ALBERTO ZALAMEA
Miembro de Numero de la Academia Colombiana
correspondiente de la Real Academia Espanola
GAITAN
AUTOBIOGRAFIA DE UN PUEBLO
Bogota
1999“... Dio gloria y triunfo a ese cortejo
de sacrificados que entre
sangre, ldgrimas y fuego,
han forjado el bienestar humano...”
Gaitan ante la tumba del general
Quintero Calderon en febrero de 1919
CAPITULO I
Convencer y conducir — La ley moral como “una
estética de la conducta” — Aspiracién legendaria ala
inmortalidad — El protagonista esencial de la historia
colombiana en el siglo XX
— Un self-made man perfeccionista — Tantos Gaitanes
como colombianos — El hormiguero humano materia
prima de la llamada “historia”.
S ubi6 los 18 escalones que contaba dia a dia. |Qué ova-
ciones las de aquella noche! Si; compensaban el se-
guro desvelo, las pavesas mortecinas de unos amaneceres
grises y lluviosos, la antesala infernal del ardor gastrico
que le martirizaba desde los veinte afios su cotidiano vivir.
Su entusiasmo desaparecia entre las incomprensiones, el
desinterés, el despecho, los inauditos e indelebles renco-
tes, todas esas pequefias y mezquinas cosas en que naufra-
gaban los ideales en aquel tiempo de odios y de envidias.
~Como podia seguir? Tenia una ilusion, una gran ilu-
sion, Gloria... Temblaba al abrazarla, le corrian las lagri-
mas al pensar en un futuro donde él ya no estaria presente
para besarla, mimarla, admirarla... pero sobre todo prote-
gerla. Era hermosa, como Amparo, pero tan dulce... AhiALBERTO ZALAMEA
estaba su verdadera resistencia al suicidio... Sus lecturas
romanas, la evocacion de sus paseos por los foros, lo lleva-
ban muchas veces a la suprema tentacion: desaparecer,
como Von Kleist, como Zweig que acababa de suicidarse
en Petropolis sellando el fin de la cultura occidental.
{Qué obsesion la suya, a todas horas la compara in-
saciable, la muerte! Era tal vez por eso que no le gustaba el
tragico dulzarrén de Garcia Lorca que Zalamea insistia en
recitarle... pero también morir, ahi, en el Senado, como
antenoche, en plena embriaguez de la oratoria. jQué bien
le habia quedado el retrato de Lopez el insensible!
En el hall del segundo piso siguié hacia adelante. Por
preferida de Glo-
ria caida en el suelo. Como casi todas las noches la reco-
gio con uncion religiosa, y acercandose a la nifia la besé
en la frente sobre la que se desplomaba una catarata de
TIZOS...
la puerta entreabierta intuyo la mun
Silenciosamente retrocedio y entro a su alcoba. No
quiso encender la luz, ese bombillo mortecino al que vi-
vian pegandose las polillas. Se desvistio con lentitud, ce-
remoniosamente; una a una fue colocando sus prendas
sobre la silla que le servia de “solteron” antes de colgarlas
en las perchas del flamante closet nuevo, orgullo de Am-
paro, su “Israelita”, su inigualable companera.
Por qué le gustaba tanto desvestirse poco a poco cuan-
do estaba de frac? La blanca, inmaculada corbata, primero;
el cuello duro que, una vez atrapado el botén, se disparaba
como una flecha hacia cualquier punto cardinal de la alco-GAITAN, AUTOBIOGRAFIA DE UN PUEBLO
ba; el hermoso chaleco, la faja aterciopelada, las mancor-
nas de madreperla, toda esa parafernalia —léxico llerista.
a Alberto le gusta aparentar una cultura total, que no tie-
ne~ iba conformando la simbologia que tanto le atraia des-
de nifo y que adoraba exponer en sus discursos. Lenta-
mente primero, arrastrando vocales y diptongos, antes del
zarpazo leonino o el aullido de chacal acorralado... Asi
habia que hablar, que gritar, que confundirse con la masa,
que poseerla, ese era el amor... El amor desaparecido. El
inconsolable. El amor viudo. .. Otra vez Garcfa Lorca... 50
el Payaso, su 6pera favorita? Nunca olvidaria a Caruso en
el disco de la Victor... Asi queria interpretar su papel, su
rol de defensor de todos los humildes, de todos los paya-
sos de la tierra.
El banquete habia sido imponente. Por fin se comen-
zaba a entender que era indetenible. Y que un escritor de
la categoria intelectual y social de Eduardo Caballero Cal-
derén -vastago de dos de las familias mas ilustres de la
vieja oligarquia— lo hubiera proclamado como el candida-
to liberal por excelencia, demostraba la solidez de sus te-
sis... aunque también podia ser una muestra —aprovecha-
ble— de la amargura de Swann. jY el engreido de Téllez que
creia que él no habia leido a Proust!
Esa noche, Gaitan llega tarde a la casa. Esta leyendo
Ariel y espera incubar en la madrugada “la idea que ha de
surgir al sol del otro dia convertida en el grito que congre-
gay la fuerza que conduce las almas”.
Eso es lo que, imitando a Rod6, uno de sus auténticos
maestros, busca y pretende siempre en su oratoria: con-8 Auserto ZALAMEA
vencer y conducir. Lo que también escudrina y pocas ve-
ces encuentra en la literatura. Le aburren las novelas
Paisajistas; solo se interesa en las ideas. De ahi su pasion.
por Dostoievski. Ahi si hay conceptos, psicologia, algo so-
bre qué construir. Algo que le ayuda a pensar la estética de
las estructuras sociales, la ley moral como -son palabras
de Rodo- “una estética de la conducta”.
A Gaitan le gusta sistematizar y organizar. Para enten-
der la sociedad -siguiendo muy de cerca a Rodé-lee a Marx,
para la psicologia a Freud, para la filosofia a Nietzche —lo
que corrobora sus inclinaciones romanticas-, para la poe-
sia a Rimbaud.
El hombre comun, el hombre cualquiera, esta acos-
tumbrado a prever y recordar con fechas calendarias. Di-
riase que necesita hitos, mojones, que lo claven a la tierra
y marquen sus acontecimientos. Que la tierra primero era
el sol- le dé tantas ene vueltas a su estrella-reina y regrese
asu punto de partida en lo que llamamos un lapso de un
afio, para asegurarnos de que hemos vivido, estamos vi-
viendo y tal vez seguiremos vivos en la memoria de los
otros humanos. La division del tiempo en porciones gran-
des 0 pequefias nos sirve para corroborarnos, como espe-
cie, en nuestra aspiracion legendaria a la inmortalidad. De
ahi que las etapas que llamamos histéricas —jhilos de
Ariana?— puedan ser largas y cortas, aunque siempre las
més proximas terminen insertadas en uno de los misterio-
sos juegos de cajas del universo, matrioscas rusas, calei-
doscopios de Pandora o laberintos del minotauro. Anos,
meses, dias, horas, minutos, segundos, constituyen la ur-GAITAN, AUTOBIOGRAFIA DE UN PUEBLO 9
dimbre de la historia, ese gigantesco tapiz de Bayeux don-
de todo lo humano se confunde y se confronta, donde el
individuo inmerso en la marea colectiva de las sociedades
cree nadar o navegar hacia alguna parte distinta a la de la
onda eterna que entre paradojales oscilaciones lo arrastra,
donde entre equinoccios y solsticios se refugia en la espe-
ranza voluntarista de una historia dirigida y construida por
él mismo.
Atrapado por la red de los conocimientos humanos que
van entretejiendo tiempo y espacio entre las arenosas en-
crucijadas de la historia, Gaitan consigue ser coherente con-
sigo mismo. Esta siempre presente en la urdimbre del desti-
no que van elaborando al mismo tiempo sus millones de
coterraneos, y en su encuentro definitivo, antes de separar-
se sin posibilidad de retorno, deja la huella de su lucha por
la justicia y la libertad. Es asi el protagonista esencial de la
historia colombiana en el siglo XX y participa en todas sus
batallas. Su vida es la vida de todos los colombianos de esta
época. Su biografia es la autobiografia de un pueblo. Sus
constantes: la guerra, la violencia, la division, el escandalo,
la pobreza, pero también la lucha por el progreso y el dere-
cho a la esperanza. Por eso los capitulos basicos de la histo-
ria de Colombia en este siglo se condensan en temas y pala-
bras claves, en encrucijadas donde Gaitan y el pueblo co-
lombiano siempre se encontraron: Panama, las bananeras,
la iglesia sectaria, el imperialismo intervencionista, el pais
politico y el pais nacional, la violencia, el nueve de abril...
Los acontecimientos son los mismos, cambian solo las
fechas y en algunos cuadros del damero se notan avancesgfe) ALBberto ZALAMEA
0 retrocesos de dudosa interpretacion. En 1903, en 1910,
en 1929, en 1936, en 1943, en 1948, cada quien habla de
revolucion, de rebelion, de complot. El océano, si, recibe
ciertas corrientes, unas veces més al norte o mas al sur, en
mayor o menor profundidad, pero apenas suficientes para
entibiar o enfriar Jas aguas. De maremotos humanos ni
hablar. El progreso biolégico es lento. Una revolucion, al
fin y al cabo, en el sentido lato de la palabra, es el retorno
al punto de partida. Por eso Gaitan no es utopista.
Es pragmatico. Con él nace la radio, el medio de co-
municacion que necesitan los grandes oradores de masa.
