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Algunas Consideraciones acerca de la Industria de los Hidrocarburos en

Venezuela 1976-2002

Gilberto Morillo

Al retornar la democracia a Venezuela en 1958 se fue haciendo evidente que no se


otorgarían mas concesiones a empresas extranjeras para la extracción de hidrocarburos
del subsuelo venezolano. Las concesionarias existentes continuaron con sus operaciones
aunque los nacionalismos que estaban impulsando la desconolización de los países
asiáticos y africanos también apuntaban a la estatización de las operaciones petroleras.
Un primer paso hacia la estatización de las operaciones llegó con la creación del la CVP
en 1960.

El consumo mundial de petróleo fue aumentando en medio de una reconstrucción de


Europa y del comienzo de la industrialización de los países en desarrollo. En Venezuela
la producción de petróleo aumentó consistentemente desde 2,85 millones de barriles
(MMbpd) en 1960 a 3,71 MMbpd en 1970.

En 1971 se promulga la ley de reversión petrolera que prevé que los activos de las
concesionarias pasaran al estado en 1983 sin compensación alguna y también se exige a
las concesionarias que mantengan la producción en los mismos niveles. Sin embargo las
concesionarias no podían seguir con niveles de inversión elevados cuando el retorno de
esas inversiones seria limitado a un máximo de 10 años. Para 1975 la producción de
petróleo se sitúa en 2,35 MMbpd. En este contexto se produce la estatización de la
industria petrolera, efectiva el 1ero. de enero de 1976.

Las empresas concesionarias se engloban en 13 empresas nacionalizadas y se incluye la


CVP bajo un holding de tipo empresarial denominado Petróleos de Venezuela, PDVSA.
Aunque hubo una transición bastante tranquila y se establecieron contratos de servicios
y comercialización con las antiguas concesionarias, la falta de inversión produce una
caída sostenida de la producción hasta 1987 cuando ésta llega a 1,65 MMbpd. Todo esto
dentro de un contexto de disminución de la demanda mundial por efectos de la decesión
en el mundo desarrollado: 65 MMbpd en 1979 y 55MMbpd en 1985.

La gerencia de PDVSA plantea al accionista que se deben hacer más inversiones en el


sector de los hidrocarburos para que éste continúe siendo relevante en la economía
nacional y pueda seguir aportando a las finanzas públicas en niveles crecientes acordes
con las mayores necesidades de una población en aumento. De otra forma la declinación
de la producción y la obsolescencia de los equipos haría a la empresa eventualmente
inviable.

Un equipo entonces liderado por miembros de la Coordinación de Planificación (L.


Giusti & R. Pantin) diseñó un plan de expansión en diversas áreas que incluían
exploración, producción, refinación, petroquímica, carbón, flota naviera y negocios
internacionales.
La administración gubernamental se mostró abierta al reforzamiento de PDVSA pero se
hizo notar que un esfuerzo de tales dimensiones disminuiría los aportes que la empresa
hacia al fisco en el corto plazo ya que los recursos se dirigirían a la inversión y el pago
del impuesto sobre la renta se reduciría.

Una de las soluciones al aspecto financiero lo representaba el acudir al financiamiento


para obtener fondos para el plan y comenzar a enviar dividendos al fisco para
compensar la baja en el ISLR. Una de las ventajas que tenía PDVSA sobre otros entes
públicos es que podía contratar financiamientos sin requerir autorización del Ejecutivo o
el Legislativo. La empresa estaba exceptuada en lo referente a la centralización de los
endeudamientos en el Ministerio de Hacienda como lo estipulaba la Ley Orgánica de
Crédito Público.

El primer ejercicio financiero se realizó en 1989 en ocasión de la adquisición de las


facilidades de almacenamiento que Chevron poseía en las Bahamas. Posteriormente se
decidió dar apoyo a Pequiven para financiar la adquisición de bienes y servicios de las
plantas a ser construidas en el Complejo de El Tablazo. En esa ocasión el
financiamiento fueron provistos por un banco estatal alemán.

