Vous êtes sur la page 1sur 16

La Gestión de la Ciencia y la Innovación Tecnológica desde las

universidades
María Teresa Pérez Lariño1

RESUMEN
La ciencia, la tecnología y la innovación son procesos sociales, son actividades humanas en las
que participan instituciones, personas y requieren de recursos humanos, informativos, materiales
y financieros. Su desarrollo no resulta espontáneo, por lo que deben ser gestionadas teniendo en
cuenta sus especificidades. La gestión de ciencia, tecnología e innovación sigue el ciclo de
dirección, planificación – organización – control, que cierra con una nueva planificación a nivel
estratégico y táctico, lo cual es tratado en este trabajo para las universidades en particular. Las
universidades constituyen entidades que se ocupan de la producción, asimilación, difusión y
aplicación del conocimiento y en muchos países del ámbito latinoamericano son las mayores
responsables de la generación de nuevos conocimientos. Se destaca el rol de la gestión de estas
actividades en las universidades y aquellos aspectos que deben ser considerados de manera
especial como son la organización por proyectos; la integración de las funciones sustantivas –
docencia, investigación, extensión –: la pirámide de investigación; la comunicación científica, la
internalización de la ciencia, muy vinculada a la internalización de la educación; la evaluación y
medición de las actividades científicas y tecnológicas.

1. Introducción
La ciencia, la tecnología y la innovación son procesos sociales (Núñez Jover, 1999). Consisten en
actividades humanas desarrolladas profesionalmente en instituciones, tales como organizaciones
gubernamentales, no gubernamentales, centros de investigación, universidades, empresas,
instituciones financieras, consultorías, entre otras, formando un gran entramado de relaciones que
pueden obedecer o no a normas jurídicas para su regulación.
También son disímiles las actividades basadas en la ciencia y la tecnología relacionadas
directamente con la generación, difusión, transmisión y aplicación de conocimientos científicos y
tecnológicos. Una clasificación dada por la OCDE considera como tales actividades, la
investigación científica2, denominada comúnmente I+D, las actividades científicas y tecnológicas
(ACT)3 y el proceso de innovación científica y tecnológica4.

1
Dirección Ciencia y Técnica del Ministerio de Educación Superior de la República de Cuba, 053 838 2359,
mtperez@reduniv.edu.cu
2
La investigación científica suele clasificarse en investigación básica, investigación aplicada, desarrollo experimental (OCDE,
2003)
3
Según la “Recomendación relativa a la normalización internacional de las estadísticas de ciencia y tecnología” UNESCO,
1978), las ACT comprenden, además de la propia I+D, la enseñanza y la formación científica y técnica (STET) y los servicios
científicos y técnicos (SCT). Estos últimos servicios incluyen por ejemplo actividades de CyT de bibliotecas y museos, la
traducción y edición de literatura en CyT, el control y la prospectiva, la recogida de datos sobre fenómenos socioeconómicos,
los ensayos, la normalización y el control de calidad, el asesoramiento a clientes y servicios de asesoría así como las
actividades en materia de patentes y de licencias a cargo de las administraciones públicas (OCDE, 2002).

1
Todas éstas están fuertemente enlazadas entre sí a través de flujos de información, instituciones y
personas participantes. Garantizar su funcionamiento, implementar la Política Científica y
Tecnológica nacional, sectorial o institucional, facilitar la generación de nuevos conocimientos e
innovaciones, así como asegurar los impactos económicos y sociales que de éstos se derivan,
entre otros aspectos, demandan la atención de la gestión de ciencia, tecnología e innovación. En
este sentido, interesa gestionar los resultados y objetivos, para lo cual se requieren recursos
financieros, humanos, materiales e informativos que permitan realizar las actividades de ciencia,
tecnología e innovación de acuerdo con las prioridades establecidas.
Las universidades son instituciones de conocimiento, encargadas de su producción, asimilación,
difusión y aplicación. La investigación se incorpora, junto a la docencia y la extensión, como
función sustantiva de la educación superior, y es la responsable, además, de identificar de qué
tipo de universidad se trata (García Cuevas, 2006). De acuerdo con Pérez Lindo (2005) es posible
sintetizar en tres fines la idea de universidad: “investigar, enseñar en el más alto nivel y transferir
conocimientos a la sociedad”.
La formación profesional mediante carreras universitarias y la educación de postgrado, dirigida
no solo a la actualización sistemática de conocimientos, sino a la formación de nuevas
capacidades para la adquisición y producción de nuevos conocimientos mediante maestrías y
doctorados, exigen de profesores y estudiantes la realización de actividades científicas,
tecnológicas y de innovación. El desarrollo de investigaciones y otras actividades científicas y
tecnológicas con el objetivo de hacer avanzar la ciencia y obtener resultados útiles para la
sociedad es propio de universidades. En América Latina, en particular, las universidades ocupan
un importante lugar en la generación de conocimientos en sus respectivos países. Es por ello, que
la gestión universitaria debe abarcar la ciencia, la tecnología y la innovación entre sus
principales elementos.
El presente trabajo tiene como propósito esbozar los principales aspectos de la gestión de ciencia,
tecnología e innovación y destacar sus particularidades en la educación superior con la intención
de destacar la importancia de su inclusión en la agenda de gestión universitaria, que permita a
nuestras universidades contribuir al desarrollo y el bienestar que nuestros pueblos demandan,
propiciar una actividad científica fundada en las necesidades sociales y una creciente
comprensión de la ciencia como bien público que implica a toda la sociedad en su conjunto
(CRES, 2008).

2. Planificación, organización y control de la ciencia, la tecnología y la innovación


en universidades
Inicialmente podría considerarse la gestión (“manegement”) para los procesos de dirección que
ocurren a escala institucional, según el ciclo de Fayol: planificación, implementación, control,
que cierra el ciclo ajustando la planificación. Este ciclo es válido para el nivel táctico y
estratégico. Es recomendable para las universidades trabajar esta gestión a nivel estratégico
(Pérez González M. 2006, Rubio González A. y cols., 2006), como parte integrante de su
dirección estratégica.

4
Las actividades de innovación tecnológica son el conjunto de etapas científicas, tecnológicas, organizativas, financieras y
comerciales, incluyen las inversiones en nuevos conocimientos, que llevan o que intentan llevar a la implementación de
productos y de procesos nuevos o mejorados.

