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JORGE FINKIELSZTAJN
Introducción
Según la óptica tradicional, una empresa es una entidad que crea riquezas porque
logra hacer las cosas cada vez mejor. Pero hoy en día la verdadera competencia ya
no se da en industrias de escala intensiva sino en industrias no tradicionales de
imaginación intensiva.
El concepto de diseño alude a muchas cosas: un arte creativo, una fase del
desarrollo del producto, un conjunto de características funcionales y una
profesión, entre otras cosas.
Orígenes
Desarrollo
Tuvimos un año de desarrollo con mi padre. Cuando uno estudia diseño, le dicen
que se necesitan 3 “efes” para capitalizarse: family, friends and fools”. Mi madre
me dio 5000 pesos en ese momento, que eran US$ 5000. Este monto alcanzó
solamente para comprar un fax y hacer folletos. En esa “empresa” estábamos
solos mi padre y yo, y teníamos que hacer de todo: producir stock y salir a la
calle. Básicamente lo que desarrollamos fue un catálogo. Yo imaginaba que
podría hacer negocios con arquitectos, ya que era el canal que conocía mejor y
tenía amistad con muchos de ellos. Desde ese lugar yo tenía una capitalización
que era que yo los conocía, sabía qué les gustaba, qué querían y qué proponerles.
Sin querer, un dato que nos sirvió fue que, como la casa estaba en el bajo Flores,
no quedaba en el camino de los consumidores finales, y esto, que parecía una
dificultad, una debilidad, se transformó en fortaleza, ya que el dato era sólo de los
arquitectos y les significaba un valor para ellos. Muchas de las cosas que uno ve
como logros o situaciones favorables no son automática o inmediatamente
visibles: se ven después. Allí hay una cuestión de esperanza, de fe: yo confío en
que esto va a andar. En el momento es todo dubitativo y hay un “delay”. Pero a
medida que se repite una acción y se obtiene respuesta, se logra mayor confianza
en que lo que uno está haciendo puede ser. Pero no siempre es así, y entonces hay
que sacar conclusiones para ver cómo se procede la próxima vez. No es un camino
de crecimiento continuo sino sinuoso.
Hay muchos espacios donde se puede tener la posibilidad de ser ayudado y de ser
escuchado. Siempre hay alguien que quiere ayudar y hay que conectar las dos
cosas.
Al hablar con un emprendedor uno siente que encuentra nodos o hitos muy claros
que pueden mostrar dónde la empresa cambió. Para nosotros ese hito fue una
feria, que fue un elemento de comunicación masiva que nos hizo crecer mucho.
De estar en una casita en el bajo Flores, participamos de una primera gran
exposición del rubro de la construcción (Batimat, Fematec) que se realizó en San
Justo, que nos acercó masivamente a los arquitectos. De un equipo de 6, 3
estábamos en el stand y tuvo que quedarse 1 solo porque tuvimos que ir al taller
por la cantidad de pedidos directos. Por otra parte el bajo Flores quedaba en el
camino de quienes iban hacia el centro y entraban a comprar directamente. Fue el
primer salto de crecimiento impactante. Tiene que ver con el volumen de difusión:
cómo la aparición en un diario o el conocimiento de la gente hace crecer las
llamadas inmediatamente. Hasta que uno no lo prueba no tiene idea y no sabe qué
es lo masivo en ese punto, y cuando uno quiere crecer, esto es importante.
b) Segundo salto
El segundo salto, y todavía estábamos en el $1 a US$ 1, tenía que ver con una
voluntad exportadora. Siempre tuve muy claro que lamentablemente este es un
país de muchas crisis, y sentía que si me aferraba sólo al mercado local en algún
momento íbamos a perder. Debía generar un vaso comunicante con otra
economía. A pesar de la crisis actual, concretamente con el campo, hoy hay un
mercado real, de volumen, en el interior, que hace 3 o 4 años no existía. Cuando
empezamos el trabajo, y todavía estábamos en el 1 a 1, no había industria
nacional. Todo era importado. Nuestros productos eran hechos en el taller del
abuelo y no en un país europeo de gran prestigio, como Alemania. Esto nos
enojaba porque había mucho de producción propia, pero por otra parte era un
halago. Recién después vino un boom de productos de diseño argentino y fueron
muchos los posibles hacedores.
