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*WAR ON THE ROCKS & TEXAS NATIONAL SECURITY REVIEW*

Seguridad nacional. Para iniciados. Por iniciados.

28 de enero de 2021

*Un mundo dividido: el conflicto con el tecno-nacionalismo chino no se avecina, ya está


aquí*

*James Mulvenon*

James Mulvenon, Ph.D., es director de integración de inteligencia en SOS International. Es


un destacado experto internacional en cibernética, transferencia de tecnología, espionaje y
cuestiones militares en China. Lingüista chino de formación, en 2013, el Dr. Mulvenon fue
coautor de El espionaje industrial chino , que es el primer relato completo de la gama
completa de esfuerzos de China para adquirir tecnología extranjera de forma ilícita.
Contribuyó con varios capítulos a China Quest for Foreign Technology: Beyond Espionage
que se publicó en septiembre de 2020.

Hace cuatro años, el presidente chino, Xi Jinping, le dijo a una audiencia de élite en el
Foro Económico Mundial en Davos que

"la integración globalista en la economía mundial es una tendencia histórica", afirmando


que "cualquier intento de cortar el flujo internacional de capitales, tecnologías, productos
manufacturados, industrias y personas entre economías... va en contra de la tendencia
histórica".

Este año en Davos, hablando a través de video-teleconferencia debido al brote del nuevo
coronavirus, Xi ofreció una melodía muy diferente, advirtiendo que otros países no
deberían intentar:

“comenzar una nueva Guerra Fría, rechazar, amenazar o intimidar a otros, de manera
voluntaria imponer disociación, interrupción del suministros o sanciones económicas y
crear aislamiento o alejamiento, solo empujará al mundo a la división e incluso al
enfrentamiento".

Los equipos de comercio y seguridad nacional entrantes del presidente Joe Biden
enfrentarán una serie de decisiones urgentes a medida que examinan los escombros que
dejó la administración Trump y pocas son más importantes que decidir cuál, si es que hay
alguna, será la del control sobre las exportaciones y comercio exterior centrado en China
que se diferencie de la administración anterior o las políticas deben continuar en el nuevo
período.

Aunque los primeros indicios son que el equipo de Biden en China estará integrado por una
gran cantidad de servidores públicos talentosos y experimentados, en el ámbito de la
política tecnológica heredarán un panorama geopolítico que ha cambiado drásticamente
desde la última administración demócrata de hace cuatro años atrás. Comprender qué ha
cambiado será clave para garantizar que Estados Unidos siga siendo un líder mundial en
tecnología, de modo que pueda "reconstruir mejor" sus industrias nacionales y contrarrestar
el comportamiento problemático de Beijing.

La última administración demócrata ocupó el poder durante una era de globalización


tecnológica, marcada por el fluido movimiento de las cadenas de suministros y los flujos de
información sin restricciones. Si bien las cadenas de suministro globales siguen siendo de
importancia crítica, especialmente teniendo en cuenta los déficits comerciales récord, el
nuevo tecno-nacionalismo de Beijing y una guerra comercial contundente significan que el
panorama se ha alterado permanentemente.

Ahora es un mundo complejo de espionaje cibernético y tecnológico desenfrenado, "redes


dispersas " y barreras nacionales a los flujos de datos. El mundo emergente está cada vez
más dividido entre esferas tecnológicas rivales de la tecnología de la información y las
comunicaciones que van desde hardware y software hasta sistemas bancarios y de pago que
forman la superestructura tanto de las instituciones centrales como de la vida cotidiana de
las personas.

Un ecosistema dominado por China, presenta empresas chinas “privadas” que están
implícita o explícitamente controladas por el estado, creando tecnología tanto para un
mercado interno super protegido como para la exportación internacional.

Por otro lado y por el contrario, hay un entorno tecnológico más amorfo. Se extiende a lo
largo de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos y
está dominado en gran medida por equivalentes occidentales (con cierta penetración china
limitada), aunque sus regulaciones y normas siguen cambiando a medida que varios países
y movimientos políticos debaten cómo debería cambiar el contrato social para adaptarse a
la tecnología de la información moderna.

Los bordes donde se encuentran estas dos esferas son ahora un lugar de conflicto
persistente, con las demandas de la interconectividad global y las cadenas de suministro que
chocan con una variedad de preocupaciones de seguridad comercial y de exportación.
Para el gobierno de los Estados Unidos, este mundo presenta nuevos y difíciles desafíos,
especialmente en cuanto a cómo promover el crecimiento y el comercio y al mismo tiempo
proteger la tecnología estadounidense de la exportación ilegal y el robo.

Si bien puede haber diagnosticado correctamente los problemas estructurales críticos, la


administración Trump hizo muchas cosas mal en la estrategia y la ejecución. No funcionó
con los aliados históricos y se extralimitó en muchas áreas.

Pero el equipo de Biden no puede simplemente volver a la forma en que se hacían las cosas
antes o simplemente implementar lo que la industria preferiría. Necesita trazar su propio
curso independiente que considere el interés nacional y los intereses de la gente,
no solo con los de las empresas estadounidenses. Lo que es bueno para las cifras
trimestrales de Silicon Valley o Wall Street ya no es necesariamente lo que es bueno para
los intereses industriales o tecnológicos a largo plazo de Estados Unidos.

La conclusión es que la competencia a largo plazo con China llegó para quedarse y la mejor
defensa es una buena ofensiva. Por supuesto, Estados Unidos necesita invertir en I+D
(innovación y desarrollo), fuerza laboral y cadenas de suministro y el programa “Build
Back Better” y sus planes de innovación son un paso excelente en esa dirección. Pero
ningún equipo puede ganar solo con destreza ofensiva. También necesita defensa.

Estados Unidos necesita proteger su base de innovación de China y no puede permitir


ciegamente que su ventaja tecnológica sea adquirida después por las empresas estatales y
los "campeones nacionales" de China.

El liderazgo entrante del Departamento de Comercio, por ejemplo, necesita usar controles
de exportación para restringir cuidadosamente la tecnología crítica a Beijing y moldear el
comportamiento. Sin embargo, los controles de exportación no siempre son la mejor
herramienta. A veces, las mejores herramientas serán las sanciones económicas, las
revisiones del Comité de Inversión Extranjera en los Estados Unidos o las inversiones
nacionales en I + D. La administración entrante debe evaluar cuidadosamente cuándo los
controles de exportación son la herramienta adecuada y cuándo debe utilizar otros
herramientas reguladoras más efectivas o elementos de poder nacional.

*Cómo llegaron los Estados Unidos aquí*

No fue hace tanto tiempo que el globalismo tecnológico dominó el panorama internacional,
particularmente entre el "conjunto de Davos" y los futuristas de la “Cuarta Revolución
Industrial” y predijo que las fronteras y la soberanía nacional se volverían menos
relevantes, suplantadas por comunidades internacionales unidas en torno a las cadenas de
suministro y plataformas de redes sociales transnacionales. Las grandes corporaciones de
tecnología se estaban volviendo “multinacionales” en todos los sentidos de la palabra,
trasladando sus oficinas centrales a cualquier nación que ofreciera la imposición tributaria
más ventajosa y resistiéndose a los esfuerzos nacionales para regular sus conductas. La
cadena de suministro "globalizada" para las multinacionales de la tecnología de la
información dependían en gran medida de puntos de estrangulamiento específicos,
incluidos el ensamblaje de componentes en la República Popular China y la fabricación de
semiconductores en Taiwán.

Aunque las grietas en este sistema global ahora son visibles para que todos los que quieran
verlas, las primeras grietas se hicieron visibles mucho antes en la propia China. Su “Gran
Cortafuegos” se ha transformado con el tiempo de un anacronismo torpe a un modelo de
vigilancia sorprendentemente eficiente para el “autoritarismo digital” que plantea para todo
el mundo.

Cuando la crisis financiera de 2008 sacudió la confianza global en el sistema financiero


estadounidense, China tomó la iniciativa de impulsar alternativas a las instituciones
globales lideradas por Estados Unidos, lanzando marcos como el Banco Asiático de
Inversión en Infraestructura y la Iniciativa “Belt and Road”. En poco tiempo, estas
"alternativas chinas" se entrelazaron con el impulso más amplio de China por la soberanía
cibernética.

En 2013, las revelaciones de Edward Snowden plantearon serias dudas a los gobiernos de
todo el mundo sobre los riesgos asociados con los orígenes nacionales del hardware y el
software, que destruyen la confianza mundial en el régimen de normas internacionales de
TIC (tecnologías de la información y la comunicación) e impulsan cambios importantes
hacia la búsqueda de la seguridad de la cadena de suministro nacional, la localización de
datos y los regímenes de privacidad (como el Reglamento general de protección de datos de
la Unión Europea o GDPR ).

Durante la era Trump, China fue francamente capaz de capitalizar la pérdida global de
confianza en el liderazgo de Estados Unidos para impulsar una visión alternativa y
fragmentada de los bienes comunes digitales.

Mientras tanto, en Estados Unidos (y cada vez más en muchas otras naciones de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), la campaña de espionaje
cibernético a escala planetaria de China y el robo desenfrenado de secretos comerciales
estadounidenses alcanzaron un crescendo tal que ya no podían ser ignorados.

Incluso la comunidad empresarial estadounidense, que alguna vez fue amiga de China,
comenzó a plantearse serias preguntas sobre por qué la fabricación de TIC estadounidense
(tecnologías de la información y la comunicación) estaba tan centralizada dentro de las
fronteras de un país como China conocida por ser una importante competidora estratégica y
una amenaza cibernética para Estados Unidos.

Estas tendencias culminaron en una serie de movimientos de política del gobierno de


EEUU que comenzaron con la orden ejecutiva de la administración Obama sobre sanciones
cibernéticas y pronto se expandieron para incluir a la Oficina del Representante de
Comercio de Estados Unidos de Investigación de la Sección 301 sobre las prácticas de
transferencia forzada de tecnología y los aranceles subsiguientes de China, la “Iniciativa
China” del Departamento de Justicia contra el espionaje económico y el robo de secretos
comerciales, los esfuerzos de la cadena de suministro segura del Departamento de Defensa
en semiconductores y las investigaciones y sanciones de los Institutos Nacionales de Salud
y la Fundación Nacional de Ciencias contra los ingresos no declarados de los
investigadores de los "programas de talento" chinos.

Por su parte, el Departamento de Comercio emprendió medidas regulatorias que se debían


haber hecho mucho tiempo antes para modernizar el proceso de agregar empresas chinas
vinculadas al estado a la “lista de entidades”, modificar las regulaciones que rodean el "uso
final militar" y utilizar la Regla de producto directo extranjero para abordar las
preocupaciones sobre Huawei.

Durante este período, el Congreso también actuó enérgicamente para actualizar el control
de la inversión extranjera a través de la Ley de Modernización de Revisión y Riesgo de
Inversión Extranjera y el régimen de control de exportaciones de Estados Unidos a través
de la Ley de Reforma del Control de Exportaciones.

Las empresas no chinas han reaccionado naturalmente a estas acciones buscando


diversificar sus cadenas de suministro y, en casos raros, han intentado "desacoplarse" del
mercado chino.

China ha mostrado sus propios músculos, respondiendo a estas medidas estadounidenses


con un énfasis renovado en la independencia tecnológica. En público, los elementos clave
de su respuesta incluyen subsidios masivos para el desarrollo de tecnologías nacionales y
apoyo a firmas “campeonas nacionales” diseñadas tanto para satisfacer las necesidades de
tecnología doméstica de China como para erosionar la participación de mercado global de
las multinacionales occidentales.

