Prólogo al sueño y al
Todo
tratado de los mundos
Porque creo en la fuerza
liberadora del mito
Al Niño Astro
A continuación algunos
recortes de re-vista:
Cuando el niño era niño
no sabia que era niño
todo le parecía animado
y todas las almas eran un todo
Peter Handke, Song of
childhood
Cantad y danzad juntos y
regocijaos,
Pero que cada cual esté a veces
solo,
Así como las cuerdas del laúd
están solas,
Aunque vibren con la misma
música.
Khalil Gibrán, Juntos
¿Quién, si yo gritara, me
escucharía entre el coro de los
ángeles? y suponiendo que uno
de ellos
me llevara de repente hacia su
corazón, me fundiría con su
poderoso existir. Pues lo bello no
es sino
el comienzo de lo terrible, de lo
que todavía soportamos, y si
tanto lo admiramos es porque su
serenidad
desdeña destrozarnos.
ángel es terrible.
Rainer Maria Rilke, Elegías de
Duino
Sólo con el corazón se puede
ver bien; lo esencial es
invisible para los ojos
Antoine de Saint- Exúpery, El
principito
A continuación, con la
formalidad debida (mínima) y
con entrada de trompetas
(tuturrututú), la respetable
señora doña Ponencia:
…………doble por la línea
punteada para
continuar……………………………
……….
Del sueño
El sueño es el nervio frágil que
une a la tierra con el cielo. Es el
lugar en donde habitan
imágenes: árboles que esculpen
su torso contra el fuego; manos
que fabrican cometas con
colores; ahí es donde revivimos
el misterio y nos bañamos como
en un río de agua sacra. En el
sueño enfrentamos nuestro
rostro: es la unión del horizonte
de tierra del hombre y su pared
de cielos; es posible modelarnos
en el sueño como en la vigilia. Es
como el pedazo de luna del
poeta: es bueno como hipnótico
y sedante, un poco de gotas de
sueño en los ojos en los ojos de
los ancianos ayuda a bien morar;
alivia también a los que se han
intoxicado de filosofía. Viviendo,
podemos elegir: contemplando
soñar despiertos. Sentir el
asombro del niño que dialoga en
la época del aire Escuchar sus
ríos de sangre. Revivir el
contacto con las manos de
mamá; el primer beso; la
primera caída. Porque
aprendimos que podríamos ver
hacia el lodo, habitarlo. Porque
aprendimos que podríamos ver,
altos, hacia las estrellas.
De la creación (o de la
necesidad del arte).
No necesitamos más arte; el
mundo es arte. Nuestra posición:
artífices. El mundo surge ante
nosotros como algo fragmentado
que sólo se completa con nuestra
participación. Estamos en la
posición de creadores: poetas,
músicos, mimos, pintores,
escultores, arquitectos. ¿No es el
sueño de Rilke el terrible ángel?
¿No es ese mismo ángel el que
despertamos cuando leemos la
voz viva del poeta?1
De los tipos de
contemplación.
Estipulo dos tipos de
contemplación: la contemplación
estética y la contemplación real.
La contemplación estética es la
contemplación artística, artificial.
Contemplamos artísticamente
cuando vemos un cuadro, leemos
un poema, escuchamos una obra
musical: cuando estamos frente
al fenómeno artificial. La
contemplación real, creadora,
surge cuando salimos al mundo y
entonces vemos, escuchamos,
vivimos2.
Sobre nuestra posición en el
mundo.
Hasta ahora he usado de modo
predominante "contemplación".
Refiero principalmente dos
posturas de la contemplación
creadora: la contemplación
pasiva y activa. En la primera
funcionamos como sujetos
epistémicos3 que miran el
mundo con los ojos abiertos; en
la segunda somos quienes ríen,
quienes abrazan, quienes gozan
de la quietud o la locura del
mundo.
Diferenciación de la
experiencia de las
contemplaciones.
