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EL
RACIONALISMO: RENÉ DESCARTES.
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TEMA 5. LA FILOSOFÍA DE LA EDAD MODERNA: 1. CIENCIA NUEVA Y FILOSOFÍA EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII. 2. EL
RACIONALISMO: RENÉ DESCARTES.
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TEMA 5. LA FILOSOFÍA DE LA EDAD MODERNA: 1. CIENCIA NUEVA Y FILOSOFÍA EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII. 2. EL
RACIONALISMO: RENÉ DESCARTES.
Como exigencia primera del método es necesario dudar de todo aquello que
sea posible dudar. Sólo así se podrá construir con solidez el entero edificio del
conocimiento humano; el entendimiento ha de encontrar en sí mismo las verdades
fundamentales del saber y de la ciencia, y éstas han de ser absolutamente ciertas y
seguras. Para ello hay que abandonar, en principio, todo conocimiento, idea o
creencia que no sea absolutamente evidente a la mente humana. Descartes
comienza, pues, con la duda, para llegar a descubrir alguna verdad indubitable y
sólida. A este respecto afirma Descartes: “Nada nos conduce mejor a un
conocimiento cierto que el que nos acostumbremos a dudar de todas las cosas”.
La duda cartesiana tiene las siguientes características: es universal,
metódica, provisional y teórica.
• Razones para dudar.
La exigencia de la duda viene explicada por cuatro razones:
- Si los sentidos nos engañan algunas veces, ¿quién garantiza que no
nos engañan siempre?
- Es imposible distinguir con seguridad el estado de vigilia del de
sueño.
- Pudiera existir un genio maligno, con sumo poder, que se empeñe en
equivocarnos constantemente.
- Dios, que es omnipotente (influencia ockhamista), pudiera hacer que
lo que pensamos y razonamos sea falso, aunque lo creamos
verdadero.
• La primera verdad evidente.
Puesto a dudar, puedo dudar de todo, pero no puedo dudar que “estoy
dudando” y, por tanto, de que estoy existiendo, de que existo, ya que dudo (pienso):
“Cogito, ergo sum”, (Pienso luego existo; mala traducción del original francés: “Je
suis une chose qui pense” = “Existo pensando”, o “Soy una cosa que piensa”).
Esta es la primera verdad evidente (“clara y distinta”) que percibo. Ella es la
piedra angular de toda la filosofía de Descartes: la conciencia que tengo de mi propia
actitud pensante; estoy seguro de que existo y la esencia de mi existencia consiste
en pensar (“Yo soy un ser que piensa”), entendiendo por pensar “todo aquello de lo
que somos conscientes como operante en nosotros” (querer, dudar, sentir, razonar,
etc.).
• El criterio de certeza.
Descubierta la primera evidencia, Descartes establece así el criterio de certeza:
“Si estoy seguro de que “existo pensando” por ser algo del todo evidente, paréceme
poder establecer igualmente, como regla general, que todo lo que perciba muy clara
y distintamente será también verdadero” (Discours de la methóde, segunda parte ).
brevemente, “¿Existen, realmente, fuera de mí las cosas, cuyas ideas están en mí?
Respuesta: no lo sabemos, puesto que dudamos de todo, ya que, debido a la
hipótesis del Dios engañador, es sumamente dificultoso poder aplicar y generalizar el
criterio de certeza.
Para salir de esta incertidumbre es necesario descubrir un fundamento y
garantía objetivos, distinto a la propia conciencia, que avalen la veracidad de la
existencia del mundo exterior del cual tengo idea. Este fundamento no es otro que
Dios. “Debo examinar la cuestión de si Dios existe y, en tal caso, de si puede ser
engañoso, pues, en caso contrario, paréceme que no podría estar seguro de ninguna
otra cosa” (Discours de la methóde, cuarta parte ).
3.3.2. La existencia de Dios y su veracidad.
Antes de pasar a demostrar la existencia de Dios, como causa eficiente y formal
de la idea que de Él tenemos, Descartes hace una división de las ideas, por razón
de su origen, en tres clases:
Innatas (nacidas conmigo).