Hice unos primeros intentos raros: fui solo al Uruguay, y solo a San Pablo, que
me impresionó mucho y no sabía por donde empezar. Estuve una semana de acá
para allá, tratando de entender cómo funcionaba. Fui al consulado, visité a
arquitectos amigos que habían emigrado, pero cuando volví entendí que era difícil
replicar nuestro modelo con respecto a la red de contactos que habíamos
construido aquí y que luego iba a dar sustento a la venta.
Empezamos a configurar otra idea: los kits. Hasta ahora diseñábamos piezas de
catálogo, el arquitecto diseñaba una estantería y nosotros junto con él veíamos qué
cantidad y cuáles piezas se necesitaban en cada caso. La idea de los kits, que
básicamente tienen que ver con cortinas de ventana y de baño, era introducir
dentro de un packaging estas piezas, que eran las del catálogo, pero con una
función concreta, acotada, y ya pensando en el consumidor final. Armamos estos
dos kits. Invertir en esto tenía que ver con desarrollar el producto hasta el final,
desarrollar un packaging, desarrollar la gráfica del packaging y luego entender
cuáles eran los canales. Esto ya significó un salto en gran escala.
Lo que se aprendió fue que se vendiera para el mercado local o pensado para el
mercado de exportación, lo que era muy signante era el canal. El canal es
paradigmático a la hora de entender el producto. Uno podía ponerse a diseñar un
producto pensando en el canal, cómo piensa y cuál es su lógica. Las formas de
comenzar son infinitas. Uno podría diseñar productos para Easy y empezar a
pensar cuál es la lógica de Easy y hacer un negocio con eso. Y Falabella de acá
podría vender los mismos productos en Falabella de Chile, dependiendo de la
similitud o las diferencias de ambos mercados. Pero aunque de hecho son
mercados diferentes, a veces compran para ambos países y también para Perú. No
todo es siempre tan racional; lo fundamental cuando uno está pensando en lo
masivo es comprender el canal.
Este segundo punto, que era la posibilidad de vender en retails fue lo que generó
el segundo salto, cuanti- y cualitativo de Tensocable.
c) Tercer salto
El tercer salto fue la posibilidad de una mudanza. Hacia fines del año 2000 y
principios del 2001 compramos un galpón grande en muy malas condiciones en la
calle Murillo entre Serrano y Gurruchaga. Sabíamos que era un drive muy fuerte
cambiar la posición del espacio donde estábamos en el bajo Flores y acercarnos
más a la gente que consumía el producto.
En el medio de la compra, con una hipoteca de por medio, nos cayó la crisis del
2001, que nos sacó todo el dinero que teníamos ahorrado. Teníamos el espacio
pero no lo podíamos acondicionar. Igualmente pudimos seguir adelante porque
siempre hay una oportunidad, aún en épocas de crisis. Ahora, por ejemplo, hay
muchos locales en alquiler, que hace 3 meses no había, y si alguien pensara que
puede intentar superar esta ola de crisis, podría estar eligiendo locales.
Esta crisis del 2001 me hizo reflexionar sobre exacerbar el tema de la exportación,
para lo cual todavía no hemos podido encontrar una buena solución. Para ese
momento teníamos el nuevo lugar y un buen equipo de trabajo. Éramos 8
personas, pero en ese momento tuve que despedir a dos, a los que valoraba
personal y profesionalmente. Esto me refirmó la necesidad de hacer una
comercialización exportadora y se ve más claramente la necesidad de crear vasos
comunicantes.
Hace 4 años, logramos terminar el nuevo local con mucho esfuerzo, pero todo
emprendimiento se hace con mucho esfuerzo. Mi desafío para adelante es tan duro
como lo fue el anterior y como el que ustedes enfrentan para comenzar.
