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Un cuento de Año Nuevo –Parte 2-

“…Y si crees en los sueños, o lo que es más importante, que ese sueño logre
hacerse realidad…” eso decía la canción mientras esperaba que fuesen las
doce aquel 24 de diciembre, no es que celebre mucho la navidad, pero a mi
mamá y a mi hermana, quién recién se recuperaba de su gastroenteritis,
(estaba con dieta de papaya) les gustaba celebrar, de hecho mi mamá había
hecho buñuelos y natilla y unos familiares llegaban para celebrar; así una vez
listos los buñuelos, fui yo el encargado de hacer la prueba de fuego. ¿Qué
como estaban? Bueno, solo falta por decir, que a la medianoche estaba en mi
cama retorciéndome del dolor mientras mis familiares, tomaban, gritaban,
bailaban y festejaban en general la navidad; me daban caldos, yerbas,
medicamentos, pero nada hacia efecto…en fin… mientras me retorcía del dolor
e intentaba conciliar el sueño, solo podía pensar en la noche tan maravillosa
que había pasado hace pocos días, recordaba cada escena como si hubiera
pasado hace cinco minutos, solo la culpa interrumpía aquel momento, no me
sentía muy bien por ocultarle muchas cosas a ella… y bueno… por el dolor de
estomago.

Había llegado un momento, en el que sin darme cuenta ella y yo éramos


amigos, ella con su franqueza natural y yo con mi “timidez” característica,
pensé que pasaría si existiese una nueva oportunidad de salir, ella hablándome
en tono franco y yo evitando hablar de ciertos temas y pensando cada palabra
antes de hablar para no que no saliera de mi boca lo que realmente sentía, no
era justo con ella y bueno… conmigo tampoco, de nada servia que siguiera
ocultando esto; tal vez era hora de dejar el miedo a un lado y afrontar las
cosas, le diría lo que realmente esta pasando y ella decidiría que es lo que
debía seguir, solo sabría que hice lo más correcto para mi y para ella, el resto
no importaba; de hecho no habría nada que perder, después de contarle todo
ella me diría que tan bonito, que lo halagada que se siente por saberlo, pero
que lamentablemente tiene novio y no podría pasar nada entre los dos; yo diría
que lo entendía y como ella lo quiere mucho a él, lo que le diga le parecerá un
piropo más, nada que temer, no tendría nada de que preocuparse, debido a
que yo no haría nada para que ellos terminaran o algo así, no es mi estilo; al
final todo quedaría hablado y solucionado y seguiríamos siendo amigos pero
sin nada que ocultar.

Recuperado de toda dolencia física volví a la vida cotidiana, aun rondando en


mi cabeza si eso era lo correcto o no; entonces fue cuando en la ventana de
Chat un “felices pascuas” apareció y cambio todo de nuevo, tal vez era una
señal y decidí tomarla, empezamos a hablar sobre que tal la noche buena, y
con la excusa de que había pasado tanto esa noche que por que no lo
hablábamos en una tasa de café, ella accedió y mientras la esperaba para
hablar me temblaba todo, pero cuando ella llego de alguna forma me contagio
su seguridad y empezamos a hablar normalmente. Yo le conté sobre los
experimentos culinarios de mi mama y exagerando un poco la situación le
robaba algunas sonrisas a ella, bromeaba que era la primera noche buena
sobrio y ella me decía que tenia toda la noche de fin de año para ponerme al
día y reíamos como locos; cuando le pregunte a ella sobre que tal estuvo la
noche buena, me sorprendió mucho realmente, me decía que se la paso
jugando con unas niñas mucho menores de su edad, y que jugaban a las
escondidas, yo intentaba mentalmente de armar la imagen, me parecía muy
tierno de ella, en fin…ella me decía que la había pasado muy bien y muy
contenta con la familia; así que sin previo aviso salio de mi boca la posibilidad
de una nueva salida, una cena para hablar un poco más y para “despedir el
año”, ella se sorprendió cuando termine, pero con un “si, por supuesto!” borro
toda duda, decía que estaba encantada. Fue como la primera vez que le sacan
a uno sangre, del miedo uno no se da cuenta que ya lo pincharon y que nada
malo paso.

