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Daniela Olivares Aising

Terapeuta Ocupacional
Lic. en Cs. de la Ocupación Humana
Universidad de Chile

Una guía para que los padres comprendan la


INTEGRACIÓN SENSORIAL

La teoría de Integración Sensorial, tal como se presenta aquí, proviene de un trabajo realizado por A.Jean Ayres, PhD,
OTR. Esta teoría ha sido desarrollada y refinada por investigación posterior de la Dra. Ayres y otros terapeutas
ocupacionales y físicos. Adicionalmente, literatura proveniente de campos tales como neuropsicología, neurología,
fisiología, desarrollo infantil y psicología, han aportado al desarrollo de la teoría y de técnicas de tratamiento.

Los padres habitualmente comportamientos conocen y entienden a sus hijos mejor que cualquier otra
persona. En consecuencia, también saben mejor que nadie cuándo sus hijos están con problemas,
encuentran tropiezos o sufren. Ese folleto fue escrito con el propósito de suministrar información sobre
por qué esos problemas ocurren. Tiene también por objetivo ayudar a entender mejor las razones por
las cuales algunas cosas que los padres hacen naturalmente son vitales para estimular el desarrollo
óptimo de sus niños. Este folleto también puede ser utilizado para comunicarse con profesores,
médicos, consejeros, terapeutas y otros, ayudándolos a entender algunos de los de los niños con los
que trabajan.

Integración Sensorial: El Concepto

Toda la información que recibimos del mundo nos viene a través de nuestros sistemas sensoriales.
Como la mayoría de los procesos sensoriales ocurren en un nivel inconsciente del sistema nervioso,
normalmente no nos damos cuenta que suceden. A pesar que todos estamos familiarizados con los
sentidos involucrados en detectar un sabor, olor, vista y sonido, la mayoría de nosotros no nos damos
cuenta que nuestro sistema nervioso también percibe el tacto, movimiento, fuerza de gravedad y
posición del cuerpo. De la misma forma que los ojos detectan información visual y la derivan al cerebro
para su interpretación, todos los sistemas sensoriales tienen receptores que reciben la información que
luego suministran al cerebro. Ciertas células bajo la piel envían información acerca de un toque leve,
dolor, temperatura y presión. Ciertas estructuras del oído interno detectan el movimiento y cambios de
posición de la cabeza. Componentes de los músculos, articulaciones y tendones entregan información
sobre la posición del cuerpo.

El sentido del tacto.


A pesar de que para la mayoría de las personas los sentidos del tacto, movimiento y posición del cuerpo
son menos aparentes que los del oído y la visión, son vitales por su ayuda para nuestro funcionamiento
en la vida diaria. Por ejemplo, el sentido del tacto (el sentido tactil) hace posible que una persona
pueda encontrar una linterna dentro de un cajón cuando no hay electricidad. La sensación tactil
también proporciona un rol importante en la detección de peligro: por ejemplo, puede señalar la
diferencia entre el suave toque de los dedos de un niño y las patas movedizas de una araña.

El sentido del Movimiento.


El sentido vestibular responde al movimiento del cuerpo en el espacio y los cambios en la posición de la
cabeza. Automáticamente coordina los movimientos de los ojos, cabeza y cuerpo. Si este sentido no
funcionara correctamente, a un estudiante le sería imposible mirar entre el pizarrón y su cuaderno sin
perderse. Sería difícil caminar en un sendero rocoso sin caerse, o equilibrarse en un pie el rato
suficiente para patear una pelota de fútbol con el otro. El sistema vestibular puede describirse como el
fundamento de la orientación del cuerpo en relación con el espacio circundante.

El sentido de la posición del cuerpo.


Cercanamente vinculado al sentido anterior es la propiocepción, el cual nos alerta sobre la posición de
nuestro cuerpo. Es la propiocepción la que hace posible que una persona guíe los movimientos de su
brazo o su pierna hábilmente sin tener que estar observando cada acción. Cuando la propiocepción
funciona correctamente, la posición del cuerpo de la persona se adecua automáticamente para evitar
que se caiga de una silla. La propiocepción también permite que se puedan manipular ágilmente
objetos tales como lápices, botones, cucharas y peinetas. Debido a una propiocepción eficiente se
puede dar un paso subiendo la cuneta en sincronía con el siguiente paso sobre terreno plano.

