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RÉGIMEN CONSTITUCIONAL
"El Estado responderá patrimonialmente por los daños que sufran los
o las particulares en cualquiera de sus bienes y derechos, siempre que la
lesión sea imputable al funcionamiento de la Administración Pública"
(Constitución de la República Bolivariana artículo 140).
Esta base constitucional es considerada como la norma matriz de todo
el sistema de responsabilidad administrativa, tanto contractual como
extracontractual. La Constitución de la República de Venezuela de 1961,
incluía en su articulado lo siguiente: "En ningún caso podrán pretender los
venezolanos ni los extranjeros que la República, los Estados o los Municipios
les indemnicen por daños, perjuicios o expropiaciones que no hayan sido
causados por autoridades legítimas en el ejercicio de su función pública"
(Constitución de la República de Venezuela de 1961, artículo 47). En la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) esta norma
no aparece para darle entrada a una disposición que regula, en específico, la
responsabilidad de la actuación administrativa y a la responsabilidad de la
actuación judicial. Sin embargo, la inclusión de esta norma no desnaturaliza
la esencia de la responsabilidad del Estado, muy por el contrario, la
enriquece dejando por sentado que el Estado, en un sentido amplio,
indemniza los daños derivados de sus actuaciones legítimas. Por lo tanto, la
desincorporación de esta norma no se justifica, lo que sería procedente es su
redacción en término positivo, para subsanar la falta de técnica legislativa de
redactar la norma de manera negativa en la Constitución de 1961 y por
consiguiente interpretarla por contrario sensu.
Así las cosas, la actividad por excelencia que ejecutan los entes y los
órganos de la Administración Pública, son los servicios públicos; cuando
éstos, en su ejecución normal o anormal, lesionan a los particulares, el
Defensor del Pueblo como órgano del poder ciudadano vela por el
resarcimiento de los daños y perjuicios. Por lo tanto, el Defensor del Pueblo
está habilitado constitucionalmente para interferir en la función administrativa
de los servicios públicos, función propia de los órganos ejecutivos.