Gaitan se amolda prodigiosamente al instrumento. Lo co-
noce como ningun otro. Su garganta, garantia de entendi-
miento con un publico que en las plazas va repitiendo de
fila en fila la consigna del orador, se convierte en su arma
de combate. Necesita cuidarla, como los grandes barito-
nos. Le teme a los resfrios como su mayor enemigo. Es de
los primeros en usar pullovers ingleses bajo las ruanas
sabaneras para protegerse de las amenazas paramunas. Y
como prevencién importa la gimnasia sueca que practica
todos los amaneceres en el Parque Nacional de Bogota
Todo se sabe y todo se critica en una capital de apenas 300
mil habitantes. Y a Gaitan no se le perdona nada. Sus ad-
versarios de los clubes y de los directorios politicos, se
divierten con sus “rastacuerismos” y divulgan con safia
todos los detalles, ciertos y ficticios, sobre sus botas ama-
tillas, sus polainas, sus chalecos, sus pipas, sus automovi-
les, sus menjurjes de huevo crudo y jugo de naranja como
garantia para su laringe oratoriaAFIA DE UN PUEBLO ll
No logran, sin embargo, amilanarlo con la difusion de
sus extravagancias. Envidia, responde Gaitan, quien en
pocos afios, con fantastica actividad en los tribunales, con-
sigue el pequefio capital que le da la independencia eco-
nomica necesaria para su propia libertad politica. Mien-
tras él maneja un poderoso Buick, que afio tras afio va
cambiando como prueba de solidez financiera y gustos
modernos, los “nuevos”, Alberto Lleras, Hernando Téllez,
Jorge y Eduardo Zalamea, tienen que irse a pie desde los
talleres de “El Liberal” hasta sus casas de Chapinero pues
no les alcanza para el taxi. En la lucha social, Gaitan es un
triunfador. Se ha hecho solo. Es el self-made man perfecto.
Podria contentarse con ese reconocimiento que, con ex-
cepcion del morbo de algunos resentidos, le hace la socie-
dad entera. Pero no: Gaitén —como Bolivar- es de esos
seres que tienen desde adolescentes un pacto con la vida.
La justicia no es para ellos una palabra hueca. El triunfo
individual le tienta siempre. Pero siempre resiste. Hay va-
lores éticos, morales, intelectuales que lo llaman desde
todos los puntos del horizonte politico progresista.
Hay tantas historias como maneras de contarlas. Tan-
tas biografias como bidgrafos. Tantos testigos como testi-
monios. Tantos individuos como sociedades. Tantos Gaita-
nes como colombianos.
Gaitan y su muerte existieron, son un hecho, pero el
hecho solo nada nos dice, hay que calificarlo. No sirve de-
cir que fue, hay que decir qué cosa fue. El historiador fran-
cés Henri-Irenee Marrou, recordando a Croce, se interro-
gaba sobre el significado que pudieran tener los hechos del12) ALBERTO ZALAMEA
pasado remontandose a las cosas en sf mismas. Al enfren-
tar la tarea de escribir la biograffa de un hombre, grande o
pequeno segun las clasificaciones de la vieja historiogra-
fia, hay que impedir la deformacion y el anacronismo, por
una parte, y estudiar la perspectiva ideologica dominante
por otra. En Gaitan la coherencia espiritual 0 filosdfica es
innegable. La justicia y la compasion humana unifican todo
el transcurso de su existencia. ;Como elaborar su biogra-
fia, que es al mismo tiempo la autobiografia del pueblo
colombiano? Busquemos entradas al laberinto. Sigamos el
método de aproximacién a las cosas en si mismas que plan-
teaba Marrou ad absurdum.
En un momento del devenir universal (a las 13.05 del
noveno dia de abril del afio de 1948 del calendario grego-
riano) en un punto de la superficie terrestre definido por
las coordenadas X de latitud N y Z de longitud E. Greenwich
y conocido como Bogota, en un espacio abierto enmarca-
do por varios paralelepfpedos, donde circulaban unos dos-
cientos individuos machos de la especie homo sapiens, salié
de un rectangulo de cemento otro individuo de la misma
especie en una trayectoria rectilinea. En el instante t + n
mientras los otros presentes oscilaban en posicion de equi-
librio, uno de ellos recorrio una trayectoria convergente
encontrandose en el punto M con el primer individuo con-
tra quien dispar6 un arma de fuego causandole la muerte
en pocos minutos.
Era la una y cinco minutos de la tarde, el 9 de abril de
1948, cuando el jefe del partido liberal colombiano, el bri-
Iante abogado Jorge Eliecer Gaitan, fue asesinado al salir13
de su oficina en Bogota. El asesino, Juan Roa Sierra, fue
linchado por la multitud y su cadaver arrojado a la entrada
del Palacio Presidencial. Desde entonces, hace medio si-
glo, el pueblo bogotano no deja de conmemorar a su lider.
La llegada del “profeta” del nacionalismo latinoameri-
cano Manuel Ugarte conmociona a Bogotd el 2 de diciem-
bre de 1912. Entre la gigantesca muchedumbre que lo acla-
ma en el Parque de la Independencia esta el futuro lider
social Jorge Eliecer Gaitan. El pensador argentino reitera
sus tesis sobre integracion de América Latina.
El 20 de agosto de 1948 el Concejo de Bogota acuerda
erigir una estatua de bronce del eximio estadista colom-
biano, en cuyo pedestal se grabara esta inscripcion:
JORGE ELIECER GAITAN
POR LA RESTAURACION MORAL Y DEMOCRATICA
DE LA REPUBLICA jA LA CARGA!
En la cordillera de nuestra geografia van formandose
promontorios, picos, paramos, sabanas, valles, volcanes,
rios, lagunas. Sobre ellos circula el hormiguero humano
que es la materia prima de la llamada “historia”. ;Cudntos
siglos humanos se requieren para la formacién de uno de
estos fendmenos naturales? ;Y cuantas generaciones piso-
tean al mismo tiempo esa tierra sin dejar huella real de su
paso? Pero abandonemos el escepticismo de los divul-
gadores de la “nueva historia” y limitémonos a escudrifar
bajo el microscopic los ires y venires del hormiguero. jQué
pocos momentos aparecen como verdaderamente “histo-
ricos”! El tiempo aplana las cumbres de un espacio unifor-14 Auperto ZALAMEA
me y todo va desembocando en los rfos rojos de la violen-
cia y la sangre. Lo unico constante es ese trasegar humano
que se exaspera cada década: La Regeneracion, la Guerra
de los Mil Dias, Panama, la dictadura de Reyes, las Banane-
ras, la Violencia, el 9 de abril...CAPITULO II
El aio critico de 1918 — El péndulo y la muerte de los
dos Roosevelt — El discurso como salvacién individual y
colectiva — Los dos enemigos — Césares de tierra
caliente — Incomprendido en un pais y una sociedad que
instintivamente lo rechazan — La linea de los
reformadores colombianos — Los Jorges mdrtires de la
aurea historia de Occidente — Primeras conquistas —
Una garganta privilegiada al servicio de la justicia
— Pragmatico, tecndgrafo, independiente.
Hever: entonces de las dos primeras décadas del
siglo. Por todo el orbe jefes iluminados concurren a
la creacion de la Historia con mayuscula. Los individuos
parecen dominar el panorama general. Ninguno se resigna
a la muerte. Todos aspiran a la palingenesia, a la resurrec-
cion y regeneracion de sus propias ideas. En cualquiera de
los calendarios vigentes, el juliano, el judio, el musulman
o el gregoriano, la fecha en que el zar de todas las rusias
abdica y permite que un publicista de segunda clase,
Vladimir Lenin, financiado por el imperio prusiano, pro-
clame la revolucion socialista de octubre, esa fecha se con-
vierte durante medio siglo en el mito politico de mayor16 __ AuBERTO ZALAMEA
envergadura, capaz de influir sobre todas las generaciones
humanas en todas las zonas geograficas del planeta. Tam-
bién en Colombia.
El miércoles primero de enero de 1919, en su edicion
2.616, “El Tiempo” no vacila en afirmar que “el afio que
ayer termino figurara sin duda como uno de los mas in-
tensos y trascendentales de la humanidad, como un verda-
dero afio critico de esos que marcan el nacimiento y la muer-
te de grandes épocas y que se conservan en los anales de la
Historia a manera de eternas columnas que sefialan las eta-
pas de la marcha del hombre sobre el planeta. Nuestra cer-
canfa a los acontecimientos nos ha impedido quizas apre-
ciarlos en toda su magnitud e importancia. Solemos apa-
sionarnos por las grandes épocas de la Historia, por el apo-
geo del imperio romano, por las campatias de César, por el
esplendor grandioso del Renacimiento, por la aurora roja
de la revolucion francesa, por la epopeya napolesnica, épo-
cas a las cuales los siglos dan la necesaria perspectiva y la
sencillez grandiosa que las impone al espiritu, y sin em-
bargo nada de eso ha sido comparable al choque gigantes-
co que se decidié en 1918; a ese conflicto de pueblos nun-
ca visto y en el cual quedaron comprometidas todas las
conquistas de la civilizacion y todas las energias y fuerzas
de los hombres; en el cual se fundio un concepto de la
politica universal y de la organizacion de las sociedades y
va surgiendo un mundo nuevo como un formidable inte-
rrogante para lo porvenir...”
