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Pedagogía. Conceptos
Sin desconocer la importancia del desarrollo de éstas y otras áreas, hoy por hoy la
escuela está obligada a jerarquizar sus acciones pedagógicas para promocionar el
desarrollo del pensamiento e inteligencia y con mucha más razón en las edades
tempranas, pues todos sabemos que lo que hagamos o dejemos de hacer con los niños
pequeños, sin duda marcará las posibilidades del futuro ser humano.
El pensamiento exige una activación a la par del desarrollo del lenguaje, puesto que las
habilidades lingüísticas verbalizan al primero en mención y los dos sin duda, tanto, el
pensamiento como el lenguaje obligadamente están presentes en las acciones
educativas.
el profesor auténtico tiene como obligación hacer una reflexión profunda, sobre cuáles son los
supuestos bajo los cuales él se desempeña como agente del proceso educativo. También
afirmé que la tarea del profesor no se trata de transmitir conocimientos a través de una
metodología determinada por novedosa que sea, sino que, en la medida que el profesor
comprenda sus cosmovisiones relacionadas con el proceso educativo, estará en mejores
condiciones de orientar y formar seres humanos útiles a sí mismos y a su contexto. De otra
forma no tendría sentido hablar de profesores.
Evidentemente con la conclusión anterior he trazado de alguna forma, un primer esbozo de la
relación dialéctica que existe entre las cosmovisiones del profesor y su práctica docente.
Cosmovisiones y práctica docente que se nutren día a día, a través de un proceso de
reciprocidad y replicación del cual el profesor no puede ser ajeno o ignorar. Puesto que de lo
contrario sólo se trata de un proceso y de una práctica docente trivializada.
Por las características del actual contexto socioeconómico, político y cultural se reconoce a la
educación como un proceso complejo, que abarca desde lo que sucede en la familia y la
escuela hasta el desarrollo de la comunidad en sus ámbitos más amplios. Esto es, se concibe
como un proceso que se mueve en distintas perspectivas y que desde ellas merece ser
estudiada. La acción educativa, como señala Severino citado por Gadotti (2000:17), “desde el
surgimiento del hombre es práctica fundamental de la especie, distinguiendo el modo de ser
cultural de los hombres del modo natural de existir de los demás seres vivos”. Por lo que ha de
pensarse en la pedagogía como la posibilidad de estudiar el hecho educativo. La pedagogía,
como reflexión teórica acerca de la educación, es una construcción discursiva que organiza las
prácticas educativas. La pedagogía, por tanto, comprende el conjunto de normas, reglas,
procedimientos y leyes de la educación. En tal sentido, la educación constituye un proceso y la
pedagogía la ciencia que lo estudia. La pedagogía igual se ocupa del estudio científico y
especulativo de la educación, de sus teorías, aspectos filosóficos, científicos y técnicos. Beltrán
(1990:32) añade que la pedagogía se encarga del estudio de la educación, estableciendo los
principios y fijando las finalidades hacia las cuales se dirige la acción educativa.
Lejos de lo que pudiera pensarse generalmente se discute la naturaleza de la pedagogía; para
algunos la pedagogía es una ciencia, para otros no sobrepasa los límites de una técnica, otros
más le asignan la categoría de arte y son muchos los que la confinan en los terrenos de la
filosofía.
Sarramona (1989) hace un análisis de las diferentes corrientes que discuten sobre la
naturaleza de la pedagogía. La primera de ellas defiende de manera absoluta la posición de la
pedagogía como la única ciencia de la educación; todas las demás ciencias son vistas como
ciencias pedagógicas. Otro grupo de autores, defienden la tesis de que la pedagogía, debe ser
entendida como la ciencia general de la educación, pero admiten la presencia de otras ciencias
llamadas ciencias de la educación que dependen de la pedagogía. Algunos más admiten la
existencia de un conjunto de ciencias de la educación independientes entre sí, que convergen
en considerar a la educación como objeto de estudio, pero desde perspectivas diferentes
reconociendo la naturaleza propia de la pedagogía. Finalmente se encuentran otros autores
que consideran como ciencias de la educación a toda ciencia relacionada con la educación, ya
sea que esté directa o indirectamente implicada, inclusive aunque no contemplen a la
educación como su objeto de estudio.
Como podrá observarse, de acuerdo a lo manifestado por algunos autores que se han
ocupado de analizar la naturaleza de la pedagogía, al diferir en las perspectivas de análisis
están indicando con ello, las múltiples dificultades para llegar a una definición y a una ubicación
precisa de la pedagogía. Lo anterior es por demás explicable ya que, aún cuando la pedagogía
tiene definido su objeto de estudio, éste es tratado por otras ciencias aunque de distintos
modos y desde perspectivas diferentes.
Sin embargo, desde mi muy particular punto de vista la educación no ha sido tratada lo
suficiente como área de investigación por las ciencias de la educación. Por lo general estas
ciencias investigan sobre y no desde la educación. Es decir, no toman los problemas de la
práctica educativa como una de sus principales o primeras preocupaciones. Toman a la
educación como campo de aplicación de otras ciencias. Pero también es cierto que no se
pueden “negar los aportes teóricos decisivos que especialistas de diversas áreas han dado a
las ciencias de la educación. Los ejemplos de Jean Piaget, del sociólogo Pierre Bordieu o del
historiador Philippe Ariès, entre tantos otros, lo confirman de manera irrefutable.” (Novoa,
1991:31). Pero insisto el pensamiento de estos autores y otros más se produce desde el interior
de sus campos disciplinarios y luego llevado al proceso educativo.
