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Desde la conocida frase de Marx, que sostenía que "El escritor, debe naturalmente ganar
dinero para poder vivir y escribir, pero no debe en ningún caso vivir y escribir para
ganar dinero...” la tradición revolucionaria ha puesto hincapié en el problema del arte y
la cultura como parte de las necesidades de la lucha por la liberación humana; contra la
mercantilización y deshumanización capitalista en todas las esferas de la vida del
hombre.
Fundamentos y objetivos de este trabajo
¿Qué relación se establece entre la lucha por el poder político de los obreros,
los campesinos y todo el pueblo, y su expresión en la esfera del arte y la
cultura en general?
En la imponente biografía que de él hizo, Isaac Deutscher nos cuenta: “No sólo
de política vive el hombre...” fue el título que Trotsky le dio a un breve ensayo
suyo que apareció en Pravda en el verano de 1923. Menos que nadie podía él
vivir sólo de política. Aun en los momentos más vitales de la lucha por el poder
sus actividades literarias y culturales absorbieron una gran parte de sus
energías; y esas actividades lo ocuparon aún más cuando salió del
Comisariado de la Guerra y la controversia en el seno del Partido [comunista
ruso] se aplacó durante algún tiempo. No es que Trotsky tratara de escapar de
la política. Su interés en la literatura, el arte y la educación siguió siendo
político en un sentido más amplio." 3.
Trotsky enumera los diversos problemas que hacían a la vida del pueblo ruso,
recientemente liberado de la explotación capitalista, pero a la vez inmerso en la
destrucción interna provocada por los años de la Primer Gran Guerra y la
guerra civil (1918/21); busca y propone distintas políticas que ayuden a elevar
el nivel de vida de las masas, tanto desde lo estrictamente “económico” (como
partidario de la industrialización y la adopción de los métodos de producción
fabril más avanzados) como en lo material-cultural, con su correlato “educativo”
y “espiritual” para el pueblo ruso.
En este pequeño y valioso trabajo, Trotsky plantea una serie de cuestiones que
vamos a enumerar y citar algunas, para extendernos en la observación del cine
y el enorme poder de educación y entretenimiento que ofrece: al mismo tiempo
que combate el alcoholismo y la religión, entendida esta como opio del pueblo:
costumbre y rutina impuesta a las masas laboriosas para hacer de ellas
espíritus dóciles...
León Trotsky plantea que ganarse en Rusia la batalla por la jornada de 8 horas
"es la base de un cambio fundamental en lo referente a la vida obrera, al
desarrollo cultural, a la educación, etc., pero no se trata sino de un punto de
partida. La vida del trabajador será tanto mejor, tanto mas cabal y sustancial
cuanto más el estado sepa utilizar con discernimiento el tiempo de trabajo. La
importancia de la conmoción de octubre, ya lo hemos dicho, consiste
precisamente en que los éxitos económicos de cada obrero suponen
automáticamente un alza del nivel material y cultural de la clase obrera en su
conjunto. ’Ocho horas de trabajo, ocho horas de sueño, ocho horas de tiempo
libre’; así reza la vieja divisa del movimiento obrero. En las condiciones
nuestras, cobra un sentido novísimo: mientras más productivas sean las ocho
horas de trabajo, mientras mas se realicen las ocho horas de sueño en buenas
condiciones de limpieza e higiene, más sustanciales y de un nivel de cultura
más elevado serán las ocho horas de tiempo libre" (Alcohol, iglesia, cine)
Hasta que el avance económico del estado obrero ruso no libere a la mujer del
trabajo esclavo de la comida y las tareas rutinarias del hogar, se ocupe de la
educación de los niños y la higiene por medio de comedores y lavaderos de
ropa sociales, con grupos o "partidos" que desarrollen los mas posibles
métodos avanzados de aprendizaje y enseñanza; mientras tales resultados no
sean posibles, la iglesia y el alcohol seguirán influenciando en la vida del
pueblo, ya que la rutina y la pesada carga del trabajo de la casa o la fábrica,
promueven a la mujer y al hombre a escapar de la miseria diaria mediante las
imágenes de colores que ofrece la botella de alcohol; o el incienso y los cantos
religiosos una vez por semana -que distrae de la rutina del hogar, cotidiana-
que propone la iglesia.