Organización de los sentidos.

Fono 09-86847546, Valdivia


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Lic. en Cs. de la Ocupación Humana
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Los sistemas tactil, vestibular y propioceptivo comienzan a funcionar bastante temprano en la vida,
incluso antes del nacimiento. Estos sentidos básicos están estrechamente relacionados entre sí y
forman una interconexión con otros sistemas del cerebro a medida que la persona va desarrollándose.
La interacción entre los diversos sistemas es compleja y necesaria para que la persona pueda
interpretar la situación correctamente y pueda reaccionar adecuadamente; esta organización de los
sentidos es lo que llamamos Integración Sensorial.

Planeamiento Motor.
La Integración Sensorial no sólo nos permite responder adecuadamente a las sensaciones que
percibimos, sino que también nos guía en la manera que actuamos en el ambiente. Por ejemplo, el
planeamiento motor (o praxis) es una habilidad importante que depende de una Integración Sensorial
eficiente. El planeamiento motor involucra el tener una idea acerca de qué hacer, planear la acción y
finalmente ejecutar la acción. Las acciones nuevas se planifican usando el conocimiento de
experiencias anteriores y las sensaciones que las acompañaron. Los sentidos tactil, vestibular y
propioceptivo son especialmente importantes para suministrar conocimiento sobre cómo se mueve el
cuerpo y cómo se puede usar para actuar en el ambiente. Cuando se ha desarrollado el planeamiento
motor, la persona está capacitada para llevar a cabo una tarea completamente nueva a través de la
organización de las acciones necesarias. Un ejemplo se da en el niño preescolar que, al encontrarse
frente a un juguete-de-andar por primera vez, es capaz de arreglárselas para subirse y bajarse sin
requerir ninguna instrucción ni ayuda. El planeamiento motor involucra atención consciente dada la
tarea, además de confiar en información almacenada relativa a las sensaciones corporales
inconscientes.

Desórdenes de Integración Sensorial.


Para la mayoría de los niños, la Integración Sensorial se desarrolla en el curso de las actividades
normales de la infancia. La habilidad para hacer planeamiento motor es un resultado natural del
proceso, del mismo modo que lo es la capacidad de adaptarse en respuesta frente a sensaciones que
perciba. Pero para algunos niños, la Integración Sensorial no se desarrolla tan eficientemente como
debería. Cuando el proceso de la lntegración Sensorial se presenta desordenado, se hacen evidentes
una serie de problemas de aprendizaje, desarrollo y comportamiento.

Signos de disfunción en la Integración Sensorial

No todos los niños que presenten problemas de aprendizaje, desarrollo o comportamiento tienen un
desorden de Integración Sensorial. Sin embargo, existen algunos indicadores que pueden alertar a los
padres sobre la presencia de tales desórdenes. A continuación se describe algunos de los probables
indicadores:

Hipersensibilidad al tacto, movimiento, vista o sonidos.


Esto se puede manifestar a través de conductas como irritabilidad o rechazo cuando se lo toca, por
evitar ciertas texturas de ropa o comida, distracción o reacción temerosa ante movimientos comunes,
como aquellos que típicamente se dan en un campo de juegos.

Hiposensibilidad a la estimulación sensorial.


En contraste con un niño hipersensible, un niño con baja respuesta probablemente buscará
experiencias sensoriales fuertes como arremolinamientos del cuerpo o choques contra objetos. El niño
puede parecer inmune al dolor o a posiciones extrañas del cuerpo. Algunos niños fluctúan entre los
extremos del hiper e hipo.

Nivel de actividad inusualmente alto o bajo.


El niño puede estar constantemente moviéndose o puede ser lento para activarse y cansarse
rápidamente. También en esta área algunos niños oscilan entre uno y otro extremo.

Problemas de coordinación.