Vale la pena seguir el pensamiento de Eduardo Santos,
bajo su descuidada retorica donde surge el apasionadoGAITAN, AUTOBIOGRAFIA DE UN PUEBLO Ls
humanismo que lo caracteriza: “Meditemos un momento
—dice—en ese afio de 1918 que vio el derrumbe estruendo-
so y definitivo del mayor poder militar que hayan visto los
siglos y la transformacion del mundo. En marzo, abril,
mayo, la fuerza teutona daba golpes de titan y parecia in-
contenible; en noviembre después de cuatro meses de de-
rrotas iba a morir en las clausulas de un armisticio impla-
cable que Ilevé las armas aliadas hasta el Rin y desarmo el
coloso cuyo aparato imperial cay6 hecho pedazos como el
de un Rey de feria. Fugitivos, emperadores y reyes; rugien-
te el bolcheviquismo, como fiera rencorosa y hambreada,
desaparecido el sacro imperio sobre cuyas ruinas se alzan
por lo menos cuatro naciones distintas, Austria, Hungria,
Bohemia y Yugoslavia; evaporado el suefio de la Mittel-
Europa; libertados los armenios, griegos, sitios y judios
del cruel yugo otomano; resucitada Polonia de sus cenizas
seculares, y junto a esas cosas, las mas vastas transforma-
ciones sociales, la conquista por la mujer de todos los de-
rechos politicos y sociales que antes solo el hombre tenia;
el inmenso paso hacia una concepcion socialista y colecti-
vista del Estado y hacia grandes acuerdos internacionales
que preserven la paz y el derecho; la patentizacion del fra-
caso de la fuerza agresiva ante la voluntad firme de los
pueblos libres; el fin de las autocracias y el triunfo definiti-
vo de la democracia en todo el orbe, que como un venda-
val ha arrollado los tronos y los monarcas que pretendian
ser algo mas que figuras decorativas; el ocaso del Imperio
aleman y el fortalecimiento terrible de los paises
anglosajones del Imperio britanico y de los Estados Uni-
dos, dentro de la civilizacion occidental, y del Japon en el18 ALBERTO ZALAMEA
Oriente que se presentan como los ejes del mundo futuro
y los arbitros de los destinos universales. Tal es el cuadro
que se nos presenta al concluir ese afio de 1918 que ayer se
hundio en el pasado...”.
Este es el balance santista que los lectores de “El Tiem-
po”, entre ellos Gaitan, hacen como suyo: “Es —remata el
editorialista— un inmenso conjunto de sombras y de luces,
de esperanzas y de temores, de hechos inmortales, de trans-
formaciones de incalculable trascendencia, lo que nos deja
ese afio critico de 1918. La guerra que en el término deja
pesando sobre el mundo problemas economicos de grave-
dad infinita, cargas que abrumaran a los pueblos y anhelos
que pueden romper todas las organizaciones sociales co-
nocidas hasta ahora. La anarquia con todo su cortejo de
horrores y de opresiones domina a Rusia y amenaza surgir
entre los vencidos; la tranquilidad capitalista reposa sobre
bases muy fragiles y ni en el mas solido optimismo deja de
haber un fondo de angustiosa inquietud ante lo que traiga
consigo este aiio que hoy empieza. En todo caso saludémos-
lo como el de la paz tras de los sombrios afios de la matan-
za, como la aurora de una nueva época, que ojala traiga
para los pueblos més justicia, mayor equidad, y en la que
se dediquen a asegurar el bienestar de los humildes los
millones que en el ultimo medio siglo se dedicaron a ar-
mara las naciones para la gran carniceria cuyo horror ape-
nas si disimulan los laureles del heroismo y la victoria
Levantémonos sobre la pequefiez de nuestro rincon andi-
no para asomarnos al gran mundo de que formamos parte
y que presenta hoy un espectaculo supremamente intere-GAITAN, AUTOBIOGRAFTA DE UN PUEBLO 19
sante: el de un momento decisivo en el curso de los suce-
sos humanos”.
Santos entiende el proceso de desarrollo pero su opti-
mismo y sus buenos deseos superan un andlisis mas pro-
fundo. En este editorial, sin embargo, se revela el conoci-
miento (jsubconsciente?) de la realidad historica como
péndulo oscilante que lleva y trae los acontecimientos.
No se han digerido todavia los comentarios de Santos,
siempre discutidos con efervescencia y calor en la casa de
Don Eliecer y doma Manuela Gaitan cuando llega por telé-
grafo la noticia de la muerte del Presidente Roosevelt, que
es recibida con jubilo en todo el pats. Desde Facatativa,
donde han vivido los Gaitan en épocas de mayores dificul-
tades, el Corresponsal de “El Tiempo” se hace vocero de la
comunidad y escribe con entusiasmo:
Facatativa, enero 7, 1918
E] Tiempo. Bogota.
“La noticia de la muerte de Roosevelt, el célebre caza-
dor que nos arrebato a Panama, ha sido celebrada aqui con
gran jubilo. Todas las casas de la poblacion se encuentran
adornadas con la bandera colombiana en sefial de la ale-
gria que esa noticia ha causado. Todos los vecinos quedan
agradecidos a los Reyes Magos que tan buen regalo nos
trajeron este ano”
Mas tarde y con escasa caridad cristiana, al conocerse
la muerte del otro Roosevelt, en 1945, el 2 de abril, la no-
ticia fue también recibida con jwbilo en varios colegios de
Ciudad de México, especialmente en el Cristobal Colon20 ALBERTO ZALAMEA
dirigido entonces por los Hermanos Cristianos. Y también.
fue aclamada otra muerte, la de Kennedy, por los nifos de
Texas, afios después.
El suceso, en todo caso, fue analizado friamente por
Gaitan en las conferencias que dicté en esa misma locali-
dad y en el barrio bogotano de San Victorino, y a las que se
refiere “El Tiempo” en nota de enero 31 de 1918. Por aque-
Ios dfas ha muerto en Medellin el patricio liberal don Fi-
del Cano, uno de los mayores defensores de la soberania
colombiana en el caso de Panama. EF] paralelo entre las dos
personalidades es obvio. De la desaparicion de Cano se
dice que “es uno de aquellos acontecimientos que tienen
Ja virtud de conmover a su solo anuncio el alma de todo
un pueblo. Porque no hay un rincon por humilde y oscuro
que sea en todo el vasto territorio de la Republica, en don-
de no repercuta con ecos de unanime pesadumbre la nue-
va de la muerte de quien como don Fidel Cano, fue la en-
carnacion de las mas excelsas virtudes patricias...”.
Al concluir el discurso —cualquiera en cualquier villo-
trio en el mas apartado puerto del Magdalena- las gentes
se arremolinan en las esquinas. Aquella voz que trae una
esperanza legendaria, que se confunde con ellos mismos
en una simbiosis que los supera, que es mas biologica que
intelectual, tiene el poder de convertirse en mil voces. Por
la radio y desde todo el pais se levanta un murmullo, poco
a poco transformado en clamor, en grito. No es facil hoy
(en los noventas, apenas medio siglo después) concebir la
fuerza de aquel mensaje, la conviccion de los oyentes
compenetrados con aquella misteriosa garganta, aquel alud,
aquel torbellino en que se convertia la voz de Gaitan.GAITAN, AUTOBIOGRAFIA DE UN PUEBLO 21
Era —lo testimonian quienes lo escucharon y todavia
tiemblan contandolo— como un ciclon del que se iban des-
prendiendo palabras incomprensibles pero beatificas, de
cuya repeticion dependeria en un futuro muy proximo la
salvacion individual y colectiva.
Una vez discutido y comentado por todos hombres y
mujeres-, el discurso es la base para la nueva adhesion de
los soldados al jefe. Se redacta en tono solemne y se lleva
en procesion a la Telegrafia. Alli, el telegrafista esta espe-
rando. También el ha oido el discurso y sabe que, ahora,
por las ondas eléctricas, comienza a llegar a Bogota la res-
puesta del pais entero. En el Capitolio, Gaitan se ratifica
en sus esperanzas.
Tiene una gran antipatia: la que le suscita la figura de
Alfonso Lopez Pumarejo. Mucho mayor que la que le pro-
duce Laureano Eleuterio Gémez Castro. Los dos maximos
jefes de los dos partidos en que se ha dividido al pueblo
colombiano, han estado unidos en la calumniosa campaha
contra don Marco Fidel Suarez. Este si que es un hombre.
Un hombre del pueblo. Un hombre pobre. Para Gaitan, la
pobreza es casi un mérito. Al menos en este caso. Aquellos
dos Ilegaran a ser presidentes. Tendran equipos gobernan-
tes. El, Gaitan, no necesita intermediarios con su pueblo.
Sus ideas son el camino que lleva a la justicia social.
Pero frente a él se levanta otro hombre que también
cree lo mismo, San Laureano Gomez. Mistico, convencido
de su razon absoluta, con el apoyo de todos los santos, sus
amigos, ha edificado sobre la piedra de Cristo, un graniti-
co imperio politico. Capaz de rectificar al mismo Papa, no22 Auscrro ZALAMEA
le teme a la incoherencia. Viene de ser embajador en Ale-
mania, donde ha asistido, entre aterrado y jubiloso, al na-
cimiento del Tercer Reich hitlerista, y esta dispuesto a di-
fundir la buena nueva: el liberalismo mason no pasar. Es
el verbo de moda: en todas partes comienzan a levantarse
las barricadas y todos a una, socializantes y fascistas, ase-
guran que las suyas son invencibles, y que el adversario no
pasara. Aunque al poco tiempo se quiebre el frente de
Guadalajara y se rinda, ante el sorpresivo ataque por la
retaguardia, la linea Maginot.
