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Tema 7: LA SEGMENTACIÓN
• Por un lado, que la filosofía básica que debe guiar los esfuerzos de marke-
ting de la empresa es su “orientación al mercado”, esto es, la pretensión
de dar la mejor satisfacción posible a las necesidades y los deseos de los
consumidores que lo integran.
Desde este punto de vista, pues, es evidente que cualquier empresa de que quie-
ra orientarse realmente al mercado y satisfacer con eficacia las necesidades de sus
clientes deberá ser capaz de poner a su disposición una oferta diferenciada que se adapte
a sus respectivas peculiaridades: y es precisamente la segmentación la técnica que va
a permitir lograr esa adaptación.
• Defensa: los segmentos deben ser defendibles con respecto a la posible intru-
sión o actuación en ellos de la competencia, de manera que pueda
garantizarse en todo momento la supervivencia de la entidad .
Como acabamos de decir, estos criterios hacen referencia a las variables que la
empresa puede manejar para definir segmentos de consumidores que muestren
reacciones similares ante sus esfuerzos de marketing y, a la vez, diferentes de las
de otros segmentos, de manera que cada uno de tales grupos identificados merezca ser
destinatario de una estrategia específica de marketing. En otras palabras, los criterios de
segmentación se apoyan en las diversas características del consumidor que hemos
venido estudiando a lo largo de los Temas 5 y 6, y pueden ser de tipo general o
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específico y de carácter objetivo (esto es, fácilmente medibles) o subjetivo (es decir,
de difícil medición).
Los criterios generales, todos ellos de fácil medición, no tienen en cuenta las
pautas de compra y de consumo de los individuos, sino que los clasifican en función
de ciertas variables, denominadas “clásicas”, que se caracterizan por tener las
siguientes propiedades esenciales:
• Son las que mejor explican cualquier conducta cotidiana de los sujetos.
• Están poco correlacionadas entre sí (lo que les otorga un alto poder de discri-
minación o diferenciación de comportamientos).
• Variables demográficas (sexo, edad, estado civil, tamaño del hogar y ciclo
de vida familiar). Son las que tradicionalmente se han utilizado para
segmentar los mercados, ya que, al menos en principio, permiten identificar y
alcanzar con facilidad grupos de individuos con comportamientos de compra
y de consumo claramente diferenciados (por ejemplo, una de las variables
sobre las que Nike ha basado su campaña “Atrévete... si puedes”, de evidente
orientación femenina, ha sido el sexo).
• Variables socio-económicas (nivel de ingresos, nivel de estudio, ocupación
y clase social1). Estas variables también proporcionan segmentaciones
interesantes, ya que suelen influir en las pautas de compra y de consumo de
los individuos (por ejemplo, y como ya tuvimos ocasión de comentar en su
momento, la clase social marca diferencias en cuanto al tipo de
establecimiento preferido, mientras que el nivel de ingresos afecta a los
criterios de evaluación que maneja el consumidor para tomar sus decisiones
de compra -el precio, en las rentas más bajas; la calidad, en las más altas-).
Hoy en día, sin embargo, y sobre todo en los países industrializados, el poder
explicativo de todos estos criterios generales a los que acabamos de pasar revista se
ha visto considerablemente reducido, lo que ha llevado a utilizarlos más como
“descriptores” de los segmentos que como criterios de división propiamente dichos. En
efecto:
_ Por un lado, y como les ocurre a todos los criterios generales subjetivos,
las variables psicográficas no pueden medirse de manera objetiva, lo que
puede dar lugar a errores que perjudiquen gravemente la utilidad de las
segmentaciones obtenidas.
_ Por otro, los segmentos identificados pueden ser de difícil acceso (¿cómo
llegar, por ejemplo, hasta los introvertidos? ¿tienen preferencia por algún
medio de comunicación en particular o por algún tipo concreto de
establecimiento?).
_ Sus Intereses o motivaciones, esto es, todas aquellas cuestiones que, siendo
importantes para ellos, les impulsan a realizar o no determinados
comportamientos (familia, moda, contenidos de los medios de
comunicación, criterios de evaluación de los productos, preferencias,
etc.).
_ Por último, los consumidores que no sean leales a ninguna marca pueden
convertirse en un segmento idóneo para el desarrollo de acciones
promocionales con las que atraerles.
