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“…Y si crees en los sueños, o lo que es más importante, que ese sueño logre
hacerse realidad…” eso decía la canción mientras esperaba que fuesen las
doce aquel 24 de diciembre, no es que celebre mucho la navidad, pero a mi
mamá y a mi hermana, quién recién se recuperaba de su gastroenteritis,
(estaba con dieta de papaya) les gustaba celebrar, de hecho mi mamá había
hecho buñuelos y natilla y unos familiares llegaban para celebrar; así una vez
listos los buñuelos, fui yo el encargado de hacer la prueba de fuego. ¿Qué
como estaban? Bueno, solo falta por decir, que a la medianoche estaba en mi
cama retorciéndome del dolor mientras mis familiares, tomaban, gritaban,
bailaban y festejaban en general la navidad; me daban caldos, yerbas,
medicamentos, pero nada hacia efecto…en fin… mientras me retorcía del dolor
e intentaba conciliar el sueño, solo podía pensar en la noche tan maravillosa
que había pasado hace pocos días, recordaba cada escena como si hubiera
pasado hace cinco minutos, solo la culpa interrumpía aquel momento, no me
sentía muy bien por ocultarle muchas cosas a ella… y bueno… por el dolor de
estomago.
No recuerdo bien el día de la cena, creo que solo pensaba que iba a decir o
hacer, no tenia ni idea, estaba muy asustado y la hora ya había llegado, por
chat cuadramos todo y por fin nos encontramos, solo salude y no hice mas, no
me salían las palabras, solo atine a decir que el trafico estaba espantoso y que
el taxi demoraría. Una vez tomamos el taxi y cerré la puerta me calme un poco,
de hecho todo salía bien, para romper el “hielo” le contaba sobre una
experiencia que ocurrió hace poco, donde un taxista se asusto al ver que cinco
personas deseábamos entrar al taxi corriendo por que el semáforo estaba en
verde y de una arranco sin medir distancia, la forma en como lo conté, hizo que
de ella saliera una larga serie de carcajadas, y luego hablábamos del trabajo de
ella, sobre un contrato nuevo que salio con una funeraria, yo hacia bromas
sobre ello, sobre las cosas del mas allá y ese tipo de comentarios a los que ella
solo reía y atinaba a decir “ojalá que no!”, de hecho fue genial esa
conversación en ese taxi (la mejor conversación posible en un medio de
transporte por siempre), mientras tanto, el trancón pasaba sin darnos cuenta,
tanto que cuando llegamos temía que en la cena ya no hubiera tema para
hablar, bueno de hecho había un tema fijo, pero ese era para el final.
El restaurante ya lo conocía, de hecho hace pocos días había ido allí para la
despedida de fin de año de la empresa, me parecía muy acogedor y sobre todo
la comida era muy deliciosa; ella también lo conocía con anterioridad, había ido
con alguien hace poco. Escogí aquel lugar más que todo porque no conozco
muchos sitios y ese no tenia cara de ser muy personal o “romántico”, pues no
era la idea (obviamente); el mesero nos atendía muy bien, ambos ordenamos
lo mismo, aunque de tomar ella pidió Nestea y yo limonada, no pedimos
ninguna entrada; mientras traían la cena seguimos hablando, recuerdo que
empecé hablando sobre lo bien que atendían y eso me llevo a hablar sobre mis
anteriores trabajos informales que tenia, cuando trabaje de vigilante en un
almacén y me di cuenta que necesitaba lentes, cuando trabaje en un ping-pong
y mis travesías por la noche en la calle décima para que no me robaran o
cuando trabaje en un billar y las series de cosas que observe allí, los
borrachos, la venta de droga, el dinero, las mujeres bonitas al lado de unos
señores con unas caras de narcos, de cuando un gay me “hecho los perros” y
que mi jefe de 40 años también era gay y solo salía con jóvenes, ella reía y
hacia bromas sobre si yo también salía con él y esas cosas, de momento,
llegaba la cena y seguíamos hablando, ella me contaba sobre que el único
trabajo que hizo que fue en la empresa donde trabaja el papá de ella, desde
pequeños les enseñaban el valor del trabajo y les pagaban y toda la cosa, eso
explicaba el como era ella, como cuando me contaba sobre el plan semilla que
tenia y de la importancia de ahorrar y de cómo ayuda en la casa, ella es así por
que desde pequeña le habían inculcado eso y por eso ella es tan brillante en
los estudios y en su ambiente profesional, ella me contaba todas esas cosas y
yo totalmente fascinado que de comer me olvidaba.
Así seguíamos hablando de cosas de ella, de cosas mías, cada vez que el
tiempo pasaba me ponía mas nervioso, la cena ya iba a terminar y yo no sabia
como iba a llegar a esa conversación, aunque tenia todo planeado desde la
noche buena, no dejaba de sentir un poco de angustia, y si se fuera, o me
echara el nestea encima, ¿me cachetearía? Ya me estaba poniendo paranoico,
era mejor calmarme. De un momento a otro nos quedamos sin tema, bueno yo
no sabia que mas preguntar y ella no había terminado la cena, en cambio a mi
me quedaban unos bocados que comería sincronizadamente para terminar al
mismo tiempo que ella y así… ir al grano. ¿Pero que mas podía preguntar sin
que se alargara tanto la respuesta de ella y no hubiera contra pregunta?