Laureano se yergue, formidable, espeso, convencido de
ser un profeta, un juez, un apostol, duefio del viejo y el
nuevo testamento con la ortodoxia en la mano y el verbo
iluminado en los labios vacilantes. En las barras corre el
rumor: “Habla el Monstruo...” ;Quién esta destinado esta
tarde a sus garras? ;Qué reputacién lograra quedar inmu-
ne? Una temblorosa fruicion se despliega por el recinto
sagrado. Ya veran hoy algunos donde queda la cacareada
honestidad liberal. Acaso no la ha denunciado desde hace
meses el mismo Gaitan, el otro polo de la oratoria demo-
cratica, como lo recuerda don Felipe Lleras Camargo, a
quien quiera oirlo, entre el tufillo aguardentoso que cir-
cunda su curul principesca. La tactica de Laureano es muy
sencilla: en cada denuncia ante el Congreso ulcerado, se
pasa de la conjetura a la evidencia. En cada retrato de los
irremisiblemente culpables se plantea la autopsia de una
patologia apestosa. Las bellas apariencias se desmoronan.
Bajo el velo farisaico de los “ideales politicos” se esconde
el interés economico. Y nadie resiste a la diatriba desde el23
GAITAN, AUTOBIOGRAFIA DE UN PUEBL
nuevo Aventino conservador. Solo un senador costeno, Ani-
bal Badel, hace saber que defendera su honor con las ar-
mas si es necesario. El tono, el estilo y la direccion de la
calumnia se transforman. El valor no es ciertamente atri-
buto del profeta bogotano. Sf tiene, en cambio, el desarro-
Ilado instinto de conservacién del animal politico. Es una
fiera, pero una fiera prudente.
Gaitan ha sido ministro de Lopez, pero por apenas unos
meses. No se aguanta (ni le aguantan tampoco a él sus
-impertinencias) el tono lopista de gentleman britanico que
domina en los consejos de ministros y en las tertulias del
Palacio de Narino.
La modestia de Gaitan -oculta por su arrogancia ante
los poderes— no acepta el exhibicionismo presidencial. Es
sabido que no gusta del bao en la alberca de Las Monjas,
donde Lépez suele lanzarse completamente desnudo, mien-
tras los ministros después de espantar a las sefioras con el
anuncio de la llegada del Senor Presidente, quien baja en
bata los escalones que lo conducen a la pileta— anotan sus
ultimas ocurrencias para el proximo discurso. A Gaitan,
austero, comedido, estoico como Marco Aurelio, estas ino-
centes y pacificas escenas de Césares de la decadencia no
le entusiasman.
Enemigo de la chanza, la ironfa y el escepticismo roe-
dor, ve mas el aborregamiento que el brillo en las gentes de
tertulia que hacen de la critica sistematica su wnica razon
de ser. En el fondo se siente incomprendido en un pais y
una sociedad que instintivamente lo rechazan, pues ven
en él Ja encarnacion de una modernidad cercana y fatal,24 Aussxro ZALawea
gravida de misteriosos peligros, que le acarrea ademas el
odio irremediable y sin causa de muchos linajudos perso-
najes.
Se siente vivir como vive y madura una planta, es un
proceso organico al que hay que irle agregando todos los
dias los ecos de genio y santidad que surgen de su diario
dialogo con las voces de la historia.
Nace Gaitan en medio de la agitacion bélica, politica,
intelectual de la guerra de los Mil Dias, cuando se clama
en todos los bandos “por echar un puente sobre el abismo
que separa entre si a los liberales y conservadores de Co-
lombia”, segun lo expresa en 1898 el jefe del conservatis-
mo Carlos Martinez Silva; y muere asesinado medio siglo
después, en 1948 -victima de la misma violencia religio-
sa—abriendo asi la ultima guerra civil liberal-conservadora
de nuestra historia
Pertenece Gaitan a la linea de los reformadores colom-
bianos: el Gran General Tomas Cipriano de Mosquera, que
acaba de morir hace veinte anos; Rafael Nunez; y Alfonso
Lopez Pumarejo.
Nombre predestinado, San Jorge y todos los Jorges
martires que pueblan la historia aurea de Occidente lu-
chan por la justicia, enfrentan a los dragones de la maldad,
combaten contra barbaros y turcos, son los modelos con
su flamigera espada de los grandes escultores florentinos
como Donatello y de los pintores de la iglesia de San Fran-
cisco, donde muchas veces habra de guarecerse de los agua-
ceros bogotanos en su nifiez.UTOBIOGRAFIA DE UN PUEBLO 25
Festejar el dia de su santo patron, el 23 de abril, no es
lo corriente en las costumbres de aquellos tienpos. La fiesta
es el dia del cumplearios y esta otra celebracion puede pa-
recer ins6lita. Sin embargo, para doa Manuela, la madre,
esta es una oportunidad mas de abrazar al hijo predilecto y
de insuflarle una nueva leccién. Aunque dofia Manuela no
cree a pies juntillas en los mandamientos de la astrologta
(por esos dias representados por la pitonisa Mariana
Madiedo) la configuracion de las constelaciones en el dia
del nacimiento y luego (pero esto ya es solo atribucion de
los supervivientes) en el dia de la muerte, puede revelar
—le ha dicho la gitana— la fuerza vital irreductible donde se
resuelven, después de nacer y morir en dependencia reci-
proca, todas las incognitas del universo.
El medio siglo de la vida de Gaitan ve sucederse algu-
nos imponentes avances: se reconocen en la teoria la liber-
tad de pensar y la libertad economica, y se conquista (siem-
pre en la teoria) el derecho al trabajo. En este progreso, la
cooperacion de Gaitan es indudable, pero los adelantos
pragmaticos no lo satisfacen completamente, no consiguen
apaciguar su conviccion de que solo un huracan social
puede renovar y transformar las estructuras caducas de un
pais que, si bien ha avanzado, sigue muy lejos de las metas
revolucionarias que él considera necesarias. Siente que la
historia es hecha por los hombres, siente la historia, es la
historia...
El entierro de Olaya Herrera que ha muerto en el
Vaticano como embajador ante la Santa Sede~ conmueve
al pais entero. Desde el descendimiento del catafalco en26 Aupenro ZaLAwea
Barranquilla, hasta donde lo ha traido un gigantesco tran-
satlantico, masas ingentes rodean el cadaver del “mono” y
el avance de un metro es como una inefable conquista a la
eternidad. La historia colombiana se presenta en esos dias
como una larguisima sucesion de entierros y los mas vie-
jos —aquellos que alcanzaron a saludar al Libertador— evo-
can los nombres de Bolivar, Sucre, Arboleda, Uribe Uribe,
Gonzalo Bravo Pérez...
La magia de la elocuencia lo cautiva desde nino. Es
frecuente encontrarlo ante el espejo ensayando el gesto viril
con que habra de acompanar el grito. Le son familiares los
nombres de César Conto, Rojas Garrido, el Indio Uribe,
Antonio José Restrepo, Rafael Maria Carrasquilla.
En la contraposicion de clasicos romanos y romanti-
cos girondinos, Gaitan realiza la sintesis mas acabada, y
poco a poco va haciendo de su oratoria y de su docil ins-
trumento, su privilegiada garganta, una auténtica ciencia,
Gaitan, que sabe unificar ética y estética, es un buen
administrador de si mismo y de sus facultades fisicas. Ex-
celente deportista, es el primero en importar y practicar la
gimnasia sueca, y son diarios sus trotes por el Parque Na-
cional en Bogota. Su hija Gloria recuerda que muchas ve-
ces lo esper6 —hasta el 7 de abril de 1948, pocas horas an-
tes de su asesinato- mientras el corria. Es también un buen
administrador de sus bienes y a pesar del poco tiempo que
puede dedicarle a sus negocios personales, es capaz de ha-
cer prosperar una de las primeras cadenas de farmacias
—“La Veneciana”— que funcionan en la capital. No hay li-ITAN, AUTOBIOGRAFIA DE UN PUEBLO 27
bertad politica -suele decir— si no se tiene libertad econo-
mica. Y le entusiasma también el baile, un tango, un vals,
un bambuco, cuyos pasos ha aprendido con el maestro de
toda Bogota: Alirio Caycedo Alvarez.
Era también un amante de la tecnologia contempora-
nea, un perfeccionista que adoraba los coches ultimo mo-
delo no solo por su linea “ultramoderna” sino por su cali-
dad mecanica. La legada de uno de sus Buicks o de uno de
sus Lincoln, fue siempre un acontecimiento, que lo cele-
braba en familia, al mando del volante, con un paseo en
los alrededores de la ciudad 0 una salida, en fin de semana,
a tierra templada, Villeta o Sasaima.
Hay una oligarquia -resulta evidente con la simple lec-
tura de los apellidos “ilustres” que desde Santander y los
Azuero dominan la escena politica, econdmica y social del
pais—, pero curiosamente los presidentes que dirigen y re-
presentan ese estamento oligarquico surgen de la entrana
popular y campesina. Es el caso de don Marco Fidel Sua-
rez, del “mono” Olaya Herrera, del doctor Eduardo San-
tos, y casi del “negro” Gaitan, todos “ecos de la raza triste”
mayoritaria por aquel entonces en el pais.
Al cabo de los anos, las reformas se consiguieron, aun-
que solo paso a paso, “sin prisa pero sin pausa”. Las ideas
triunfaron transformandose. Y la historia llego, con segu-
ridad pero tardiamente.
