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TLATELOLCO, 1968

INTRODUCCIÓN............................................................................................................................................ 1

1. CONTEXTO INTERNACIONAL ........................................................................................................ 2

2. CONTEXTO NACIONAL..................................................................................................................... 3

3. LOS ANTECEDENTES......................................................................................................................... 3

4. LOS ACTORES ...................................................................................................................................... 4


4.1. Gustavo Díaz Ordaz ........................................................................................................................ 4
4.1.1. motivaciones objetivas ............................................................................................................... 4
4.1.2. motivaciones subjetivas.............................................................................................................. 5
4.2. Luis Echeverría Álvarez .................................................................................................................. 6
4.2.1. motivaciones objetivas ............................................................................................................... 6
4.2.2. motivaciones subjetivas.............................................................................................................. 6
4.3. El Consejo Nacional de Huelga ...................................................................................................... 7

5. LA DECISIÓN ........................................................................................................................................ 8
5.1. El punto de vista racional ............................................................................................................... 8
5.2. El punto de vista organizacional................................................................................................... 11
5.2.1. la inteligencia organizacional ................................................................................................... 11
5.2.2. opciones organizacionales ........................................................................................................ 13
5.2.3. implementación organizacional ................................................................................................ 13

6. LAS CONSECUENCIAS ..................................................................................................................... 15

BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................................................ 15

ANEXO ........................................................................................................................................................... 16

1. LA CRONOLOGÍA.............................................................................................................................. 16

2. EL MOVIMIETO EN LA DÉCADA DE LOS SESENTA................................................................ 19


Tlatelolco, 1968 René Gómez

INTRODUCCIÓN
La historia de México se ha caracterizado por sus puntos de inflexión, originados por
movimientos sociales reivindicadores de diversas causas; desde la guerra de reforma hasta la
apertura democrática se ha trazado el rumbo de la relación entre el Estado y la sociedad. Es ésta
una relación de aparente entendimiento que, sin embargo, en aquellos puntos de inflexión (o, si se
quiere, de ruptura) se llega a un claro enfrentamiento entre la idea de reivindicación y supremacía
de la sociedad, contra la idea de que el Estado tiene como primera obligación –para ser un estado
moderno- “la recuperación del poder frente a los que pretenden compartirlo”. Paradigmático de
ello es el movimiento social (generalmente relacionado con el estrato estudiantil) cuyo momento
de algidez se ubica en 1968; que surge en una situación de aparente estabilidad social, propiciada
por una estabilidad económica, y que se suscita por un acto de inconformidad hacia el
autoritarismo del gobierno. Se abogada, entonces, por una apertura del sistema político, por la
libertad para el ejercicio de los derechos ciudadanos, por la observancia de los preceptos
constitucionales, y por la retoma del compromiso del gobierno con los objetivos sociales (Marván
y León, 1983).

Se ha aceptado, a la luz de los años, que el “movimiento del 68” marca un punto de referencia
para el entendimiento de los acontecimientos sucedidos en las décadas posteriores. Tan es así que
los regímenes de los presidentes Echeverría y López Portillo tuvieron muy en cuentan los sucesos
de aquellos años para la toma de decisiones de apertura y reforma política (Marván y León, 1983).

Sin embargo, el hermetismo y la discreción en la divulgación de la información relevante han


trazado la línea del esclarecimiento de los sucesos en torno a lo acontecido el 2 de octubre de
1968. La incertidumbre de estos sucesos no podía dejar de estar presente en la explicación de las
causas y el entorno de la decisión que precipitó la matanza de un, hasta ahora, incalculable
número de ciudadanos a manos de militares. Por ello, y no obstante que una mejor compresión de
este hecho dependa de “una mayor información y de un análisis más riguroso de la evidencia
existente” (Allison, 2003), el objetivo de este trabajo será presentar la información disponible que
permita construir un marco de referencia que lleve a entender las causas y las consecuencias de la
decisión de cometer genocidio, por parte del gobierno mexicano, el 2 de octubre de 1968.

1
Tlatelolco, 1968 René Gómez
1. CONTEXTO INTERNACIONAL
Es en la década de los sesenta cuando se generalizan los movimientos “revolucionarios” de los
esquemas sociales y políticos al rededor del mundo. Los antecedentes de esta revolución de
valores sociales se ubican, principalmente, en Gran Bretaña y la República Federal Alemana, con
los movimientos por la paz, centrados en la denuncia y la movilización ciudadana contra el
peligro de la guerra nuclear.
Frente a los amplios procesos de descolonización y del descrédito que sufrieron algunos sectores
de la izquierda (comunista) europea se generó un malestar que encontró en la revolución cubana,
la guerra de Argelia y, sobre todo, en la guerra de Vietnam los elementos movilizadores de una
incipiente “nueva izquierda”.
En esta vertiente, tanto la práctica del “capitalismo sin rostro” en Estados Unidos y Gran Bretaña,
principalmente, como los regímenes burocráticos fueron criticados mediante los movimientos de
liberación nacional, en general, y las guerrillas latinoamericanas, en particular, cuyo pretendido
objetivo era la búsqueda de una tercera vía que apuntaba a la creciente importancia internacional
de los países no alineados.
Era así como coincidía, paradójicamente, el descontento social por la ausencia de libertades y la
aparente holgura económica que disfrutaban las clases medias de las sociedades en la mayor parte
de los países. Empero, esta aparente contradicción en las pretensiones de los movimientos
sociales se puede explicar por el costo que habrían de asumir las generaciones que disfrutaban de
la llamada pax americana, a saber: la supresión, o incluso, inexistencia de garantías de
convivencia social, tales como la libertad de expresión.
Por otro lado, los resquicios de la guerra fría 1 en América Latina, particularmente, habían dejado,
luego de la crisis de los misiles en Cuba 2 , un ambiente de enfrentamiento con Estados Unidos,
símbolo del imperialismo, frente aquellos que veían en el socialismo (entre ellos el sector joven
de la sociedad) una solución al histórico atraso económico de la región (Luard, 1964).

1
La expresión “guerra fría” puede definirse como “un estado de competencia política, económica e ideológica muy
intensa que llega, sin embargo, al borde mismo del conflicto armado entre los estados. La expresión podría aplicarse,
presumiblemente, a todo conflicto intenso dentro de la comunidad internacional. Pero el uso común presupone que
las dos facciones son las potencias y partidos “occidentales”, por una parte, y las potencias y partidos comunistas,
por la otra (Luard, 1964:7).
2
Luard (1964) afirma que “América Latina ha sido generalmente una zona periférica y de poca trascendencia para la
guerra fría; su importancia para los Estados Unidos antecede a aquella. Su significación para Rusia es menor como
zona de acción que como zona de propaganda”.