No recuerdo bien el día de la cena, creo que solo pensaba que iba a decir o
hacer, no tenia ni idea, estaba muy asustado y la hora ya había llegado, por
chat cuadramos todo y por fin nos encontramos, solo salude y no hice mas, no
me salían las palabras, solo atine a decir que el trafico estaba espantoso y que
el taxi demoraría. Una vez tomamos el taxi y cerré la puerta me calme un poco,
de hecho todo salía bien, para romper el “hielo” le contaba sobre una
experiencia que ocurrió hace poco, donde un taxista se asusto al ver que cinco
personas deseábamos entrar al taxi corriendo por que el semáforo estaba en
verde y de una arranco sin medir distancia, la forma en como lo conté, hizo que
de ella saliera una larga serie de carcajadas, y luego hablábamos del trabajo de
ella, sobre un contrato nuevo que salio con una funeraria, yo hacia bromas
sobre ello, sobre las cosas del mas allá y ese tipo de comentarios a los que ella
solo reía y atinaba a decir “ojalá que no!”, de hecho fue genial esa
conversación en ese taxi (la mejor conversación posible en un medio de
transporte por siempre), mientras tanto, el trancón pasaba sin darnos cuenta,
tanto que cuando llegamos temía que en la cena ya no hubiera tema para
hablar, bueno de hecho había un tema fijo, pero ese era para el final.

El restaurante ya lo conocía, de hecho hace pocos días había ido allí para la
despedida de fin de año de la empresa, me parecía muy acogedor y sobre todo
la comida era muy deliciosa; ella también lo conocía con anterioridad, había ido
con alguien hace poco. Escogí aquel lugar más que todo porque no conozco
muchos sitios y ese no tenia cara de ser muy personal o “romántico”, pues no
era la idea (obviamente); el mesero nos atendía muy bien, ambos ordenamos
lo mismo, aunque de tomar ella pidió Nestea y yo limonada, no pedimos
ninguna entrada; mientras traían la cena seguimos hablando, recuerdo que
empecé hablando sobre lo bien que atendían y eso me llevo a hablar sobre mis
anteriores trabajos informales que tenia, cuando trabaje de vigilante en un
almacén y me di cuenta que necesitaba lentes, cuando trabaje en un ping-pong
y mis travesías por la noche en la calle décima para que no me robaran o
cuando trabaje en un billar y las series de cosas que observe allí, los
borrachos, la venta de droga, el dinero, las mujeres bonitas al lado de unos
señores con unas caras de narcos, de cuando un gay me “hecho los perros” y
que mi jefe de 40 años también era gay y solo salía con jóvenes, ella reía y
hacia bromas sobre si yo también salía con él y esas cosas, de momento,
llegaba la cena y seguíamos hablando, ella me contaba sobre que el único
trabajo que hizo que fue en la empresa donde trabaja el papá de ella, desde
pequeños les enseñaban el valor del trabajo y les pagaban y toda la cosa, eso
explicaba el como era ella, como cuando me contaba sobre el plan semilla que
tenia y de la importancia de ahorrar y de cómo ayuda en la casa, ella es así por
que desde pequeña le habían inculcado eso y por eso ella es tan brillante en
los estudios y en su ambiente profesional, ella me contaba todas esas cosas y
yo totalmente fascinado que de comer me olvidaba.

