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Sangre de vaca Lo subieron a la casa convertido en un pez guana- bana, los ojos y los dientes ocultos tras la hincha- z6n alérgica que el contacto con la anémona le ha- bia provocado. Por suerte, Linda tenia un inyector deepinefrina y se lo puso. Sabja que laanémona Con- dylactis gigantea, que abundaba en Playa Bo, no tenfa veneno suficiente para hacer dafio a un ser humano a menos que este fuese alérgico. Unas ho- ras después el rostro de Argenis volvia ala norma- lidad no sin antes pedirle a Elizabeth que lo retra- tara con su camara digital para guardar el recuerdo de su curiosa monstruosidad. La semana siguiente la pasé sudando fiebres, in- somne y con una sensacién de vértigo que le impe- dia estar de pie por mucho tiempo. Malagueta se habia trafdo una colchoneta para dormir con él y atenderlo; lo entretenia con cuentos de su infancia en el barrio Los Charamicos. 71 Escaneado con CamScanner a el tinico de los artistas del Pro. Tf alagueta © : a Malag' nacido en Sostia. De adolescents bia A z Hire ie mado en la academia de béisho| que hab tenfan en el pais, donde educaban yen los an a ros talentos de las grandes ligas, trenaba na cuando me iban a fichar, me jodi la ro. ae Pale noche, se desvelaba con Argenis re. vale en voz alta las velocidades de Picheo de sus ex compafieros y el rumbo y estadisticas delos que si lograron convertirse en estrellas del béisbol profesional. Su cuerpo de piernas y br: aoe era tipico de un bateador, excepto por una barriga que cuidadosamente habia construido a base de cer- veza Presidente y pica pollo. Tenia una forma cu- riosa de utilizar la palabra maricén para referirse a todo el mundo, incluso para dirigirse a su interlo- cutor. «Témate la Sopa, maricén; duérmete, mari- cOn; gmaricén, te mareaste?». A Argenis le parecia un exceso de confianza, Pero el prieto lo cuidaba y no podia ponerse antipatico. El como esta mole humana habia terminado de srs conceptual era un misterio que mucho tenia ove GA tsar des amar fan de Dragon Bal ominicana Malagueta era Sesenta cuadernog con ho, i ees nas hirsutas ymelenss. mbres musculosos de ve- © un cielo Violeta ° ines acillas crizadas flotando ‘anjado, Cuando se lesio- ae Escaneado con CamScanner nd, su pap, que habfa trabajado en el restaurante de Giorgio, le recordé su talento para el dibujo y se lo llev6 al italiano para que lo aconsejara y viera siel muchacho tenfa talento, Giorgio capté su inte- rés con unas fotos de Ana Mendieta, En una, la ar- tista apareeia desnuda y cubierta de plumas; cn la otra, fa silueta de su cuerpo en la tierra cogta fue 30. Algo conectaba estos gestos extraiios con los héroes animados que habfan encendido su obse- sidn infantil; el cuerpo, como en el field de pelota, era el protagonista y se presentaba ante la vista de todos con una furia elemental y magica, como una bola de fuego, Haeta poco habja participado en el Primer Festival de Performance de Puerto Plata con una pieza titulada Home, en la que, desnudo en una jaula de bateo, sin bate ni guante, recibia con su bartiga y pecho las pelotas que salian dispara- das por la boca meeanica a sesenta millas por hora. Durante el dia, Malagueta trabajaba en su proxi- Mo proyecto, es decir, acudia a las sesiones diarias con Ivan, haefa ejervicios, lefa informacién en In- ternet sobre la escena del performance art; por la tande, hablaba con Iviin a solas y anotaba en su li- bretita hasta los suspiros del curador. Estas charlas solian ocurrir en un banco de piedra ubicado en medio de las cabaiias de los artistas y Argenis los veia desde su cama como una esposa celosa, Al me~ diodia, Nenuco, el jardinero, le trafa sopitas de 73 Escaneado con CamScanner auyamia y yautia que le preparaba Ananj, la sefiory que trabajaba en la casa, y por Ja tarde la misma Anani le trafa té de tilo para ayudarlo a descansar, Una majiana Giorgio vino a ver cémo seguia ya dejarleun montén de materiales que le habia traido dela capital. Billy no quiso entrar en la habitacién y se quedé afuera ladrandole, haciendo que el es- caso amor que Argenis sentia por el perro dismi- nuyera atin més. Al ver el rollo de tela enorme y nuevo contra la pared, se sintié mejory le dijoa Malagueta que podia irse a su cuarto. Esa tarde, al fin libre de mareos, Argenis duer- Manotea alo loco sin lograr ele por la violencia con que oca en vez de agua salada. una infinita Iinea‘verde y Unos hombres blancos chadas se acercan en una Hlevarlo hasta la oi- | cintu- mey suefia, Se ahoga. moverse; el pecho le du trata de jalar aire con la b ‘Alfondo, el horizonte es gris de piedray palmeras. y barbudos con ropas man canoayy lo sacan del agua para Ila, levan cuchillos y pistolas antiguas en ¢ r6ny unas chancletas hechas de cuero amarrado; hay uno oscuro, depelo lacio muy negro; que, aun que vestido como los otros, parece un taino. El tini- co que lleva botas es el que més preocupado pare- ce. Tiene el pelo ensortijado y marrdn y una larga barba oscura. Luego estan en un bohio y Jo tirar en un catre de cuero de vaca. El taino entra y I: hablaen lengua rara mientras el barbudo de las bota 74 Escaneado con CamScanner le cepilla las plantas de los pies como para activarle la circulacion. Del exterior entra un olor a carne y ahumo y se despierta salivando porque el aroma le ha abierto el apetito. ; Después de dormir catorce horas completas, Ar- genis se sentia fenomenal. En la mesa del desayuno la conversacién ronda- ba los temas usuales, arte, politica y ambientalismo, James Kelly, el profesor de UCLA con quien Linda desarrollaba el proyecto ecolégico de Playa Bo, los acompajiaba esa mafiana y hablaba del incre- mento en la temperatura del agua y el advenimien- to de una crisis de blanqueamiento letal para los corales del Caribe. Argenis tenia un hambre locay le metia el diente a la tortilla espafiola y al pan con ajo, captando celajes de informacién. En su cabeza habia una mezcla desordenada de pedazos de sus conversaciones con Malagueta, el suefioy el recuer- do del momento en que estuvo atrapado por la boca de piedra bajo el agua. Ivan capté su atencién cuando dijo que durante las préximas semanas es- tarfan estudiando a Goya y harian un ejercicio al final de las mismas a partir de la obra del maestro aragonés. El ejercicio buscaba problematizar la nocién de contemporaneidad en el arte y analizar la forma en que Goya, hacia ya dos siglos, al arti- cular sus-observaciones filoséficas y formales, se habfa divorciado de las expectativas de las obras 75 Escaneado con CamScanner encargadas por sus clientes ¢ inaugurado cl arte modemo, Alvan no habfa quién lo callara, Tenfa un talen- to especial pata cerrar los argumentos mas dispa- res alejados de la historia cubana con una anée- dota sobre Cuba, Fernando Ortiz o Fidel, pero Ar- genis estaba en la Juna. Esto le pasaba en laescucla secundaria todo el tiempo; la maestra hablaba y él, ensumente, construfa fantasfas usualmente decor- te sexual con compafieras del curso, mientras la maestra, el pupitre y los compafieros se derretfan ante la realidad hormonal de la pelicula interior. Pero Jo que le pasaba ahora era distinto: no habia no seinventaba cosas, perseguido un pensamiento, on la no tenia control alguno sobre lo que vefa.c claridad de un recuerdo: se vefa de nuevo en el bo- hio de su suefio. Unos hombres trabajan sobre algo a unos me- tros de la puerta. El barbudo de las botas supervisa Ia operaciény da drdenes. Al vera Argenis se acer- cay le habla. Argenis escucha su voz, que le-dice: «Ya estés mejor». Espera que los comensales tam- bién la hayan escuchado, pero todos segufan cha- chareando, excepto Giorgio, que se habia levantado delamesay yaciaen el sofé della terraza leyendo la revista Rumbo, Eltipo de as botas se presenta: “Soy Roguey estosson mis hombres», y Argenis daunos pasos; ve lo que hacen, sacan el pelo a unas pieles 76 Escaneado con CamScanner de vaca y raspan con cuchillos, arrodillados en el suclo de tierra anaranjado. Eran los mismos que lo habian sacado del mar. «gRecuerdas tu nombre?», pregunta Roque. Arge- nis no se atreve a hablar; hace un esfuerzo sobre- humano por concentrarse en lo que ahora dice Eli- zabeth en la mesa: chilla que si Goya era moderno, Velizquez también. Mientras Ananj trae la greca con el café, Roque el barbudo le explica que él debe de ser el unico superviviente de un naufragio. «Debes haberte gol- peado la cabeza, por eso no recuerdas nada.» Mien- tras Elizabeth saca un CD de Morcheeba y lo pone en cl equipo de sonido dela terraza; Roque le mues- tra las modestas instalaciones donde curten el cue- ro de las vacas que cazan tierra adentro. Mientras Malagueta se urga los dientes con un palillo de ma- dera, Argenis siente el olor a orina, humo y cuero de ese otro lugar. 