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Esto puede ser observado en las actividades motoras gruesas y finas. Algunos niños pueden tener un
inusual mal equilibrio, mientras que otros pueden presentar gran dificultad para aprender a hacer una
tarea nueva que requiere coordinación motora.

Demoras en el habla, lenguaje, habilidades o rendimiento académico.


Estos síntomas pueden ser evidentes en un niño preescolar al mismo tiempo que otras señales de
Integración Sensorial baja. En un niño en edad escolar, pueden producirse problemas en áreas
académicas aunque tenga inteligencia normal.

Mala organización o comportamiento.


El niño puede ser impulsivo o distraído y puede mostrar falta de planificación en su aproximación a las
tareas. Algunos niños tienen dificultades para ajustarse a situaciones nuevas. Otros pueden reaccionar
con frustración, agresividad o ensimismamiento cuando se encuentran con un fracaso.

Baja autoestima.
Algunas veces, un niño que tiene alguno de los problemas indicados precedentemente puede que no se
sienta precisamente bien. Un niño brillante con esos problemas puede saber que algunas de esas
tareas son más difíciles para él que para sus compañeros, pero puede que no sepa por qué. Este niño
puede parecer flojo, aburrido o desmotivado. Algunos niños pronto se las arreglan para evitar las tareas
que les son difíciles o avergonzantes. Cuando un problema es de difícil detección o comprensión, tanto
los padres como los hijos pueden echarse la culpa a sí mismo. Las tensiones familiares, una baja
autoestima y en general la sensación de desesperanza empiezan a prevalecer.

Típicamente, un niño con desorden de integración exhibirá más de una de las señales descritas arriba.

Evaluación: el próximo paso

Si usted sospecha que su hijo calza con el cuadro descrito, una evaluación puede ser hecha por un
terapeuta ocupacional o físico calificado. Los resultados de la evaluación indicarán si está presente o
no un desorden en la Integración Sensorial, y le suministrará un perfil de las habilidades para el
procesamiento sensorial de su niño en diversas áreas.

La evaluación contempla tanto pruebas estandarizadas como observaciones estructuradas de las


respuestas a estímulos sensoriales, postura, equilibrio, coordinación y movimientos oculares. El
terapeuta físico u ocupacional que efectúe los exámenes podrá también observar informalmente el
juego espontáneo, y puede que pregunte a usted información acerca de los patrones de desarrollo y
conducta de su hijo. Una evaluación completa requiere usualmente entre 1a 3 horas. Después de la
evaluación, usted recibirá un informe que le indicará las calificaciones en los tests y una interpretación
de lo que esas calificaciones significan.

Para la mayoría de los niños pequeños se utilizará en la evaluación el examen de Integración Sensorial
y praxis (SIPT) o su versión anterior, los exámenes de Integración Sensorial del Sur de California
(SCSIT). Estos exámenes determinan el Funcionamiento del niño en las siguientes áreas:

• Percepción visual.
• Procesamiento somatosensorial (tacto y propiocepción).
• Procesamiento vestibular.
• Coordinación ojo-mano.
• Planeamiento motor o praxis.

Si su niño tiene problemas especiales o si no tiene la edad para que se le efectúen los exámenes, el
terapeuta puede seleccionar otros tests o métodos de evaluación.

Es apropiado preguntarle al profesional cuándo y cómo fue entrenado en la evaluación de Integración


Sensorial. Si el SIPT o el SCSIT son empleados para la evaluación, el terapeuta debiera estar certificado
para la administración de ese test en particular.

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Después de analizar cuidadosamente los resultados de los tests y otros resultados de evaluación, junto
a información de otros profesionales y padres, el terapeuta hará recomendaciones referentes a lo
adecuado que será la terapia a través de una aproximación de lntegración Sensorial.

Estas recomendaciones se formulan sobre la base del grado y naturaleza de la Integración Sensorial del
niño, además de la investigación que identifica cuáles tipos de problemas responden mejor a esquemas
de terapia. Para niños con evidencia clara de disfunción de la Integración Sensorial, puede ser
recomendable la terapia ocupacional o física que emplee procedimientos de Integración Sensorial. Para
otros cuyo cuyos resultados de exámenes sugieran pero no determinen concluyentemente que existe
una disfunción de la Integración sensorial, se puede recomendar la terapia como ensayo, para
determinar si el niño responde o no a esta aproximación terapéutica. Para otros niños, la terapia
ocupacional podrá no ser recomendable sino que lo aconsejable será la derivación a otro tipo de
profesional o la indicación a los padres o profesores de cómo ayudar al niño, debe ser propuesta.

Lo que la terapia puede hacer para ayudar a su niño.

Si resultara que la terapia ocupacional o física que use una aproximación de Integración Sensorial fuera
lo aconsejable para su niño, usted querrá estar seguro que la persona que vea al niño sea un
profesional calificado. Por lo mismo, es apropiado que usted pregunte al terapeuta cómo y cuándo fue
entrenado en teoría y tratamiento en está área. El terapeuta que trate a su niño debiera ser un
terapeuta ocupacional o físico que haya recibido entrenamiento y educación post-titular en la teoría y
tratamiento de la lntegración Sensorial y que ha continuado estudios permanentes en esta área.

Cómo funciona la terapia.


En terapia, su niño será guiado a través de actividades que desafiarán su habilidad para responder
adecuadamente a estímulos sensoriales, para lograr una respuesta satisfactoria y organizada. La
terapia involucrará actividades que requieran estimulación vestibular, propioceptiva y tactil, las que
estarán diseñadas para el nivel preciso de necesidades del desarrollo del niño. Las actividades también
se diseñarán de tal forma de ir incrementando gradualmente las exigencias sobre su niño, para
provocar una respuesta más organizada y madura. Se enfatizará en el proceso sensorial automático,
más bien a través de un curso de actividades que suponen el logro de las metas, que a través la
instrucción repetitiva, para guiar una respuesta.

Esta terapia habitualmente no tiene como enfoque el otorgar un entrenamiento para tareas específicas.
Probablemente no se va a insistir en que el niño haga cosas como caminar sobre una viga, agarrar una
pelota, usar un lápiz o saltar en un solo pie. Más bien, una gama de actividades será utilizada para
desarrollar las habilidades subyacentes que permitirán al niño aprender a hacer dichas tareas
eficientemente. Sin embargo, existen casos en que el entrenamiento para tareas especificas puede ser
vital para desarrollar la autoestima del niño y su habilidad para interactuar con sus pares. En tales
casos, el terapeuta ocupacional o físico puede entregar entrenamiento en habilidades o se puede
derivar al niño a otros profesionales que provean este servicio. Ejemplos de este tipo de enfoques
típicamente referidos a entrenamientos de habilidades motoras son la educación física adaptativa,
educación del movimiento y clases de gimnasia. Dichos servicios son importantes, pero no son lo
mismo que la terapia que use el esquema de la Integración Sensorial.

Un aspecto importante de la terapia que usa el esquema de la Integración Sensorial es que la


motivación del niño juega un rol crucial en la selección de las actividades. La mayoría de los niños
tienden a buscar aquellas actividades que les entreguen experiencias sensoriales que ellos consideren
beneficiosas para sí en ese punto de su desarrollo. Este es un dato importante para el terapeuta, quién
seguirá los intereses y motivaciones del niño al elegir las actividades. A algunos niños se les permitirá
un abanico amplio de selecciones, mientras que a otros que tengan dificultades para elegir las
actividades adecuadas, se les entregará un alto nivel de estructuración. Sin embargo, aún en los casos
en que el terapeuta esté entregando un fuerte grado de estructuración, el niño será estimulado para
ser un participante activo en las actividades. Raramente el niño será simple receptor pasivo de la
estimulación ya que es su involuacramiento activo y exploración lo que le permitirá convertirse en un
organizador más maduro y eficiente de su información sensorial.

Por qué a los niños les gusta la terapia.

