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1 Tim.

1, 12-13: Doy gracias a aquel que me revistió de fortaleza, a Cristo Jesús , Señor
nuestro, que me consideró digno de confianza al colocarme en el ministerio, a mi que antes
fui un blasfemo, un perseguidor y un insolente. Pero encontré misericordia porque obré
por ignorancia cuando no era creyente.

Ef. 3, 1-13: Por lo cual yo, Pablo, el prisionero de Cristo por ustedes los gentiles... si es
que conocen la misión de la gracia que Dios me concedió en orden a ustedes: cómo me fue
comunicado por una revelación el conocimiento del Misterio, tal como brevemente acabo
de exponerles. Según esto, por la lectura de la carta, pueden entender mi conocimiento del
Misterio de Cristo; Misterio que en generaciones pasadas no fue dado a conocer a los
hombres, como ha sido ahora revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: que
los gentiles son coherederos, miembros del mismo Cuerpo y partícipes de la misma
Promesa en Cristo Jesús por medio del Evangelio, del cual he llegado a ser ministro,
conforme al don de la gracia de Dios a mí concedida por la fuerza de su poder. A mí, el
menor de todos los santos, me fue concedida esta gracia: la de anunciar a los gentiles la
insondable riqueza de Cristo, y esclarecer cómo se ha dispensado el Misterio escondido
desde siglos en Dios, Creador del universo, para que la multiforme sabiduría de Dios sea
ahora manifestada a los Principados y a las Potestades en los cielos, mediante la Iglesia,
conforme al designio eterno realizado en Cristo Jesús, Señor nuestro, quien, mediante la fe
en él, nos da valor para llegarnos confiadamente a Dios. Por lo cual les ruego no se
desanimen a causa de las tribulaciones que por ustedes padezco, pues ellas son su gloria.

2 Cor. 11, 22-33: ¿Que son hebreos? También yo lo soy. ¿Que son israelitas? ¡También
yo! ¿Son descendencia de Abraham? ¡También yo! ¿Ministros de Cristo? - ¡Digo una
locura! - ¡Yo más que ellos! Más en trabajos; más en cárceles; muchísimo más en azotes;
en peligros de muerte, muchas veces. Cinco veces recibí de los judíos cuarenta azotes
menos uno. Tres veces fui azotado con varas; una vez lapidado; tres veces naufragué; un
día y una noche pasé en alta mar. Viajes frecuentes; peligros de ríos; peligros de
salteadores; peligros de los de mi raza; peligros de los gentiles; peligros en ciudad; peligros
en despoblado; peligros por mar; peligros entre falsos hermanos; trabajos y fatigas; noches
sin dormir, muchas veces; hambre y sed; muchos días sin comer; frío y desnudez.Y aparte
de otras cosas, mi responsabilidad diaria: la preocupación por todas las Iglesias. ¿Quién
desfallece sin que desfallezca yo? ¿Quién sufre escándalo sin que yo tenga fiebre? Si hay
que gloriarse, en mi flaqueza me gloriaré. El Dios y Padre del Señor Jesús, ¡bendito sea por
todos los siglos!, sabe que no miento. En Damasco,el etnarca del rey Aretas tenía puesta
guardia en la ciudad de los damascenos con el fin de prenderme. Por una ventana y en una
canasta fui descolgado muro abajo. Así escapé de sus manos.

1 Cor. 15, 3-9: Porque les transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo
murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer
día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas y luego a los Doce; después se apareció a
más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales todavía la mayor parte viven y otros
murieron. Luego se apareció a Santiago; más tarde, a todos los apóstoles. Y en último
término se me apareció también a mí, que soy como un aborto. Pues yo soy el último de los
apóstoles: indigno del nombre de apóstol, por haber perseguido a la Iglesia de Dios.
Gal. 1, 13-14: Pues han oido hablar de mi conducta anterior en el Judaísmo, cuán
encarnizadamente perseguía a la Iglesia de Dios para destruirla, y cómo superaba en el
Judaísmo a muchos compatriotas de mi generación, aventajandoles en el celo por las
tradiciones de mis padres.

