Vous êtes sur la page 1sur 8

Lírica española del siglo XX

Biografía de León Felipe

Salvador Rodríguez Núñez

Su verdadero nombre fue Felipe Camino Galicia. Sus primeros poemas los firmó con

distintos seudónimos, en los que conjugaba su nombre y apellidos verdaderos, pero el de

León Felipe, por el que se le conoce hoy universalmente lo utilizó por primera vez en

1919, cuando en Almonacid de Zórita concluyó la definitiva versión de su libro: “Versos y

oraciones de caminante”.

Nació En Tábara (Zamora), en 1884, donde su padre ejercía como notario. Pero muy

pronto la familia se trasladó a Sequeros (Salamanca). Siete años después un nuevo

traslado le lleva a Santander, donde estudia bachillerato. En Valladolid comenzó la carrera

de Farmacia (1900) y la continuo en Madrid.

Se licenció y con el dinero que obtuvo en un préstamo, su padre le abrió en la calle San

Francisco de Santander la «Farmacia del Centro». Como su padre murió muy pronto

aquella Farmacia debería haber sido el sostén económico de la familia pero, la venta de

productos farmacéuticos no daba para mantener una vida de tertulia y de juegos como la

que llevaba León Felipe. Se empeñó, y un buen día desapareció de Santander, levantó el

vuelo como un ave de paso y anduvo errante por Barcelona, Madrid, muchos pueblos del

Levante español y también localidades portuguesas. Era actor de teatro en compañías

ambulantes que sólo le proporcionaban hambre y penalidades.

Un mal día los acreedores le localizaron y fue a parar a la cárcel: tres años de prisión,

víctima de su ineptitud para los negocios y de la usura del prestamista.

De la cárcel sacó la experiencia de muchos sinsabores y una lectura reposada del Quijote

que caló muy hondo en León Felipe.


Comienza a escribir. Los versos que publicó en la revista “España”, y la lectura en el

Ateneo de su primer libro de poemas: “Versos y oraciones del caminante”, le llevaron a la

fama, por eso el subsecretario de Gobernación, que había sido amigo de su padre en

Santander, le ofreció ayuda y él aceptó el puesto de Administrador de Hospitales en la

Guinea española.

Estuvo en Elobey, Bata y Santa Isabel. En Bata denunció un asunto sucio. Parece ser

que el director médico se quedaba casi con el 90 % de la asignación para cada enfermo.

Cuando le propusieron participar en el negocio se indignó. Sacó poco en limpio de la

denuncia, pero cumplió con su conciencia y el gobernador, cuando se fue a despedir, le

concedió la Medalla del Muni. Según propias palabras del gobernador era la primera vez

que se concedía porque era la primera persona decente que pasaba por allí.

Regresó a Madrid y con todo el dinero que traía de África compró un pasaje para ir a

México en la bodega de un barco.

En México llevó una vida bastante reposada como profesor. Se casó son Berta Gamboa

y juntos se trasladaron a Estados Unidos. Allí tradujo al español obras de escritores

americanos: Waldo Frank y a Walt Whitman y publica un largo poema titulado: “Drop a

star”.

Vuelve a Madrid en 1.934. Poco después se va a Panamá como profesor de Literatura y

como agregado cultural del gobierno español. A los pocos meses de llegar a Panamá

estalla la Guerra Civil española y escribe “Good bye Panamá”, donde se despide de ese

país, porque regresa a España obedeciendo a una voz imperiosa: la de la fidelidad al

gobierno que le había nombrado y la del amor a la patria.

Durante la guerra pasó una temporada en Madrid en la misma casa en que estaban

Emilio Prados, Rafael Alberti y María Teresa León. Sus salidas, en ocasiones, consistían

en paseos solitarios sin rumbo fijo, otras veces iba a las trincheras y otras vagaba

angustiado. Más tarde se trasladó a Valencia donde ya estaban el gobierno de la


República y los intelectuales. En Valencia escribió “La Insignia”, alegato contra los

partidismos y partidos que desde la retaguardia, muchas veces, hacían inútil el esfuerzo,

casi heroico, de los hombres que luchaban en los frentes de batalla.

En 1938 se va definitivamente de España y se exilia en México. Es cuando escribe

“Español del éxodo y del llanto”. Siguió trabajando y escribiendo poemas. Pasa el tiempo

y ya, las cuchilladas de la vejez le iban haciendo mella en el cuerpo y en el espíritu. En

1.957 muere Berta, rudo golpe para su equilibrio emocional, y el 18 de septiembre de

1.968 León Felipe se fue para siempre. Hoy en el bosque de Chapultepec de México hay

una estatua de bronce erigida en honor y en memoria del poeta.

CÓMO ALCANZÓ EL ÉXITO LEÓN FELIPE

Corrían los años 1918 y 1919. León Felipe vivía hambriento y sin recursos de ningún tipo

en Madrid y siguiendo un impulso que le animaba a manifestarse públicamente como

poeta, reúne los mejores poemas que tenía y llama a la puerta del famoso Juan Ramón

Jiménez para rogarle que los leyera y le diera la opinión que le merecían. Como pasaron

algunos días, que fueron de nerviosismo para León Felipe, sin recibir respuesta, volvió a

casa de Juan Ramón Jiménez donde le recibieron amablemente él y su esposa Zenobia.