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La terapia que usa procedimientos de Integración Sensorial casi siempre es entretenida para el niño. El
escenario clínico está lleno de equipos atractivos: rampas para deslizarse, columpios, plataformas para
encaramarse, tubos grandes para meterse adentro, trapecios para colgarse. Para el niño, la terapia es
juego y también puede parecerle un juego al adulto que observa. Pero es también un trabajo
importante, ya que con la guía del profesional entrenado, el niño logra éxitos que probablemente no
obtendría en un juego no guiado. De hecho, muchos niños con desorden en la Integración Sensorial son
incapaces de jugar productivamente de forma organizada sin ayuda especial. La creación de una
atmósfera juguetona durante la terapia no se hace sólo por diversión. Es una ventaja porque es más
probable que el niño estará mas motivado hacia las actividades y, por lo tanto, es más probable que se
beneficie del tiempo usado en terapia que el niño que no está interesado o se muestra desconectado.

La terapia debiera ser una experiencia de crecimiento positiva para los niños, los que generalmente
esperan la siguiente sesión con ansiedad. Sin embargo, no todas las sesiones de terapia serán
igualmente productivas: todos los niños tienen algunos días difíciles. También existen algunos
desórdenes que pueden dificultar la interacción del niño con los equipos y privan de placer actividades
que la mayoría de los niños consideran juego. En consecuencia, para algunos niños puede ser un
proceso difícil el involucrarse con la terapia. Un terapeuta entrenado sabrá cuánto exigir al niño y
puede pedir a los padres que ayuden a hacer que el niño se involucre más.

Qué esperar de la terapia.


Cuando una terapia con el esquema de la Integración Sensorial es exitosa, el niño logra procesar
automáticamente Información Sensorial compleja en una forma más efectiva que antes. Esto puede
producir una cantidad de dividendos importantes. Una mejora en la coordinación motora puede
reflejarse en una habilidad del niño para realizar tareas de motricidad gruesa y fina con mayor pericia y
con una mayor complejidad de lo que se habría esperado sin intervención. Para el niño que
originalmente presentaba problemas de hiper o hipo respuesta a la estimulación sensorial, más
respuestas normales pueden conducir a un mejor ajuste emocional, mejores habilidades personales y
sociales o mayor confianza en sí mismo. Algunos niños exhibirán mejoras en el desarrollo del lenguaje,
mientras que otros mejorarán significativamente en su rendimiento escolar a medida que su sistema
nervioso funcione más eficientemente. Muchas veces los padres reportan que sus hijos parecen “mejor
armados”, más seguros de sí mismos, más organizados y es más fácil convivir con ellos. Al ir avanzado
en su tratamiento, el terapeuta predecirá qué áreas son posibles que muestren cambios a medida que
el niño crezca, basados en la presentación de problemas y la investigación existente sobre los
resultados de los tratamientos. Por supuesto que las predicciones son falibles, por lo que su niño será
monitoreado durante el curso de la terapia para asegurar que los efectos deseados están siendo
alcanzados. El monitoreo puede significar la realización de una variedad de exámenes diferentes, o
puede involucrar la documentación objetiva y específica de cambios conductuales. Habitualmente, el
progreso se monitorea formalmente en intervalos de 3 a 6 meses. La duración de la terapia típicamente
va entre 6 meses a 2 años, dependiendo de la gravedad y tipo de problema que tiene su niño y en el
grado de progreso que se vaya observando. Algunos niños se han beneficiado con periodos
intermitentes de terapia durante el curso de varios años. Por ejemplo, se puede dar una terapia por un
período de 6 a nueve meses y luego reiniciarla por otro período similar después de una pausa de un
año. La organización del tratamiento, en la mayoría de los casos, significa una a tres sesiones por
semana, cada una duración entre 30 minutos a 2 horas, dependiendo de las instalaciones y de las
necesidades del niño.

Lo que los padres pueden hacer para promover la Integración Sensorial en sus niños.

Probablemente la manera más importante con la cual un padre puede facilitar la Integración Sensorial,
es mediante el reconocimiento de que ésta existe y que juega un rol importante en el desarrollo de un
niño. Mediante la comprensión de las diversas maneras en que un niño puede experimentar estímulos
sensoriales, un padre puede suministrar un ambiente enriquecido que promoverá el crecimiento y
madurez saludable.