Dentro de este espacio pudimos generar muchos de los concepts que habíamos
tenido respecto de lo que queríamos mostrar en el otro espacio y no podíamos.
Uno de los puntos críticos era trasmitir claramente que lo que estábamos haciendo
era diseñar, desarrollar y producir este producto. Lo que físicamente hicimos
entonces fue mostrar la fábrica.
Redes y Profesionalismo
Un tema muy importante para un emprendedor son las redes, los contactos.
Cuando nos mudamos, se conectó con nosotros Endeavor. Endeavor, para los que
no los conocen, es una ONG cuya misión es el apoyo a emprendimientos en
países en vías de desarrollo. Yo había ido a una conferencia de ellos y después
aparecieron por el showroom y me propusieron entrar en un proceso de selección,
que conllevaba la mirada de muchas personas de diferentes orígenes: ingenieros
industriales, gente de negocios, gente de universidades. La mirada de cada uno de
ellos me fue construyendo a partir de las preguntas. Aristóteles habla de la
mayéutica, “si alguien te hace una buena pregunta, hace aflorar en ti el
conocimiento que ya tienes”. En realidad el problema es conocerse uno mismo y
saber lo que uno quiere hacer.
Uno de los consultores que me vino a ver dijo que el procedimiento estaba bien,
pero que estaba entrando en un terreno de negocios del que nada sabía. Yo soy
maestro mayor de obras y arquitecto y estaba firmando balances sin entender qué
pasaba. Me propuso ir a estudiar y formarme en negocios.
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La solución en el diseño
Costos y precios
Con respecto a los precios de nuestras piezas tuvimos un problema serio. Lo que
intentábamos al principio era procurar que la menor cantidad de piezas tuviera la
mayor cantidad de aplicaciones. Lo que ocurrió fue que yo hacía piezas que
servían tanto para colgar una estantería como un panel o un cartelito. En un caso
estaba bien dimensionada y en el otro estaba sobredimensionada, no sólo en la
carga sino también en el precio. Finalmente estaba cobrando al consumidor algo
que éste no estaba usando. En aquel momento era la única forma de hacer escala
de productos: la modularidad y el volumen sobre la modularidad. Sobre esa base
se armó el primer negocio.
Pero cuando empezamos a crecer, algunas personas que, como sólo usaban la
pieza en el rubro de las cortinas o en el rubro de la panelería empezaron a hacerlas
dimensionadas para esos espacios en materiales más baratos: hierro, aluminio, etc.
Finalmente no la necesitaban para otra aplicación, y el precio era bastante más
bajo. Así llegamos a ver varias copias en diferentes áreas de lo nuestro, para cada
rama, en la que nosotros con un solo producto no podíamos competir.
Empezamos a desarrollar estas piezas, que ahora están en la calle, y que a pesar de
su tamaño exiguo tiene una cantidad enorme de funciones. Esta pieza tiene una
tapa que me permite que además del tornillito de las otras piezas, aloja un tornillo
con el que la puedo fijar a la pared en este sentido; cuando el vástago que tiene
atrás se presiona contra el cable, lo prensa y no lo deja bajar. Además, no marca el
cable. Entonces, si quiero cambiar la posición vertical de la pieza la puedo
regular. Además tiene otro agujero que me permite complementarla con otra pieza
y alojarla contra la pared, en forma vertical o en el piso. Hay otra piecita que se le
puede adosar que tiene un chupetito y entonces puedo fijar la pieza contra un
vidrio. Es decir, más que una pieza es todo un sistema de soporte de señalización
y de gráfica liviana que se llama Jacarandá y que tiene 3 aplicaciones: soporte de
exhibición, señalización y soporte de comunicación gráfica.
De tener una pieza bastante cara pasamos a tener la pieza más barata del mercado
y a mi juicio la de mayor multiplicidad de usos, incluso por el tema del color.