Un proceso en el que Gaitan sufrié la mas impune cam-
pana de calumnias que recuerde nuestra triste historia.CAPITULO III
Matrimonio en facis Ecclesiae y bautismo solemne -—
La vida cotidiana en 1898 — La “desventurada cuestion
de las elecciones” — La defensa de la libertad de prensa
— Una pluma de oro para Fidel Cano — Fin de la
dominacién hispana en América — “La humanidad esta
de fiesta” — En el cementerio y ante la tumba de Silva.
E 16 de julio de 1895 se casaron, “previos los requisi-
tos en derecho necesarios” y por el rito catélico en la
Parroquia de Las Cruces de Bogota, capital de Colombia,
los ciudadanos Eliecer Gaitan Otdlora y Manuela Ayala,
viuda de Domingo Forero.
Dispensadas las moniciones por el Ilustrisimo Senor
Arzobispo, el Presbitero Sefior Dr. Abundio Plata, presen-
cio y bendijo el matrimonio que in facis Ecclesiae contrajo
Eliecer Gaitan con Manuela Ayala, siendo testigos y padri-
nos: Alejandro Gonzalez, Ramona de Acevedo, Miguel Es-
pinosa y otros.
Fue en este hogar donde nacio el 25 de enero de 1898
el ninio Jorge Eliecer, bautizado “solemnemente” por el Pa-
rroco Eduardo Maldonado el 12 de marzo de 1898 en la30 Atserto ZALAMEA
Catedral de Bogota como “hijo legitimo de los Sres. Eliecer
Gaitan y Manuela Ayala: abuelos paternos Francisco Gai-
tan O. y Maria del Rosario Gaitan; maternos Ramon Ayala
y Candelaria Beltran. Fueron padrinos José Maria Lascarro
y Erminia Berti”.
Apellidos todos castizamente bogotanos, “rolos” como
se les llamaria medio siglo después. Y todos vinculados a
las luchas ideales y sociales del pueblo colombiano, como
artesanos, maestros y soldados.
La vida diaria bogotana en 1898 esta compuesta de in-
numerables atracciones. Al fin y al cabo “el progreso”, es
una realidad que va subiendo a través del rio Magdalena,
la espina dorsal del transporte, y que ya nada puede dete-
ner. Las noticias publicadas en los numerosos periédicos
son un ejemplo de lo que es -y seguira siendo- la urdim-
bre del acontecer cotidiano. La Emulsion de Scott sigue en
la primera linea de los “avisos” que preocupan a la ciuda-
dania. Y naturalmente la apertura de matriculas en el cole-
gio de las seforitas Esguerras que imparten instruccion
hasta el grado de institutoras.
La aritmética, sin embargo, requiere algo mas. Lo pro-
pone el profesor Isaac Florez, en su importantisima obra
“Aritmética Practica”, ideal para solucionar los problemas
de los profesores Rueda, Carrasquilla y Ritt. El autor ase-
gura ademas, que no emplea “sino las cuatro operaciones
de ntimeros enteros”. El ejemplar cuesta solo ochenta cen-
tavos y se encuentra en la Librerfa Colombiana, en la del
sefior Santiago Bayon y en casa del autor, en Caqueza. UnGAITAN, AUTOBIOGRAFIA DE UN PUEBLO 31
consuelo ante las matematicas se puede encontrar en la
cerveza negra Tivoli, en el chocolate Chavez y en el elixir
de Kola y coca, “tonico regulador del corazon y excitante
del vigor cerebral, muscular, que levanta las fuerzas agota-
das, ya por enfermedad como por excesos de cualquier
naturaleza”. El frasco de semejante elixir cuesta 24 reales.
Al mismo tiempo, la policta “esta recogiendo los men-
digos que andan sueltos por las calles”. Se anuncia tam-
bién la apertura de matriculas en la Universidad Republi-
cana, con los profesores Diego Mendoza y Antonio José
Iregui y en el colegio del doctor Araujo. Por otra parte,
esta abierto el Salon de Epifanio Garay, maestro exaltado
por la critica que lo clasifica -tras elogiar sus retratos de
José Triana, el Padre Barres y don Manuel José Pardo- “mas
pintor de almas que de cuerpos”.
La politica es obviamente inquietud general. La guerra
de Cuba, la presencia de la marina norteamericana en las
Antillas, la campana electoral son temas fijos en la tertulia
y en la prensa. El 8 de febrero, “La Cronica” refleja un
estado de animo: —“Creemos que privadamente los sefio-
res Sanclemente y Marroquin no valen mas que el sefior
Caro, asi no hay que esperar que su gobierno bajo las mis-
mas influencias y el mismo sistema vaya a ser mejor que el
actual, por virtud solamente de la respetabilidad de los can-
didatos. Funesto error, tan tirano fue Claudio como Tibe-
Tio, y los cristianos tuvieron que sufrir lo mismo bajo Dio-
cleciano o Nerén que bajo Matco Aurelio. E] ideal del tira-
no “bueno” es una utopia cuando no una peligrosa ilu-
sion”. El] mismo dia el maestro Valencia, que acaba de pu-32 Avserto ZALAMEA
blicar el poema de “Los Camellos”, es robado en la esta-
cin del Ferrocarril de la Sabana, donde “un habilisimo
ratero —segun el cronista— le pill6 su reloj y su pendiente”.
En 48 horas, para pasmo general, la policia encuentra el
aureo reloj y lo devuelve a su legitimo propietario. Los li-
bros de texto siguen siendo noticia. Ahora esta de moda el
“Libro de Lectura” de Serrano y Canal, al parecer “el mejor
método conocido” y en solo un peso. Se vende en la im-
prenta de Medardo Rivas.
Desfalcos, monopolios indebidos, ins6litos arrenda-
mientos de las rentas publicas, extrafias operaciones finan-
cieras, contratos sospechosos, amenazas a la libertad de
expresion, salpican el panorama politico y “La Cronica”
remata en su edicion del 23 de febrero: “Es tiempo de que
el pais medite formalmente en la desventurada cuestion de
las elecciones. En esta farsa ya nadie cree; su descrédito ha
Negado a tal punto que hablar de ello formalmente acusa
falta absoluta de seriedad. Para que sostener una mentira
tan burda y costosa...”. Y agrega el 6 de marzo: “La in-
fluencia del Gobierno en el problema monetario ocasiona
perturbaciones incalculables. La absoluta paralizacion de
los negocios que hoy presenciamos en el pais, la creciente
angustia por lo elevado de la rata del descuento, la caren-
cia de capitales que quieran colocarse a interés, son el mas
elocuente argumento en favor de la necesidad de una re-
forma que quite al Gobierno y devuelva al libre juego de la
industria la regulacion de los cambios. Si aumentamos a la
pobreza del pais y a sus naturales dificultades para movili-
zar los articulos de comercio, los monopolios, la caida delGAITAN, AUTOBIOGRAFIA DEUN PUEBLO ee
café y la falta de libertad en la estipulacion de las monedas,
no tenemos porque sorprendernos de la decadencia y pos-
tracion que todos palpamos y de la miseria que nos ame-
naza para lo porvenir...”.
Seis meses de suspension de “La Cronica” y la apari-
cion de “La Opinion Publica” son el resultado de esta criti-
ca. En la misma edicion, el editorialista saluda la presencia
en Bogota del “inteligente joven D. Enrique Olaya H., di-
rector de “El Soldado Cubano” de Guateque”. De quien
sera el futuro y primer presidente liberal del siglo en 1930,
dice el diario: -“El joven Olaya desde muy nifio ha dado a
conocer los nobles sentimientos que abriga con la publica-
cion de “El Patriota” periédico manuscrito que el redacta-
ba. El aprecio y la defensa de la libertad de prensa se con-
cretan en una suscripcion de cinco centavos (y solo entre
liberales) para obsequiarle una pluma de oro a Fidel Cano.”
“Aplaudimos efusivamente la idea —dice “La Opinion Pu-
blica” el 29 de marzo- y la secundamos. Justisima es esa
ligera muestra de admiracion y de carifio por el eminente
escritor, brioso adalid de nuestra causa, a la cual ha consa-
grado lo mas noble de su vida y de su obra”. Por esos mis-
mos dias comienza a circular, gracias a la Libreria Colom-
biana de Camacho Roldan y Tamayo, una obra de singular
importancia: el primer tomo —dos pesos con veinte en ruis-
tica- de “Les criminels dans lart et la literature” de Enri-
co Ferri.
Un ultimatum norteamericano al gobierno de Madrid
consagra el fin de la dominacion hispana en América. Sin
entender las consecuencias de la notificacion estadinense,34 Auperto ZALAMEA
el editorialista de “La Opinion” se imagina interpretar al
universo y escribe con énfasis imprudente e incauto: “La
humanidad esta de fiesta, de fiesta grande, fiesta de gala,
fiesta que ofrece al mundo la poderosa patria de Washing-
ton, Lincoln y Garfield”.
Y que volveria a ofrecer, con la desmembracion de Pa-
nama, en noviembre de 1903. A su vez, la noche del mar-
tes 26 de abril, el general Rafael Reyes y su senora obse-
quian a sus numerosos relacionados con un espléndido
sarao. Un mes después, en mayo, sera el momento de Ia
peregrinacion a la tumba de José Asuncion Silva para con-
memorar dos afios de su muerte. Asisten Baldomero Sanin
Cano, Evaristo Rivas Groot, Valencia, Tirado Macias, Ra-
mitez y Uribe. Todos recitan.GAITAN, AUTOBIOGRAFIA DE UN PUEBLO 35
CAPITULO IV
La Guerra de los Mil Dias — La violencia, principal
caracteristica del alegre pueblo caribe constituido como
“Nacion colombiana” — La mas reciente desgracia —
Acaeceres de un 20 de julio — Hacia “el despotismo
conservador-clerical” — Las corrientes sociales superio-
res a la voluntad del individuo — Una vasta conspiracion.
