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ENSEÑANZA EN LA LENGUA MATERNA ¿A NIVEL NACIONAL?

La interculturalidad se hará efectiva cuando se empiece educando a los pueblos en su


lengua materna, y por supuesto se dé el tratamiento a la segunda lengua “castellano”.
Si hacemos un análisis sobre la educación formal en la lengua materna en el Perú
tendríamos que remontarnos especialmente a la época del virreinato, pero ¿empieza ahí la
historia de la educación en el Perú? - Hagamos un repaso:
Las culturas preincaicas se formaron hace 1 200 años a.C. y tenían cada una sus propias
formas de vivir, de organizarse, de expresarse y progresar como pueblo.
Ya en estas épocas sobrevivía el más fuerte y el que más tenía sometía a los menos
favorecidos. A diferencia de nuestros tiempos, los antiguos peruanos estaban convencidos
de la clase de cultura a la que pertenecían y a pesar que adquirían algunos saberes
laborales de otros pueblos, conservaban sus creaciones y conocimientos. No hubo una
educación formal, pero la perfección de las técnicas en sus diseños trabajados nos
demuestra que la educación se dio de manera indirecta y por supuesto en su lengua nativa.
En la época incaica el derecho a la educación formal lo recibía la élite real y los hijos de los
curacas, y la obligatoriedad de la enseñanza era en su lengua materna “quechua”.
En la época del virreinato, cuando el Perú estuvo dominado por el poder europeo se educa
formalmente a la clase aristocrática, criollos, mestizos y algunos comerciantes acomodados,
en la lengua castellana; mientras que la gran mayoría de los indígenas solo recibían
educación informal en sus lenguas nativas.
En la época de la república se difunde la educación formal a nivel nacional con el
establecimiento de la lengua oficial CASTELLANO y en la lengua nativa para las
comunidades indígenas.

LA COMPLEJIDAD DE LA ENSEÑANZA EN COMUNIDADES QUECHUA HABLANTES


En nuestro país se inició la educación formal hace más de 470 años en el idioma castellano
y se fue ampliando este tipo de educación en todas las regiones de nuestro territorio, sin
tener en cuenta la diversidad cultural y lingüística que estas demandaban; con el paso de los
años se ha generado un problema enraizado que parece no tener solución, porque en
algunas comunidades quechua hablantes a los niños se les enseña en una lengua que no
les es propia, tienen que adaptarse a una cultura que les es ajena y actuar con una
racionalidad que no les pertenece; en consecuencia no logran buenos resultados; por otro
lado están los padres que son producto de la discriminación, la exclusión y el desprecio
quienes lamentablemente se resisten a la enseñanza en “quechua”.
Las políticas educativas han venido planteándose a espaldas de las necesidades educativas,
porque en las instituciones de educación superior se han formado docentes para educar en
realidades occidentales y en el idioma oficial “castellano” y no se ha tenido en cuenta
aquellos lugares de nuestro Perú en los cuales se comunican en otras lenguas nativas.
Muchos profesionales en educación castellano hablantes llegan a laborar en Instituciones
educativas de comunidades bilingües, que irónicamente ante el ministerio no están
reconocidas como tal, entonces se limitan a brindar educación en el idioma oficial, creando
un conflicto cognitivo y lingüístico en los estudiantes porque estos códigos no corresponden
a su estructura mental.

Niñas y niños quechua hablantes


no son educados en su lengua
materna.

No es difícil comprender los logros alcanzados en las evaluaciones de Comprensión Lectora


y Matemática realizadas por el Ministerio de Educación, pero no se le da la importancia
debida a este problema. La solución urgente a este problema se reduce a la culpabilidad del
maestro, que de alguna manera en otros contextos le faltan estrategias para lograr los
aprendizajes de sus estudiantes. Pero en realidades quechua hablantes se necesitan
docentes que manejen oralmente y gramáticamente la lengua materna del estudiante,
porque el aprendizaje está muy vinculado con la comunicación verbal, la cual nos va permitir
desarrollar las capacidades de análisis, comprensión y expresión, y la comunicación escrita
nos va admitir desplegar las habilidades de producción y creación; así mismo, cuando al niño
se le explica en una lengua diferente a la suya, es obvio que habrá un desequilibrio en su
estructura mental, pero las normas del estado peruano como no tienen sentidos no se dan
cuenta de tamaño conflicto que sufren nuestros pequeños estudiantes al menos cuando sin
recibir una educación inicial llegan directamente al primer grado.
Esta es una realidad que se presenta en muchas partes del Perú. Todo peruano tiene
derecho de recibir una educación pertinente y de calidad desde los primeros años de vida,
sin embargo es lamentable reconocer que en algunos
pueblos indígenas y andinos se viene atentando contra
este derecho. Pese que el sistema educativo peruano
reconoce la diversidad cultural y propone en
consecuencia la diversificación curricular no se consigue
que el poblador campesino o indígena sea comprendido
y tomado en cuenta en los planes institucionales. “Respetemos sus derechos”
Hablar de la educación intercultural bilingüe es respetar las lenguas nativas, los modos de
expresarse, valorar aquellas costumbres y modos de vivir, formas de organizarse, sentir,
alimentarse, vestirse y celebrar las fiestas. Es reconocer y aceptar las diferencias. No se
trata de exhibir por interés las bondades culturales (bailes, danzas, vestimenta, productos de
flora y fauna) y las variadas lenguas; sino más bien, de darle el reconocimiento innegable
para que las tradiciones, mitos, conocimientos y saberes autóctonos sean revelados y
promovidos por su importancia en las actividades de las Instituciones Educativas y se
difundan en otros ámbitos territoriales.
En conclusión es imprescindible conocer nuestra herencia cultural, para saber quiénes
somos y hacia dónde vamos; porque si estamos plenamente identificados con nuestra
cultura peruana podremos descubrir el sendero por donde estamos encaminando a nuestros
estudiantes y veremos si hacemos de ellos personas pensantes, democráticos, más
tolerantes, respetuosos de los demás, sobre todo más humanos. Así mismo la Institución
Educativa debe concienciar a las familias, docentes y comunidad en temas de EIB, y el
estado debe contar con políticas eficaces que garanticen el respeto a los derechos de los
niños, niñas y adolescentes para que se expresen conforme a su cultura, y se sientan
identificados con este maravilloso país pluricultural, multilingüe y multirracial.

LIDIANA ZAONA MEDINA

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