3 Qué cofio es esto? Contrario a los suefios con transiciones extrafias y agujeros en el tiempo y en las cosas; esta historia que se desa- rrolla en su interior es coherente y lineal. Se levantaron de la mesa para ir a la sesién del dia con Ivan de la Barra. Argenis se qued6 senta- do, cerré los ojos para internarse en su visién, ex- tendié la mano derecha para tocar a Roque y cons- tatar la realidad tactil del barbudo y su mundo. Tocé el brazo hiimedo y caliente del hombre que 77 Escaneado con CamScanner ahora le sonreia y abrié los ojos de golpe. Regress alamesa, ala terraza y a Giorgio, que habfa alzado la vista por encima de la revista para verlo hacien- do aquella cosa extrafia con su brazo y los ojos ce- rrados. Avergonzado, Argenis repitié el movimien- to como quejandose de un dolor, con miedo a que Giorgio lo pensara loco. «Tantos dias en la cama mehan jodido el hombro», dijo disimulando y co- mié para alcanzar al grupo. Magpie Dejaron la salad oscuras cuando ‘cerraron las cortinas. Ivan‘encendié el proyector y aparecio en la pared el grabado 66 de Los caprichos. «En esta serie de grabados —ademas de hacer una fusion de técnicas— Goya presenta una sdtira subjetiva que no se amarra a una sola lectura, desestabiliza los paradigmas sociopoliticos desu tiempo a partir de personajes y situaciones que oscilan entre lo pinto- resco local y lo mitolégico universal.» Un cuerpo andrégino y retorcido sostenia el palo de una es- coba voladora sobre su cabeza Y ocultaba tras de si un cuerpo de formas femeninas mas evidentes que también se asia al palo y desplegaba alas de mur- ciélago que facilitaban el vuelo magico. Con la vou de Ivan en segundo plano, Argenis yolvié a cerrar los ojos. Sintié sobre la piel el sol de aquella otra majiana abierta ante él. Estan de nuevo en el bohio, que es un solo es- pacio con varios catres y hamacas colgadas. Roque 78 Escaneado con CamScanner le pasa un pantalén de hilo crudo para que se lo ponga; sdlo entonces nota que ha estado desnudo. «Si quieres comer ticnes que trabajar», dice. Le en- trega un cuchillo corto y sefiala el grupo que pela Jos cueros. Al acercarse, uno de ellos dice: «Regar- dez! Celui quia survécu a la Céte de Fer», y le hala por el pantalén para que se hinque, al tiempo que le muestra el movimiento que tiene que hacer con el cuchillo sobre la piel. Cuando Iv4n encendi6 la luz y dio por termina- da la tanda, Argenis, atento alo que seguia proyec- tindose involuntariamente en su cabeza, se afana- ba sobre la piel que le habian asignado. A la hora del almuerzo, Giorgio les sirvi6 unos filetes jugo- sos que habja tirado en la parrilla dela terraza. Los hombres con quienes pelaba los cueros también se detuvieron para comer porque el taino los llamaba dando con una piedra en un cencerro. Argenis trata de lucir tranquilo y se sirve agua de una jarra Ilena de hielo, mientras en su cabeza husmea detras del bohjo, donde se ahtiman unas tiras de carne en parrillas de madera verde. Argenis ha visto esto antes en los libros de historia. Se eché el filete de Giorgio a la boca, estaba exquisito, pero el sabor de Ja carne salada y dura que su otra boca masticaba al mismo tiempo le quité el hambre y dejo la comida sin tocar en ambos platos. Sus compaiie- ros del Sostia Project comparaban los gobiernos 79 Escaneado con CamScanner del PRD y el PLD: Elizabeth, que era hija de dinero viejo, y no del que se turnaban para robar los fun. cionarios ptiblicos, acusaba a ambos partidos de implementar la politica del corso. «Son todos unos ladrones, con permiso», dijo, tratando de proyo- cara Argenis, que era hijo de uno. Pero el pintor no se enterd, La palabra corsario le habia hecho recor. dar al profesor Duvergé en quinto grado; cuando escribfa en la pizarra negra las:causas y consecuen- cias de las devastaciones de Osorio... ; En 1606, el gobernador Osorio habia mandado despoblar la costa norte de Ja isla para evitar el in- tercambio con contrabandistas ingleses, france: ses y holandeses, quienes ‘proveian ‘a Ja poblacién de lo que Espafia no podia. Tras las devastaciones, varios poblados —entre ellos Puerto Plata, donde ahora estaba Sostia— se.convirtieron; gracias a's abandono military civil, en refugio de franceses, ingleses, ndufragos y esclavos cimarrones, que se unfan para sobrevivir, cazando el ganado vacuno sal- vaje, que abundaba, para producir cuero y.carne ahumada, que negociaban con los contrabandistas que seguian deteniéndosé en la costa. Estos son bu- caneros, penso Argenis en el compartimiento crea= do por la interseccién de las dos pantallas que aho- ra manejaba, Tengo la facultad de ver el pasado, se dijo, yo habia oido hablar de esto, pero- nunca me imaginé que fuera ast, A : 80 Escaneado con CamScanner Se suponia que verfan la pelicula Goya en Bur- deos mientras reposaban el almuerzo; Ivan se ex- cus6 para hablar algo con Giorgio, y Elizabeth y Malagueta insistieron en ir al pueblo a dar una vuel- ta. Los Charamicos es un pueblo atrasado, sucio y pequefio que vive del turismo, es decir, de la pros- titucion, en sus multiples avatares. El paseo fue cor- to y aburrido: un montén de tienditas de madera con pinturas haitianas, toallas y souvenirs que de- cian Sostta No Problem. Argenis caminaba alelado reanudando el trabajo de pelar cuero, muy pendien- te de los rostros asperos que trabajaban en ronda al otro lado de su mente. El taino era un hombre de movimientos pesados y cortos entrado en canas; el que le habia dicho en francés «Céte de Fer» era un rubio de espalda estrecha, mentén saliente y bigo- tito de adolescente. Estaban el manco, un hombre de pelo y barbas negras al que le faltaba un brazo, un negro, al que decian Engombe, y Roque. Eran todos sacos de hueso y estrecha fibra, bajo una piel veteada por la permanente quemadura del sol. Elizabeth grababa con una de sus cdmaras el pa- seo por el ruinoso vecindario para «documentar>, mientras’ Malagueta saludaba a:algunas personas que lo conocian. Argenis descuidé la peladera de cuero en el mundo paralelo preso de stibitos com- plejos. 3 Qué hacian ellos ensefioreados en un ba- rrio pobre? Fucking turistas culturales: «Allez, allez», 81 Escaneado con CamScanner dijo el bucanero rubio, alentandolo a empezar a pe lar otra vez, pero Argenis estaba muy ocupado sin- tiéndose fuera de sitio en la Sostia del 2001. 3 Qué pasa sino hago lo que me dicen? Como si hubicra escuchado su pregunta, Engombe Je metié un pufio encl ofdo que lo liberé de complejos y distraccio- nes. Recogié el cuchillo y comenz6 de nuevo; te- miendo otro golpe del negro. Me jodi, sy dénde se apaga esta vaina?, pensd. En el camino de regreso a Playa Bo, Argenis se hizo el dormido en el carro de Elizabeth para terminar de pelar su:cuero, lue- go de lo cual le habian dado un jarrito de aguar- diente, que se bebié recostado de un guayacan al raba al aborigen almacenar las car- nes ahumadas, ya frias, en un barril. Atardecia en el Mano de los bucaneros con los mismos tonos que en Playa Bo, y para Argenis dos soles se escondie- ron en el horizonte. Experimentar estas dos.reali- dades eracomo armar un rompecabezas en una mesa mientras se ven las noticias en la televisidn; su pre= sente era el noticiero, predecible ¢ inofensivo; el mundo de los bucaneros era el rompecabezas, en el que tenia que enfocarse y del que levantaba‘la vista de vez en cuando sin soltar una‘o dos piezas. Los dos soles no competian por su atencién,:sino que aparecian el uno sobre el otro como dos nega- tivos. Cuando desaparecieron, y con ellos la extra- fia pelicula, Argenis sintié alivio y miedo en canti- tiempo que mii 82 Escaneado con CamScanner dades iguales; sin embargo, la preocupacién y la curiosidad por lo que le habfa pasado duraron lo que dura la excitacién por un suefio interesante, Arrastr6 una silla hasta el acantilado. Disfruté a solas del paisaje oscurecido. En Ia terraza Ivan y Giorgio bebian vino con las luces apagadas, escu- chando una pieza en la que John Cage habla sobre una corbata. En la terraza, alguien encendi6-una velay laluz atrajo la mirada de Argenis, que vio la cara ahora iluminada de su Prospero mecenas de lejos; siguid las lineas negras de su boca y su man- dibula, haciendo la matemitica de los colores a mezclar para lograr el color ladrillo que la llama de la vela adjudicaba a su piel. Hacia siglos que no miraba a nadie como ahora hacia con Giorgio, tra- ducia cada detalle de lo que sus ojos percibfan a los pasos técnicos requeridos para fabricar la co- pia. Argenis estaba pintando aquello en su mente, corrié hasta el frente de laterrazay les ordené: «No se muevan». Iba por el camino oscuro hacia su ca- baiia, imaginando que aplicaba el color perfecto ya hecho; ya alli eligié los tubos de pintura que nece- sitaba. Regresé al acantilado con una silla, el pe- quefio