Charlaron todos, animada y afablemente y en un momento dado Juan Ramón se levantó,

y le entregó los poemas, sin hacer ningún comentario. Estaba claro, tan claro que cuando

salió, rompió sus papeles en trozos pequeños y los echó en una alcantarilla de la calle. El

poeta en ciernes estaba derrotado.

Poco después obtuvo una plaza de regente de Farmacia en Almonacid de Zorita

(Guadalajara) y allí, recluido en una habitación, encontró una voz poética distinta y un

aliento que le permitió, en dos o tres meses, escribir los poemas de “Versos y oraciones

del caminante”. A los temas fundamentales del libro: la soledad, el camino y Dios, se unen

las resonancias y los ecos de poetas como Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado y

Francis Jammes.
El escultor Emilio de Madariaga leyó los versos del libro y le parecieron buenos, pero para

cerciorarse de la exactitud de su opinión se los pasó al crítico Enrique Díez-Canedo, quien

tras algunas vicisitudes los leyó y no sólo corroboró la opinión de Madariaga sino que

publicó una selección en la revista «España». El salto a la fama estaba dado y el Ateneo

de Madrid abre sus puertas al nuevo poeta para que haga una lectura.

El Ateneo era una institución de sólido prestigio intelectual porque a ella acudían

asiduamente escritores como Rubén Darío, Valle Inclán y Unamuno, y la presidencia del

mismo sería ocupada, unos años después, por Manuel Azaña, futuro presidente de la

República española y hombre de acentuada vocación literaria.

León Felipe, que hasta ahora era un oscuro y desconocido poeta menor, pasa a formar

parte de la élite intelectual y artística de Madrid.

Pero, ¿pasa por méritos o por un golpe de suerte? Dicho de otra manera: ¿Cómo es su

poesía?, ¿qué rasgos la hacen acreedora de la buena acogida que se le dispensa? Él

mismo lo cuenta: "No entré por la puerta tradicional. En realidad, por entonces, 1.818-

1820, comenzaban a derrumbarse todas las puertas y a abrirse grandes boquetes en las

viejas paredes sagradas, por donde se colocaban en cuadrilla los jóvenes poetas

revolucionarios. Tampoco entré por estos boquetes (...). Yo no venía a defender a nadie,

no pertenecía a ninguna cofradía (...). Pero hablaba con un dolorido acento castellano de

derrota que luego he visto era más universal que castellano.”

Esto significa que había un grupo de poetas, los modernistas a los que se refiere León

cuando habla de «las viejas paredes sagradas». Éstos eran los poetas que defendían un

movimiento de entusiasmo, de libertad, de renovación métrica, que utilizaban en sus

poemas ritmos orquestales y que adornaban sus poesías con motivos exóticos y raros. Y

había otro grupo, el de «la cuadrilla de jóvenes», que luchaban poéticamente contra los

modernistas porque su poesía formaba parte de la vanguardia europea y se alineaban en

movimientos como el futurismo, maquinismo, dadaísmo, creacionismo, ultraísmo, etc.


Pretendían introducir nuevos temas sacados del vértigo de las máquinas, nuevas

metáforas audaces y vibrantes, nuevas grafías, suprimiendo, incluso, la puntuación: era la

época de los dinámicos y fugaces años veinte.

León Felipe no era ni de los unos, ni de los otros. La poesía de León era más personal,

más auténtica y representaba una vuelta a la sencillez en medio de aquella marabunta.

Además era una poesía dolorida porque, por desgracia, las cosas no son, ni tan color de

rosa, ni tan sencillas como se empeñan en pintarlas. Su poesía era, como nos dice él, de

“dolorido acento castellano” y “universal”.

INSCRIPCIÓN DE LEÓN FELIPE EN EL REGISTRO CIVIL

Esto es una trascripción de la inscripción original de León Felipe en el registro civil:

"En la Villa de Tábara a las tres de la tarde del día trece de Abril de mil ochocientos

ochenta y cuatro ante D. Manuel Moráis Calvo, Juez municipal de la misma y D. Francisco

Probanza secretario, compareció con su cédula personal número ocho expedida en

Tábara D. Dionisio Velasco y Alonso natural de Poza término municipal de Idem, provincia

de Burgos mayor de edad, de oficio Coronel retirado domiciliado en Plaza Mayor número

seis presentando con objeto de que se inscriba en el Registro Civil un niño y al efecto

como vecino del mismo declaro:

Que dicho niño nació en la casa paterna el día once del actual y hacia las siete de la

noche.

Que es hijo legitimo de Don Higinio Camino de la Rosa natural de Herrín de Campos,

provincia de Valladolid, mayor de edad, casado, Notario y domiciliado en esta Villa; y de

su mujer Doña Valeriana Galicia; natural de Valdenebro provincia de Valladolid, mayor de

edad, dedicada a las ocupaciones propias de su sexo y domiciliada en el de su marido.