Una segunda guía importante para facilitar una Integración Sensorial normal, consiste en reconocer que
cada niño es un individuo con intereses y respuestas únicas. Ningún libro de recetas puede decirle a
usted las actividades correctas para el desarrollo de su niño. Los padres pueden analizar las
necesidades individuales mediante la observación de las respuestas de niño ante variadas situaciones.
Considere, por ejemplo, las diferentes maneras que el niño se ve afectado cuando es tocado, por el

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movimiento, por visiones, sonidos, olores o alturas. Algunas veces el movimiento rápido puede hacer
que el niño se ponga más alerta y puede promover el aumento de la verbalización; en otra ocasión, o
con otro niño, el mismo movimiento puede exitar al niño tanto que lo desorganice o le produzca temor.
Es importante que los padres observen la respuesta de su niño a la actividad y que estén alertas para
modificar una actividad propuesta según sea la respuesta.

Finalmente, los padres necesitan saber que Integración Sensorial no equivale a estimulación sensorial.
A pesar que algunas veces es conveniente estimular actividades que involucran variados tipos de
estímulos sensoriales, es también importante a veces reducir o bloquear ciertos tipos de estímulos
sensoriales. La respuesta a estímulos sensoriales varía de niño en niño. Por ejemplo, un niño puede e
buscar una dosis de abrazos, mientras a otro le puede gustar que lo tomen sólo ocasionalmente.
Además, en el mismo niño las respuestas pueden variar en diferentes días y en ocasiones de una hora a
otra dentro de un mismo día. La consideración de las maneras en que los estímulos les pueden variar
tanto como las reacciones de un mismo niño, puede ayudar a los padres a guiar al niño hacia
actividades que serán más beneficiosas para su desarrollo.

Algunos principios básicos.


Mientras recordemos que cada niño es distinto y que las respuestas de un mismo niño podrían variar,
un padre podrá considerar algunos principios generales para promover una Integración Sensorial
normal. Se incluye dentro de éstos a los siguientes:

Recuerde todos los sentidos.


El tacto y el movimiento son al menos tan importantes como la visión y el oído, si no más, en ayudar a
un niño pequeño a aprender del mundo. A medida que el niño va creciendo, la visión y el oído serán
esenciales para el aprendizaje. Esto no significa que las vistas y los sonidos deben ser limitados en la
infancia; si no que el tocar y el mover no deben serIo. Por ejemplo, en algunas ocasiones un padre bien
intencionado pondrá al infante en una silla para infantes cerca del living, de tal forma que el niño vea y
oiga las actividades del resto de la familia. Una alternativa sería destinar una cantidad significativa de
tiempo sosteniendo, meciendo o acarreando al bebé, ya sea en sus brazos, en una mochila o en un
columpio infantil. El contacto físico es particularmente importante, no sólo por la sensación que
produce sino por la oportunidad que brinda incrementar la relación padre-hijo. Otro aspecto a
considerar es la variedad de posiciones corporales que el infante experimente durante el día. Por
ejemplo, ya que a los bebés los ponen normalmente sobre sus espaldas en la clínica, los padres
continúan poniéndolos igual en su cuna en la casa. Sin embargo, un bebé acostado sobre su estómago
recibe diferentes sensaciones que un bebé acostado de espalda o de costado. El permitir una variedad
de posiciones para jugar dormir y regalonear, ayuda al bebé a dominar la gravedad, inercia y control
del cuerpo.

Sea sensitivo a las reacciones de su niño hacia las actividades.