Adventicias (procedentes, al parecer, del mundo exterior)
Ficticias o facticias (producidas por mi fantasía).
Igualmente, y según los grados de contenido representativo de las ideas,
Descartes establece una neta distinción entre:
Realidad objetiva (contenido representativo o realidad conceptual).
Realidad formal (los objetos extramentales).
Realidad eminente (realidad de orden superior a la formal).
Lógicamente, si tenemos en cuenta el contenido representativo de las ideas, éstas
son muy distintas unas de otras, es decir, unas poseen mayor realidad objetiva que
otras, dependiendo del grado de perfección del objeto que representan, siendo este
objeto (realidad formal) causa de donde recibe la idea correspondiente su contenido
representativo (realidad objetiva). En síntesis, la realidad formal (causa) es la que
hace que una idea contenga tal realidad objetiva y no otra. Por consiguiente, cada
realidad objetiva ha de tener su causa proporcionada con el mismo contenido
(realidad formal) o más realidad eminente) que el significado y expresado en la
realidad objetiva. En esquema:
IDEAS CAUSAS
Realidades objetivas Realidades
formales
De mí mismo Yo
Del mundo exterior ¿?
De Dios (causa proporcionada) Dios
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TEMA 5. LA FILOSOFÍA DE LA EDAD MODERNA: 1. CIENCIA NUEVA Y FILOSOFÍA EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII. 2. EL
RACIONALISMO: RENÉ DESCARTES.
1ª. La idea de Dios, como ser perfecto e infinito no proviene de mí ni de las otras
cosas, puesto que no somos perfectos ni infinitos; luego proviene de Él; luego Dios
existe (argumento gnoseológico).
2ª. La idea de un ser perfecto presupone la existencia, pues de lo contrario no sería
perfecto, al faltarse esa cualidad; luego Dios existe. (Éste es el conocido como
“argumento ontológico”, ya defendido por Anselmo de Canterbury).
3ª. La idea de perfección e infinitud es anterior a la idea de imperfección y
limitación que tenemos de todas las cosas, y nos sirve de referencia para comparar
unas cualidades con otras. Luego Dios existe y esta idea está grabada en nosotros
como una huella que deja en su obra el artífice y creador de todas las cosas.
4ª. Yo no puedo ser el causante y creador de mi propia existencia, pues, en
caso contrario, sería un ser sumamente perfecto. Luego Dios existe como causa de
mi ser.
B. Consecuencia: Dios, garante de la existencia de las realidades
corpóreas.
Si Dios existe – y ya está suficientemente demostrado, por ser su existencia
una verdad que intuimos con total claridad y distinción-, es perfecto, no puede
engañar, ya que el error, lo mismo que el engaño, es una deficiencia, una
imperfección. Luego el mundo exterior a mi conciencia (corpóreo), del cual yo tengo
una idea clara y distinta, existe en verdad, como extensión y movimiento. Dios
avala, por lo tanto, la aplicación del criterio de certeza, al garantizar que todas las
cosas que concebimos con evidencia son como las concebimos.
3.3.3. Teoría de la sustancia.
Descartes define la sustancia como “una cosa que existe de tal modo que no
necesita de ninguna otra cosa para existir”. El propio filósofo reconoció que tal
definición sólo puede ser aplicada en sentido estricto y de modo absoluto a Dios
(sustancia infinita, res infinita); pero, en un sentido amplio, es decir, si
exceptuamos la dependencia que tienen todos los seres de Dios, su creador,
podemos admitir que existen otras dos sustancias creadas y finitas que existen con
independencia mutua: la sustancia pensante (res cogitans) y la sustancia
extensa o corpórea (res extensa). Éstas son independientes por cuanto no
necesitan la una de la otra para existir.
Tres son, pues, las sustancias existentes con sus correspondientes propiedades
esenciales (atributos) y sus características accidentales (modos). En esquema:
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TEMA 5. LA FILOSOFÍA DE LA EDAD MODERNA: 1. CIENCIA NUEVA Y FILOSOFÍA EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII. 2. EL
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TEMA 5. LA FILOSOFÍA DE LA EDAD MODERNA: 1. CIENCIA NUEVA Y FILOSOFÍA EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII. 2. EL
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moviéndose en línea recta que la que tiene el otro para resistirle, pierde su
dirección sin perder nada de su movimiento; y, si tiene más fuerza,
arrastra consigo al otro cuerpo, y pierde de su movimiento tanto como da
al otro”.