2
Este tipo de gestión en universidades difiere sustancialmente de la empresarial, ya que la
producción de bienes y servicios requiere del uso de resultados científicos y tecnológicos
mediante la innovación tecnológica, pero su objetivo fundamental es la obtención de beneficios
económicos, la competitividad y un buen posicionamiento en el mercado. Entre sus fines no está
la formación de personas5, ni la generación de nuevos conocimientos, tampoco se propone
contribuir a problemas de la sociedad (Pérez Lindo, 2005).
Además, hay que marcar la diferencia con la gestión pedagógica, comúnmente realizada en las
universidades, ocupada de los planes de estudio, la formación docente, la evaluación, entre otras
actividades relacionadas con el proceso docente – educativo que involucran la enseñanza y el
aprendizaje (Pérez Lindo, 2005).
Se trata de contar con una organización exitosa de las actividades científicas y tecnológicas de la
universidad, comprendiendo como tales una investigación científica que permita la obtención de
resultados científicos y tecnológicos que sirvan de base a la innovación tecnológica y la
realización de servicios científico – técnicos con una alta pertinencia social (Rubio y cols., 2006).
Todo esto exige implementar una buena gerencia de la investigación a nivel universitario, que
contemple entre sus objetivos: incrementar el potencial científico y tecnológico a nivel
universitario y del territorio o país, formar investigadores y líderes científicos con valores éticos,
contribuir a la solución de problemas de la sociedad, fortalecer la calidad de la docencia del
pregrado y el postgrado, optimizar el uso de los recursos destinados a esta actividad (Pérez Lindo,
2005).
La dirección estratégica de las actividades científicas y tecnológicas constituye una unidad
estratégica bien diferenciada dentro del trabajo de una universidad, de acuerdo con los siguientes
criterios (González Pérez M., 2006):
 Requiere de la definición de un objetivo estratégico general o “misión científica”, que tributa
a la misión universitaria.
 Desarrolla un conjunto de actividades similares o estrechamente relacionadas, que permite
formular una estrategia común y a la vez diferente de las restantes estrategias universitarias.
 Exige que cada actividad se desarrolle en un entorno específico y sobre la base de un
conjunto de capacidades distintivas (recursos físicos, técnicos, financieros, humanos) y
habilidades tecnológicas, organizativas, directivas, entre otras.
 Existe similitud entre una actividad y otra. Esto posibilita reagrupar las actividades a fin de
aprovechar las posibles sinergias y optimizar el trabajo de los directivos.
Por otra parte, existen un conjunto de condiciones a garantizar para el buen desarrollo de las
actividades de ciencia y tecnología de una universidad, como son la estabilidad del personal con
capacidad científica para investigar, existencia de una comunidad científica universitaria,
adecuación de estructuras organizativas de apoyo a la investigación y la innovación, comprensión
de los riesgos asociados a la actividad científica, tener en cuanta la ciencia en la universidad
como parte de los sistemas científicos nacional e internacional con pertinencia y calidad
(González Pérez, M., 2006). Esto último resulta importante, ya que en el ambiente académico el
investigador suele aislarse, promover la cooperación entre universidades con potencialidades
similares o complementarias es también un propósito de la gestión de estas actividades.

5
A menos que se trate de la capacitación y aprendizaje del propio personal de su empresa para el desempeño de sus
funciones.

3
A continuación se examinarán las distintas etapas de la dirección estratégico de la ciencia, la
tecnología y la innovación tecnológica de una universidad:

Planificación Estratégica

Resulta medular proyectar estratégicamente en el mediano y largo plazo las actividades


científicas y tecnológicas de la universidad, considerando los objetivos económicos y sociales del
país.
La definición de la política científica y tecnológica6 es el punto de partida del proceso de
planificación, el cual debe responder a sus definiciones, así como toda la actividad de gerencia de
la ciencia, la tecnología y la innovación tecnológica de la universidad. Este proceso debe
caracterizarse por una amplia participación del claustro con el objetivo de profundizar en la
identificación de los problemas económicos y sociales del país que la universidad, con su
potencialidad, puede contribuir a solucionar. A partir de éstos, definir las principales líneas
científicas de la universidad para obtener resultados científicos y tecnológicos y de innovación
que puedan ser aplicados en la solución de problemas económicos y sociales a nivel nacional,
territorial o local. De éstas, precisar los temas científicos derivados de las líneas de investigación
y que permitirán elaborar y gestionar los proyectos de investigación y de innovación como forma
organizativa para determinar la prioridad del empleo de los recursos disponibles y obtener
resultados esperados en un plazo fijado (Rubio González A. y cols., 2006)
Resulta conveniente explicitar la política científica y tecnológica de la universidad en un
documento público para públicos internos y externos (Pérez González M. 2006).
La planificación estratégica exige la realización de un análisis estratégico, que incluye un análisis
interno y externo y de su micro y macro entorno7.
Los objetivos estratégicos deben tener en cuenta la dirección investigativa y de innovación que
asumirá la universidad y deben formularse en forma de objetivos tareas, que reflejen las
dimensiones básicas: relevancia8, ciencia9, innovación tecnológica10, pertinencia11 e impacto12.
Al considerar los impactos de la investigación universitaria, la planificación estratégica deberá
procurar dar respuesta a cuatro tipos de demandas de la sociedad, muy relacionadas entre sí
(García Cuevas J. L. y Pérez Lariño M. T. (2007):
a) Resultados estratégicos, que soportan y contribuyen al desarrollo de un sector de alta
tecnología con producciones y servicios de alto valor agregado con impactos de alcance
nacional y sectorial. fundamentalmente.
6
Entiéndase por política científica y tecnológica universitaria “el conjunto de principios, lineamientos, decisiones,
instrumentos y mecanismos que una institución debe definir desde el punto de vista científico y tecnológico en el corto,
mediano y largo plazo, dentro del contexto del desarrollo económico-social del país” (González Pérez, 2006, p.3).
7
Diversos procedimientos y técnicas pueden ser empleados, propios de la teoría y práctica de dirección, que no son
objeto de este trabajo. La clave de su éxito está en aplicarlos con la participación de verdaderos expertos, con un
profundo conocimiento de la organización y conocedores de los procesos que en ella se desarrollan.
8
Relevancia: abarca el reconocimiento de la actividad científica, tanto a nivel nacional como internacional.
9
Ciencia: expresa el rigor y calidad de los resultados científicos, comprenden las publicaciones científicas, tesis
de doctorados defendidas exitosamente, entre otros.
10
Innovación Tecnológica: enfoca el reconocimiento a lo nuevos productos, sistemas o procesos generados por la
I+D.
11
Pertinencia: trata del aporte de las investigaciones a la actividad universitaria
12
Impacto: es el aporte de la universidad al desarrollo económico, social y ambiental del entorno.

