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Innovación
para el
Desarrollo
Local
Encuentros
Empresariales
Cotec 2
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Innovación
para el
Desarrollo
Local
Ayuntamiento de Gijón
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FUNDACIÓN COTEC PARA LA INNOVACIÓN TECNOLÓGICA
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Índice
Presentación - 9
1. Introducción - 11
2. Innovación y competitividad - 17
2.1. Un nuevo paradigma competitivo - 17
2.2. Tecnología e innovación - 23
2.3. Alianzas estratégicas - 28
2.4. La empresa como laboratorio de aprendizaje - 32
2.5. La formación: capacitación y desarrollo - 37
4. El entorno tecnológico - 67
4.1. El parque tecnológico - 67
4.2. Relaciones Universidad Empresa - 78
4.3. El capital riesgo - 87
6. Bibliografía - 181
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Presentación
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a innovación, entendida como el desarrollo de cambios en los produc-
tos y en los procesos de producción, es el objeto de la presente publi-
cación. Con ella pretendemos dar difusión a las principales ideas
expuestas por los destacados ponentes participantes del Encuentro
“Innovación para el Desarrollo Local”, celebrado en Gijón en Febrero de
1995; ideas enriquecidas gracias a las aportaciones del autor de la presente
obra, un reconocido experto en el tema. A todos ellos mi felicitación por el
magnífico trabajo realizado.
Estas páginas responden, por tanto, al amplio interés que la innovación ha
suscrito en los últimos tiempos, sobre todo en aquellas ciudades en las que el
declive industrial ha subrayado con mayor claridad la necesidad de un relan-
zamiento tecnológico, como vehículo para superar la ya larga etapa de crisis
económica y social. Como se pondrá de manifiesto a lo largo del presente
volumen, en las economías abiertas actuales la innovación representa posi-
blemente el elemento estratégico más importante para mantener la competiti-
vidad de las empresas, que a su vez se traduce en mayores cotas de desarro-
llo y bienestar en el entorno local.
Las pequeñas y medianas empresas, gracias a su dimensión estratégica, están
destinadas a ser los actores protagonistas en el marco de esta transformación.
Por desgracia, las PYMEs no suelen disponer de los amplios recursos finan-
cieros necesarios para desarrollar un proceso complejo de innovación tecno-
lógica en su producción. Sin embargo, estas empresas sí son capaces de
emprender innovaciones a pequeña escala, que se traducen en ventajas inme-
diatas, siempre que cuenten con el apoyo de instituciones públicas. En el
caso de Gijón, el Ayuntamiento de la ciudad ha iniciado el desarrollo del
Parque Científico Tecnológico, que será el instrumento articulador entre la
Universidad técnica y las empresas locales, a través del cual se proyectará la
política tecnológica de la ciudad.
Nuestro reto es contribuir a satisfacer las necesidades y demandas tecnológi-
cas de las PYMEs, como objetivo imprescindible para asegurar su supervi-
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vencia a largo plazo. Sin embargo, en este proceso partimos aún de proble-
mas de comunicación entre ambas partes; problemas que van desde el desco-
nocimiento hasta la desconfianza hacia las intervenciones públicas de apoyo
a la innovación. Sin duda, el mayor esfuerzo en los próximos años debe ser
orientado a mantener un clima adecuado de colaboración, que permita crear
una cultura innovadora que impulse el desarrollo de tecnologías propias.
Finalmente, deseo manifestar mi agradecimiento a la Fundación COTEC por
las facilidades ofrecidas para la integración del Ayuntamiento de Gijón en
sus órganos rectores, así como por el apoyo y colaboración prestados para la
organización del Encuentro y su iniciativa de editar esta obra. Confío en que
este esfuerzo conjunto contribuirá de forma notable a la difusión de las prin-
cipales ideas sobre la innovación, así como de los problemas y las alternati-
vas que cabe esperar para el futuro.
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1. Introducción
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os días 16 y 17 de febrero de 1995, el Ayuntamiento de Gijón en
colaboración con COTEC organizó un encuentro para debatir la
importancia de la innovación en el desarrollo local. A lo largo de esos
dos días diversos responsables de la Administración Pública, de la universi-
dad y de la empresa expusieron sus ideas acerca de las causas de la crisis
industrial que padecen algunas regiones y ciudades, así como de las diferen-
tes actuaciones a medio y a largo plazo que contribuirían a salir de ella. A
continuación se resumen brevemente algunas de las cuestiones allí tratadas y,
posteriormente, a lo largo del libro, se abordan con más detalle las acciones
propuestas.
Gijón es una ciudad castigada por las diferentes reconversiones que ha tenido
que afrontar, ya que una gran parte de las empresas localizadas en su entorno
pertenecen a industrias tradicionales o maduras como, por ejemplo, la naval,
el acero y el carbón. Estas industrias fueron un motor de riqueza en el pasa-
do, pero en la época actual no se encuentran en una buena situación competi-
tiva. Todas estas empresas ubicadas en sectores maduros, que compiten bási-
camente en precios, presentan verdaderas debilidades frente a los nuevos
competidores que han surgido del Extremo Oriente o más recientemente de
la Europa del Este, por lo que su futuro resulta, al menos, preocupante.
Una de las causas de la crisis es haber alcanzado unos costes de mano de
obra y una rigidez laboral no equiparable al valor añadido que proporciona
una producción excesivamente especializada y obtenida con tecnología
madura. En una economía abierta no es posible tener sueldos altos con tecno-
logía baja. Está claro que para seguir creando riqueza hay que diversificar la
economía hacia productos de alto valor añadido, y la solución más eficaz es
fomentar la innovación. A pesar de los posibles desajustes iniciales, la inno-
vación repercute positivamente sobre el incremento de la productividad y la
competitividad de las empresas; lo cual mejora a medio o largo plazo la
situación del mercado de trabajo local y, por tanto, el bienestar de los ciuda-
danos. Ahora bien, en la época actual esta acción no la van a llevar a cabo las
multinacionales, ya que concentran sus inversiones en países con mano de
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obra muy competitiva o con una alta capacidad tecnológica, por lo que hay
que intentar la reindustrialización a través del desarrollo endógeno. En con-
secuencia, han de ser las propias empresas de las zonas industriales en decli-
ve quienes la pongan en marcha, con el agravante de tener que empezar prác-
ticamente de cero, ya que no se han preocupado por invertir en tecnología y
desarrollar procesos de innovación, por lo que van a necesitar todo tipo de
ayuda externa, principalmente de las Administraciones Públicas.
Una parte de esa ayuda puede provenir de la Administración Local que por
otra parte es la más próxima y, posiblemente, la más sensible a las empresas
que están ubicadas en su entorno geográfico. En este sentido, los gobiernos
locales adquieren cada vez más un protagonismo destacado en el diseño y
ejecución de una política local de desarrollo industrial e intervienen activa-
mente en el impulso del sistema productivo. Esta ampliación de las funciones
de las ciudades les lleva a reconocer su papel estratégico en el crecimiento
económico, ayudado por el proceso descentralizador del Estado y marcando
unas nuevas relaciones en función de la especialización de cada ciudad en el
ámbito regional.
De acuerdo con esta línea de actuación, el Consejo de Desarrollo Local del
Ayuntamiento de Gijón aprobó un Plan Estratégico de la Ciudad. Uno de sus
objetivos, concretamente el que figura en primer lugar dentro de la línea
estratégica número uno, se refiere a la creación de un multipolo tecnológico
en la zona de Viesques. Éste está constituido por la agrupación de un campus
universitario, con especialización tecnológica y empresarial, un Instituto
Tecnológico Universitario y el Parque Científico Tecnológico de Gijón. El
papel que ha desempeñado el Ayuntamiento, liderando el proyecto, aportan-
do las infraestructuras necesarias, apoyando a las empresas y coordinando las
acciones no es frecuente entre las Administraciones Locales.
Para favorecer el desarrollo endógeno y la innovación, las Administraciones
Públicas deben crear una serie de infraestructuras que permitan que las ini-
ciativas empresariales –sobre todo las innovadoras– puedan fructificar en
nuevas empresas. Las infraestructuras pueden ser duras o blandas. Las duras
abarcan el suelo, la red de comunicaciones viales y la red de telecomunica-
ciones, entre otras; las blandas incluyen el capital humano, el conocimiento,
la tecnología y las condiciones de fiscalidad, financiación e información.
Así pues, se necesitan instrumentos financieros que apoyen la creación y el
desarrollo de empresas innovadoras, tales como sociedades de capital riesgo,
préstamos a bajo interés e, incluso, subvenciones a la inversión. Los présta-
mos son necesarios, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas
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2. Innovación y competitividad
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desarrolla en áreas específicas. Sin embargo las ventajas que produce sólo se
consiguen combinando diferentes tecnologías en un sistema organizado.
Cuantas más tecnologías puedan acoplarse, mayor número de combinaciones
se obtienen, por lo que es posible ampliar el abanico de alternativas para
solucionar los problemas empresariales (o de otro tipo), tanto desde el lado
de la oferta como del de la demanda.
La innovación tecnológica es el hecho de comercializar por primera vez una
tecnología en el mercado; puede ser tanto de producto como de proceso y
constituye el soporte de la competitividad empresarial. Es un fenómeno cada
vez más frecuente en las sociedades industrializadas.
La innovación es un concepto más amplio que la innovación tecnológica y
supone, en general, un cambio que requiere un considerable grado de imagi-
nación; constituye una ruptura relativamente profunda con las formas esta-
blecidas de hacer las cosas y con ello crea fundamentalmente nueva capaci-
dad empresarial (Nelson, 1974). En este sentido, Schumpeter (1976; 77) con-
sidera que una innovación tiene lugar cuando se produce alguno de los cinco
casos siguientes: 1) introducción de un nuevo bien –esto es, uno que no es
todavía familiar a los consumidores– o de una nueva calidad de un bien; 2) la
introducción de un nuevo método de producción, esto es, de uno no probado
por la experiencia en la rama de la manufactura de que se trate, que no preci-
sa fundarse en un descubrimiento nuevo desde el punto de vista científico y
puede consistir simplemente en una forma nueva de manejar comercialmente
una mercancía; 3) la apertura de un nuevo mercado, esto es, un mercado en
el cual no haya entrado la rama especial de la manufactura del país de que se
trate, a pesar de que existiera anteriormente dicho mercado; 4) la conquista
de una nueva fuente de aprovisionamiento de materias primas o de bienes
semifacturados, otra vez con independencia de si ya existía o de si hay que
crearla; y 5) la creación de una nueva organización de cualquier industria,
como la de una posición de monopolio o bien la anulación de una posición
de monopolio existente con anterioridad. Es decir, su concepto de innovación
es más extenso que el de innovación tecnológica.
Para Baumol (1993), la lista de Schumpeter se queda corta, al no abarcar las
actividades innovadoras de transferencia de tecnología que aprovechan las
oportunidades de introducir una tecnología ya disponible y válida (normal-
mente con alguna modificación que la adapte a las condiciones locales) en
áreas geográficas cuya aptitud para la misma no había sido anteriormente
reconocida ni utilizada, y tampoco incluir las innovaciones en los procedi-
mientos especulativos tales como el descubrimiento de una táctica legal, no
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utilizada previamente, eficaz para desviar rentas hacia aquellos que primero
la explotan; si bien esta última actividad se considera totalmente improducti-
va, al no crear ningún tipo de riqueza.