Asimismo no existen movimientos absolutos respecto a puntos de referencia
fijos.
El universo cartesiano es, pues, un espacio lleno (una plétora), donde los
movimientos se producen por contacto y dan lugar a torbellinos de materia.
Ésta es de tres clases: la luz (Sol, estrellas), la transparencia (el éter, todavía
herencia aristotélica) y la opacidad (la Tierra).
En conclusión: Dios crea el mundo como un sistema de cuerpos en movimiento
y lo deja luego que marche por sí mismo bajo leyes naturales ineludibles. De aquí su
mecanicismo cósmico.
3.5. LA LIBERTAD HUMANA.
La experiencia personal de la libertad y la conciencia de la misma es
lógicamente anterior al “Cogito, ergo sum”, porque es precisamente la posesión de
libertad lo que me permite entregarme a la duda hiperbólica. La capacidad para
aplicar la duda metódica presupone la libertad. Verdaderamente, la conciencia de
libertad es una “idea innata”.
Para Descartes la actitud de indiferencia moral y psicológica es siempre
expresión falta de libertad. Mientras más indiferente se es, menos libre se es. En este
sentido afirma (en las Meditaciones metafísicas): “Para que yo sea libre no es
necesario que sea indiferente en la elección de uno u otro de dos contrarios. Al
contrario, cuanto más me inclino hacia uno de ellos, sea porque veo claramente que
en él se encuentra el bien y la verdad o porque Dios dispone así mi pensamiento,
más libremente elijo y abrazo. Sin duda alguna, tanto la gracia divina como el
conocimiento natural, lejos de disminuir mi libertad, la aumentan y vigorizan. Así
pues, esa indiferencia que siento cuando ninguna razón me inclina a un lado más
bien que al otro, es el grado ínfimo de libertad, y revela una falta de conocimiento
más bien que una perfección de la voluntad”.
3.6. BALANCE DE LA FILOSOFÍA CARTESIANA.
Descartes es el creador del “otro” gran sistema científico de la Edad Moderna. Su
contrapeso es el sistema empirista de Galileo.
1. Su método de la duda proporcionó una base sobre la que construir una
nueva filosofía:
Un conocimiento empírico: basado en los hechos “indubitables” (“yo
pienso”, el “cogito”), que va a influir al resto de los filósofos
racionalistas, pero también al empirismo y al idealismo posteriores.
Descartes descubre los contenidos de la conciencia del ser humano, y
los trata como reales.
Un conocimiento lógico: los principios indubitables de la deducción, base
de todas las ciencias formales (lógica y matemáticas).
2. Su filosofía llevó hasta el final el dualismo espíritu-materia, ya planteado
por Platón y el cristianismo. La idea de que el espíritu o alma ya no mueve al
cuerpo (no es su “forma”), y su negación de las formas aristotélicas tendrá dos
importantes consecuencias:
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TEMA 5. LA FILOSOFÍA DE LA EDAD MODERNA: 1. CIENCIA NUEVA Y FILOSOFÍA EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII. 2. EL
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5. VOCABULARIO.
Análisis “Cogito” Dios
Atributo Criterio de certeza (o Duda metódica
verdad)
Certeza Esencia
Cuerpo
Ciencia Existencia de Dios
Deducción
Círculo vicioso Extensión
Evidencia Luz natural Sustancia
Filosofía cartesiana Mundo Sustancia extensa
(res extensa)
Idea Naturaleza
Sust. pensante (res
Idea clara Naturalezas simples
cogitans)
Idea distinta Pensamiento
Sustancia infinita
Ideas claras y “Pienso, luego (res infinita)
distintas existo”
Sustancias finitas
Ideas facticias Primer principio (res finita)
Ideas adventicias Razón Verdad.
Ideas innatas Realidad objetiva
Indubitable Simple
Intuición Síntesis
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