Dirá que "en este campo [el del arte y la educación], el instrumento mas
importante, el que supera de lejos a todos los demás es, sin duda, el cine. Esta
invención desconcertante en materia de espectáculos ha entrado en la vida de
los hombres con una rapidez fulminante. En las ciudades capitalistas el cine
forma parte de la vida corriente, en la misma medida que el baño, la taberna, la
iglesia y otras instituciones más o menos útiles y recomendables. La pasión del
cine se basa en el deseo de distraerse, de ver algo nuevo, inédito, de reír y
hasta de llorar, no sobre la propia suerte sino sobre la de otro. El cine ofrece
una satisfacción óptica totalmente viva e inmediata a todas esas necesidades
sin exigir nada del espectador, ni siquiera la capacidad de leer. De ahí la afición
y la gratitud del espectador hacia el cine, fuente inagotable de impresiones y de
sensaciones. He ahí el punto, no solamente el punto, sino la vasta superficie
donde pueden comenzarse los esfuerzos en vista a la educación socialista." 5.
Contra la tradición religiosa dirá: "Esta ceremonia maquinal, que pesa sobre la
conciencia, no se la puede superar por la sola crítica, hay que reemplazarlas
por nuevas formas de vida, nuevas distracciones, nuevos espectáculos que
eleven el nivel de cultura. Al llegar aquí, nuestro pensamiento se detiene
naturalmente en ese instrumento teatral por excelencia -por ser el más
democrático- , el cine (...) Desplegando en la pantalla medios escénicos mucho
más cautivantes que los de la iglesia, mezquitas o sinagogas, cuya experiencia
en materia teatral es sin embargo milenaria. En la iglesia, se asiste siempre a
una sola ’acción’, la misma cada año, mientras que en el cine, que se
encuentra justo al lado o enfrente, se pueden ver, en los mismos días y a las
mismas horas, tanto fiestas paganas como pascuas judías o cristianas, en sus
relaciones históricas, imitando sus ceremonias. El cine divierte, instruye,
sorprende la imaginación con imágenes y quita las ganas de ir a la iglesia. El
cine es un gran competidor no sólo de la taberna sino también de la iglesia. Es
el instrumento del que tenemos que apoderarnos a toda costa." 6.
Pero la suerte de Rusia estaba -y está, así como todos los países mas o menos
avanzados- al destino de la revolución mundial.
Es que el esfuerzo de las masas rusas las dejó agotadas frente al enorme
combate a la contrarrevolución.
Lenin, al introducir la NEP, les dijo a los bolcheviques que tenían que ‘aprender
a comerciar’. No era menos importante, añadió Trotsky, que ‘aprendieran a
aprender’.”
Es que las tareas del flamante primer Estado Obrero de la historia adolecía de
técnicos y especialistas que llevaran adelante la cantidad de tareas que se
precisaba. Como mucho de lo mejor de la guardia bolchevique había perecido
durante la Gran Guerra y en la guerra civil, se tuvo que recurrir a la “ayuda” de
técnicos, asesores y especialistas que ya trabajaban antes para la burguesía y
el antiguo régimen, para administrar y cumplir con funciones del Estado Obrero
y que no podía hacer nadie más.
"Había quienes, con Nietsche, sostenían que una sociedad sin clases, si
alguna vez llegaba a existir, sufriría por exceso de solidaridad y que llevaría a
una pasiva existencia de rebaño en la que el hombre, extinguidos sus instintos
de lucha y competencia, degeneraría. Sin embargo, el socialismo, lejos de
suprimir el instinto humano de emulación, lo redimiría dirigiéndolo a propósitos
más elevados. En una sociedad libre de antagonismos de clase no habría
competencia por las ganancias ni lucha por el poder político; y las energías y
pasiones del hombre se concentrarían en la emulación creadora en los campos
de la tecnología, la ciencia y el arte. Surgirían nuevos ’partidos’ que rivalizarían
en cuanto a las ideas, a la planificación de las viviendas, las tendencias en la
educación, los estilos en el teatro, en la música y en los deportes; en cuanto a
los proyectos de canales gigantescos, la fertilización de los desiertos, la
regularización del clima, nuevas hipótesis químicas, y así por el estilo. Estas
contiendas, ’excitantes, dramáticas, apasionadas’, abarcarían a la sociedad en
su conjunto y no tan sólo a corrillos sacerdotales. ’El arte, por consiguiente, no
se verá privado de esas variedades de energía nerviosa y estímulos
psicológicos colectivos’ que producen nuevas ideas e imágenes. La gente se
dividirá en ’partidos’ artísticos rivales según su temperamento y su gusto. La
personalidad humana crecerá, se refinará y desarrollará esa cualidad
inestimable que le es inherente: ’la cualidad de no contentarse nunca con lo
que se ha logrado’
El hombre se esforzará por dominar sus propios sentimientos, por elevar sus
instintos a la altura de su mente consciente y por hacer claridad en ellos, por
canalizar su fuerza de voluntad hasta sus profundidades inconscientes; y en
esta forma se elevará él mismo a una nueva eminencia, se desarrollará hasta
convertirse en un tipo biológico y social superior: en el superhombre, si os
parece.