Cuando contemplamos
experimentamos.4 Esto es
atribuíble a ambos tipos de
contemplación. Su diferencia
descansa en la posición de
artífice5 y observador.
Virtualmente, tenemos la
posibilidad de nuestra
vinculación a uno u otro lugar;
pero en tanto evitamos nuestra
participación intencional somos
partícipes de la contemplación
real pasiva.
Primer problema.
Sospecho un primer problema en
relación con la contemplación
real: es inevitable nuestra
participación en un suceso. De
una u otra forma modificamos.
Somos en cualquier caso artífices
y observadores.6
De la neutralidad
contemplativa.
(Y un poco de ludismo)
Pienso posible el ser neutro en la
contemplación real: siendo los
aspectos descritos con dedo
rápido (pasivo, activo)
constituyentes suyos, estos
configuran la contemplación de
manera que al participar de la
actividad se participa de la
pasividad. Diremos que a una
sigue otra; que la dualidad
resultante de este estudio rinde
frutos meramente teóricos. Este
aspecto surge del problema que
hemos delineado anteriormente.
El carácter mínimo de la creación
surge de que ella misma es
acción. Así, siendo artífices
necesariamente observamos.
Esto resulta claro si olfateamos
lo anterior con una óptica de
sentidos (aquí la clave). Esta
óptica de sentidos necesita así
mismo ser tocada, lamida,
degustada, escuchada. Esto no
es sencillo dado el grado de
alejamiento de esta parte del
ensayo (los párrafos anteriores
que vienen a intentar
encuadrarse muy ad hoc sin una
explicación anterior y agrégale a
esto que lo que sigue atenta
contra la moral de algunos
lingüistas). Lo anterior, ezpero
rezulte klaro, al desir que tiene
que ex-perimentarse7. Sin
enbargo, creo combeniente
ceñalar que dado el cresiente
divertimento del que escribe este
pequeño texto, es menester,
como disen algunos de mis
conpañeros, verle los tres pies al
gato. (¿Cómo, cuál gato, pero de
qué hablas, de dónde sale esto?,
¿se sigue de las premisas?) Un
pequeño dios que se rebela (aquí
ya con los lingüistas otra vez, y
con corbata de abecedario de la
rae) y atenta contra las líneas del
sentido; una semántica
quebrándose. Léase: ludismo.
Léase: gratuidad. Léase (fueron
cinco líneas, ya, ya): ¡aquí
impera el ezpurio! (y que no se
sientan ofendidos nuestros
políticos de ramas). Decíamos
entonces algo de la óptica de
sentidos, decíamos que su
carácter mínimo es la acción, sí,
sí, me adelanto, acción es un
genérico peligroso, más en estos
tiempos en que fieras
pragmatistas nos arrastran a sus
selvas.
Del carácter de la creación
(Muerte del ludismo)
El material de la creación radica
en el momento estético, poético
(piano, piano, que ya lo explico).
Las líneas anteriores, el
marcatextos de horrores
ortográficos con que quise
resaltarlo, lograría su cometido si
te produjo un estado distinto del
que tenías al empezar la lectura,
a esto le llamo hecho estético.
Habíamos hablado de
contemplación. La contemplación
artificial (la producida por ciertas
obras de arte, sí, aquí se
empieza a revelar la maña de
este pintor de cuasi filosofemas)
tiene sus frutos: estos son
objetos artísticos. De aquí, de su
ser en tanto objeto, ídolo
conceptual al que adora la razón,
que halla elegido, para la
contemplación real, un carácter
de racionalidad más amplio. Es
decir, para la primera
contemplación, es requisito
cierta competencia artística (creo
que esto es muy discutible). Así
me lo deja ver el acabado de los
productos (objetos) artísticos.
Aquí escribiría el ejemplo de
universidades, de escritores de
recetas de cocina, de comics, de
filosofía, de literatura que aún
producen como si quisieran ser el
nuevo iron chef, crearan la nueva
Marvel, dieran respuesta a la
"pregunta fundamental del ser" o
ganaran el nobel,
respectivamente. (¿ahora ves por
qué el subrayado horrográfico
ante el que los distinguidos
señores de corbata de la rae
"taparíanse los ojos, a más de no
saber del vano mundo" ha
precedido a este párrafo?).
(Respuesta en la última página).
Para dar por finalizado este
análisis lúdico, señalamos que
acaso el histrión que está al
fondo del telón de la primera es
la seriedad; en el sepulcro
(imagen para respetar a nuestra
querida señora seriedad, amén
de su séquito de señores con
corbata) en donde yace la
segunda, el corazón es el
divertimento.8 Histrión y corazón
serían entonces motores de
contemplación.
PAUSA
SIGA
Del momento estético
El momento estético (poético) se
da en el estadio del encuentro,
del contacto de los seres
animados con el mundo. Así, de
la situación presente,
instantáneamente, abordamos la
estación del sentimiento;
instalados una vez en la
sensibilidad llega el momento de
la transportación: de repente no
hay fisura; en ese momento
reconozco mi cuerpo, mi
pensamiento, mi emoción, en su
fluir en calma; asumo mi
naturalidad y es como si de un
golpe, ¡clap!; ya se está. Es
decir, el pensamiento armoniza
con el sentimiento; hay la
fractura del cuerpo que se orada
en su paseo por el mundo.
Reconozco y acepto. Así,
momentos estéticos son
momentos de acción; de
reacción.9 La reacción nos arroja
un segundo lazo distintivo entre
la creación artística y la
contemplación creadora. La
acción nos arrojaría al asceta; es
decir, podemos prescindir (de
cierta manera, la afirmación de
la soledad no es tajante) de la
realidad para crear; inventamos
mundos. La segunda es algo así
como nadar en el mundo,
descubrir un gigante entre las
hojas, ver lo que no habíamos
visto, pero que ahí estaba. Así, la
segunda siempre (?) es un
vínculo con la realidad.10 De
aquí nuestra condición de
artistas; de aquí es el contemplar
abierto. Los poros de la piel
olfateando; el pecho es un collar
de aves; entonces de los labios
es que emana la palabra
sagrada; momentos creadores.
Del silencio es que emana la
suma de sonidos de la cascada,
de la hierba que se dobla al
contacto con el aire. Podría
escuchar en ese momento si
quiera, la respiración de este
planeta, de este animal inmenso.
Sentimos al universo
conspirando; sentimos nuestro
propio conspirar.11
De la fugacidad del momento
estético
El momento estético guarda una
condición de ensueño: tan pronto
como viene se va. Y la fugacidad
del momento radica en su propia
naturaleza. Si del momento
estético lleváramos nuestra vida
a la presencia, quizás sería como
el niño que escuchando la
Odisea, dejó de parpadear.
Podría traducir, interpretar la
metáfora en diversas voces (que
el niño era el libro, con Borges;
que enfermó al contacto de algo
que semejaba un libro y que en
realidad era un perfecto
hervidero de bacterias, con el
doctor House; que en en ese
momento, el niño había muerto,
redimido, con Jodorowsky; o de
plano a la Mr. Bean: se quedó
dormido). Me interesa aquí la voz
de la óptica: el niño detiene
aparentemente su naturalidad,
es decir, su movimiento. El niño
es como la luz que viaja a través
de las galaxias y a la vista se
presenta como estrella. En ese
momento el niño es un cuerpo
luminoso. En ese momento se
escucha la sangre que se agolpa
contra las paredes de la piel; el
corazón temblando al sonido de
un tambor. Porque el cuerpo
luminoso se asemeja a la piel del
tambor: cuando se acerca al
fuego el golpe es el de la voz
clara y cristalina; el cuerpo
luminoso es entonces el cuerpo
del momento estético: en la
luminosidad es que no nos
extraviamos; es que sabemos
que somos uno con el universo.
Nota: El prólogo, a riesgo del
rotundo fallo, del toallaso
húmedo que me darías, ser vivo,
esta dividido en dos partes y un
puente. El puente es la parte que
transmite, mientras la primera
pretende ser comunicativa y la
última nuevamente transmitiva.
