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RAZON PRACTICA
Dentro del desarrollo histórico de la filosofía moral podemos evidenciar que, luego
de un periodo caracterizado por ser esencialmente critico del pensamiento
Kantiano y además sintetizador de algunas corrientes diversas que atacan los
fundamentos de su teoría, hay un regreso a lo esencial del pensamiento kantiano
en lo que muchos han dado en llamar la vuelta a Kant. En dicho contexto se
encuentra a uno de los principales exponentes y desarrolladores de las tesis
neokantianas: Jürgen Habermas. El susodicho a través de su teoría de la ética del
discurso pretender reivindicar el uso moral de la razón práctica, formulando una
serie de consideraciones acerca del uso de dicha razón en los distintos campos
que en su concepción han sido los determinantes y más impactantes en el
desarrollo del pensamiento moral, su uso en lo pragmático (Utilitarismo), su uso en
lo ético (Aristóteles) y su uso moral (Kant). Así expone como se desarrolla la
razón práctica en cada uno de estos campos específicos, desde su formación,
pasando por las acciones que configura y terminando en los discursos que cada
uno ofrece. Por último fundamenta desde Kant pero haciendo una reformulación la
posibilidad de un uso moral de la razón práctica en los supuestos de un dialogo
comunicativo universalmente ampliado que cumpla con la solución a la pregunta
básica de este tópico, ¿Qué debo hacer?
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cambio importante en la acción correspondiente a cada campo y afectando por
tanto su respectivo discurso. También hemos de considerar que para habermas no
solo se debe analizar el elemento del deber y la realización práctica de una
decisión racional, sino que en cada uno de los problemas independiente de cual
sea el campo en el que se centre , es importante incluir “el concepto de voluntad
que en cada caso puede determinarse mediante imperativos racionalmente
fundamentados “1
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fundamentalmente empírico pues los consejos y recomendaciones técnicas
derivan su validez de la experiencia. Dicha validez es independiente de si el sujeto
que la recibe le da aplicación o no.
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uno tiene. Estos adquieren validez en cuanto sean aplicados y asumidos como
buenos, fundiendo en si mismo su génesis y su validez. La realización de las
acciones en el campo ético no rompe necesariamente con el pragmático pues
cada praxis vital viene de una historia enmarcada en un determinado contexto, por
lo que necesariamente los individuos cercanos al actor tendrán una historia vital
similar, permitiendo una cercanía importante con el concepto de lo que sería
“bueno”. Solo es posible la derivación en un asunto moral cuando mis acciones
empiezan a afectar los intereses de las demás personas y eso crea un conflicto
entre ellas.
Así cada máxima puede ser vista tanto del punto ético o desde el punto de vista
moral, entiéndase que puede dársele el calificativo de “buena” y/o de “justa” sin
que uno implique necesariamente lo otro. Debemos precisar que a pesar de ser
punto de toque en aquel análisis se trata de que, si una determinada máxima es
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Ibíd., p 12
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buena para mí y se adecua a la situación, mientras que en el otro supuesto se
refiere a si yo puedo querer que una máxima sea cumplida como ley general por
todo el mundo.
Por lo tanto el discurso moral se orienta al acuerdo sobre una solución justa de un
terreno en materia de máximas, entiéndase como el campo de la acción
normativamente regulada. Esto condiciona el deber categórico de los juicios
morales a tener una orientación dirigida a una voluntad libre que pueda constituir
una voluntad libre que se regla por leyes auto impuestas, así la situación solo
puede considerarse autónoma aquella voluntad que se rige por el precepto moral y
es íntegramente racional.
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discusión busca o pretende universalidad. Este foro amplio donde juega un papel
crucial la dimensión comunicativa del lenguaje como medio idóneo para realizar
dicho consenso, al hacer estallar las distintas subjetividades se asegura de dotar
de imparcialidad a la configuración del precepto moral, pues como el mismo
habermas lo critica no se puede en virtud de buscar una universalidad excluir al
otro como interlocutor dentro de la formulación de la máxima.