Así seguíamos hablando de cosas de ella, de cosas mías, cada vez que el
tiempo pasaba me ponía mas nervioso, la cena ya iba a terminar y yo no sabia
como iba a llegar a esa conversación, aunque tenia todo planeado desde la
noche buena, no dejaba de sentir un poco de angustia, y si se fuera, o me
echara el nestea encima, ¿me cachetearía? Ya me estaba poniendo paranoico,
era mejor calmarme. De un momento a otro nos quedamos sin tema, bueno yo
no sabia que mas preguntar y ella no había terminado la cena, en cambio a mi
me quedaban unos bocados que comería sincronizadamente para terminar al
mismo tiempo que ella y así… ir al grano. ¿Pero que mas podía preguntar sin
que se alargara tanto la respuesta de ella y no hubiera contra pregunta?
Entonces de mi boca salio la pregunta, la penúltima de la noche, le pregunte
sobre que balance hacia del año que termina, ahí fue cuando todo cambio de
nuevo: “Bueno, pues fue un buen año, a pesar de que termine con mi
novio….” Cuando escuche eso quede totalmente paralizado, todo quedo en
blanco, no podía explicar que estaba pasando; no sabia que ella había
terminado con él!!!, ¿Cómo iba a saberlo yo? Estaba en ese restaurante con
ella con el simplemente propósito (fuera del de estar con ella) de contarle la
verdad, pero mi “plan” implicaba que ella estaba aún con el novio y que la
respuesta en torno a ello sería más “lógica”; pero realmente al ella estar sin
compromiso, no sabia que iba a pasar, de hecho no se que pensaría ella
cuando le contara, tal vez ella diría: “claro! se entero de ello y ya de una hecho
el plan a andar”, de veras no quería incomodarla, no sabia cuando habían
terminado, ¿un mes?. ¿una semana?, ¿seis meses?, no lo sabia. No! No así,
así no podía contarle nada, nada en absoluto, lo mejor era abortar todo,
terminar la cena y salir para la casa, era lo más inteligente que podía hacer en
ese momento; estaba muy rojo de la pena y con mucha sed, pero ya había
acabado mi limonada, de hecho ella lo noto y me ofreció lo que le quedaba de
su nestea, cuando me lo ofreció la vi a los ojos y pensé para mis adentros, “no
puedo seguir ocultando esto, ni un segundo más” y de algún lugar hallé valor y
decidí contarle ahí mismo sin importar las consecuencias que ocurrirían luego,
tome todo el contenido del nestea y me arme de valor.

Luego de terminar de cenar y tras enésima vez de elogiar la cena (y tras


rechazar el ofrecimiento de postre), cambie mi postura a una mas recta, cambie
un poco el tono de mi voz y le dije que tenia algo que decirle, ella noto algo
diferente en mi e hizo una expresión de extrañeza que me aterrorizó, de pronto
pensé que ella ya sabia que iba a decir, así que sin premura continué
diciéndole lo que tenia que decirle, algo que le había ocultado hace mucho
tiempo, que desde la primera vez que la vi había sentido algo que a hoy no
podía explicar, creo que no use la palabra “gustar” o “amor”, pero los sinónimos
corteses que utilice daban a entender a que clase de sentimientos me refería,
sin pausa le decía que la única razón por que se lo decía era por que no quería
dañar nada entre nosotros, y ante todas las acciones tan bonitas que ella había
hecho por mi lo más correcto a mi parecer, era que ella supiera la verdad,
quería que nuestra amistad (la cual siempre existió, pero de un modo tácito)
fuera lo más honesta posible y solo lo iba a ser si dejaba de ocultarle lo que
siempre había sentido por ella.

Ella con su mirada totalmente indescriptible, me decía que no lo sabia, me


preguntaba sobre el por que nunca se lo había dicho, que se sentía muy
alagada por ello, creo que se le dificultaba decir algo o sobre que hacer; entre
tanto yo le decía que no lo sabia, tal vez era mi timidez (y que es muy bonita, y
eso en cierto sentido me atemorizaba) y nunca podía coordinar mis
pensamientos con lo que decía, que era por eso que siempre me comportaba
“extraño” cuando ella estaba cerca, no era temor a las cosas que pasaban
(estudio, trabajo, etc.) era solo el “temor” de tenerla cerca; la incertidumbre de
no saber que decir o de decir cosas fuera de lugar, no quería en cierto modo
alejarla de mi, subconscientemente lo que hacia era protegerla de mi o tal vez
protegerme de ella. Tal vez, para ella empezó a tener sentido la forma en que
me comportaba con ella, el temor, los favores, la preocupación exagerada a
veces; si ella necesitaba algo yo hacia todo lo posible por obtenerlo, si tenia
alguna duda, de inmediato daba respuesta o la buscaba, aunque de frente a
frente era muy diferente, simplemente se me iban las ideas, mi mente se coloca
en blanco y mayormente solo pensaba en salir de allí, aunque hay una parte
que solo desea quedarse, así implique el comportarme como un perfecto idiota.
Y así era siempre con ella durante esos años, y solo pedía que ella no se diera
cuenta de aquello, era lo único que importaba.