Por su parte, Knight (1967) amplía el contenido de la innovación, al incluir
en el concepto los cambios en la estructura organizativa y la modificación de
las habilidades de las personas. Un área no cubierta por Knight y Schumpeter
es la innovación política, que involucra cambios en las estrategias de las
empresas para alcanzar sus principales objetivos (Zaltman et al., 1984), por
lo que es una condición suficiente, pero no necesaria, para la innovación tec-
nológica.
El proceso de innovación tecnológica ha sido desarrollado por la literatura
económica al menos de dos formas diferentes. La postura tradicional consi-
dera una relación causal entre la ciencia y la tecnología; mientras que la posi-
ción actual es la de tratar el desarrollo tecnológico como un proceso comple-
jo con múltiples retroalimentaciones y fuentes de innovación.
Así pues, el pensamiento tradicional contempla exclusivamente la causalidad
que va desde la ciencia a la tecnología, y la representa mediante un modelo
lineal que interpreta la génesis de una innovación tecnológica como un pro-
ceso secuencial y ordenado que, a partir del conocimiento científico (cien-
cia), y tras diversas fases o estadios (investigación aplicada, invento, desarro-
llo, producción e innovación) comercializa un producto o proceso que puede
ser viable a nivel comercial. En cierto sentido, la innovación es la fase más
importante, ya que permite obtener los frutos económicos de la I+D. Por ello,
no debe entenderse como un concepto técnico, sino de raíz económica y
social. La esencia de la innovación es satisfacer una necesidad, por lo tanto
hay que valorarla siempre desde la perspectiva del mercado.
Ahora bien, en opinión de Francis Bacon, las invenciones se clasifican en dos
categorías: las que dependen del estado general del conocimiento, y que por
tanto sólo pueden realizarse cuando se dispone de los antecedentes científi-
cos, y las que son puramente empíricas y no se sustentan en la ciencia exis-
tente, por lo que pueden efectuarse en cualquier momento de la historia. En
consecuencia, el pensamiento económico tradicional ignora que la tecnología
dispone de un cuerpo de conocimientos que le son propios; conocimientos
que fueron adquiridos y acumulados durante mucho tiempo de forma rudi-
mentaria, basada en la observación de regularidades empíricas, y sin ningún
apoyo de la ciencia. Es cierto que inventos como el transistor y el nylon se
debieron en gran parte a investigaciones científicas del pasado inmediato y
que probablemente hubieran sido imposibles sin los conocimientos propor-
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cionados por la ciencia moderna, pero es evidente que gran número de inven-
tos no han dependido en su concepción y feliz desarrollo de los progresos
inmediatamente anteriores en la ciencia (Schmookler, 1962). Incluso puede
ocurrir que experimentos ingeniosos permitan obtener una nueva tecnología
importante y muy novedosa en el mercado, a pesar de que los principios
científicos sean incompletos e incluso erróneos. Tal es, por ejemplo, el caso
de la invención en Francia del globo aerostático por los hermanos
Montgolfier en 1783. Joseph de Montgolfier conocía el hidrógeno, un gas
mucho más liviano que el aire, descubierto por Henry Cavendish en 1766.
Supuso que el fuego desprendía un gas similar, y que este gas, recogido en
un recipiente cerrado, al ser más liviano que el aire sería capaz de elevar el
globo. El experimento funcionó, pero el razonamiento era en parte una fala-
cia. Lo que hizo elevar el globo no fue un gas más liviano que el aire, sino el
aire mismo, que, una vez calentado, se expandía y reducía su peso específico
(Mokyr, 1993; 143).
Por otra parte, si se interpreta la conexión entre la ciencia y la tecnología
como una relación lineal, aquélla se convierte en predictor de la aparición de
nuevos productos y procesos. De esta forma toma prioridad la ciencia no sólo
como una condición necesaria, sino también suficiente, para el éxito de la
innovación tecnológica. Este hecho dio lugar a que se igualase la I+D organi-
zada con el proceso de innovación mismo. De aquí se derivan dos importan-
tes consecuencias: 1) una empresa con un gran centro de investigación tendrá
una ventaja competitiva respecto a sus rivales de menor tamaño, y 2) el cam-
bio tecnológico dependerá de los progresos realizados en la ciencia, por lo
que, en las áreas con una base científica subyacente estacionaria, el cambio
tecnológico será más lento que en aquellas áreas en las que está creciendo
(Kamien y Schwartz, 1989). Ahora bien, resulta claro, y está confirmado por
la historia de países como Inglaterra, Francia, Estados Unidos, Japón y Rusia
en los dos últimos siglos y medio, que unas instituciones científicas de alta
calidad y un alto grado de originalidad científica no han sido una condición
ni necesaria ni suficiente para el dinamismo tecnológico (Rosenberg, 1993a).
Igualmente nadie duda de la capacidad creativa de las PYMEs que, en deter-
minadas circunstancias, puede superar la eficacia innovadora de la gran
empresa. Estos y otros hechos no sustentan, por tanto, la relación causal
entre ciencia y tecnología.
Existe una tendencia general que considera que el proceso de innovación tec-
nológica no se desarrolla de forma secuencial y ordenada desde el principio
hasta el final, tal y como se recoge en el modelo lineal. Algunas veces deter-
minadas fases no son necesarias y, otras, la secuencia puede ser distinta. La
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otras empresas provoca algún tipo de innovación en la empresa que las adop-
ta, posiblemente de menor magnitud que las provocadas si la empresa comer-
cializa un invento que previamente ha desarrollado internamente. Desde esta
perspectiva, la empresa concibe la innovación como toda idea, práctica u
objeto que percibe como novedoso, a pesar de que incluso pueda ser una ruti-
na para otras empresas.
La tecnología nueva no se genera necesariamente en el sector ni por la
empresa que la utilizará. Así, una innovación en determinado sector es
adoptada por una empresa para comercializarla en otro sector diferente; ello
es posible porque la tecnología es transversal, ya que no concierne a un solo
oficio o actividad. Es decir, todo descubrimiento tecnológico tiene efectos y
origina progresos en distintas ramas de actividad, como ocurre con los orde-
nadores. Este flujo interindustrial de la tecnología es una de las característi-
cas más distintivas de las sociedades industriales avanzadas (Rosenberg,
1993b). La innovación puede asimismo ser virtualmente forzada en una
empresa por otras empresas. A menudo es el suministrador de materias pri-
mas, componentes o maquinaria quien promueve el cambio entre las empre-
sas usuarias. En consecuencia, la innovación además de estar influenciada
por la cantidad de recursos que la empresa utiliza en generar o mejorar su
propia tecnología, también depende de los recursos que otras empresas
(situadas en diferentes sectores industriales) dedican a la mejora de los bie-
nes de capital y otros inputs que ésta utiliza. En EE.UU. un 22 por 100 de
las innovaciones han sido adoptadas; en el Reino Unido esto ocurre en un
33 por 100 de los casos (Roberts, 1988). Igualmente puede ocurrir que un
inventor o una pequeña empresa generen un invento, y ser otra empresa la
que lo desarrolle y lo comercialice. Es frecuente que una empresa imite
(adopte) la tecnología que ha desarrollado alguno de sus competidores;
incluso puede que el innovador le conceda una licencia. Por último, la inno-
vación en una empresa depende de la disponibilidad y utilidad de la tecnolo-
gía extranjera.
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domina, lo que favorece una mayor eficacia a la par que permite una mejor
distribución de recursos entre los participantes.
6. Las alianzas también pueden ser necesarias para eludir las barreras admi-
nistrativas levantadas por algunos gobiernos en la defensa de sus industrias.
Las alianzas pueden darse en cualquiera de las áreas funcionales de la empre-
sa: tecnología, producción y marketing. Estos campos de aplicación no son
excluyentes; es más, resulta usual encontrar acuerdos de cooperación que
comprenden más de una actividad funcional; ello resulta lógico debido a que
en muchas ocasiones unas actividades están inexorablemente ligadas a otras.
Últimamente están proliferando las alianzas en tecnología, debido a la impo-
sibilidad que tiene una empresa para generar internamente todas las tecnolo-
gías que necesita. Este tipo de alianzas puede estar fomentado por los gobier-
nos, a través de políticas tecnológicas que potencien mediante subvenciones
u otros medios esta actividad. Una alianza típica en tecnología es la realizada
por una PYME y una gran empresa. La PYME se ocupa de la investigación
aplicada y la gran empresa realiza el desarrollo experimental. A veces la
empresa coopera con la universidad o un centro de investigación. Para las
grandes empresas, los acuerdos de investigación no sustituyen, sino que com-
plementan, la actividad investigadora interna, y su mayor ventaja reside en el
rápido acceso a tecnologías avanzadas.
En algunos casos las empresas proporcionan financiación (también colabora
el gobierno mediante subvenciones) y aportan investigadores para crear labo-
ratorios conjuntos con objeto de generar tecnología y obtener, de este modo,
un determinado prototipo; posteriormente, los investigadores regresarán a sus
respectivas empresas para desarrollar comercialmente el invento y, a poder
ser, añadir características distintivas que diferencien el futuro producto en el
mercado. Durante la comercialización del producto las empresas compiten
agresivamente unas contra otras. Estas alianzas tuvieron su origen en Japón y
desde hace algunos años están siendo potenciadas por la Unión Europea.
En el campo de la producción un tipo de alianza bastante frecuente es la
construcción de una nueva planta para fabricar elementos comunes para las
empresas socias, o el aprovechamiento del exceso de capacidad de una de
ellas. Un caso similar es la adquisición conjunta de activos para compartir su
uso ya que o bien resultan demasiado costosos o, sencillamente, cada socio
sólo necesita utilizar una parte de la capacidad del activo, por lo que resulta
antieconómico su uso exclusivo.
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así como qué resultados podrá alcanzar. Por tanto, el uso del producto actúa
como indicador permanente de los resultados posibles, siendo también un
inductor de la creación. Las contribuciones del usuario acontecen especial-
mente en las primeras etapas del desarrollo del mercado. Además, durante la
introducción de un nuevo producto al mercado, las mejoras en el proceso o
en el producto pueden ser casi tan importantes como la nueva idea en sí.
Los resultados obtenidos en el aprendizaje por el uso son de dos tipos: incor-
porados (si se traducen en cambios en la concepción del producto o en su
propia materialidad técnica) y no incorporados (si únicamente influyen sobre
los procedimientos y las reglas de utilización de los productos). En el primer
caso, la experiencia inicial de una nueva tecnología conduce a una mejor
comprensión de la relación entre las características específicas de funciona-
miento del diseño que permiten las mejoras subsiguientes. El resultado es la
modificación apropiada del diseño. En el segundo caso –conocimiento no
incorporado– el conocimiento generado conduce a ciertas alteraciones del
uso que no requieren modificaciones en el diseño (o sólo modificaciones tri-
viales). Aquí, la experiencia prolongada con el producto proporciona infor-
mación sobre su funcionamiento y características operativas que, a su vez,
aboca en nuevas prácticas que aumentan la productividad del producto, bien
alargando su vida útil o bien reduciendo sus costes operativos (Rosenberg,
1993b).
La aplicación creativa del aprendizaje por el uso puede ser importante en las
industrias de alta tecnología, por ejemplo la de los ordenadores, donde el
desarrollo de un software efectivo depende enormemente de la experiencia
del usuario. De igual modo es particularmente importante en el caso de bie-
nes de equipo, con objeto de determinar las características óptimas de funcio-
namiento de un bien de equipo duradero en lo que afecta a la extensión de su
vida útil.