Quintana (1983) estima que la pedagogía no se diluye entre las ciencias de la educación y la
plantea como una ciencia práctica y normativa de la educación. Es decir, se ocupa de la acción
de educar con el acto educativo y con la intervención sobre ese acto, hacia el cual se orienta
con la intención de conocerlo y transformarlo. Esto no les pasa a las demás ciencias de la
educación, que afrontan dificultades concretas en cuanto a la problemática del ámbito de su
competencia para dar solución a las cuestiones propias de los hechos y problemas educativos.
Sin embargo, es claro que el estudio de la educación como fenómeno social no se agota en
una ciencia. De igual forma, la pedagogía tampoco, es la única ciencia que estudia la
educación; y aceptando, además, la multiplicidad y pluralidad de los enfoques que se tienen
sobre la educación, se comprende que la base de significación de la pedagogía y de las
ciencias de la educación es la práctica social, con todas sus contradicciones y complejidades.
En este sentido, tanto a la pedagogía como las ciencias de la educación, corresponde analizar
la educación y transformarla a la vez.
Vista la pedagogía en relación con las demás ciencias de la educación, se puede afirmar que
la pedagogía es la ciencia de la práctica educativa. En eso radica su especificidad; la
pedagogía no se erige como el discurso sobre la educación sino que parte desde la práctica de
los profesores, entendiéndola como el referente para la construcción de saberes en una
relación dialéctica con los saberes teóricos y por el proceso de reflexión del docente sobre su
práctica. Entendiéndose, por tanto, que en esta comprensión de la pedagogía estriba la raíz
fértil para la significación epistemológica de la didáctica, la cual, como área de la pedagogía,
toma como su objeto de estudio a la enseñanza.
Por su parte Schmied-Kowarzik (1983) define la pedagogía como una ciencia práctica de y
para la práctica educativa. Sus planteamientos se basan y admiten la dialéctica de la realidad
educativa. Siendo así que la educación, como práctica social humana, es un fenómeno
dinámico, histórico e inconcluso que no se puede captar en su totalidad sino en su dialéctica;
esto es, la educación es transformada por los sujetos, quienes a su vez se transforman con ella
en su práctica social. Es por tanto ahí, en la práctica social del educador, donde hay que
realizar el estudio sistemático, específico y riguroso de la educación para intervenir en ella de
forma consistente. A ese estudio sistemático Schmied-Kowarzik (1983) le llama pedagogía,
ciencia que tiene su razón de ser en la práctica de la educación. Por tanto, la pedagogía parte
de los fenómenos educativos para luego volver a ellos.
Retomando a Sarramona, la interpretación que sobre la naturaleza de la pedagogía hacen los
autores Clausse (1970), García Garrido (1982) y Quintana (1983), tiene que ver con la
existencia de un conjunto de ciencias de la educación independientes entre sí que convergen
en considerar a la educación como objeto de estudio pero desde perspectivas diferentes y, por
supuesto, considerando a la pedagogía con una naturaleza propia, es la que más se ajusta a
los intereses del presente trabajo ya que, como argumenta Sarramona (1989:84), el hecho de
que “. . . las ciencias de la educación converjan en un objeto común –la educación–, no puede
ser argumento suficiente para proclamar su unidad; del mismo modo que resulta insostenible el
demandar hoy una única ciencia que estudie a la educación, considerando a todas las demás
como simples ramas de ésta”.
Conclusión.
En principio se puede concluir que se debe considerar que el campo del saber pedagógico se
resignifica cuando aparecen nuevas demandas sociales, cuando se requieren otros tipos de
integración social y de formación; que no se logran con las modalidades anteriores. Así, la
pedagogía se puede concebir como la ciencia que reconoce y recupera los aspectos
ideológicos, sociohistóricos y culturales de los hechos educativos donde el sujeto construye su
objeto a partir de su interacción con él. Por tanto, se habrá de entender a la pedagogía como el
proyecto que integre la reflexión epistemológica para entender lo educativo desde los procesos
de quienes participan, vinculando la teoría con la práctica como elementos indisociables en
toda ciencia educativa. De esta forma, el campo de estudio de la pedagogía se encuentra en
una continua construcción al considerar los contextos diversos que le dan origen y en los
cuales el proceso educativo se desarrolla. Para nadie es ajeno cómo en el pensamiento
pedagógico se destaca una sociedad, una historia, una cultura, un ideal de educación y un
ideal de hombre.
En su devenir evolutivo, histórico y concreto, la pedagogía ha estado influenciada por las
condiciones económicas, políticas, culturales y sociales que han intervenido con mayor o
menor fuerza en el desarrollo del conocimiento pedagógico. Así, es de reconocer que
históricamente se ha identificado un cierto tipo de cultura, de valores y de ideal educativo
plasmado en la intención de formar a un cierto tipo hombre. Desde el pensamiento pedagógico
de los griegos Sócrates, Aristóteles y Platón (s. IV a. de J.C.) hasta nuestros días tenemos que
el pensamiento pedagógico ha estado en constante reconstrucción, buscando renovar la
práctica educativa. Aunque su desarrollo no siempre haya sido fácil y homogéneo, pero que sin
duda abrieron definitivamente, el camino interminable de la renovación pedagógica.
Por tanto hay que reconocer que el pensamiento pedagógico surge como reflexión sobre la
práctica de la educación, como una necesidad de sistematizarla y organizarla en función de
determinados fines y objetivos. Parece fácil pero me gustaría preguntar ¿qué tan común es
este proceso reflexivo en todos aquellos que nos dedicamos y desarrollamos en la
docencia? O es que sólo nos dedicamos a dictar nuestra clase como lo determina
nuestra guía de estudios y a divagar ingenuamente como docentes, trivializando con ello
un proceso tan delicado y complejo como el proceso educativo.
Bibliografía.
Beltrán, P. F. L. (1990). Principios generales de la educación, Venezuela: