión social ($ 6.100 millones) con una
importante cantidad de beneficiarios. En este caso se llega a aproximadamente 800.000
personas.
Por último, se encuentra el componente obra pública, muy dinámico para los objetivos de
apalancamiento del crecimiento económico y la creación de empleo, representando una
inversión prevista (según fuentes oficiales) de 20.200 millones y una creación de empleo
que supera los 400.000 puestos para este año. Parece ser un eje que se pretende
fortalecer y que seguirá siendo gran protagonista de las políticas de inclusión social.
La crisis global desatada en 2008, marco el inicio de una nueva etapa o el fin de un ciclo,
en términos de volumen y calidad del empleo relacionado con el crecimiento económico.
Más allá de las políticas implementadas y descriptas en los párrafos anteriores, el modelo
económico que se viene desarrollando desde 2002-03, tuvo dos impactos negativos en
los dos últimos años: por un lado, la disminución de las exportaciones y de la actividad
económica en general, y por otro, el incremento de la inflación a tasas superiores del
10%3. Esto significo un cambio en las tendencias favorables que permitieron una
reducción de la pobreza y la indigencia.
3
Son varios los factores que producen el incremento de la tasa de inflación: concentración
monopólica en la cadena de comercialización, aumento internacional de los alimentos, “sojización”
de la producción, falta de inversión y ajuste por inflación.
4
La crisis repercutió en todos los indicadores y comprometió los mecanismos de inclusión
social y aceleró la exclusión. En particular, el trabajo no registrado y el cuentapropismo
son los más vulnerables ante cambios coyunturales, por lo que ajustan más rápidamente
en tiempos de crisis y quedan expuestos a la inseguridad, la inestabilidad y la
precariedad. Los sectores informales al no beneficiarse del sistema de seguridad social o
la defensa sindical, no cuentan con los dispositivos de protección. (Castel, 1997)
En suma, la crisis global afecta a los sectores medios y bajos pero son perjudicados en
particular los grupos sociales más vulnerables de la economía informal. Además, en el
caso de la Argentina, el impacto de la crisis se evidencio en la disminución de los recursos
del Estado debido a la disminución del superávit fiscal, caída de las exportaciones y de las
importaciones y por lo tanto, una reducción del PBI.
5
Cuadro 2: impacto de la AUPS
Total población Estimados totales
para la UNPS
Beneficiarios de la
AUPS 3.700.000
Diciembre 2009
6
Todos esto puntos mencionados deben considerarse como un piso mínimo desde donde
se pueda incorporar “un valor agregado” para otras iniciativas. Por lo tanto, a los aspectos
positivos se les plantea una serie de desafíos, en el que se encuentra la incorporación de
un rango de institucionalidad. Entre las sugerencias, más importantes pueden enumerarse
las siguientes:
7
37%, todavía es tarea compleja llevarla a un dígito y reducir la cantidad de
familias sin derechos sociales. Formalidad es también redistribuir los ingresos
pero esto debe realizarse mediante dispositivos que identifiquen incentivos
positivos (subsidios, exenciones impositivas, etc.) y negativos (multas,
incrementos de impuestos, etc.).
Teniendo en cuenta la situación social actual, en donde la economía que parece tener un
piso y probablemente se vuelva a un crecimiento económico, la tarea de la política social,
debería ser el de generar mecanismos consensuados de inclusión. El propósito es facilitar
la consolidación de la AUPHPS, como una garantía de un mínimo de ingresos, y por otro
lado, de universalizar los mecanismos de inserción laboral, fortaleciendo el desarrollo
socioeconómico.
Estas dos políticas sociales son relevantes para los tiempos que corren y pueden ser
acompañadas con otras acciones (política impositiva, educativa, etc.) y encarar un SPS
con políticas de Estado para el bicentenario.
4. Bibliografía
CASTEL, R. (1997) “Las metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del salariado”.
8
ROSANVALLON, P. (1995) “La nueva cuestión social. Repensar el Estado providencia”,
Ed. Manantial. Buenos Aires, Argentina.