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Tlatelolco, 1968 René Gómez
2. CONTEXTO NACIONAL
Las características principales de un régimen autoritario son: “instituciones políticas poco
específicas y un pluralismo limitado; cooptación de los líderes; ausencia de ideología, que es
sustituida por un cierto tipo de “mentalidad”; carencia de movilización popular; partido
autoritario; formas permanentes de control social, sobre todo en lo que se refiere a la
comunicación; posición privilegiada del ejército y presencia de una élite política compuesta por
individuos que en muchos casos no son políticos profesionales” (Segovia, 1996:51).
Cimentado en éste tipo de régimen es que se construyó en México, a partir del segundo cuarto del
siglo XX, un Estado interventor en la actividad económica, cuya prioridad era impulsar un
crecimiento que no provocara alzas considerables en los precios de los factores (principalmente
de los salarios). Este modelo, denominado desarrollo estabilizador, que resultó eficaz durante casi
dos décadas, reveló su agotamiento al inicio de los sesenta, al grado de que se afirmaba que
“…en los últimos diez años se observa una tendencia hacia la disminución de la tasa anual de
crecimiento ya que de 7.5% de aumento promedio durante el período de 1941-50; se redujo a 5%
en la década que acaba de terminar [1960]”. Tan alta era la posibilidad de inutilidad del modelo
que se reiteraba que “este fenómeno debe ser motivo de preocupación primordial por parte de
todos los mexicanos, pues de no aplicarse los remedios aconsejables, se puede caer en situación
de estancamiento, de disminuir más aún dicha tasa de desarrollo” (Magallón, 1962:991).
Esto se traduce en un panorama poco halagüeño en el ámbito económico que, combinado con una
creciente insatisfacción de la sociedad con el régimen priísta, precipitaría la búsqueda de
expresión de las inconformidades del sector social aparentemente más favorecido, la clase media,
en voz de sus representantes más jóvenes, los estudiantes; voz que se magnificaría hasta alcanzar
a otros sectores de la sociedad.

3. LOS ANTECEDENTES
Es evidente que tanto el contexto internacional como el contexto nacional contribuyeron a la
creación del ambiente social que desembocó en el acto acontecido el 2 de octubre de 1968. Así
también, es claro que los acontecimientos que antecedieron a este hecho fueron sumando
demandas, simpatías y coincidencias con el movimiento estudiantil. De manera muy breve se
señalan algunos de ellos. La violencia popular desatada en Sonora y la ocupación de la
universidad por el ejército, la intranquilidad estudiantil en muchos lugares dentro del país y en
otras naciones, levantamientos armados en Yucatán y en Sinaloa; un numeroso sector campesino
sin tierra, el sistema de un partido político único que resulta ya inadecuado (Lombardo, 1998).

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Tlatelolco, 1968 René Gómez
Habría que aclarar, por un lado, que si bien existieron francos enfrentamientos previos de
diferentes sectores de la sociedad (médicos, ferrocarrileros, etc.), ellos no propiciaron (al menos
directamente) la conformación del movimiento estudiantil; pero que éste sí retomó las demandas
expresadas por aquellos. Por otro lado, si bien el movimiento estudiantil expresó demandas
concretas (ver anexo), en última instancia, su intención era conseguir una apertura política y
social en México.

La perspectiva del gobierno se enfocaba en la modernización del país, bajo su estricta dirección
(y el consiguiente sometimiento de la sociedad). En tanto, la visión del mundo del movimiento
estudiantil relacionaba al gobierno con todos los actos de represión y de injusticia acaecidos por
entonces. No obstante que se diga que “modernización y autoritarismo son dos caras de la misma
moneda”, y que “todas las naciones han pasado por fases autoritarias en el momento del arranque
de la modernización, sobre todo de la modernización política” (Segovia, 1996:54), lo cierto es
que el movimiento estudiantil tuvo la simpatía de un considerable número de integrantes de la
sociedad.

4. LOS ACTORES
4.1. Gustavo Díaz Ordaz
4.1.1. motivaciones objetivas 3
De inicio, hay que mencionar que desde la perspectiva del entonces Presidente los conflictos
sindicales de la década de los cincuenta hasta los que tuvieron lugar durante su sexenio no fueron
más que partes de un rompecabezas cuya última pieza fue el movimiento estudiantil (Krause,
1997). El común denominador de todos estos conflictos, según el Presidente, era muy claro:
representaban parte de una conjura comunista en contra de su gobierno.

Así pues, el comentario que le merecía la unidad nacional era que “la fuerza de una nación estriba
en lo compacto de la conciencia política, esto es, en el grado de unificación que rija el
pensamiento, el sentido y la voluntad de los ciudadanos”. Esta unificación, esta unidad nacional
“no significa uniformidad de pensamiento; es simple coincidencia en los objetivos supremos: el
destino de la patria en que vivimos, la historia que nos formó, las libertades que disfrutamos, la
justicia a que aspiramos”. Pero esta unificación de ideas y de objetivos no son compartidos por
todos los grupos sociales. Existen grupos “que no piensan como nosotros [¿como la gran mayoría
de los mexicanos?], pero que coinciden en lo esencial, contribuyen aun así a la unidad nacional.

3
Esta parte del trabajo es retomada del libro de Gustavo Díaz Ordaz, Ideas políticas del presidente Gustavo Díaz
Ordaz.

4
Tlatelolco, 1968 René Gómez
Por ello exalto lo que nos une, lo que congrega, en vez de pregonar una lucha contra alguien soy
portador de una bandera fundamental; la devoción a México”.
En cuanto a la noción de democracia, Gustavo Díaz Ordaz deja en claro que “las fórmulas
democráticas de gobierno no se limitan al ámbito de lo político, sino que trascienden a otros
muchos de la vida del hombre; democracia también significa economía del pueblo, para el pueblo
y por el pueblo”. En éste sentido, aclara que la democracia “consiste en una lucha tenaz en contra
de la miseria, de la ignorancia y de la insalubridad. Su meta es alcanzar la justicia social,
distribuyendo equitativamente la riqueza”.
Y como medio para lograr la democracia en las dos acepciones planteadas establece que “los
problemas de la nación, exigen, que todos los mexicanos nos ocupemos de los problemas de
México y de la política mexicana. La indiferencia está en contra de cualquier modo de pensar;
ella es carencia de principios, apatía frente a los destinos de la patria”.
En cuanto al servicio público, parte importante de la vida de Gustavo Díaz Ordaz, éste afirma que
hay que dedicarse cada uno a sus tareas con tesón y con una plena confianza en México, “pero no
confundamos terrenos, tan malo es que a pretexto de defender la riqueza se haga política como
que a pretexto de la política, se haga riqueza. El político que trata de alcanzar el dinero puede que
lo logre, pero no alcanza la gloria; el que trate de alcanzar la gloria, que no piense en el dinero”.
Finalmente, con respecto al papel que habrá de desempeñar la juventud en la sociedad argumenta
que “ha de ser apasionadamente positiva, tener una clara conciencia de sus sagradas obligaciones
para con la patria […], para que conserve viva la convicción de que es ella, quien debe mantener
después nuestras prácticas democráticas donde quiera que actúe […] Sus inquietudes deben
encauzarse en la defensa de las causas nobles y basarse en las más indiscutibles verdades”.

4.1.2. motivaciones subjetivas


Caracterizado por un físico “poco convencional” (su mandíbula prominente fue un rasgo
distintivo) Gustavo Díaz Ordaz manifestaba una personalidad centrada en la rigidez, la
incapacidad, para dialogar, con una actitud autoritaria verbal y práctica. Gozaba de una
inteligencia y astucia innatas, lo cual le permitía compensar sus pocos atributos físicos. Aunque
parco en su trato personal fue un hombre que gozaba de llevar a cabo extensos monólogos frente
a las masas. Su rigidez se expresaba en su concepción de la autoridad, así con su familia como en
público. Formado en el seno de la intolerante camarilla poblana de fines de los años treinta y
principios de los cuarenta, desde muy joven fue adquiriendo cualidades que le habría de construir
un carácter disciplinado y metódico.