caballete que lo habia acompaiiado desde la secundaria y una limpara de pilas que se acomo- daba al borde del cuadro. Dio la espalda al mar pa- ra instalar sus instrumentos, miré hacia la terraza. Una selva playera de palmeras, uvas de playa y al- 83 Escaneado con CamScanner mendros creaba una nube de grises oscuros alre- dedor dela casa, cuyo negro profundo se interrum- pia sdlo en el centro, donde Ia cara de Giorgio Me. nicucci, perdidas sus precisiones y su conexién con un cuerpo en la penumbra, era una mascara ignea que flotaba en el aire. Frente a esta, Argenis deci- dié pintar otra, la cara con Ja que habia regresado de la playa el dia del accidente’con la anémona y que Elizabeth habia fotografiado: La cara anaran- jada era altiva y hermosa; parecia dar ‘una orden, que el monstruo deforme, a juzgar POF Ia inclina- cién de la cabeza, acataria diligente. g Para la mala suerte de Argenis, al dia siguiente el cuento de los bucaneros habia retornado. Tan pron- nivela que movia‘a to abrié los ojos, la'extrafia ma ; aquellos fantasmas en'su mente s¢ habfa activado; y aligual que el dia anterior, todo concatenado y real. Se habia quedado en su cabafia haciendo esfuerzos por deshacerse de las mismas, respirando profun= do, haciendo lagartijas, dandose una ducha ‘ria. Nada habia logrado contra el indio que Je pasaba una batata con leche y el negro que lo llevaba a una pileta de piedra donde el francesito, que volvié a saludarlo como «... quiasurvécu 4 la Céte de Fer», meneaba los cueros ya pelados con una viga enun liquido oscuro. Argenis cogié otra viga € imité el movimiento del francés. El negro lo miraba con el puiio cerrado pero Argenis hacia el trabajo bastan- 84 Escaneado con CamScanner tebien. Concentrado en aquella actividad repetitiva y comenzando a preocuparse en serio, decidié sa- lir de su habitacién. Cuando entré, tarde, a la sesi6n con Ivan, en la pared habfa un fotograma dela pelicula Cremaster 2 de Matthew Barney en el que elescritor Norman Mailer interpretaba a Houdini. La profesora Herman habia dedicado una clase completa al trabajo de Barney. Ivan de la Barra ha- cfa ahora notar la conexion de sus instalaciones, videos y esculturas con la obra de Goya, la compar- tida sensibilidad por lo sublime terrible y la elabo- racion de mitologias enraizadas en la cultura popu- lar. Ivan habfa visto:Cremaster2 en el Museo Reina Sofia de Madrid un afio antes y Elizabeth la habia visto en Chicago en el 99. Malagueta, que nunca ha- bia salido de laisla, y Argenis, que lo més lejos que habia ido eraa un campamento de nifios revolucio- narios en Cuba, tenfan que conformarse con que les contaran a pelicula. El creméster es un misculo que se encarga de subir o bajar los testiculos en res- puesta a los cambios de temperatura, y el hilo con- ductor del ciclo de cinco peliculas es el proceso de diferenciacién sexual en el embridn. En Cremaster 2 el organismo se resiste a la diferenciacién crean- do un drama que Barney narra como un western surreal, segtin Ivan, construyendo una biograffa poética del asesino americano Gary Gilmore. «En 85 Escaneado con CamScanner un ¢jercicio de libre asociacién espectacular, Gi, more fue ejecutado en 1977, fuc el primero en sy. frirla pena de muerte tras ser restituida en Estado, Unidos. Supuestamente, el padre de Gilmore er, hijo de un mago famoso que pas6 por Sacramento, posiblemente Houdini. La madre de Gilmore erg mormona y uno de los simbolos de los mormones es el panal de abejas.» Ivan escribia estos datos en lapizarra. «Lo que ha hecho Barney es tamizar esta informacién a través de una propuesta estética abs. trayendo las conexiones que devienen en simbolo y ritual», decfa el cubano haciendo clic.para mos- trar otros fotogramas. : a Las pieles libres de pelo y carne asucolory textura final al fondo de alumbre y sal. El francesito se sacé un: mani-con céscara de un bolsillo y se lo'comi6. Sus manos en- negrecidas por el trabajo y Ia falta de higiene ofre- cfan una sensacién de realidad mucho més con- sistente que los esfuerzos de Ivan por adjudicar ge- nialidad a las peliculas de Barney. Al terminar la sesion, Argenis acompaiio a Malagueta a buscar un libro sobre el Cremaster 2 en la biblioteca de Gior- gio y Linda, un mueble de tres metros de alto que habia en Ja sala de la casa. Mientras Malagucta se subja a una silla para sacar el libro, Argenis echaba una mirada a la coleccién y se sorprendia al hallar que uno de los tramos estaba Ileno de voltimenes iban acercandose Ja pileta:con 86 Escaneado con CamScanner sobre los bucaneros, las devastaciones y el contra- bando y la pirateria en cl Caribe. Este tipo de coin- cidencia debfa de tener un nombre. Cuando escu- chaba un término por primera vez, surgian «de la nada» un chorro de referencias, informacién y men- ciones sobre cl mismo, como si el universo mate- rializara las herramientas de aprendizaje o como si aprobara un trayecto especifico de conocimiento, Linda estaba en la terraza y Malagueta se habia acer- cado alla para avisarle de que se ibaa llevar el libro asu cabajia y que Argenis se ibaa llevar otros. Tras el accidente con la anémona, Argenis habia reac- cionado como un gato quemado por el veneno de un sapo y evitaba a Linda como podia. «Giorgio dice que pintaste algo increfble anoche», dijo lamu- jet, acariciando a Billy con el dedo gordo del pie. «gPuedo verlo?» En otra ocasién Argenis habria lle- vado a Linda a su taller haciendo cerebro durante . el camino con la idea de su pene entrando y salien- do de su precioso culo. Pero algo habia pasado de- bajo del agua y ahora sentia una repulsién extrafia que conectaba los libidinosos deseos que le lleva- rona meterse en el nido de anémonas con la desa- gradable experiencia posterior... Ya en el cuarto, ella quedé complacida con la pintura. «Es excelente», dijo, y afiadié, guifiéndole un ojo: «Si ocurre una hecatombe que acabe con la tecnologia, la electricidad y los documentos digi- 87 Escaneado con CamScanner tales, tu obra sobreviviria. ¢Dénde quedaria la de estos videoartistas y performanceros?». Linda Menicucci tenia una vocacién apocaliptica y trataba todo, hasta las obras de arte, como espe- cies que debian ser medidas por su capacidad para sobrevivir en la tierra. Habia accedido a apadrinar aeestos artistas porque su marido le habia asegura- do querecuperarian la inversion y que las ganancias ayudarian a empujar el proyecto de proteccién am- biental de Playa Bo. Tenfan pensado comprar. va- rios kilémetros més de playa y seguir con las.in- vestigaciones cientificas para identificar todas las especies que se reproducian en sus arrecifes de co- ral. Aunque el gobierno habia protegido parte de dichos arrecifes, la falta de recursos‘hacia casi im- posiblela implementacién de las leyes protectoras, dejando a cientos de especies a merced de la pesca indiscriminada, la construccién y la contaminacién. ‘Argenis entendfa ahora que la tinica fuente del in- terés de Linda por él era la misma que él sentia por ella y su esposo: el dinero, que ella necesitaba para salvar sus pececitos y con el que él podrfa, en su proyecto de felicidad futura, vivir metiendo peri- co, pintando y pagandole a cueros para que le ma- maran el giievo sin que nadie lo jodiera. En este sentido, aquella dama de sociedad-y él eran iguales. Argenis hubiese disfrutado este pe- quefio triunfo mds si no fuese porque en su otra 88 Escaneado con CamScanner vida lo forzaban ahora a sacar los cueros de la pileta para orcarlos: la operaci6n demandaba casi toda su atenci6n. Los brazos le temblaban por las tres horas de ejercicio continuo, con Engombe, el negro, como siempre, al acecho, Acompafié a Linda a la puerta y la vio bajo esta nueva luz, pudo divisar las arrugas que el sol y la excesiva preocupacién por una causa —a los ojos de Argenis perdida— le habfan sacado, Cerré la puerta, miré él reloj para confirmar que era la hora del almuerzo y se tird en la cama: Se quedé dormido, frito del cansancio. Inmune a su suefio, la actividad de los bucane- ros prosiguié. Después de tender y masajear los cueros, Roque, desaparecido durante gran parte del dia, surge de entre la marafia del norte acompafia- do del manco y anuncia que hay un galeén inglés en la costa y que los esperan al dia siguiente para negociar. Saca dos botellas de vino del macuto que Neva al hombro como prueba y una-camisa que le pasa a Argenis. «Regardez, survivant a la Céte de Fer...», vuelve a decir el francesito, a falta de un nombre con el que llamar al nuevo integrante, y le hace sefias de que se ponga la camisa. Beben pasn- ~ dose las botellas al calor de un fuego que prepara el indio, que se esmera en ofrecerle las mejores pie- zas de casabe y carne de cerdo a Argenis, a quien se le cierran los ojos en ese mundo justo antes de despertarse en este. 89 Escaneado con CamScanner Al parecer, la vaina era para largo y no habia for. made desconectarse. Al contrario que la noche an. terior, las visiones lo habjan dejado lleno de pregun- tas. sEra una encarnacion pasada? 