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Las familias saludables sienten orgullo de ser familia; sus miembros no se avergüen-
zan de ser reconocidos como parte de la familia. Desdichadamente, he conocido a muchos
creyentes que nunca se han identificado públicamente con su familia espiritual de la manera
como Jesús lo ordenó – que fuesen bautizados.
El bautismo no es un rito opcional, que puede ser demorado o postergado. Significa su
inclusión en la familia de Dios. Al ser bautizado anuncia al mundo, "No me avergüenzo de
ser parte de la familia de Dios." ¿Ha sido bautizado? Jesús ordenó este hermoso acto para to-
dos los que están en Su familia. El nos dijo, "Vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bau-
tizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo." 19
Por años me pregunté por qué la Gran Comisión de Jesús le da la misma prominencia
al bautismo que a las grandes tareas del evangelismo y la edificación. ¿Por qué es el bautismo
tan importante? Entonces me di cuenta que es porque simboliza el segundo propósito de
Dios para su vida: su participación en la comunidad de la familia eterna de Dios.
El bautismo está lleno de significado. En su bautismo declara su fe, comparte la muer-
te y resurrección de Cristo, simboliza su muerte a su vida vieja y anuncia su vida nueva en
Cristo. También es una celebración de su inclusión en la familia de Dios.
Su bautismo es una imagen física de una verdad espiritual. Representa lo que pasó
desde el momento en que Dios lo puso en Su familia: "Algunos de nosotros somos judíos, algu-
nos somos esclavos y algunos somos libres. Pero todos nosotros hemos sido bautizados en el cuerpo de
Cristo por un Espíritu, y todos nosotros hemos recibido el mismo Espíritu." 20
El bautismo no lo hace un miembro de la familia de Dios; sólo la fe en Cristo hace eso.
El bautismo demuestra que es parte de la familia de Dios. Como un anillo de boda, es un re-
cordatorio visible de un compromiso interno hecho en su corazón. Es un acto de iniciación, no
La Biblia dice, "Jesús y las personas que él hace santas, todas pertenecen a la misma familia.
Por eso es que él no se avergüenza de llamarlas sus hermanos y hermanas." 22 Deje que esa maravi-
llosa verdad penetre su mente. Usted es parte de la familia de Dios, y porque Jesús lo hace
santo, ¡Dios está orgulloso de usted! Las palabras de Jesús son muy claras: "Jesús apuntó hacia
sus discípulos y dijo, 'Estos son mi madre y mis hermanos. Cualquiera que hace la voluntad de mi Pa-
dre celestial ¡es mi hermano y mi hermana y mi madre!'" 23 Ser incluido en la familia de Dios es el
honor más alto y el mayor privilegio que jamás recibirá. No hay nada que le llegue ni por
cerca. Cuando se sienta que no es importante, que no lo aman, o se sienta inseguro, recuerde
a quién es que pertenece.
Día Quince
Pensando En Mi Propósito
Un Versículo Para Recordar: "Su plan inmutable siempre ha sido el de adoptarnos a su propia fami-
lia, al traernos a él por medio de Jesucristo." Efesios 15a (NLT)
Una Pregunta Para Considerar: ¿Cómo puedo empezar a tratar a otros creyentes como
miembros de mi propia familia?