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2010/11

2010/11 Nº2 13
N.º

Lee r j unt os poe sía

CEMENTERIO EN NOVIEMBRE
Sylvia Plath (Estados Unidos, 1932-1963)

La obstinada escena persiste: los árboles avarientos atesoran


las hojas del año que se va, reacios a llorar su muerte, a vestir el sayal1
o a transformarse en dríades2 elegíacas, mientras la austera hierba
guarda para sí la dura esmeralda de su esencia,
por mucho que la pomposa mente desprecie
tal pobreza. Los gritos de los muertos

No florecen nomeolvides entre las losas


que pavimentan este camposanto. Aquí es la honesta podredumbre
la que descose el corazón, monda el hueso hasta liberarlo
de la vena ficticia. Cuando un escueto esqueleto
viene a sumarse a lo real, todas las lenguas de los santos se deshacen
en silencio: las moscas no ven resucitar a nadie bajo el sol.

Observa, pues, observa bien este paisaje esencial


hasta que tus ojos urdan una visión deslumbrante en el viento:
sea cual sea la pérdida que destellan los condenados
espectros, aullando en sus sudarios por el páramo,
ensalza la traílla3 de la mente famélica
que puebla el cuarto desnudo, el aire vacío, desocupado.

(1956)

1 Vestir el sayal: Guardar luto.


2 Dríade: Ninfa de los bosques, cuya vida duraba tanto como la del árbol a que se suponía unida.
3 Traílla: Correa con la que se lleva al perro en las cacerías, para soltarlo a su tiempo.
2010/11
2010/11 Nº2 13
N.º

Lee r j unt os poe sía

CEMENTERIO EN NOVIEMBRE
Sylvia Plath (Estados Unidos, 1932-1963)

La obstinada escena persiste: los árboles avarientos atesoran


las hojas del año que se va, reacios a llorar su muerte, a vestir el sayal4
o a transformarse en dríades5 elegíacas, mientras la austera hierba
guarda para sí la dura esmeralda de su esencia,
por mucho que la pomposa mente desprecie
tal pobreza. Los gritos de los muertos

No florecen nomeolvides entre las losas


que pavimentan este camposanto. Aquí es la honesta podredumbre
la que descose el corazón, monda el hueso hasta liberarlo
de la vena ficticia. Cuando un escueto esqueleto
viene a sumarse a lo real, todas las lenguas de los santos se deshacen
en silencio: las moscas no ven resucitar a nadie bajo el sol.

Observa, pues, observa bien este paisaje esencial


hasta que tus ojos urdan una visión deslumbrante en el viento:
sea cual sea la pérdida que destellan los condenados
espectros, aullando en sus sudarios por el páramo,
ensalza la traílla6 de la mente famélica
que puebla el cuarto desnudo, el aire vacío, desocupado.

(1956)

4 Vestir el sayal: Guardar luto.


5 Dríade: Ninfa de los bosques, cuya vida duraba tanto como la del árbol a que se suponía unida.
6 Traílla: Correa con la que se lleva al perro en las cacerías, para soltarlo a su tiempo.

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