Es tan difícil decir de antemano cuáles son los límites del dominio de sí mismo
que el hombre sea capaz de alcanzar, como preveer hasta dónde podrá
desarrollar su dominio técnico sobre la naturaleza. La constructividad social y la
autoeducación psicofísica vendrán a ser los dos aspectos gemelos de un solo
proceso. Todas las artes -la literatura, el teatro, la pintura, la escultura, la
música, la arquitectura- le impartirán a este proceso una forma sublime... El
hombre se hará incomparablemente más fuerte, más sabio, más sutil; su
cuerpo se hará más armonioso, sus movimientos más rítmicos, su voz más
musical. Las formas de su existencia adquirirán una dinámica cualidad teatral.
La talla media del hombre se elevará a las alturas de un Aristóteles, de un
Goethe o un Marx. Y sobre esas cumbres se elevarán otras nuevas.
Estos debates tuvieron su lugar en la primera década de los ’20. Pero la noche
negra del fascismo (con Trotsky ya exiliado y camino a recorrer “el planeta sin
visado”) acabó, bajo la dictadura del capital más concentrado, las perspectivas
de lucha de la clase obrera y su acceso a la cultura. El stalinismo, dirigiendo la
internacional comunista (Comintern), hizo todo lo posible (como en Inglaterra y
China) por colaborar con el capitalismo. Trotsky dirá que “...Stalin y Molotov
contribuyeron más al mantenimiento, estabilización y salvación del capitalismo
europeo que todos los estadistas de Europa." 11.
Benjamin postula que "la clase que lucha, que está sometida, es el sujeto del
conocimiento histórico... la última que ha sido esclavizada... la clase vengadora
que lleva hasta el final la obra de liberación en nombre de generaciones
vencidas"13. La dialéctica del cambio social, revolucionario, no arriba a su
síntesis. "En sus notas preparatorias a las Theses, Benjamin escribió que las
revoluciones no eran, como lo pensaba Marx, las ’locomotoras de la historia
mundial’, sino más bien el ’freno de mano en ese tren de la humanidad en
viaje’" 14.
Hasta aquí llega la confluencia con L.T.17 las génesis que representan son
bien diversas, y por tanto la contigüidad de sus caminos pasó por un punto, que
hemos querido señalar.
Trotsky, contará con un movimiento social de masas en lucha, en ascenso.
Este hándicap es el que le permite tratar de desarrollar una correcta política
hacia el pueblo ruso tras la revolución.
También L.T. tuvo un acercamiento con otro gran escritor, A. Malraux, hasta
que cortaron relaciones y este último llegó a ser ministro (y admirador hacía
rato) de De Gaulle 18.
El último grande de las letras fue André Breton, uno de los fundadores del
movimiento surrealista que lo visitó allí. Junto con éste y el muralista mexicano
Diego Rivera, impulsaron el conocido Manifiesto por un arte revolucionario
independiente. Allí sostuvieron que “El arte verdadero, es decir, el que no
contenta con variaciones sobre modelos ya hechos, sino que se esfuerza por
dar una expresión a las necesidades interiores del hombre y de la humanidad
de hoy, no puede ser revolucionario, es decir, no aspirar a una reconstrucción
completa y radical de la sociedad, aunque solo fuese para liberar a la creación
intelectual de las cadenas que la atan y permitir a toda la humanidad elevarse a
alturas que solo unos cuantos genios aislados han alcanzado en el pasado. Al
mismo tiempo, reconocemos que solo la revolución social puede abrir el
camino hacia una nueva cultura.”