Entonces de mi boca salio la pregunta, la penúltima de la noche, le pregunte
sobre que balance hacia del año que termina, ahí fue cuando todo cambio de
nuevo: “Bueno, pues fue un buen año, a pesar de que termine con mi
novio….” Cuando escuche eso quede totalmente paralizado, todo quedo en
blanco, no podía explicar que estaba pasando; no sabia que ella había
terminado con él!!!, ¿Cómo iba a saberlo yo? Estaba en ese restaurante con
ella con el simplemente propósito (fuera del de estar con ella) de contarle la
verdad, pero mi “plan” implicaba que ella estaba aún con el novio y que la
respuesta en torno a ello sería más “lógica”; pero realmente al ella estar sin
compromiso, no sabia que iba a pasar, de hecho no se que pensaría ella
cuando le contara, tal vez ella diría: “claro! se entero de ello y ya de una hecho
el plan a andar”, de veras no quería incomodarla, no sabia cuando habían
terminado, ¿un mes?. ¿una semana?, ¿seis meses?, no lo sabia. No! No así,
así no podía contarle nada, nada en absoluto, lo mejor era abortar todo,
terminar la cena y salir para la casa, era lo más inteligente que podía hacer en
ese momento; estaba muy rojo de la pena y con mucha sed, pero ya había
acabado mi limonada, de hecho ella lo noto y me ofreció lo que le quedaba de
su nestea, cuando me lo ofreció la vi a los ojos y pensé para mis adentros, “no
puedo seguir ocultando esto, ni un segundo más” y de algún lugar hallé valor y
decidí contarle ahí mismo sin importar las consecuencias que ocurrirían luego,
tome todo el contenido del nestea y me arme de valor.
Le decía, sin titubear, que recordaba cuando ella me preguntó una vez que por
qué me comportaba diferente con ella, que si yo no la consideraba como una
amiga, y yo como un tonto inventando alguna excusa para no decir la verdad,
pero al final intentaba decir que si la consideraba como una amiga, casi ni
recuerdo las cosas absurdas que dije ese día; de hecho tuve que llamarla al
otro día y “aclararlo todo”, así no sospechaba nada (y al parecer funciono), y
así cosas por el estilo, ¿que mas había que agregar? Que cuando la veía
sonreír me hacia feliz y que cuando la veía triste y llorando era lo más horrible
que se podía sentir y que para no demostrar nada, me quedaba inmóvil y
lejano, dejándola sola tanto en las buenas como en las malas, y de eso se
trataba todo esto, de que de ahora en adelante sin importar nada, fuéramos
amigos; crear esa conexión (no de la manera amorosa) sino algo indeleble,
algo que pueda durar muchos años sin importar lo que la vida nos tenga
preparados, que por ello era la cena, para confesar mis sentimientos y para no
dejar perder nuestra amistad, aunque tacita al principio (una admiración
académica/profesional/personal por parte de ambos) se había tornado mas
cercana por las cosas de la vida, y que esperaba que lo entendiera, no ahora…
pero que lo entendiera al final.
La situación entonces era un poco incomoda, no sabia que más decir y pues
ella creo que tampoco sabia que hacer o que más decir, al final me decía que
estaba bien, que no alcanzaba a imaginar lo difícil que había sido decir todo
esto tras todos estos años (y ocultarlo también), que lo correcto era seguir
como íbamos, que uno no sabia que podía pasar en el futuro, que siguiéramos
viviendo y sobre todo: la amistad; aquellas palabras me tranquilizaron un poco,
tal vez era lo que deseaba escuchar y tal vez ya era hora de salir de aquel
lugar; tras pedir la cuenta y pagar con la tarjeta de crédito, la espera fue
inmensa, esos dos minutos mientras traían la cuenta, pasaron como dos horas
en un eterno silencio, al final ella tomo su bolso y salimos con la venia de la
muchacha que estaba en la entrada tras ofrecernos dulces. Ya en la calle le
pregunte sobre que transporte iba a tomar a casa, no era muy tarde, pero dado
lo lejos que vivía ella era importante pensar en como iba a llegar a su casa.
Acordamos entonces tomar un taxi hacia el parque Lourdes y allí habrían más
opciones para escoger.
Bueno… ¿y qué pasó? Que dije la verdad, tal vez era incomodo para ella, pero
no me arrepiento de lo dicho y hecho; solo han pasado unos días tras aquella
noche y no me puedo sacar de la cabeza cada palabra dicha, no se que vaya a
pasar en el año que recién inicia, si nos acercaremos más, si por el contrario
nos alejaremos un poco, o tal vez todo siga igual entre los dos. Solo sé que
ahora la puedo ver a los ojos sin nada que ocultar y sé que aún la quiero, del
resto… no se absolutamente nada.
…continuará...por siempre…