En paralelo la estructura organizativa de la empresa se fue optimización y se fueron


fusionando las filiales hasta llegar a tres: Corporven, Maraven y Lagoven.

El plan de inversiones se llevó a cabo y se pueden mencionar los siguientes avances:


adquisición de varias buques para el transporte de crudo y productos en Japón con
financiamiento de bancos de ese país; adecuación de varias plantas de la refinería de
Cardón; arrendamiento de taladros con financiamiento del banco de exportaciones de
EEUU, construcción de varias plantas en El Tablazo, expansión de la capacidad de
producción de Carbones del Guasare, adecuación de la refinería de Puerto La Cruz con
financiamiento del MITI de Japón, adquisición de capacidad de almacenamiento en
Bonaire y otras inversiones. Estas inversiones permitieron modificar los rendimientos
de las refinerías en forma dramática ya que en 1976 se producía un 35 % de gasolinas y
destilados en las refinerías y para 2001 el porcentaje se había duplicado a 70 %.

En forma paralela la empresa emprendió un programa de internacionalización que


consistió en asegurar que los crudos pesados y ácidos que comprendían la mayor parte
del paquete de exportaciones del país, tuviera una colocación garantizada en las mejores
condiciones de precios. Para ello se adquirieron participaciones en diversas refinerías
del exterior. La primera de ellas en el complejo refinador de Gelsenkirchen
perteneciente a la empresa Veba Oel (filial de Veba AG). Durante las décadas de los 80
y 90 se hicieron acuerdos de participación y adquisición con otras empresas como
Citgo, Champlin, Unocal, Nynas, Mobil, Hess, Phillips y otras con el fin de aprovechar
los beneficios que presentaban la refinación de los crudos venezolanos, que
comandaban precios relativamente bajos y que podían arrojar cantidades de productos
similares a los de crudos medianos y livianos mediante inversiones en equipamiento
especial en las refinerías involucradas.

Para 1996 la producción petrolera nacional había repuntado a 3,15 MMbpd. Para ese
momento la deuda financiera de la empresa llega a $ 6,28 millardos de dólares. El
patrimonio de la empresa se valoraba en $ 36,84 millardos. Para optimizar los costos de
los financiamientos adquiridos por la corporación se creó un vehiculo en una
jurisdicción externa y se asignaron a ese vehiculo los ingresos de las exportaciones a los
EEUU con lo cual se redujeron sustancialmente los intereses a pagar por los
financiamientos. Este esquema fue muy pronto adoptado por Pemex y Petrobras.

En el aspecto organizativo se hacia evidente que era necesaria una mayor optimización
para competir eficientemente con otras empresas petroleras de primera línea como
Exxon-Mobil, Chevron-Texaco, BP, Total o Conoco-Phillips. En 1997 se decide
fusionar las tres filiales petroleras restantes y consolidar en divisiones las operaciones
de exploración y producción, de refinación y comercialización y las funciones de
soporte. De esta forma PDVSA se adecua a la estructura típica de las grandes empresas
petroleras y se eliminaron redundancias.

Los planes de la empresa se encuentran con la realidad que para continuar con el
aumento de la producción los esfuerzos financiaron son bastante elevados y se hace
necesario utilizar mecanismos de cooperación financiera con otras empresas para
continuar con el crecimiento del sector de los hidrocarburos. Básicamente se
desarrollaron tres esquemas de cooperación:

Los llamados "Convenios Operativos" por medio de los cuales se contrataban a


empresas experimentadas para la extracción de petróleo. El crudo pertenecía a PDVSA
si se le hacían una serie de pagos a las empresas por la extracción realizada en estos
campos que ya se encontraban en la categoría de maduros y su operación era costosa.
Para el año 2000 se extrajeron 466 mil bpd por medio de estos convenios. En total
funcionaban para ese momento 33 convenios.