Finalmente, el conocimiento y las capacidades pueden residir en áreas geo-
gráficas, es decir, en los intersticios de las relaciones sociales, financieras,
tecnológicas y de gestión que pueden unir a organizaciones próximas entre sí
territorialmente hablando, tal y como ocurre en los parques tecnológicos y en
determinadas zonas y distritos industriales. En estas relaciones destaca el sis-
tema de investigación público al que tienen acceso las empresas: laboratorios
públicos, organismos de investigación industrial asociativos o controlados
por grupos de empresas o por ciertas profesiones, universidades y otras insti-
tuciones de enseñanza superior.
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3.2. El empresario
En el contexto económico actual caracterizado por la globalización de los
mercados, la intensificación de la competencia y los continuos cambios tec-
nológicos, surge con fuerza inusitada la figura del empresario quien, con el
ejercicio de su actividad, contribuye positivamente a la creación de riqueza y
a la generación de empleo.
Los empresarios ven el cambio como una norma saludable y, aunque puede
que no lo originen por sí mismos (esto es, no sean inventores), persiguen siem-
pre el cambio, responden a él y lo explotan en su beneficio. Para que constituya
una oportunidad empresarial, una determinada perspectiva de futuro tiene que
satisfacer dos condiciones: presentar una situación de futuro atractiva, que
suponga crecimiento o, al menos, cambio; y lograr que el individuo crea que le
es posible alcanzar dicha situación (Stevenson y Gumpert, 1985). Estas condi-
ciones determinan cuatro grupos, como se ve en la figura 3.1.
En suma, empresario es toda persona capaz de emprender una actividad, de
crear y desarrollar una empresa, independientemente de que aporte o no todo
el capital. No hay que confundir empresario y propietario de una empresa.
Las características que definen al empresario no pueden ser determinadas ex
ante, mientras que ex post es difícil discernir entre los efectos de la mala
suerte y/o de la baja habilidad empresarial (Amit et al., 1993). En este senti-
do, se aboga por abandonar la idea de que el espíritu empresarial es una
característica que algunas personas o empresas poseen y otras no. Más aún,
se sugiere incluir al empresario en el contexto de toda una variedad de con-
ductas. De acuerdo con este planteamiento, la mentalidad de empresario en
pensamiento y acción se puede resumir en los siguientes hábitos:
Compromiso y perseverancia. La dedicación total al trabajo, tanto en días
laborables como en festivos, y la perseverancia en el triunfo son posiblemen-
te las características que mejor definen al empresario. Es el impulso de hacer
más en menos tiempo.
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Sí No
Sí Empresario Directivo
Poder y habilidad
conscientes para
alcanzar objetivos Empresario potencial Funcionario
No frustrado burócrata
Necesidad del triunfo. Los empresarios deciden iniciar una nueva empresa
porque no pueden ignorar sus sueños, su visión, y están deseando arriesgar la
seguridad por el triunfo económico y/o social.
Orientación hacia oportunidades y objetivos. Los empresarios son indivi-
duos que identifican y crean oportunidades de negocio en un entorno a veces
incierto, reúnen y combinan los recursos tecnológicos necesarios y, finalmen-
te, se apropian de los beneficios de sus innovaciones. El empresario busca
constantemente nuevas oportunidades: a) siguiendo el camino de la técnica,
para encontrar aplicación empresarial a sus ideas tecnológicas, o b) estudian-
do las necesidades insatisfechas de los clientes para localizar nuevos merca-
dos. En ambos casos, el eje central de su actuación lo constituye siempre la
satisfacción del cliente, y la concentración en aquello para lo que posee
mejores aptitudes o donde cuenta con más experiencia. El empresario de
forma más o menos intuitiva busca activamente nuevas oportunidades a tra-
vés de sus percepciones del mercado y no de reglas preestablecidas. Participa
con fuerza en la destrucción creativa: busca situaciones nuevas y rompe con
el statu quo subyacente. Los empresarios no son solamente oportunistas, son
también creativos e innovadores. El empresario no desea siempre abrir nue-
vos campos, sino que, a veces, busca desempolvar viejas ideas para poner en
marcha aplicaciones en apariencia nuevas.
Iniciativa y responsabilidad. El empresario ha sido considerado histórica-
mente como un campeón de la economía de la empresa privada. Tiene un
comportamiento eminentemente práctico y toma siempre la iniciativa. El
núcleo de su actividad consiste en detectar una oportunidad (clientes insatis-
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Inhibiciones personales
Impulsos personales
sus iniciativas, y el buen juicio para tomar decisiones que aseguren la mayor
probabilidad de obtener los resultados deseados. Por lo tanto, no sólo necesi-
ta capacidad para definir una necesidad de mercado y desarrollar, adquirir o
proporcionar un producto capaz de satisfacerla; sino que también debe ser
capaz de obtener los recursos (financieros y técnicos) necesarios para ello, y
de diseñar una organización eficaz para explotarlos.
Los empresarios que lograron el éxito se caracterizan por: afrontar un riesgo
moderado; buscar una situación que ofrezca una medida tangible del éxito y
perseguir una actividad donde el empresario pueda ser la causa del éxito;
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Figura 3.3. Principales causas de fracaso en la creación de una empresa (IMPI, 1994).
Países
Causas de fracaso Bélgica Dinamarca Francia Alemania Grecia Irlanda Italia Luxemburgo Holanda Portugal España R. Unido
Problemas organizativos y de gestión + ++ + + +++
Falta de capacidad empresarial + + +++ +
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Problemas estratégicos + + + +
Problemas técnicos, lagunas en
información y en capacidad técnica + + + ++
Inadecuación del producto + + + ++
Problemas financieros + ++ +++ + ++ ++ +++ + +
Racionamiento del crédito + + + + ++ + +
Coste de los créditos + +
Presión fiscal ++
Burocracia +
Problemas relacionados con los
mercados + + + +
Fuerte competencia +++ + + +++ +++ +
Demanda insuficiente +++ + + +++ ++ +++ +
Recursos de pagos + + +
Costes sociales +
Problemas locacionales + +
Problemas de carácter personal + ++ ++
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dos en el 83,3 por 100 de las empresas con éxito, mientras que únicamente lo
estaban en el 53,8 por 100 de las empresas que cerraron, sugiriendo dichas
cifras que las empresas creadas por grupos de fundadores tienen más éxito
que las creadas por un único fundador. Ahora bien, se llegó a la conclusión
de que el éxito estaba directamente relacionado con el hecho de tener una
única persona al mando, con la participación activa de ejecutivos y altos
directivos en la toma de decisiones y con el arranque de la nueva empresa a
pequeña escala, que será seguido posteriormente por una expansión incre-
mental.
Si los trabajadores de grandes empresas se deciden a crear una nueva empre-
sa la probabilidad de éxito es muy alta. Esto se debe a que conocen los méto-
dos formales de planificación, organización y control que aplican las grandes
empresas, lo que les es de gran ayuda para la puesta en marcha de una nueva
empresa.
Los fundadores con experiencia anterior de al menos seis meses en empresas
grandes (con más de 500 empleados aproximadamente) tenían más probabili-
dades de éxito. Las empresas con éxito tenían equipos mayores y más com-
pletos en el momento de su creación. Un equipo “pleno” o completo es aquel
grupo que incluye al director ejecutivo y a los responsables de marketing,
ingeniería, finanzas y operaciones (Roure y Maidique, 1990; 22).
Las empresas con éxito se caracterizaban por tener altos niveles de concen-
tración de compradores. Es decir, servían los productos a un número relativa-
mente pequeño de clientes potenciales teniendo estos una gran capacidad de
compra. Así pues, estas empresas se especializaron en segmentos del merca-
do con elevada concentración de compradores.
Las empresas con éxito, al contrario de las que fracasaron, se ubicaron en
segmentos de mercado relativamente libres de competidores fuertes, inten-
tando evitar de esta forma la lucha por el primer lugar con empresas ya esta-
blecidas en ese mercado. De hecho, la estrategia que siguen es similar a la de
las empresas incubadoras y lo que hacen es atender los nichos de mercado
que éstas no satisfacen o abandonan.
Las empresas de alto crecimiento fueron similares a las empresas incubado-
ras en cuanto a la tecnología utilizada y los mercados servidos (en un 80 por
100 de los casos). Los empresarios técnicos claramente comienzan sus nego-
cios con la tecnología y en los mercados que conocen. Los fundadores que
inician su negocio en un campo donde tienen poca experiencia personal
encaran una alta probabilidad de fracaso (Cooper y Bruno, 1977). Las
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Figura 3.4. Las cinco fases del crecimiento (Greiner, 1972).
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Fase 1 Fase 2 Fase 3 Fase 4 Fase 5
5. Crisis de
Grande ?
Etapas de evolución 4. Crisis de
papeleo
Etapas de revolución
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3. Crisis de
control
5. Crecimiento a través de
Tamaño COLABORACIÓN
de la 2. Crisis de
organización autonomía 4. Crecimiento a través de
COORDINACIÓN
1. Crisis de
3. Crecimiento a través de
liderazgo
DELEGACIÓN
2. Crecimiento a través de
DIRECCIÓN
Pequeña
1. Crecimiento a través de
CREATIVIDAD
fases para describir cómo cambian las empresas en el tiempo y cómo afectan
dichos cambios a las prácticas directivas y estructura de la organización.
Estas fases sucesivas se corresponden, respectivamente, con el crecimiento
por creatividad, por dirección, por delegación, por coordinación y, finalmen-
te, por colaboración.
De acuerdo con su planteamiento, cada una de las fases se descompone, a su
vez, en dos etapas claramente diferenciadas: evolución y revolución. La pri-
mera, la evolución, hace referencia a períodos prolongados de crecimiento en
los que las prácticas organizativas no sufren alteraciones importantes. Por su
parte, la revolución alude a períodos previsibles durante los cuales tiene lugar
una perturbación significativa en la empresa que, hasta entonces, transcurri-
ría según la normalidad instituida.
Cada etapa evolutiva produce su propia y característica revolución. De acuer-
do con este planteamiento, al afectar cada fase a la siguiente, conocer en qué
etapa del proceso de crecimiento se encuentra la empresa resulta ser una
valiosa ayuda para los directivos, con vistas a anticipar y prepararse adecua-
damente para la próxima crisis revolucionaria.
Este modelo no trata, desde luego, de definir todas las posibles situaciones y,
mucho menos, teniendo en cuenta las disparidades sectoriales o, mismamen-
te, las diferencias entre países. Es útil porque sugiere un patrón lógico de cre-
cimiento, lo cual constituye, sin duda, un importante logro.
De este esquema se infiere todo un conjunto de prácticas organizativas a
implantar, a medida que van tomando cuerpo las distintas fases de crecimien-
to y que constituyen la respuesta específica de la empresa ante el momento
evolutivo en que se encuentra. A continuación se describen las características
de las cinco fases antes mencionadas, intentando delimitar su contenido pro-
pio e individualizado. Un resumen se recoge en la figura 3.5.
Crecimiento por creatividad. En esta etapa, los fundadores se centran en el
desarrollo de nuevos productos y mercados, buscando resultados rápidos y
tangibles que sirvan, a su vez, de termómetro para conocer la buena o mala
marcha del proyecto empresarial.
El empresario desprecia las actividades directivas y se centra en los aspectos
puramente técnicos. De hecho, no le llega a importar trabajar muchas horas
con poca remuneración, pues espera beneficios futuros importantes.
La organización es de marcado carácter informal y se caracteriza por una
comunicación frecuente y unos flujos de información continuos entre todos
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Figura 3.5. Prácticas directivas durante la evolución en las cinco fases del crecimiento (Greiner, 1992).