3Era esquizo- frenia? 3 Brujeria? Si sus mecenas.se enteraban de esto lo ibana sacar del proyecto, y ahi-si que anota- ba, loco, arrancao y arrimao en casa de.su'mai. Callate la boca, se dijo, y salié al fresco de la no- che en Playa Bo con el libro Bucaneros de América de Esquemelin bajo el brazo, persiguiendo el soni- do dela misica que proventa dela terraza. Al cru- zar las palmeras enanas que dividian el area de las cabafias de la casa‘alcanz6 a oler la marihuana que fumaban Ivan y Giorgio hablando en‘susurros; se habia prometido dejar la coca durante el proyecto, pero no ibaa decirle que no a una yerbita. Al verlo aparecer Giorgio se Jevant6 nervioso y-dijo.aAr- «Monsieur, pruebe esto», paséndole el joint. el otro puso en Ja mesa. ba Ileno de bucane- que vefan genis: Miré la tapa del libro que «gTe interesa el tema? Esto estal chizo un gesto que recorria lo ros», dijo, as botaba el humo que los ojos; Ivan afiadid, mientré tenia dentro: «Debe de estar Ileno de muertos». El cubano tenfa un documento de Word abierto en su laptop que decia en helvética bold: Notas para Olo- kun; al cerrarlo aparecié el primer grabado de Los desastres de la guerra, que lucia como wallpaper de su desktop. «Te gusta el grabado?», pregunté sin 9° Escaneado con CamScanner | quitar la vista de la pantalla, Argenis le explics que habia tomado clases y habia trabajado la técnica en Jacscucla, aunque nunca habia tirado una serie pro- fesional. Para entonces Giorgio habia llenado la copa del pintor y levantaba la suya diciendo: «Para que los espiritus de los bucaneros nos traigan suer- te». Argenis iba por la segunda jalada, y la yerba hi- dropénica, de una potencia superior a la que esta- ba acostumbrado, le dio duro, Giorgio relataba las peripecias de un amigo que llevaba veinte afios pei- nando las playas de Puerto Plata con un detector de metales tras la pista del tesoro del pirata Cofresi. El tipo habia dejado esposa, hijos, trabajo, seguro de que un dia iba a toparse con el botin enterrado por el gran ladrén de mar. Ivan, arrebatado, tosia larisa, diciendo: «Asere, iqué comepinga!». Argenis abrié el libro al azar para poner los ojos en algo, para evadir las miradas, preso de un ataque de pé- nico. En su testimonio sobre la vida de los filibus- teros y bucaneros de América, Esquemelin habia incluido el convenio que protegia a los piratas li- siados: «Por la pérdida de un ojo, cien escudos 0 unesclavo. Por la pérdida dela mano derecha, dos- cientos escudos 0 dos esclavos. Por la pérdida de los dos pies o las dos piernas, seiscientos escudos 0 seis esclavos». La lectura competia con las conexio- f nes que Argenis hacia en su mente, Se refieren a mi, | nunca voy a conseguir triunfar, los bucaneros muer- 91 Escaneado con CamScanner tos han venido a buscarme, los grabados de Goya son una serial, me van a mutilar, y ast por el estilo, Giorgio noté que Argenis la pasaba mal y le dijo; «Maestro, reldjese». Se puso detris de él y comen. 26 adarle un masaje en cl.cuello, Me van a violay estos maricones, pensaba Argenis, por eso Ivdn dijo comepinga; maldita yerba. El masaje comenzé a surtir efecto y una vibrante pesadez fue halando hacia abajo cada miembro de su cuerpo, la vibra- go interior, habilité cién sonora colonizé al didlo unsilencio sobre el que fluctuaba un zumbido gra- vey lento. En ese amplio escenario se proyectaron hologramas fugaces: se vio de pequefiito correr hacia su papa, que Iegaba‘a buscarlos a él y a su para la visita obligada deun fin de semana siy otro no. Cuando su papa lo levant6, él le aga- 16 la cabeza con la dos manos y lo besé en la boca, Su papa lo tird al piso con violencia; mirando a'to- dos lados, diciendo: «¢Tié eres pajaro, eh?». Sintis igualitos el dolor y-el miedo de aquella tarde, al tiempo que las diminutas particulas de luz que for- maban el recuerdo, victimas de un’ milagro atomizador, desaparecfan. Abrio los ojos y él ma- saje habia terminado. Giorgio cambiaba el CD en cuclillas frente al aparato de muisica y el cubano amarraba la bolsa de basura junto al grill para sa- carla fuera diciendo: «Chico, si dejamos esto aqui van a venir las moscas». hermano 92 Escaneado con CamScanner ‘Tras entender que los bucaneros le daban vaca- ciones de noche y que el dia les pertenecia aun en suciios, Argenis decidié esperar a que saliera el sol para ccharse en su cama. Estaba siquicamente ago- tado y no le importaban mucho las tcorias de Ivan sobre Goya. Tan pronto como se quedé dormido, se vio junto a los hombres de Roque, caminando por una manigua de uvas de playa y cambrén, El manco abre el paso usando una cimitarra con su mano buena. Llevan unos cien cueros curtidos en rollos de diez cada uno, dos barriles de bucan, un saco de sal en grano y batata. Cruzan la iltima frontera vegetal y salen a un arrecife color ceniza, caminando sobre el mismo hacia el oeste. Llegan a un acantilado por el que bajan con la mercancia. Estan en Playa Bo. La playa de los Menicuccies casi irreconocible, poblada de multiples cardtmenes, los peces se arremolinan en centenas, algunos al- canzan el metro y pueden cogerse con la mano. Un galedn con las velas recogidas fondea a poca dis- tancia de la orilla y dos botes de remo se acercan a recogerlos. el Ya en cubierta, el capitan, un inglés de ufias hi- giénicas y dientes amarillos.que acaba de saquear un rescate espafiol rumbo a Nueva Espaiia, hace el recuento de las cosas que Roque habia solicitado el dia anterior a cambio de los cueros. Veinte botellas de vino, un costal de harina de trigo, dos pares de 93 Escaneado con CamScanner botas, dos sombreros de felpa, un cofte, pélvorg hebillas, dos arcabuces largos y una suerte de ines quesacan pot la escotilla tres hombres con esi zo. El capitan retira el lienzo que cubre el aparato y devela una imprenta. Con la prensa vienen tres rollos de papel, plan. chas demadera y todos los aparejos necesarios para hacer grabados, excepto tinta. El tramite se completa. Roque promete entre- gatlecien cueros mésasu vuelta de Bayamo, Cuba, donde el pueblo —abandonado por la politica de puerto tinico de Espatia, en laqueséloLa Habana y Santiago podian recibir naves comerciales— re- cibird al contrabandista como aun héroe. Les toma la mitad del dia trasladar la pesada maquina al bo- hio, Roque evade las quejas alegando que los habi- tantes espatioles delaisla, an necesitados comolos bayameses en Cuba, querran adquirirla por mu- cho mis de lo que han pagado ellos. El indio, que se habja quedado cuidando el-asentamiento, los recibe con alegria y les notifica que hay unas dos- cientas cabezas de ganado en un claro cercano. Su espafiol es torpey se entiende sdlo con Roque; con Jos demas se comporta como el cacique venido a menos que probablemente es. Roque ordena la construccién de otro boh{o para albergar laimpren- ta. Elmanco y el francesito se hacen con sendas ha- chas y se internan hacia el sur buscando el bosque. 94 Escaneado con CamScanner Roque, Engombe y Argenis se dirigen al lugar don- de el indio ha visto las reses, armados con uno de los arcabuces nuevos, una bota de vino y varios cu- chillos. Sin mediar palabra, Engombe, que lleva el arcabuz, se aleja del grupo y camina sigiloso hacia cl este. Unos pasos més adelante, Roque y Argenis divisan los animales, que pastan en pazal piede una loma, y a Engombe, que ha alcanzado el extremo derecho del promontorio y carga el arma para em- pezar la matanza. Argenis desperté al primer disparo. Presa de un sentimiento tétrico y excitante a la vez, Argenis se senté en la cama, viendo cémo cafan las reses presa de las balas que Engombe, de bien cerca, metia en sus cabezas. Las demis, tontas y pesadas, corrian en circulo, Roque le explicaba que ahora desolla- rian unas cuantas, que mafiana las vacas volveriana pastar en el mismo sitio y matarfan unas mis, En- gombe y Roque trabajaban sobre los cadaveres con rapidez y precision, cortando en cruz, hundiendo el cuchillo desde la garganta hasta el ano, y luego de una pata a la otra, Cuando todos los cuerpos es- tuvieron abiertos empezarona desprenderles la piel, con la ayuda de Argenis, que garabateaba con un carboncillo sobre una tela que habfa desenrollado en el piso de su taller. Con la vista nublada por el olor caliente de la sangre, que se le coagulaba enci- ma en el lejano pastizal, alcanzé el Cadmium Red 95 Escaneado con CamScanner de Winsor & Newton y apreté el tubo dex: i. . i} como una pasta de dientes directamente it tade la brocha. n. Escaneado con CamScanner El jardinero Con el agua asf de clarita era facil sacar pulpos de debajo de las