4
b) Resultados aplicados y desarrollos tecnológicos que contribuyan a la competitividad nacional
de sectores y ramas más tradicionales (energía, agricultura, industria, construcción, turismo,
servicios), con alcance en los niveles nacional y ramal, pero también territorial y local.
c) Resultados de innovación que apoyen la vitalidad de la industria, la economía y el desarrollo
territorial y local, aunque también en los niveles nacional y ramal.
d) Resultados básicos, aplicados y de innovación para el desarrollo de la sociedad, el medio
ambiente, la cultura, la educación, con impactos de alcance nacional, ramal, territorial y
local.
De todo lo anterior se determinarán las estrategias que expresen la solución a los problemas
estratégicos más relevantes encontrados, a fin de alcanzar la situación deseada, expresada en la
visión de la institución. Algunos ejemplos de este tipo de estrategias son (González Pérez, 2006):
- perfeccionamiento de la dirección de proyectos de investigación,
- determinación de las principales áreas de investigación
- consolidación del trabajo por prioridades científicas universitarias
- desarrollo y fortalecimiento de estructuras de I+D, transferencia tecnológica e
innovación,
- integración de la investigación con el postgrado
- desarrollo de líderes científicos,
- perfeccionamiento del vínculo estudiantil con el trabajo científico.
- establecimiento de cooperación con otras instituciones académicas
- articulación de redes temáticas internas o a redes externas
Este documento deberá ser la guía para instrumentar la planificación operativa de las actividades
científicas y tecnológicas de la universidad, debiendo ser actualizado en la medida que cambian
las condiciones de partida. La planeación anual concreta los criterios de medida para el año y en
ella se inscriben los proyectos que se ejecutarán durante el año y se concretan los compromisos
asumidos por el grupo de proyecto (Rubio González A. y cols., 2006).

Implementación
En la implementación de los objetivos y del plan establecido se determinará a qué proyectos
dedicar los recursos disponibles cada año, así como su inicio, continuación y conclusión,
utilizando indicadores de calidad, pertinencia, necesidad, costos, eficiencia, entre otros.
Esta fase requiere de equipos de gerencia que reúnan condiciones de motivación, concertación y
liderazgo (González Pérez, 2006), agrupado en estructuras organizativas que se ocupen de hacer
cumplir las tareas y responsabilidades asumidas en la etapa de planificación.
También resulta conveniente, de acuerdo con las condiciones y potencialidades, la creación de
estructuras de investigación y de innovación tecnológica, que suelen comenzar como grupos y
posteriormente convertirse en estructuras más complejas como son los centros de estudio o de
investigación, dedicados dentro de la universidad con mayor énfasis a la investigación en líneas
priorizadas como su tarea fundamental, aunque también cumplan actividades de docencia en el
pregrado y postgrado. Estas estructuras tienen entre sus principales características su amplia
flexibilidad organizativa, la acumulación de una experiencia en investigación con resultados
relevantes y el desarrollo de la transdisciplinariedad (González Pérez, 2006, Rubio González y
cols., 2006).

5
La actividad científica también se organiza en el nivel de Facultades y Departamentos,
preferentemente por proyectos, mediante la formación de grupos de trabajo temporales, que una
vez concluido el proyecto, se disuelve. Este tipo de estructura se caracteriza por su poca
complejidad y formalización (González Pérez, 2006).
La conformación de órganos consultivos, como Consejos Científicos, son útiles para examinar
los resultados y realizar proyecciones del trabajo científico. Estos sirven de apoyo a las
estructuras de gestión universitaria al someter a su análisis y dictamen aspectos específicos de la
actividad científica y tecnológica a fin de realizar propuestas para la toma de decisiones.

Control
El control deberá basarse principalmente en los resultados científicos y tecnológicos alcanzados,
su calidad científica, su pertinencia e impacto, en respuesta al plan trazado. La utilización de
indicadores y variables contribuirá en buena medida a ejercer el control institucional.
El control por procesos también resulta recomendable para dar seguimiento a la ejecución de los
proyectos y demás tareas planteadas en el Plan.

3. La organización por proyectos.


Resulta apropiado conducir la actividad de I+D y de innovación tecnológica mediante proyectos.
Un concepto de proyecto puede darse como “…una combinación de recursos humanos y no
humanos, reunidos en una organización temporal para obtener un propósito determinado.” (De
Heredia R., 1995, p. 26)
Son disímiles los tipos de proyectos, de acuerdo con la actividad humana a que se dedican. Se
coincide en admitir que todo proyecto comprende objetivos, resultados, recursos humanos,
materiales, financieros, acciones, tiempo y gestión. Existen organizaciones que trabajan
preferentemente por proyectos y utilizan la gestión por proyectos como forma de dirección.
Una característica especial de un proyecto es su temporalidad, tiene un principio y un fin. Su
duración depende de la obtención de los resultados esperados, o hasta que se determine la
imposibilidad de alcanzarlos. El equipo de proyecto se desactiva, una vez concluido el proyecto.
(Polaino de los Santos C. s/f)
En el caso de las actividades científicas y tecnológicas suele trabajarse por proyectos, como
forma de implementación de las estrategias contenidas en la planificación estratégica
institucional. También existen los Programas como instrumento que facilita el logro de metas y
objetivos definidos por un Plan y fija objetivos específicos que serán alcanzados mediante la
ejecución de un conjunto de acciones integradas, denominadas proyectos. De manera que hay una
estrecha relación entre Plan, Programa y Proyecto. En particular, en el ámbito académico se
establecen, generalmente, proyectos de I+D y proyectos de innovación.
Los proyectos de investigación son los de I+D, sus objetivos son la generación de nuevos
conocimientos. Pueden contener una fundamentación teórica, un problema científico, hipótesis,
resultados esperados, impactos esperados, recursos necesarios, plan de ejecución. Estos
proyectos, en el caso de las universidades, deberán responder a las líneas científicas establecidas
y tener el propósito de alcanzar resultados de impacto económico, social y ambiental.