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innovación
Sistema de control Resultados en el Normas y centros de Informes y centros Planes y centros de Establecimiento
mercado coste de beneficios inversión mutuo de objetivos
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prometan realmente con una tarea, han de creer que ésta vale la pena
intrínsecamente.
* Las empresas sobresalientes han de ser adaptables al ambiente, con una
competencia distintiva; a saber, aquello en lo que determinada empresa
destaca singularmente y las otras no.
Peters y Waterman (1984) consideran que las empresas sobresalientes cum-
plen alguno de los siguientes atributos básicos:
1. Énfasis en la acción. La clave del éxito en los negocios consiste en afron-
tar cara a cara todo problema que se presente y resolverlo inmediatamente.
Se logra mediante la fragmentación, que consiste en dividir las cosas para
facilitar la flexibilidad organizativa y estimular la acción. Para que la frag-
mentación funcione eficazmente, se requiere que: a) los jefes de sección
conozcan y se identifiquen con la meta y objetivos de la empresa, y b) exista
una comunicación rica e informal.
2. Proximidad al cliente. Este factor es muy importante, pues todo éxito de la
empresa se basa en la venta que, al menos momentáneamente, liga a la
empresa con el cliente. Aunque cada empresa utilice diferentes mecanismos
adaptados a su estilo y estrategias, hay dos elementos claves comunes a todas
ellas: a) una fuerte orientación al mercado en los niveles directivos más altos,
y b) la presencia de una serie de dispositivos que aseguran la interacción
entre las diferentes funciones empresariales.
3. Autonomía e iniciativa. Las empresas sobresalientes fomentan una descen-
tralización y autonomía casi radicales, con los solapamientos, la falta de
coordinación, la competencia interna y la situación un tanto caótica consi-
guiente, con el fin de estimular el espíritu creativo y la iniciativa empresarial.
Renuncian a un cierto orden para lograr una innovación regular. Se puede
decir que introducen el mercado dentro de la propia empresa. La organiza-
ción se mueve impulsada por los mercados y las competencias internas.
4. Productividad contando con las personas. Las personas son el factor clave
en el logro de la productividad, y han de constituir el centro de atención de
los directivos. Para ello, es necesario utilizar fábricas pequeñas: el mérito de
lo pequeño consiste en que resulta más manejable y, sobre todo, suscita una
fuerte adhesión.
5. Valores claros y manos a la obra. La supervivencia institucional, correcta-
mente entendida, depende del mantenimiento de los valores (meta u objeti-
vos de orden superior) y de una idiosincrasia propia.
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Erradicación
de viejos hábitos
(desplazamiento
de la atención)
• Reorganización periódica
• Importantes superposiciones
de impulsos
• Unidades experimentales
• Sistemas centrados en una
dimensión
Estabilidad Iniciativa
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4. El entorno tecnológico
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ingresos medios por familia en la zona han sido los más altos de California y
se sitúan entre los más altos de Estados Unidos. El hecho de que un nuevo
poder industrial de estas características pudiera surgir en una zona totalmente
carente de base industrial o de tradición empresarial previa, ha hecho que se
tratara de imitar en todo el mundo (Castells y Hall, 1994).
Un parque tecnológico combina la proximidad de empresas de alta tecnolo-
gía, laboratorios de investigación y universidades de alta calidad para produ-
cir un clima empresarial donde florezca la innovación. La Asociación
Internacional de Parques Tecnológicos considera que esta iniciativa permite:
• Mantener lazos formales y operativos con una o más universidades, centros
de investigación u otras instituciones de educación superior.
• Promover la creación y expansión de empresas que exploten los conoci-
mientos científicos y tecnológicos de la universidad y atraer los laborato-
rios de investigación y desarrollo de empresas innovadoras.
• Poseer una función directiva comprometida de forma activa con la transfe-
rencia de tecnología y técnicas empresariales a las empresas instaladas en
el parque.
Los objetivos del parque tecnológico dependen, en cierta medida, de la iden-
tidad del promotor o del principal inductor de su puesta en marcha. En cual-
quier caso, un parque tecnológico intenta cumplir una doble función cataliza-
dora: favorecer la transferencia bidireccional de recursos humanos, científi-
cos y tecnológicos desde las universidades a la industria, y entre las empresas
localizadas en el parque. La Administración Pública Central, Regional o
Local, las universidades y, en algunos casos, las empresas privadas constitu-
yen sus principales motores.
Un parque tecnológico no debe funcionar de forma aislada, sino que ha de
insertarse en el contexto donde está ubicado, centrándose en las tecnologías
ya implantadas en esa región. Hay pocos sitios tan desoladores como los par-
ques que se han desarrollado de una manera tan exclusiva que son percibidos
por la comunidad local como remotos y no relacionados con la actividad
comercial de la región (Orr, 1994). A su vez, es muy negativo que los par-
ques sean considerados sólo como una operación fundamentalmente inmobi-
liaria, como un polígono industrial de lujo, así como querer convertirlos en
un fin en sí mismos, olvidando que deben ser, sobre todo, un medio para
facilitar el desarrollo de empresas y de las economías regionales.
La eficacia de un parque tecnológico se apoya, al menos, en las siguientes
características: promotor del parque con ideas claras, universidad especiali-
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La circulación constante de talentos desde una empresa a otra hace que sea
literalmente imposible mantener los derechos de patentes de cada innova-
ción. La única vía que tienen las empresas para solucionar un problema con-
siste en acelerar el paso de la propia innovación, abriendo camino así a nue-
vas empresas, productos o tecnologías, en un determinado proceso de extra-
ordinaria estimulación tecnológica e industrial (Castells y Hall, 1994).
La existencia de empresas muy innovadoras sólo es posible si hay clientes
capaces de pagar precios elevados por productos de alta tecnología. El
Gobierno de EE.UU., a través de las compras militares, fue el gran impulsor
del Silicon Valley, pues constituía un primer mercado para dispositivos no pro-
bados, todavía caros, que se consideran un riesgo en el mercado comercial.
Este apoyo federal, aunque se centró principalmente en las grandes compañías,
resultó esencial para el éxito de la industria. Tanto el Departamento de Defensa
como la NASA pagaron altos precios por las tecnologías más innovadoras, que
también eran las más arriesgadas en términos de inversión. De este modo
desempeñaron el papel de subvencionadores de la actividad de I+D para las
empresas del Silicon Valley. Además, el Departamento de Defensa exigía la
difusión pública de los descubrimientos realizados utilizando su aportación de
fondos, a menos que fueran clasificados como secretos militares. Así pues, la
demanda militar y aeroespacial suministró los primeros mercados a gran escala
para la joven microelectrónica concentrada en el Silicon Valley, y facilitó el
capital necesario para las inversiones de alto riesgo, al tiempo que hacía posi-
ble la difusión de los adelantos tecnológicos entre las empresas de la zona
(Saxenian, 1990). Aún hoy, más de 600 empresas del Silicon Valley realizan
trabajos relacionados con la seguridad y clasificados como secretos, la mayoría
de ellos sobre satélites, misiles, radares y ordenadores.
Por otra parte, en las industrias de alta tecnología en las que el cambio es
muy rápido, las patentes son inoperantes como medio legal de asegurar la
propiedad de la información técnica: lleva mucho tiempo conseguirlas e
implica comunicar a otras empresas el diseño del producto. Ahora bien, en
contra de lo que parece, esta característica no resulta una desventaja, como se
constata en un informe de la Federal Trade Comision, en el que se considera
que la gran fuerza de la industria de los semiconductores de EE.UU. se deri-
va de la rapidez con que sus empresas copian los nuevos chips unas de otras.
Este hecho se produce con más intensidad en el Silicon Valley, al ser un par-
que donde todo el mundo conoce a todo el mundo, ya que, en un momento o
en otro, todos han trabajado juntos y, por lo tanto, todos mantienen o han
mantenido contactos personales en los que, lógicamente, también transcien-
den aspectos profesionales (Rogers y Larsen, 1986).
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eso invertimos gran cantidad de fondos en I+D. Intel, con objeto de mante-
ner su posición de empresa competitiva, tiene uno de los mayores porcenta-
jes de I+D respecto a ventas entre las empresas de semiconductores. Ello le
permite obtener ingentes cantidades de nuevos productos, entre los que, pos-
teriormente, elegirá las innovaciones que va a fabricar. En el pasado, Intel
aprendió una dura lección con los relojes digitales. Parecía sencillo colocar
un chip de Intel en un reloj y venderlos conjuntamente. Pero esto implicaba
un marketing dirigido a los consumidores más que a otra empresa electróni-
ca. Creyó que era un juego tecnológico y resultó ser un juego comercial, con
lo que se equivocó de estrategia y se sumió en un estrepitoso fracaso econó-
mico.
Las nuevas formas de competencia en el Silicon Valley incluyen acuerdos de
intercambio de tecnología entre las empresas de semiconductores, el patroci-
nio de programas conjunto de I+D y la colaboración a través de asociaciones
para la promoción de la enseñanza de la ingeniería. Esto llevó a que, por
ejemplo, en 1981, Intel y AMD acordaran desarrollar conjuntamente nuevos
productos de semiconductores y fabricar cada uno de ellos el chip del otro, lo
que supone un paso desde la competencia hacia la colaboración.
En el Silicon Valley (como en cualquier otro parque tecnológico) no todas las
empresas compiten con base en la tecnología. Por ejemplo, la Fairchild
Semiconductor representa la fuerza de la motivación comercial por encima
de la motivación científica, aunque ello no quiere decir que dejase de lado la
I+D. Otras empresas, como la AMD, utilizan la estrategia de seguidor del
líder. Hace años su presidente (Sanders) proclamaba que el microprocesador
8080 de AMD era el primer seguidor del Intel 8080. Esta estrategia viene
favorecida por la exigencia de los compradores a la empresa suministradora
principal de que permita utilizar a una segunda empresa la patente o know
how que posee en exclusiva; con ello –los compradores– evitan depender en
exclusiva del vendedor principal, que podría imponerles un precio abusivo y,
en algún momento, podría no ser capaz de suministrar una remesa de chip a
tiempo.
En contrapartida, en el Silicon Valley destacan algunos aspectos negativos,
principalmente de orden social, que conviene resaltar: la obsesión por el tra-
bajo, la elevada tasa de divorcios y las diferencias sociales, entre otros.