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Tlatelolco, 1968 René Gómez
Reservado no por su poco agraciado físico sino por su intolerancia hacia el cuestionamiento de la
autoridad, supo enfocarse en la exaltación de otras cualidades, como el canto y su extraordinaria
habilidad para el ajedrez (Krause, 1999a).
4.2. Luis Echeverría Álvarez
4.2.1. motivaciones objetivas
Como secretario de Gobernación durante la administración de Díaz Ordaz, y como encargado de
la política interior, la visión de Luis Echeverría sobre los lineamientos que habrían de guiar la
actividad del gobierno pueden resumirse en los siguientes puntos (Sierra, 1969):
Sostenimiento de la libre expresión de todas las ideologías, sin coacciones abiertas o
subterráneas, siempre y cuando se actúe dentro de la libertad con orden.
Respeto irrestricto a todos los partidos y libertad de prensa en su forma más amplia.
Perfeccionamiento de los ordenamientos de la Constitución para fortalecer la unión del
pueblo y el gobierno.
La supremacía del pueblo mexicano, por encima de determinados grupos, sobre la
responsabilidad absoluta del respeto de las instituciones y la negación de hecho de que
alguien en lo particular se erija como árbitro para la solución de los problemas nacionales.
El beneplácito por que el Congreso de la Unión se encuentre conformado por diversos
partidos, lo cual evidencia la fortaleza de la autoridad, que se nutre de todas las opiniones.
Respecto a los problemas sindicales, son los propios sindicatos y los patrones los que deben
resolverlos, y sólo en casos extremos la intervención del gobierno se hará necesaria.
Lo reseñado en los apartados anteriores evidencia una actitud, al menos discursiva, progresista y
comprometida con la apertura en todos los ámbitos de actividad nacional, tanto del Presidente
como de su secretario de Gobernación. No obstante, sus personalidades y su idiosincrasia habrán
de ser las determinantes en sus decisiones que sobre el cursos de la actividad política nacional se
tomaron, entre ellas, la de reprimir (en exceso, se podría decir) al movimiento estudiantil.

4.2.2. motivaciones subjetivas


Luis Echeverría, desde muy joven, gustó del ejercicio físico; interesado más en la vida que en la
filosofía, a pesar de sus lentes, era un robusto atleta. Paralelamente, adquirió dotes de
“predicador” y de líder entre sus amigos y compañeros de escuela. Es precisamente en el ámbito
de la escuela donde empieza a sobresalir por su dedicación y su activismo político, además de por
su profundo nacionalismo. Todo en su vida parecía minuciosamente planeado para “ser” –por lo
menos en apariencia- un mexicano ejemplar (Krause, 1999b). Nadador, tenista, golfista

6
Tlatelolco, 1968 René Gómez
madrugador, trabajador incansable todo el día. Parecía el funcionario perfecto (ídem.). Esta
perfección se la ganó, también, a base de discreción, obediencia y recato en su actuar.
Sin embargo, en las postrimerías de la administración de Díaz Ordaz habría de ocurrir en la
persona de Luis Echeverría una “metamorfosis” que habría de concretarse con su nombramiento
como candidato oficial para suceder a su jefe 4 . De hombre serio, introvertido, callado, leal, pasó a
proyectar una actitud de locuacidad y tintes de “predicador”. Aquel secretario de Gobernación
reservado 5 se había convertido en un hombre extrovertido y crítico del gobierno que había
servido con fidelidad.

4.3. El Consejo Nacional de Huelga


Organizados en torno al llamado Consejo Nacional de Huelga (CNH), estudiantes, profesores,
trabajadores, campesinos, intelectuales, y algunos estratos de la administración pública, se
hicieron partidarios y activistas de las consignas referentes a la apertura del régimen. Aún y
cuando la “insurgencia estudiantil” adquirió rasgos marcadamente autónomos, los movimientos
que le precedieron crearon las condiciones para su emergencia. Así, por ejemplo, el movimiento
obrero había sido la emancipación de las organizaciones sindicales del control oficial; el objetivo
del movimiento estudiantil fue, en general, la democratización política del país (Guevara, 1988).
Puesto que el CNH se integró por diversos grupos de estudiantes y profesores, no es posible
hablar de un ideario único 6 . Sin embargo, el pliego petitorio del movimiento (ver anexo) da a
conocer el trasfondo del objetivo fundamental que le da origen, esto es, como ya se apuntó, la
democratización política del país. En este sentido, cabe enlistar algunas de las motivaciones que
tuvo el movimiento para su creación, a efecto de vislumbrar una posible tendencia ideológica 7 .
Algunas de estas motivaciones son las siguientes (Ramírez, 1967):
La innegable orientación progresista y democrática, emanada del rechazo y la impugnación al
sistema político y social basado en la utilidad y el beneficio.
La condena a la política de atropello, por parte de los Estados Unidos, a la independencia y la
vida propia de los pueblos débiles.

4
“Creía que lo conocía, pero me equivoqué”, decía Díaz Ordaz. “Había sido tan callado, tan leal, tan “entrón” que no
había tenido tiempo o forma de conocerlo” (Krause, 1999b).
5
Cuenta Luis F. Farías, diputado federal en 1968, que después de lo del 2 de octubre casi nadie hablaba con el
presidente Díaz Ordaz; que Echeverría decía: “no vayas a verlo: se pone nervioso; no le cuentes nada: cuéntamelo a
mí todo”.
6
Pese a que en su momento se llegó a afirmar que “uno de los principales atributos del movimiento estudiantil es su
unidad ideológica, como bien lo manifiesta su programa o pliego petitorio” (Ramírez, 1967).
7
Hay que recordar que sólo la dirigencia inicial del movimiento se conformó por 210 alumnos, representantes de 70
escuelas o facultades. Al interior de ésta se observaban distintas corrientes ideológicas: comunistas, demócrata-
cristianos, trotskistas, Liga Espartaquista, maoístas, guevaristas, socialistas, entre otros (op. cit.)

7
Tlatelolco, 1968 René Gómez
El acogimiento de las demandas que concuerdan con los intereses de la clase obrera y de
estratos populares.
El rápido aumento del número de estudiantes que como reflujo de la revolución técnica traía
consigo aumentos en el paro y el desempleo, así como las restringidas posibilidades de
ocupación.

5. LA DECISIÓN8
5.1. El punto de vista racional
¿Qué precipitó la abrupta y represiva conclusión del movimiento estudiantil del 68? ¿Fue éste un
movimiento infiltrado o manipulado por la CIA y el FBI para desestabilizar a México? ¿Fue su
represión una clara torpeza del Presidente Díaz Ordaz, obnubilado por el buen desarrollo de los
juegos olímpicos? ¿Fue el inicio de la crítica abierta, por la supuesta decadencia, al sistema
político surgido de la Revolución mexicana? Acaso, ¿representaba una bien organizada
conspiración internacional comunista en contra del régimen diazordacista? ¿Fue el parteaguas de
la historia contemporánea de México, como dijeran en su momento algunos intelectuales y
políticos, y los ex-líderes estudiantiles de entonces, que en la actualidad gozan de fuero, algunos,
y otros que han tenido, y tienen, altos puestos dentro de la estructura del sistema gubernamental
que algún día combatieron? Todas estas cuestiones surgen no del movimiento en sí mismo, sino
de la forma en como fue tratado por el gobierno mexicano.
Así, la respuesta del gobierno mexicano al activismo estudiantil debe entenderse como una
maximización de valores, a saber: mantener el orden constitucional9 . El análisis, pues, de la toma
de decisión de reprimir mediante la vía armada a un sector numeroso e indefenso de la sociedad,
parte de la superioridad de recursos del propio gobierno. Si el movimiento estudiantil hubiera
excedido el grado de tolerancia interpuesto por el gobierno mediante la radicalización de sus
actividades (es decir, mediante la práctica de actividades armadas) en respuesta a la eventual
aceptación del diálogo, por parte del gobierno, su comportamiento hubiera sido irracional, ya que
ello significaría no sólo la cancelación de toda posibilidad de diálogo, sino también la prematura
coerción del movimiento.
Todo indica que el gobierno pretendía asumir una actitud conciliadora y con ánimo de dialogar en
torno a las exigencias estudiantiles, con el propósito de que éstos eventualmente rechazaran la
posibilidad y así poder tener pretexto para la represión. Esta perspectiva se basaba en la idea de la

8
En éste apartado se hará uso del marco conceptual desarrollado por Graham Allison.
9
En si Quinto Informe de Gobierno (1° de septiembre de 1969) el Presidente Díaz Ordaz dejaba en claro que
“habíamos expresado oportunamente que, en la alternativa de escoger entre el respeto a los principios esenciales de
nuestra nacionalidad y todo lo que de ellos depende, y la conveniencia de “quedar bien”, en lo personal no
abrigábamos duda alguna” (Presidencia de la República, 1988).

8
Tlatelolco, 1968 René Gómez
desunión, e incluso, de la anarquía al interior del CNH 10 que fue construida mediante la
información proporcionada por la Dirección Federal de Seguridad (DFS), a cargo del Capitán
Fernando Gutiérrez Barrios. A partir de esta información, el gobierno pudo modelar las siguientes
líneas de acción:
No hacer nada. Permitir que las manifestaciones de inconformidad acaecidas no sólo durante
1968, sino en años anteriores, siguieran su “curso natural” hubiera representado, desde la
perspectiva del gobierno, un signo de debilidad. Sin embargo, esta línea de acción no
hubiera cambiado en mucho la opinión que tenía la sociedad acerca del gobierno, toda vez
que la idea de un gobierno represor y autoritario surgió, precisamente, con la intervención
militar en algunos conflictos estudiantiles previos (ver anexo).
Este argumento parecía razonable, en vista de que las manifestaciones sindicales previas habían
perseguido objetivos diferentes a los de los estudiantes, a saber: la emancipación de las
organizaciones sindicales del control oficial. Sin embargo, el hecho de que en acontecimientos
previos al movimiento del 68 los estudiantes hicieran suyas reivindicaciones de tipo político
provocó la alarma del gobierno, y la consiguiente medida de represión.
Presión temporal. Avecinándose los Juegos Olímpicos, el gobierno tenía puesta la mira
internacional en la forma en como había venido manejando las escaramuzas estudiantiles
previas al 2 de octubre. Frente a ello, el gobierno tenía la posibilidad de aducir a favor de
la suspensión de cualquier acto provocativo, por parte de los estudiantes, mientras se
desarrollaban las Olimpiadas, y así agotar al movimiento.
Tal relevancia había adquirido el conflicto que Estados Unidos, a través de la Agencia Central de
Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), el Buró Federal de Investigaciones (FBI), el
Departamento de Defensa, entre otras organizaciones de inteligencia, había seguido de cerca el
desarrollo de los acontecimientos. Sin embargo, su atención no se centraba en la probable

10
En el plano nacional, el movimiento estudiantil se encontraba organizado en la Asamblea Plenaria con soberanía y
poder político de decisión y el Consejo Nacional de Huelga, integrado por representantes de los comités de Huelga o
de Lucha de cada escuela o facultad, y en el que funcionaban comisiones de propaganda, finanzas, información,
brigadas políticas, asuntos jurídicos y relaciones con la provincia. Dos alumnos representantes de la UNAM, dos del
IPN y uno de la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo, así como otro por las escuelas Normales, formaban
cada una de las anteriores comisiones.
En un plano menos amplio está el Comité Coordinador o Comité Central de cada institución de enseñanza que tienen
un representante o delegado en el CNH, y que en su propio sector dirigen la lucha estudiantil.
A nivel de escuelas o facultades existen las Asambleas Permanentes de Alumnos y los comités de Huelga de cada
una de ellas. Estos últimos están estructurados en forma muy similar al CNH, los miembros de los comités de cada
centro académico son nombrados directamente en las asambleas; parte de ellos a su vez integran el CNH que de esta
forma está constituido por 140 o 210 miembros, 2 o 3 por cada una de las 70 escuelas en huelga (Ramírez, 1967).

9
Tlatelolco, 1968 René Gómez
cancelación de los Juegos Olímpicos 11 , sino en el desempeño mismo del gobierno. Frente a ello,
y atenido a la idea anti-comunista, el gobierno esperaba el apoyo incondicional del gobierno
estadounidense, cuando menos moral 12 .
La aceptación del diálogo. La posibilidad de iniciar un diálogo con los estudiantes le allanaba
el camino al gobierno para la conciliación social y su mayor aceptación entre aquellos
sectores descontentos. La modalidad de este diálogo hubiera sido el punto discordante, ya
que el gobierno estaba acostumbrado a resolver este tipo de problemas en pláticas a puerta
cerrada (o “pláticas de recámara”, como peyorativamente se conocían), mientras que los
estudiantes exigían un diálogo público y abierto.
Sin embargo, la táctica de aceptar el diálogo albergaba un trasfondo. Mediante la aceptación del
diálogo, el gobierno calculaba que “permitiendo a los estudiantes bastante mano libre para sus
manifestaciones e indicando su disposición a negociar […] se iba a diluir rápidamente la
agitación estudiantil” (Jardon, 2003). Nuevamente, la premisa de que el movimiento se
encontraba diluido y fragmentado cimentaba cualquier decisión que no involucrara el uso de las
fuerzas armadas. Nada más errado, como se ha comprobado.
Reventar la huelga. Dado el carácter democrático de la toma de decisiones al interior del
CNH, y en vista de que el gobierno mantenía “informantes” en las asambleas realizadas
en las escuelas y facultades detectadas como de mayor actividad, bien podrían haber
infiltrado al personal de la DFS, o a los propios estudiantes que no favorecían al
movimiento (conocidos como “borregos”) para incidir en las decisiones cruciales del
movimiento y así quebrantarlo desde su interior.
La represión. Apostar a que la vía represiva era la solución significaba no sólo el uso de la
represión y coerción física, sino el uso de las armas.
Es claro, al menos a la distancia, que esta línea de acción representaba la potencial solución al
conflicto estudiantil, dados los antecedentes del empleo del ejército en la disolución de mítines y
reuniones estudiantiles, dentro y fuera de la capital, y en años anteriores. Esta sería un tipo de
solución final en el sentido de que el gobierno, frente al cada vez más cercano inicio de los

11
En un desplegado aparecido el 30 de agosto de 1968, el CNH aclara que “de ninguna manera desea entorpecer una
actividad de carácter internacional en la cual todos los mexicanos tenemos la responsabilidad de la representación de
nuestro país, tanto en lo deportivo, social y cultural […] Por tanto, reiteramos nuestra colaboración para que
independientemente de nuestros planteamientos conocidos por la opinión pública y las autoridades, como mexicanos
brindemos nuestro apoyo para la realización de los XIX Juegos Olímpicos” (Knochenhauer, s.a.e.).
12
No obstante, el gobierno estadounidense tenía la creencia de que había momentos, desde el principio de los
disturbios, en los que el gobierno mexicano “no se ha visto unificado o convencido de qué acciones debieran de
tomarse […]” (Jardon, 2003).