6
La metodología de presentación del proyecto13 varía, en dependencia de la entidad financista.
Entonces, pueden tenerse proyectos internacionales, cuando una entidad internacional es la que
financia la investigación; proyectos inscriptos en Programas Nacionales, responden a prioridades
del país y son aprobados por una instancia nacional, por lo general la entidad gubernamental de
Ciencia y Tecnología; Programas Territoriales, satisfacen intereses de una provincia o región y se
aprueban y financian por gobiernos de estas instancias; ramales o sectoriales, si responden a las
necesidades de un determinado sector y el organismo sectorial es el que financia la investigación.
Por último, puedes haber sido encargados por una empresa o por la propia universidad, mediante
fondos establecidos para ello.
El financiamiento de la I+D por las empresas ha aumentado considerablemente desde la década
de los noventa del pasado siglo, principalmente en los países desarrollados con un modelo de
producción de conocimientos del tipo Sistema Nacional de Innovación (SNI)14. Esto se debe a su
interés marcado por el cambio tecnológico y la competitividad sobre la base de la
comercialización de nuevos productos y servicios basados en el conocimiento. En los países
latinoamericanos no se manifiesta de igual manera y las universidades deben estar
permanentemente gestionando fondos para mantener la I+D.
Una forma de buscar fondos para la investigación es mediante la transferencia de tecnologías y
los proyectos de innovación. Ambos aspectos conllevan a convertir el conocimiento en una
tecnología, producto, proceso o servicio que pueda ser transferida y comercializada. Por lo
general, las universidades no están preparadas para llevar un resultado científico hasta el “cierre
del ciclo”, o sea hasta su materialización en algo que pueda ser aplicado. Muchas veces se debe a
no contar con la infraestructura, experiencia y recursos necesarios. Es por ello, que requieren del
establecimiento de alianzas con empresas y otras instituciones, que trabajando de conjunto
lleguen hasta el producto final. Proyectos de innovación deben ser formulados para hacer esto
posible.
En tal caso, hay que tener en cuenta que la innovación puede abarcar toda clase de actividades
científicas, tecnológicas, de organización, financieras, comerciales, entre otras. Por lo complejo
del proceso de innovación, la I+D es una de las actividades que lo componen y puede ser
realizada en diferentes estados del proceso de innovación, ya que no sólo es utilizada como
fuente de ideas inventivas, sino también para resolver problemas que puedan surgir en cualquier
etapa del proceso de innovación hasta su realización (Saenz T. y García Capote E., 1995).
Sin embargo, esta práctica no debe constituir un fin a ultranza y establecerse como modo de
supervivencia de las instituciones de educación superior (Vessuri H., 2008). Al presentar
proyectos a instituciones financistas se corre el riesgo de adaptar la agenda de investigación a los
intereses de esas entidades, abandonando los propios. Es necesario trazarse fuertes estrategias
para negociar con la contraparte a fin de vincular los intereses de ambas instituciones tanto como
sea posible. No debe perderse de vista el rol de la educación superior en América Latina,
recogido en la Declaración Final de la Conferencia Regional de Educación Superior (2008): “el
conocimiento, la ciencia y la tecnología juegan un papel de primer orden, el desarrollo y
fortalecimiento de la Educación Superior constituyen un elemento insustituible para el avance

13
Pueden incluir árbol de problema, marco lógico, estudio de factibilidad, entre otros requisitos que se soliciten a la
documentación a presentar para su aprobación.
14
Ver: Núñez, J y Castro, F (2005)-. “Universidad, innovación y sociedad: Experiencias de la Universidad de la Habana”, en:
Revista de Ciencias de la Administración, V 7, No 13, enero/julio. Florianópolis. Brasil (pp 9- 30).

7
social, la generación de riqueza, el fortalecimiento de las identidades culturales, la cohesión
social, la lucha contra la pobreza y el hambre, la prevención del cambio climático y la crisis
energética, así como para la promoción de una cultura de paz”.
Las funciones que integran la gestión del proyecto se resumen en la Figura 1. El alcance es lo
que se debe hacer para realizar el proyecto; bajo qué normas responde a la calidad; el tiempo
corresponde a sus plazos y el orden secuencial de las tareas en cada momento; el costo de los
insumos y recursos humanos empleados, lo que cuesta el proyecto; el grado de certeza de la
respuesta implica el riesgo; los recursos humanos necesarios para ejecutarlos; los compromisos a
establecer – contratos; la comunicación a establecer entre las personas para lograr los resultados
esperados en el plazo establecido con la calidad y el costo previsto, así como la información
insumo del proyecto y la generada por éste en su presentación para aprobación, durante su
ejecución y a su cierre.

PLANIFICACIÓN
Alcance
Calidad
Tiempo
Costo
Riesgo
Recursos Humanos
Contratos/Solicitudes
Información/Comunicación
CONTROL
Fig. 1. Funciones de la gestión de proyectos (Polaino de los Santos, s/f)
En la figura también se representa como el proceso de planificación ocurre de arriba hacia abajo
y el de control de abajo hacia arriba, indicado por las flechas.
Muchos son los elementos a considerar en los proyectos y su gestión, lo cual es motivo de una
especialización. Sin embargo, la figura del jefe de proyecto resulta clave para su éxito, por lo que
merece ser destacada. El jefe de proyecto debe ser capaz de dirigirlo en al ámbito científico, a fin
de conducir al equipo a la obtención de los resultados esperados, pero, además, tener
características de negociador en sus relaciones con el entorno y posibilitar un clima de trabajo y
de comunicación entre todos los integrantes del equipo, de manera que las relaciones entre ellos
fluyan y permitan cumplir cabalmente sus funciones dentro del proyecto.
Considerando que a nivel universitario se gestionan varios proyectos que responden a prioridades
de la política científica establecida es recomendable utilizar la Dirección Integrada de Proyectos
(DIP) como método de gestión para conducirlos y garantizar el cumplimiento de sus objetivos en
los plazos previstos y el uso adecuado de los recursos que se tienen (Delgado Víctore R. y Vérez
García M., 2006)

4. Integración entre la docencia, la investigación y la extensión.


La interrelación de las funciones sustantivas de la educación superior  docencia (pregrado –
postgrado), investigación, extensión deben formar parte de la gestión de la ciencia, la
tecnología y la innovación en la universidad. Resulta obligatorio plantearse cómo interactuarán

8
entre sí, a fin de dinamizar las potencialidades de la universidad en la producción, transferencia,
asimilación y aplicación del conocimiento con pertinencia e impacto social.
La investigación científica y tecnológica, realizada en las universidades, contribuye con sus
resultados al perfeccionamiento de la docencia de pregrado con la inclusión de nuevos contenidos
o la actualización de sus programas, al igual que en el postgrado, al que debe añadirse la
impartición de nuevos cursos, maestrías y doctorados como consecuencia de los avances
científicos alcanzados. El postgrado desempeña un importante rol en la asimilación y difusión de
los resultados. Mediante el postgrado es posible formar capacidades para aplicar en la práctica
social resultados obtenidos en la investigación.
En la docencia de pregrado debe contemplarse la incorporación del estudiante a la actividad
investigativa. Esto le permitirá ir adquiriendo ciertas habilidades para investigar y participar de
manera directa en la generación, aplicación y difusión de nuevos conocimientos. Esto se hace
apoyado por un profesor, encargado de dirigir el trabajo científico del estudiante y conducir su
trabajo de diploma, entre otras actividades que pueden ser organizadas. La agrupación de
estudiantes para cumplir disímiles tareas en asociaciones dedicadas a la ejecución de actividades
científicas y tecnológicas es provechosa para impulsar diversas tareas, contando con la iniciativa
y capacidad del talento joven. Estimular la vocación por investigar mediante eventos, talleres y
exposiciones debe ser considerado en la gestión de la ciencia, la tecnología y la innovación de la
universidad.
El postgrado incluye en su propia concepción la investigación científica, fundamentalmente en
las maestrías y doctorados, que deben concluir con la defensa de una tesis que muestre los aportes
científicos, metodológicos y sociales de los resultados obtenidos con creatividad y originalidad.
Para ello los alumnos de postgrado cuentan, generalmente, con la guía de uno o varios
consultores o dirigentes científicos. Es evidente que la actividad de postgrado está directamente
relacionada con la generación de nuevos conocimientos, por lo que tiene un fuerte vínculo con la
función de investigación. La formación de capacidades para la investigación es uno de sus
principales propósitos.
Queda por precisar cómo deben interactuar la investigación y la extensión universitaria. Un
marco adecuado para este análisis puede sustentarse en la inserción de la ciencia universitaria
dentro de la sociedad, con la aplicación de sus resultados en el entorno, la comunicación y
divulgación científica del conocimiento y la investigación – acción que en ciencias sociales puede
desempeñar la universidad en función de transformar la realidad relacionada con problemas
sociales. La innovación tecnológica y la transferencia de tecnologías fuera del ámbito
universitario constituyen en si mismas verdaderas acciones de extensión.
La figura 2 pretende mostrar una representación gráfica de las relaciones expuestas, que deben
ser tenidas en cuenta en la gestión de la ciencia, la tecnología y la innovación tecnológica desde
la propia formulación de su política científica.

9
I+D+I Formación
Profesional

Extensión Educación
Universitaria Posgrado
Gestión de la
Ciencia, la Tecnología y la Innovación

Fig. 2. Articulación de las funciones sustantivas de la educación superior

En lo antes expuesto se ha establecido la existencia de estudiantes del pregrado y del postgrado


participando activamente de la I+D, junto a profesores que los conducen y a la vez son partícipes
de la investigación. Es así como se conforma la llamada “pirámide investigativa”, Figura 3,
consistente en considerar en la base a los estudiantes del pregrado, que pueden ser conducidos en
sus actividades por estudiantes de postgrado, aunque también por profesores que ya son masteres
o doctores. Sus resultados suelen nutrir el trabajo de investigación de los estudiantes de postgrado
y profesores. De igual manera los estudiantes de posgrado tributan con sus aportes a la labor de
investigación que realizan sus dirigentes científicos y las estructuras organizativas que se ocupan
de su temática y a la que se vinculan. De manera que se establece un flujo de conocimientos
desde la base de la pirámide hacia su vértice y, por supuesto, desde éste hacia su base. Esta es una
fortaleza de las universidades al contar con un potencial científico compuesto por sus profesores
y estudiantes de sus carreras y el postgrado, estos últimos son responsables de buena parte de la
producción científica de la educación superior.

Líderes científicos, jefes de proyectos,


tutores, consultantes, docentes investigadores
Estudiantes de maestrías y doctorados

Estudiantes de carreras universitarias

Fig. 3: Pirámide investigativa universitaria

Destacar, por último, las distintas figuras que conforman la cúspide de la pirámide. En primer
lugar está el denominado líder científico, importantísimo para el desarrollo de la I+D y la
formación de investigadores. Se considera como tal al docente o investigador que posee
características propias para conducir grupos de investigación de manera exitosa, debido a su
capacidad, conocimiento y habilidades para la investigación, pero, además, portador de valores
que despiertan el respeto, admiración y subordinación de sus colegas y discípulos, sin

10
necesariamente ocupar una responsabilidad formal en la jerarquía institucional. Se reconoce que
la existencia de un líder científico puede desarrollar una línea de investigación en una universidad
con resultados reconocidos más allá del ámbito universitario. El líder científico reúne condiciones
para ser jefe de proyecto, dirigente o consultante de tesis de doctorado, maestría y diploma de
pregrado, y, por supuesto, ejecutar investigaciones.
Las características del jefe de proyecto fueron ya esbozadas, solo comentar que éste no
necesariamente tiene que ser un líder científico, aunque su desarrollo al frente de proyectos puede
convertirlo en un líder científico a partir de acumular experiencia y prestigio en su desempeño, si
resulta exitoso. Debe señalarse que si el proyecto debe competir por financiamientos, el currículo
del jefe de proyecto resulta determinante, ya que el efecto Mateo 15, señalado por Merton, se
aplica, por lo general, con toda fuerza por los evaluadores que deciden su aprobación.
Los tutores y consultantes están vinculados fundamentalmente a actividades investigativas
correspondientes a la docencia de pregrado y postgrado. Su función es fundamental en el terreno
de la formación de capacidades de investigación en sus alumnos, así como en el desarrollo de la
ciencia y la tecnología, a partir de considerar una adecuada selección del tema, que permita la
obtención de resultados novedosos, originales y de pertinencia social.