En silencio, China ha invertido inmensas sumas de dinero en empresas de Silicon Valley


con tecnología relevante para la seguridad nacional, detrás de las inversiones del Pentágono
y ofreciendo rondas de inversiones de seguimiento, con el fin de llevar sus innovaciones al
ecosistema industrial de China.
Y en secreto, China ha intensificado el espionaje cibernético y tecnológico y ha extendido
sus tentáculos regulatorios mucho más profundamente a las empresas privadas chinas para
garantizar que funcionen como brazos del estado cuando la seguridad nacional esté en
juego.

*El auge de la esfera tecnológica de China*

Estados Unidos y sus socios se enfrentan ahora a un mundo emergente cuyos ciudadanos
viven en uno de estos ecosistemas tecnológicos completamente diferentes.

Los residentes de la esfera tecnológica de China viven en ciudades conectadas por


dispositivos Huawei y ZTE y las operaciones comerciales y de microeconomías se ejecutan
a través de sistemas de pago móvil chinos como Alipay, todo bajo la atenta mirada de una
vigilancia densa y superpuesta de los organismos estatales de inteligencia y seguridad que
incluyen capas de CCTV, reconocimiento facial y vigilancia policial predictiva de big data,
aunque la paradoja es que gran parte de su tecnología depende de componentes y patentes
occidentales.

Los residentes del mundo desarrollado por el contrario, viven en un entorno gestionado a
través del hardware de Apple, Google, Cisco, Nokia y Ericsson, la mayoría de los cuales
utilizan suministros que se fabrican actualmente en China. Y las grandes plataformas de
redes sociales como Facebook, Twitter, Netflix, etc. Utilizan cantidades limitadas de
hardware y software chinos que a veces se agregan a la mezcla por razones de costo y
conveniencia.

Es tentador generalizar esto como un conflicto entre esferas simétricas de tecnología china
y occidental. Pero la realidad es más amorfa.

Estados Unidos y la Unión Europea están profundamente divididos sobre cuestiones


fundamentales relacionadas con la incitación al odio, la privacidad de los datos y la
vigilancia que aún no se han resuelto, y las relaciones con países clave como Alemania,
Japón y Corea del Sur necesitan ser reparadas después de la administración anterior. Sin
embargo, las diferencias entre las políticas de Estados Unidos y la Unión Europea palidecen
y no son casi nada en comparación con las formas en que la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos en su conjunto están en desacuerdo con el
enfoque chino.

Y así, estas dos esferas continuarán chocando entre sí, repeliendo las intrusiones en su
territorio y buscando disputar los dominios no reclamados a medida que las nuevas
tecnologías como la 5G y la computación cuántica alcancen la madurez. Al mismo tiempo,
las poblaciones dentro de las dos esferas seguirán necesitando comunicarse y hacer
negocios entre sí. Esta no es una segunda Guerra Fría e incluso una relación entre China y
Estados Unidos en el caso de un "posterior desacoplamiento mutuo" estará profundamente
interconectada económicamente según los estándares históricos.

El resultado será la continuación de las incómodas negociaciones sobre la interconectividad


en las fronteras, así como oportunidades para que los servicios de inteligencia aprovechen
esa interconectividad para todo tipo de actividades de espionaje.

*Los desafíos para el gobierno de EEUU*

En este mundo dividido, el gobierno de EEUU enfrenta una serie de desafíos nuevos y
difíciles en los ámbitos económico, comercial, de derechos humanos, social, político,
militar y diplomático. En lugar de centrarse demasiado en los aranceles y otras acciones
punitivas, la administración entrante debe lograr un equilibrio delicado, buscar inversiones
agresivas y, en algunos casos, reconstruir la investigación, la tecnología y la base industrial
de los Estados Unidos, al mismo tiempo que persigue políticas exteriores que busquen
promover el comercio que se caracterice por el beneficio mutuo y la reciprocidad.