10
Tlatelolco, 1968 René Gómez
Juegos Olímpicos y ante la firmeza de los estudiantes, requería dar una muestra de la resolución
del aparato gubernamental para la salvaguarda de las instituciones.
Ahora se sabe que la decisión de usar al Ejército para encubrir una acción “militar” del Estado
Mayor Presidencial debió haberse tomado, por al menos, el Presidente y su secretario de
Gobernación, sobre la base de información provista por el Capitán Gutiérrez Barrios, pretextando
el delito de sedición y disolución social. Aunque no la más políticamente correcta fue ésta la
decisión que se tomó.
5.2. El punto de vista organizacional
5.2.1. la inteligencia organizacional
Ya desde septiembre el Presidente había manifestado su reprobación de los actos de sedición y
disolución social acometidos por los estudiantes. En su IV Informe Presidencial, Díaz Ordaz era
contundente al expresar que "se ha llegado al libertinaje en el uso de todos los medios de
expresión o difusión; se ha disfrutado de amplísimas libertades y garantías para hacer
manifestaciones, ordenadas en ciertos aspectos, pero contrarias al texto expreso del artículo 9°
constitucional, hemos sido tolerantes hasta excesos criticados; pero todo tiene un límite y no
podemos permitir ya que se siga quebrantando irremisiblemente el orden jurídico, como a los
ojos del mundo ha venido sucediendo; tenemos la ineludible obligación de impedir la destrucción
de las fórmulas esenciales, a cuyo amparo convivimos y progresamos […] Agotados los medios
que aconsejen el buen juicio y la experiencia, ejerceré, siempre que sea estrictamente necesario,
la facultad contenida en el artículo 89, fracción VI de la Constitución: Las facultades y
obligaciones del Presidente son las siguientes: Disponer de la totalidad de la fuerza armada
permanente o sea del ejercito terrestre, de la marina de guerra y de la fuerza aérea para la
seguridad interior y la defensa exterior de la Federación".
Parte fundamental en la toma de decisiones relacionadas con el movimiento del 68 fue la DFS,
que desde su creación hasta su desaparición fue la principal policía política con la que contaba el
régimen. Aunque en menor medida, el Servicio Secreto de la Policía del D. F. y las policías
judiciales capitalina y federal también realizaban actividades de investigación y represión política
en la década de los sesenta, además de que seguramente la inteligencia militar también tuvo
participación en tales tareas (Jardon, 2003).

11
Tlatelolco, 1968 René Gómez
Los reportes presentados por el personal infiltrado de la DFS recaban información que, en su
mayoría, se refiere a las asambleas de las escuelas o facultades que se tienen como de mayor
relevancia 13 .
Dada la amplitud del movimiento estudiantil 14 , es de suponer que pese a lo bien organizados que
pudieran estar los elementos de inteligencia se veían rebasados, por lo que se dejaba de lado a las
universidades privadas.
Así también, se realizan reportes de las manifestaciones realizadas por el CNH, una de las cuales,
la del 27 de agosto, fue significativa para el personal de inteligencia, ya que en ella se realizaron
actos (el izamiento de una bandera rojinegra en la plancha del zócalo capitalino) que provocaron
el desagrado del Presidente.
Por supuesto, también se reportaron los acontecimientos del 2 de octubre. En el reporte
correspondiente (Exp. 11-4-68, hojas 245-253, Legajo 44) se relata la intervención de los tres
oradores del mitin en la Plaza de las Tres Culturas, la llegada del Gral. José Hernández Toledo,
exhortando a la multitud a dispersarse y la seguida descarga de disparos en contra de la multitud.
Se afirma que los tiradores disparaban desde el edificio Chihuahua, el 2 de Abril y las partes
bajas de los edificios que rodean a la Vocacional 7; que se mantuvo un fuego nutrido hasta las
1915 horas (7:15 p.m.) y luego hubo tiroteos aislados hasta que se reestableció la calma a las
0100 horas del día 3 (se añade que un grupo de agentes, en coordinación con en ejército detuvo a
los líderes estudiantiles).
Resulta notable el hecho de que a pesar del despliegue de los elementos de inteligencia en las
principales escuelas y facultades, y el detalle que se observa en los informes correspondientes a
los acontecimientos de las asambleas, la DFS hayan sido poco precisos aquellos informes que con
respecto a la filiación política de los dirigentes “notables” del CGH se entregaban al gobierno.
Lejos de pretextar una insuficiencia de la capacidad de infiltración (salvo el elemento de la
cobertura en la totalidad de las escuelas y facultades adheridas al CNH) se puede inferir, por un
lado, confusión e ignorancia de la DFS, y, por otro, la intención deliberada de atribuir la
responsabilidad del movimiento al Partido Comunista Mexicano (PCM), en atención a la

13
Por la UNAM, se tienen a las facultades de Economía, Filosofía y Letras, Medicina, Ciencias y, ocasionalmente,
Odontología, Ingeniería y Ciencias Políticas. Por el IPN, la Escuela Superior de Ingeniería Química e Industrias
Extractivas, Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica, y sólo esporádicamente se refieren a otros
planteles
14
aparte de la UNAM y el IPN había simpatía por el movimiento en El Colegio de México, de las Normales de
Maestros, de las universidades Iberoamericana, del Tepeyac, Harvard, La Salle y del Valle de México, así como de la
Universidad Nacional de Agricultura de Chapingo y de algunas universidades estatales: Puebla, Tabasco, Nuevo
León, entre otros