piedras, estrellas de mar y lambi. Wi- llito habia venido solo porque ninguno de sus pa- nas se atrevia a meterse en la playa de Nenuco. La liltima vez que un grupo se puso a pescar alli, Pa- chico salié con un tiro en la nalga y en la policia le dijeron que estaba dentro de la propiedad de Ne- nuco y que este tenia derecho a dispararle. Nenuco era un hijo dela gran puta, con mas pes- cao en su poza de lo que él y su familia podian comer o vender, y Willito tenia dos hermanitos y un abuelo enfermo: para mantenerlos se la buscaba vendiendo lo que sacaba de los arrecifes de coral a los gift-shops y restaurantes de Sostia. La poza que formaban los arrecifes de Playa Bo estaba repleta de animales porque, al contrario que los otros arrecifes, tenia un loco con escopeta que no dejaba que nadie se le acercara. Es mejor ast, Escaneado con CamScanner > | pensd el muchacho, El solo, sumergido con esca. fandra, chapaletas y arpdn, haria menos ruido, Habja salido a las cinco de la mafiana, cuando todavia estaba oscuro. Borded en Ia yolita de sy abuelo toda la costa y dejé la pequefia embarca- cidnanclada detras de un pefién para saltar y nadar hasta el tesoro natural con los primeros rayos de luz. Willito habia estado alli tres veces mas; cono- cia el camino al interior del arrecife por debajo del agua, un hueco en la piedra de varios metros de largo y dos pies de ancho, por el que Pachico le ha- bia ensefiado a pasar sin que lo quemaran Jas ané- monas. Willito se habfa puesto el cintur6n de pesas para nosalira flote. Avanzaba impulsado por las chapa- letas y sostenia el.arpén con ambas manos, hasta que logré colocarse frente al ninel'en Ja roca y vio un cuerpo humano, un muerto, metido en el-hoyo. El miedo pudo mis que las pesas y salié a la super- ficie manoteando y gritando como si no supiese nadar. Con los ojos Ilenos de agua vio a Nenucoen calzoncillos, de pie sobre el arrecife, apuntandole conlaescopeta. «Hay un muerto en el hoyo, Nenu- co, no me mates», grité Willito. «Vete de aqui», dijo el hombre de frente ancha y ojos chinos, «pa.no volate lo seso, hijo etu maldita mai» Willito llegé a su yola de tres brazadas, con un terror.que no te- nfa nada que ver con la escopeta de Nenuco. Con- 98 Escaneado con CamScanner t6.a Pachico, quien todavia cojeaba, lo que habia visto y fucron al destacamento otra vez, a vender la idea de que Nenuco habia matado a alguien y habia escondido el cuerpo en el hueco. El cabo Fonso no les hizo caso hasta que a la semana de jodienda ininterrumpida decidié echar un vistazo. A Fonso, Nenuco nunca le habia cafdo bien. Aunque era el duefio del terreno frente a Playa Bo, el agua no era de nadie. A pesar de eso, sus supe- riores Ie habfan dejado bien claro que Nenuco te- nia gente en el gobierno y que con él no podian meterse, La propiedad de Nenuco tenfa tres tareas de tierra en la costa misma, con una parte de tierra negra buena para sembrar, donde él y su familia cultivaban platano, yuca, auyama y aguacates, y otra de tierra roja y arrecife donde abundaban los almendros, uvas de playa y cocoteros. En realidad, la duefia de la tierra era Ananj, la prima con la que Nenuco se habja casado, una pequefia mujer regor- deta de color canela y pelo negro muy lacio que habia heredado de sus padres. Los troncos de los cocoteros que crecfan a am- bos lados de la vereda hacia Playa Bo estaban pinta- dos de rojo, con letras blancas que decfan «Balaguer 90-94, vestigio de la tiltima campafia electoral. Las estacas de la empalizada de Nenuco también esta- ban pintadas del color del partido de gobierno y en la puerta de su caney habfa un afiche con una 99 Escaneado con CamScanner foto del «Doctor» dando un discurso. Fonso par. queé cl motor Honda 70 a la vera de la casa y salu. dé, quitandose la gorra, a la mujer que limpiaba una ponchera de arroz sentada en una mecedora en la entrada. «gQué desea?» le pregunté Anani, Se deshizo de un grano defectuoso y lo lanzé hacia el frente dela casa. «Vine a hablar con don Nenuco», dijo Fonso, y se asomé a la puerta de la pequefia cocina, que olia a pescado fresco y limén. Nenuco limpiaba un mero con agilidad; y echaba las huevas aun gato anaranjado en el piso. Al fondo de la sala una chica veia El gordo de la semana en la televi- sion: un concursante tiraba el Dado.de la Suerte Knorr, aspirando a ganarse una nevera, uncuchillo eléctrico o una tostadora- «gLe dieron queja de mi, Fonso?» El cabo se sentia idiota y replicd: «Esos muchachitos inventan muchas cosas». «¢Y qué se inventaron ahora?», pregunto Nenuco,.dejando la labor para coger una taza de peltrey ofrecerle café. «Disparates»; dijo Fonso, que se'tomé el café sin volver a poner el tema, ¥ habl6é en vez de las pe- quefias noticias de la semana, viejos que: morian, madres que parian, peleas con machetes por-una empalizada puesta un metro més alld de lo especifi- cado en el titulo. Nenuco, por su parte, ilustraba al cabo sobre las nuevas mansiones que rusos y aus- tralianos construian por todo Puerto Plata y en las que él se empleaba desde hacia afios como jardine- 100 Escaneado con CamScanner ro, para aftadir un flujo de efectivo a la economia familiar. El hijo de Nenuco, un muchacho achina- do como el padre y con la melena chorreada de la madre, trajo un racimo de platanos verdes y una funda de casabe para el cabo, como lo tenfan entre- nado hiciera con las visitas. Fonso dio las gracias y pidié permiso para ira Ja letrina. Junto a la caseta de madera que la albergaba en Ja parte trasera del caney vio una pileta de cemento pintada de azul Ilena de un liquido blanco. Contra la pileta habia una pila de cocos tiernos a los que habjan retirado la carne. Para qué querran tanta leche?, se pre- gunt6 el cabo y amarré el racimo de plétanos a la cola del Honda 70, Tan pronto como el ruido del motor de Fonso se diluyé en lontananza, Nenuco abandoné sus ta- reas culinarias y corrié ala pieza del fondo, donde en una cama levantada sobre cuatro blocks repo- saba un hombre cubierto con una sabana blanca. Sobre su cuerpo pendfa, de un-hilo de gangorra del techo, un cemi de algodén amarillento. En la madera sin pintar de la pared del fondo habfa una cruz encerrada en un circulo hecha con tiza blanca. De uno de los vértices en el centro de la cruz sur- gfa una linea que serpenteaba en diagonal. Siel cabo entra aqui se espanta, tan pendeja que es la gente, pens6 Nenuco, al tiempo que levantaba al hombre semidormido y lo colocaba sobre su hombro para 101 Escaneado con CamScanner ayudarlo a caminar, En el patio, Anan; , P ants, frente al huésped, que avanzaly Att, ; “aba desnud, ti, dose en su marido, para decirle las Pala, Poy habjan ensefiado y con las que debia recibj. ‘We }, : ae it al * viene del agua: «Bayacti Bosiba Guamiken Ay i. +l ron el cuerpo en [a pileta con Suma suayig tie a sumergicron hasta el cuello y echaron lechede,, L, if Co con una jicara sobre los lunares que hacian cre, en su coronilla. 0 Ananf habia nacido en el agua; no como ¢| Gran Sefior al que bafiaban ahora, Pues este no habia n, cido de mujer. Mama Guama, la vieja ciega que to. davia vivia con ellos, la habia Parido en la poza de Playa Bo sin la ayuda de nadie. E] Papa de Ananj Jacinto Guabé, habia desaparecido por érdenes de Trujillo, que queria quitarle las tierras para afiadir. las a las que habia ofrecido alos judios que acogié durante la guerra grande. Al final, algo hizo reflexio- nar al tirano y les dejé una cuarta parte de la pro- Piedad, justo la que contenia Playa Bo. Desde entonces Anani no queria saber de politi- ca. Nenuco tenia que convencerla de que no desde- fase los regalos que le enviaba el actual presidente desde la capital. En Navidad legaba una camione- ta rotulada con el logo del Partido y cargada con sacos de arroz, vino, manzanas, chocolates, bicicle- tas, pelotas y muiiecas para los nifios y algtin elec- trodoméstico, siempre acompaiiados de una tarje- 102 Escaneado con CamScanner , fiemada por cl Excelentisimo para la Princesa Anais solicitando sus preciadas bendiciones. La jeaccion era siempre la misma: Anani rompia la tar- sctay tiraba los pedacitos en Ja letrina, luego orde- aba a Nenuco que reparticra todo entre los veci- 0s, excepto los juguetes, que conservaba para Gua- roxy Yarari, sus dos hijos. No aceptaba los regalos porque para ella Bala- guer era cémplice de la muerte de su pap, y se deshacia de las tarjetitas porque Anani no queria saber de letras, decfa que eran pura guata, basura, mentira, Cuando era pequefia y la asistencia ala es- cuela se hizo obligatoria, Ananjfueal liceo y apren- did letras y nmeros. Gozaba viendo las imagenes de sus antepasados en las ilustraciones del libro de historia, cazando, sembrando, pescando y bailan- do areitos, y sabia, ademés, que cuanto estaba es- crito alli no era correcto. El