Fijémonos que el cambio de tecnología me permitió definir el color. En este caso
estamos hablando de un producto de venta en el mercado corporativo, no en el
hogar. Hoy uno de los drives fuertes para la compra desde lo corporativo es la
diferenciación, la particularidad. En este caso es la posibilidad de customizar el
color al color institucional de la empresa.
Después del año de diseño, el proceso demoró 3 meses para la producción y ahora
tiene todo un proceso referente a la comercialización, que no es menos difícil que
los otros y que consiste en el diseño para comunicar con creatividad la existencia
de este producto y lograr más rápidamente ingresar en los mercados.
Complementando este sistema hubo un procedimiento que tiene que ver con la
industria de la resortería, que es una industria que básicamente se utiliza en la
industria automotriz, lo que nos permitió tener productos de muy bajo costo.
Cuando nosotros íbamos a ver a los productores de resortes y les presentábamos
esta piecita, ellos nos pasaban precios muy económicos pensando que eran caros
para su industria. Esta traspolación de la industria automotriz a la decoración en
este caso corporativa pasaba a ser un producto que tenía tanto valor que lo pagaba.
El mismo proceso que pasaba con las piezas de mi padre. Las piezas que ya no
servían porque la gente no le daba el valor para comprarlas y puestas en un
producto que en la casa sí se iba a justificar sucedía ahora con estas piezas. Se les
asignó valor. Lo que descubre el diseño es la posibilidad de dar valor.
También logramos encontrar la forma que estas piezas se deslicen sobre rieles. Se
darán cuenta de que es necesario para una empresa pequeña encontrar la
multiplicidad de funciones para productos de manera que eso que uno va a
producir en volumen tenga salida. La pieza se desliza sobre el cable y los rieles, se
puede poner autónomamente en el techo, el piso o la pared, de una forma u otra.
Se complementó con pesas que permiten evitar el tensor cuando no se quiere
perforar el piso. Se trabajó sobre un tensor que es un pequeño resorte con una
función mucho más pesada, para estanterías. Quien compra esta pieza no está
viendo todo eso: le sirve internamente a la empresa para poder hacer escala en el
producto.
Estrategias de crecimiento
Ahora estamos pensando en cambiar el nombre para los productos para el hogar,
mientras que para los productos corporativos seguiremos con el nombre
Tensocable, ya que empiezan a aparecer productos tales como portafolletos, que
no tienen nada que ver con el cable, que tiene una moda, una estética. Lo que
vamos viendo en las estrategias de crecimiento es que si nos aferramos al cable
podríamos hundirnos con él. Va a llegar a ser un commodity, y en ese sentido lo
vamos a seguir teniendo, pero van a aparecer nuevos productos. Hoy por hoy, una
empresa que esté signada desde el diseño lo que no puede hacer es dejar de
innovar. Básicamente el desarrollo del producto que vimos en último término
tiene que ver con vidrieras y panelería corporativa. Hay miles de configuraciones
posibles, y dependen del arquitecto que las arma de una manera o de otra.
Lo que queda muy claro desde el principio es que no hacemos productos sino
sistemas flexibles para recrear el espacio, ambientarlo, configurarlo. En general no
somos nosotros quienes configuran, aunque podemos hacerlo a pedido del cliente.
En estos casos se trata del diseño por un lado y también por los números. No son
entidades no relacionadas entre sí o que restrinjan nuestra libertad. Por el
contrario, de este modo se nos abrieron puertas de diseño y escalas de trabajo
antes impensadas. Es la conjunción de las dos cosas lo que hace realidad el
proyecto.
Preguntas:
Tanto queremos hacer esa exportación que la vamos a lograr. Por el momento no
la tenemos, pero siempre hay un camino y lo vamos a encontrar.
Introducción 00.00:30
Orígenes 00.02:48
Desarrollo 00.06:25
Primer salto 00.17:42
Segundo salto 00.19:19
Tercer salto 00.28:34
Redes y profesionalismo 00.34:53
La solución en el diseño 00.40:17
Costos y precios 00.43:45
Otras necesidades, otros productos 00.46:21
Estrategias de crecimiento 00.53:40
Preguntas 01.00:15
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