2 Cor. 12, 1-13: ¿Que hay que gloriarse? - aunque no trae ninguna utilidad -; pues vendré a
las visiones y revelaciones del Señor. Sé de un hombre en Cristo, el cual hace catorce años
- si en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe - fue arrebatado hasta el tercer
cielo. Y sé que este hombre - en el cuerpo o fuera del cuerpo del cuerpo no lo sé, Dios lo
sabe - fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables que el hombre no puede
pronunciar. De ese tal me gloriaré; pero en cuanto a mí, sólo me gloriaré en mis flaquezas.
Si pretendiera gloriarme no haría el necio, diría la verdad. Pero me abstengo de ello. No
sea que alguien se forme de mí una idea superior a lo que en mí ve u oye de mí. Y por eso,
para que no me engría con la sublimidad de esas revelaciones, fue dado un aguijón a mi
carne, un ángel de Satanás que me abofetea para que no me engría. Por este motivo tres
veces rogué al Señor que se alejase de mí. Pero él me dijo: «Mi gracia te basta, que mi
fuerza se muestra perfecta en la flaqueza». Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome
sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo. Por eso me
complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y las
angustias sufridas por Cristo; pues, cuando soy débil, entonces es cuando soy fuerte.
¡Véanme aquí hecho un necio! Ustedes me han obligado. Pues ustedes debían
recomendarme, porque en nada he sido inferior a esos «superapóstoles», aunque nada soy.
Las características del apóstol se vieron cumplidas entre ustedes: paciencia perfecta en los
sufrimientos y también signos, prodigios y milagros. Pues ¿en qué han sido inferiores a las
demás Iglesias, excepto en no haberles sido yo gravoso? ¡Perdonadme este agravio!

Gal 1, 18 – 2, 8.15: Luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas y
permanecí quince días en su compañía. -pues el que actuó en Pedro para hacer de él un
apóstol de los circuncisos, actuó también en mí para hacerme apóstol de los gentiles-
Nosotros somos judíos de nacimiento y no gentiles pecadores; a pesar de todo

Rom. 11, 1: Y pregunto yo: = ¿Es que ha rechazado Dios a su pueblo? = ¡De ningún
modo! ¡Que también yo soy israelita, del linaje de Abraham, de la tribu de Benjamín!

Gal. 1, 15-17: Mas, cuando Aquel que me separó = desde el seno de mi madre = y me =
llamó = por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que lo anunciara entre los
gentiles, al punto, sin pedir consejo a hombre alguno, ni subir a Jerusalén ante los apóstoles
anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde volví a Damasco.

2 Tim. 4, 6-8: Porque yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi


partida es inminente. He competido en la noble competición, he llegado a la meta en la
carrera, he conservado la fe. Y desde ahora me aguarda la corona de la justicia que aquel
Día me entregará el Señor, el justo Juez; y no solamente a mí, sino también a todos los que
hayan esperado con amor su Manifestación.
Flp. 3, 4-6: aunque yo tengo motivos para confiar también en la carne. Si algún otro cree
poder confiar en la carne, más yo. Circuncidado el octavo día; del linaje de Israel; de la
tribu de Benjamín; hebreo e hijo de hebreos; en cuanto a la Ley, fariseo; en cuanto al celo,
perseguidor de la Iglesia; en cuanto a la justicia de la Ley, intachable.
Col. 1, 21-27: Y a ustedes, que en otro tiempo eran extraños y enemigos, por sus
pensamientos y malas obras, los ha reconciliado ahora, por medio de la muerte en su
cuerpo de carne, para presentarlos santos, inmaculados e irreprensibles delante de El; con
tal que permanezcan sólidamente cimentados en la fe, firmes e inconmovibles en la
esperanza del Evangelio que oyeron, que ha sido proclamado a toda criatura bajo el cielo y
del que yo, Pablo, he llegado a ser ministro. Ahora me alegro por los padecimientos que
soporto por ustedes, y completo lo que falta a las tribulaciones de Cristo en mi carne, en
favor de su Cuerpo, que es la Iglesia, de la cual he llegado a ser ministro, conforme a la
misión que Dios me concedió en orden a ustedes para dar cumplimiento a la Palabra de
Dios, al Misterio escondido desde siglos y generaciones, y manifestado ahora a sus santos,
a quienes Dios quiso dar a conocer cuál es la riqueza de la gloria de este misterio entre los
gentiles, que es Cristo en ustedes, la esperanza de la gloria,

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