Las circunstancias del trabajo, tales como la competencia, la importancia de
ser el primero en introducir un nuevo producto en el mercado y la presión de
los compañeros, estimulan los empeños individuales maratonianos. Así
pues, la meritocracia es un aspecto destacado de la ética del trabajo en el
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UNIVERSIDADES PYMES
Concepción o visión Concepción o visión
• Investigación y Desarrollo más bien • Investigación y Desarrollo más bien
fundamental aplicada
• Investigación y Desarrollo orientados con • Investigación y Desarrollo orientados a
vistas a colaboraciones supranacionales las necesidades de una determinada
• Búsqueda de la mejor solución posible empresa
(sin presiones de rentabilidad) • Búsqueda de soluciones “satisfactorias y
• La investigación acabará por ser de rentables”
carácter “público” (publicada) • Deseo de secreto o de una gran
• Comportamiento individualista ante la discreción
burocracia universitaria • Comportamiento “individualista” que
• Objetivos de investigación integrada debe adaptarse a un entorno competitivo
con las otras tareas educativas y • Objetivos operativos (Investigación y
administrativas Desarrollo a menudo marginal y
esporádicos)
Lenguaje Lenguaje
• Enigmático y “tortuoso” • Sencillo y “eficaz”
Marketing Actitud frente a la universidad
• Capacidad limitada de darse a conocer • Ignorancia o desconfianza por parte de
por sí mismas las PYMES
Recursos Humanos Recursos humanos
• Limitados, de gran calidad, pero muy • Limitados, de calidad media o poco
especializados especializados, pero más adaptables
Infraestructuras Infraestructuras
• De gran calidad técnica • Ausentes o limitadas, pero en este caso
• Tanto para la enseñanza como para la muy adaptadas para las operaciones
investigación ordinarias
• A menudo infrautilizadas
Tiempo disponible Tiempo disponible
• No limitado y complejo (difuso entre las • Limitado o de corto plazo
otras tareas) • Más bien para soluciones espontáneas
• Planificado más bien a largo plazo, pero (comportamiento en general reactivo)
“desorganizado”
Capacidad financiera Capacidad financiera
• Limitada, debe ser sostenida por el • Limitada, necesita ayuda del Estado
Estado • Prefiere los contratos a corto plazo
• Necesidad de convenios a medio o largo
plazo
• Problemas en la distribución de
beneficios procedentes de resultados
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Figura 4.2. Desglose de la inversión anual realizada por las entidades de capital riesgo (Martí, 1995).
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Semilla (Seed) 258 1,5 272 1,6 68 0,4 12 5,1 12 5,0 8 3,8
Arranque (Start-up) 3.714 21,8 2.082 12,4 1.805 8,7 106 45,1 45 18,8 47 21,4
Crecimiento (Expansion) 11.419 67,1 13.954 83,4 13.597 73,3 109 46,4 177 74,1 147 68,8
Compra apalancada (Buy-out) 1.499 8,8 201 1,2 2.773 15,0 5 2,1 1 0,4 11 5,0
Reorientación (Turnaround) 120 0,7 216 1,3 508 2,7 3 1,3 4 1,7 7 3,2
Inversión del año 17.008 100,0 16.725 100,0 18.549 100,0 235 100,0 239 100,0 220 100,0
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Esta actividad inversora requiere un elevado rigor profesional, tanto para eva-
luar la viabilidad de los proyectos innovadores como para preparar la acogida
comercial de sus resultados. Por tanto, la práctica común consiste en realizar
un número reducido de inversiones cada año, después de examinar un núme-
ro elevado de candidatos y de estudiar minuciosamente un grupo de ellos.
Una sociedad de capital riesgo muy activa puede analizar del orden de 300
proyectos empresariales al año e invertir en uno o dos. A pesar de esta selec-
tiva elección, casi la mitad de los proyectos no consiguen los resultados pre-
vistos (Rock, 1988). Una distribución típica de diez inversiones de una
empresa de capital riesgo bien gestionada incluiría dos fracasos, dos zombies
(muertos vivientes, empresas que sobreviven, pero que no generan demasia-
dos ingresos), dos inversiones razonablemente buenas, dos o tres ganadoras
(cuyos capitalistas ganan de 7 a 15 veces el capital riesgo inicialmente inver-
tido en la empresa) y, con suerte, quizá una súper ganadora, de la que se
obtiene 100 o más veces la inversión inicial (Rogers y Larsen, 1986).
En los parques tecnológicos de éxito, la mayoría de las sociedades de capital
riesgo se componen de hombres de negocios que tienen una buena práctica
de la gestión en el ámbito de la alta tecnología. No conviene olvidar que el
éxito de la receptora depende de las cualidades del empresario que afronta el
proyecto, habida cuenta de la autonomía que conserva para desarrollarlo. En
consecuencia, es preferible invertir en una idea de segunda línea que esté en
buenas manos, que hacer lo contrario. Por eso, la inversora se preocupa más
por la gente que prepara un proyecto empresarial que por la propuesta en sí
misma. Para lograr el éxito es necesario desear fervientemente desarrollar y
poner en práctica las ideas. En este sentido, tienen importancia las motivacio-
nes personales, los compromisos y las energías de los promotores del proyec-
to empresarial. La fe en la empresa receptora es fundamental. También tiene
interés el tipo de gente que piensan contratar para finanzas. Muchas comien-
zan a servir productos antes de confirmar que los pedidos son buenos, o antes
de asegurarse de que los clientes aceptan el envío o de que podrán cobrar las
facturas. Las inversoras prefieren asimismo a las receptoras que desean su
participación de forma activa en la toma de decisiones de la empresa (Rock,
1988).
La forma más corriente de invertir en empresas innovadoras es tomando una
participación en su capital a través de acciones ordinarias; no obstante, tam-
bién existen otras formas de inversión, tales como las acciones preferentes y
las obligaciones convertibles (figura 4.3.). A través de las acciones ordinarias
la empresa inversora toma una participación determinada en el capital de la
receptora que, a su vez, le otorga una parte proporcional de los derechos eco-
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Ventajas
Obligaciones Son emprésitos que Aseguran una Plazo más largo que un
Convertibles confieren al inversor retribución durante un crédito normal.
una remuneración por periodo de tiempo Tipo de interés menor.
intereses con la (mientras no convierta). Exigen menos
posibilidad de Tiempo para conocer la garantías.
convertirlos en empresa antes de Atrae recursos.
acciones, según un convertirse en Posibilidad de
plazo contractualmente accionista. aumentar el capital.
fijado.
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Desventajas
No están regulados en
España.
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5.1. Introducción
Durante los últimos años, la Administración Central ha llevado a cabo una
política tecnológica activa, incrementando tanto las inversiones como las
actividades de apoyo a la I+D. Así, en 1982 los gastos en I+D en España
ascendieron a 96.002 millones de pesetas, partida que en 1993 alcanzó la
cifra de 517.109 millones de pesetas (figura 5.1.). La tasa media acumulativa
anual de crecimiento de los gastos de I+D (precios constantes) en el período
1987-1991 supera el 12 por 100, que prácticamente duplica la tasa media de
crecimiento en los países industrializados, si bien éstos partían de un esfuer-
zo previo muy superior (figura 5.2.). El indicador relativo al producto interior
bruto (PIB) refleja que los gastos en I+D han pasado de un 0,45 por 100 del
PIB en 1981 a un 0,9 por 100 del PIB en 1993 (figura 5.3.). El incremento es
menos relevante que el observado en los gastos en términos absolutos, debi-
do al aumento simultáneo del producto interior bruto.
El numero total de personas dedicadas a la I+D en 1991 era de 67.446 y el
número total de investigadores en equivalencia en dedicación plena 40.585,
de los cuales 8.078 (20 por 100) realizaban su labor en la Administración
Pública, 20.775 (51 por 100) en la enseñanza superior y 11.732 (29 por 100)
en las empresas e instituciones privadas sin fines de lucro (figura 5.4.). El
número de científicos e ingenieros en España creció en un 127 por 100 entre
1980 y 1988 (figura 5.5.), aumento que también se produce en los técnicos y
personal auxiliar, aunque en una proporción inferior (35 por 100). Estos por-
centajes son muy superiores a los de otros países de la UE, así como EE.UU.
y Japón.
Entre 1982 y 1990 también se ha producido una evolución favorable en el
número de becarios en proceso de formación; tanto de Programas del Plan
Nacional como en los respectivos programas de las comunidades autónomas
y entidades públicas y privadas. Así, se pasó de 6.380 becarios en 1987 a
11.387 en 1991, lo que representa una tasa de crecimiento acumulativo anual
del 15,5 por 100 (figura 5.6.).
99
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En relación a las tesis doctorales leídas en los últimos años, en la figura 5.7.
se observa para el período 1982-1989, un crecimiento medio anual del orden
del 12 por 100, mientras que para los cursos cubiertos por las últimas cinco
columnas dicho crecimiento ha sido de un 5,5 por 100, si bien en términos
absolutos ese aumento es bastante apreciable.
Es notable el incremento del porcentaje de publicaciones científicas españo-
las en el período 1977-1993, sobre todo a partir de los inicios de la década de
los ochenta: en el Science Citation Index (SCI) el porcentaje de publicacio-
nes entre 1977 y 1980 creció en media anual un 4,6 por 100 y un 8,7 por 100
entre 1980 y 1993 (figura 5.8.). El incremento de publicaciones se da virtual-
mente con respecto a todas las disciplinas científicas. Hay que señalar, ade-
más, que en esta tabla no aparecen los trabajos llevados a cabo por científicos
españoles que fueron realizados durante su estancia en un centro extranjero.
Para ver más claramente el significado de estas cifras se comparan, en la
figura 5.9., los datos españoles con los de otros países, de acuerdo con el
SCI. Por ejemplo, se observa que, en 1992, por cada 100 publicaciones italia-
nas había 60,4 españolas en revistas contenidas en esta base de datos. En la
década que va desde 1982 a 1992 el número relativo de publicaciones espa-
ñolas, respecto al resto de los países, prácticamente se duplica y en algunos
casos (Francia y Alemania) casi se triplica (CECS, 1995).
No obstante, aun reconociendo el enorme esfuerzo realizado por las adminis-
traciones públicas en esta materia y los resultados obtenidos, es posible afir-
mar que los recursos asignados por la política tecnológica a los diferentes
sectores de ejecución han sido insuficientes y mal orientados.
La política tecnológica ha ocupado en España un lugar muy secundario en la
jerarquización de los objetivos de la política industrial, de manera que, inclu-
so en los años en los que se ha realizado un importante esfuerzo para dotarla
de recursos, éstos son, en términos relativos, notoriamente inferiores a los
que, como media, se dedican en el conjunto de países de la Unión Europea
(figura 5.10.). Si se adopta el supuesto de que el estándar europeo constituye
una referencia válida para evaluar la situación española, es evidente que se
había venido acumulando un déficit de intervención pública en el terreno tec-
nológico. Las deficiencias comienzan por el gasto total en I+D. En 1989
España gasta el 0,72 por 100 del PIB en I+D (0,9 por 100 en 1993), porcen-
taje que está por debajo del resto de los países de la Unión Europea, excepto
Portugal y Grecia (la media europea en ese año es 2,04).
En el año 1991, el sector empresarial y las instituciones privadas sin fines de
lucro ejecutaron el 56,5 por 100 del gasto total (270.916 millones de pesetas),
100
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El 95,17 por 100 de las patentes solicitadas en España durante el año 1992
correspondían a extranjeros, frente a una media de la OCDE del 56,83 por
100 (figura 5.19.). España tiene, pues, una tasa de penetración de patentes
muy elevada que, además, ha ido empeorando en los últimos años (figura
5.20.), ello se debe al incremento de solicitudes de patentes extranjeras (figu-
ra 5.21.).
A su vez, la aportación tecnológica imputada a la importación de bienes de
equipo es elevada (figura 5.22.). Molero y Buesa (1993) estiman que, a lo
largo de la década pasada, dicha participación prácticamente se ha triplicado
en valores constantes, llegando a representar más del 25 por 100 del total de
recursos tecnológicos. Estos resultados se han visto corroborados por los
obtenidos en varias investigaciones sobre los procedimientos de innovación
que siguen las empresas; en todos los casos éstas manifestaron que la adqui-
sición de nuevos equipos es la fuente primordial de adopción de tecnología
externas a ellas.