2. Nos referimos, desde 1917, a su papel como presidente del Comité Militar
Revolucionario del Soviet de Petrogrado que llevó al poder a los obreros y
campesinos, hasta las difíciles negociaciones por la paz con Alemania (tratados
de Brest Litovsk) y a la creación del Ejército Rojo, etc. Véase por ejemplo “León
Trotsky, Jefe militar de la revolución rusa” en Cuadernos CEIP Nro.2, agosto
2001.
5. "El hecho de que hasta ahora, después de cerca de seis años, no hayamos
echado mano del cine, prueba hasta qué punto somos torpes, incultos para no
decir estúpidos. El cine es un instrumento que se impone por sí mismo: el
mejor instrumento de propaganda -propaganda técnica, cultural, aplicable a la
producción, a la lucha antialcohólica, al campo sanitario, político, en dos
palabras, es un instrumento de propaganda fácilmente asimilable, atractivo,
que se graba en la memoria..." (L.T., op. cit.)
6. Dijo: " ...la cuestión de las distracciones reviste una enorme importancia en lo
tocante a la cultura y a la educación. El carácter del niño se manifiesta por el
juego. El carácter del adulto se expresa con mayor fuerza a través del juego y
las distracciones. Los juegos y las distracciones pueden también contribuir
ampliamente a la formación del carácter de toda una clase, cuando esta clase
es joven y marcha hacia adelante, como lo hace el proletariado. (...) Tomamos
a los hombres tal como los ha creado la naturaleza y como la antigua sociedad
los ha educado en parte, y en parte estropeado. En el seno de ese material
humano vivo, buscamos donde asentar las palancas del partido y del estado
revolucionario. El deseo de divertirse, de distraerse, contemplar espectáculos y
reír, es un deseo legítimo de la naturaleza humana. Podemos y debemos
conceder a esa necesidad satisfacciones artísticas cada vez mayores,
sirviéndonos al mismo tiempo de esa satisfacción como medio de educación
colectiva, sin ejercer tutela pedagógica o constreñimientos para imponer la
verdad."
7. Deutscher, op. cit. Y luego agrega: “La estructura social de Rusia no sólo
había sido trastocada, sino destrozada y destruida. Las clases sociales que
habían luchado entre sí tan implacable y furiosamente en la guerra civil se
hallaban todas ellas, con la excepción parcial del campesinado, agotadas y
postradas o pulverizadas.”
17. Dice Traverso que "Werner Kraft ha destacado un pequeño matiz que
distinguía la actitud de Brecht de la de Benjamin frente a la Unión Soviética: el
primero estaba contra Stalin, el segundo a favor de Trotsky" (op. cit.)
19. Para ver en más detalle, ver León Trotsky, Escritos Latinoamericanos, Ed.
CEIP León Trotsky.
21. Trotsky alentó a la experimentación -que igualmente recibió sus críticas- del
futurismo ruso. Lo mismo (análisis y crítica) hace con 4 o 5 escuelas artísticas
más en “Literatura... “. I. Deutscher nos recuerda que “En un apéndice a
Literatura y revolución, Trotsky publicó un memorándum sobre los orígenes del
futurismo italiano y su relación con el fascismo, escrito a petición suya por
Antonio Gramsci, el teórico comunista italiano...”
22. Hay que marcar que no sólo Stalin, sino también Mao en China, apelaron al
recurso del “realismo socialista” con las obras que retrataban a los burócratas
del estado “en funciones” y al “líder”, como forma de “realzar” y fijar aún más su
autoridad y el estado de cosas. Contrariamente, Khalo y Rivera fueron “artistas
populares” (con el mural en las universidades, como forma de masificar y
difundir más ampliamente sus obras por ejemplo); Trotsky sin embargo no
prestó atención a quienes le habían conseguido la visa a México. Tal vez por
tenerlos “demasiado cerca” (y por tareas más urgentes e inmediatas) no
apreció en profundidad (como sí hizo con muchos otros) el contenido social de
sus obras. Será un tema para otro lugar.