5. La comunicación científica.
Pasado algo más de tres siglos16 la comunicación científica mediante artículos continúa siendo
considerada por muchos la principal salida de una investigación y aparece refrendada en el diseño
de algunos proyectos como el principal, en ocasiones único, resultado esperado. Entre
académicos se ha acuñado la frase, “publicar o perecer”, ya que mediante las publicaciones dan a
conocer sus resultados a la comunidad científica, garantizando así su visibilidad y
reconocimiento.
Estos artículos se publican en revistas seriadas o periódicas pertenecientes a instituciones
científicas, asociaciones de profesionales o universidades. Publicar en ellas depende de la
aprobación del artículo por un sistema de arbitraje o revisión por pares (“peer review”)
establecido. Por ello se define la categoría de revista arbitrada.
Es parte esencial de la difusión del resultado en la comunidad científica y el sometimiento a la
crítica de los resultados obtenidos. Difusión, visibilidad, reconocimiento y calidad son las
principales características que reúne una publicación científica.
Este paradigma ha estado vigente durante siglos en la comunidad científica a escala global. Sin
embargo, en la actualidad aparecen paradigmas emergentes en la generación de conocimientos y
comienzan a aparecer otras formas de constatar la calidad de la investigación y difusión de sus
resultados.
En tal sentido, cuando las empresas financian las investigaciones una buena parte de los
resultados se patentan primero y se publican después, o se guardan en secreto. Por otra parte se

15
Se refiere a privilegiar la asignación de fondos, premios o cualquier otra estimulación a personas del ámbito
académico con una historia acumulada de éxitos científicos.
16
El primer volumen de la primera revista científica seriada, Philosophical Transactions, salió en 1665, editada por la
Royal Society of London. Aún continúan saliendo sus publicaciones bajo el rubro de “Royal Society Publishing”,
con portal en Internet.

11
desarrolla con fuerza las publicaciones de acceso abierto, con bases de datos especializadas para
su procesamiento.
A nivel del investigador, su producción científica se mide en buena medida por la cantidad de
artículos publicados en revistas referenciadas, y el impacto de sus resultados por la cantidad de
citas que recibe. Aunque esto sea también cuestionado, tiene que ser tomado en consideración por
los gestores de la ciencia y la tecnología.
En el plano de la producción científica individual en el 2005 aparece el índice Hirsh, conocido
como índice h para medir la calidad de las publicaciones de un investigador. Se define que un
científico tiene índice h, si ha publicado h trabajos con al menos h citas cada uno. Así, el índice h
es el balance entre el número de publicaciones y las citas a éstas. Se propone como un
compromiso entre cantidad y calidad y se utiliza en forma creciente. Absolutizarlo sería un error,
Einstein, por ejemplo, tendría un h pequeño. Ignorarlo sería otro error, también grave. Un
evaluador de proyectos obtiene el índice h del líder de un proyecto a financiar, con un sencillo
programa, sin preguntar nada a nadie y eso pesa en la toma de decisión.
Entre los indicadores bibliometricos se consideran el número de artículos publicados en
determinados tipo de revistas, hasta el número de citas que recibe la publicación. Un conocido
índice utilizado es el factor de impacto, calculado por la razón del número de citas recibidas por
una revista en los dos últimos años anteriores al año en curso por la cantidad total de artículos en
igual período. Este es el principal índice de calidad reconocido a una revista a nivel internacional,
también cuestionable pero no ignorable. Fue establecido por el Institute of Science Information
(ISI) de Philadelphia en sus bases de datos conocidas como Science Citation Index (SCI), siendo
las primeras que comenzaron a considerar las citas referenciadas en cada artículo perteneciente a
las revistas que procesan.
El SCI17 ha pasado a representar lo que se denomina la “corriente principal” de la ciencia, a partir
del reconocimiento de revistas que procesa, contentivas de artículos que responden a agendas
científicas de los países desarrollados. La mayor parte de las revistas y sus artículos, 90%, se
publican en idioma inglés, lo que significa una barrera para los países no angloparlantes. De
acuerdo con Vessuri (2008) el SCI separó radicalmente lo caracterizado como “de corriente
principal” del resto de las publicaciones científicas y se convirtió en los últimos cuarenta años en
el censor de las revistas que admitía como tales. Una compañía privada, Thomson Scientific, es
actualmente la propietaria del SCI, con todos los productos asociados. Por supuesto, las
principales bibliotecas hacen sus pedidos de compra a partir del listado del SCI, convirtiendo las
publicaciones científicas en un lucrativo negocio.
Este régimen de publicaciones plantea un doble reto para las universidades de América Latina.
De una parte está la meta de publicar en alguna de estas revistas de “alto impacto” (por el factor
de impacto), muchas de éstas solicitan, además, un pago para publicar un artículo aceptado por su
arbitraje, que puede estar en el orden de los 2 500 – 3 000 USD. Pero, también está la dificultad

17
El SCI se ha desarrollado desde sus inicios, ampliando su espectro de revistas a procesar en el llamado Science
Citation Index Expanded. También han aparecido en Social Science Citation Index (SSCI() y el Art and
Humanities Citation Index (AHCI), para revistas de las ciencias sociales y de artes y humanidades
respectivamente, todas estas bases forman el llamado Web de la Ciencia (Web of Science (WoS)) al que se accede
por el portal Web of Knowledge (WoK). El acceso a estas bases de datos es admitido solo mediante pago, válido
para un plazo determinado, siendo de acceso libre el listado de revistas que se procesan y su factor de impacto.

12
del acceso a la información, necesario para continuar realizando investigaciones en cualquier
tema.
Brasil ha creado SciELO (Scientific Electronic Library Online), una biblioteca electrónica en
línea, que comenzó con una colección de revistas científicas brasileñas, y ha expandido su acceso
a revistas de otros países del ámbito iberoamericano con el desarrollo de una metodología para la
preparación, archivo, diseminación y evaluación de la literatura científica en formato electrónico
(Vessuri, 2008). La ubicación de una publicación en SciELO abre una interesante perspectiva
para los investigadores de la región, por la visibilidad y prestigio que va alcanzando este
proyecto, además de ofertar un grupo de información para insumo de estudiantes e
investigadores.
Por otra parte está la iniciativa de Acceso Abierto (Open Access)18, procurando una
internacionalización de la ciencia diferente de la actual, y ampliar una función importante, entre
otras, la del acceso a la información y la comunicación científica (Vessuri, 2008). El principal
repositorio de acceso abierto es el DOAJ (Directory of Open Access Journals) radicado en la
Universidad de Lund, Suecia. Su objetivo es incrementar la visibilidad de sus revistas científicas
y académicas y fomentar el uso de este tipo de literatura científica.
Cabe destacar que las publicaciones científicas a las que hemos hecho referencia se ocupan
fundamentalmente de artículos científicos originales, que reportan los nuevos conocimientos de
la investigación. También publican, en menor medida, artículos referativos, que resumen el
estado del arte de una temática de la ciencia y esbozan las direcciones principales para continuar
la investigación.
Las ponencias de Congresos, tesis de doctorado y de maestría no se consideran de igual
importancia a los efectos de la comunicación científica, aunque las tesis forman parte de
repositorios de las universidades fundamentalmente. Los libros son una importante vía de
comunicación para las ciencias sociales, que tienen sus particularidades en cuanto a las
publicaciones, ya que su difusión más allá de la comunidad científica que la compone es
relevante como parte de su impacto en la sociedad (Vessuri, 1997).
De todo esto se impone para la gestión de la ciencia y la tecnología contar con estrategias para la
publicación de los resultados científicos, así como el acceso a la información científica para sus
investigaciones.

6. La internacionalización de la ciencia.
En la educación superior el impacto de la globalización neoliberal se ha manifestado de diversas
maneras, con el surgimiento de una serie de tendencias, entre éstas, flujos crecientes de movilidad
estudiantil y del personal académico, aparición de redes globales de investigación y docencia,
docencia transnacional, reajuste de los currículos universitarios como consecuencia de los
requerimientos impuestos por el mercado global, las profesiones y la velocidad alcanzada en la
generación de nuevos conocimientos (Gómez Pérez, 2006).
18
El acceso abierto a la literatura científica significa, de acuerdo con la definición de la Budapest Open Access
Iniciative (BOAI) de diciembrede 2001, que los usuarios pueden leer, descargar, copiar, distribuir, imprimir,
buscar o lanzar los textos completos de los artículos científico y usarlos con cualquier otro propósito legítimo, sin
otras barreras financieras, legales o técnicas más que las que suponga Internet en sí misma. No obstante, revistas
de Acceso Abierto exigen también el pago por la publicación de artículos, como medio de sufragar los gastos en
que incurren.

13
La formación doctoral y postdoctoral, que tradicionalmente ha generado un importante flujo de
estudiantes entre los países desarrollados y entre los países de menor desarrollo con los de mayor
desarrollado, se ha incrementado mediante programas y políticas explícitas de captación de
estudiantes extranjeros.
Pero, se pone de manifiesto también la necesidad de intercambiar con universidades de países
desarrollados para culminar investigaciones que no pueden realizarse en nuestros centros por no
contar con las tecnologías adecuadas, sumamente costosas, y que son imprescindibles utilizar en
la experimentación científica. Por otra parte, están las redes avanzadas de telecomunicación con
múltiples ordenadores en red para compartir tareas de investigación e innovación, imposibles de
solucionar de forma aislada.
Lo anterior está estrechamente relacionado con la creciente importancia de la dimensión
internacional de la ciencia, debido a la evolución en los modos de producción del conocimiento y
la tecnología que ha tenido lugar en los últimos años. Esta evolución se debe tanto a aspectos
intrínsecos del propio desarrollo científico y tecnológico como al contexto político, económico,
social y cultural en el que se realiza este desarrollo (RICYT, 2007). Al igual que ocurre con la
educación superior, en la ciencia se realza la movilidad y flujos migratorios de los investigadores,
la producción científica, la investigación industrial, los flujos de financiación de la I+D, las
relaciones interinstitucionales, los procesos de transferencia o el comercio de productos de alto
valor agregado de conocimiento.
La internacionalización de la ciencia y la tecnología:, como resultante de la expresión de la
dimensión internacional, abarca cinco grandes ámbitos (RICYT, 2007), válidos para la educación
superior:
- Las políticas e instrumentos de fomento.
- Los recursos humanos implicados en las actividades científicas y tecnológicas.
- La cogeneración de conocimientos y tecnologías, especialmente a través de la
cooperación internacional.
- Los flujos internacionales de financiación de la I+D.
- La difusión y explotación internacional de las capacidades nacionales y de los
conocimientos y tecnologías generados.
Todo ello abarca el ámbito de las universidades, afectadas hacia el interior de sus estructuras, a
través de cambios en su cultura, organización y funcionalidad, y hacia el exterior, con
proyecciones internacionales, que deben ser establecidas.
En consecuencia, toda universidad debe plantearse su estrategia de internacionalización, que le
permita insertarse adecuadamente en este inevitable proceso. Se trata de aprovechar las
oportunidades existentes y, al mismo tiempo, encarar los riesgos con un mínimo de costos, algo
así como optimizar la relación costo - beneficio.
Como parte de las estrategias de internacionalización de la universidad no deben faltar las
relacionadas con la función de investigación. Es parte de la gestión de ciencia y tecnología de la
universidad plantearse estas estrategias, entre las cuales deben aparecer la articulación emergente
a redes, el establecimiento de estructuras de cooperación y nuevos marcos de integración a nivel
regional e interinstitucional como alternativa a la competitividad institucionalizada y la lógica del
modelo de mercado establecido (Gómez Pérez, 2006).

14
7. La evaluación y medición de las actividades científicas y tecnológicas.
Desde mediados de los años cincuenta del siglo XX comienza a surgir el interés con distintos
fines de políticos, historiadores y sociólogos de la ciencia por medir las actividades científicas y
tecnológicas, comenzando inicialmente por la lógica impuesta por el modelo lineal (“science
push”). Así surgieron los primeros indicadores de ciencia y tecnología, los indicadores de
entrada, normalizados por la OCDE19, a partir de un esfuerzo inicial de la UNESCO por recopilar
estas estadísticas, publicados en 1963 en el conocido Manual de Frascati. Así surgen los
indicadores de entrada, que miden cuantitativamente los Gastos y Recursos Humanos en I+D. A
pesar que estos no reflejan el grado de complejidad de estas actividades, por lo que han recibido
múltiples críticas, son los más comúnmente usados, se puede decir, por ser los más contables.
A partir de estos han surgido variados tipos de indicadores, surgidos en la medida que se
desarrollaba la dinámica entre ciencia, tecnología e innovación. En la década de los setenta se
implementaron los indicadores de salida o de producto, basados fundamentalmente en diversas
mediciones de la producción científica referida a publicaciones, liderada por el SCI, y la
tecnológica basada en patentes, de la cual se encargan las oficinas de patente. Luego aparecieron
los indicadores de innovación y de la Balanza Tecnológica de Pago (Technology Balances of
Payments), ambos estandarizados por la OCDE en los Manuales de Oslo (1993, primera edición)
y de TBP (1990), respectivamente. Finalmente, la preocupación por indicadores de impacto
social se ha manifestado desde mediados de los noventa y se han producido diversos intentos por
elaborarlos, pero no concretados en la práctica.
En América Latina la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICYT) se ha propuesto
normalizar indicadores de acuerdo al contexto de los países de la región, saliendo así el Manual
de Bogotá, dedicado a Indicadores de Innovación, y el Manual de Santiago, para indicadores de
internacionalización de la ciencia y la tecnología. Además, RICYT se encarga de recopilar y
procesar las estadísticas de ciencia y tecnología de los países de la región y publicarla en su
página de Internet.
Después de este breve panorama, queda por establecer cómo la gestión de ciencia, tecnología e
innovación de la universidad define las variables e indicadores que sirvan para valorar su
ejecución, pertinencia e impacto. Estos no deben ser muy disímiles a los usados por otras
instituciones similares a fin de poder establecer comparaciones.
La evaluación de indicadores en la universidad servirá para llevar el control de la actividad de
ciencia y tecnología, realizar análisis y proyectar acciones que permitan perfeccionar su gestión. .
8. Bibliografía
De Heredia Rafael (1995): Dirección Integrada de Proyectos – DIP – “Project Management”,
UPM, España, 2da. Ed.
Delgado Víctore Roberto y Vérez García María A., 2006: “La Dirección Integrada de Proyectos
en el marco de la ciencia y la innovación tecnológica”, en: “Gestión de Ciencia e Innovación

19
OCDE (siglas en español): Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, integrada por 25 países,
la mayoría desarrollados.

15
Tecnológica en las universidades. La experiencia cubana”, Ed. Félix Varela, La Habana, pp. 47 –
72.
IESALC (2008): Declaración de la Conferencia Regional de Educación Superior en América
Latina y el Caribe, CRES'2008, Cartagena de Indias.
García Cuevas José Luis (2006): “Presentación”, en Medina Bassó N. (ed.), “Gestión de Ciencia
e Innovación Tecnológica en las universidades. La experiencia cubana”, Ed. Félix Varela, La
Habana, pp. v – viii.
García Cuevas José Luis, Pérez Lariño María Teresa (2007): “Importancia de la comunicación de
la ciencia en la Extensión Universitaria para el desarrollo social y económico del país”, en:
Trilles Irene (Coord.) “Universalización, Extensión y Comunicación de la Ciencia”, Edit. Félix
Varela, 2007, pp- 60-76, ISBN: 958-979-16-1649-5.
Gómez Pérez, T. (2006): “La OMC, los servicios educativos y la educación superior en América
Latina”, en Memorias del VII Congreso de Educación Superior, Universidad 2006, CD-ROM,
Ministerio de Educación Superior, La Habana,
Martínez, Eduardo (1998): “Glosario. Ciencia, Tecnología y Desarrollo” en Martínez E. y
Albornoz M. (Eds.), “Indicadores de Ciencia y Tecnología: Estado del arte y perspectivas”,
Nueva Sociedad, Caracas, Venezuela, pp. 269 - 288.
Nuñez, Jorge (1999): La Ciencia y la Tecnología como procesos sociales. Lo que la educación
científica no debería olvidar, Editorial Félix Varela, La Habana, 230 p.
OCDE (2003): Manual de Frascati. Propuesta de Norma Práctica para Encuestas de
Investigación y Desarrollo Experimental, Ed. FECYT, Madrid.
Pérez González M. (2006): “Fundamentos teórico - metodológicos para la dirección del proceso
investigativo en la universidad”, en Medina Bassó N. (ed.), “Gestión de Ciencia e Innovación
Tecnológica en las universidades. La experiencia cubana”, Ed. Félix Varela, La Habana, pp. 1 –
10.
Pérez Lindo A. (2005): “Dimensiones de la Gestión del Conocimiento”, en: Pérez Lindo (dir.),
“Gestión del Conocimiento. Un nuevo enfoque aplicable a las organizaciones y la universidad”,
Grupo Editorial Norma, Argentina, 280 p.
Polaino de los Santos Cecilia (s/f): Introducción a la Gestión de Proyectos, CETDIR – ISPJAE,
La Habana.
RICYT (2007): Manual de Indicadores de Internacionalización de la Ciencia y la Tecnología –
Manual de Santiago, en: www.ricyt.org, consultado 02/09/2008.
Rubio González A., Hernández Pérez G., Polanco Expósito G., Galván Cruz A. González Suárez
E. (2006): “Gerencia de la ciencia para la innovación tecnológica en una universidad cubana”,
en Memorias Congreso de Educación Superior “Universidad’2006”, La Habana.
Vessuri Hebe M. C. (1997): “Sobre los indicadores de desempeño en las Ciencias Sociales” en
Jaramillo H. y Albornoz M. (Comps.), El Universo de la Medición. La perspectiva de la ciencia
y la tecnología, Tercer Mundo Editores, Santafé de Bogotá, pp. 316.
----------------- (2008): “El futuro nos alcanza: mutaciones previsibles de la ciencia y la
tecnología”, en: Gazzola Ana Lucía y Didriksson Axiel (eds.), “Tendencias de la Educación
Superior en América Latina y el Caribe, IESALC, Caracas, pp. 55 – 86.

16

Vous aimerez peut-être aussi