12
Tlatelolco, 1968 René Gómez
necesidad del gobierno de forzar una relación entre el movimiento y “fuerzas extranjeras
desestabilizadoras”, y con ello, justificar la represión (Jardon, 2003)
5.2.2. opciones organizacionales
Desde la perspectiva de las organizaciones que realizaban acciones de inteligencia al interior del
CNH, la línea de acción era clara: había que reprimir contundente y rápidamente al movimiento.
Ello se sustentaba en la idea que, en general, el gobierno tenía sobre la participación de “fuerzas
extranjeras desestabilizadoras” al interior del movimiento 15 , y que había sido magnificada por la
información proporcionada por la DFS.
Sin embargo, hasta el momento no existe información suficiente que permita dilucidar la
motivación para cambiar de táctica, por parte del gobierno. Como se ha mencionado, el
seguimiento que había venido dando la DFS al movimiento estudiantil permitía tener clara la
intención (incluso por los desplegados periodísticos) del CNH al diálogo. Ahora bien, sabiendo
esto, ¿qué llevó al gobierno a desatar la represión? ¿Habrá anunciado el secretario de
Gobernación la disposición gubernamental de reunirse con los representantes del movimiento
esperando que éstos rechazaran el ofrecimiento para así tener pretexto para reprimir y la
respuesta del CNH, que propuso que el diálogo se realizara públicamente en el Centro Médico,
colocó al régimen ante una perspectiva inaceptable para su autoritarismo y prefirió reprimir en
lugar de negarse abiertamente a ir a un encuentro que él mismo había propuesto? Si se retoman
los antecedentes personales del Presidente que sugieren la intolerancia a los desafíos a la
autoridad, este cambio de posición se antoja irracional. La única posibilidad que resulta factible
es que el Presidente, en una franca actitud de descontrol, delegó la resolución del conflicto a su
secretario de Gobernación 16 .
5.2.3. implementación organizacional
Una vez que el gobierno consideró como altamente probable llevar a cabo un acto represivo, las
preguntas a responder eran ¿quién llevará a cabo dicho acto?, ¿cómo se iba a efectuar?
El Gral. Marcelino García Barragán, secretario de Defensa, ha dejado en claro que “…nunca
sospechamos que una trampa tan miserable como ésta se nos había tendido para inculparnos
15
En un memorando para el presidente de Estados Unidos Lyndon B. Jonson, firmado el 31 de julio por William G.
Bowlder (uno de los asesores presidenciales), se mencionan “las consideraciones” de la embajada en México sobre
las sospechas de la intervención soviética, pero se añade que la embajada no tiene “información independiente para
respaldar las acusaciones” del gobierno mexicano contra el PCM y los soviéticos” (Jardon, 2003). Cabe mencionar
que la recopilación de la información por los organismos de inteligencia estadounidense se basaban
fundamentalmente en lo que les decían sus informantes mexicanos, que resultaban ser principalmente funcionarios
del régimen o unos cuantos estudiantes pagados.
16
Aunque sea un discurso políticamente correcta es concluyente lo dicho por el Presidente en su V Informe de
Gobierno, donde asumía “la responsabilidad: personal, ética, social, jurídica, política e histórica, por las decisiones
del Gobierno en relación con los sucesos del año pasado” (Presidencia de la República, 1988). Todo ello, con la
finalidad de despejar el camino al candidato presidencial.

13
Tlatelolco, 1968 René Gómez
calumniosamente de un crimen que cometió la antipatria y jamás el Ejército Mexicano. Serán
muchas las pruebas que en el futuro presentaremos para demostrar la veracidad de los partes
militares que se me rindieron con motivo de estos hechos y en los cuales se asienta que nuestras
tropas fueron recibidas con nutridas descargas de armas de fuego que se hicieron desde distintos
puntos de las azoteas y partes altas de los edificios del complejo habitacional Tlatelolco, cuando
trataron de intervenir para imponer el orden” (Montemayor, 1999:43).
La información ofrecida por el Gral. Barragán permite asegurar que existieron tiradores ajenos a
los cuerpos militares apostados aquella tarde del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas,
que abrieron fuego no sólo en contra de los manifestantes sino del propio ejército. Pero ahora, la
interrogante es ¿a quién rendían parte aquellos francotiradores apostados en los edificios 2 de
Abril, 15 de Septiembre, Chihuahua, ISSSTE, Revolución de 1910 y Molino del Rey? De lo
expresado por el propio Gral. Barragán se puede deducir que la Secretaría de Gobernación (a
cargo de Luis Echeverría), el Estado Mayor Presidencial (Gral. Luis Gutiérrez Oropeza) y la
Secretaría de Defensa (Gral. Marcelino García Barragán) actuaron descortinadamente en los
acontecimientos del 2 de octubre y durante el desarrollo del movimiento.
Básicamente, la acción militar del 2 de octubre consistió en los siguientes movimientos:
Operaciones en distintos puntos de la ciudad. Se apostaron operativos de vigilancia en zonas
seleccionadas, con la instrucción de reportarse con regularidad. Las corporaciones
involucradas habían entrado en un estado de alerta especial. Los puntos de la ciudad en se
habían apostado eran: el Reloj Chino, Asamblea del Sindicato Mexicano de Electricistas,
Plaza de las Tres Culturas, Zacatenco, Casco de Santo Tomás, Ciudadela, Vocacional y
Preparatoria 4, Ciudad Universitaria. Los reportes serían a las 10:00, 12:00 y 14:00hr.
Ocupación de áreas estratégicas para francotiradores. Se ocupan, por parte de una compañía del
ejército, varios departamentos contiguos al edificio Chihuahua. Militares vestidos de civil, en
el transcurso de la mañana, distribuyeron gente armada en azoteas y edificios de la zona de
Tlatelolco y Nonoalco. Eran elementos pertenecientes al Estado Mayor Presidencial (EMP),
que el Gral. Gutiérrez Oropeza mandó ubicar 17 .
Ocupación estratégica en el área circundante para realizar la Operación Galeana. Se coloca un
triple contingente militar en las cercanías de Tlatelolco, antes de dar el golpe contra los

17
Conforme a documentos desclasificados de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), el EMP,
contraviniendo o malinterpretando las órdenes del Gral. García Barragán, utilizó francotiradores para inducir una
respuesta armada por parte del ejército y que esta se generalizara provocando una masacre que aniquilara a los
manifestantes.

14
Tlatelolco, 1968 René Gómez
dirigentes del CNH y los manifestantes. A partir de las 16:30hr el ejército dispuso de una
fuerza que, conforme a distintas versiones, fue de cinco y diez mil elementos que les
permitiera posicionarse en cuatro puntos estratégicos para evitar la huída de los manifestantes,
estableciendo un doble cerco –uno exterior bloqueando los accesos, a cargo del ejército-, y
otro interior –de militares vestidos de civiles, pertenecientes a Batallón Olimpia- para
capturar a los organizadores del evento.
Previsión de cárceles y pabellones hospitalarios. Se liberaron pabellones de diferentes cárceles
para recibir detenidos. Se notificó a instituciones hospitalarias sobre un posible alto número
de ingresos por eventualidades.

6. LAS CONSECUENCIAS
El movimiento estudiantil de 1968 representó un punto culminante del proceso de “insurgencia
estudiantil” que se desarrolló a lo largo de la década de los sesenta; al mismo tiempo, por su
incidencia en la vida política nacional, la del 68 ha sido la lucha estudiantil moderna de más
amplia trascendencia.
Este movimiento representa un fenómeno social sui generis que rompió con lo que
tradicionalmente se entendía por “movimiento estudiantil”. Se trata, en realidad, de un
conflicto social en el cual, siendo el estudiantado el agente principal, convergen procesos
sociales de muy diverso orden que habían venido gestándose a lo largo de la época precedente.
La lucha estudiantil del 68 fue una lucha espontánea, entendiendo por ello que el movimiento se
desarrolló al margen de organizaciones estudiantiles de carácter permanente y de una
dirección política partidista.
También, tuvo una influencia fundamental en la cultura política que daba fundamento al régimen
político de la Revolución mexicana revelando el anquilosamiento de éste y su creciente
orientación conservadora. El movimiento introdujo en la vida política mexicana la idea de
una democracia moderna plural, con una intervención activa de las masas en la gestión del
Estado; al mismo tiempo, los estudiantes reivindicaron y dieron nueva actualidad al tema
inveterado de las libertades políticas.

BIBLIOGRAFÍA
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York, Longman.
2. AMOROS, Roberto comp. (1966). Ideas políticas del Presidente Gustavo Díaz Ordaz.
México, Editorial Ruta.
3. CABRERO PARRA, José (1982). Díaz Ordaz y el 68. México, Editorial Grijalbo.

15
Tlatelolco, 1968 René Gómez
4. COMITÉ EJECUTIVO NACIONAL, PRI (1965). Compilación por material del pensamiento
político, social y económico del Lic. Gustavo Díaz Ordaz. México, PRI.
5. DÍAZ ORDAZ, Gustavo (1964). Ideario de su candidato Gustavo Díaz Ordaz. México, s. e.
6. GUILABERT, César (1993). El hábito de la utopía: análisis del imaginario sociopolítico en
el movimiento estudiantil de México. México, Instituto de Investigaciones Dr. José María
Luis Mora, Miguel Ángel Porrúa, Editores.
7. GUEVARA NIEBLA, Gilberto (1988). La democracia en las calles. Crónica del movimiento
estudiantil mexicano. México, Siglo Veintiuno editores, s.a. de c.v.
8. JARDON GUARDIOLA, Raúl (2003). El espionaje contra el movimiento estudiantil: los
documentos de la Dirección Federal de Seguridad y las agencias de inteligencia
estadounidenses en 1968. México, Ítaca.
9. KNOCHENHAUER, M. A. (s.a.e.). El movimiento estudiantil en México: 1968. México, s.e.
10. KRAUSE, Enrique (1997). La presidencia imperial. Ascenso y caída del sistema político
mexicano (1940-1996). México, Tusquets.
11. ----------- (1999a). Gustavo Díaz Ordaz: el rompecabezas. México, Editorial Clío.
12. ----------- (1999b). El sexenio de Luis Echeverría. México, Editorial Clío.
13. LOMBARDO TOLEDANO, Vicente (1998). Todos contra México. Escritos en torno al
conflicto del 68. México, Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente
Lombardo Toledano.
14. LUARD, Evan, (1964). The cold war. A re-appraisal. Londres, Thames and Hudson.
15. MAGALLON, Alfonso. El estancamiento económico de México, en Investigación
Económico. Vol. XXII, cuarto trimestre de 1962, no. 88.
16. MARVÁN, Ignacio y Samuel León González (1983). Movimientos sociales en México (1968-
1983). Panorama general y perspectivas. Mímeo.
17. MONTEMAYOR, Carlos (1999). Tlatelolco 68: las trampas, las mentiras, las
contradicciones, en Proceso, núm. 1196, 2 de octubre de 1999.
18. PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA (1988). Los presidentes de México. Discursos
políticos, 1910-1988. México, Presidencia de la República, El Colegio de México.
19. RAMÍREZ, Ramón (1967). El movimiento estudiantil de México. México, Editorial Era.
20. SEGOVIA, Rafael (1996). Lapidaria política. México, Fondo de Cultura Económica.
21. SIERRA, Carlos J. (1969). Luis Echeverría. Raíz y dinámica de su pensamiento. México,
Testimonios de Atlacomulco.
ANEXO
1. LA CRONOLOGÍA
El 22 de julio se registra una pelea entre estudiantes de la Vocacional 2 y de la preparatoria
particular Isaac Ochoterena, en la Ciudadela. Al día siguiente, en represalia, los estudiantes de
preparatoria apedrean la Vocacional 2.
El 26 de julio una manifestación que conmemoraba la Revolución Cubana, se encontró con otra
organizada por la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET), que protestaban por la
intervención policíaca durante la pelea entre alumnos de la Vocacional 2 y los estudiantes de
preparatoria. La manifestación fue reprimida por la policía.
El 27 de julio, los estudiantes toman las preparatorias 1, 2 y 3 de la UNAM, como una
manifestación de protesta ante los enfrentamientos ocurridos entre granaderos y estudiantes.

16
Tlatelolco, 1968 René Gómez
El 29 de julio la policía y el ejército rodean planteles escolares de la Preparatoria Nacional y del
IPN, sobre todo en el centro de la ciudad. Con un disparo de bazooka fue destruida una puerta de
la Preparatoria 1 (San Ildefonso). Varios planteles de la Escuela Nacional Preparatoria son
tomados por las fuerzas públicas.
El 30 de julio, en la Ciudad Universitaria, el rector Barros Sierra iza la bandera nacional a media
asta y las transmisiones de Radio UNAM concluyen temprano, en señal de luto por los hechos de
los días anteriores. La policía abandona las instalaciones de la Preparatoria 5.
El 1 de agosto el rector encabeza una manifestación que, desde CU, recorre la avenida
Insurgentes hasta Félix Cuevas, dobla por ésta hacia avenida Coyoacán y regresa por la avenida
de la Universidad al punto de partida, concluyendo con un mensaje del ingeniero Barros Sierra.
El Presidente Gustavo Díaz Ordaz, en un discurso pronunciado en Guadalajara, ofrece su "mano
tendida" a quien quisiera estrecharla. Al día siguiente es creado el Consejo Nacional de Huelga
(CNH), formado por estudiantes y maestros de la UNAM, el IPN, las escuelas normales, El
Colegio de México, Chapingo, la universidad Iberoamericana, el colegio La Salle, y algunas
universidades estatales.
Para el 4 de agosto, el movimiento estudiantil ya había elaborado un pliego petitorio que
invalidaba el de la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET), y contenía los
siguientes puntos:
1. Libertad a los presos políticos.
2. Derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal Federal. (Instituían el delito de
disolución social y sirvieron de instrumento jurídico para la agresión sufrida por los
estudiantes).
3. Desaparición del Cuerpo de Granaderos.
4. Destitución de los jefes policíacos.
5. Indemnización a los familiares de todos los muertos y heridos desde el inicio del conflicto.
6. Deslindamiento de responsabilidades de los funcionarios culpables de los hechos sangrientos.
El 13 de agosto, se realiza una gran manifestación -de alrededor de 150,000 participantes- al
Zócalo, que parte del Museo Nacional de Antropología. Se suman al movimiento estudiantes del
Conservatorio Nacional y de la Normal Superior. El CNH declara que la FNET no representa al
estudiantado.
El 22 de agosto el gobierno declara que tiene la mejor voluntad de dialogar con representantes
estudiantiles. Profesores y estudiantes responden afirmativamente, siempre y cuando el diálogo se
realice en presencia de la prensa, la radio y la televisión.
El 27 de agosto sale una manifestación de alrededor de 300,000 participantes, desde el Museo de
Antropología hasta el Zócalo, donde los estudiantes permanecen en la plaza e izan una bandera

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Tlatelolco, 1968 René Gómez
rojinegra a media asta. En la madrugada, quienes permanecieron allí fueron desalojados por el
ejército. Al día siguiente tiene lugar un acto de desagravio a la bandera nacional, al que asisten
trabajadores al servicio del Estado. Nuevo enfrentamiento con fuerzas públicas; comandos del
ejército se apostan en las cercanías de la Ciudad Universitaria y de Zacatenco.
El 1 de septiembre, el Presidente rinde su cuarto informe de gobierno.
El día 7 de septiembre se celebra un mitin en Tlatelolco.
El 9 de septiembre: Javier Barros Sierra, rector de la UNAM, declara: "nuestras demandas
institucionales han quedado satisfechas"
El 13 de septiembre tiene lugar la "marcha del silencio", una manifestación de más de 250,000
personas, en donde todos van en silencio para evitar que la policía pusiera como pretexto la
provocación por parte de los estudiantes.
El 18 de septiembre el ejército ocupa la Ciudad Universitaria; hay detenidos. (Cabe señalar que
las actividades de investigación y administrativas no habían entrado a la huelga, así como algunas
de difusión cultural. Sólo la actividad docente permanecía interrumpida).
El 19 de septiembre, el rector protesta por la ocupación militar y encabeza una manifestación, la
primera en la que la rectoría de la UNAM apoya explícitamente al movimiento; la ocupación dura
12 días. La Cámara de Diputados, en voz de su líder Luis Farías, ataca al rector Barros Sierra,
quien presenta su renuncia, sin que le fuera aceptada. La Junta de Gobierno le pide expresamente
que permanezca al frente de la Universidad Nacional Autónoma de México.
El 23 de septiembre se enfrentan las fuerzas del gobierno y los estudiantes en el Casco de Santo
Tomas, campus principal del IPN.
El día 27 de septiembre se realiza un mitin en la Plaza de las Tres Culturas, ahí se invita a otro
mitin que se llevará a cabo el 2 de octubre, en ese mismo lugar a las cinco de la tarde.
El 1 de octubre se reanudan las labores de investigación, administración y, parcialmente, las de
difusión cultural en la UNAM. El CNH decide mantener la huelga escolar.
La tarde del 2 de octubre de 1968, miles de estudiantes salen a la calle a protestar contra el
autoritarismo gubernamental. La Secretaría de Gobernación a cargo de Luis Echeverría, responde
enviando al ejército.
El día 9 el CNH acepta la tregua Olímpica, ninguna manifestación del 12 al 28 de Octubre.
El sábado 12 se inauguraran las Olimpiadas de México 68, bautizadas desde el principio como
las "olimpiadas de la paz", de ahí su logotipo.
El día 4 de diciembre los estudiantes regresan a clases.

18
Tlatelolco, 1968 René Gómez
2. EL MOVIMIETO EN LA DÉCADA DE LOS SESENTA
1960
• Octubre. Los estudiantes de la recién creada Universidad de Guerrero se lanzan a una huelga
en contra del gobernador Gral. Raúl Caballero Aburto y logran movilizar junto a ellos otros
estratos de la sociedad. El movimiento estudiantil asumió la forma de una auténtica revuelta
civil que desembocó en una masacre y en el derrocamiento del gobernador.
1961
• Abril. Los estudiantes capitalinos se lanzan a la calle a defender la Revolución cubana que
sufría la intervención norteamericana. Los bomberos y la policía se lanzan a dispersar las
manifestaciones callejeras realizadas.
• Mayo. Estalla la huelga en la Universidad de Puebla el movimiento de reforma universitaria
que se propone, desde el inicio, eliminar cualquier ingerencia en la universidad de las fuerzas
reaccionarias y clericales, al desaparecer el Frente Universitario Anticomunista (FUA) y
consolidar la autonomía universitaria.
1962
• Mayo. Los estudiantes de la Facultad de Derecho de la UNAM declaran una huelga en
protesta por los mecanismos autoritarios para el nombramiento de directores y lanzan ataques
contra el rector Ignacio Chávez.
1963
• Febrero. Estalla en Morelia un movimiento estudiantil de signo derechista contra la
administración universitaria del Dr. Eli de Gortari y, después, de varios enfrentamientos y
sucesos violentos, el congreso local resuelve abolir la ley orgánica y, por ese medio, cesar al
rector.
• Mayo. Se reúnen en Morelia más de 100 mil estudiantes de todos los estados de la República
para realizar la Primera Conferencia Nacional de Estudiantes Democráticos. “Los estudiantes
de México –se asentaba en la declaración- tenemos una gran responsabilidad frente a nuestro
pueblo; la lucha por transformar el actual sistema de educación, ajustarlo a las necesidades
del país y al mejoramiento del nivel de las masas trabajadoras, encuentra su camino en la
lucha por una reforma educativa sin claudicaciones”.
1964
• Noviembre. Estalla en Puebla un movimiento estudiantil-popular de enormes proporciones
que desembocó en la destitución del gobernador Nava Castillo.

19
Tlatelolco, 1968 René Gómez
1965
• Enero. Sale a la luz pública la lucha que desde tiempo atrás venían realizando los estudiantes
de medicina, internos y residentes, de los hospitales. La lucha de los médicos inició bajo la
consigna de la reivindicación relativa a los salarios y las condiciones de trabajo, pero pronto
adquirió consignas referentes a la organización de los servicios de salud del país.
• Febrero. Estalla en Guerrero un movimiento estudiantil que se opone a la reelección del
rector de la UAG, Virgilio Gómez Moharro. El movimiento es derrotado
• Mayo. Una manifestación integrada por decenas de miles de estudiantes, intelectuales y
obreros recorre las calles de la capital en protesta por la invasión norteamericana a la
República Dominicana.
• Junio. Otra manifestación en apoyo al pueblo de Vietnam y en protesta contra el
imperialismo norteamericano sale a las calles de la Ciudad de México. Policías y granaderos
reprimen la manifestación.
• Julio y Agosto. Varias escuelas y facultades de la UNAM (Economía, Ciencias Políticas,
Ciencias, entre otras) se lanzan a una huelga en solidaridad con los médicos. El gobierno opta
por reprimir el movimiento.
• Septiembre. Un grupo de jóvenes encabezados por un dirigente estudiantil de la huelga de
1956 del IPN, Arturo Gámiz, y un ex dirigente de la Federación de Estudiantes Campesinos y
Socialistas de México, Pablo Gómez, asaltan el cuartel militar de Madero, Chihuahua, siendo
derrotados y muertos.
1966
• Abril. Un grupo de estudiantes de la Facultad de Derecho, de la Escuela Nacional
Preparatoria y de la Escuela Nacional de Economía de la UNAM, toman por asalto el edificio
de Rectoría y obligan a renunciar al Rector Ignacio Chávez.
• Septiembre. Los estudiantes de la Universidad Autónoma de Sinaloa se lanzan a una huelga
general exigiendo la destitución del Rector Julio Ibarra Urrea y algunas reformas de su ley
orgánica. El Rector renuncia un mes más tarde.
• Octubre. Una protesta de los estudiantes michoacanos contra el alza de tarifas en el
transporte urbano desemboca en un enfrentamiento con la policía. Se decreta la huelga. Por
primera vez, el ejército asalta a la universidad, aprehendiendo a varios estudiantes.
1967

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Tlatelolco, 1968 René Gómez
• Febrero. Como resultado indirecto de los enfrentamiento callejeros que suscitó en Sonora la
sucesión en la gubernatura, la policía interviene en el campus y la Federación de Estudiantes
damanda la destitución del jefe de policía. El gobernador, Luis Encinas, complace a los
estudiantes y ordena la destitución.
• Mayo y Julio. Tiene lugar el único movimiento de carácter nacional que ocurre en el periodo
previo a 1968: la huelga nacional en apoyo a los estudiantes de la escuela superior de
agricultura Hermanos Escobar de Ciudad Juárez, Chihuahua, que protestan contra el régimen
de abusos impuestos por los propietarios de esa institución privada, solicitando su
federalización. Esta huelga nacional incorporó a 70,000 estudiantes de todo el país. La huelga
se organizó a través de un Consejo Nacional de Huelga y Solidaridad que sería el antecedente
del CNH.

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