libro decia que para 1531 quedaban menos de seiscientos tainos y que pocos afios después habjan desaparecido por com- pleto. Su familia, descendientes de caciques y behi- ques, habia sobrevivido como muchas otras en la Repiblica, con las que mantenfan contacto para ca- sar a los jévenes y realizar los rituales reglamenta- rios. En el libro nada se decfa de los hombres del agua, que venfan cada cierto tiempo a ayudarlos, ni del poder que los espafioles habian robado a los arawacos, con el cual doblegaron a las demas tri- 103 Escaneado con CamScanner bus del continente, A Anant Ic habfan ensefiado 4 no hablar de estas cosas con nadie, y ella habfaacg. tado la orden, Abandons la escucla en cuarto gra. do. Nenuco Hlegd hasta octavo; sus padres decfan que para idiar con los dormidos habia que saber Jo que pensaban. Nenuco habia nacido en Barahona, al'sur del, isha, donde su padre, tio de Anant, habfa ido aca. sarseconuna descendiente de Enriquillo. A Nenu- colo habfan enviado en una guagua a los diecisicte afios, en 1973, con un bulto de ropa, una pechera deoro, un machete, una tijera de cortar yerba y el cemi dela familia, a casarse con SU prima. Loprimero que hizo al llegara PlayaBo fuesem- brarle de flores el frente del caney, cayenas rojas, amarillas y blancas que brotaron con la salud y la byelleza de todo lo que Nenuco metia en la tierra, Flnolehablaba directamente, solo através de Ma- maGuama y del jardin que, poco a poco, construfa alrededor de la casa. Enmedio dela resequedad playera, el jardin flo- recia ala sombra de los almendros, rosas y bro- melias, palmas enanas Y helechos que Nenuco sa- caba de los jardines que embellecfa en las casas y hoteles donde habia conseguido trabajo. Cuando estuvo lista y enamorada, Ananile regalé una poti- za de barro en forma de corazén, de cuyas tetas surgfa un pene como simbolo de la unién de unos 104 Escaneado con CamScanner curerpos que dejarian de ser macho y hembra Para convertirse en un solo organo que latia. Pero més alld del amor y los hijos, los unja el cuidado dela playa del Gran Sefior, Playa Bo, don- de vivia la criatura més preciada y sagrada de la isla, la puertaa la tierra del principio, de donde también surgen los hombres de agua, los cabeza grande, cuando el tiempo los necesita. Por eso, cada verano, Nenuco prestaba especial cuidado a la poza y monitoreaba el tanel poblado con las anémonas que paririan al fenémeno. La supervisién se haba vuelto rutinaria hasta que un dia, una yema de un pie de largo le broté a la anémona central durante la noche. Mama Gua- ma, ya ciega, bajaba cada tarde con su yerno ala playa a tocar un fututo, y daba gracias a Yocahi, el creador, por haberla mantenido viva para la lle- gada del milagro. Nenuco dormfa en la playa con una escopeta al hombro para proteger el nido de los chamaquitos que esperaban la primera hora para meterse a pescar en la poza, y que con sus anzue- los y arpones podian herir al enviado, fragil ain como un embridén bajo el agua. Willito habia tenido la mala suerte de toparse con ese cuerpo a medio hacer y Nenuco no lo ha- bia matado porque conocia a su abuelo, rogando que el muchacho no se pusiera a hablar mierda en el pueblo. 105 Escaneado con CamScanner Yararf tenfa catorce afios y estaba harta de tanta ceremonia y tanta vaina rara. No queria pertenccer a aquel mundo de misterios y habladera en susu- rros de sus padres y habia convencido a Ananf de quese quedara con un televisor Sony Trinitron que Je habia mandado Balaguer la ultima Navidad. No laconvencié exactamente: la amenaz6 con matarse sino la complacfa. Por las tardes paseaba en bici- cleta por el frente de las casas de-los ricos e imagi- naba que vivia en una de ellas. Al contario que su hermano, no sabia ni media palabra de tainos laes- cuela le encantaba, sobre todo el profesor de in- glés, que era un sacerdote gringo de ojos azules. Cuando Nenuco subié de la playa una tarde con un hombre en brazos y, al pisar lacasa, pidié a to- dos que se hincaran, ella se qued6 viendo a la Coco Band, que tocaba en vivo en la Saper Tarde del Ca- nal 9, con los pies encima del sofa. Mama Guamale suplicaba: . Lo peor era que‘ella y Guaroa ahora tenian que dormir en las hamacas de la sala para dejarle la pie- za al jodio enfermo. Estaba segura de que el tipo era s6lo un turista borracho que su papa habia res- catado de las olas, aunque llevaran una vida ense- fandole otra cosa. Yarari elegia lo que queria creer, y cada vez que se guayaba los nudillos lavandole Jos pantalones a su papa y a su hermano, maldecia 106 Escaneado con CamScanner ala madre por haber regalado Ia lavadora coreana que le habian enviado de regalo con Ia television. ‘Tendiendo la ropa en la empalizada estaba cuando Willito, cuya curiosidad no se habja saciado con la visita de Fonso, pasé por su frente montado en un mulo. El la habia visto antes cuando ella salia de la escuela del pueblo, delgada y enérgica, con teticas que crecian atin y la melena negra-besandole las nalgas. Ella ni lo miré, lo desprecié porque andaba encima de un animal, Willito se dio cuenta. Al otro dia pas6 en un motor San-Yan que le habjan pres- | tado, sdlo que esta vez Yararf no estaba afuera y quien lo vio fue Nenuco, que pensé que el ladron- | cito seguia averiguando sobre lo que habia visto en elarrecife. -- Tenemos que aceleray esto; se dijo el jardinero. Esa noche, cuando todos estaban dormidos, lle- v6 un espejo de mano al cuarto del recién legado, que habia botado las escamas en los ojos y estaba sentado en el borde de la cama. Hablando muy quedo, Nenuco le dijo: «Te estébamos esperando, viniste de muy lejos a salvarnos, lucero del agua, ahora te voy-a ayudar a recordar. El tipo no decia nada. Parecia asustado, confundido, movia los ojos en muchas direcciones, como si viera cosas que no | estaban en la habitacin con ellos. Nenuco le puso el espejo en la mano y la guié para que lo colocara frente a su cara, de ancha mandfbula y cejas oscu- | 107 Escaneado con CamScanner Tas. «¢Dénde estoy?», preguntd con una voz dul cey ronca. «Estas en Playa Bo, en Sostia, Repiibl. ca Dominicana.» Hizo el gesto de levantarse pero no tenia fuerzas todavia. Nenuco lo obligé a me- terse en la cama otra vez, prendio un abaniquito de pedestal Oriental y apagé la bombilla eléctrica al salir. La mirada del hombre pas6 de su pene, que re- posaba de lado sobre los testiculos,.a la ventana frente a la cama, por donde el olor del Atléntico penetraba la habitacion a oscuras. Las olas arreme- tian contra el acantilado y el sonido recurrente le trajo laimagen de una mujer quesangraba poruna herida en la barriga y que lo miraba a‘los ojos con encia. «Esther Es- una mezcla de resignacion y Urs cudero», dijo sin saber lo que significaba aquello, aunque encontr6 cierta familiaridad en su prop! voz. El perfume marino trajo consigo otros recuer- dos: un animal de tentdculos al fondo de un-recl- piente, una greca de café humeando, un pene que entraba en su boca. «Esther Escudero», volvio a decir, y la resonancia de su voz en sus huesos y en el mundo exterior Jo hizo consciente de los limites de su cuerpo y de los objetos que lo rodeaban. Repitié el nombre varias veces. Atrap6, como silas Gltimas letras del mismo fuesen un anzuelo én el fondo de su cabeza, migajas deimégenes que, cuan- do estaban a punto de coagularse, se deshacian otra 108 Escaneado con CamScanner vez cn el vacio. Dijo: «Abanico», y vio las hélices rosadas del aparato que daban vueltas y vueltas mientras sc levantaba desnudo rumbo ala luz dela sala. Yararf estaba sentada en el sofa, en el televisor. Al Pacino pedia pizzas para sus rehenes de Dog Day Afternoon. El se senté junto a ella, miré con curiosidad la pequefia pantalla, los muebles, los ca- charros colgados de clavos en la pared de la cocina y el calendario Nestlé de 1991. Sin dejar de ver la pelicula, Yarari cerré su mano alrededor del pene color aceituna y la‘movié con diestra cadencia; cuando estuvo duro se sacé los pantaloncitos y se Je senté encima sin dejar de mirar hacia la tele, ayu- dandose con la mano para metérselo ella misma de una y luego subiendo y bajando mientras él la guia- bacon las manos en su cintura. En unos minutos la lend de leche. Un frio en la cabeza lo llené a él con su pasado. Justo antes de venirse, la cara de Eric Vi- tier, diciéndole: «Eres el elegido», se haba dispara- do cual corcho de cava, seguido por la espuma co- herente de sus dias en el Santo Domingo de 2027. Igual que un rato antes habia dicho el nombre dela sacerdotisa, dijo también el suyo: «Acilde Figue- roa»,-y su mente, reaccionando al password, hizo asequibles todos sus contenidos, mientras la hija de sus anfitriones se subja los pantalones y cambiaba de canal. 