Es importante reconocer y entender cómo cada niño percibe y es afectado por diferentes experiencias.
Mientras un suave toque puede ser placentero para algunos niños, para otros puede resultar irritante o
distractivo. Igualmente, algunos niños pueden reaccionar negativamente ante ruidos fuertes o ciertos
tipos de sonidos, o pueden tener dificultad en "des-sintonizar" sonidos ambientales para poder poner
atención a sonidos específicos (por ejemplo la voz de la profesora). Algunos pueden tener respuestas
negativas frente a las alturas y ciertos tipos de movimientos, mientras que otros parecerán andar en
busca de mucho movimiento. Es importante reconocer que las reacciones de un niño frente a ciertas
situaciones pueden deberse a la manera como éste percibe su mundo y no necesariamente a que tenga
un problema de comportamiento. Una vez que se ha comprendido cómo un niño está percibiendo el
mundo, un padre estará mejor dotado para responder adecuadamente ante las necesidades del niño y
para ayudarlo a salir adelante ya sea mediante la adaptación o el evitar ciertas situaciones. Por
ejemplo, niños a los que irrita un toque leve frecuentemente responden positivamente ante un toque
firme o con más presión: este es el niño que tiene dificultades para ignorar el ruido del ambiente y
atender a una tarea, se podría preparar un lugar silencioso para ciertos momentos de la sala de clases
o de tareas de la casa.

Ponga atención a las soluciones que da su niño.


Frecuentemente, los niños andan a la siga de los tipos de sensaciones que su sistema nervioso
necesita. Si un niño aparenta andar buscando un cierto estímulo sensorial, ya sea un toque,
movimiento, olor, visión o sonidos, ello podría ser indicativo que desea cierto tipo de sensación. Si el

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niño anda buscando frecuentemente movimientos, toques, presiones, vibraciones, estímulos visuales o
auditivos, trate de otorgarle algunas de esas sensaciones en sus actividades normales de juego. Por
ejemplo, si el niño pareciera querer ser abrazado harto y con presión firme, uno de los padres podría
intentar jugar juegos como lucha libre, excursiones caminando por el barrio con mochilas, rodar por el
suelo y a las espaldas bajo cojines y colchonetas, actividades todas que proporcionan profunda
propiocepción.

Reconozca las habilidades de su niño.


Considere las exigencias que se hacen a un niño para procesar las sensaciones y responder ante ellas.
Un niño al que le guste el movimiento y que tenga buen equilibrio, podría mantener conversaciones
imaginativas al mismo tiempo que se columpia. Un niño temeroso del movimiento, sin embargo,
requerir concentración intensa sólo para lograr mantener el equilibrio, y es probable que no sea capaz
de columpiarse y conversar simultáneamente. Recuerde que un niño puede no estar procesando la
información sensorial o respondiendo ante ella de la misma forma que otro.

Aliente el espíritu de jugar.


Los estímulos sensoriales pueden ser una fuerza poderosa. Pueden actuar para "acelerar” o
incrementar el nivel de excitación o actividad, o pueden tener el efecto contrario, calmante. Las
sensaciones pueden producir un efecto dramático en el sistema nervioso, especialmente para el niño
pequeño. Cada vez que esté probando actividades nuevas, ponga atención tanto a los efectos
inmediatos como a los de largo plazo sobre el niño, ya que las experiencias sensoriales nuevas o
diferentes pueden afectar el sueño, el apetito, el control de esfínteres y el estado organizacional. Una
buena regla es no tratar de hacer ninguna cosa fuera del rango normal del juego.

Involucre a su niño en actividades.


La fisiología del cerebro involucrada en el movimiento activo, respuestas y comportamiento es diferente
a aquella de las actividades pasivas. El involucramiento activo depende de que el niño inicie, planee,
ejecute o responda dinámicamente a una actividad. Una actividad pasiva puede provocar una sensación
o movimiento que no necesariamente necesita ser respondido. El involucramiento activo posibilita la
mejor oportunidad para que se produzcan cambios en el cerebro que llevan al crecimiento, aprendizaje
y mejor organización del comportamiento. Cuando un niño está activamente involucrado, tiene más
control sobre la situación. Las actividades pasivas, en contraste, provocan mayor precaución ya que le
niño puede tener menores oportunidades de mostrar distendimiento. En consecuencia, cuando
planifique nuevas experiencias sensoriales y de movimiento, es siempre mejor enfatizar la participación
activa de parte del niño.

MATERIAL RECOPILADO
VERONICA OLIVARES
TERAPEUTA OCUPACIONAL
Autorizado para ser usado por Daniela Olivares Aising, Terapeuta Ocupacional.

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