Le decía, sin titubear, que recordaba cuando ella me preguntó una vez que por
qué me comportaba diferente con ella, que si yo no la consideraba como una
amiga, y yo como un tonto inventando alguna excusa para no decir la verdad,
pero al final intentaba decir que si la consideraba como una amiga, casi ni
recuerdo las cosas absurdas que dije ese día; de hecho tuve que llamarla al
otro día y “aclararlo todo”, así no sospechaba nada (y al parecer funciono), y
así cosas por el estilo, ¿que mas había que agregar? Que cuando la veía
sonreír me hacia feliz y que cuando la veía triste y llorando era lo más horrible
que se podía sentir y que para no demostrar nada, me quedaba inmóvil y
lejano, dejándola sola tanto en las buenas como en las malas, y de eso se
trataba todo esto, de que de ahora en adelante sin importar nada, fuéramos
amigos; crear esa conexión (no de la manera amorosa) sino algo indeleble,
algo que pueda durar muchos años sin importar lo que la vida nos tenga
preparados, que por ello era la cena, para confesar mis sentimientos y para no
dejar perder nuestra amistad, aunque tacita al principio (una admiración
académica/profesional/personal por parte de ambos) se había tornado mas
cercana por las cosas de la vida, y que esperaba que lo entendiera, no ahora…
pero que lo entendiera al final.

La situación entonces era un poco incomoda, no sabia que más decir y pues
ella creo que tampoco sabia que hacer o que más decir, al final me decía que
estaba bien, que no alcanzaba a imaginar lo difícil que había sido decir todo
esto tras todos estos años (y ocultarlo también), que lo correcto era seguir
como íbamos, que uno no sabia que podía pasar en el futuro, que siguiéramos
viviendo y sobre todo: la amistad; aquellas palabras me tranquilizaron un poco,
tal vez era lo que deseaba escuchar y tal vez ya era hora de salir de aquel
lugar; tras pedir la cuenta y pagar con la tarjeta de crédito, la espera fue
inmensa, esos dos minutos mientras traían la cuenta, pasaron como dos horas
en un eterno silencio, al final ella tomo su bolso y salimos con la venia de la
muchacha que estaba en la entrada tras ofrecernos dulces. Ya en la calle le
pregunte sobre que transporte iba a tomar a casa, no era muy tarde, pero dado
lo lejos que vivía ella era importante pensar en como iba a llegar a su casa.
Acordamos entonces tomar un taxi hacia el parque Lourdes y allí habrían más
opciones para escoger.

En el camino hacia el taxi, ella rompió el hielo contando que en la mañana se le


habían roto los tacones y que mientras los arreglaban tuvo que andar descalza,
igualmente para alejar un poco lo que había sucedido recién hacia bromas
sobre el incidente, que lastima no tener una cámara cerca o que hubiese
pasado si no los hubieran podido reparar, ya de pronto estábamos subiendo al
taxi y de nuevo llego el silencio entre los dos, otra vez ella salva la situación
preguntando por mi hermana, le conté lo de su asenso en la empresa y sobre
que ya estaba recuperada de la gastroenteritis pero que aun debía estar en
dieta y así se paso el tiempo en el taxi, tras llegar y pagar el cargo, nos
bajamos, esta vez para esperar el bus. Recuerdo que estaba lloviendo, no tan
fuerte, pero ella saco su paraguas y sin inmutarme llego el bus de ella, se
despidió normal y de nuevo agradeció la invitación, le dije que me timbrara al
llegar a casa y así ella se subió y yo quede a merced de las gotas de agua, así
que sin mas camine por toda la calle 13 pensando en lo que había pasado, aun
no lo asimilaba, no sabia que había pasado realmente, no sabia como debía
sentirme, llegue a casa salude entre feliz y nostálgico y me fui a mi cama de
una vez, de repente ella me llamó y me contó que ya estaba en casa sana y
salva, y tras el silencio de mi parte ella se despedía diciendo que la había
pasado muy bien esta noche, totalmente agradecida conmigo estaba, colgué y
me fui a dormir a mi cama.

Bueno… ¿y qué pasó? Que dije la verdad, tal vez era incomodo para ella, pero
no me arrepiento de lo dicho y hecho; solo han pasado unos días tras aquella
noche y no me puedo sacar de la cabeza cada palabra dicha, no se que vaya a
pasar en el año que recién inicia, si nos acercaremos más, si por el contrario
nos alejaremos un poco, o tal vez todo siga igual entre los dos. Solo sé que
ahora la puedo ver a los ojos sin nada que ocultar y sé que aún la quiero, del
resto… no se absolutamente nada.

…continuará...por siempre…

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