El Departamento de Comercio será fundamental para este esfuerzo, ya que promoverá las
oportunidades estadounidenses en los mercados extranjeros y, al mismo tiempo, protegerá
la tecnología estadounidense de la exportación ilegal y el robo. Los elementos clave de una
estrategia exitosa incluirán:

- Reenfocar el mandato de seguridad de la Oficina de Industria y Seguridad para reflejar un


mundo que cambia rápidamente en el que la seguridad nacional, la política exterior y los
desafíos ideológicos con China están superando rápidamente las oportunidades comerciales
decrecientes de suma positiva relacionadas con la innovación, la sustitución de
importaciones y la “dualidad estrategia de "circulación". Como misión central, la oficina
debe comenzar por anteponer los intereses de Estados Unidos, su vitalidad económica a
largo plazo y su gente a los intereses financieros a corto plazo de Silicon Valley, Wall
Street y otras multinacionales que no siempre sus intereses están alineados con los
intereses de los propios Estados Unidos.

- Integrar la agenda de control de exportaciones en la agenda nacional de “reconstruir


mejor” para revitalizar la economía y la base industrial estadounidenses. La antigua visión
de los controles de exportación como diseñados únicamente para abordar objetivos
estrechos de lucha contra la proliferación nuclear no coincide con el entorno mundial o
tecnológico actual.
- Ejercer el liderazgo de EEUU para garantizar un enfoque más ágil entre los pequeños
grupos aliados fuera del Acuerdo de Wassenaar (que norma sobre los controles de
exportación de armas convencionales y bienes y tecnologías de doble uso y que es un
régimen multilateral de control de exportaciones con 42 estados participantes, incluidos
muchos países del antiguo Comecon comunista) para abordar los desafíos del control de
exportaciones centrados en las áreas de tecnología emergente, tecnologías fundamentales
seleccionadas (por ejemplo, semiconductores) y derechos humanos.

- Dar prioridad a la acción significativa sobre los controles de exportación con respecto a
China en la parte superior de la agenda diplomática al principio de la administración Biden
para incluir el uso de "zanahorias afiladas" para incentivar enfoques armonizados y
acciones coordinadas y disuadir a los egoístas y los oportunistas comportamiento de ciertos
aliados.

- Actualizar la ley que rige el Comité de Inversión Extranjera en los Estados Unidos para
incluir el escrutinio de empresas conjuntas y aumentar su presupuesto y personal para hacer
frente a la enorme cantidad de casos asociados con el inicio unilateral de investigaciones.

- Utilizar la gama completa de mecanismos regulatorios, incluida la Lista de entidades y la


Regla de productos extranjeros directos. La lista de entidades de Huawei, junto con la
Regla de Producto Extranjero Directo, y la lista de entidades de Fujian Jinhua son una clara
demostración de que cuando se cumplen ciertas condiciones, los controles de exportación
son una herramienta eficaz contra el comportamiento ilícito de China que amenaza la
seguridad nacional y los intereses de política exterior de Estados Unidos y sus aliados.

- Desarrollar un marco de gobierno de datos integrado que proteja la integridad de las redes
y los datos de EEUU, promueva la privacidad y garantice la reciprocidad para las empresas
de EEUU en las áreas de la nube y las plataformas de telecomunicaciones de valor
agregado.

Si se implementan estas medidas ayudarán a la nueva administración Biden a adaptarse a


los cambios significativos en el entorno comercial y de seguridad durante los últimos cuatro
años y garantizarán su capacidad para lograr objetivos simultáneos: fortalecer la economía
estadounidense, acelerar la innovación nacional y el crecimiento del empleo, profundizar
las relaciones de cooperación con países de ideas afines, reforzar las capacidades militares
de los Estados Unidos y proteger la propiedad intelectual crítica y las tecnologías centrales
del futuro de la tecnología contra el robo cibernético al por mayor que efectúa China.

https://warontherocks.com/2021/01/a-world-divided-the-conflict-with-chinese-techno-
nationalism-isnt-coming-its-already-here/

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