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1) La Segunda Guerra Mundial constituyó un importante estimulo para la investigación clínica.

La necesidad de
prevenir las enfermedades y las deficiencias nutritivas, así como de atender a los enfermos y a los heridos,
determinó que fuera preciso coordinar a escala nacional la investigación con fines estratégicos. Los problemas se
agudizaron a causa de la escasez de ciertos fármacos. Fue preciso desarrollar sustitutos sintéticos, como en el
caso de la quinina, utilizada para el tratamiento del paludismo.

En Gran Bretaña, el papel directivo correspondió al Medical Research Council (MRd, mientras que en Alemania la
investigación estuvo coordinada por la Deutsche Forschungsgemeinschaft. Los biólogos británicos concentraron
su atención en el problema de la curación de las heridas. Peter Medawar estudió el comportamiento de los
homoinjertos cutáneos y, en colaboración con J.Z. Young, intentó la utilización de una solución concentrada de
fibrinógeno en plasma natural como «pegamento» para unir los extremos de los nervios seccionados.

El MRC patrocinó investigaciones sobre la patología y el tratamiento de las quemaduras con el fin de mejorar el
índice de curaciones mediante la prevención de las infecciones. Para prevenir las lesiones cerebrales, Hugh Cairns
diseñó un casco protector que determinó una disminución de este tipo de lesiones entre los motociclistas
militares. Se organizaron servicios de transfusión de sangre para los heridos civiles y militares. Se realizaron
investigaciones sobre la recogida, el almacenamiento y el suministro de sangre así como sobre los grupos
sanguíneos, como resultado del descubrimiento en Estados Unidos del factor Rh. En 1943 se comprobó que la
acidificación en una solución glucosada de citrato prolongaba la vida útil de la sangre almacenada. Se realizaron
experimentos con suero y con plasma líquido y desecado, corno sustitutos de la sangre entera.

Durante la Primera Guerra Mundial se había comprobado que el restablecimiento del volumen sanguíneo era uno
de los pasos más Importantes para salvar l vida a una persona herida. Durante el segundo conflicto mundial se
estableció en Gran Breteña un servicio de transfusiones sanguíneas, con una red de donantes voluntarios y
bancos de sangre. La transfusión de sangre es un ejemplo del efecto de las prioridades militares sobre el
mejoramiento de los servicios sanitarios a la población civil.

El control del paludismo fue un logro de la medicina militar británica.

Si bien los investigadores médicos alemanes tenían ante sí problemas similares en el tratamiento de los heridos
de guerra, gran parte de sus investigaciones se vieron afectadas por el racismo nazi. La ideología racista estimulo
la investigación sobre eugenesia y genética humana. Los médicos ofrecían los mejores tratamientos disponibles a
los grupos de la población considerados de mayor valor racial. Pero la intervención de la medicina podía ser
mortal para los enfermos considerados incurables o para los individuos racialmente «inferiores».
Propaganda que apoya la eutanasia: "
"60,000 marcos es lo que esta persona que sufre un defecto hereditario cuesta a la comunidad durante su vida.
Alemán, ese es también tu dinero"

Restos usados en absurdos experimentos nazis


En 1933 se impuso la esterilización obligatoria para los «deficientes mentales», los esquizofrénicos y los afectados
de corea de Huntington. La declaración de guerra de Hitler en 1939 iba acompañada de la orden de matar a los
pacientes con trastornos mentales. La misma medida se extendió a los niños disminuidos, a los ancianos
incapacitados y a los denominados «antisociales». La «eutanasia» de los enfermos incurables o cuya vida era
considerada inútil por los nazis constituyó un holocausto médico que precedió y complementó la matanza
genocida de millones de judíos, gitanos y otras minorías consideradas racialmente «inferiores». Se calcula que
alrededor de 100.000 personas fueron asesinadas durante el programa de «eutanasia».

Experimento nazi de presión (para la luftwaffe)

El holocausto médico proporcionó un estímulo para los estudios sobre genética, bioquímica y etología humanas,
aunque el grado en que la investigación estaba explícitamente relacionada con la ideología nazi era variable. Los
nazis trataban a los internados en los campos de concentración por motivos raciales como simples animales de
laboratorio. Los experimentos de esterilización mediante exposición a los rayos X guardaban relación con el
proyecto de eliminar a las poblaciones no deseadas. Sobre estas poblaciones se realizaron pruebas de nuevos
fármacos y vacunas, como fue el caso de la fiebre tifoidea en Buchenwald. Los prisioneros de Dachau fueron
sometidos a experimentos de bajas presiones y bajas temperaturas para establecer eL tiempo que podían resistir
los pilotos sometidos a esas condiciones.
Fotografía con el titulo: "...porque Dios no puede querer que los enfermos se reproduzcan." Esta imagen
proviene de una película producida por el Ministerio de Propaganda del Reich, dirigida a través de la propaganda
a crear simpatía publica para el Programa de Eutanasia.

Experimento de la luftwaffe en agua helada


2) Correspondencia entre Himmler y los médicos de la Luftwaffe. Obsérvese cómo, en este caso, el médico sabe
perfectamente que sus experimentos hasta ahora no tienen resultados prácticos, pero que está feliz de expresar
su agradecimiento al poderoso Himmler.

Además anuncia que complementará la experimentación en Dachau con otras en un aeródromo en Alemania. No
hay nada que esconder a los ojos del resto de la Luftwaffe.

10-10-1942 Señor ministro del Reich (Himmler):

Mis más rendidas gracias en nombre de la investigación científica alemana en la rama de la medicina aviatoria,
por la gran ayuda que usted ha prestado a los experimentos de Dachau y el interés con que los ha seguido: dichos
experimentos han representado para nosotros un muy valioso e importante complemento de nuestros trabajos.

El hecho de que pueda conservarse la vida durante algún tiempo, a pesar de un tan alto grado de enrarecimiento
del oxígeno, es muy satisfactorio y anima a proseguir las investigaciones.

Por el momento, sin embargo, no pueden todavía obtenerse conclusiones definitivas para la práctica del
lanzamiento en paracaídas, ya que no ha invertido [sic] en los experimentos un factor muy importante, a saber, el
del frío. Dicho factor representa una extraordinaria carga suplementaria para el cuerpo humano y sus procesos
fisiológicos, de modo que probablemente, en la práctica, los resultados serían mucho menos favorables que en
nuestros experimentos. Se han iniciado ya los trabajos encaminados a completar nuestra información, pero, en
parte, no se les podrá dar remate en tanto no esté terminado el nuevo Instituto Experimental de Medicina
Aviatoria, subordinado al Ministerio del Aire y sito en el aeródromo de Temphelholf, cuyas cámaras de baja
presión permitirán reproducir todas las condiciones de temperatura hasta una altura atmosférica de 30
kilómetros.

Ya ahora se están realizando en Dachau experiencias de enfriamiento en otras direcciones.


En la medida en que dichos trabajos requieran de nuevo su generoso apoyo, suplico, señor ministro, me permita
dirigirme de nuevo a usted por mediación del Doctor Tascher, médico de Estado Mayor.

¡Heil Hitler!

Firmado: Profesor Doctor Hippke.

El profesor Doctor Hippke era Inspector de la Luftwaffe y médico del Estado Mayor General.

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