El bajo nivel relativo de acumulación interna de capital tecnológico alcanza-
do por el país va a exigir, durante mucho tiempo y de forma relevante, la
continuidad del recurso a la importación de tecnología para hacer posible la
modernización del aparato productivo. Por ello, es importante que la política
tecnológica asuma este hecho, cuya concreción no es una mera cuestión de
pagos internacionales, sino que se extiende sobre la especificación de las
capacidades técnicas de las empresas que adoptan la tecnología foránea y,
con frecuencia, también sobre sus márgenes de gestión.
En países de desarrollo tecnológico intermedio, las tecnologías maduras dis-
ponen de un elevado peso específico en los sistemas productivos de las
empresas; lo que supone que los problemas técnicos que se plantean difícil-
mente exigen I+D. Su solución más bien puede generarse mediante la utiliza-
ción de vías no sistemáticas de acceso a la información técnica. En conse-
cuencia, para el estado actual de la tecnología, y con objeto de incrementar la
competitividad de la empresa española, resulta más eficaz invertir más en
Desarrollo y menos en Investigación, ya que el nivel tecnológico de la
empresa es bajo y habría que comenzar por asimilar estratégicamente la tec-
nología que se posee.
103
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Figura 5.1. Gastos intramuros totales en actividades de I+D, por sectores de ejecución (INE).
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Años Total (3) Administración Pública Enseñanza Superior Empresas IPSFL
Total (3) % Total (3) % Total (3) % Total (3) %
1980 65.090 19.321 29,7 13.640 20,9 32.129 49,4 – –
1981 72.813 22.984 31,6 16.708 22,9 33.121 45,5 – –
1982 96.002 27.618 28,8 21.522 22,4 46.862 48,8 – –
Página 104
1983 107.664 30.749 28,6 24.772 23,0 52.143 48,4 – –
1984 126.199 32.756 26,0 28.032 22,2 65.411 51,8 – –
1985 155.341 37.559 24,2 31.987 20,6 85.795 55,2 – –
1986 (1) 197.676 49.217 24,9 36.778 18,6 110.338 55,8 1.343 0,7
1987 (1) 230.509 58.188 25,2 43.667 19,0 126.707 55,0 1.947 0,8
1988 (1) 287.689 66.685 23,2 55.366 19,2 163.370 56,8 2.268 0,8
1989 (1) 339.324 77.137 22,7 69.270 20,4 191.153 56,3 1.764 0,5
1990 (1) 425.829 90.452 21,3 86.721 20,4 246.239 57,8 2.327 0,5
1991 (1) 479.372 101.949 21,3 106.507 22,2 268.434 56,0 2.482 0,5
1992 (2) 503.252 105.120 20,9 121.594 24,2 274.261 54,5 – –
1993 (2) 517.109 105.411 20,4 134.990 26,1 274.758 53,1 – –
Figura 5.2. Tasa de crecimiento de los gastos totales en I+D (Dones, 1995).
Países 1987 1990 1991
Australia 1,9 4,6 –
Austria 2,0 8,4 9,4
Bélgica 2,4 3,1 –
Canadá 0,5 6,2 1,5
Dinamarca 7,6 6,6 5,8
Finlandia 8,2 4,6 1,0
Francia 4,0 6,0 1,2
Alemania – 0,9 –
Grecia – – 0,4
Islandia 14,2 0,4 0,4
Irlanda 2,9 15,7 16,0
Italia 8,3 6,8 3,5
Japón 7,0 8,3 3,2
Holanda 5,8 -0,9 -3,5
Nueva Zelanda – 2,3 –
Noruega 3,7 – 1,6
Portugal – 16,1 –
España 10,2 16,8 5,3
Suecia 4,5 – -1,5
Reino Unido 1,9 0,2 -7,2
Estados Unidos 2,0 -0,2 -0,4
Norteamérica 1,9 0,1 -0,3
Comunidad Europea – 3,3 –
Países Nórdicos 5,6 – 1,0
105
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Figura 5.3. Evolución de los gastos de I+D como porcentaje del PIB (CECS, 1995).
1967 1969 1970 1974 1975 1981 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993
España 0,25 0,26 0,28 0,32 0,30 0,42 0,45 0,47 0,55 0,61 0,64 0,72 0,75 0,85 0,87 0,87 0,9
Francia 1,8 – 1,8 – – 2,01 2,15 2,21 2,25 2,23 2,27 2,28 2,33 2,42 2,42 2,36 –
Italia 0,9 – – – – 1,01 1,12 1,01 1,13 1,13 1,19 1,22 1,24 1,30 1,32 1,38 1,4
Reino Unido 2,4 – 2,4 – – 2,42 2,28 – 2,31 2,34 2,22 2,18 2,20 2,19 2,08 2,1 –
RFA 1,9 – – – – 2,45 2,54 – 2,72 2,73 2,88 2,86 2,87 2,76 2,66 2,58 –
CE – – – – – – – – 1,91 1,93 1,96 1,96 1,98 1,99 1,96 1,89 –
EE.UU. – – – – – 2,51 2,72 2,77 2,93 2,91 2,84 2,81 2,76 2,73 2,75 2,74 –
Japón – – – – – 2,32 2,56 2,65 2,77 2,75 2,82 2,86 2,98 3,09 3,05 2,8 –
106
107
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Figura 5.5. Personal dedicado a I+D (Ayala, 1995).
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Personal dedicado a I+D
Científicos e Ingenieros (A) Técnicos y personal Auxiliar (B)
País Año Número Incremento (%) Número Incremento (%) B/A
España 1980 13.732 17.173 1,25
1985 21.445 19.198 0,89
1988 31.170 +127 23.167 +35 0,74
Alemania 1981 124.678 234.741 1,88
Página 108
1985 143.627 254.701 1,77
1987 165.614 +32 253.591 +8 1,53
Francia 1980 74.900 161.300 2,15
1985 102.300 170.700 1,67
1988 115.163 +54 167.936 +4 1,45
Gran Bretaña 1972 77.086 181.660 2,36
1975 79.300 179.800 2,27
1978 86.500 +12 174.900 -4 2,02
Italia 1980 46.999 48.804 1,04
1985 63.759 54.128 0,85
1988 74.883 +59 60.832 +25 0,81
Estados Unidos 1980 658.700
1985 849.200
1988 949.200 +44
Japón 1980 441.186
1985 548.249
108
(*) Las becas del Plan Nacional responden a las convocatorias del Programa Nacional de
Formación de Personal Investigador y a las del Programa Sectorial del Ministerio de
Educación y Ciencia, integrado en el Plan Nacional de I+D. Los datos de 1987 se refie-
ren a dicho Programa Sectorial.
(1) El número de becarios de las Cominidades Autónomas resulta de una estimación propia
hecha sobre la base de su presupuesto. Las cifras de 1991 son estimaciones. En las
cifras globales utilizadas en el cuadro se incluyen otras actuaciones por parte de
Fundaciones, entidades financieras y otros orígenes.
Fuente: Secretaría General del Plan Nacional de I+D.
Nota: Los datos de la SGPN para los años 1987 y 1990 son, respectivamente, 3.316 y
5.432, siendo este segundo dato totalmente incompatible, por razones que se desconocen,
con el del Consejo de Universidades.
(1) Los datos de 1982 provienen de la SGPN.
Fuente: Elaboración CECS a partir de Consejo de Universidades.
109
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Figura 5.8. Evolución de las publicaciones españolas en las bases de datos internacionales (CECS, 1995).
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Science Citation Index Social Science Citation Index Arts and Humanities Citation Index
Nº total de % de Nº total de % de Nº total de % de
Año publicaciones (1) publicaciones (2) publicaciones (1) publicaciones (2) publicaciones (1) publicaciones (2)
1977 3.419 0,64 73 0,06 – –
1978 3.658 0,68 89 0,07 – –
1979 3.318 0,60 82 0,06 – –
1980 3.908 0,68 130 0,11 78 0,07
Página 110
1981 4.182 0,70 135 0,11 98 0,09
1982 4.967 0,80 153 0,12 129 0,11
1983 5.747 0,86 179 0,14 225 0,19
1984 6.218 0,92 173 0,14 274 0,23
1985 6.956 1,00 225 0,18 298 0,25
1986 8.033 1,14 189 0,15 286 0,24
1987 8.816 1,23 213 0,18 360 0,32
1988 9.342 1,35 238 0,20 308 0,28
1989 10.007 1,46 – – – –
1990 10.719 1,56 – – – –
1991 11.894 1,69 – – – –
1992 13.860 1,93 – – – –
1993 13.937 2,00 – – – –
Fuente: Elaboración CECS a partir de Science Citation Index (SCI), Social Science Citation Index (SSCI), Arts and Humanities Citation Index (AHCI).
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Figura 5.10. Estudio comparado de la I+D (Eurostat, 1992).
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Gasto interior de I+D por habitante
(ecus, 1989) 528 592 276 67
‰ Investigadores por población activa 7,67 7,05 4,13 2,08
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105
Francia –––––– = 0,95
110
104
Alemania –––––– = 1,09
95
97
Reino Unido –––––– = 1,07
91
105
Italia –––––– = 0,85
123
101
Holanda –––––– = 0,86
118
128
España –––––– = 0,62
206
97
Bélgica –––––– = 0,97
100
87
Dinamarca –––––– = 0,98
89
94
Grecia –––––– = 0,67
140
84
Portugal –––––– = 0,40
209
104
Irlanda –––––– = 1,02
102
117
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Contribución
Española a la
Financiación de financiación de Déficit en la
la I+D los programas financiación
procedente del internacionales exterior de la
Años exterior (1) de I+D (1) I+D (1)
1982 1,92 5,75 -3,83
1983 1,71 5,14 -3,43
1984 1,54 6,14 -4,61
1985 9,99 8,56 1,43
1986 3,85 17,98 -14,12
1987 3,64 25,46 -21,82
1988 8,03 29,83 -21,80
1989 17,16 48,27 -31,11
1990 p 19,00 46,00 -27,00
1991 p 20,56 44,86 -24,30
1992 p 23,78 44,03 -20,26
Total 111,17 282,03 -170,85
* Los datos de la primera columna se refieren al conjunto de los agentes ejecutores de las
actividades de I+D; es decir, Administraciones Públicas, Universidades, Empresas e
Instituciones Privadas, sin Fines de Lucro (IPSFL).
Los datos de la segunda columna incluyen las cuotas pagadas a programas internacionales,
así como una estimación de la aportación española al Programa Marco de la Comunidad
Europea.
(1) Miles de millones de pesetas de 1990.
p: Cifras provisionales.
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del INE y de la Secretaría General del Plan
Nacional de I+D, tomados de la LAFUENTE y ORO (1992).
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AÑOS
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Patentes Patentes
Año 1990 nacionales (%) extranjeras (%)
120
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(1) Se refiere a la relación entre patentes presentadas en cada país por no residentes y por
residentes.
Fuente: Elaboración CECS a partir de datos de la OCDE.
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Figura 5.21. Solicitudes de patentes y modelos de utilidad (MINER, 1995).
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1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993
Modelos y dibujos industriales 3.318 3.500 3.703 3.521 3.420 3.066 3.020
TOTAL PATENTES Y MODELOS 30.899 33.595 37.686 39.823 40.114 44.649 45.435
(1) Incluye las solicitudes de patentes nacionales y las solicitudes de patentes PCT que entran en fase nacional.
(2) Incluye las designaciones de las solicitudes de patentes europeas y de las solicitides Euro-PCT que entran en fase regional.
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cionados han sido 1.863 con una inversión plurianual asociada de 527.913
millones de pesetas, de los que 306.027 millones de pesetas corresponden a
la inversión realizada en el cuatrienio 1990-1993. La subvención total conce-
dida en las cuatro convocatorias asciende a 20.671 millones de pesetas.