Que es nieto por línea paterna de D. Mariano Camino del Rey, natural de Herrín de

Campos, mayor de edad, casado, labrador y domiciliado en el mismo y de Dª Vicenta de

la Rosa natural del referido Herrín, difunta. Y por línea materna de D. Julián Galicia,
natural de Fuentes de Nava, mayor de edad, casado, veterinario y domiciliado en

Valladolid y de Doña Salustiana Ayala, natural de Valdenebro, mayor de edad y

domiciliada en el de su marido. Y que el expresado niño se le había puesto el nombre de

Felipe.

Todo lo cual presenciaron como testigos Domingo Fresno, natural de esta villa, mayor de

edad, casado, propietario y domiciliado en la misma y D. Anastasio Vara Villallón, natural

de Burgos, mayor de edad, casado y domiciliado en esta referida ciudad.

Leída íntegramente esta acta, invitados a leerla por si los que han de suscribir, se

estampó en ella el sello del Juzgado municipal, y la firmaron el señor Juez, el declarante y

los testigos, y dictará una copia sentando confirmación.

Nota: Falleció este inscrito en Méjico D.F. el día 18 de septiembre de 1968, según

comunicación del consulado de España".

PUEBLO DE TÁBARA: Su Historia

Presumiblemente la villa fue habitada en la época romana, aunque no existen datos

escritos ni arqueológicos que permitan confirmar este hecho. Sin embargo, si que hay

referencias del paso visigodo por Tábara en el siglo VII, ya que en el año 675, y bajo el

reinado de Wamba, cuando se celebró el XI Concilio de Toledo, se incluyó la villa de

Tábara dentro de la región astur-leonesa.

Según las crónicas eclesiásticas, fue San Froilán quien fundó un Monasterio llamado de

San Salvador de Távara (anteriormente Tábara se escribía con "v") por encargo de

Alfonso III, que albergaba 600 monjes de ambos sexos. A finales del siglo IX, más

concretamente en el año 869, en este monasterio surgió una escuela de copistas y

pintores. En ella se hicieron, entre otros códices, el del Beato In Apocalipsim, llamado

Tavarense, que fue ilustrado por Magio y su discípulo Emeterio. Se conserva en el

Archivo Histórico Nacional y en él se reproduce una miniatura de la torre del monasterio

de Távara "alta et lapidea", con el scriptorium donde se prepara el pergamino y se copian


los códices.

Aunque no han quedado restos del monasterio de Távara, que permita ubicarlo, estos

podrían localizarse debajo de la Iglesia de Santa María de dicha localidad.

El citado Emeterio y la monja Ende ilustran otro códice, el llamado Beato de Gerona, en el

año 1975.

Más adelante, Carlos V concedió al Marquesado de Távara, título del Reino, creado en

1541 a favor de Bernardino Pimentel y Enrique, casado con Dra. Constanza Osorio, señor

de Villafáfila mayordomo mayor de los infantes hijos del Emperador. Su palacio

correspondería a las casas que rodean hoy la plaza mayor.

Un hecho curioso, quizás por lo avanzado para la época, es que había en Tábara -dicen-

una cabeza parlante, especie de robot que hablaba, que espantaba a los judíos y a las

tormentas. En él se inspiró Cervantes para escribir el episodio del Quijote en casa de D.

Ambrosio Moreno.

BIBLIOGRAFÍA DE LEÓN FELIPE

▪ Versos y oraciones del caminante (1920 y 1929).


▪ Drop a Star (1933).
▪ La insignia (1936).
▪ Pescador de caña (1938).
▪ Español del éxodo y del llanto (1939).
▪ El gran responsable (1940).
▪ Traducción de Canto a mi mismo, de Walt Whitman (1941).
▪ El poeta prometeico (1942).
▪ Ganarás la luz (1943).
▪ Parábola y poesía (1944).
▪ Llamadme publicano (1950). publicadas bajo este título por imposición del editor
(Almendros y Cia. Editores, S.A., México) ya que el autor lo había titulado Versos y
Blasfemias del caminante
▪ El ciervo (1954).
▪ Belleza cruel (1958).
▪ ¿Qué se hizo del rey don Juan? (1962).
▪ Rocinante(1967).
▪ Israel Discurso poemático pronunciado el 31 de Julio de 1967 y publicado posteriormente
en 1970 Finisterre, México D. F.
▪ ¡Oh, este viejo y roto violín! (1968).
[editar]
Teatro
Obras originales:
▪ La Manzana (1951).
▪ El Juglarón (1961).

Adaptaciones de obras de Shakespeare:


▪ Macbeth o el asesino del sueño (1954).
▪ Otelo o El pañuelo encantado
No es cordero... que es cordera (basada en Twelfh Night)

FUENTE

http://www.educa.madrid.org/web/cp.leonfelipe.mostoles/Espanol/12biografia.htm

Vous aimerez peut-être aussi