L a “guerra de los mil dias” se prolongo en los campos
y veredas de todo el pais, con mayores 0 menores
lineas estadisticas, hasta convertirse en la guerra de los cien
mil dias que todavia en 1999 seguia padeciendo Colombia
“sin pausa y sin prisa”. En el siglo X1X los historiadores
compilaron ocho guerras civiles generalizadas, catorce gue-
tras civiles departamentales, dos cuartelazos, y dos gue-
tras internacionales. Estos conflictos armados fueron a su
vez catalogados por los idedlogos del socialismo criollo
como guerras sefioriales, guerras federales y guerras popu-
lares. En todo caso plastificaban el ambito en que surgia y
se desarrollaba la conciencia ciudadana impulsada siem-
pre por una violencia que parecia ser la principal caracte-
ristica del alegre pueblo caribe que, unido a la malicia in-
digena de los pobladores de la altiplanicie y al bélico des-36 ALserto ZALAMEA
enfado de las gentes de Extremadura, se habia constituido
como “nacion colombiana’” en el rincén de esquina de Suda-
mérica. De ahi que las llamadas noticias casi nunca fueran
buenas en las casas de los bogotanos de entonces, donde
se repetia el tragico dialogo macbethiano: —;Cual es la mas
reciente desgracia?— La que data de una hora es ya tan an-
tigua, que olvida la que anuncia, pues cada minuto trae
una nueva.
Es lo que piensa, y lo dice en las conferencias del Tea-
tro Municipal en 1929, el lider, el basilisco conservador,
Laureano Gomez. Es lo que padece también el otro lider, el
profeta de los nuevos tiempos “liberales”, Jorge Eliecer
Gaitan. Enfrentados en el ambivalente escenario de la his-
toria son los dos protagonistas fundamentales del largo
capitulo —medio siglo— en que el ruido y la furia faulkne-
rianos seran los condimentos del horrendo caldero en que
las brujas del devenir preparan la tragedia nacional.
Opera italiana en el Teatro Colon, conciertos y zarzue-
la en el Municipal, saraos, carreras en el hip6dromo de la
Gran Sabana, rumores y bolas politicas sobre presuntos
complots, hacen de Bogota una micro-metrépoli dispuesta
acelebrar un nuevo 20 de julio, dia de la patria, con salvas
de artilleria en la Plaza de Armas 0 de las Cruces, exposi-
ciones en la Galeria del Palacio Municipal, recepcién en el
Palacio de San Carlos, encierros de toros al estilo nacional
y corridas a la usanza espajiola, peleas de gallos, fuegos
artificiales y solemnes tedeums catedralicios, un nuevo
aniversario de la Independencia el 20 de julio. Los respon-
sables de las festividades son los miembros del ConcejoGAITAN, AUTOBIOGRAFIA DE UN PUEBLO 37
Municipal y representan los mismos linajes de hace un si-
glo: son los dones y archidones D. Carlos Uribe, Enrique
de Narvaez, Juan N. Mateus, Rafael Cardenas Pineros, To-
mas Rodriguez Pérez, Marceliano Vargas, Aristides Fernan-
dez, José Ignacio Barberi, Eduardo Espinoza Guzman,
Inocencio Madero, David Pontén, Luis Rubio Saiz, Loren-
zo Marroquin, Joaquin Molina, Cristino Gomez, Aparicio
Saavedra, José Antonio Rios, Santiago Uribe, Antonio Diaz
Cortés, Angel Maria Zalamea, Vicente Castro Amado, Abel
Paul, Joaquin de Miers, Julian Lombana, Vicente Manrique
Cuenca y Jenaro Guerrero.
In vino veritas. Las fiestas revelan la verdad de cada
cual. La ciudad se divide en dos. De la calle Real hacia
arriba, la vida -segtin un cronista~ “es burocratica,
oficinesca, angustiosa, pensante, refinada”. Las Cruces, en
cambio, y aun en épocas de normalidad y paz, tiene su
sello de especial agitacién... Dirfase un perenne hervidero
de violentas pasiones. “Nada de cultura ~exclama el escri-
bidor-, nada de refinamiento: agitacion, nada mas que agi-
tacién... Concurrencia numerosisima, casi inverosimil, de
todos los sexos y de todos los gremios. Como se ha realiza-
do alli el ideal democratico por el fuego de las pasiones. La
igualdad y la fraternidad han sido una verdad absoluta.
Alli solo la hermosura se ha impuesto y es el unico blason
ante el cual se han descubierto todos, republicanos y na-
cionalistas, ricos y pobres, buenos y malvados, como diria
el doctor Nunez...
En este dia la Bavaria repartio cerveza; la Compaiiia
Americana de Traccion y Expreso pan y ramos de flores; se38 oo Auperto ZALAMEA
mataron tres novillos y se repartio la carne al pueblo...
Seguin se nos informa —concluye la nota de “La Cronica”—
las fiestas han sido prorrogadas hasta el lo.” Una noticia
posterior, publicada el 28 de julio, senala que “con motivo
de las fiestas en Las Cruces, multitud de sirvientas alzaron
el vuelo de las casas, asi es que se ven por todas partes
mozos de cordel, trasteando petates...” Traslados que anun-
cian el inicio de la revolucion social que habra de desarro-
llarse durante todo el siglo que esta a las puertas.
La “cuesti6n italiana” -el caso Cerruti que produce la
presencia ante Cartagena de la escuadra italica decidida a
cobrar la deuda del antiguo aventurero piemontés— con-
mueve a la ciudad. “Abajo los macarroni”, “Mata un Italia-
no”, son los slogans que se convierten por muchos dias en
el grito y la pedrea de los agitadores que atacan las casas y
comercios de los Ranieri, Lombardi, Codazzi, Benincore y
Venturoli y las habitaciones de los sefores Marco Fidel
Suarez y Miguel Antonio Caro, aunque hay también quien
se preocupa por la suerte de Emile Zola y su “Yo Acuso”,
en defensa de Dreyfus.
La vida social de la ciudad bautizada generosamente
por el argentino Miguel Cané como “la Atenas Sudameri-
cana”, registra el domingo 21 de agosto el matrimonio del
sefior Felipe Lleras y la senorita Sofia Camargo. Los futu-
ros padres del futuro Presidente Alberto Lleras, son salu-
dados como jovenes de “antiguas y respetadas familias de
servidores publicos muy estimados en esta sociedad, que
hace votos por su dicha”.GAITAN, AUTOBIOGRAFIA DI
Circula también una curiosa invitacion social proce-
dente del primer magistrado de la Republica: “José Ma-
nuel Marroquin saluda atentamente al senor -
y lo invita a una reunion de amigos que se verificara en el
Palacio Presidencial hoy a las 7 p.m. y que tendra por obje-
to emplear 3 o 4 horas en no hablar de politica. Sept. 6
1898”. Y el informante de “La Cronica” agrega: “La mane-
ra afable como el Sr. Marroquin recibio a sus amigos y el
hecho mismo de fomentar esas reuniones en que se pres-
cinde no solo del criterio de circulo, sino aun del de parti-
do, muestra bien claramente la distinta nocion que él tiene
del puesto que ocupa, en comparacion con la de algunos
de sus antecesores de silla. El Sr. Marroquin no quiere de
seguro que se le considere lider de ningun partido, sino
Presidente de Colombia, al menos socialmente hablando...
y se esfuerza en borrar esas lineas de separacion que han
impuesto las malas pasiones, la barbarie y el odio...”
Pero la politica sigue desarrollandose de todas mane-
ras. Los liberales se preguntan si los conservadores, enso-
berbecidos con su poder, no olvidaran sus programas y sus
promesas y volveran a establecer el absolutismo. {No ten-
dremos a la larga un despotismo conservador clerical? “La
Cronica” del 27 de octubre del 98 confiesa que “a primera
vista no parecen completamente infundados tan sombrios
pronosticos. La larga noche de la Regeneracion ha vuelto
timido al pais y mas que timido lo ha vuelto pesimista,
receloso. El miedo de volver a perder la escasisima libertad
que hemos conquistado es superior al placer de disfrutar-
la. Por otra parte, los tradicionales odios de partido, el con-40 ALBERTO ZALAMEA
flicto de intereses entre dos grandes colectividades que as-
piran con grandes derechos a gobernar el pais, la falta de
educacion politica de las masas de uno y otro partido, todo
esto da apariencias de razon y de verdad a los funestos
augurios. Sin embargo una apreciacion mas amplia de las
corrientes de opinion que hoy privan, sin duda hace que
se tenga mas confianza en la bondad de los resultados ob-
tenidos por el esfuerzo de los republicanos contra el abso-
lutismo. Pueden muchos conservadores aspirar al predo-
minio exclusivo de su colectividad, pueden abrigar ideas
de exclusion y atin de persecucion contra los liberales; esos
muchos pueden ser las noventa centésimas partes de su
Partido.
“Pues bien: las circunstancias seran superiores a su
egoismo; Colombia no retrocedera un paso hacia los dias
oscuros de la Regeneraci6n. Sin saber como, sin quererlo,
las Administraciones pasadas han sido mis eficaces para
combatir las ideas que inspiraron a los constituyentes de
1886, y a los legisladores posteriores, que la mas brillante
propaganda de catedra, de tribuna o de prensa. En 13 aos
Colombia ha aprendido mucho; nunca como hoy fue mas.
verdadero aquello de que la escuela de la adversidad es la
mas profunda de todas, que el dolor es el supremo maes-
tro, “que el destino de la humanidad es progresar pade-
ciendo” como dijo Cantu.
“Las corrientes sociales son superiores a la voluntad
de este o de aquel individuo, llamese Presidente de una
Naci6n y Director de un Partido. ¢Quién nos hubiera di-
cho cuando 21 conservadores adoptaron un programa cer-‘AN, AUTOBIOGRAFIA DE UN PUEBLO 41
cano al liberal que habian de arrastrar a todo un partido en
esa corriente? ;Es de creerse que si la sola fuerza de una
idea ha hecho tal camino cuando no contaba con opinion,
haya de detenerse o de retroceder cuando ya la sustenta
una inmensa masa? ;Es presumible que un pais que cerr6
el paso a la reeleccion de un gobernante que contaba con
ejército y billetes a discrecion, vuelva mansamente a do-
blegarse ante un yugo ominoso, y desprestigiado por la
derrota que padecio una vez? Cuando, aprovechando el
cansancio producido por las epopeyas de la Revolucion y
del Imperio, volvieron los Borbones a Francia impuestos
por las bayonetas extranjeras, quisieron ciegos y obceca-
dos, borrar la historia y regresar al antiguo régimen. Vana
ilusion, el pueblo, el alma nacional, se habia transforma-
do... y los Borbones cayeron...”.
Temas como este eran desarrollados en las tertulias y
salones, en escuelas y periédicos. Y muchas veces los mas
entusiastas eran mujeres... Entre otras, escritoras y maes-
tras como dona Soledad Acosta de Samper, dofia Manuela
Ayala de Gaitan y dona Maria Gooding de Rojas.
Para ellas, por ejemplo, la causa, la libertad o la conde-
na de Dreyfus y Zola es un problema personal. En los salo-
nes bogotanos se sigue el proceso del siglo con apasionado
interés. Casi el mismo que se otorga a las plagas y epide-
mias que aquejan a la ciudadania y, contra las cuales ya
solo valen las solemnes rogativas que en la Iglesia de Santa
Barbara conmueven a una sociedad cada vez mas afligida
por las pésimas condiciones de higiene y salud a que la
condenare servicio de agua impotable y la suspension del42 Auperto ZALAMEA
aseo publico motivada por el déficit fiscal. Lo que sin em-
bargo no inhibe a los “aristocratas” capitalinos en sus fre-
cuentes banquetes, donde lo usual son los encurtidos, los
champifiones, las puntas de esparragos, los huesillos de
sardinas, los petit pois, los pimientos dulces y las trufas
que importa el almacén de Agustin Nieto. Pecados de gula
y goloseria que el Padre Almanza, Capellan de San Diego,
absuelve en la misa que para evocar la fiesta de San Fran-
cisco de Asis celebra el sabado lo. de octubre. La reapertu-
ra de los parques hasta las nueve de la noche y la reanuda-
cion de las retretas de la banda municipal, son buena noti-
cia y comentario positivo de los circulos sociales.
En la ultima semana de octubre se produce un
inglorioso regreso del Presidente titular. El doctor Sancle-
mente es recibido con el mayor escepticismo. La infaltable
“Cronica” le advierte: “La sola perspectiva de que queda-
ran las cosas como estan es pavorosa. El doctor Sancle-
mente debe considerar que toda una vida de virtud se ma-
logra por una falta, por una debilidad, por una omision. Su
responsabilidad es tremenda”. Como también la del sefior
Parra, jefe wnico del liberalismo desde el aio pasado. La
coyuntura conduce en forma natural a que se hable de una
vasta conspiracion. Verdadero o simple sueno de policias
investigadores, el anunciado levantamiento seria un absur-
do. La inferioridad politica en que se ha colocado al libera-
lismo bastaria para justificar el complot, pero “una cosa es
la razon y otra la oportunidad y los medios” —comenta “La
Cronica”. “Hoy por hoy una guerra liberal no podria apro-
vechar sino a quienes desprestigiados por sus faltas que laPUEBLO 43
paz ha venido a exhibir, temen que con la continuacién de
esa paz se pongan mas de relieve su desprestigio y el casti-
go pueda alcanzar a la enormidad de sus pecados... Por
eso no creemos que el recurso de la guerra sea otra cosa
que un desacreditado recurso politico. No; por mas moti-
vo que haya de guerra, el Partido no ird a ella. Por mas que
el partido vencedor lo provoque manteniéndolo en infe-
rioridad politica, el liberalismo no servird de este modo los
intereses de sus enemigos...”.
Pues si les sirvio; como de costumbre todos fueron a la
guerra. Una guerra larga, de mil dias. A pocas cuadras de la
casa modesta de los Gaitan se habia alzado la ominosa fa-
brica del Panéptico, donde desde un solo ojo de guardian
torturador se podia vigilar a todos los presos politicos ne-
cesarios. En alguno cualquiera de los millones de momen-
tos que marcaron la mayor época de terror de nuestra his-
toria, se contabilizaron en sus 204 celdas 5.195 detenidos.
Desde Enrique Olaya Herrera, futuro presidente de la Re-
publica, hasta muchos de los generales de los ejércitos li-
berales, todos sufrieron en carne propia la anunciada cau-
tividad de Sion para todos los inocentes del mundo.CAPITULO V
Los afios del terror — Cuando abundan los generales —
Una derrota del gobierno — El cadalso en Bogota —
Infamias del Pandptico — El “Destino Manifiesto” —
Uribe, Herrera y Vargas Vila unidos en el apoyo a Reyes.
E n 1899 al declararse la guerra, el Ejército Permanen-
te del gobierno tenia 8 mil combatientes agrupados
en seis divisiones; una Comandancia independiente; y un
batallon suelto que dependia del Cuartel General. En reali-
dad “todo lo dirigia, mandaba y administraba el Ministerio
de la Guerra con el criterio o capricho absolutamente poli-
tico”. Las instrucciones, el manejo de la artillerfa y las tac-
ticas obedectan a los criterios de los oficiales de una Mi-
sion Militar del Ejército de Francia. Las divisiones se en-
contraban en Bogota, Popayan, Barranquilla, Bucaraman-
ga, Ibagué y Boyaca; y la Comandancia Militar tenia por
sede a la ciudad de Panama. Los Generales eran 30: 1 Ge-
neral en Jefe, | Jefe de Estado Mayor General, 1 Inspector
General, 27 Generales en los Comandos de Divisiones, 90
oficiales Superiores, 506 oficiales de Capitan a Subtenientes,
114 empleados civiles, 100 musicos y 8.000 individuos de
tropa...46 ____Auserro Zauamea
Los efectivos de la Revolucion eran aproximadamente
5 mil “mal armados y peor municionados”: 3.600 a las or-
denes del General Benjamin Herrera; 600 a las ordenes del
General Uribe Uribe; y 800 a las ordenes del General Justo
L. Duran.
“El 15 de diciembre de 1899 -lo cuenta José Maria
Vezga y Avila en “La guerra de tres anos”— habia llovido la
mayor parte de la noche y el General Herrera iba a la cabe-
za de su ejército, casi confundido con los de la descubier-
ta; le acompafiaba el jefe de la Division de vanguardia,
General Benito Hernandez, y la mayor parte de sus ayu-
dantes. Iba tranquilo, jovial, con una como alegria infantil,
que se revelaba en la placidez de su semblante, en la risa
franca y casi bulliciosa con que sazonaba la reposada con-
versacion con que parecia que tratara de hacer huir el sue-
no de los parpados cargados de sus compafieros. “Hoy es
un gran dia”, dijo de pronto, dirigiéndose al General Her-
nandez: “el supremo esfuerzo esta hecho: o hallamos el
paso franco para Soto, donde nuestra presencia alzara la
abatida moral de aquellos pueblos aterrados atin con el
desastre de Bucaramanga, y luego nos unimos con Vargas
Santos; o al tocar el camino real de Cucuta, el enemigo nos
sale al encuentro, y un combate, en que lucharemos hasta
la desesperacion, nos dara el triunfo”.
“Fueron palabras proféticas. Era la clarividencia del
genio lo que se traducia en aquellas palabras. Pocos mo-
mentos después las repetidas descargas cerradas con que
el enemigo recibia, atrincherado en La Papita, a nuestra
descubierta, anunciaban claramente que la segunda parteGAITAN, AUTOBIOGRAFIA DE UN PUEBLO at
del dilema del jefe se cumplia. El duelo a muerte comenza-
ba con la tétrica solemnidad que daban al escenario las
cimas abruptas, los espesos bosques, las extensas prade-
ras, el tronar del crecido Peralonso que se escuchaba a poca
distancia
“Fue el General Herrera el factor principal de aquel
triunfo extraordinario, y el verdadero organizador de la
victoria, como que mando en jefe la batalla.
“El paso del puente atin en las pacificas condiciones
en que se efectuo, sera siempre honroso para el General
Uribe y los que lo acompanaron; pero nada podra anadirle
la leyenda ridicula que invento la pasion interesada. La rec-
tificacion se impone, como que seguin la grafica expresion
de un pensador contemporaneo, “el error no tiene mas que
un tiempo y la verdad tiene siglos”.
“El 16 de diciembre de 1899 fue dia de plenilunio, y
un eclipse total de luna, visible entre nosotros, vino a dar
cierto sello de sublime majestad a aquel triunfo, base de
otros nuevos que haran imperecedera la memoria de aquel
dia de gloria”.