En la actualidad el PITMA se halla en su segunda edición, para el quinque-
nio 1995-1999. Esta nueva edición tiene un presupuesto de 50.000 millones
de pesetas, y se centra en las pequeñas y medianas empresas, en el fomento y
puesta en práctica de los llamados acuerdos voluntarios y en el enfoque pre-
ventivo, con una progresiva implantación de tecnologías limpias en los pro-
cesos productivos.
El primer Plan Nacional de Calidad Industrial estuvo vigente durante el cua-
trienio 1990-1993 y contó con una dotación presupuestaria de 12.135 millo-
nes de pesetas. Durante este período, se han subvencionado 2.578 expedien-
tes, de las 8.353 solicitudes de ayudas recibidas, por un importe total de
10.157 millones de pesetas, correspondiendo el 46 por 100 al desarrollo y
perfeccionamiento de la infraestructura de calidad (equipos de ensayo y cali-
bración, AENOR, etc.), el 36 por 100 a la promoción de la mejora de los sis-
temas de gestión de calidad en las empresas (formación, sensibilización,
etcétera), el 8 por 100 a la promoción del reconocimiento de la calidad de los
productos y empresas españolas en los mercados exteriores, el 7 por 100 a la
difusión de la calidad y marcas de calidad y el 3 por 100 a estudios de con-
trol y seguimiento del Plan.
El segundo Plan Nacional de Calidad Industrial, para el período 1994-1997,
se dirige muy especialmente a pequeñas y medianas empresas. Este Plan
contempla la consecución de 20.000 productos certificados, 1.000 empresas
registradas y 200 laboratorios de ensayo y 80 de calibración acreditados.
Para el logro de estos objetivos, a lo largo del referido cuatrienio, el plan dis-
pone de una dotación presupuestaria de 12.133 millones de pesetas, de los
que está previsto que el 47 por 100 se destine al perfeccionamiento de la
infraestructura de la calidad y del medio ambiente, el 35 por 100 a la promo-
ción de la calidad y gestión ambiental de la empresa, el 16 por 100 a la difu-
sión de la calidad, formación y presencia en los foros internacionales de cali-
dad y el 2 por 100 a estudios de seguimiento del Plan.
El Plan de Promoción del Diseño, Calidad y Moda se aplicó durante el perío-
do 1988-1991. En la época actual, está vigente el Plan de Promoción del
Diseño Industrial (PPDI), que tiene una duración de cuatro años (1992-1995)
y una dotación presupuestaria de 15.300 millones de pesetas. La gestión de
este nuevo Plan corre a cargo de la Sociedad Estatal para el Desarrollo del
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CDTI y una entidad bancaria. De acuerdo con esta fórmula, el CDTI aporta
hasta un 20 por 100 del presupuesto total del proyecto mediante un crédito
privilegiado al tipo de interés reducido que aplica el Centro, subvencionando
además, en cuatro puntos, el tipo de interés que aplique el Banco sobre la
parte que este aporte (hasta un 20 por 100 adicional). El plazo de amortiza-
ción del crédito subvencionado es de cinco años con dos de carencia.
Los créditos de prefinanciación son la respuesta a las necesidades financieras
de las empresas que acuden a concursos de programas internacionales (ESA,
CERN, etc.) y obtienen adjudicación de contratos. Se trata de un crédito privi-
legiado, al tipo de interés normalmente utilizado por el centro (4 ó 5 por 100)
y en el que el CDTI no asume el riesgo técnico. Los plazos de amortización se
adecuan a las fechas de cobro por las empresas del precio del contrato.
Durante el año 1993, el CDTI aprobó 192 proyectos de desarrollo tecnológi-
co con una inversión total asociada de 21.377,6 millones de pesetas a los que
el Centro aportó 8.417,6 millones de pesetas. El volumen medio de la inver-
sión total por proyecto ha sido de 111,3 millones de pesetas, con una finan-
ciación media del CDTI de 43,9 millones de pesetas.
Por lo que respecta a los proyectos de innovación tecnológica, sólo se regis-
traron 28 proyectos aprobados. La aportación del CDTI a estos 28 proyectos,
fue de 1.539,1 millones de pesetas (3.078,2 millones de pesetas si se incluye
la cofinanciación bancaria), siendo el volumen total de inversión que movili-
zaron de 7.648,5 millones de pesetas.
El proyecto concertado es un proyecto de I+D planteado por una empresa, en
colaboración con un centro público. La financiación puede ascender hasta el
60 por 100 del presupuesto del proyecto. Los 98 proyectos concertados que
se aprobaron en el CDTI durante el año 1993 han supuesto unos compromi-
sos de aportación de 3.791,3 millones de pesetas; son de una menor dimen-
sión económica media, teniendo el 62,2 por 100 de los mismos un presu-
puesto inferior a los 100 millones de pesetas y no habiéndose registrado nin-
gún proyecto de más de 250 millones de pesetas. En la figura 5.26. se reco-
gen los proyectos financiados por el CDTI durante el período 1990-1993.
A finales de 1992, se pusieron en marcha, en el marco del programa ESPRIT,
dos acciones especiales: PASO (Software) y PACE (CIM), cuya gestión corre
a cargo del CDTI. A lo largo de 1993 empezaron a funcionar, para desarro-
llar dichas acciones, 27 consorcios con un compromiso de aportación, en
forma de subvenciones, de 1.324 millones de pesetas. De este total, 14 pro-
yectos y una aportación de 578 millones de pesetas corresponden a la acción
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Origen de Fondos
Millones de pesetas
Subvenciones del MINER 28.000
Préstamos reembolsables (capítulo 8) 32.000
Créditos de CDTI 43.000
Programa Marco Comunitario (Acciones Especiales) 3.000
Fondos FEDER (Créditos) 9.000
Créditos Bancarios Subvencionados 19.500
Aportación a la Agencia Europea del Espacio (ESA) 45.000
Aplicación de Recursos
Millones de pesetas
Infraestructura tecnológica 17.500
Proyectos 94.500
Incorporación tecnología a usuarios 21.000
Difusión 750
Preparación proyectos internacionales 750
Aportación a la Agencia Europea del Espacio (ESA) 45.000
TOTAL 179.500
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Figura 5.24. Proyectos PATI. Resultados globales subplanes. 1991-1993 (MINER, 1995).
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Número de Inversión Inversión Inv. subven. / Subvención Subv. / Inv.
Subplanes proyectos total (1) subvencionable (1) Inv. total (1) subvencionable
PEIN III 624 65.426,2 53.389,5 81,6 10.442,3 19,5
PAUTA III 215 25.273,4 15.269,4 60,4 3.288,9 21,5
FARMA II 98 49.615,9 12.529,1 25,2 1.218,1 9,7
BQM 347 20.484,4 13.777,8 67,2 2.239,1 16,2
SBT 313 53.221,3 17.712,9 33,3 2.724,1 15,4
Total PATI 1.597 214.021,2 112.678,7 52,6 19.912,5 17,7
Total PIT 473 28.129,6 13.358,9 47,5 3.873,9 29,0
Total 2.070 242.150,8 126.037,6 52,1 23.786,4 18,9
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Figura 5.26. CDTI. Financiación de proyectos de I+D. 1993 (MINER, 1995).
Proyectos de desarrollo y de
innovación (1) Proyectos concertados Total
1990 1991 1992 1993 1990 1991 1992 1993 1990 1991 1992 1993
Aprobados 178 205 222 220 129 114 109 98 307 319 331 318
Aportación CDTI (2) 11.086 12.074 11.415 9.957 6.558 5.805 4.395 3.791 17.644 17.879 15.810 13.748
Inversión total (2) 31.474 32.856 34.556 29.026 15.470 14.017 11.307 9.419 46.945 46.873 45.863 38.445
Aportación media (porcentaje) 35,2 36,7 33,0 34,3 42,4 41,4 38,9 40,2 37,6 38,1 34,5 35,8
Retorno acumulado
Programas % MPTA MECUS (1)
Sistemas Telemáticos 5,5 2.934 18,0
RACE 5,2 3.556 26,8
ESPRIT 6,5 12.281 89,6
BRITE / EURAM (2)
- Materiales, fabricación 7,2 6.723 48,0
- Aeronáutica 4,2 309 2,3
Biotecnología 8,3 1.458 11,1
Investigación agroindustrial 10,1 4.200 29,6
Medio ambiente 6,0 2.126 15,3
Energía no nuclear 5,7 1.508 12,5
Seguridad fisión nuclear 9,4 767 5,9
Fusión termonuclear 4,3 1.066 8,2
Total 6,6 36.387 267,3
(1) Cambio estimado ECU: 1991-1992 = 130 ptas; 1993 = 150 ptas.
(2) Incluye CRAFT y Primas de variavilidad.
Fuente: CDTI y Secretaría General de la Energía. Ministerio de Industria y Energía.
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III Programa
Marco
Estructura MECUS MPTA (MECUS)
I. PRIMERA ACCIÓN 10.686 1.709.760
A.Tecnologías de la información
y de las comunicaciones 3.405 544.800 2.516
Línea 1: Sistemas telemáticos 843 134.880 430
Línea 2: Comunicaciones 630 100.800 554
Línea 3: Tecnologías de la
información 1.932 309.120 1.532
B.Tecnologías industriales 1.995 319.200 1.007
Línea 1: Tecnologías
industriales y de los materiales 1.707 273.120 848
Línea 2: Medidas y ensayos 288 46.080 159
C.Medio ambiente 1.080 172.800 587
Línea 1: Medio ambiente 852 136.320 469
Línea 2: Ciencia y tecnología
marina 228 36.480 118
D.Ciencia y tecnología de los
seres vivos 1.572 251.520 840
Línea 1: Biotecnología 552 88.320 186
Línea 2: Biomedicina 336 53.760 151
Línea 3: Agricultura y
agroindustria 684 109.440 377
E. Energía 2.256 360.960 1.063
Línea 1: Energías no nucleares 1.002 160.320 217
Línea 2: Seguridad en la fisión
nuclear 414 66.240 228
Línea 3: Fusión nuclear 840 134.400 568
F. Transporte 240 38.400
G.Socioeconomía 138 22.080
II. SEGUNDA ACCIÓN
(Cooperación internacional) 540 86.400
III. TERCERA ACCIÓN
(Difusión y explotación resultados) 330 52.800
IV. ACCIÓN
(Formación de recursos humanos) 744 119.040 587
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(1) Estos comentarios has sido tomados del artículo de Miguel Ángel Canalejo, Presidente del
Comité de Innovación y Tecnología del Círculo de Empresarios, publicado en la revista
Dirección y Progreso.
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En relación a la encuesta del año 1987, entre los factores que contribuyen al
éxito de la innovación hay que resaltar que ha crecido enormemente la rele-
vancia del compromiso de la dirección con la innovación y también la coor-
dinación con los proveedores y clientes. A su vez, las ventas de las grandes
empresas españolas dependen hoy de la innovación en mayor grado que en el
primer estudio. En la actualidad, en el colectivo de empresas más innovado-
ras, la tercera parte de las cifras de ventas corresponde a productos nuevos,
introducidos en los últimos tres años, mientras que en 1987 era de 17 por
cada 100 pesetas vendidas (Canalejo, 1995).
En lo que respecta a las PYMEs, una encuesta realizada por COTEC muestra
que la mayoría está de acuerdo en que la innovación tecnológica permite
alcanzar mayores niveles de productividad, rentabilidad y competitividad. En
la figura 5.35. se recoge la valoración que las PYMEs encuestadas otorgan a
la utilidad de diversos mecanismos inductores de la innovación. Destacan la
identificación de oportunidades tecnológicas y la difusión de noticias tecno-
lógicas como principales actividades que inducen la innovación. Por otro
lado, hay que señalar que la importancia concedida a la investigación bajo
contrato o los foros y conferencias es bastante menor, quedando estas activi-
dades relegadas a los últimos lugares del ranking. Es importante resaltar el
escaso interés de las PYMEs en la participación en posibles acciones de cola-
boración en materia de I+D, dada la baja valoración que conceden a la ges-
tión de I+D bajo contrato.
La mayoría de las PYMEs encuestadas desconocen las actividades que se
desarrollan en los departamentos universitarios y centros públicos de inves-
tigación (figura 5.36.), sus capacidades de investigación y desarrollo tecno-
lógico y, en general, la oferta de servicios y asistencia científico-técnica de
la que podrían beneficiarse. Es seguramente debido a este desconocimiento
el escaso número de empresas que confían proyectos de I+D a la universi-
dad y CPI.
El 65 por 100 de las empresas encuestadas valoran la actitud de su personal
como un factor que induce a la innovación, sobre todo en los sectores de ser-
vicios, informática y alimentación. Mayor es el porcentaje de empresas (72
por 100) que consideran que la formación de su personal permite la innova-
ción, donde también destacan los sectores de servicios e informática. Por
otro lado, es importante mencionar que el 69 por 100 de las empresas consi-
dera que el marco laboral español es un freno a la incorporación de innova-
ción tecnológica, sobre todo en los sectores de servicios y componentes de
automoción.
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60
40
20
0
0,1 0,8 1,5 3,2 %
I+D / Ingresos
ROI
% (%) 35 % 52 %
30 31 23 10
0,25 %
20
40 25 12
10 2,0 %
44 31 12
0
28 38 48 63 %
Inversiones / Ingresos Inversiones / Ingresos
% %
3 15
2 10
1 5
0 0
-4 1 5 11 % 0,2 0,75 1,5 3,5 %
Crecimiento real del mercado I+D / Ingresos
% %
45 30
30 20
15 10
0 0
0,01 0,7 1,6 3,3 %
I+D / Ingresos
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Porcentaje de empresas.
Fuente: ESEE y elaboración propia.
Porcentaje de empresas.
Fuente: ESEE y elaboración propia.
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Figura 5.32. Media de los gastos de I+D sobre ventas de las empresas manu-
factureras.
Porcentaje de empresas.
* Estos datos proceden del estudio encargado por el antiguo MICYT (1992).
Fuente: ESEE y elaboración propia.
Figura 5.33. Media del personal de I+D (EDP) sobre empleo de las PYMES
(IMPI, 1994).
151
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Identificación de
oportunidades tecnológicas
Difusión de noticias
tecnológicas
Intercambio de experiencias
con otros empresarios
Información de tecnologías
disponibles
Identificación de
necesidades tecnológicas
Cursos y seminarios
Foros
Conferencias
153
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Empresas en 6%
desacuerdo
94%
Figura 5.37. Porcentaje de empresas que están de acuerdo con las afirma-
ciones realizadas.
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Asistencia a ferias
Información técnica
especializada extranjera
Información de empresas
suministradoras
Publicaciones técnicas
extranjeras
Asistencia a congresos
Publicaciones técnicas
nacionales
Información técnica
especializada española
Publicaciones económicas
nacionales
Su departamento de I+D
Asociaciones
Publicaciones económicas
extranjeras
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90
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Figura 5.40. Comparaciones nacionales en formación educativa (MINER, 1995).
España Bélgica Alemania Francia Irlanda Italia Portugal R. Unido EE.UU. Japón
Formación educativa
Ratio de escolarización total (1) 57,3 57,1 49,2 57,7 56,9 48,4 47,0 52,7 55,2 57,1
Nivel de formación de la población (2) (3)
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Preescolar, primaria y primer ciclo de
secundaria 78 57 18 49 60 72 93 35 17 30
Segundo ciclo de secundaria 12 24 60 35 24 22 3 49 47 48
Superior (universitaria y no universitaria) 10 20 22 15 16 6 4 16 36 22
Enseñanza superior universitaria
Edad de acceso 18 18 19 18 18 19 18 18 18 18
Duración media (4) 7 7 7 7 6 7 7 7 7 9
Ratio de escolarización (4) (5) 22,7 13,1 19,1 18,3 11,7 17,8 9,9 10,0 24,9 13,0
Ratio de graduación (6) 19,6 13,3 12,7 16,3 16,0 9,2 – 18,4 29,6 23,7
Ratio de graduación científica (7) (8) (9)
Ciencias naturales 5,9 – 9,1 – 13,0 6,6 – 10,0 4,7 2,9
Matemáticas e informática 2,9 – 3,7 – 4,3 3,2 – 5,0 3,5 –
Ingeniería 7,2 – 18,9 – 11,1 7,2 – 10,7 7,1 22,8
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Construcción Industria
Fuente: INE.
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resultado entre los encuestados en EE.UU., que califican sólo a un 3 por 100
de ellos como muy buenos o excelentes. España está valorada igual que
México y un punto más que Rusia, aunque los americanos opinan que los
bienes producidos en Brasil son superiores a los de nuestro país. En general,
el made in Spain parece ser un indicativo de producto de calidad corriente,
diseño poco original y de bajo precio. La generalización de toda encuesta no
hace olvidar que en España hay empresas con muy buena imagen internacio-
nal pero, desafortunadamente, no son muchas.
La imagen de la calidad nacional de los productos tiene una trascendencia
fundamental, ya que, a medida que el comercio se globaliza y los productos
son cada vez más parecidos, la marca de la nación se convierte en uno de los
factores que establece más diferencias entre bienes.
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Millones de pesetas.
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Figura 5.45. Resultados del I Plan Regional de Investigación (FICYT, 1994).
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1er Plan Regional de
Investigación 1989-1993 Proyectos Formación Infraestructuras Total %
Página 172
Biotecnología 49.990.600 71.560.000 – 121.550.600 9,72
Tecnología de la Producción
y de las Comunicaciones 139.325.040 29.400.000 57.200.000 225.925.040 18,07
Medio Ambiente y Salud
Pública 177.053.960 56.480.000 49.547.873 283.081.833 22,64
Tecnología del Carbón 54.715.800 6.460.000 26.900.000 88.075.800 7,04
Ciencias Sociales y
Humanidades 10.904.963 27.570.000 – 38.444.963 3,08
Otras 21.640.000 29.104.700 – 50.744.700 4,06
Total 746.011.898 331.289.700 172.940.373 1.250.241.971 –
% 59,67 26,50 13,83
Datos en pesetas.
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Figura 5.48. Presupuesto FICYT 1994.
Presentados Concedidos Financiación Aportación Aportación Total
(Número) (Número) FICYT Empresa CSIC (Miles de ptas.)
(Miles de ptas.) (Miles de ptas.) (Miles de ptas.)
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Proyectos de investigación
concertados 37 19 200.556 226.912 357.179 784.647
Proyectos de investigación 50 10 29.990 144.475 174.465
Becas de renovación y para
la realización tesis doctorales 174 49 71.540 71.540
Becas para doctores en el
extranjero 28 10 24.290 24.290
Becas para incorporación de
doctores 18 3 6.060 6.060
Otros asuntos (jornadas,
seminarios, etc.) 3.706 3.706
Total 336.142 226.912 501.654 1.064.708
(miles de pesetas)
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Figura 5.50. Inversión del capital riesgo por Comunidades Autónomas (Martí, 1995).
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Cantidades invertidas en millones de Ptas. Número de operaciones realizadas
1993 % 1994 % 1993 % 1994 %
Comunidad de Madrid 3.013 18,4 3.236 17,6 39 16,9 33 15,3
Cataluña 1.515 9,3 2.330 12,7 34 14,7 19 8,8
Andalucía 1.149 7,0 2.836 15,5 45 19,5 35 16,3
País Vasco 397 2,4 1.529 8,3 19 8,2 27 12,6
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Galicia 835 5,1 1.543 8,4 20 8,7 15 7,0
Castilla/León 110 0,7 426 2,3 2 0,9 5 2,3
Castilla/La Mancha 124 0,8 828 4,5 6 2,6 11 5,1
Aragón 702 4,3 232 1,3 7 3,0 6 2,8
Extremadura 3.682 22,5 1.864 10,2 18 7,8 20 9,3
Canarias 175 1,1 176 1,0 2 0,9 1 0,5
Navarra 279 1,7 1.467 8,0 5 2,2 12 5,6
Principado de Asturias 1.839 11,3 357 1,9 16 6,9 15 7,0
Comunidad de Valencia 1.154 7,1 1.278 7,0 7 3,0 9 4,2
Comunidad Autónoma Balear 11 0,1 8 0,0 2 0,9 2 0,9
Comunidad Murciana 690 4,2 175 1,0 5 2,2 4 1,9
Cantabria 0 0,0 0 0,0 0 0,0 0 0,0
La Rioja 665 4,1 50 0,3 4 1,7 1 0,5
Inversión en España 16.340 100,0 18.335 100,0 231 100,0 215 100,0
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Millones de pesetas.
* Estimado del Presupuesto 95.
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,Figura 5.54. Coste total por persona y productividad total por empleo
(Mella, 1993).
Coste total/ Productividad Comparación
Comunidades persona (C) total por empleo (P) C con P
Autónomas (1988) (1989-1991)
Andalucia 92,2 89,1 C>P
Aragón 99,3 104,4 C>P
Asturias 112,5 91,1 C>P
Baleares 86,0 103,5 C<P
Canarias 84,7 97,3 C<P
Cantabria 101,6 97,1 C>P
Castilla-La Mancha 80,2 85,7 C>P
Castilla-León 98,0 94,0 C>P
Cataluña 102,9 113,4 C<P
Comunidad Valenciana 86,0 99,5 C<P
Extremadura 85,4 78,5 C>P
Galicia 90,3 70,8 C>P
Madrid 115,9 118,3 C<P
Murcia 78,9 90,7 C<P
Navarra 99,3 108,3 C<P
País Vasco 12,2 115,7 C>P
La Rioja 84,2 104,5 C<P
Ceuta y Melilla 89,9 92,5 C<P
Total España 100,0 100,0
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6. Bibliografía
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ANEXO
Programa del Encuentro
Sesión de Apertura
Ilmo. Sr. D. Vicente Álvarez Areces
Alcalde–Presidente del Ayuntamiento de Gijón
Excmo. Sr. D. Santiago Gascón Muñoz
Rector Magnífico de la Universidad de Oviedo
D. José Antonio Garrido
Presidente de la Comisión de Sensibilización y Medios de la Fundación
COTEC
Primera Sesión
Primera Ponencia. La Política Tecnológica Local
D. José Ramón Tiscar, DG XIII, Comisión de la Unión Europea
Segunda Ponencia. La Innovación en las PYMEs
D. Juan Mulet, COTEC
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Segunda Sesión
Tercera Ponencia: Entorno, Tecnología y Creación de Nuevas Empresas
D. Ángel Durández, Arthur Andersen, Fundación COTEC
Sesión de Clausura
D. Jesús Morales, Vice-Alcalde del Ayuntamiento de Gijón
D. Lorenzo Pueyo Casaus, Vicerrector de Investigación de la Universidad de
Oviedo
D. Antonio Sáenz de Miera, Consejero Delegado. Fundación COTEC
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