109 Escaneado con CamScanner Update $Tengo dos cuerpos o es que mi mente tiene la ca- pacidad de transmitir en dos canales de programa- Gon simultdnea?, se preguntaba Acilde con la vista fija en el pequefio collar de perlas falsas que lleva- ba la enfermera que le cambiaba el suero. Frente a su cama de hospital se proyectaban las noticias del dia: de Sukia, «The Bells» de Lou Reed, «Into the Sun» de Sean Lennon, «Killing Puritans» de Armand Van Helden, «Remain in Light» de Talking Heads 0 «Su- perimposition» de Eddie Palmieri. Cuando Eliza- beth abria la boca era para comentar algo que ha- 122 Escaneado con CamScanner pia visto cn una revista o en Internet o para criticar Ja obra de todos los artistas locales que no se encon- traban cn esa habitacién, a los que catalogaba co- mo olla, quedaos, mediocres y chopos. Argenis sa- bia que clla lo inclufa en esa categoria y mientras pintaba hacia algunos esfuerzos interesantes con el propésito de que lo sacara de la misma. En algtin momento, mientras abandonaba una de las tres carreras que su papi le habfa pagado an- tes de Chavon —ingenieriade sonido, creative wri- ting y peluquerfa—, Elizabeth habia leido el mani- fiesto de Fluxus en el scrapbook de una compafie- rade clases. Tras ordenar una pila de libros de arte conceptual y varias cAmaras digitales por Amazon se habia autodeclarado videoartista y realizado una serie titulada Seco y latigoso, que era, basicamente, nueve loops de tomas de prostitutas que trabaja- ban la calle en distintas zonas de Santo Domingo. Los habia subido ala web en una pagina del mismo titulo; habia logrado que un curador francés la in- cluyera en un compendio de Arte Actual del Tercer Mundo. Desde entonces, todo el mundo le lamia el culo. Por eso y. porque tenfa un BMW, una casa en Las Terrenas, toda la misica del mundo y las mejo- res pastillas del Caribe, No tenfa necesidad de estar en el Sostia Project, lo hacia porque le daba la gana y porque era, de todos, la nica que de verdad te- nia una relacién de amistad con los Menicucci. 123 Escaneado con CamScanner Un dia se fue la luz, pero encendicron velas y Ap. genis siguid pintando. «Monsicur, equé usted ctee de la crisis energética que sufre cl pais desde hace treinta afios?», le pregunté Giorgio, dandoleunco- dazo a Malagueta para que prestara atencién, «En el Caribe vivimos en las dreas oscuras del cerebro planetario, como con el LSD; estas neuronas que son nuestras islas se iluminan muy poco, pero cuando lo hacen...», respondid Argenis y vertié en la tela el fondo de hielo y toronja de su vaso para crear un efecto de aguada. PL tae No obstante, la noche de los gritos.no hubo painting party. “Tras despertar a Argenis, Giorgio letrajo un vaso de agua e Ivén, sin encender la luz, se senté en lacama y le dijo que-aquella gritadera mientras dorm(a era cosa de muertos. «Cada quien tiene su guia espiritual, un difunito qué lo guia, una luz que teayuda; también hay muertos oscuros que quieren aprovecharse de uno y hacen trampas y se hacen los buenos.» Nenuco lo interrumpié: «En la casa de don Frank habja uno. Yo a don Frank Je atiendo el jardin, y encontraron una botija llenecita de monedas de oro. Con eso él tiene para no vol- ver a trabajar mas. ¢Y ti sabes como fue que la en- contré? Habia una plaga de hormigas en la casay I sofiaba todas las noches con un prieto que se las comfa. Un dia dice: «Déjame echar agua caliente pa- ramatarlas», y vaal patio y me dice: «Nenuco, ayt- 124 Escaneado con CamScanner emer, y con una pala empezamos a buscar los ti- neles del hormiguero, cuando de pronto damos con algo duro y cra la botija de barro. Por aqui habia mucho pirata y negro alzao que enterraban el di- nero que juntaban», Argenis siguié lorando despierto. Sintié la ver- dadera magnitud de la carga que las expectativas que generaba su talento Tepresentaban y se sintié seguro de no poder llenarlas nunca, La experiencia conlos buéaneros era agotadora. Ademés, tenfa que hacer algo por lo que'un coleccio ce > mista hipotético quisiese pagar miles de délares, con un poder se- ductor que perdurara en el tiempo. Arrullado por el canturreo de Nenuco, mientras Giorgio, recos- tado en el marco dela puerta, lo miraba preocupa- do, pensé en Bacon y en Luci : ian Freud, en Yeyo y en que si hubiese nacido trescientos afios antes su técnica le habria abierto las puertas de la corte de un rey. Odi6 a la profesora Herman y las preten- siones que le habia contagiado. Tengo que entrar en un manicomio.o meterme a evangélico, pens6, deseando un alivio que ni la pintura ni las comodi- dades de Playa Bo le habian ofrecido. Despierto enla noche de dos mundos, intentaba cerrar la ventana del que contenja la cabeza cerce- nada. Giorgio le tomé lamano y Argenis sela apreté como si temiera caerse por un barranco. Cuando se la solt6, Giorgio retiré la suya y le acaricié leve- 125 Escaneado con CamScanner mente la palma de hk mano. Con sus culatro ojos cerrados, Argenis sintié que un cuerpo s¢ le metfa en dl catre, lo acurrucaba y lo mecfa, Una mano le acaricié el vientre, que se tensé sin alejarse, apreté Jos ghiteos adivinando la ruta dela mano hacia aba- jo, dejandose hacer. Llevaba siglos esperando esta mamada, que jaloneaba con labios consistentes pa- lanqueando con una lengua habil y suave, que tra- gaba sin miedo al vémito su giievo grande y que cubria su pecho y sus piernas con la caricia de una larga melena que oliaa salitre y a pimienta. Olvid6 al francesito, el arte y Playa Bo, olvidé.su nombre y el del drgano alrededor del cual ahora se cerraba concéntrico el universo. Se vino duro, como si s¢ e los cojones. Abrié hubiese vaciado para siempr los ojos anestesiado y vio que Roque Jevantaba fi- nalmente la cara y-se tiraba a su Jado en el catre para dormirse roncando casi de jnmediato. En el presente, Nenuco, Ivan y Giorgio se habjan mar- chado, Jo habian dejado solo, con la puerta del es- tudio rota y abierta de par en par- a ‘Acompaiiada de la anécdota sobre el estado de cosas en Jos hospitales cubanos y el facil acceso en el mercado negro amedicamentos controlados, Ivan Je habia regalado a Argenis una tira de Valium, gra- ciasala cual pasaba cada vez més tiempo en la Sostia del siglo xv. O.no lo extrafiaban en las sesiones del curador o sus pinturas lo habian exonerado de 126 Escaneado con CamScanner lasmismas. Tras dias y noches seguidas mortifican- doa Engombe para hacerle pagar por su crimen, Roquc lo habia dejado libre, pues necesitaba a su arcabuccro para cl trabajo. Argenis, sin embargo, no le quitaba la vista de encima y buscaba la menor excusa para darle con una piedra en la cabeza. Tras Jo que habia pasado en el catre se sentia desorien- tado y feliz, protegido por el manto del tiempo, porque para él ese pasado que atin no reconocia como totalmente suyo, no tenfa repercusién en el presente, donde seguia siendo un macharrn y don- de nadie nunca se enterarfa de nada. Ahora tenia més razones para no hablar de lo que le pasaba y seguir usando la licencia de artista loco para hacer lo que le dierala gana con sus horas. Queria prote- ger a Roque, queria impresionarlo; y le pidié per- miso para usar la imprenta e intentar hacer unos gtabados, y mostrarle un retrato que de él habia tallado en una tabla vieja. Roque le facilité las he- rramientas que habian venido con el aparato, que descansaba en la casucha construida por el manco y el difunto, pensando que de ser buenos podrian vender algunas copias a los contrabandistas. Aho- ra los primeros siete colgaban de la pared con cla- vos de zapatero. A falta de tinta, Argenis habia uti- lizado sangre de vaca, corriendo con una cubeta desde el matadero y aplicandola de inmediato an- tes de que se coagulara. 127 Escaneado con CamScanner En el primer grabado, un negro arcabuceto le apunta a unas cabezas de ganado ett la distancia, En el segundo, un barbudo manco catga sobre el hombro del brazo bueno un tronco de palma jun- toal francesito, a quien Argenis habfa dibujado de memoria, Se habia esmerado en los pliegues de la tela de los calzones, en el camisén de hilo que por ropa llevaban todos y en dar volumen a Ja pipa de barro danés que fumaba el manco, tanto en las ho- ras de trabajo como en las de descanso. El tercero era una jungla tropical, hacia cuyo centro un hom- bre de espalda triangular y pelo recogido en un mojio se internaba, al tiempo que Jevantaba un sa- ble sobre su cabeza para abrirse paso en la maraiia. El cuarto era el indio, en cuclillas, que atizaba el fuego de una parrilla donde aliumaba el bucén. En el quinto, Roque posaba con un arcabuz al hom- bro, con un sombrero de felpa carmesi y dos pis- tolas en el cinto sobre el acantilado hacia Playa Bo. En el sexto se veia a Engombe amarrado al arbol. Pensardn que es un esclavo, se dijo el artista, que habia firmado los grabados como Céte de Fer. El séptimo era el interior del bohfo con la tinaja de barro donde guardaban el agua fresca.en una es- quina y, bajo una ventana, el catre de Argenis don- de yacia dormido su salvador. Las siete tablas habjan salido de una misma cao- ba. El manco, a pesar de su carencia, tenfa buena 128 Escaneado con CamScanner mano con la madera y, acatando las ordenes de Roque, lo habfa ayudado a preparar las planchas, La idea de hacer los grabados le vino una tarde al regresar de la matanza, Roque, que llevaba las bo- tas sucias de sangre, marcaba con las huellas rojas de sus pasos las rocas del arroyo al que habian ido a beber agua y bafiarse. Las ondas de su melena mojada le acariciaban la definicién muscular de la espalda, que cerraba en una cintura casi femenina. Cuando se voltes, Argenis continué tallando con la mirada la pelvis peluda que escondia un peque- io y relajado Pene, y mis arriba la barba Castafia, encaracolada, que terminaba en la base del cuello, del cual colgaba una lave de cobre en cordén tren- zado de cuero, Ya preparaba otras planchas,y mientras los otros desollaban los animales © curtian los cueros, Ro- que le permitia quedarse con el indio, que se mara- villaba con las imagenes méagicas que Céte de Fer habia logrado Producir con vaca y caoba. A la luz del fuego que encendjan cada noche, sacaba con una gubia la madera sobrante en el dibujo de una vaca a la que Engombe y Roque dejaban sin piel cuando oyé Gritos. Venfan del presente. Esta vez No eran suyos:sino de Linda, que habia vuelto de la capital, de sus reuniones con el Ministro de Re- cursos Naturales. Argenis se levanté azorado y al acercarse a la casa escuché claramente la diatriba 129 Escaneado con CamScanner En el primer grabado, un negro arcabuceto |e apunta a unas cabezas de ganado en la distancia, En el segundo, un barbudo manco carga sobre ol hombro del brazo bueno un tronco de palma jun- to al francesito, a quien Argenis habfa dibujado de memoria. Se habfa esmerado en los plicgues de la tela de los calzones, en el camison de hilo que por ropa Ilevaban todos y en dar volumen a la pipa de barro danés que fumaba el manco, tanto en las ho- ras de trabajo como en las de descanso. El tercero eraunajungla tropical, hacia cuyo centro un hom- bre de espalda triangular y pelo recogido en un mojio se internaba, al tiempo que levantaba un sa- ble sobre su cabeza para abrirse paso ¢n Ja marafia. El cuarto era el indio, en cuclillas, que atizaba el fuego de una parrilla donde ahumaba el bucan. En el quinto, Roque posaba con un arcabuz al hom- bro, con un sombrero de felpa carmest y. dos pis- tolas en el cinto sobre el acantilado hacia Playa Bo. En el sexto se vefa a Engombe amarrado al arbol. Pensardn que es un esclavo, se dijo el artista, que habfa firmado los grabados como Céte de Fer. El séptimo era el interior del bohfo con Ja tinaja de barro donde guardaban el agua-frescaen una ¢s- quina y, bajo una ventana, el catre de Argenis don- de yacia dormido su salvador. Las siete tablas habfan salido de una misma cao- ba. El manco, a pesar de su carencia, tenfa buena 128 Escaneado con CamScanner mano con la madera y, acatando las 6rdenes de Roque, lo habfa ayudado a preparar las planchas. La idea de hacer los grabados le vino una tarde al rogresar de la matanza, Roque, que Ilevaba las bo- tas sucias de sangre, marcaba con las huellas rojas de sus pasos las rocas del arroyo al que habian ido a beber agua y bafiarse. Las ondas de su melena mojada le acariciaban la definicién muscular de la espalda, que cerraba en una cintura casi femenina. Cuando se volted, Argenis continué tallando con la mirada la pelvis peluda que escondia un peque- fio y relajado pene, Y mis arriba la barba castafia, encaracolada, que terminaba en Ja base del cuello, del cual colgaba una llave de cobre en cordén tren- zado de cuero. Ya preparaba otras planchas, y mientras los otros desollaban los animales o curtian los cueros, Ro- que le permitia quedarse con el indio, que se mara- villaba con las imagenes magicas que Céte de Fer habia logrado producir con vaca y caoba. A la luz del fuego que:encendian cada noche, sacaba con una gubia la madera 'sobrante en el dibujo de una vaca a la que Engombe y Roque dejaban sin piel cuando oy6é gritos. Venfan del presente. Esta vez no eran suyos sino de Linda, que habia vuelto de la capital, de sus reuniones con el Ministro de Re- cursos Naturales. Argenis se levant6 azorado y al acercarse a la casa escuché claramente la diatriba 129 Escaneado con CamScanner dela mujer, que se quejaba de que en Playa Bo I que habia era un reguero de vagos metiendo y be. biendo, consumiendo el dinero que debian gastar en construir un laboratorio, la verdadera razén de toda esta mierda, «or did you forget?», y luego la voz de Giorgio que trataba de tranquilizarla di- ciéndole que esperara a ver lo que habia produci- do Argenis. «Son tesoros», decia, «seguro se vana vender.» Los susurros de Giorgio, en extremo cuidado- sos, como si temiese que su mujer lo golpeara, le dieron ganas de matarla. En su cabeza, el italiano era un altruista que crefa en él, y ella era.una puta engreida y egoista. Fantaseé con violarla y estran- Je la cabeza con el bate gularla, luego con machacar. de béisbol de aluminio que tenia Malagueta en su taller. Fucking mamaghevaza- Esperé enla oscuri- dada que la pelea terminara e imagind que Giorgio saldria a darse un break de la judia chelera, dando- le la oportunidad que Argenis ansiaba de aconse- jarlo, de devolverle agradecido su amistad, de ro- dearlo con un abrazo en el que su pecho tocaria el desu mecenas finalmente. Pero lo que alcanz6é.aes- cuchar, tras un breve silencio, fueron los gemidos de placer que una hiémeda y apresurada reconci- liacién arrancaba a los Menicucci. Quedé agazapa- do entre las palmas enanas hasta que los mimos en inglés e italiano que intercambiaron después del en- 130 Escaneado con CamScanner cuentro, le hicieron volver a su cabafia con una amargura que Ie dolia en los huesos. Se eché en la cama. Fij6 los ojos en el filo cu- bierto de polvo de las aspas del abanico de techo. Caminé frenético hacia la casucha de la imprenta en su otra noche, donde tallé una a una las tablas virgenes que el manco le habia dejado, a la luz de una vela, Atacé la madera con la misma vehemencia con que el desvelo y la extrafieza lo estaban tallan- do al. Al amanecer, cubrié las planchas con un lienzo y contemplé la soledad del paisaje que lo rodeaba, ni préspero ni acogedor, el limite entre la playa y el bosque, a la espera del ataque letal de una cuadrilla espafiola que llegaria en cualquier mo- me i i i ento, sin ruido, a cortarles la cabeza, si un com- Paftero borracho no lo hacfa antes. sPor qué tenia He ver esto? sQuién lo habia puesto alli? Recor- 7 las Palabras del jardinero, estos hombres con $ que trabajaba y vivia habian muerto hacia tiem- Poy él gastaba el suyo persiguiendo a un barbudo hermoso mientras realizaba grabados que nunca nadie vera. Llegé con sus dos cuerpos, el de Arge- nis y el de Cate de Fer, hasta la playa diciendo «ma- Ticén» y «loco», «maricén y loco», y esas palabras leherian por dentro con un filo similar al borde del arrecife, en cuyas formas reconocia las narices an- chas y labios gruesos del perfil de su padre como . enun cuadro paranoico-critico de Dali. 131 Escaneado con CamScanner Durante el desayuno, Linda se senté on las pier: nas de su marido, que le Ilevaba los pedazos dela ensalada de fruta a la boca con un tenedorcito, Un camién de FedEx entré con dificultad por el cami- no de gravilla que conducfa de la calle a la casa y to- dos se levantaron para ver a Elizabeth firmar unos papeles y anunciarles, abriendo las cajas con el cu- chillo de mesa, el nuevo giro que daria a su pro- yecto profesional. Sac unos platos Technics 1200, un mixery unos veinte discos de pasta: adids video- arte, hola DJ Elizabeth Méndez. Ivan estaba radiante con la maleabilidad de su pupila y levanté su mimosa para brindar por su fu- turo.-El la habia estado empujando en esa direc- cién desde que escuch6 la misica que producia pa- videos, mucho més interesante y compleja quelasimagenes que acompafiaban. Malagueta pro- puso que para la presentacién del proyecto alrede- dor de Goya, en el que llevaban trabajando més de un mes, hicieran un party, y que alli Elizabeth hi- ciera su debut. Argenis, mientras tanto, que deso- llaba su cuarta vaca del dia, congelé una sonrisa huecaen la mesa dela terraza y sintid en carne pro- pia cémo sus cuadros se encogian ante Ia parafer- nalia electr6nica plateada y brillante. Victima de la vertiginosa caida en picada de su autoestima, sintié nduseas y la més criminal de las autocompasiones. Los dreadlocks le colgaban como ristras de ajo po- ra sus 132 Escaneado con CamScanner

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