Así, ya nos llegó el toallaso (que
todavía no ha dado en el blanco,
aún no termina de cuajar)
mientras arreglamos esto. La
comunicación que pretende
transmitir tomó el control (y otra
pista esta parte dual). ¿Borrarlo?
No, mostrar, por traer
nuevamente al gato, los pelos en
la mano (o la burra, por decirlo
con el querido maestro de ética).
El toallaso queda darlo a
ustedes. Aquí intenté mojar la
toalla.
Diego, Xalapa, Septiembre del
2009
1Quizá lo vemos, contemplamos,
interpretamos de otra manera;
pero creo que es
fundamentalmente el mismo.
2Defenderé la tesis vivencial en
un apartado posterior.
3Esto es, que tienen la
particularidad de agente
cognoscente y experimentan al
objeto cuya peculiaridad, es así
mismo, ser conocido. Considero
que el creador tiene al menos un
mínimo de racionalidad a
diferencia del artista, en el que
considero una racionalidad más
compleja.
4Diré que toda contemplación es
experimentación (no toda
experimentación es
contemplación) y que toda
experimentación considera una
experiencia.
5Creador
6Me es difícil separar esto en
distintos problemas para su
mejor estudio: quizás el no ser
visto, tocado, olido
(directamente, pues no es
deleznable el que nuestro olor se
mezcle con los otros olores del
ambiente) son inicios de
oscuridad. Y si estamos en la
oscuridad siendo oscuros,
partícipes de la sombra, el que
está al sol difícilmente podrá
vernos: debe haber por lo menos
el mínimo intervalo temporal que
nos separa del conocimiento de
algo; así mismo que separa a los
otros de nosotros. Luz y sombra.
7Salir hacia la vida.
8La distinción, efectuada de esta
manera, era requerida por el
análisis lúdico. El divertimento de producción, bajo cierto diseño
sería así el marcador teórico que que está construido conforme a
permite dividir en dos cintas de cierta ideología...); pero esta
colores para un estudio más relación no se toma en cuenta ya
"efectivo". De aquí que en la que el histrión (su motor) es el
acción, en el momento en donde egoísmo.*
a la semilla sigue el girasol, en *Es posible que este egoísmo se
donde al saludo sigue un abrazo vincule a otros egoísmos (por
generador de mundos, es ejemplo, que me encarguen una
deleznable si la creación se da a canción que calme ciertos
través de la seriedad o del ánimos, que le sirve a una
divertimento. Dada la plástica campaña política, que gusta a
que intenta buscar el ensayo muchas personas). Es discutible
consideré pertinente señalar lo también creo, qué de cierto es
anterior, ya que al pintar que la contemplación creadora
participo de la corbata y del nos vincula siempre a un otro
sepulcro (que es un que se torna en un "nosotros".
caleidoscopio, (Ya me puse multicultural...)
"metafóricamente" escribiendo).
11Momento en el que comulgo
9Se puede reconocer el con la sombra o con la luz que
momento estético ya que surge me rodea, veo mi sombra y mi
un estado distinto del cual me luz; y no hay fractura; tan sólo el
encontraba; es un contacto con impulso vital de este momento.
la magia. Estados: el cómo me
encuentro ante distintas
situaciones; dormir, caminar
hacia atrás, saludar con la mano
izquierda, usar ropa de manera
"inadecuada".
10Realidad, en su sentido
etimológico, "lo que me rodea
incluyéndome". La diferencia
estaría en que la segunda estoy
conciente (aunque no contemplo
para estar conciente); el estar
presente, la conciencia, implica
sensación (y otros móviles que
aquí no se analizan) de realidad;
se crea en el mundo que nos
rodea directamente. En la
primera necesito de cosas que
pueden relacionarme con el
mundo (por ejemplo, el lápiz que
utiliza un dibujante implica a
otros ya que pasó por un proceso