A diferencia de todos los anteriores, que, como hemos tenido la ocasión de com-
probar, segmentan el mercado de manera “descriptiva” (es decir, tomando como
referencia ciertas características o conductas observables de los individuos), la forman
en que segmentan estos criterios específicos subjetivos es “funcional” (esto es,
intentan medir las variables internas que determinan el comportamiento del
consumidor). Por tanto, son criterios de muy difícil medición, y aunque permiten
identificar segmentos cuya demanda presenta diferencias muy significativas en su
respuesta, su accesibilidad también suele ser complicada.
_ Por último, el de los que buscan diseño y ligereza (podrían ser personas no
deportistas y más interesados en la moda).
_ Por su parte, las percepciones (que informan sobre la “imagen actual” del
producto considerado, esto es, sobre el conjunto de características que le
atribuye el consumidor) y las preferencias (que informan sobre la “ima-
gen ideal” de dicho producto, es decir, sobre el conjunto de atributos que
el consumidor desearía que tuviese) permiten elaborar los denominados
“mapas perceptuales” 2, a partir de los que será posible identificar, entre
otros, aquellos segmentos de individuos que no se sienten satisfechos con
las características actuales del producto (los puntos que estén más
alejados del ideal) y que, por lo tanto, pueden constituir oportunidades de
mercado para el lanzamiento de otro nuevo y más acorde con ese ideal.
Llegados a este punto, tenemos ya una idea bastante aproximada de todas las
posibles variables que puede utilizar la empresa para segmentar sus mercados. Por
tanto, es el momento de averiguar cómo se desarrolla el proceso de división
propiamente dicho, un proceso que también puede recurrir a una amplia variedad de
técnicas estadísticas pero que, en términos generales, siempre atraviesa por las
siguientes etapas básicas:
2 Son espacios n-dimensionales donde cada eje representa un atributo de tipificación de los productos
considerados y en los que quedan representados gráficamente -mediante puntos- tales productos y el que
reúne la combinación “ideal” para el consumidor.
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se trata de:
3 Por ejemplo, en el mercado de los productos de afeitado para hombre se podría identificar el mercado de
hojas de afeitar, el mercado de hojas de cabezal basculante, el mercado de la hoja de afeitar tipo “Sensor”
de la marca Gillette y el mercado de maquinillas eléctricas y hojas de afeitar (como productos que
satisfacen la misma necesidad).
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En este sentido, las técnicas estadísticas que suelen aplicarse para realizar una
segmentación a priori son el método de Belson, el método de chi-cuadrado y
el análisis discriminante.
Desde este punto de vista, pues, es evidente que las técnicas estadísticas
aplicables deben ser de carácter multivariable, destacando especialmente las
siguientes:
Como ya sabemos, una vez que se han identificado los segmentos de mercado y
que, a partir de su valoración, la empresa ha seleccionado los más atractivos, el
siguiente paso debe ser la formulación de la estrategia de marketing más apropiada para
llegar hasta ellos. En este sentido, las posibilidades de actuación son diversas:
_ Alno dividir el mercado, atrae a una competencia intensa, lo que puede re-
ducir su rentabilidad.
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Se trata, evidentemente, de una estrategia mucho más cara (ya que supone un
incremento notable de los costes de producción, existencias, comunicación,
administración de las ventas y distribución) pero, desde el momento en que
permite satisfacer de forma más eficaz las demandas específicas de los
segmentos, es probable que la empresa pueda aumentar su participación en el
mercado y la lealtad de sus consumidores.
De nuevo, las ventajas pueden ser considerables (ya que la especialización del
producto, la comunicación y la distribución otorgará a la empresa una fuerte
posición en el segmento y, por lo tanto, una elevada rentabilidad), aunque la
aplicación de esta estrategia concentrada también acarrea riesgos importantes:
la entrada de competidores, el cambio en las preferencias de los consumidores
o el debilitamiento de la demanda pueden colocar a la organización en una
situación vulnerable, sobre todo si tenemos en cuenta que no dispone de una
oferta diversificada con la que paliar esa posible reducción de beneficios.
_ Cuando cambian los gustos de los consumidores y, por lo tanto, ciertos pro -
ductos dejan de tener aceptación: ante este panorama, lo más aconsejable es
que la empresa vaya eliminando paulatinamente esos productos (lo que
necesariamente significará la reagrupación de ciertos segmentos) y trate de
adaptarse a las nuevas necesidades de sus consumidores con la oferta de
productos más novedosos (lo que implicará el desarrollo de una nueva
segmentación y, en su caso, el diseño de las correspondientes estrategias
diferenciadas de marketing).
Desde este punto de vista, pues, también es posible distinguir distintas estrate-
gias de segmentación en función del instrumento comercial que se adapte a las
especificidades de los segmentos escogidos: