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En la celebración del Carnaval Dominicano se aprecia, en particular en los atuendos

y disfraces, una mezcla muy variada por regiones de elementos y tradiciones


africanas traídas por los esclavos transportados al Nuevo Mundo y las costumbres y
ropajes europeos de sus amos y colonizadores.

Se confunden en las festividades los diablos cojuelos, con sus trajes de capa
cubiertos de espejos, cascabeles y cencerros, que ridiculizan a los señores
medievales, con los platanuses y otros disfraces netamente africanos, así como un
sinnúmero de manifestaciones de la creatividad popular.

El Carnaval es la fiesta popular de mayor tradición de República Dominicana. Se


produce desde la colonia, en víspera de la cuaresma cristiana, cuando los
habitantes de Santo Domingo se disfrazaban como un remedo de las
carnestolendas europeas.

Si desde el siglo XVI «hubo máscaras en la ciudad de Santo Domingo», lo cierto es


que la tradición colonial creció con las gestas republicanas del 27 febrero de 1844 y
del 16 agosto de 1865, al punto de que casi desde entonces nuestros carnavales se
celebran en estas fechas, no importa si se encuentran fuera de las carnestolendas y
por lo común ya dentro de la propia cuaresma, por lo menos la primera.

Como se sabe, el carnaval ocurre antes de la cuaresma, que es tiempo de


penitencia y de preparación para la pasión de Cristo.

Entre nosotros, por ejemplo, los lechones de Santiago aparecieron después de la


Restauración, al amparo de los bailes de máscaras celebrados en la casona de
Madame García.

Con disfraces y máscaras, diablos cojuelos y desfiles de comparsas en las calles,


bailes de disfraces en los clubes sociales y alegría general, exaltamos cada año
nuestra Independencia, mezclándola con el tradicional carnaval pre-cuaresma
celebrado en otros países católicos.

El Carnaval es la fiesta popular de mayor tradición de República Dominicana. Se


produce desde la colonia, en víspera de la cuaresma cristiana, cuando los
habitantes de Santo Domingo se disfrazaban como un remedo de las
carnestolendas europeas.

Hoy en día, hay lugares célebres por sus festejos tradicionales y espectaculares,
que atraen al turista y al amante de las costumbres de cada sitio, como lo son el
Carnaval de Río, el de Santa Cruz de Tenerife, el de Oruro en Bolivia, el de
Corrientes en Argentina y el de República Dominicana, con sus distintas
expresiones, desde el Vegano hasta el de Santo Domingo.

Se celebra en los distintos lugares de formas similares, pues siempre se presencian


desfiles de carrozas, comparsas formadas por grupos de máscaras o bailarines
vestidos con un mismo estilo que caracteriza a cada una de ellas, máscaras
representando a distintos personajes reales o alegóricos, así como bailes de
disfraces y diversión con cotillón, típico de esta fecha.

En algunos lugares se estila que las máscaras persigan a los paseantes con vejigas
que se utilizan para asustan, dar golpes no demasiado fuertes, o hacer reír; en
otros lugares es típico el uso de serpentinas, papel picado, espuma molesta, y
hasta mojar con agua, en pomos, globos y recipientes.

El antifaz moderno es un vestigio de las fiestas de Baco y Cibeles.

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