El otro esquema fue el de apelar al articulo 5 de la Ley de Nacionalización para


explotar áreas con data limitada. Luego de hacer presentaciones en los EEUU y
Europa para invitar a empresas de todo el mundo a participar, e incluyendo empresas
venezolanas se subastaron 10 bloques de los llamados de exploración a riesgo. 8
bloques fueron adjudicados a consorcios de diferentes países y se recaudaron más de 2
millardos en derechos de participación. Los hidrocarburos a ser producidos en estas
áreas pertenecerían a las empresas mixtas que los consorcios ganadores y PDVSA
conformaran una vez que se realizaran descubrimientos comerciales.

El tercer esquema implementado para aumentar la producción del sector de los


hidrocarburos y generar riqueza, empleo e ingresos al fisco fue la conformación de
empresas mixtas para la extracción, transporte y procesamiento de crudo extra
pesado de la Faja del Orinoco... Se conformaron cuatro empresas privadas donde
PDVSA tenía una participación entre 30 y 49 %. Cada empresa invirtió cerca de $ 3
millardos para construir facilidades de producción en el sur de los estados Anzoátegui y
Monagas. También se construyeron oleoductos desde las áreas de producción hasta los
mejoradores (refinadoras intermedias) construidos en el complejo José Antonio
Anzoátegui situado entre Puerto la Cruz y Píritu en el Mar Caribe. Se ampliaron los
muelles del complejo para embarcar los crudos mejorados a los mercados.
Eventualmente (circa 2005) estas cuatro empresas llegaron a producir en conjunto cerca
de 600 mbd.

En 1998 se realizan elecciones presidenciales y el nuevo mandatario accede a la


presidencia en febrero de 1999. En esa fecha culmina la gestión de la Junta Directiva de
PDVSA y el accionista nombra a Roberto Mandini, funcionario de carrera de la
compañía, como nuevo presidente de la empresa. Tal vez lo más notorio fue la inclusión
de oficiales del ejército en la nueva junta directiva y de un ex funcionario de Bariven
que sostenía una demanda laboral contra la empresa. La gestión de Mandini se vio
entorpecida por diferencias con el ex funcionario de Bariven y ahora director, Héctor
Ciavaldini. En agosto las tensiones se hicieron insostenibles y Mandini presentó su
renuncia ante el Presidente de la República. Ciavaldini es nombrado presidente de la
empresa y comienza un proceso de penetración de militantes del partido de gobierno en
diversas áreas pero especialmente en el Departamento de Protección y Control de
Pérdidas. No hay desarrollos significativos en la gestión del negocio medular durante
este periodo salvo la continua salida de funcionarios de carrera acogiéndose a
jubilaciones tempranas o a paquetes de salida de la empresa.

Para el año 1999 la producción de hidrocarburos se ubica en 3,13 MMbpd, la deuda


financiera está en $ 8,80 millardos y el patrimonio en $ 39,1 millardos. En octubre de
2000, durante el programa dominical Alo Presidente, el primer mandatario
sorpresivamente nombra al Jefe de La Oficina de Presupuesto, General Guaicaipuro
Lameda, como presidente de la empresa. El año 2000 culmina con una producción algo
mayor que la del año anterior de 3,25 MMbpd y una deuda financiera de $ 7,78
millardos con patrimonio igual al del año anterior.

Durante la gestión de Lameda se recupera un poco el sentido empresarial de la


compañía y se frena la penetración política. Sin embargo no se desarrollan grandes
planes sino que se mantiene una cierta inercia con los proyectos que se venían
desarrollando. Algunos planes de adquisiciones y de ventas de activos en el exterior no
se materializan ante un accionista que no parece tener interés en un crecimiento mayor
de la empresa.

Al cierre de 2001 las cifras de la empresa no ha variado del año anterior tanto
operacional como financieramente. De nuevo se han generado tensiones entre un
presidente de la empresa que trata de mantener un sentido empresarial de las
operaciones y un accionista que desea darle un tinte cada vez mas político a la gestión.
En febrero de 2001 Lameda es destituido y se designa a Gastón Parra, de trayectoria
muy antiempresarial como presidente de la empresa. Este hecho y otras designaciones
significan el comienzo de un conflicto que eventualmente desembocará en los sucesos
del 11 del abril de 2002.

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