La derrota gubernamental en Peralonso paso a ser uno
de los mitos liberales. El panico se apoderé del Ejército
regular. Especialmente cuando se supo que, desde Vene-
zuela, llegaban nuevas armas para los rebeldes. Lo confir-
ma el Presidente de la Republica cuando desde Anapoima
le avisa al ministro de Guerra que ha pasado por Maracai-
bo “un armamento para los revolucionarios de Santander,
segun lo informado por nuestro Consul en aquel territorio48 Auperro ZALAMEA
a nuestro Ministro en Caracas”. El Presidente Sanclemente
ordena comunicar “tan grave noticia al Gobernador de
aquel Departamento y a los Jefes de las fuerzas que obran
en él, para que hagan cuanto esté en sus facultades a fin de
impedir el desembarco en el territorio nuestro de tal arma-
mento, para hacerse a él y evitar que llegue a manos de
nuestros adversarios”.
La guerra habia comenzado el 18 de octubre de 1899 y
se declaré oficialmente terminada por el Decreto numero
638 del primero de junio de 1903. Tres afios de angustias y
tristezas, de tragedia y pavor, durante los cuales solo rigie-
ron la ley del mas fuerte y el codigo penal militar, como lo
muestra el espectaculo montado por el Jefe Civil y Militar
de la Provincia de Bogota, Benjamin Uribe, el 27 de enero
de 1902, fecha en la cual se ejecut6 la pena capital impues-
ta a Régulo Ramirez por el delito de traicion. El acto tuvo
lugar de la manera siguiente: -El cadalso fue colocado al
pie del muro occidental del edificio en la parte exterior de
él. La plazuela que da al frente se hallaba rodeada por bata-
lones del ejército y de la policia nacional. A las nueve y
quince minutos de la mafiana fue conducido el reo al ca-
dalso, acompaniado del senior capellan del panoptico, doc-
tor Carlos Cortés Lee, y del reverendo padre jesuita Jorge
Iniguez. Cinco minutos después fue dado el pregon que
ordena el articulo 51 del Codigo Penal, asi: -Réegulo Rami-
rez, natural de Venezuela, vecino de Bogota y reo del delito
de traicién, ha sido condenado a la pena de muerte que va
a ejecutarse. Si alguno levantare la voz, pidiendo gracia, 0
de cualquiera otra manera ilegal tratare de impedirlo, seraGAITAN, AUTOBIOGRAIA DE UN PUEBLO 49
castigado con arreglo a las leyes. Un minuto después, o sea
a las nueve y veintitin minutos de la manana, la escolta
correspondiente hizo la primera descarga al reo, y sucesi-
vamente tres mas, quedando ejecutada la pena de muerte
que le habia sido impuesta. De acuerdo con el articulo 52
del Cédigo Penal se dispuso que el cadaver del reo queda-
ra expuesto, durante dos horas, en el cadalso. Asistieron al
acto el sehor Comandante Militar de la Plaza, General
Maximiliano Gutiérrez Rubio, y el General de Dia, Coro-
nel Agustin Beltran. La sentencia fue ejecutada por una
escolta de ocho hombres del Batallon Cazadores de van-
guardia del ejército de la Republica, mandada por el Ayu-
dante Mayor de dicho Batallon, Capitan Pedro A. Mejia.
Para constancia de lo ocurrido se extiende y firma la dili-
gencia. -Benjamin Uribe, -E] Secretario, —Luis Felipe Res-
trepo.”
La historia del Panoptico es, en microcosmo, la histo-
ria del pais, de sus luchas, de sus escandalos, de sus men-
tiras, de sus tergiversaciones y sus crimenes. Durante la
guerra de los mil dias, “el espionaje, la delacion, el chanta-
je y la calumnia —segun lo relata uno de sus jovenes prota-
gonistas, José Manuel Pérez Sarmiento— batieron todos los
récords, Ilegaron a extremos que nadie puede figurarse bien;
se emplearon entonces procedimientos ilegales, muchos
de ellos copia servil de los acostumbrados por las dictadu-
ras de Rosas, en la Argentina, de Cipriano Castro y de Juan.
Vicente Gomez, en Venezuela.
Hay una anécdota que dice de manera grafica lo que
en ese régimen sucedia. Se encontraron una tarde, al co-50 ALBERTO ZALAMEA
menzar la guerra, frente a la iglesia de Santo Domingo,
donde tenia su almacén, don Vespasiano Jaramillo y don
Evaristo Escovar, los dos probados, leales y viejos servido-
tes del liberalismo, y antes de comunicarse las noticias que
circulaban sobre triunfos o reveses de la revolucion, le dijo
el primero al segundo: —Mire Evaristo: hoy todos son poli-
cfas secretos, infectos y asquerosos polizontes mal Ilama-
dos de seguridad: amigos, empleados, sirvientes, la novia,
el vigilante de la esquina, los basureros, el que trae las car-
tas, la lechera, el carbonero. Las delaciones se cotizan a
precios muy altos. El chantaje es una industria floreciente.
Existen fondos secretos en el ministerio de la guerra para
pagar todas estas infamias. Quien nada sabe, para medrar
inventa, calumnia, y eso le produce dinero contante y so-
nante. Es un negocio de pingues y faciles beneficios. Uno
de los dos, 0 ti 0 yo, tiene necesariamente que ser polizon-
te del Fernandez. ;Tu 0 yo? ;Cual, cual de los dos?...”
Los vejamenes y las torturas que —por ordenes del mi-
nistro Fernandez se infligieron a aquellos millares de pre-
sos no tienen cuento ni perdon posibles. No hubo entonces
ningun derecho humano, que no fuese exasperadamente vio-
lado. El Panoptico —como los campos de la Casa Arana en el
Putumayo y en el Caqueta- reprodujo alguno de los mas
terribles crimenes con que la humanidad se complace cada
siglo en quebrantar sus propias conquistas espirituales.
Una caricatura podia costar meses de prision. Los
aguantaron los directores del semanario “El Mosquetero”
Antonio Quijano Torres y Alfredo A. Borda, acusados por
el ministro de Guerra, quien los hizo sacar por la fuerza deGAITAN, AUTOBIOGRAFIA DE UN PUEBLO 51
sus casas, atados con cuerdas y conducidos al cuartel del
Batallon 30. de Infanteria, donde durante varios meses se
les obligo a asumir los oficios mas bajos. ;O tempora o
mores!
El terror, la mas larga, intensa y tremenda de nuestras
guerras civiles, encontr6 también su fin. Los jefes liberales
de entonces, conscientes de la necesidad de mantener la
patria por encima de los partidos, resuelven firmar los tra-
tados del Wisconsin, de Chinacota y de Nerlandia, con los
cuales se clausura la contienda “en que los liberales lucha-
ron més que contra un enemigo poderoso y fuerte contra
el Destino inexorable”, segun las palabras de Pérez Sar-
miento.
El Destino Manifiesto de siempre aqui se Ilama Esta-
dos Unidos. A pesar de sus triunfos militares los generales
Benjamin Herrera, Uribe Uribe, Lucas Caballero, se ven
obligados a firmar, tan evidente es el peligro de la inter-
vencion extranjera.
Apenas dos aios después, con el general Reyes en el
poder, Uribe Uribe acepta integrarse a un gobierno por
encima de los partidos. Y otro tanto hacen los demas jefes
liberales. “El Nuevo Tiempo” dice el 26 de septiembre de
1905: —Por fortuna una era de sosiego, un paréntesis de
tranquilidad, una tregua amistosa, un pacto de alianza, se
inicia entre nosotros. Dijérase que en el alma de los colom-
bianos se han grabado con rasgos imborrables aquellas
hermosas palabras de Giovanni Pascoli: “Paz hermanos,
paz sobre la tierra”. En efecto, se verifica una aproxima-
cion salvadora, que parece leal y duradera, hasta en puntos52 ALBERTO ZALAMEA
esenciales de doctrina. No dudamos de que merced al sis-
tema de atraccion puesto en practica con laudable celo por
el senor general Rafael Reyes, acabaremos por ver alrede-
dor de este digno magistrado, unidos y compactos, identi-
ficados con nosotros bajo el ala protectora de la Constitu-
cion de 1886, a los mismos que ayer quisieron romperla
con la punta de sus sables. Todo nos hace esperar que lo
que predecimos no habra de convertirse en miraje ilusorio
o una vaga quimera. El general Uribe Uribe, nuestro pleni-
potenciario en el Brasil, trabaja con su actividad ingénita,
no en nombre de una agrupacion politica determinada, sino
en pro de la Patria. El general Benjamin Herrera ha ido a
prestar sus servicios con noble desinterés a la frontera de
Venezuela... Vargas Vila el humano, al aceptar el Consula-
do de Maracaibo, hizo patridticas manifestaciones que le
honran. Se nos antoja que en idéntica disposicion de ani-
mo se hallan los sefiores Lucas Caballero, José Maria Qui-
jano Wallis, Carlos Arturo Torres y Diego Mendoza Pérez,
este ultimo ministro de Colombia en los Estados Unidos.
Finalmente, el doctor Inocencio Cucalon, en una serie de
brillantes articulos que con gusto hemos publicado en “El
Nuevo Tiempo”, rectifica con valor y franqueza muchas de
sus antiguas opiniones. Queda, sin embargo, un inconfor-
me Vargas Vila, “el divino”, el panfletario irreductible que
dispara desde la cima de su vanidad enfermiza y risible las
flechas de su aljaba contra el actual jefe del gobierno y los
personajes mas notables del Partido Liberal”